I killed nobody but my husband ♪
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I killed nobody but my husband ♪
Suspiré. Mis brazos estaban apoyados en la ventana abierta, y mi piel de marfil contrastaba dulcemente con la piedra del alfeizar, y con mi vestido negro. El encaje era débil, cada paso con él era un riesgo en aquel caserón repleto de espadas y adargas antiguas. El aire sabía aún a primavera, pero del piso de abajo me llegaba el olor del incienso que me impedía evadirme de donde estaba.
Mi ceño se frunció levemente. Me irritaban los llantos. No entendía cómo podían llorar por alguien así. Con toda probabilidad la ama de llaves se había encargado de pagar algunos figurantes para el velatorio. La suerte me había permitido escabullirme alegando dolor de cabeza y ansiedad por el suceso. Mi serenidad, en cambio, permanecía intacta... La muerte de mi esposo no me había hecho enjugarme ni una sola lágrima.
Al fin y al cabo, era yo quien le había envenenado.
Sin embargo, mi plan acababa allí. No había tenido ningún interés en ocultar el crimen más allá de lo básico. El miedo a ser descubierta sabía a óxido, y me producía más curiosidad que temor acerca de las consecuencias. Era una viuda joven, con dieciocho años aún tiernos, y mi patrimonio me convertía en una flor aún más apetecible. Caballeros aún más viejos que mi fallecido esposo ya esperaban en fila para ofrecerme sus condolencias... y sus ofertas. Miré abajo, hacia la calle, y me pregunté sin ánimo si podría llegar abajo y huir con aquel aparatoso encaje...
En aquel momento mis ojos captaron dos figuras que se acercaban por direcciones opuestas a mi ventana... ambos extraños detuvieron sus pasos un instante al ver a los últimos visitantes de luto que cruzaba las puertas abiertas de mi casa, dispuestas a acudir al velatorio. Me incliné hacia ellos y exclamé sin emoción:
-Disculpen, dama y caballero. ¿Podrían ayudarme a huir por esta ventana? Me temo que en poco tiempo seré acusada de asesinato.
Mi ceño se frunció levemente. Me irritaban los llantos. No entendía cómo podían llorar por alguien así. Con toda probabilidad la ama de llaves se había encargado de pagar algunos figurantes para el velatorio. La suerte me había permitido escabullirme alegando dolor de cabeza y ansiedad por el suceso. Mi serenidad, en cambio, permanecía intacta... La muerte de mi esposo no me había hecho enjugarme ni una sola lágrima.
Al fin y al cabo, era yo quien le había envenenado.
Sin embargo, mi plan acababa allí. No había tenido ningún interés en ocultar el crimen más allá de lo básico. El miedo a ser descubierta sabía a óxido, y me producía más curiosidad que temor acerca de las consecuencias. Era una viuda joven, con dieciocho años aún tiernos, y mi patrimonio me convertía en una flor aún más apetecible. Caballeros aún más viejos que mi fallecido esposo ya esperaban en fila para ofrecerme sus condolencias... y sus ofertas. Miré abajo, hacia la calle, y me pregunté sin ánimo si podría llegar abajo y huir con aquel aparatoso encaje...
En aquel momento mis ojos captaron dos figuras que se acercaban por direcciones opuestas a mi ventana... ambos extraños detuvieron sus pasos un instante al ver a los últimos visitantes de luto que cruzaba las puertas abiertas de mi casa, dispuestas a acudir al velatorio. Me incliné hacia ellos y exclamé sin emoción:
-Disculpen, dama y caballero. ¿Podrían ayudarme a huir por esta ventana? Me temo que en poco tiempo seré acusada de asesinato.
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Re: I killed nobody but my husband ♪
Después de haber conseguido que los Seis desterraran al Séptimo y a sus seguidores, habiamos sido liberados todos. Ahora podiamos volver a nuestras tareas cotidianas. Pero todos sabiamos que ese recuerdo no se nos olvidaría nunca. Había servido fielmente a los Seis, y no habia sido recompensado con nada. Lo que no me disgustaba en gran medida. Pero no habría una segunda vez. No.
Caminaba por las calles de Nandelt como solía hacer, inmerso en mis pensamientos, cuando oí una voz. Femenina al parecer. Miré hacia arriba y vi a una muchacha aparentemente un poco más jóven que yo, tal vez un año o dos menor. Estaba pidiendo ayuda, diciendo que pronto sería acusada de asesinato. Entrecerré los ojos y la leí la mente para saber si era verdad o no, y quien habia sido la victima.
Al parecer era verdad, se trataba de una persona mayor, tal vez su esposo por el anillo que llevaba. Lo habia envenenado. Dejé de leerla la mente y la miré, esta vez algo serio. Era una asesina, y tal vez debía declinar mi ayuda. Pero me gustaba llevar la contraria en ocasiones a la ley. Por lo que sonreí y antes de que la otra mujer que se habia cruzado conmigo hiciera algo, corrí por la pared, trepando como si estuviera acostumbrado a ello. Y en menos de tres segundos llegué al borde de la ventana. La miré fijamente y me metí dentro de la habitación.
-Bien, supongo que sabrás que no debería ayudarte, pero mira... Parece que al que has matado era un viejo verde, alguien abominable. Asi que si, te ayudaré. Pero antes...
Me di la vuelta y me acerqué a la puerta. Si quería escapar, primero habría que entretener a la gente de abajo y a los guardias cuando vinieran. Me acerqué a la cama y la empujé sin mucho esfuerzo, la puse en la puerta de forma que no se pudiera abrir y luego volví a la ventana.
Cogí a la chica de la cintura y sonreí, jugetón.
-Agarrate
Y entonces salté por la ventana, era una altura bastante considerable, pero sabía lo que hacía. Y, como supuse, aterrizamos suavemente en el suelo y sin hacer el menor ruido. Luego me separé de la chica y la miré.
-Bien, ahora más vale que corras y huyas de aqui, o bien puedes pasearte... Pero no con esas ropas, llaman demasiado la atención, sea lo que sea lo que vayas a hacer. Tienes que cambiarte.
Caminaba por las calles de Nandelt como solía hacer, inmerso en mis pensamientos, cuando oí una voz. Femenina al parecer. Miré hacia arriba y vi a una muchacha aparentemente un poco más jóven que yo, tal vez un año o dos menor. Estaba pidiendo ayuda, diciendo que pronto sería acusada de asesinato. Entrecerré los ojos y la leí la mente para saber si era verdad o no, y quien habia sido la victima.
Al parecer era verdad, se trataba de una persona mayor, tal vez su esposo por el anillo que llevaba. Lo habia envenenado. Dejé de leerla la mente y la miré, esta vez algo serio. Era una asesina, y tal vez debía declinar mi ayuda. Pero me gustaba llevar la contraria en ocasiones a la ley. Por lo que sonreí y antes de que la otra mujer que se habia cruzado conmigo hiciera algo, corrí por la pared, trepando como si estuviera acostumbrado a ello. Y en menos de tres segundos llegué al borde de la ventana. La miré fijamente y me metí dentro de la habitación.
-Bien, supongo que sabrás que no debería ayudarte, pero mira... Parece que al que has matado era un viejo verde, alguien abominable. Asi que si, te ayudaré. Pero antes...
Me di la vuelta y me acerqué a la puerta. Si quería escapar, primero habría que entretener a la gente de abajo y a los guardias cuando vinieran. Me acerqué a la cama y la empujé sin mucho esfuerzo, la puse en la puerta de forma que no se pudiera abrir y luego volví a la ventana.
Cogí a la chica de la cintura y sonreí, jugetón.
-Agarrate
Y entonces salté por la ventana, era una altura bastante considerable, pero sabía lo que hacía. Y, como supuse, aterrizamos suavemente en el suelo y sin hacer el menor ruido. Luego me separé de la chica y la miré.
-Bien, ahora más vale que corras y huyas de aqui, o bien puedes pasearte... Pero no con esas ropas, llaman demasiado la atención, sea lo que sea lo que vayas a hacer. Tienes que cambiarte.
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Re: I killed nobody but my husband ♪
Estaba algo desconcertada después de todo el pollo que se hubo montado en Celestia. Quería volver a mi casa, a Awa, el miedo a volver estaba superado y ahora quería saber que había sido de mi hogar. Así que tuve que pasar por Nandelt, un camino que, pese a estar lleno de gente ciudades y humanos era mas de mi agrado que el que cogía por los ojos de Neliam. Además, todavía mantenía la esperanza de volver a ver a Martah de nuevo, a pesar de que daba la impresión de que huía de algo.
Un velatorio me hizo detenerme. Me habían contado sobre ellos anteriormente (después de todo, había viajado bastante durante estos meses), pero nunca había visto uno humano, miré curiosa hacia dentro cuando escuché una voz joven desde arriba. Alcé la vista y cuando escuché que nos pedía a mí y a otro hombre que todavía no había visto que la ayudáramos a escapar porque era una asesina, casi me caigo de culo. Dioses, ¿es que yo no podía encontrarme con gente normal ni un momento? Antes de que pudiera reaccionar y reprenderla por proclamar eso a los cuatro vientos (después de todo la compadecía, no la veía capaz de cargarse a alguien sin un motivo y yo no sabía nada de sus condiciones de vida) una figura trepo a la ventana y entró, dejándome a mi con la boca abierta debajo. Seguramente ese sería el otro hombre al que había llamado aparte de mí. Adivinando lo que seguramente pasaba a continuación, me aparté de debajo de la ventana y casi ni me inmuté cuando aparecieron de pronto. Me quedé rondándoles un poco para enterarme de que hablaban, así que cuando el le mencionó que necesitaría ropa, me acerqué, casi sin pensar que estaba ayudando a una desconocida asesina:
-Me parece que ahora si te puedo ayudar, quien quiera que seas. Tengo algo de ropa que te podría quedar, más o menos bien, mientras te buscas otra cosa.- Sonreí levemente ladeando la cabeza, percatándome de que la cara del que tenía al lado me sonaba mucho. -Si me seguís, el parque estaría por aquí. -Los conduje hacia un jardín cercano medio abandonado, escondido entre las casas pero que había descubierto hace poco. Dejando de lado su flora corriente estaba bastante bien para hacer una parada, y además, nadie se adentraría aquí.
-Toma el vestido, puede que te quede algo corto.- Le dije entregándole el vestido verde claro que había usado en la fiesta de Derbhad. Lo había guardado esperando una ocasión en la que pudiera usarlo y como a mí me había arrastrado un poco, pensé que a ella le quedaría bien, aunque un poco corto y algo apretado, al ser humana. Pero el resto de mi ropa no le sentaría bien (dejando de lado que solo tenía otros dos conjuntos) y ese vestido permitía bien los movimientos.
Un velatorio me hizo detenerme. Me habían contado sobre ellos anteriormente (después de todo, había viajado bastante durante estos meses), pero nunca había visto uno humano, miré curiosa hacia dentro cuando escuché una voz joven desde arriba. Alcé la vista y cuando escuché que nos pedía a mí y a otro hombre que todavía no había visto que la ayudáramos a escapar porque era una asesina, casi me caigo de culo. Dioses, ¿es que yo no podía encontrarme con gente normal ni un momento? Antes de que pudiera reaccionar y reprenderla por proclamar eso a los cuatro vientos (después de todo la compadecía, no la veía capaz de cargarse a alguien sin un motivo y yo no sabía nada de sus condiciones de vida) una figura trepo a la ventana y entró, dejándome a mi con la boca abierta debajo. Seguramente ese sería el otro hombre al que había llamado aparte de mí. Adivinando lo que seguramente pasaba a continuación, me aparté de debajo de la ventana y casi ni me inmuté cuando aparecieron de pronto. Me quedé rondándoles un poco para enterarme de que hablaban, así que cuando el le mencionó que necesitaría ropa, me acerqué, casi sin pensar que estaba ayudando a una desconocida asesina:
-Me parece que ahora si te puedo ayudar, quien quiera que seas. Tengo algo de ropa que te podría quedar, más o menos bien, mientras te buscas otra cosa.- Sonreí levemente ladeando la cabeza, percatándome de que la cara del que tenía al lado me sonaba mucho. -Si me seguís, el parque estaría por aquí. -Los conduje hacia un jardín cercano medio abandonado, escondido entre las casas pero que había descubierto hace poco. Dejando de lado su flora corriente estaba bastante bien para hacer una parada, y además, nadie se adentraría aquí.
-Toma el vestido, puede que te quede algo corto.- Le dije entregándole el vestido verde claro que había usado en la fiesta de Derbhad. Lo había guardado esperando una ocasión en la que pudiera usarlo y como a mí me había arrastrado un poco, pensé que a ella le quedaría bien, aunque un poco corto y algo apretado, al ser humana. Pero el resto de mi ropa no le sentaría bien (dejando de lado que solo tenía otros dos conjuntos) y ese vestido permitía bien los movimientos.
Zia- Nigromante
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Puntos : 166
Fecha de inscripción : 11/07/2012
Edad : 24
Localización : Desaparecida
Datos
Su personaje es: Zia Rashid, feérica de 15 años y aprendiza de magia. Durante un tiempo fue elegida de Wina.
Trabaja de:
Pertenece a: La Orden Mágica
Re: I killed nobody but my husband ♪
Como si de un gato callejero se tratase, el joven de la calle saltó hacia la pared con naturalidad, trepando ligeramente. Me aparté de la trayectoria de su salto a tiempo, y aterrizó dentro de la habitación.
"Quién iba a pensar que el primer caballero que trepase mi ventana sería para ayudarme a escapar de esta vida..." La idea resultaba divertida, pero no lo expresé así. El desconocido evaluó la situación y finalmente entorpeció el paso a la puerta empujando el pesado lecho forjado como si estuviera hecho de papel.
Entonces se acercó a mí, cogiéndome de la cintura. Estuve a punto de recordarle el protocolo de la distancia cortés, pero no era más que otro impulso de aquella insoportablemente aburrida vida de gorrión enjaulado... Opté por devolverle la sonrisa, pero ambos sabíamos que mi caída de párpados era mucho más peligrosa que la suya.
A pesar de mi indiferencia, apreté los dientes cuando el chico saltó por la ventana, cargando conmigo. Al tocar el suelo, me aparté graciosamente, mirando a mi alrededor y murmurando un bajo susurro de agradcimiento. No había nadie cerca, salvo la joven feérica que había visto también antes, y presté atención a las palabras de ambos, sopesándolas cuidadosamente... pero no podía apartar de mi mente la oscura euforia fruto de mi fuga. Había escapado de la jaula... Se lo debía a dos extraños, pero mi victoria era mucho mayor. Me acaricié los dedos de la mano izquierda, delicadamente. Ellos habían vertido el veneno que me había dado aquella victoria... aquella libertad.
Hasta que no llegamos a aquel jardín perdido y la chica me ofreció un vestido con el que cambiarme, no me percaté de que ya debería haber dicho algo. No había habido una presentación apropiada, pero al menos deberían conocer mi nonbre.
Cogí el vestido con cuidado. La tela era muy suave, de una textura parecida a la seda, y ligeramente más colorida de a lo que estaba acostumbrada. Me llevé los dedos a los labios, distraída, al ser consciente de repente que no tenía más espacio en el que cambiarme que aquel apartado jardín. Miré de reojo al joven que había trepado mi ventana. Estaba ordenando mis palabras para hacerle ver que debería al menos alejarse un poco y darse la vuelta, cuando las normas de la jaula regresaron a mi mente... No eran las normas que yo había elegido. ¿Qué era la cortesía sino aquello que siempre se me había impuesto? Dudé un instante, y después desaté los nudos de la espalda de mi largo vestido con movimientos pausados. Dejé caer al suelo el enorme montón de encaje con un frufrú de tela negra. Después, sin ninguna prisa, examiné el vestido prestado y lo deslicé sobre mi corta túnica interior. Al instante noté la diferencia con mi indumentaria usual. Demasiado ajustado, demasiado corto, demasiado llamativo. Imaginé las exclamaciones escandalizadas de mi familia.
-Quizás aparente tener sangre de hada... -comenté sin emoción, dando un equilibrado giro de bailarina para apreciar el corto vuelo del vestido- Jamás me reconocerían con esta ropa. Dudo que alguien haya mirado alguna vez mi rostro más que las joyas que lo enmarcaban.
Recordé entonces la ayuda recibida y dediqué a ambos una tenue reverencia, sonriendo por primera vez en mucho tiempo.
-Gracias por ayudarme. Habéis sido muy gentiles... Supongo que ahora seguiréis vuestro camino. Ya habéis hecho mucho por mí...
"Quién iba a pensar que el primer caballero que trepase mi ventana sería para ayudarme a escapar de esta vida..." La idea resultaba divertida, pero no lo expresé así. El desconocido evaluó la situación y finalmente entorpeció el paso a la puerta empujando el pesado lecho forjado como si estuviera hecho de papel.
Entonces se acercó a mí, cogiéndome de la cintura. Estuve a punto de recordarle el protocolo de la distancia cortés, pero no era más que otro impulso de aquella insoportablemente aburrida vida de gorrión enjaulado... Opté por devolverle la sonrisa, pero ambos sabíamos que mi caída de párpados era mucho más peligrosa que la suya.
A pesar de mi indiferencia, apreté los dientes cuando el chico saltó por la ventana, cargando conmigo. Al tocar el suelo, me aparté graciosamente, mirando a mi alrededor y murmurando un bajo susurro de agradcimiento. No había nadie cerca, salvo la joven feérica que había visto también antes, y presté atención a las palabras de ambos, sopesándolas cuidadosamente... pero no podía apartar de mi mente la oscura euforia fruto de mi fuga. Había escapado de la jaula... Se lo debía a dos extraños, pero mi victoria era mucho mayor. Me acaricié los dedos de la mano izquierda, delicadamente. Ellos habían vertido el veneno que me había dado aquella victoria... aquella libertad.
Hasta que no llegamos a aquel jardín perdido y la chica me ofreció un vestido con el que cambiarme, no me percaté de que ya debería haber dicho algo. No había habido una presentación apropiada, pero al menos deberían conocer mi nonbre.
Cogí el vestido con cuidado. La tela era muy suave, de una textura parecida a la seda, y ligeramente más colorida de a lo que estaba acostumbrada. Me llevé los dedos a los labios, distraída, al ser consciente de repente que no tenía más espacio en el que cambiarme que aquel apartado jardín. Miré de reojo al joven que había trepado mi ventana. Estaba ordenando mis palabras para hacerle ver que debería al menos alejarse un poco y darse la vuelta, cuando las normas de la jaula regresaron a mi mente... No eran las normas que yo había elegido. ¿Qué era la cortesía sino aquello que siempre se me había impuesto? Dudé un instante, y después desaté los nudos de la espalda de mi largo vestido con movimientos pausados. Dejé caer al suelo el enorme montón de encaje con un frufrú de tela negra. Después, sin ninguna prisa, examiné el vestido prestado y lo deslicé sobre mi corta túnica interior. Al instante noté la diferencia con mi indumentaria usual. Demasiado ajustado, demasiado corto, demasiado llamativo. Imaginé las exclamaciones escandalizadas de mi familia.
-Quizás aparente tener sangre de hada... -comenté sin emoción, dando un equilibrado giro de bailarina para apreciar el corto vuelo del vestido- Jamás me reconocerían con esta ropa. Dudo que alguien haya mirado alguna vez mi rostro más que las joyas que lo enmarcaban.
Recordé entonces la ayuda recibida y dediqué a ambos una tenue reverencia, sonriendo por primera vez en mucho tiempo.
-Gracias por ayudarme. Habéis sido muy gentiles... Supongo que ahora seguiréis vuestro camino. Ya habéis hecho mucho por mí...
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Re: I killed nobody but my husband ♪
Cuando la feerica nos llevó a unos jardines y la prestó un vestido a aquella chica, me di la vuelta. Siguiendo las tipicas normas éticas y morales que había desde siempre. Aun que a mi eso de la desnudez tampoco me importaba mucho, tal vez aquella chica quisiera intimidad, y era obvio. Cualquier persona la querría.
Finalmente se terminó de cambiar y volví a girarme, observando su vestido. La quedaba totalmente diferente, es más, era como ella habia dicho: Nadie la reconocería.
Después hizo una reverencia y sonrió, dándonos las gracias y diciendo que nos ibamos a separar. Yo me encogí de hombros. No tenía nada que hacer, habia venido para dar una vuelta. Pero tal vez pasear con aquellas chicas me entretuviese un poco. Además, a la feerica la conocía de vista, estaba el dia que aparecieron los Seis... Ese dia que... Bueno, ese Dia.
-Yo, sinceramente, no tengo nada que hacer. Podría separarme si. Pero no tengo nada que hacer, asi que, si no es menester. Os acompañaré un rato.
Sonreí y miré a ambas chicas, esperaba que no les importara pasear junto a mi. O que yo paseara junto a ellas, depende de cómo se mirara. Entonces recordé que no me había presentado. Me separé un poco e hice una reverencia, era una reverencia tan buena que recordaba a la de las cortes, cuando un caballero se presentaba ante un rey, por ejemplo. Si, yo estaba ya acostumbrado a eso de hacer reverencias, pues era de una clase social media-alta y desde pequeño habia sido asi...
Mientras aún seguía inclinado, miré a ambas chicas con una sonrisa.
-Mi nombre es Sasha, encantado.
Finalmente se terminó de cambiar y volví a girarme, observando su vestido. La quedaba totalmente diferente, es más, era como ella habia dicho: Nadie la reconocería.
Después hizo una reverencia y sonrió, dándonos las gracias y diciendo que nos ibamos a separar. Yo me encogí de hombros. No tenía nada que hacer, habia venido para dar una vuelta. Pero tal vez pasear con aquellas chicas me entretuviese un poco. Además, a la feerica la conocía de vista, estaba el dia que aparecieron los Seis... Ese dia que... Bueno, ese Dia.
-Yo, sinceramente, no tengo nada que hacer. Podría separarme si. Pero no tengo nada que hacer, asi que, si no es menester. Os acompañaré un rato.
Sonreí y miré a ambas chicas, esperaba que no les importara pasear junto a mi. O que yo paseara junto a ellas, depende de cómo se mirara. Entonces recordé que no me había presentado. Me separé un poco e hice una reverencia, era una reverencia tan buena que recordaba a la de las cortes, cuando un caballero se presentaba ante un rey, por ejemplo. Si, yo estaba ya acostumbrado a eso de hacer reverencias, pues era de una clase social media-alta y desde pequeño habia sido asi...
Mientras aún seguía inclinado, miré a ambas chicas con una sonrisa.
-Mi nombre es Sasha, encantado.
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Re: I killed nobody but my husband ♪
Observé con aprobación como le quedaba el vestido, haciendo caso omiso cuando se desvistió. Un poco estrecho quizás y corto, pero aun así la hacía distinta, más viva y le daba algo de alegría a su cara. (El caso es que es una humana algo... descolorida. Quizá me había mal acostumbrado a los tonos de pelo y de piel raros al vivir en Awa y al viajar y encontrarme con gente rara, como el chico en este momento, que tenía el pelo blanco). Sonreí cuando ella hizo la pirueta y comentó que a lo mejor pasaría por alguien con sangre feérica.
-Un poco de reflejos verdes en el pelo es lo único que te haría falta.
Después de darnos las gracias la chica se quería marchar ya, pero el caso es que yo no sabía ni su nombre ni el de el otro joven, y además, no había ganas de volver a ponerse en camino tan pronto porque seguro que me pasaría los días siguientes pensando en ella y en su historia. Cuando nos dió las gracias, sonreí encantada.
-No pasa nada, en situaciones mas complicadas me habré visto.- Dije en tono suave, aunque me quedé algo cortada cuando el joven comentó que le gustaría acompañarnos, con palabras muy complicadas. No entendía la necesidad que tenían algunos de usar ese lenguaje que normalmente se daba solo en las cortes de los reinos humanos. De todos modos yo divagaba mucho y seguramente le parecía irritante a alguien que no estuviera acostumbrado. Como en este momento, haciendo una montaña con un granito de arena y sin parar de hablar conmigo misma. Aunque caí en la cuenta de que había supuesto el solo que la C.M. (chica misteriosa) y yo iríamos luego juntas. Seguramente tenía razón, pero de todos modos era un tanto extraño que lo soltara así sin más.
Cuando se presentó (su nombre era Sasha, parecía de chica) caí en la cuenta de que ni yo misma había dado mi nombre. Piuff, ya estaba divagando otra vez, así que me apresuré a presentarme.
-Yo soy Zia e iba de camino a Awa pero no me importaría retrasar el encuentro. No creo que encuentre una sorpresa agradable cuando vuelva.- Seguro que en cuanto llegara, mi hermanita me recibiría con los brazos abiertos y llenos de noticias inquietantes como la muerte de mamá. Vale, tenía ganas de volver, pero todavía no tenía tantas. Por cierto, ¿tienes planeado lo que quieres hacer ahora?- Pregunté curiosa. Si no tenía nada más echo que hasta ese momento le iba a ser difícil salir al paso en su situación, además de que seguro de que a estas alturas ya habían empezado a preocuparse por donde estaba en el caserón.
Zia- Nigromante
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
Edad : 24
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Su personaje es: Zia Rashid, feérica de 15 años y aprendiza de magia. Durante un tiempo fue elegida de Wina.
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Pertenece a: La Orden Mágica
Re: I killed nobody but my husband ♪
-Sasha... -pronuncié son cuidado. Sonaba distinguido... aunque nunca había conocido a ningún caballero con ese nombre. Mi sonrisa se había ido desvaneciendo poco a poco. Nunca se mantenía durante mucho tiempo- Y Zia... Gracias de nuevo. No creo que pueda compensaros por esto, me temo.
Bajé los ojos recatadamente. Mi ausencia de cualquier plan debía de resultar evidente... No entendí que quisieran acompañarme. ¿Tal vez pensaran entregarme? Levanté la mirada y los examiné con desconfianza, con un gesto propio de un depredador. Lo cierto era que siempre me había considerado uno, desde el instante en que había decidido dejar de ser una oveja. Aún conservaba mi piel de cordero, pero debajo aguardaba en silencio una loba.
Algo captó mi atención en un hueco entre los árboles del jardín. Alguien que pasaba cerca, caminando deprisa... Eran varias personas, entendí de pronto, e iban vestidas de negro. Si venían de mi casa, estaba claro que me buscaban a mí...
Miré a Zia y Sasha con un parpadeo suplicante. Toda desconfianza había desaparecido. Los necesitaba... tenía que aceptarlo.
-He de huir ya... Creo que han empezado a buscarme. Quizás hayan descubierto ya el rastro del veneno. Pero... -me mordí el labio, casi distraídamente- No conozco la ciudad... Nunca salgo a la calle, de modo que no sé hacia dónde debo escapar.
Me di cuenta de que aún no sabían mi nombre. Abrí los ojos al máximo, uno de ellos color caramelo, el otro del tono de las violetas tiernas. Tal vez pareciera asustada.
-Mi nombre es Diana Lovelock... -murmuré.
Un grito súbito se escuchó a mi espalda. Dos caballeros vestidos de luto habían entrado al jardín. Los conocía; eran viejos amigos y aliados políticos de mi marido. Habrían oído mi voz desde fuera... y ambos habían pasado suficientes veladas en mi hogar, me reconocerían con cualquier disfraz. Venían a por mí...
Bajé los ojos recatadamente. Mi ausencia de cualquier plan debía de resultar evidente... No entendí que quisieran acompañarme. ¿Tal vez pensaran entregarme? Levanté la mirada y los examiné con desconfianza, con un gesto propio de un depredador. Lo cierto era que siempre me había considerado uno, desde el instante en que había decidido dejar de ser una oveja. Aún conservaba mi piel de cordero, pero debajo aguardaba en silencio una loba.
Algo captó mi atención en un hueco entre los árboles del jardín. Alguien que pasaba cerca, caminando deprisa... Eran varias personas, entendí de pronto, e iban vestidas de negro. Si venían de mi casa, estaba claro que me buscaban a mí...
Miré a Zia y Sasha con un parpadeo suplicante. Toda desconfianza había desaparecido. Los necesitaba... tenía que aceptarlo.
-He de huir ya... Creo que han empezado a buscarme. Quizás hayan descubierto ya el rastro del veneno. Pero... -me mordí el labio, casi distraídamente- No conozco la ciudad... Nunca salgo a la calle, de modo que no sé hacia dónde debo escapar.
Me di cuenta de que aún no sabían mi nombre. Abrí los ojos al máximo, uno de ellos color caramelo, el otro del tono de las violetas tiernas. Tal vez pareciera asustada.
-Mi nombre es Diana Lovelock... -murmuré.
Un grito súbito se escuchó a mi espalda. Dos caballeros vestidos de luto habían entrado al jardín. Los conocía; eran viejos amigos y aliados políticos de mi marido. Habrían oído mi voz desde fuera... y ambos habían pasado suficientes veladas en mi hogar, me reconocerían con cualquier disfraz. Venían a por mí...
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Re: I killed nobody but my husband ♪
Las dos chicas se presentaron, una de ellas, la feerica, decia llamarse Zia. Y la otra, la que habia rescatado de la ventana, se llamaba Diana.
Esta ultima se había puesto nerviosa en cuanto dos hombres vestidos de negro habian aparecido detrás de ella. Pero antes de que nadie se diese cuenta, yo ya no estaba alli. Había desaparecido, aparentemente...
Después de unos angustiosos segundos para Diana y Zia en los cuales las personas empezaban a rodearles, una sombra apareció detrás de uno de los hombres. Aquella sombra le atravesó con una hoja tan grande como su estomago entero. A continuación aquella sombra levantó al hombre, que seguía atravesado por aquella arma, y lo lanzó. Lo lanzó con tal fuerza que tiró a otras dos personas al suelo.
Pero antes de que nadie actuara, otras dos personas del otro lado del circulo empezaron a contraerse sobre ellos mismos, gritando de dolor. Entonces se pudo ver que aquella sombra se trataba de mi. Aquellos gritos provocaron que todas las personas se pararan y miraran hacia donde yo estaba, cuando esto ocurrió, yo ya no estaba allí. Y cuando volvieron a mirar hacia donde estaban Diana y Zia, ellas tampoco estaban allí.
Habían desaparecido
En realidad, simplemente gracias a mi velocidad, pude coger a la feerica y a la otra chica con tal rapidez que habiamos desaparecido en menos de tres segundos. Habiamos escapado gracias a ello. Y ahora nos encontrabamos en un callejon oscuro.
Miré a ambas chicas, serio. Pero cuando miré a Diana, mi rostro se convirtió en uno normal, con una sonrisa como la que había esbozado cuando la habia sacado de aquella casa.
-Vaya... Parece que si que tendrás que escapar de aquí y rápido. No temas, yo te ayudaré.
Esta ultima se había puesto nerviosa en cuanto dos hombres vestidos de negro habian aparecido detrás de ella. Pero antes de que nadie se diese cuenta, yo ya no estaba alli. Había desaparecido, aparentemente...
Después de unos angustiosos segundos para Diana y Zia en los cuales las personas empezaban a rodearles, una sombra apareció detrás de uno de los hombres. Aquella sombra le atravesó con una hoja tan grande como su estomago entero. A continuación aquella sombra levantó al hombre, que seguía atravesado por aquella arma, y lo lanzó. Lo lanzó con tal fuerza que tiró a otras dos personas al suelo.
Pero antes de que nadie actuara, otras dos personas del otro lado del circulo empezaron a contraerse sobre ellos mismos, gritando de dolor. Entonces se pudo ver que aquella sombra se trataba de mi. Aquellos gritos provocaron que todas las personas se pararan y miraran hacia donde yo estaba, cuando esto ocurrió, yo ya no estaba allí. Y cuando volvieron a mirar hacia donde estaban Diana y Zia, ellas tampoco estaban allí.
Habían desaparecido
En realidad, simplemente gracias a mi velocidad, pude coger a la feerica y a la otra chica con tal rapidez que habiamos desaparecido en menos de tres segundos. Habiamos escapado gracias a ello. Y ahora nos encontrabamos en un callejon oscuro.
Miré a ambas chicas, serio. Pero cuando miré a Diana, mi rostro se convirtió en uno normal, con una sonrisa como la que había esbozado cuando la habia sacado de aquella casa.
-Vaya... Parece que si que tendrás que escapar de aquí y rápido. No temas, yo te ayudaré.
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Re: I killed nobody but my husband ♪
off: Diana pones tu cuando se vaya él?
La joven parecía fascinada por el nombre, aunque la sonrisa había ido desapareciendo poco poco. Parecía triste por algun motivo, su aura titilaba. Nos pidió perdón por no poder compensarnos el detalle de haberla rescatado. No dije nada simplemente sonreí. Solo había algo que me gustaría tener y no era algo que estuviera a su alcance.
Me di cuenta de que su expresión se hizo sombría como si se enterara de repente que estaba sola con dos completos extraños. Me apoyé en el árbol mientras seguía la mirada de ella (nos tendría que decir el nombre algún día pienso yo) y me quedé pálida. En ese momento se dio cuenta de que podría confiar en nosotros y nos pidió ayuda pues no se conocía las calles. Suspiré apesadumbrada. Pues ibamos bien entonces. Mi territorio no era la ciudad. Cayó en la cuenta de que no sabíamos su nombre y se presentó con nerviosismo. A buenas horas, pero me gustaba Diana. A lo mejor le puedo llamar Di, aunque parecía demasiado seria, pese a esos bonitos ojos bicolor.
Para cuando terminé de pensar en mis tonterías nos habían rodeado, y entre un parpadeo y otro Sasha desapareció de mi vista y una sombra acabó con algunos de los que nos rodeaban. No me sorprendí cuando se vio que era él, pero dejé escapar un chillido ahogado al notar como nos sacaba de allí. Supuse que sería un mago, ya que ningun humano sería capaz de moverse a tal repidez. Creo que nos sacó de allí con viento ya que no noté el tirón de la teletransportación.
Acabamos en un callejón oscuro y yo al menos estaba totalmente desorientada. Le dedicó una sonrisa a Di (ya que había decidido llamarla así a menos que ella me pidiera lo contrario) y le dijo que la ayudaría a salir de allí. Pero bueno, pensé, ¿aquí se han olvidao de mí o qué?.
-Necesitarás un nombre falso, porque despues de todo esto dudo que no manden una orden de busqueda en los sitios de alrededor.- Comenté pensativa. --Si pudiera teletrasportarnos fuera del pueblo... que asco ser solo una aprendiza, aunque podría ponerte una ilusión encima para que no te reconozcan. -Dije pensando en voz alta. Enseguida me dí cuenta de que eso podría ser nuestra vía de escape y sin esperar su respuesta comencé con el conjuro en mi mente. Tenía que visualizarla de otra manera y me sorprendí al pensar en mi hermana. La imaginé de esa manera añadiendo unos retoques para que casará mas con Diana y voilá: ilusión terminada. Me había tomado algo de mi energía y me notaba un poco mas cansada pero había merecido la pena. Con mi vestido y la ilusión encima, siempre y cuando no nos tropecemos con alguien sensible a la magia y con ganas de fijarse en los demás. Entonces me di cuenta de que había sido muy atrevida con alguien a quien apenas conocía. Mierda, a lo mejor se lo toma a mal y sale huyendo o alguna otra cosa loca.
-Di, lo siento si he sido demasiado atrevida. Me entusiasmo demasiado facilmente. Si te interesa saberlo es la apariencia de mi hermana pequeña, aunque algo mas mayor. Se llama Alae y...- Concentrate, me dije, no te vayas por las ramas. Sonreí cohibida ante mi numerito. -Bueno si no te gusta te lo quito y buscamos otra manera de salir de aquí.
La joven parecía fascinada por el nombre, aunque la sonrisa había ido desapareciendo poco poco. Parecía triste por algun motivo, su aura titilaba. Nos pidió perdón por no poder compensarnos el detalle de haberla rescatado. No dije nada simplemente sonreí. Solo había algo que me gustaría tener y no era algo que estuviera a su alcance.
Me di cuenta de que su expresión se hizo sombría como si se enterara de repente que estaba sola con dos completos extraños. Me apoyé en el árbol mientras seguía la mirada de ella (nos tendría que decir el nombre algún día pienso yo) y me quedé pálida. En ese momento se dio cuenta de que podría confiar en nosotros y nos pidió ayuda pues no se conocía las calles. Suspiré apesadumbrada. Pues ibamos bien entonces. Mi territorio no era la ciudad. Cayó en la cuenta de que no sabíamos su nombre y se presentó con nerviosismo. A buenas horas, pero me gustaba Diana. A lo mejor le puedo llamar Di, aunque parecía demasiado seria, pese a esos bonitos ojos bicolor.
Para cuando terminé de pensar en mis tonterías nos habían rodeado, y entre un parpadeo y otro Sasha desapareció de mi vista y una sombra acabó con algunos de los que nos rodeaban. No me sorprendí cuando se vio que era él, pero dejé escapar un chillido ahogado al notar como nos sacaba de allí. Supuse que sería un mago, ya que ningun humano sería capaz de moverse a tal repidez. Creo que nos sacó de allí con viento ya que no noté el tirón de la teletransportación.
Acabamos en un callejón oscuro y yo al menos estaba totalmente desorientada. Le dedicó una sonrisa a Di (ya que había decidido llamarla así a menos que ella me pidiera lo contrario) y le dijo que la ayudaría a salir de allí. Pero bueno, pensé, ¿aquí se han olvidao de mí o qué?.
-Necesitarás un nombre falso, porque despues de todo esto dudo que no manden una orden de busqueda en los sitios de alrededor.- Comenté pensativa. --Si pudiera teletrasportarnos fuera del pueblo... que asco ser solo una aprendiza, aunque podría ponerte una ilusión encima para que no te reconozcan. -Dije pensando en voz alta. Enseguida me dí cuenta de que eso podría ser nuestra vía de escape y sin esperar su respuesta comencé con el conjuro en mi mente. Tenía que visualizarla de otra manera y me sorprendí al pensar en mi hermana. La imaginé de esa manera añadiendo unos retoques para que casará mas con Diana y voilá: ilusión terminada. Me había tomado algo de mi energía y me notaba un poco mas cansada pero había merecido la pena. Con mi vestido y la ilusión encima, siempre y cuando no nos tropecemos con alguien sensible a la magia y con ganas de fijarse en los demás. Entonces me di cuenta de que había sido muy atrevida con alguien a quien apenas conocía. Mierda, a lo mejor se lo toma a mal y sale huyendo o alguna otra cosa loca.
-Di, lo siento si he sido demasiado atrevida. Me entusiasmo demasiado facilmente. Si te interesa saberlo es la apariencia de mi hermana pequeña, aunque algo mas mayor. Se llama Alae y...- Concentrate, me dije, no te vayas por las ramas. Sonreí cohibida ante mi numerito. -Bueno si no te gusta te lo quito y buscamos otra manera de salir de aquí.
Zia- Nigromante
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Fecha de inscripción : 11/07/2012
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Datos
Su personaje es: Zia Rashid, feérica de 15 años y aprendiza de magia. Durante un tiempo fue elegida de Wina.
Trabaja de:
Pertenece a: La Orden Mágica
Re: I killed nobody but my husband ♪
Off: no posteeis como si me hubiera ido. En el otro tema en el que estoy puedo hacer como si fuera en otro tiempo.
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