Intentando huir de la oscuridad

Hacía... Cuanto tiempo un mes o dos que mas daba. Por primera vez en mi vida era libre y eso me hacía sentir tan llena por dentro que a menudo olvidaba las razones de que estuviera por allí. Un exilio forzado, porque por segunda vez en cincuenta años había un nuevo gobernante en Nandelt. Y en verdad poco me importaba, porque la gente seguía siendo feliz, vivía casi igual que antes solo una mínima sombra del miedo oscureciendo sus vidas. Pero mi tía había pensado que podía estar en peligro y creyendo que yo estaría mas segura si me iba por mi cuenta (y una pequeña parte de mi habilidad natural para convencer a las personas) había accedido a la petición que le estaba haciendo desde hacía meses de dejarme marchar por Idhun. Yo encantada, aunque disimulándolo muy bien había partido dejando atrás toda mi vida durante los últimos años, cogiendo nada mas que tres o cuatro mudas de mi ropa tan genial y un puñado de dinero. Aparte de mi arco claro está.
Ahora iba por las lindes del bosque de Awa caminando y observando asombrada el paisaje que me rodeaba. Aquí viví yo una vez, pensaba asombrada. Y es que si bien se veía algo grande se sentía como en casa. Entonces observé una figura que venía hacia mí...

Por fin estaba en Awa, me había llevado varios meses cruzar el continente desde Drackwen hasta Derbhad. Había conseguido viajar más rápido caminado de noche y hechando alguna cabezadita durante el día, era la única forma de escapar de las pesadillas, pero merecía la pena, porfíen había llegado a Awa, el bosque de mis antepasados. En alguna ocasión mi madre me había contado que sus padres se habían mudado al bosque de los unicornios cuando ella era muy pequeña, y el archimago había dicho que la última vez que vio a mi madre, ella se dirigía a Awa a visitar a una vieja amiga del oráculo del interior del bosque. Mira hacia el cielo, estaba completamente despejado y la luz del los tres soles arrancaba reflejos plateados a mi pelo color ceniza. Un grupo de árboles jóvenes crecía un poco más a lo lejos, me acerque y deje mi bolsa de viaje, mi arco y las flechas en el suelo, después saque una manzana y me la como dwspreocupadamente bajo la sombra del árbol. Cuando me acabe la manzana me fije en que a lo lejos se podía ver la figura de una chica que admiraba el bosque. Me pregunte si tal vez querría acompañarme en mi expedición.
Me acerque, ella se dio cuenta y giro la cabeza, yo la salude con una sonrisa -Disculpe señorita, la he visto desde lejos y me estaba preguntando si tenía intención de cruzar el bosque, y en tal caso me preguntaba si la interesaría hacer equipo conmigo para aventurarnos ejem, ya que hacerlo uno sólo sería una locura- dije con cortesía a la bella dama que me miraba con extrañeza a unos pocos pasos de mi. Su pelo era cadtaño, aunque el sol la arrancaba ciertos reflejos verdes, tal vez por sus venas corría sangre feerica -Oh, pero donde han ido mis modales, deje que me presente. Mi nombre es Torabel, aunque usted puede llamarme Tory si le apetece- dije haciendo una pequeña inclinación de cabeza -¿Y usted es . . .

La persona que se acercaba a mi era un chico. Un chico de mi edad mas o menos y con un aspecto muy extraño. Pensé que podría ser mestizo, pero mi padre había sido y no se parecía en nada al chico que tenía delante. Me encongí de hombros para mi misma, cada uno tiene sus secretos. Entonces escuché su petición de quedarme con el. Verdaderamente yo no tenía algo que hacer que hacer aquí y en ningún otro lugar. Así que a pesar de los tiempos en que estabamos yo iba a aceptar su petición ya que tenía un buen presentimiento respecto a él y mis presentimientos no se equivocan. Pero entonces el chico, muy galante me preguntó mi nombre. Sonreí y dije:
-Dennah, mi nombre es Dennah. Y me encantaría ir contigo a ver el bosque Tory. Y por favor tuteame no me gustan las formalidades.- Que yo he venido aquí para librarme de la corte, pensé, no me la traigas tú.

Aquella chica me había caído bien, y mi parte celeste me decía que seríamos buenos amigos -Muy bien, Dennah, me gusta ese nombre, yo voy al oráculo de Awa a visitar a una amiga de mi madre ¿y tu, hacia donde tenías pensado ir?- pregunte con una sonrisa.
Mire a Dennah con curiosidad, pareció ofender se un poco al tratarla con tanta cortesía, tal vez la moleste sin querer.
- Que te parece si vamos avanzando un poco, las primeras filas de árboles las superaremos fácilmente, y deberíamos encontrar un lugar donde acampar para cuando caiga el tercer sol- la dice con un tono cantarín en mi voz, aún que la sola idea de tener que enfrentar me a otra oscura noche me aterraba, pero al menos tenían el consuelo de estar con alguien para sentirme un poco protegido.

Parecía que le había caído bien al joven y se mostró encantado de seguir conmigo. Iba hacia el Oraculo. Ummm ¿porque no? Estaría bien de momento no tenía ningun lugar fijo al que ir así que no importaba. Miré al chico sonriendo, tratando de olvidar de que había utilizado el tratamiento formal de nuevo.
-No tengo pensado ir hacia ningún lugar en concreto así que te acompañaré al oráculo. Entonces volvió a hablar, sobre si nos poniamos en marcha ya para cubrir la primera fila de árboles y buscar un sitio para dormir antes de que cayera el tercer Sol. Asentí, aunque no se me pasó por alto la expresión que había asomado a su cara durante apenas un instante al mencionar la noche. Parecía que tenía miedo. ¿Pero de que?
-Me parece bien, yo tengo todo lo que necesito aquí. ¿Tu necesitas coger algo mas?

Off: siento el retraso, la culpa es de los exámenes (sigo afirmando que fueron creados por nigromantes >~<)

On: -Si, yo lo tengo todo aquí- dije ajustandome la correa de la bolsa de viaje al hombro. Con un gesto de la mano la indique que nos adentráramos ya en el bosque. La contante presencia de árboles y el aroma a naturaleza me reconfortaban, la raíces y los arbustos cubrían el suelo, pero mi esencia feerica me permitía moverme con gracia y agilidad por aquel entorno. Dennah también parecía moverse con facilidad en aquel entorno -Oye Dennah ¿no tendrás por casualidad algo de sangre feerica?- la pregunte indiscretamente, a los feericos nos gustaba ser directos y claros al hablar, aún que no sangre no fuera puramente feerica.
La mire con curiosidad ,mientras respondía un mechón de pelo color ceniza me callo de la frente y lo aparte llevándolo detrás de mi oreja derecha.

Continuamos avanzando a paso ligero por el bosque hablando de cosas triviales hasta que note que el ambiente se había oscurecido un tanto, me alarme y le indique a mi compañera que aguardase un momento, trepe con rapidez a la copa de un árbol y pude ver que el segundo de los soles ya se había puesto en el horizonte, sólo quedaba de el una pequeña rendija de luz que teñía el cielo de un rojo naranjado como el fuego. Con el corazón latiendome a mil por hora me gire de espaldas al sol y pude verla. La noche: negra, fría y aterradora.
Cuando baje del árbol Dennah me estaba esperando apoyada en la corteza de un árbol -El segundo de los soles se ha ocultado ya, y el tercero no tardará en hacer lo mismo. Deberíamos preparar el campamento ¿Podrías ir encendiendo un fuego mientras voy a cazar algo para cenar?- la pregunte cortésmente, ella asintió, cogí mi arco y mis flechas y me despedí con una sonrisa.

Al cabo de un rato el cielo se había oscurecido mucho más, yo había recogido varias frutas y raíces para cenar, mi esencia celeste me impedía cazar animales, pero mi parte feerica tenía el antojo de carne, y no creo que a Dennah le apetezca cenar raíces. El miedo a mi antigua enemiga había conseguido ponerme para alerta que nunca, y cada ruido me llegaba amplificado por diez, cuando ya volvía hacia el campamento un pequeño sonido llego a mis oídos, un pequeño correteo de dos, no de cuatro patas.
Me puse en cuclillas oteando la maleza, saque una flecha del cajak y la cargue en el arco, con un silencioso movimiento transe la cuerda y la solté, la flecha salió disparada con un silbido sordo y se clavó en un árbol al lado de un matorral. Una criatura peluda salto asustada de entré la maleza, aquel fue su fin, con una velocidad felina cargue otra flecha y le dispere al animal, la flecha se clavó en su costado matándolo al instante. Con el silbido de la segunda flecha otro animalito de la misma especie salto de su escondrijo, volvi a cargar el arco y dispare.

Cuando llegue al claro donde había dejado a Dennah están había hecho una buena fogata, poco después estábamos asando los animales para después comerlos, yo estaba in quieto y muy nervioso a pesar de que tenía aquella enorme fogata dando luz, pero intente por todos los modos que no se me notara -Bueno Dennah, cuéntame algo de ti- quise saber con curiosidad.