El inicio
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El inicio
El cuerpo humano se desplazaba cual suabe hoja de papel ante la vida de sus ojos puros, sumido en la oscuridad sin palabras a describir. La melodía del silencio parecía marcada por los suaves pasos de Kaname, mientras la oscuridad trazaba suaves pinceladas oscuras a su alrededor. Los ojos parecían asaltar como dos brillantes trozos de un mismo rubí.
La débil luz de las lámparas casi no era suficiente para poder guiarse entre el laberinto de calles, pero de algún modo u otro Kaname encontró la plaza. Todo estaba desierto, dejando al joven solo con las tinieblas. Su mirada cruzó la plaza, alerta...
La débil luz de las lámparas casi no era suficiente para poder guiarse entre el laberinto de calles, pero de algún modo u otro Kaname encontró la plaza. Todo estaba desierto, dejando al joven solo con las tinieblas. Su mirada cruzó la plaza, alerta...
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Re: El inicio
Me perdí por una de las callejuelas del centro. No era propio de mi ya que estaba en la ciudad donde habia vivido durante toda mi vida. Mi vida... No, esa vida se habia acabado. Dirigí la mirada al horizonte, donde se veia la silueta del palacio Leblanc desaparecer entre las sombras de la noche. Sentí que las lágrimas intentaban volver a caer, pero luché por mantenerlas a raya. -no Kira, no llores- Me dije a mi misma mientras me secaba una lágrima con la manga de la chaqueta. -Ya no perteneces a la familia Leblanc. Dakira Leblanc murió junto con los demás. Tu eres Kira Scarlet.- Me forcé a recordar. La muerte de mi familia era demasiado reciente para enfrentarme a ella todavia. Me distraje tarareando una canción mientras deambulaba sin rumbo por la ciudad, pensando en que hacer a continuación. Sin darme cuenta, la melodia que tarareaba se transformó en la canción que siempre me cantaba mi hermana melliza. Esto fué un golpe más duro que el pensar en mi vida pasada. Akua, mi querida hermana Akua, habia desaparecido. Esta vez no pude luchar contra las lágrimas, y me eché a llorar. -Kira ¿Que haces llorando? Tienes que ser fuerte.- Me reproché a mi misma entre sollozos. Imagenes de mi hermana emepzaron a bombardear mi mente, entristeciendome aun mas. Nunca habiamos estado tanto tiempo separadas. Solo habian pasado dos dias desde la muerte de mi familia, mejor dicho, su asesinato.
Entre sollozos, llegué a una pequeña plaza desierta. Sin poder aguantarlo mas, me derrumbé sobre el suelo de piedra, presa del llanto. Un pinchazo de dolor en la base de la espalda me apartó de esos pensamientos trites y me devolvió a la realidad. Rocé con la mano la zona herida, y vi que estaba sangrando. -Fantástico, se me ha vuelto a abrir la herida.- Repuse de forma sarcástica haciendo una mueca de dolor. No queria ir a que me la curaran alli porque me reconocerian, tenia que apañarmelas sola para salir de Vanis. Con un tremendo esfuerzo me levanté, pero cai apoyada contra la parede de la plaza. La herida me dolia demasiado en ese momento como para moverme. No tenia ningun sitio al que ir de todas formas. Me puse la capucha para taparme la cara y asi evitar que me reconocieran. Cabia el riesgo de que me quedara dormida alli, y en tal caso era mejor que pensaran que era un vagabundo a que me reconocieran como la princesita noble de Vanis.
Entre sollozos, llegué a una pequeña plaza desierta. Sin poder aguantarlo mas, me derrumbé sobre el suelo de piedra, presa del llanto. Un pinchazo de dolor en la base de la espalda me apartó de esos pensamientos trites y me devolvió a la realidad. Rocé con la mano la zona herida, y vi que estaba sangrando. -Fantástico, se me ha vuelto a abrir la herida.- Repuse de forma sarcástica haciendo una mueca de dolor. No queria ir a que me la curaran alli porque me reconocerian, tenia que apañarmelas sola para salir de Vanis. Con un tremendo esfuerzo me levanté, pero cai apoyada contra la parede de la plaza. La herida me dolia demasiado en ese momento como para moverme. No tenia ningun sitio al que ir de todas formas. Me puse la capucha para taparme la cara y asi evitar que me reconocieran. Cabia el riesgo de que me quedara dormida alli, y en tal caso era mejor que pensaran que era un vagabundo a que me reconocieran como la princesita noble de Vanis.
Última edición por Dakira el Sáb Ene 07, 2012 4:26 pm, editado 2 veces
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Re: El inicio
-Una chica- Su cuerpo se estremeció completamente al oir con exactitud las palabras en su mente. La imaginación y el recuerdo se fundían hasta mostrar unos ojos en la noche a quien parecía responder a la presencia de Kaname... su cuerpo se estremecía con inmenso cuidado sin tener ni idea del verdadero motivo. Su mirada no se mostraba apacible, solo inteligente y vidriosa.
Una tímida media sonrisa difuminó su cara de forma hermosa, hacía que las palabras tiñeran de blanco una preciosa flor interior... se le hacía dificil mantenerse serio mientras hubiesen tantas cosas interesantes delante... demasiado difícil. Quizás esto sea error que corregir.
Los sentimientos pasaban en menos de un segundo... había algo que le pareció tan nuevo en el lugar que se abrumó durante los restantes segundos que pensaba. Suspiró de nuevo mientras se dejaba embriagar por el frío que lo esperaba con su gélido abrazo.
Entonces actuó.
Con un paso elegante y no sofocado llegó asta aquella chica. Al ver que estaba herida y no inconsciente, se quitó la chaqueta negra que le llegaba asta los talones. Arrancó parte de la tela, y con cuidado intentó vendar su herida para parar la hemorragia. -Tranquila. Estas es buenas manos- Ignoró sus ropas de noble, y su increíble caballo. Ahora solo tenía que ayudarla.
Una tímida media sonrisa difuminó su cara de forma hermosa, hacía que las palabras tiñeran de blanco una preciosa flor interior... se le hacía dificil mantenerse serio mientras hubiesen tantas cosas interesantes delante... demasiado difícil. Quizás esto sea error que corregir.
Los sentimientos pasaban en menos de un segundo... había algo que le pareció tan nuevo en el lugar que se abrumó durante los restantes segundos que pensaba. Suspiró de nuevo mientras se dejaba embriagar por el frío que lo esperaba con su gélido abrazo.
Entonces actuó.
Con un paso elegante y no sofocado llegó asta aquella chica. Al ver que estaba herida y no inconsciente, se quitó la chaqueta negra que le llegaba asta los talones. Arrancó parte de la tela, y con cuidado intentó vendar su herida para parar la hemorragia. -Tranquila. Estas es buenas manos- Ignoró sus ropas de noble, y su increíble caballo. Ahora solo tenía que ayudarla.
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Re: El inicio
Unos pasos se escuchaban a poca distancia de mi. Hice un esfuerzo y abrí los ojos, para encontrarme con unos ojos como rubies que me miraban fijamente. Me sentí atraida por esa mirada hipnótica de ojos carmsies, tán parecidos a los mios. El dueño de los iris rojos era un joven algo mayor que yo y bastante alto. Observé como se quitaba la chaqueta y arrancaba un trozo de tela, con el que me vendaba la herida. En ese momento sentí calma y placidez, me sentia segura. Sus palabras me tranquilizaban. Noté como se me iba nublando la visión, no se si por la pérdida de sangre o la falta de sueño. No habia pegado ojo desde el trágico suceso hace unos dias, con lo cual caí rendida en los brazos de aquel desconocido. Mis sentidos empezaron a entumecerse, y la voz del joven si iba alejando de mi. dejé de sentir el dolor de la herida, y ya no olia mi sangre. Las luces de la plaza se iban uniendo y haciendose mas difúsas, pero al mismo tiempo apagándose lentamente.
Con un último esfuerzo me dirigí hacia el desconocido. -Por favor... No deben... No deben saber quien soy.- Se me quebró la voz. Los parpados me pesaban a horrores y el cansancio se apoderó de mi cuerpo. Usando mis últimas fuerzas agarré el colgante que llevaba al cuello. Entonces todo se volvió negro.
Con un último esfuerzo me dirigí hacia el desconocido. -Por favor... No deben... No deben saber quien soy.- Se me quebró la voz. Los parpados me pesaban a horrores y el cansancio se apoderó de mi cuerpo. Usando mis últimas fuerzas agarré el colgante que llevaba al cuello. Entonces todo se volvió negro.
Última edición por Dakira el Sáb Ene 07, 2012 4:28 pm, editado 1 vez
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Re: El inicio
El aroma de un pasado remoto, que hace que con una simple palabra me suma en la tranquilidad durante unos meros segundos.
El frío se trasmitía en el aire, la tensión sobre la tierra, el agua... transmitía tanta inseguridad, mientras las tinieblas ofrecían e invitaban a la ocultación. La sinfonía estaba descrita en los suaves momentos en los que la tranquilidad del segundo hacía que una dulce sonrisa iluminase su rostro... por unos momentos fugaces.
La chica de ojos hermosos me dijo que no deben saber quien era ¿a qué se refería? No tubo mucho tiempo para pensar, pues pronto quedó dormida. El tiempo se agotaba...
La cogió en brazos, y con prisa buscó un lugar al que llevarla... no le cupo más opción en entrar en una casa abandonada, pero por suerte aún no había comenzado a derrumbarse.
Dejé el caballo en la misma habitación que ella, y apliqué lo poco que sabía sobre medicina para que sanase... pronto se hizo de día, pero la mirada atenta de Kaname seguía observándola con una mezcla de curiosidad y fascinación.
El frío se trasmitía en el aire, la tensión sobre la tierra, el agua... transmitía tanta inseguridad, mientras las tinieblas ofrecían e invitaban a la ocultación. La sinfonía estaba descrita en los suaves momentos en los que la tranquilidad del segundo hacía que una dulce sonrisa iluminase su rostro... por unos momentos fugaces.
La chica de ojos hermosos me dijo que no deben saber quien era ¿a qué se refería? No tubo mucho tiempo para pensar, pues pronto quedó dormida. El tiempo se agotaba...
La cogió en brazos, y con prisa buscó un lugar al que llevarla... no le cupo más opción en entrar en una casa abandonada, pero por suerte aún no había comenzado a derrumbarse.
Dejé el caballo en la misma habitación que ella, y apliqué lo poco que sabía sobre medicina para que sanase... pronto se hizo de día, pero la mirada atenta de Kaname seguía observándola con una mezcla de curiosidad y fascinación.
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Re: El inicio
-No vale la pena vivir...- Una voz dentro de mi cabeza me recordaba esa frase. -Todos han muerto, solo quedas tu...- El eco volvia constantemente, sumiendome en pensamientos lúgubres y oscuros. -¿Porque te esfuerzas?- De nuevo esa voz que me recordaba a la mia propia. -Todos han muerto.- El volumen del eco se intensificaba mientras repetia esta última frase una y otra vez. Sin poder aguantarlo más, grité con todas mis fuerzas para dejar de oir mis pensamientos.
Me desperté de un sueño inquieto y nada reparador. Estaba tumbada sobre una cama de heno a ras del suelo. Habia recuperado la conciencia, y por desgracia también el dolor de la herida. Con una mueca de dolor, me incorporé ligeramente para mirar a mi alrededor. Mis ojos se toparon de nuevo con aquellos iris de color carmesí, que me observaban atentamente con curiosidad. -¿Donde estoy?- Le pregunté poniendome a la defensiva. Recordaba esos ojos como rubies de la noche anterior, pero nada mas. Mientras estuviera en el centro de Vanis, cerca de mi antiguo hogar, no estaba a salvo, y no podia fiarme de nadie. -¿Quien eres?- Analicé su rostro para ver si coincidia con algún conocido, pero no tuve suerte. Entonces me asaltó el miedo. -¿Sabes quien soy?- Le pregunté rapidamente y aterrorizada. Si mi identidad habia sido desvelada, estaba perdida. Le eché un rápido vistazo a la cabaña en la que me encontraba, buscando un lugar por el que salir corriendo si era necesario. Me encontraba en una casa en ruinas, medio derruida. Unos finos hilos de luz se colaban por entre as rendijas de la pared, delatandome el hecho de que habia amanecido. No me convenia, ya que si tuviera que huir no podria esconderme de forma efectiva, y menos aún herida como estaba. Le di vueltas a todas mis opciones de escapar, pero acabé descartandolas todas el sentir otro pinchazo de dolor en la base de la espalda. -(¿A quien quiero engañar? con esta herida no llego a ningun lado antes de que me alcance)-
Me desperté de un sueño inquieto y nada reparador. Estaba tumbada sobre una cama de heno a ras del suelo. Habia recuperado la conciencia, y por desgracia también el dolor de la herida. Con una mueca de dolor, me incorporé ligeramente para mirar a mi alrededor. Mis ojos se toparon de nuevo con aquellos iris de color carmesí, que me observaban atentamente con curiosidad. -¿Donde estoy?- Le pregunté poniendome a la defensiva. Recordaba esos ojos como rubies de la noche anterior, pero nada mas. Mientras estuviera en el centro de Vanis, cerca de mi antiguo hogar, no estaba a salvo, y no podia fiarme de nadie. -¿Quien eres?- Analicé su rostro para ver si coincidia con algún conocido, pero no tuve suerte. Entonces me asaltó el miedo. -¿Sabes quien soy?- Le pregunté rapidamente y aterrorizada. Si mi identidad habia sido desvelada, estaba perdida. Le eché un rápido vistazo a la cabaña en la que me encontraba, buscando un lugar por el que salir corriendo si era necesario. Me encontraba en una casa en ruinas, medio derruida. Unos finos hilos de luz se colaban por entre as rendijas de la pared, delatandome el hecho de que habia amanecido. No me convenia, ya que si tuviera que huir no podria esconderme de forma efectiva, y menos aún herida como estaba. Le di vueltas a todas mis opciones de escapar, pero acabé descartandolas todas el sentir otro pinchazo de dolor en la base de la espalda. -(¿A quien quiero engañar? con esta herida no llego a ningun lado antes de que me alcance)-
Última edición por Dakira el Sáb Ene 07, 2012 4:29 pm, editado 1 vez
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Re: El inicio
Off: prisas!!!! no tengo apenas tiempo
-Me llamo Kaname... y no se quien eres. Pero me gustaría conocerte- Un miembro de la nobleza por aquí... debía de suceder algo importante. De los ojos de Kaname surgieron un brillo inteligente y pensativo... casi distante.
-Me llamo Kaname... y no se quien eres. Pero me gustaría conocerte- Un miembro de la nobleza por aquí... debía de suceder algo importante. De los ojos de Kaname surgieron un brillo inteligente y pensativo... casi distante.
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Re: El inicio
El joven me respondia con calma. Kaname, ese era su nombre. No me conocia, lo cual me supuso un alivio. Suspiré de forma casi imperceptible al saber que no me habia reconocido. Terminé de analizar la estancia con la mirada. ¿Un caballo? ¿Que hacia un caballo ahi? Centré me atención en Kaname, que me miraba con curiosidad. Vestia ropas caras, y atuendos propios de un noble. Si el joven pertenecia a la aristocracia, no era seguro mantenerme mucho tiempo a su lado, ya que acabarian descubriendome. Al parecer estabamos solos, bueno, si no contamos al caballo. No habia peligro directo, con lo cual me relajé un poco. -Me llamo Da... Kira, Kira Scarlet.- Le respondí, corrigiendome en el último momento. -(Ya no eres Dakira Leblanc)- recordé. Los ojos del joven se volvieron distantes al tiempo que su rostro adquiria un caracter pensativo. -Gracias por ayudarme anoche.- Le dije con la mejor sonrisa que fui capaz. Con la tragedia que habia ocurrido hace dos dias, la sonrisa no fué gran cosa.
-¿Has oido lo de la masacre?- -Si, que cosa mas horrible. Fijate que los Leblanc eran buenas personas que se preocupaban por el pueblo.- Dos mujeres del pueblo pasaron por delante de la casa medio derruida en la que nos encontrabamos. Las palabras que llegué a escuchar de aquella conversación se me clavaron en el corazón como una daga de hielo.
*Flashback*
-¡Padre! ¡Padre!- El grito de mi hermana mayor rasgó el aire, para luego apagarse con un gorgoteo. Vi como unas flechas atravesaban la carne de Seira y hacian que su cuerpo callera sobre la tierra, inerte. Esto fue interrumpido por otro grito desesperado de mi madre, a la que por desgracia no pude ver. -¡Niñas, quedaos detras de mi!- Gritaba mi padre mientras se interponia entre nosotros y los atacantes, armado con una espada. Los sollozos asustados de Akua eran todo lo que yo oia en ese momento, y la abracé en un intento de calmarla. Una espada hirió a mi padre, que cayó rodando a varios metros de nosotras. Estabamos indefensas, o eso creia Akua. Reuní todo el valor que pude y le arrebaté la espada a uno de los soldados de nuestra escolta, que habia perecido a mis pies. Con valentia me enfrenté al hombre que se abalanzaba sobre nosotras. Haria lo que fuera para salvar a Akua. Al clavarle la espada a mi contrincante, dos mas se enfrentaron a mi, deseosos de venganza por su compañero caido. Me defendía como podia, pero me superaban en tamaño y en número. -¡Daki!- El grito aterrorizado de mi hermana me hizo volverme para ver como un tercer enemigo hundia su daga en mi espalda. Con un grito de dolor caí al suelo. Pero no iba a rendirme, tenia que proteger a Akua. Un golpe en la cabeza hizo que todo diera vueltas, y luego se volviera negro. La voz de Akua se iba apagando lentamente. -¡Daki! ¡No! ¡Dakiiiiii!-
*Fin del flashback*
La herida de la espalda empezó a arderme al rememorar como me la habia hecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas sin que yo pudiera controlarlas, pero intenté disimularlas volviendome hacia otro lado para que Kaname no las viera. Agarré con fuerza mi colgante, que me mantenía unida a Akua de algún modo. -Aún recuerdo como las princesitas venian a jugar aquí. La pequeña peliroja siempre metiendose en lios ¿verdad? Esa Dakira... Es una pena que su vida haya acabado tan pronto.- El terror se mostró en mi rostro cuando oí las últimas palabras de la mujer, rezando por que Kaname no las hubiera escuchado. Mis ojos asustados se clavaron en los suyos. -(¡Si descubre que soy la princesa Leblanc me entregará! Por favor, que no se haya dado cuenta)- Con gesto suplicante, miré hacia la calle por una de las rendijas de la pared. No podia quedarme alli. Me levanté de la cama, ignorando por completo las olas de dolor que me acosaban desde la espalda. Solo pensaba en huir. -(Si descubren que estoy viva...)- Al avanzar hacia la puerta, el dolor pudo conmigo. Me fallaron las fuerzas y caí con un grito de dolor.
-¿Has oido lo de la masacre?- -Si, que cosa mas horrible. Fijate que los Leblanc eran buenas personas que se preocupaban por el pueblo.- Dos mujeres del pueblo pasaron por delante de la casa medio derruida en la que nos encontrabamos. Las palabras que llegué a escuchar de aquella conversación se me clavaron en el corazón como una daga de hielo.
*Flashback*
-¡Padre! ¡Padre!- El grito de mi hermana mayor rasgó el aire, para luego apagarse con un gorgoteo. Vi como unas flechas atravesaban la carne de Seira y hacian que su cuerpo callera sobre la tierra, inerte. Esto fue interrumpido por otro grito desesperado de mi madre, a la que por desgracia no pude ver. -¡Niñas, quedaos detras de mi!- Gritaba mi padre mientras se interponia entre nosotros y los atacantes, armado con una espada. Los sollozos asustados de Akua eran todo lo que yo oia en ese momento, y la abracé en un intento de calmarla. Una espada hirió a mi padre, que cayó rodando a varios metros de nosotras. Estabamos indefensas, o eso creia Akua. Reuní todo el valor que pude y le arrebaté la espada a uno de los soldados de nuestra escolta, que habia perecido a mis pies. Con valentia me enfrenté al hombre que se abalanzaba sobre nosotras. Haria lo que fuera para salvar a Akua. Al clavarle la espada a mi contrincante, dos mas se enfrentaron a mi, deseosos de venganza por su compañero caido. Me defendía como podia, pero me superaban en tamaño y en número. -¡Daki!- El grito aterrorizado de mi hermana me hizo volverme para ver como un tercer enemigo hundia su daga en mi espalda. Con un grito de dolor caí al suelo. Pero no iba a rendirme, tenia que proteger a Akua. Un golpe en la cabeza hizo que todo diera vueltas, y luego se volviera negro. La voz de Akua se iba apagando lentamente. -¡Daki! ¡No! ¡Dakiiiiii!-
*Fin del flashback*
La herida de la espalda empezó a arderme al rememorar como me la habia hecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas sin que yo pudiera controlarlas, pero intenté disimularlas volviendome hacia otro lado para que Kaname no las viera. Agarré con fuerza mi colgante, que me mantenía unida a Akua de algún modo. -Aún recuerdo como las princesitas venian a jugar aquí. La pequeña peliroja siempre metiendose en lios ¿verdad? Esa Dakira... Es una pena que su vida haya acabado tan pronto.- El terror se mostró en mi rostro cuando oí las últimas palabras de la mujer, rezando por que Kaname no las hubiera escuchado. Mis ojos asustados se clavaron en los suyos. -(¡Si descubre que soy la princesa Leblanc me entregará! Por favor, que no se haya dado cuenta)- Con gesto suplicante, miré hacia la calle por una de las rendijas de la pared. No podia quedarme alli. Me levanté de la cama, ignorando por completo las olas de dolor que me acosaban desde la espalda. Solo pensaba en huir. -(Si descubren que estoy viva...)- Al avanzar hacia la puerta, el dolor pudo conmigo. Me fallaron las fuerzas y caí con un grito de dolor.
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Re: El inicio
Off: lo siento, no he podido conectarme.
Una casual conversación entre dos mujeres reveló la identidad de Dakira... curioso. Le serviría más incluso de lo esperado.
Me levanto con tranquilidad, y camino asta alcanzar de nuevo a Dakira. Entonces le ofrezco mi mano, con un gesto tranquilizador -Dakira, quiero crear un mundo ideal... donde tus seres queridos no te abandonen ¿me ayudarás?- Siempre he sido así de directo.
Una casual conversación entre dos mujeres reveló la identidad de Dakira... curioso. Le serviría más incluso de lo esperado.
Me levanto con tranquilidad, y camino asta alcanzar de nuevo a Dakira. Entonces le ofrezco mi mano, con un gesto tranquilizador -Dakira, quiero crear un mundo ideal... donde tus seres queridos no te abandonen ¿me ayudarás?- Siempre he sido así de directo.
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Re: El inicio
Me quedé alli en el suelo, soltando lágrimas de rabia y dolor. -¿¡Porque!?- Sollozé mientras apretaba la mano derecha en forma de puño. Kaname se puso a mi lado, ofreciendome su mano. Su mera presencia me brindaba consuelo. ¿Un mundo ideal? Se trataba de una opción tentadora. -(Pero yo he perdido todo lo que era mi mundo. Para mi ya no hay ningún mundo ideal)- Bajé la mirada para clavarla en el suelo. No miraba a ningun punto en particular. Estaba sumida en mis reflexiones. -¡Daki! ¡No! ¡Dakiiiiii!- El último grito de mi hermana volvió a atormentarme. -Un mundo ideal...- Sonaba bien. Nada me impedia empezar de cero. Emprender una vida nueva, ser una persona nueva.
Lentamente, volví a alzar la mirada, encontrandome con esos iris de color carmesí que me miraban fijamente. Él ya conocia mi identidad, o al menos parte de ella. Habia perdido todo lo que habia sido de mi vida, todo lo que una vez me importaba. Volví a bajar la mirada. -No, no puedo ayudarte- Contesté mientras hacia un esfuerzo sobrehumano para levantarme. -Ahora mismo lo unico que quiero es encontrar a... alguien.- Contesté guardandome lo ultimo como secreto. Una vez logré mantenerme mas o menos derecha, avancé hacia la puerta. Ignoré el tremendo dolor que me acosaba y la debilidad que sentia. Desde luego, habia perdido mucha sangre. -Gracias por todo, Kaname. Espero que volvamos a vernos.- Dije mientras echaba una última mirada al que habia sido mi salvador. Pocas veces se encontraba a miembros de la nobleza con intenciones tan puras. Deseé de todo corazón que a aquél joven le fuera bien, algo bastante estupido por mi parte ya que mi vida corria peligro debido a la pérdida de sangre. Salí por la puerta, o lo que antaño habia sido una, para volver a adentrarme en las peligrosas calles de Vanis. Nadie debia reconocerme. Me puse la capucha con cautela y agarre con fuerza el colgante que tintineaba sobre mi pecho. Tenia que salir de alli. Encontrar un lugar donde pudiera sentirme realmente a salvo.
Lentamente, volví a alzar la mirada, encontrandome con esos iris de color carmesí que me miraban fijamente. Él ya conocia mi identidad, o al menos parte de ella. Habia perdido todo lo que habia sido de mi vida, todo lo que una vez me importaba. Volví a bajar la mirada. -No, no puedo ayudarte- Contesté mientras hacia un esfuerzo sobrehumano para levantarme. -Ahora mismo lo unico que quiero es encontrar a... alguien.- Contesté guardandome lo ultimo como secreto. Una vez logré mantenerme mas o menos derecha, avancé hacia la puerta. Ignoré el tremendo dolor que me acosaba y la debilidad que sentia. Desde luego, habia perdido mucha sangre. -Gracias por todo, Kaname. Espero que volvamos a vernos.- Dije mientras echaba una última mirada al que habia sido mi salvador. Pocas veces se encontraba a miembros de la nobleza con intenciones tan puras. Deseé de todo corazón que a aquél joven le fuera bien, algo bastante estupido por mi parte ya que mi vida corria peligro debido a la pérdida de sangre. Salí por la puerta, o lo que antaño habia sido una, para volver a adentrarme en las peligrosas calles de Vanis. Nadie debia reconocerme. Me puse la capucha con cautela y agarre con fuerza el colgante que tintineaba sobre mi pecho. Tenia que salir de alli. Encontrar un lugar donde pudiera sentirme realmente a salvo.
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