Nació de la unión de dos shek increíblemente poderosos, fue criada y educada duramente. Pero era insegura y tímida y sus padres la dieron por imposible, abandonándola a su suerte, todos los de su raza y los dragones la insultaban y se reían de ella, durante años estuvo aguantando estos insultos, incluso se enfrentó con dragones y sheks para intentar ser más respetada, pero lo único que conseguía era salir malherida del combate y sus padres la tenían que ayudar a escapar de la ira de los sheks y los dragones con los que se enfrentaba, estaban muy frustrados con ella, y ella estaba muy frustrada con ella misma, hasta que el odio pudo con ella. Empezó a entrenarse duramente en el combate en secreto, sin que nadie, ni sus propios padres lo supiesen. Un día, un dragón la insultó de nuevo y mató al dragón después de una fiera batalla, su rostro era frío y esquivaba los ataques del dragón con facilidad, lo mató congelandolo y haciendo que se precipitara hacia unas rocas puntiagudas, todos los de su raza se impresionaron, incluso sus padres. Ella los miró con ira y desde entonces, su timidez desapareció convirtiendose en odio y frialdad. Pero aún era callada. Los shek dejaron de insultarle y los dragones también, empezó a ser respetada, su poder empezó a hacerse cada vez más fuerte y más oscuro, algo que a ningún shek, ni ningún ser le ocurrió jamás, era extraño, tenía su poder del hielo, mucho más potente y oscuro que cualquier otro shek.
Un día, sus padres vieron que no podían controlar la ira de su hija cada vez que se enfrentaba a un dragón o shek y decidieron encerrarla, al enfrentarse ellos a su hija, toda su furia se disparó, y su poder se descontroló, haciendo que matara a sus padres y a muchos shek. Después de una incesante lucha quedó agotada y cayó al vacío, creía que iba a ser su fin, pero El Séptimo la salvó, ella lo miró, le ofreció que ella se convirtiera en la shek que controlara todas sus tropas, su mano derecha, a cambio de que le diera más poder oscuro y un cuerpo humano, esta aceptó. Entonces El Séptimo hizo que el largo y elegante cuerpo de la shek se convirtiera en el cuerpo de una joven de ojos color sangre y pelo negro como la noche, la entrenó más aún en las armas y le dió bastantes conocimientos, ella estaba contenta estando con él, pero un día descubrió que solo la quería para hacerse con el mundo que crearon los Seis dioses, su ira fue tal que dejó de creer en Él, pero decidió mantenerlo en secreto, veía que su poder iba creciendo, ya El Séptimo no tenía control de aquel poder que le dió, y decidió usarlo en su contra... Deseaba... Convertirse en una diosa... Y un día, sabía que lo conseguiría, y por fin se libraría de su sufrimiento y su tristeza y podría vivir en paz... |