Ficha de personaje Serpiente alada de gran tamaño, como cualquiera de su raza, es el igual a un dragón. Sus ojos son de un color oscuro, sus escamas son grises en vez de plateadas. A pesar de su juventud, tiene un gran desgarrón en una de sus alas: la derecha.
En su forma humana tiene el cabello corto y blanco. Es alto, con el color de la piel algo oscura, tiene los ojos azules, la nariz recta y labios finos. Viste con ropas oscuras siempre que puede, dos guantes de cuero y botas negras. |
solitario, meditativo y prudente. Le gusta la soledad y los sitios fríos. No le gusta ninguna raza de los sangrecaliente, ni los considera importantes, solamente necesarios para algunos planes, pero para él, son basura. Tiene cierta consideración por los szish, seres de sangre fría como su raza. No suele mostrar su orgullo -aunque tiene un ego alto-, pues es algo que relaciona más a los dragones que a los sheks. Aunque los sheks tengan una red telepática con todos los individuos, él hace lo que quiere y sigue a los demás cuando es solamente y estrictamente necesario. |
Paralizar con su mirada a cualquier ser inferior. Tiene un dominio sobre el hielo. Y goza de la habilidad de tener un veneno mortal para cualquier raza, excepto la suya propia.
| No hace mucho caso a los ancianos de su raza y por ello sigue sus propios planes y actos. Se muestra ante todos con un aire sarcástico y negativo, casi sin esperanza y con ira, dispuesto a pelear si llegase a ser necesario. |
Observar los paisajes mientras vuela, sumergirse en los ríos profundos alimentándose de pescado y hablar con los de su edad, aunque prefiere estar solo en su Ushak | Los dragones y las razas inferiores. Ver a los suyos derrotados o muertos. |
su pasado se encuentra en Umadhun, el reino de las serpientes aladas. Nació allí en ese mundo muerto. Sus hermanos no lograron salir del cascarón, excepto una hembra, su hermana Ashalia. Su madre les enseñó todo lo que las crías de Shek aprendían en su infancia, respecto al combate, sus técnicas, sus capacidades y sus temores. Con la edad suficiente, fueron guiados a Idhún, el mundo de los tres soles y las tres lunas, tierra de unas horrendas razas y tramposos dioses. Pero era una tierra bella. Durante la época de Ashran el Nigromante, los sheks habían conocido la paz, aunque amarga. En aquél tiempo solo quedaba un enemigo, un único dragón y ahora... han vuelto a repoblar Idhún, y se convirtió en una tierra insegura para la raza shek. Por eso, Sai'el, vive sin un objetivo que no sea sobrevivir cómo se pueda... |
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