Ficha de KogginNaps

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Hombre

Complexión atlética, 1.80 m y muy flexible. Al igual que la mayoría de los feéricos superiores, tiene alas que usa para volar y moverse mas rápido. Afortunadamente, la herencia genética de sus padres, que eran a la vez hermanos, no le ha causado ninguna malformación.

Tiene el pelo negro y largo, a la altura de los hombros. Sus facciones son algo duras y algunos se sienten intimidados, pues piensan que está enfadado (y no es así). Acostumbra a llevar algo de barba.

Tiene preferencia por las camisas y las gabardinas. Si bien es mas diestro en el manejo de la espada a una mano, también le gustan las hachas arrojadizas

Koggin es retraído y le cuesta contactar con la gente. No le gusta hablar con otras especies, ya que los pocos conocidos que ha tenido eran de su misma especie. Tiene mucha confianza en si mismo, pero en lo relaciones se vuelva inseguro.

Vuelo, Maestría para el robo, Habilidad con la espada y armas arrojadizas.

- Se siente afectado cuando se habla de relaciones amorosas
- Presenta un exceso de confianza cuando cree que tiene la situación controlada, y eso le hace fallar.
- Es algo racista con las otras especies.

Posee una curiosa obsesión con crear grullas de papel.

Los que no soportan el incesto, Aquellos sin ambición

Sus padres (hermanos y amantes) vivían escondidos del mundo junto con su madre en los acantilados de la costa de Drackwen. El joven Koggin vivió su infancia y juventud sin apenas conocer otras personas. Esto le marcó profundamente y hace que hoy en día no se le dé bien hablar con otros. Su padre le transmitió el dominio de la espada, y su madre de las armas arrojadizas. Aprendió de ambos el innoble arte del hurto. Su abuela nunca dejó de recordarle el prestigioso pasado de su familia: habían sido unos importantes contrabandistas temidos en todo Drackwen y Nandelt, con una inmensa fortuna. Sin embargo, en ese momento todo se había perdido. Koggin decidió que lo único que tenía que hacer era empezar de cero. Cargado de ambición, habilidad y decisión, decidió que era el momento de partir y dejar atrás el recuerdo para crear un futuro lleno de esperanza (teniendo en cuenta, por supuesto, el punto de vista de un criminal).

Sus diversas andadas le llevaron a los sitios más recónditos, en los que perfeccionó sus técnicas de robo y aprendió como organizar un gremio, convirtiéndose en el aprendiz de un mafioso, decidido a llevar de nuevo el apellido Longwood a la gloria. Ahora trabaja para dicho hombre, en calidad de sucesor. Viaja por el mundo robando a la gente que le ordena su maestro.

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