Me guuuuuusta! sigue sigue

Wow! Que flipeee sigue sigue! Quiero saber que hay bajo el cortezabogán!

Ahí va la segunda parte:
La plataforma que está dentro del árbol baja cada vez más rápido, tanto que cuando para Erion tiene que apoyarse en una especie de tubo de metal.
Una puerta metálica se abre echándose a un lado, Erion pasa y se dirije a un anciano con una bata verdosa que está de espaldas- ¿Abuelo? -pregunta Erion, el anciano se gira y ve a Erion, esbozando una sonrisa en la cara- ¡Erion! Has venido justo a tiempo-.
El abuelo se dirige a una especie de mesa metáilca y Erion lo sigue, se encuentran delante de una especie de lupa gigante, pues está enfocando a una especie de ala de halcón, bueno, es negra como el azbache- ¿Qué es...? -pregunta entrecortado Erion, pues su abuelo le hace un gesto y se dispone a terminar la frase- Es un ala negra, pero no de halcón, ni de águila, no, nada más de un ángel, un ángel oscuro -responde el abuelo.
Erion se aleja, excitado- ¿Cómo? Si los ángeles no existen... -le dice Erion, mirando hacia abajo- Bah, tonterías, existen, si no, ¿cómo podría tener este grandioso ejemplar? -pregunta el abuelo, confundido, pero a la vez maravillado- Pues no será de un ángel oscuro, seguro que lo has confundido con un montón de plumas de gaviota -le dice Erion.

El abuelo baja la cabeza, pero al instante la levanta, con el ceño fruncido- ¡Soy uno de los mejores científicos... del... del... del país! -grita- Ya, pero... -entrecorta Erion, esta vez su abuelo le ha tapado la boca, este se tranquiliza- Ya... eso pensé yo también, pero en realidad si te fijas no son plumas -dice más tranquilo, Erion observa detenidamente el ala mediante la lupa- Ya, pero, ¿cómo ha llegado hasta aquí? -pregunta de nuevo Erion a su abuelo- Pues eso es lo que hay que averiguar, he pensado que lo podrías investigar -ofrece el abuelo, este coge una especie de poción en un tarro- ¿Pretendes que me beba eso? -pregunta Erion, señalando con asco.
El abuelo mueve el líquido anaranjado- Si te lo bebes podrías hibridarte con un Dragón -le dice, acercando la botella, Erion señala la botella tapándose la nariz con asco- Va... vale, me lo beberé -acepta, coge la botella de las arrugosas manos de su abuelo y se lo traga todo de un tirón, después lo traga todo con los ojos cerrados, como si estuviera sufirendo por dentro- Vas a sentirte un poco raro toda la hora, pero bueno, podrás hibridarte con una dragón, de momento esta hora puedes convertirte... no sé, intenta coger las alas -ordena a Erion.

Erion vuelve a cerrar los ojos, está muy concentrado, entonces piensa en unas anaranjadas alas de Dragón, abre los ojos y una especie de polvo celeste rodea su espalda, empiezan a salirle unas grandes alas naranjas con bordes de color naranja oscuro, muy intenso, su abuelo mueve las gafas en modo de satisfacción- Ahora ya te puedes ir - -dice, empujandole, a Erion le da por ocultar las alas, se quita la bata , pero el abuelo le detiene y señala a una puerta- Te he dejado ropa para la aventura que te espera, cambiate allí -le dice.
Erion se cabia con una camiseta negra, una chaqueta negra con los bordes rojos y capucha, unos pantalones azul oscuros de algodón y unos zapatos más comodos blancos, cuando sale, se encuentra a su abuelo con una espada, una roja como el fuego- Toma, era de tu pdre, las coleccionaba, y como eres un Dragón... no sé, me ha venido la inspiración por el fuego -dice, Erion se guarda la espada en su mochila, que está vacía por el momento, sin poder preguntarle a su abuelo como ha conseguido la pócima, sale a la plataforma que lo lleva de nuevo al barranco, se asoma por él, tiene pensado volver a coger las alas y volar, pero no sabe si será mejor esperar la hora a convertirse en Dragón entero, o empezar a practicar.
Erion se vuelve a asomar, mira al vació, después al frente, donde ve un cielo azul, se da media vuelta y mira al horizonte, una aventura le esperaría, y esta no es como la de los cuentos que le lee a su hermana, esta será de vida o muerte...

¡Bieeeeeeen! Terminé, espero que os haya gustado más que la otra, bueno, espero que está más, claro, bueno, espero que os haya gustado, ya seguiré escribiendo!!!

Erion anda por todos lados, esperando a que pase de una vez la hora, que se hace eterna, al menos para él.
Decide sentarse apoyado en un árbol y comprobar lo que tiene en la mochila, abre la cremallera de la mochila, pero no ve nada, o al menos lo que está lo tiene bien escondido, remueve un poco la bolsa y encuentra un par de nueces y avellanas, cierra de nuevo la mochila y se la pone y se levanta, sacudiendose un poco la chaqueta de polvo, se adentra en el bosque, hasta llegar a un lugar en el que el fruto de sus árboles son manzanas jugosas y bayas de aspecto apetitoso.
Erion coge un buen de par de todo lo que encuentra y lo mete en la mochila, cuando está decidido volver al barranco tropieza con alguien- ¡¡¡NO HUYAS, VUELVE!!! -grita un hombre, la que ha tropezado conmigo es una chica, más o menos de la edad de Erion, 15 o 16 años. Veo que se gira un momento y me mira, sin decir nada se lleva el dedo índice a la boca y se la lleva a los labios, quiere decir que no diga que la ha visto, Erion se levanta, se sacude los pantalones y al darse cuenta de que la chica se dirije hacia el barranco va tras ella, su pelo corto y negro se ilumina por el sol y su piel pálida es blanca, tan blanca como la nieve- ¡Para!- le grita Erion- ¡No sabes hacia dónde vas! -.

Al final llegan al barranco, donde Erion no alcanza a la chica, ella se para un momento, mira hacia a tras y vuelve su irada hacia el horizonte. Un polvo grisaceo envuelve su espalda, igual que con Erion, pero parece que ella no se convierte en Dragón. Erion observa atentamente su espalda, que va por fin teninedo algo... algo negro... como unas alas... negras. ¡Es ella! Erion abre mucho los ojos y la coge por el pie izquierdo, ella intenta darle patadas pero Erion esquiva sus ataques ágilmente, pero Erion no puede evitar que le de una patada en el moflete derecho y ella se va volando.
Erion mira lentamente atrás, se gira rápidamente y ve al hombre, su rostro lo tapa la sombra de un árbol, Erion saca su espada en forma de ataque- ¿Qué pasa? ¿No sabes más que ocultarte en las sombras? -le pregunta, intentando que el hombre salga a la luz. El hombre se oculta bajo el suelo, pero su sombra se va al árbol más cercano a él- Agh... veo que me has descubierto, pero no sé... no me vas a intimidar con una espada -dice, con la voz un poco intimidante. Erion tiene el valor suficiente como para enseñarle el arma, el hombre se asombra y da un paso atrás, sin decir nada, se ríe, como si le hiciera gracia el hombre camina por la sombra del árbol. De repente se queda parado, mirándole. Los dos se quedan así, sin decirse nada, compartiendo miradas, sin saber que hacer, atacar o esperar el ataque.

Ya está, bueno, espero que os haya gustado este también mucho, mucho, ¡muuuuuuuuuuucho! Ya escribiré otro párrafo (o dos... o tres...) ^-^.

Tras compartir ya bastante tiempo miradas Erion sale corriendo hacia él, pero quella sombra tan tenebrosa desaparece de entre la oscuridad de los árboles, sudando, Erion, aún con la espada en la mano, se la guarda en un pequeño cinturón que tiene en la cintura.
Justo al borde del barranco, Erion cierra los ojos, pensando en un Dragón naranja, grande y a la vez majestuoso. Los abre de nuevo y, borroso, se mira a las manos, que esta vez, en vez de tener uñas, tiene garras. Con dificultad, salta sobre sí mismo hasta lograr usar las alas, que aún no controla demasiado bein, tener un cuerpo de Dragón es aún difícil de controlar aún teniéndolo ya bastante tiempo, o al menos eso creía él.
Volando con dificultad por encima del barranco, Erion cree que se va a caer, lo que llega a preocuparle al momento que se distrae y no controla sus alas, va de un lado para otro y no para hasta poder lograr controlarlas un poquito más.
Ya controlando mejor las alas estaba volando justo al horizonte las verdad, bastante rápido, se choca contra un árbol gigante, en medio de la nada, se vuelve a transformar en humano y se cae, como si el tiempo se detuviera, como si el barranco no tuviera fin...

Al final del pozo, un agua caliente quema la espalda de Erion, que abre cada vez más los ojos, hasta encontrarse consciente, lo suficiente como para saber lo que tenía a su arededor. Se levanta y se toca la quemadura- Dónde... ¿dónde estoy? -se pregunta así mismo- No me extraña que no lo recuerdes... -dice una voz, como de una chica. Tan pronto como se da la vuelta la chica que vio en el bosque aparece, Erion, cogiendo la empuñadura de su espada, está dispuesto a atacar- ¿Quién eres tú? -pregunta él, algo tembloroso, quedando los dos así, él en un caliente suelo con una especie de agua caliente y ella, colgada de una fría rama que se va cayendo de un árbol totalmente mustio.

Y ya está la tercera parte, espero q os haya gustado!!!!!!!

Última edición por Maccius C. Maker el Lun Jul 23, 2012 3:27 pm, editado 2 veces

Sin respuesta alguna, Erion se abalanza sobre ella, pero la chica no hace más que que alzar una mano y una especie de armadura de cristal choca con él y cae al suelo- ¿Pero qué...? -se pregunta Erion a sí mismo- Da igual que tengas una espada tan... especial, nunca me detendrás, soy invencible... soy una especie... de Diosa -le dice la chica, Erion se asombra y, aún en el suelo, retocede un poco.
Pero eso no le acobarda y se levanta- Vale, vale, lo que tú digas, ahora dime, ¿dónde estamos? -le pregunta Erion- ¡Oye! Es la primera vez que alguien no me toma enserio, vaya creído... bueno, estamos en el Bosque Oscuro, su nombre ya lo indica todo, ¿verdad? -le dice la chica, pero Erion ni se molesta en responder. El chico se gira un poco para ver lo que tiene a su alrededor y familiarizarse con ello, pero la chica, frustrada por que Erion no le hace caso, salta y, como si flotara, se pone delante de él- ¿Sigues sin hacerme caso? Eres un testarudo -le dice la chica, molesta y frunciendo el ceño, pero Erion no puede evirtar soltar una pequeña carcajada- Como quieras, te haré caso, pero sigo sin fiarme de ti -le responde Erion, con una sonrisa sarcástica, lo que molesta a la chica, pero divierte a él.

La chica se sienta en otra rama un poco más torcida de un sauce podrido y seco- ¿Sigues sin creerte que soy invencible? -pregunta la chica- Ya ves, pero dime, ¿tu nombre...? -el chico entrecorta la frase viendo como la chica, enfurecida, se le suben los humos- ¡¡¡BASTA!!! Es verdad, jopé... la verdad es que todo el que ha entrado aquí ha salido huyendo nada más verme, ¡nada más verme! Se nota que eres un humano... aunque tienes... algo distinto a los demás... -dice la chica, algo tranquila- ¿Y a ti qué? O yo soy muy valiente o los demás unos miedicas, y creo que es más lo segundo -dice Erion- Supongo... bueno, da igual, me llamo Erica, y soy un ángel oscuro, seguro que ahora no eres tan valiente, ¿eh? -le dice Erica- ¡Como mola! Me encantan los ángeles, bueno, supongo que te falta un trozo de ala... lo tiene mi abuelo... o vienes, o no vuelas -le dice Erion, los dos se quedan como al principio, parados.
Erica no sabe que responder, pero Erion no le deja otra salida, tendrían que unir fuerzas para salir de allí y llevarla con su abuelo.

Bastante bien

Erica retrocedió un poco- ¿Cómo sabes que no puedo volar? -preguntó ella, extrañada- Es obvio, me parece. Si te falta una parte de tu ala, volar es imposible para ti en estos instantes -respondió Erion. La verdad, Erion no era de esos chicos que le gustaba salir a la calle ni estar en un sitio urbano, es decir, en un sitio lleno de gente. Prefería algo tranquilo, como el bosque, que se encontraba solo a unos 200 metros de altura. Erion podía volar, pero... ¿por qué no explorar un poco más esa especie de ruinas.

- Por cierto, Erica... ¿por qué has dicho antes "No me extraña que no lo recuerdes..."? -preguntó Erion, un poco extrañado, pero a la vez sorprendido, ¿había estado allí alguna vez? Él al menos no se acordaba.
- Normalmente la gente... no se acuerda de que viene. Es normal, y si has venido, pues... -tartamudeó, pero Erion le cortó la frase con una de sus frases testarudas- Vaya, vaya... tú lo que querías era decir algo molón, ¿no? -dijo, aunque ese comentario no le gusto mucho a Erica, pues le dio un coscorrón en la cabeza.
- ¡Cállate! Eres más tonto que... más tonto que... -.
- Ya... por supuesto -dijo de nuevo en tono de burla. Ella le dio otro mamporro y seiguieron su camino hacia las profundidades de las ruinas