Yop y mi regresop.
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Yop y mi regresop.
De la oscuridad apareció una pequeña chispa que iluminó todo a su alrededor, fue creciendo hasta convertirse en en un agujero, por el cual salió una sombra tambaleante.
-¡Uf! Estos viajes me dejan el estomago hecho polvo... Oh oh, creo que esto no es Celestia. ¡Ya estamos con los problemas! y ahora ¿Dónde se supone que estoy? A ver, niebla espesa.. ¿A que me suena eso? No me digas que... ¡Que oxidada estoy! La Tierra no me sienta bien. Pues nada ahora hacía Celestia cruzando los Picos de Fuego, ¿Como he llegado yo a parar a Nangal?-Dije reanudando mi camino.
Proseguí mi camino hacía Celestia, mi madre había organizado una reunión familiar y el piso franco era la casa de mi tía Merche, así nos servía como punto medio a todos. Teníamos que crear un plan de búsqueda, ya que mi hermana seguía desaparecida y aunque todos daban por sentado que estaba muerta los Lunnawi sabíamos en nuestro interior que no era así.
Me disponía a trepar un poco por la pared rocosa, el pasadizo estaba un poco aislado y se me iba a hacer más fácil de esa forma,cuando llegué a la cumbre mas baja y me acordé por donde estaba caminando. Cerca de mi situación estaba la sima que conectaba Idhún con Umadún.
-Más vale no cruzarme con nadie que no me considere amigo, aparte no se como están los asuntos políticos por aquí...
Fue el terminar la frase cuando se oyó un ruido detrás de mi, yo saqué mi báculo y me puse en posición de ataque. Era extraño ya que nadie salió a enfrentarme. Me fijé cada vez con mas ímpetu, como si quisiera traspasar la roca con rayos x y entonces diferencié una cola escamosa. Eché un pie atrás. Deseaba que se tratara de un ser que no se pareciese a una serpiente cabreada.
Me acerqué con sigilo y recé a los seis para que fuera una de sus criaturas. Lo extraño fue que cuando llegué no había nada, solo un banco de niebla.
El calor aumentaba mediante iba asegurando mi pasos, el problema fue cuando uno de ellos no se topó con suelo y caí varios metros abajo, una sima. En efecto, la sima tenía magma y yo me hundí en él.
No se cuanto tiempo transcurrió desde que me zambullí en esa piscina hirviendo y antes de eso lograr con mis poderes ígneos crear un campo de fuerza a mi alrededor, hasta que mis poderes se fueron debilitando y agotando produciendo mi muerte.
Claro está que no sucedió exactamente así, fue uno de los instantes que recuerdas toda la vida.
Estaba apunto de morir calcinada, cuando mi mariposa azul, el báculo de mi abuelo y un poco de magma, se fundieron alrededor mía y se pegaron a mi piel sustituyéndola.
Fue doloroso, pero conseguí salir de esa. Me impulsé con todas mis fuerzas hacia el exterior y salí propulsada hacia el pie de la montaña.
El aterrizaje fue forzoso, en resumen, de cara contra el suelo. Estuve un rato inconsciente y malherida, pero conseguí volver en mi y levantarme temblorosa. Solo pude moverme a gatas, y así fue como me aproxime a un lago que había a pocos centímetros de mi posición. Me zambullí en él y deje que el agua sellase mis heridas con su frescura. El cansancio pudo conmigo y caí rendida de sopor.
A la mañana siguiente, amanecí con los rayos del sol acariciando mi tez, ya no sentía dolor alguno entonces me plantee estar muerta, aunque luego entre en razón y me dispuse a levantarme con cuidado, por si las moscas. Apoyé una mano contra el lodo del lago y me resbalé perdiendo totalmente el equilibrio y dándome de bruces contra el suelo. Llegó el segundo intento y no fue tan en vano porque conseguí incorporarme lo suficiente para ver mi rostro reflejado en el agua.
-¿Pero que...?- Al parecer mi reflejo no era el mismo, mi piel lucía resplandeciente y suave y mi pelo había pasado de un rubio tenue a un tono rosado.- Ya es la segunda vez que pasa esto. Que pasa majos, ¿No os gusto como creación?- dije mirando al cielo.
Me incorporé del todo y noté una suave brisa rodeándome. Me sentí desnuda, claro está, por que lo estaba.
-Que bien...-Mascullé- vamos a ver si los celestes se compadecen de mi.- Y proseguí, de nuevo, hacia mi destino.
-¡Uf! Estos viajes me dejan el estomago hecho polvo... Oh oh, creo que esto no es Celestia. ¡Ya estamos con los problemas! y ahora ¿Dónde se supone que estoy? A ver, niebla espesa.. ¿A que me suena eso? No me digas que... ¡Que oxidada estoy! La Tierra no me sienta bien. Pues nada ahora hacía Celestia cruzando los Picos de Fuego, ¿Como he llegado yo a parar a Nangal?-Dije reanudando mi camino.
Proseguí mi camino hacía Celestia, mi madre había organizado una reunión familiar y el piso franco era la casa de mi tía Merche, así nos servía como punto medio a todos. Teníamos que crear un plan de búsqueda, ya que mi hermana seguía desaparecida y aunque todos daban por sentado que estaba muerta los Lunnawi sabíamos en nuestro interior que no era así.
Me disponía a trepar un poco por la pared rocosa, el pasadizo estaba un poco aislado y se me iba a hacer más fácil de esa forma,cuando llegué a la cumbre mas baja y me acordé por donde estaba caminando. Cerca de mi situación estaba la sima que conectaba Idhún con Umadún.
-Más vale no cruzarme con nadie que no me considere amigo, aparte no se como están los asuntos políticos por aquí...
Fue el terminar la frase cuando se oyó un ruido detrás de mi, yo saqué mi báculo y me puse en posición de ataque. Era extraño ya que nadie salió a enfrentarme. Me fijé cada vez con mas ímpetu, como si quisiera traspasar la roca con rayos x y entonces diferencié una cola escamosa. Eché un pie atrás. Deseaba que se tratara de un ser que no se pareciese a una serpiente cabreada.
Me acerqué con sigilo y recé a los seis para que fuera una de sus criaturas. Lo extraño fue que cuando llegué no había nada, solo un banco de niebla.
El calor aumentaba mediante iba asegurando mi pasos, el problema fue cuando uno de ellos no se topó con suelo y caí varios metros abajo, una sima. En efecto, la sima tenía magma y yo me hundí en él.
No se cuanto tiempo transcurrió desde que me zambullí en esa piscina hirviendo y antes de eso lograr con mis poderes ígneos crear un campo de fuerza a mi alrededor, hasta que mis poderes se fueron debilitando y agotando produciendo mi muerte.
Claro está que no sucedió exactamente así, fue uno de los instantes que recuerdas toda la vida.
Estaba apunto de morir calcinada, cuando mi mariposa azul, el báculo de mi abuelo y un poco de magma, se fundieron alrededor mía y se pegaron a mi piel sustituyéndola.
Fue doloroso, pero conseguí salir de esa. Me impulsé con todas mis fuerzas hacia el exterior y salí propulsada hacia el pie de la montaña.
El aterrizaje fue forzoso, en resumen, de cara contra el suelo. Estuve un rato inconsciente y malherida, pero conseguí volver en mi y levantarme temblorosa. Solo pude moverme a gatas, y así fue como me aproxime a un lago que había a pocos centímetros de mi posición. Me zambullí en él y deje que el agua sellase mis heridas con su frescura. El cansancio pudo conmigo y caí rendida de sopor.
A la mañana siguiente, amanecí con los rayos del sol acariciando mi tez, ya no sentía dolor alguno entonces me plantee estar muerta, aunque luego entre en razón y me dispuse a levantarme con cuidado, por si las moscas. Apoyé una mano contra el lodo del lago y me resbalé perdiendo totalmente el equilibrio y dándome de bruces contra el suelo. Llegó el segundo intento y no fue tan en vano porque conseguí incorporarme lo suficiente para ver mi rostro reflejado en el agua.
-¿Pero que...?- Al parecer mi reflejo no era el mismo, mi piel lucía resplandeciente y suave y mi pelo había pasado de un rubio tenue a un tono rosado.- Ya es la segunda vez que pasa esto. Que pasa majos, ¿No os gusto como creación?- dije mirando al cielo.
Me incorporé del todo y noté una suave brisa rodeándome. Me sentí desnuda, claro está, por que lo estaba.
-Que bien...-Mascullé- vamos a ver si los celestes se compadecen de mi.- Y proseguí, de nuevo, hacia mi destino.
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