Visitando la ciudad (ROL CERRADO)

- Me gusta esta ciudad...-, dije para mis adentros. Había efectuado un largo viaje desde mi querido Kash-Tar para visitar esta bonita ciudad de Celestia. Estaba llena de vida, con la gente caminando de un lado a otro de la ciudad, deteniéndose en los puestos, fuera para hablar o para comprar algo. Era un ambiente muy alegre, y diferente del de mi tierra, el desierto.
Me puse a caminar por las calles, admirando los curiosos edificios, y absorviendo olores completamente nuevos para mi: lirios en flor colgados de los balcones,las extrañas telas de las ropas usadas por los celestes, el pan recién salido del horno de una panadería cercana... Era increíble. Hacía muy buen día, con los tres soles alumbrando toda Celestia. Me paré en un puesto, pues me había atraído los objetos que en este se vendían; eran unos libros de cuentos muy pequeñitos, de aspecto antiguo, pero perfectamente conservados. Sonreí. Me habían recordado mi infancia, que había estado llena de bonitas historias de princesas, magos y caballeros Nurgonianos...
Volví en mi. Dejé en el puesto el libro que había estado ojeando, y me dispuse a preguntarle a alguien donde estaba la famosa biblioteca de Rhyrr, de la que había oído tantas veces hablar. Una celeste me indicó el camino, le di las gracias, y seguí la dirección que me había indicado.
Cuando llegué lancé un suspiro de admiración, la biblioteca era con diferencia el más bello edificio que había visto nunca. Con aquellas grandes columnas y esa pared tan blanca, le daban un aspecto muy pulido y un toque antiguo. Caminé hacia la puerta y me paré, pues, a admirarla también, con sus bonitos gravados y su deliciosa textura, suave pero muy dura. Estaban abiertas de par en par, dando paso a una gran estancia con enormes estanterías de madera, mesas y sillones, y escaleras de caracol para llegar a los pisos superiores. Estaba llena, hasta los topes, de no solo celestes, sino de casi todas las razas que habitaban Idhun, que venían a admirar la biblioteca y sus ejemplares. Cada vez me gustaba más estar allí, me hacía sentir muy viva. En mi desierto, no se veía a tanta gente ni a tanta variedad. Me acerqué a las estanterías y las acaricié, sorprendiéndome de su agradable tacto. Cogí un libro de cubierta de cuero azul tintado, titulado "Rhyrr: una ciudad diferente". Me acomodé en un sillón cercano a una chimenea, en la cual su fuego estaba a punto de apagarse. Gracias a mi poder de yan, hice que los troncos aumentaran de temperatura hasta que empezaron a arder, y me puse a leer el libro. No era muy grueso, y me lo acabé rapidamente. Era de argumento simple, explicaba un poco la estructura de la ciudad, su antigüedad, y su estilo de vida. Apoyé el libro en mi regazo, pensando en quedarme una temporada aquí...

El calor de la chimenea me acunaba y me hacía caer en el sueño... No quería desperdiciar el día, así que me desperecé y miré a mi alrededor. En el sillón de al lado había una chica humana, de rasgos suaves, bastante blanca de piel, y con un pelo negro con destellos rojizos. Tendría alrededor de unos 18 años. Dejé el libro en la mesita que había al lado de mi sillón, y me di cuenta de que ya no había nadie en aquella parte de la biblioteca. Volví a mirar a aquella desconocida, y decidí hablarle.

- Hola... tu no eres de aquí, no? Como te llamas?

La chica que estaba a mi lado pareció despertar de un largo letargo para preguntarme mi nombre.
-Mi nombre es Richelle. -Le respondí. -Vengo de Vanissar para buscar algo.Y tu nombre?

- Yo soy Alynn Shew. Viajo por Idhun en busca de aventura.

Le sonreí. Su forma tranquila y pausada de hablar me había gustado, la cual era muy diferente en el desierto. Me levanté y me estiré, para volver a dejar el libro en la estantería. Me di la vuelta, y Richelle también se había levantado, y me estaba mirando.

"Una yan..." ,pensé. Tenía pinta de ser valiente, y buscaba aventuras... estuve a punto de volver a creer en todo lo que había abandonado. Ví en sus centelleantes ojos ilusión y ganas de vivir.
-Creo que estás de suerte. -Le dije, enseñando mi cicatriz al lado del ojo. -Esto no me lo hice con una sartén, precisamente... si quieres aventuras, te puedo dar un par de consejillos... Le guiñé un ojo, invitándola a conocerme bien.

- No me tomes por orgullosa, pero no los necesito. ¿Podría preguntar que es lo que vienes a buscar? Algo... peligroso, ¿quizás? Porque si es así, me gustaría ayudar-. dije guiñándole también un ojo. Sonreí y nos dirigimos a la entrada de la biblioteca.

-Me gusta tu actitud! -Le dije con media sonrisa. -No se lo que busco, realmente. No sé lo que quiero, pero cuando lo averigue, intentaré conseguirlo a toda costa... y sea lo que sea, creo que fuí una estúpida al pensar que lo encontraría en una biblioteca... y es probable que sea peligroso! Encantada de conocerte, Alynn Shew.
Apuro mis pasos hacia la puerta, pero me quedo un rato quieta, esperando quizas una respuesta...

La dejé ir, pues quería seguir visitando la ciudad. Salí de la biblioteca y estuve paseando por la ciudad todo el dia. Por la noche decidí dejar Celestia, y dirijirme a Derbhad; sus bosques verdes y sus árboles centenarios me atraian como un imán. Salí de la ciudad sin mirar atrás, tenía toda una vida por delante para volver allí....

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