Entrenando

Por el camino, veo los verdes bosques de Alis Lithban, la torre de Drackwen imponente en el horizonte, donde noto cierto odio en esa dirección, fácil de evitar, la sierra cambiante, mi tierra natal, el desierto Kash-Tar. ¿Como deben de estar mis padres? ¿Y como deben de haberse tomado todo lo que pasó con la academia de Nurgon? La verdad es que no me gusta pensar en eso.
Al final llego a la tierras de Awinor. Rápidamente bajo hacia el suelo, no puedo aguantar el hecho de tocar el suelo que ahora tanto significaba para mi. Al llegar al suelo la verdad es que noto un escalofrío por toda la espalda. No pasa ni un segundo y preparo el campamento, ya que estaré en este lugar una buena temporada.
Cuando acabo el campamento me dispongo a dormir, el viaje ha durado todo el día, y cuando acabo con el campamento me dispongo a dormir y recuperarme del viaje.

Al día siguiente, me despierto bastante tarde. Me preparo una comida sencilla y empiezo mi entrenamiento. Y así durante días y días, entrenando y fortaleciendo tanto mi alma dragón como mi alma humana.

Por fin, despues de toda una estación perfeccionando mis técnicas como dragón y aprendiendo a ser un dragón. Puedo decir que ya estoy preparado para irme de aquí y volver detrás del escudo o encima de él. No pienso decepcionar a toda la comunidad de dragones, ellos me acogieron como uno más todo y saber mi condición anterior de humano.
Preparo todas mis cosas, la verdad es que mis utensilios de humano poco los he usado, no me han hecho mucha falta. Así que con el desuso, algunos ya los tengo que dejar por inservibles. Con mi mochila en la espalda, me giro a los demás dragones. Amigos y conocidos que en todo este tiempo había encontrado en mi camino, les debía tanto a ellos. Pero saben que nunca les abandonaré, les traeré recuerdos de mis viajes. Me vuelvo, me transformo en dragón y me dispongo a dirigirme otra vez hacia mi querida.
Con mi corazón como brújula, la encontraré aunque sea lo último que haga.

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