Alexander, híbrido Humano-Dragón
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Alexander, híbrido Humano-Dragón
Nombre: Oxer Noraris / Alexander
Edad: 20 años
Sexo Masculino
Raza: Dragón hibridado con humano
Oficio on-rol: Arquero de los Caballeros de Nurgón
Clan de dragones: Noraris, dragones de raza pura blanca.
Descripción Física:
·Humano: Alexander es un muchacho de un metro ochenta y cinco, de espalda ancha y cuerpo formado. Es un chico sano y fuerte, de finos rasgos y un aura embelesadora. Sus ojos son de un color ardiente, un rojo intenso que ilumina todo lo dragón que hay en realidad en su interior. Su cabello se dispersa en mechones de color ruibo ceniza, de un aspecto salvaje y revuelto, con las puntas señalando siempre direcciones opuestas. Sus labios, rosados y carnosos, muestran siempre una expresión alegre, una sonrisa que expresa su siempre animo e iniciativa. Su piel es ligeramente pálida, pero no por ello es resistente al duro clima de Awinor, ya que por ser dragón en su nacimiento le viene de iniciativa. Una horrible cicatriz recorre uno de sus costados, una marca que no olvidará jamás y algo que al comentar, le pone ligeramente triste.
·Dragón: Su verdadero aspecto es el de un enorme dragón de quince metros, de delicada aerodinamica y fuertes patas y cola. Sus escamas relucen en un hermoso blanco perla con ligeros reflejos brillantes a la mirada de los tres soles. Sus ojos, pequeños y redondos, relucen en un rojo intenso, asimilandose al fuego, ya que en ellos se relfleja además toda su agresividad como dragón. En su cabeza no residen cuernos, sino unos largos bigotes eu sobresalen desde detrás de la mejilla y caen a ambos lados de su rostro de divertida forma. Además, una pequeña cresta recorre su cabeza y su espalda, desapareciendo al inicio de las alas, las cuales son enormes y finas. Su cola acaba en una punta redondeada, pero no por ello es poco peligrosa, ya que toda la fuerza de la raza reside en este punto.
Descripción psicológica:
Alex es un muchacho cordial, siempre dispuesto a aventurarse en innumerables viajes y con una sonrisa dibujada en su rostro. Tiene un don para dar ánimos, ya que siempre le busca el punto positivo de las cosas e intenta buscar todo lo bueno de las causas, por muy negras que vengan. La sonrisa de su rostro no desapecerá ni en los momentos más peligrosos, algo que le caracteriza.
Es leal a su ideología y sus principios, además de seguir sus propias metas y respetar las normas de los caballeros de nurgón, aunque a veces no puede evitar saltarselas como adolescente rebelde que aún se siente. Si alguien tiene que dar el primer paso, ese será él. Le gusta tomar la iniciativa y dar ideas, así como trazar el plan. Suele ser bastante bromista, algo que le ayuda a alegrar a la gente. Igualmente, guarda un lado serio y responsable que saca muy pocas veces a la luz, solo cuando es necesario. Por estos motivos, en ocasiones puede ser bastante cabezota y cuesta hacerle entrar en razón.
Habilidades/virtudes: En su forma dragón, es un buen planeador, ágil y habilidoso en el aire. Su mejor arma es la cola, la cual usa para dar grandes coletazos. Su aliento de fuego es otro buen recurso, aunque su clan emita una llama de gran temperatura pero que no causa quemaduras ni heridas. Además de su cola, usa todo su cuerpo en embestidas aprovechando el impulso de sus agiles movimientos.
En su forma humana, es uno de los mejores arqueros de Nurgón. Tiene una asombrosa habilidad para apuntar y lanzar las flechas y acertar son fran afinidad. Es también bastante esquivo y suele evitar los combates cuerpo a cuerpo, pero no por ello no sabe usar una espada para defenderse. Es bastante veloz y esquivo.
Defectos/Fobias: A veces puede resultar cabezota, y hace lo que él quiere, actuando sin pensar y sin esperar, algo que suele hacer en situaciones de enfado y pánico. Además, aunque su aspecto se muestre como el de un chico fuerte, en combate cuerpo a cuerpo no lo muestra. Tiene fobia al agua, por lo que prefiere mantenerse en el aire antes de tocar un rio, un lago o incluso el mar (Fobia superable). Además, odia que le hablen sobre la marca de su costado, pero intenta disimular su malestar con una sonrisa y evitando el tema. Ver como todo su mundo se cae quizás es un factor que haría una derrota inminente. Su sonrisa es una manera de mantenerse estable, pero si todo va de mal en peor... se necesita algo más.
Historia:
'’Nací hace unos doscientos años, pero la verdad es que mi mente y mi cuerpo humano funcionan como un joven de veinte. Mi madre, una enorme dragona perlina, me tuvo junto a cuatro hermanos, tres varones y una hembra, con los que me crié hasta que el destino nos hizo separarnos, pero eso es algo que dejaré para más adelante. Me crié en una de las más fuertes familias de mi clan, llamado Noraris en honor a los blancos rayos de los soles gemelos. Con una familia saludable aprendimos a andar, a galopar, a volar e incluso a cazar a nuestras propias y pequeñas presas, compartiendo siempre momentos de risa y jugueteo. Nuestro padre nos enseñó algo más que simples juegos cuando los años fueron pasando y nuestras mentes iban asimilando los problemas del mundo. Nuestro instinto nos obligaba a matar sheks y estos a animales como nosotros, motivo por el cual fuimos creados. Mis tres hermanos varones y yo acogimos esas enseñanzas con buen pie, animándonos y participando en pequeñas recreaciones sin causar daños. Pero, nuestra hermana Milennas, una pequeña dragona perlina de aspecto delgado y más baja que el resto asqueaba aquello, motivo por el cual acabó abandonando nuestros territorios tras ser lo suficientemente maduros como para convertirnos en cazadores de sheks. Ella era con la hermana que mejor me llevaba, con la que compartía más momentos cálidos y con la que reía y jugaba sin parar. Su ida me causó gran dolor, pero tuve que mantenerme firme y seguir adelante, como cabeza de grupo que era.
Un día decidí ir a la torre de Drackwen a que me dieran un cuerpo pequeño con el que poder comunicarme con los seres inferiores del mundo, para así poder aprender más sobre ellos y servir y ayudarles como mis padres querían y mi hermana hubiese elogiado. Así obtuve un cuerpo humano, por aquellos tiempos de diecisiete años de edad. Junto con otros híbridos de dragón, aprendí a transformarme con libertad y a socializarme con las demás razas, de las cuales aprendí muchísimo. Conseguí alistarme en los caballeros de Nurgón, individuos que funcionaban como la seguridad de los reinos humanos y protegían al mundo de los bandidos y demás villanos que osasen levantar la tranquilidad de los aldeanos. Mi natural habilidad con el arco fue lo que propició mi entrada en esta sede, donde aprendí a utilizar la espada y los principios de un caballero de Nurgón.
Tras un año me acostumbré a aquella vida humana, metiéndome escasamente en mi cuerpo de dragón y haciendo muchos amigos y conocidos en Nurgón, lugar en el que tenía asentada una pequeña casa. Un día, dando una vuelta por el bosque de Awa como de costumbre, mis sentidos draconianos se pusieron alerta. Tres sheks fueron los que aparecieron delante de mí, oliendo el asombroso hedor a dragón que mi cuerpo emitía. Pude transformarme en el último momento para combatir, pero el cansancio me pudo. Cuando ya solo una enorme serpiente alada y herida quedaba ante mí, sin saber muy bien por qué, mi cuerpo humano tomó control, dejándome como un ratón ante un enorme tigre siberiano. Miré con angustia al shek, mientras este parecía sonreír y se abalanzaba sobre mí. En un movimiento rápido intenten esquivarle, pero lamentablemente sus colmillos se cerraron en torno a mi costado, provocando una horripilante herida. Por suerte, unos feéricos salieron al rescate y ahuyentaron al shek, dándome después unos cuidados básicos para cerrar la herida. Una enorme cicatriz asomaría de por vida en mi cuerpo, recordándome ese día.
Otro año pasó por mi vida y ya con diecinueve conocí a un amigo inseparable. Un mercader vendía en el mercado animales exóticos, entre ellos una deformación de Haai denominada chocobo, los cuales eran aves ágiles y rápidas. Mi vista se enamoró de uno alto y de elegante plumaje, el cual compré tras negociar durante un rato. Junto a él he vivido hasta ahora, en mi pequeña casa de Nurgón.
Ahora estoy en busca de descubrir el paradero de mi hermana tras la crisis con los unicornios, a la espera de que tras ocho años, logre saber algo de ella y recodar esos viejos momentos, pero hasta ahora solo he sabido que se transformó en hibrida y vivió cierto tiempo en Awa… nada más.''
Edad: 20 años
Sexo Masculino
Raza: Dragón hibridado con humano
Oficio on-rol: Arquero de los Caballeros de Nurgón
Clan de dragones: Noraris, dragones de raza pura blanca.
Descripción Física:
·Humano: Alexander es un muchacho de un metro ochenta y cinco, de espalda ancha y cuerpo formado. Es un chico sano y fuerte, de finos rasgos y un aura embelesadora. Sus ojos son de un color ardiente, un rojo intenso que ilumina todo lo dragón que hay en realidad en su interior. Su cabello se dispersa en mechones de color ruibo ceniza, de un aspecto salvaje y revuelto, con las puntas señalando siempre direcciones opuestas. Sus labios, rosados y carnosos, muestran siempre una expresión alegre, una sonrisa que expresa su siempre animo e iniciativa. Su piel es ligeramente pálida, pero no por ello es resistente al duro clima de Awinor, ya que por ser dragón en su nacimiento le viene de iniciativa. Una horrible cicatriz recorre uno de sus costados, una marca que no olvidará jamás y algo que al comentar, le pone ligeramente triste.
·Dragón: Su verdadero aspecto es el de un enorme dragón de quince metros, de delicada aerodinamica y fuertes patas y cola. Sus escamas relucen en un hermoso blanco perla con ligeros reflejos brillantes a la mirada de los tres soles. Sus ojos, pequeños y redondos, relucen en un rojo intenso, asimilandose al fuego, ya que en ellos se relfleja además toda su agresividad como dragón. En su cabeza no residen cuernos, sino unos largos bigotes eu sobresalen desde detrás de la mejilla y caen a ambos lados de su rostro de divertida forma. Además, una pequeña cresta recorre su cabeza y su espalda, desapareciendo al inicio de las alas, las cuales son enormes y finas. Su cola acaba en una punta redondeada, pero no por ello es poco peligrosa, ya que toda la fuerza de la raza reside en este punto.
Descripción psicológica:
Alex es un muchacho cordial, siempre dispuesto a aventurarse en innumerables viajes y con una sonrisa dibujada en su rostro. Tiene un don para dar ánimos, ya que siempre le busca el punto positivo de las cosas e intenta buscar todo lo bueno de las causas, por muy negras que vengan. La sonrisa de su rostro no desapecerá ni en los momentos más peligrosos, algo que le caracteriza.
Es leal a su ideología y sus principios, además de seguir sus propias metas y respetar las normas de los caballeros de nurgón, aunque a veces no puede evitar saltarselas como adolescente rebelde que aún se siente. Si alguien tiene que dar el primer paso, ese será él. Le gusta tomar la iniciativa y dar ideas, así como trazar el plan. Suele ser bastante bromista, algo que le ayuda a alegrar a la gente. Igualmente, guarda un lado serio y responsable que saca muy pocas veces a la luz, solo cuando es necesario. Por estos motivos, en ocasiones puede ser bastante cabezota y cuesta hacerle entrar en razón.
Habilidades/virtudes: En su forma dragón, es un buen planeador, ágil y habilidoso en el aire. Su mejor arma es la cola, la cual usa para dar grandes coletazos. Su aliento de fuego es otro buen recurso, aunque su clan emita una llama de gran temperatura pero que no causa quemaduras ni heridas. Además de su cola, usa todo su cuerpo en embestidas aprovechando el impulso de sus agiles movimientos.
En su forma humana, es uno de los mejores arqueros de Nurgón. Tiene una asombrosa habilidad para apuntar y lanzar las flechas y acertar son fran afinidad. Es también bastante esquivo y suele evitar los combates cuerpo a cuerpo, pero no por ello no sabe usar una espada para defenderse. Es bastante veloz y esquivo.
Defectos/Fobias: A veces puede resultar cabezota, y hace lo que él quiere, actuando sin pensar y sin esperar, algo que suele hacer en situaciones de enfado y pánico. Además, aunque su aspecto se muestre como el de un chico fuerte, en combate cuerpo a cuerpo no lo muestra. Tiene fobia al agua, por lo que prefiere mantenerse en el aire antes de tocar un rio, un lago o incluso el mar (Fobia superable). Además, odia que le hablen sobre la marca de su costado, pero intenta disimular su malestar con una sonrisa y evitando el tema. Ver como todo su mundo se cae quizás es un factor que haría una derrota inminente. Su sonrisa es una manera de mantenerse estable, pero si todo va de mal en peor... se necesita algo más.
Historia:
'’Nací hace unos doscientos años, pero la verdad es que mi mente y mi cuerpo humano funcionan como un joven de veinte. Mi madre, una enorme dragona perlina, me tuvo junto a cuatro hermanos, tres varones y una hembra, con los que me crié hasta que el destino nos hizo separarnos, pero eso es algo que dejaré para más adelante. Me crié en una de las más fuertes familias de mi clan, llamado Noraris en honor a los blancos rayos de los soles gemelos. Con una familia saludable aprendimos a andar, a galopar, a volar e incluso a cazar a nuestras propias y pequeñas presas, compartiendo siempre momentos de risa y jugueteo. Nuestro padre nos enseñó algo más que simples juegos cuando los años fueron pasando y nuestras mentes iban asimilando los problemas del mundo. Nuestro instinto nos obligaba a matar sheks y estos a animales como nosotros, motivo por el cual fuimos creados. Mis tres hermanos varones y yo acogimos esas enseñanzas con buen pie, animándonos y participando en pequeñas recreaciones sin causar daños. Pero, nuestra hermana Milennas, una pequeña dragona perlina de aspecto delgado y más baja que el resto asqueaba aquello, motivo por el cual acabó abandonando nuestros territorios tras ser lo suficientemente maduros como para convertirnos en cazadores de sheks. Ella era con la hermana que mejor me llevaba, con la que compartía más momentos cálidos y con la que reía y jugaba sin parar. Su ida me causó gran dolor, pero tuve que mantenerme firme y seguir adelante, como cabeza de grupo que era.
Un día decidí ir a la torre de Drackwen a que me dieran un cuerpo pequeño con el que poder comunicarme con los seres inferiores del mundo, para así poder aprender más sobre ellos y servir y ayudarles como mis padres querían y mi hermana hubiese elogiado. Así obtuve un cuerpo humano, por aquellos tiempos de diecisiete años de edad. Junto con otros híbridos de dragón, aprendí a transformarme con libertad y a socializarme con las demás razas, de las cuales aprendí muchísimo. Conseguí alistarme en los caballeros de Nurgón, individuos que funcionaban como la seguridad de los reinos humanos y protegían al mundo de los bandidos y demás villanos que osasen levantar la tranquilidad de los aldeanos. Mi natural habilidad con el arco fue lo que propició mi entrada en esta sede, donde aprendí a utilizar la espada y los principios de un caballero de Nurgón.
Tras un año me acostumbré a aquella vida humana, metiéndome escasamente en mi cuerpo de dragón y haciendo muchos amigos y conocidos en Nurgón, lugar en el que tenía asentada una pequeña casa. Un día, dando una vuelta por el bosque de Awa como de costumbre, mis sentidos draconianos se pusieron alerta. Tres sheks fueron los que aparecieron delante de mí, oliendo el asombroso hedor a dragón que mi cuerpo emitía. Pude transformarme en el último momento para combatir, pero el cansancio me pudo. Cuando ya solo una enorme serpiente alada y herida quedaba ante mí, sin saber muy bien por qué, mi cuerpo humano tomó control, dejándome como un ratón ante un enorme tigre siberiano. Miré con angustia al shek, mientras este parecía sonreír y se abalanzaba sobre mí. En un movimiento rápido intenten esquivarle, pero lamentablemente sus colmillos se cerraron en torno a mi costado, provocando una horripilante herida. Por suerte, unos feéricos salieron al rescate y ahuyentaron al shek, dándome después unos cuidados básicos para cerrar la herida. Una enorme cicatriz asomaría de por vida en mi cuerpo, recordándome ese día.
Otro año pasó por mi vida y ya con diecinueve conocí a un amigo inseparable. Un mercader vendía en el mercado animales exóticos, entre ellos una deformación de Haai denominada chocobo, los cuales eran aves ágiles y rápidas. Mi vista se enamoró de uno alto y de elegante plumaje, el cual compré tras negociar durante un rato. Junto a él he vivido hasta ahora, en mi pequeña casa de Nurgón.
Ahora estoy en busca de descubrir el paradero de mi hermana tras la crisis con los unicornios, a la espera de que tras ocho años, logre saber algo de ella y recodar esos viejos momentos, pero hasta ahora solo he sabido que se transformó en hibrida y vivió cierto tiempo en Awa… nada más.''
Invitado- Invitado
Re: Alexander, híbrido Humano-Dragón
-Inventario:
·Arco del bosque
·Presencia de Aldun
·Presencia de Irial
·Colgante de Nurgón
·Chocobo: Arissar
·Arco del bosque
·Presencia de Aldun
·Presencia de Irial
·Colgante de Nurgón
·Chocobo: Arissar
Invitado- Invitado
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