Vinca, mestiza celeste-yan

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Femenino

Es una chica alta y esbelta, su cuerpo parece frágil al ser medio celeste y la piel tiene un leve tono azulado que apenas se nota, y es muy suave. Sus ojos son rojos y llameantes como los soles, que cuando se enfada da la sensación de que si uno se acerca un poco, se quema. El cabello es de un tono rojizo, un poco largo y algo ondulado que lleva recogido en dos coletas, lleva flequillo; tiene dos mechones a cada lado de color negro que lleva en dos trecitas que están recogidas por las dos coletas.
Tiene una marca en forma de sol situado en el muslo y antebrazo derecho, no se acuerda como llegó a tener las marcas, pero sabe que se las hizo o hicieron en el desierto.
Suele llevar un top color salmón y una falda anaranjada que antes era larga, pero que cortó porque le incomodaba. Encima de la falda, por la parte trasera, lleva una piel de color pardo que sujeta con una tela también de color salmón que ata en forma de lazo, el lazo queda colgando en la parte izquierda. Unas botas largas y dos vendas, una en el antebrazo derecho y otra en el muslo derecho, la gente le pregunta por qué lleva esas vendas, pero ella cambia de tema porque no le gusta que nadie le pregunte sobre ello. Otras veces lleva una camiseta y unos pantalones holgados.
Siempre lleva una capa de color de la arena del desierto por un lado y por el otro de color azul, en el desierto va tapada con la capa dejando la parte de color azul por dentro. Tiene una mochila que lleva cuando se va de viaje.
Lleva varios accesorios como unas pulseras y un saquito que lleva sujeto a la falda en la que tiene lo que necesita.

Es amable, cariñosa, simpática, comprensible y fiel con todo el mundo, pero eso no significa que confíe en alguien a la ligera, antes debe tener la certeza de si puede o no confiar en la persona con quien esté tratando en ese momento. Es algo nerviosa y cuando se pone así camina rápido y habla como un yan. Se comporta con serenidad la mayor parte del tiempo. Va por libre y no le gusta que le digan que es lo que tiene que hacer o como comportarse. Se preocupa por sus amigos y familiares y odia sentirse inútil.
Cuando se siente de forma negativa, se comporta fríamente con la gente ya que se irrita más y todo lo que dice en ese momento es para herir a los demás, es algo que no puede evitar hacer.
Prácticamente pasa de los Seis, no es muy religiosa que digamos y no le gusta tener que adorarles, algo que los celestes no ven con muy buenos ojos, pero Vinca no le da importancia, no menciona que a ella los Seis le da completamente igual, aunque a veces su comportamiento la delata.

Puede levitar, ve los lazos entre la gente y puede ver lo que sienten los que están a su alrededor, al ser mestiza, no puede ver con mucha claridad los sentimientos de los demás, por eso, suele ignorar que tiene ese don ya que una vez metió la pata hasta el fondo. Los idiomas. Aguanta muy bien las altas temperaturas, puede aumentar la temperatura de los objetos, pero solo puede aumentarla un poco al ser mestiza. Se le da bien luchar.

A veces tiende a hablar igual de rápido que un yan dificultando a los demás que no sean yan a que entiendan toda la frase. Engaña a la gente para su beneficio propio, aunque luego se siente mal por ello, es algo que no puede evitar hacer. En ocasiones puede ser muy inocente, demasiado para su gusto. Es muy desconfiada con la gente y ataca a la gente, literalmente, cuando está irascible.

Le gusta contemplar los soles cuando amanece y atardece, la música, volar en haai. Le gusta aprender cosas nuevas, así como los idiomas. Sobretodo, le gusta viajar.

Se odia a sí misma cuando engaña o miente a la gente. No le gusta la gente que es egocéntrica. Teme y odia las guerras y muertes, aunque si tiene que entrar en una guerra, lo haría. No le gusta nada que la controlen. Tampoco le gusta mucho ir completamente tapada como los demás yan, pero tampoco es que le guste ir como van los celestes, prefiere su estilo.

Nació en la ciudad de Vaisel, Celestia. Allí fue donde sus padres se conocieron en el mercado, su padre yan Kharel y su madre celeste Mei. Cuando Vinca creció lo suficiente, hizo muchos viajes a Kash-Tar ya que su padre le enseñaba todo el desierto, viajaban en torkas los tres juntos y otras veces iban ellos dos solos. Vinca llegó a amar el desierto, le encantaba ver los dragones sobrevolar Awinor, los oasis le parecían un pequeño paraíso que solo disfrutaban los habitantes del desierto cuando se encontraba en él.
Su madre le regaló por uno de sus cumpleaños una capa con capucha que por cada lado era de color diferente, Vinca la aceptó gustosa y usaba mucho esa capa que le quedaba un poco grande, pero eso a ella no le importaba.
A los seis años, su madre dio a luz a otra niña, esta se parecía más a un celeste que a un yan. La llamaron Kanei, su madre se llevaba a las dos al Oráculo de Awa ya que ella trabajaba allí. Vinca hacía como que admiraba a los Seis cuando en realidad quería salir de allí ya que no le gustaba nada, en cambio, su hermana se interesaba mucho en las conversaciones de los mayores cuando hablaban de los dioses.
Vinca pasaba horas y horas leyendo cuando estaban en el Oráculo, o sino, se iba a explorar ya que le gustaba mucho conocer cosas nuevas, siempre iba de un lado a otro. En una ocasión, oyó a unos feericos de los que se había hecho amiga que irían a los Ojos de Neliam a pasar el día allí y la invitaron, ella aceptó y al día siguiente muy temprano partieron rumbo. Vinca se lo pasó muy bien junto a sus amigos y al volver al Oráculo cuando quedaba poco tiempo para el amanecer del día siguiente, se encontró a su madre muy preocupada, le echó una buena bronca y se marcharon de allí de vuelta a Vaisel. Su madre seguía muy disgustada y su padre no le dio importancia al asunto. Vinca no volvió durante mucho tiempo al Oráculo mientras que su madre y hermana sí.
Al cumplir los 10 años, Vinca conocía el desierto de palmo a palmo y cada vez que los Kayasin se acercaban se echaba al suelo cubriendo a su hermana pequeña con su capa, luego escogía otro camino por si acaso. Ella sabía que a Kanei no le agradaba el desierto y cada vez que iban intentaba hacer cada viaje muy entretenido.
Vinca sabía bastantes idiomas y muchas veces iba a visitar a una tribu limyati, ya que en esa tribu tenía algunos parientes por parte de padre.
Vinca vivió felizmente esos diez años hasta que, un día, su padre y ella fueron al desierto como de costumbre, pero no se esperaban lo que se encontraron, un grupo de personas les emboscaron, Vinca supo enseguida que no se trataban de yan ni de ninguna tribu que viviese en el desierto o en los límites. Se llevaron a Vinca por un lado y a su padre por otro.
Vinca se despertó horas más tarde, sola, con una ligera molestia en el antebrazo y en el muslo derecho, vio que tenía dos marcas con forma de sol. Volvió a Celestia en una caravana que pasó cerca, una yan y una limyati que iban en la caravana se fijaron en las marcas y le pusieron unas vendas diciéndole que solo los yan y las tribus podían saber de ellas, pero que su familia por parte celeste y su hermana no podían saberlo. Vinca les hizo caso y volvió a casa.
Todos tomaron por muerto a Kharel, Vinca no, ella sabía que seguía con vida, aunque los demás decían que seguía vivo en su corazón.
Mei y Kanei se marcharon a uno de los Oráculos de Idhún, Vinca no quiso ir y se quedó a vivir en una tribu limyati, donde vivió seis años y ahora viaja por Idhún sola y a veces en compañía.

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