Rol Memorias de Idhún
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Paranoias Variadas

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23092011

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Estoy inspirado por Irkan asique voy a poner una historia; espero que os guste Very Happy
La lujuria de la feérica
Era una calle oscura y desierta en el corazón de vanis, la muchacha avanzaba lentamente, con pasos desiguales, había comenzado a llover hace un rato, pero a ella no le importaba; alfinal agotada se sentó en el húmedo y mojado suelo apoyandose contra la pared de una casa sin signo alguno de haber vida en ella, se llevó la mano derecha a la capucha que le cubría la cara y la izquiera a su vientre, que decía por si mismo que la muchacha estaba embarazada; se quitó la capucha dejando ver su larga melena verde musgo, su piel ,que se había puesto amarilla y agrietada por la escased de vida de aquella calle, y su hermoso rostro, un rostro que era de admirar aun siendo una feérica; bajo ma mirada a su vientre y sonrió
- Nada, no hay vegetación cerca, no se ni dónde estamos ni qué vamos a hacer, pequeño- dijo con un brillo indescriptible en sus ojos- ¿cómo hemos llegado a esto, pequeño?
Esto es una pequeña introducción Very Happy estoy organizando ideas
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Paranoias Variadas :: Comentarios

Anonymous

Mensaje Vie Sep 23, 2011 7:45 pm  Invitado

La mente de la joven hada viajó hasta una año y medio atrás, donde ella se encontraba en el bosque de awa, entre unas flores caminando con absoluta seducción delante de unos chicos más jóvenes que ella y que la estaban espiándo, ella sabía que la estaban observando; lo que para muchas hadas habría sido molesto para ella era una cosa digna de una risa, desde que era pequeña se había corrido la voz de un hada con una belleza elegida por wina, encambio a ella le parecía absurdo "·nadie es más bello que nadie" se había dicho cuando lo oyó. Ella seguía moviéndose entre las flores de forma muy seductora percibiendo como los jóvenes silfos se quedaban boquiabiertos.
Estubo así un buen rato hasta que recibió la llamada de su madre, ella giró la cabeza y fue a encaminares para salir del prado donde se encontraban las flores cuando vio una mata de plantas espinosas cerrandole el paso; los pequeños silfos habían hecho crecer aquellas plantas
-¿Esque no sabéis que también las hadas sabemos volar?- dijo estre risueña e indignada.
Hizo brotar unas alas de mariposa espléndidas de su espalda y se elevó en el aire para sobrevolar la mata de espinas que se erguía delante suyo; aterrizó suavemente y con elegancia iba a comenzar a andar cuando un silfo; no mu pequeño, sino mas o menos de se edad (un poco más joven en tal caso) había salido de su escondite y se había puesto con los brazos abiertos, con intención de hacerla parar, se había puesto delante de ella; la joven lo miró con curiosidad se acercó a el y le besó en la cara a modo de broma o de método para que se apartase; el silfo quedó paralizado por un momento, se sonrojó al máximo y fue hacia ella como si no existiese otra cosa en el mundo, pero cuando se hubo acercado lo suficiente la chica se había esfumado.

La joven había estado caminando un rato cuando notó una presencia; alguien o algo la empujó hacia el suelo; aturdida y dolorida trató de incorporarse pero algo la detuvo; un unicornio blanco como la seda se alzaba allí casi temblando, como si algo delante suyo le inspirase respeto o terror; el unicornio se inclinó hacia ella, la tocó con su cuerno y sintió como algo la inundaba por dentro, disfrutando de la sensación notó que algo se comprimía; la energía que le otorgaba aquel unicornio estaba rebosnado en su cuerpo, era demasiada y le producía dolor oyó decir algo al unicornio, aunqe no lo entendió bien:
-E c o s o wina aq e tá u sú ita mo e l ed ste- decía
El unicornio hizo una reverencia a aquello que se encontraba detrás suyo, dolorida y confusa se giró para ver lo que había detrás, lo que vió no le gustó, un hada, de piel de madera con hongos, cara con facciones hermosas pero aterradoras y pelo creado a partir de ramas y hojas.
- Y na- oyó la joven
La chca había reconocido a el hada; era una de esas hadas que por quemar un árbole, la habían convertido en árbol; pero no podía ser, nada podía arrancarlas de sus raíces ni devolverles la vida; la mujer sonrió, puso los ojos en blanco y sufrió una convulsiónalgo salió de su cuerpo durante una milésima de segundo, pues luego desapareció, era algo invisible pero que había precibido, el cuerpo-árbol de la mujer estalló en fragmentos y cenizas.
La joven corrió y corrió hasta llegar al árbol donde se enontraba su madre esperándola; al verla por la espesura bajó para saludarla, pero nada más tocarla sintió un escalofrío y se puso muy seria
-No...-dijo
-¿Pasa algo mamá?-preguntó la chica
-Si, si que pasa Adelie-decía la madre aún más seria- Debes ir ahora mismo a la torre de Derbhad.

Última edición por Férick Lunne el Dom Sep 25, 2011 4:22 pm, editado 2 veces

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Anonymous

Mensaje Vie Sep 23, 2011 11:38 pm  Invitado

La madre de Adelie caminaba entre el bosque deseperada, loque la vieja driade le había dicho cuando nació su hija se había cumplido; por si fuera poco una hada que había quemado un árbol (o lo que quedaba de ella) había desaparecido, a la mujer se le encogía el corazón cada vez que se acordaba del rostro de su hija, ahora estaba segura que ellahabía bajado para hacer su trabajo, su hija Aidele había partido a la torre de Derbhad para tener adiestración mágica, pero estaba segura, que después de que acabase, la mandarían a la guerra bajo el dominio de las cuatro damas, oh, como detestaba esa mujer a aquellas que se hacían llamar las cuatro damas de la magia feérica, nunca habían vivido en el interior del bosque, se habían pasado su vida en torres de magia, pero algo debía admitir; aquellas cuatro hadas defendían con fireza Derbad de la invasión de Nandlet; estubo andando un rato más cuando encontró a un silfo de la edad de su hija observando la vivienda-árbol desde un matorral; se le acercó por la espalda y le sorprendió al tocarle un brazo.
-¿qué se supone que haces aquí silfo?-preguntaba con autoridad
-Y-Yo n-nada señora- decía el pequeño silfo
-No me intentes mentir- esta vez la señora sonreía- quiero pedirte un favor; toma esto- dijo al entregarle un puñal con el símbolo de un árbol- quiero que se lo claves cuando sepas que sea necesario-dijo mientras una silenciosa pero dolorsa lágrima surcaba sus perfectas mejillas- no me mires así, sabes de quién estoy hablando.
La mujer le entregó el puñal y el chico se fué hacia el noreste en dirección a la torre de derbhad en busca de su admirada hada; encambio la mujer subió esclando a su árbol, se tumbó en su cama y lloró.
-No se que va a ser de tí hija mía- decía entre sollozos-pero estate segura que va a ser difícil, siempre te estaré esperando a que vuelvas- cerró los ojos y maldijo silenciosamente a ella por haber hecho eso.

Última edición por Férick Lunne el Dom Sep 25, 2011 4:28 pm, editado 2 veces (Razón : ;))

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Anonymous

Mensaje Dom Sep 25, 2011 6:31 pm  Invitado

Un hada andaba bajo el calor de los tres soles mientras atravesaba una llanura que se hacía eterna bajo el incesante calor, Adelie la hermosa hada se encontraba agotada, no había parado desde el amanecer y ahora no podía esperar al anochecer para descansar cayóde rodillas y se quedó dormida bajo el abrumante calor que hacía en ese momento.
* * *
El joven Silfo andaba bajo el calor de los tres soles, estaba cansado; pero no le importaba, su única obsesión era encontrar al hada, aquella hada que colmaba sus sueños; después de mucho andar vio en la lejanía a su hada, con su larga y ondulada cavellera color musgo que avanzaba lenta y pesadamente hasta qu la vio desplomarse, corrió hacia ella, pero sus piernas cansadas se lo impidieron, vio como se desplomaba, el silfo temió por la vida del hada, ella no había repuesto fuezas en ningún momento, y aun habiendo vegetación cerca, no se podía absorver vida del entorno, puesto que todas las plantas y hierbas cercanas habían sido arrasadas por el calor, el silfo estaba sobreviviendo a duras penas por haber repostado energía antes de partir, pero ella no; el se movió hacia Adeile como pudo y vio, sorprendido como de su cuerpo emanaba una fuente de energía que la protegía del calor, nadie excepto un feérico pordría haber visto semejante hazaña, era como si la energía hiciese una sombra de vida para que la chica se resguardase del calor y la muerte que le esperaba, se acercó a ella pero la capa de energía que formaba la fuente energética que emanaba de la chica se lo impidó; la piel del silfo se agrietó en su mejilla, se llevó una mano hacia la fisura, se marchitaba, no llegaría lejos, cayó al suelo, esperando a que su piel y su cuerpo se secase, se quedase sin vida y quedase reducido a un montículo de cenizas, como les pasaba a los feéricos, algo se movió en su zurrón, lo sacó a duras penas, era el cuchillo que le había entregado la señora, lo entendió, clavó la daga en la capa de energía y esta sufrió un abertura, entró por ella y aogó un grito, allí dentro era como si hubiese un bosque como el de Awa, su piel se regeneró, y se quedó dormido, con el cuchillo en la mano, sin saber que, algo dentro del cuchillo se movía satisfecho, regodeándose de lo que había dañado, el cuchillo, como si estubiese vivo se movió deslizándose de nuevo hacia el zurrón.
* * *
Adelie se despertó por la noche, sorprendiéndose de seguir viva, pero, había alguien al lado suyo, un silfo, es más el silfo que la había detenido en el campo de flores.
-Eh tu-dijo- ¿qué haces aquí?
El silfo despertó sobresaltado, el hada se había despertado y lo estaba mirando.
-Yo, eeh, iba hacia la torre de Dherbad y me quedé dormido- dijo rápidamente.
Adelie no se creía ni una palabra, on sus ojos veía que no había nada que se le hubiese perdido en la torre, el no era mago.
-No eres mago-dijo-¿para qué vas a la torre entonces?
-Voy a alistarme para la guerra- dijo rápidamente, aunque luego maldició sus palabras.
Adelie miró de forma inquisitiva al chico, era muy joven, pero se encontraba nervioso y supuso que no mentía.
-Está bien-dijo- nos queda un largo camino, vamos- añadió con una sonrisa

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Anonymous

Mensaje Mar Sep 27, 2011 3:52 pm  Invitado

El hada y el silfo andaban en silencio, sin dirigirse palabra, esperaban ver la torre de un momento a otro, pero de momento no la conseguían ver la larga explanada, el silfo iba cavizbajo pensando en como explicará a el hada que no pensaba en ningún momento alistarse para la guerra contra Nandlet; caminaron durante una hora más hasta que vieron la punta de la torre, aquella hermosa torre que se alzaba con fuerza en la punta norte de dherbad el hada se ilusionó y voló hacia ella, el silfo la imitó, pero sin ganas, porque bien sabía el lo que le esperaba al llegar llegaron a la puerta y el silfo, de modo cortés intentó abrirla, una descarga recorrió su cuerpo y lo lanzó hacia atrás, Adelie fué a ayudarle a levantarse sorprendida; Adelie fue hacia la puerta temerosa, puso las manos sobre la fuerte madiera de la que estaba hecha , la puerta se abrió sola, sin ruido alguno, y entraron los dos estupefactos, vieron como un silfo viejo bajaba por las escaleras:
-¿Quién ha abierto la puerta?- dijo casigritando, entre asustado y furioso.
Adelie y el silfo se sintieron cohibidos al principio, viendo la enorme esfera de energía que había convocado el silfo cuando estubo en lo más bajo de la escalera.
-Vengo a aprender en la torre- dijo Adelie con temor, aquella bola enérgica le producía respeto.
El silfo la miró, ella debía hacer sido quién habría abierto la puerta, pero la puerta estaba conjurada, había que ponunciar la palabra ábrete en arcano para entrar, los aprendices que llegaban nuevos no podían abrir la puerta, pero en cuanto la tocaban se recibía un aviso al silfo o hada mayor, que era él. Pero a ella no le había pasado lo mismo, la miró más de cerca, y lo vio, lo que le había ocurrido, lo que le había pasado... Todo.
-Pasa, pasa, tenemos una habitación para ti- decía- Tu no puedes pasar- dijo muy secamente al Silfo
-El viene con migo-dijo Adelie apresuradamente- se va a alistar para la guerra
El silfo mayor miró a el otro silfo, con curiosidad, normalmente no dejaban entrar a quién no fuese un mago, auqnue ultimamente, no dejaban entrar a ningún mago humano por muy importante que fuese; ahora los humanos se aglomeraban en Kazlunn, y lo convertían en su lugar primordial de magia, los varu y demás razas habían dejado de ir a Kazlunn y a Dherbad por sus disputas, los humanos invadían Dherbad y como en casi todo, la magia estaba involucrada; cerró los ojos dolorosamente cuando apareceron en su mente las 4 damas; cuantos de sus pupilos habían muerto en esa fatídica guerra.
-Está bien, dormirás aquí hoy y solo hoy, ¿de acuerdo?- después te alistarás y te irás donde te ordenen- dijo muy secamente
El silfo mayor se giró y se fue a conducirles a su habitación, jurando en sus adentros que no permitiría que aquella maga fuese a la guerra a no ser que hubiese una razón especial.

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Anonymous

Mensaje Mar Oct 11, 2011 7:51 pm  Invitado

Llegaron a la habitación; una habitación limpia y elegante, y, sobre todo, acogedora; Aydele se sentó en su cama, y sonrió, todo aquel largo camino por la llanura había servido para llegar a esa cama; el silfo mayor entró en la habitación e hizo aparecer una cama plegable de la nada, que, más tarde le indicaría al otro silfo que se tumbase para pasar la noche; el silfo dejó unos libros sobre el escritorio de la muchacha.
-Estos libros vas a tener que estudiarlos a fondo para ser maga- dijo con una cálida sonrisa.
Después se giró y salió de la habitación cerrándola con llave; una vez ya fuera el silfo mayor miró a la puerta, era costumbre sellar las puertas de cada habitación con magia para no tener problemas de escapada o de asaltos de humanos; con los nuevos alumnos solamente se cerraban con llave ya que no sabrían abrirla con magia; pero esta vez era diferente, esa hada era diferente, pronunció unas palabras y la puerta brilló por un momento, sellándose definitivamente. El silfo se alejó de la habitación, mañana habría que explicar muchas cosas a muchos magos.
Aydele se levantó y miró al silfo:
-Hay algo que me intriga; no debería haber sobrevivido al calor de la llanura- dijo- pero lo he hecho, y estabas tú, pero no eres mago; ¿qué hicistes?
El silfo bajó la mirada a su zurrón; que se encontraba en el suelo tirado; pensó en el puñal, en cómo había conseguido el puñal, y las proezas que consiguió ese día con aquel puñal que le había otorgado la mujer de Awa, la madre de Aydele, la hermosa hada.
-No tengo ni idea-dijo intentándose confesar- pero también estaba yo a punto de la muerte, de la marchitación; pero me acerqué a ti y viví.
Aydele miró al silfo, algo raro debió de haber pasado ese día, algo que escapa a la compresión de cualquiera.
-Yo me llamo Aydele- dijo- pero no sé cómo te llamas tu.
- Me llamo Eyrr- dijo en tono casi susurrante
-De acuerdo Eyrr- decía- mañana te vas a ir a alistarte ¿no? Pues en ese caso hay que dormir.
Aydele y Eyrr se tumbaron en sus respectivas camas y se quedaron dormidos, o almenos eso creía que pasaría Eyrr.
Eran ya muy entrada la noche cuando luz y sonido despertó a Eyrr, se levantó sobresaltado, y miró a la puerta, estaba abierta, con la cerradura claramente desintegrada y parte de la puerta era evidente que había sufrido daños desconocidos, ya que en ella la madera había alcanzado la parte de la necrosis o incluso había vuelto a palpitar de vida; salió temeroso con el extraño puñal en el bolsillo, si algo estaba ahí cerca no viviría más. Bajó las escaleras hasta un punto en el que vio al silfo mayor leyendo un pergamino en un banco de una sala, entró en ella; el silfo mayor lo miró y sorprendido sonrió para el mismo, había sellado la puerta con un hechizo que ni siquiera las cuatro damas juntas habrían conseguido deshacer , un hechizo que el mismo había utilizado en tiempos anteriores para castigar a sus cuatro poderosas pupilas, que ahora se hacían llamar las cuatro damas, por un momento pensó que el mismo se estaba debilitando, o que se hubiese equivocado, pero no, estaba completamente seguro de que no había sido un error, al final lo comprendió, y le pareció estúpido por su parte el no haber caído antes:
-Claro… a ella no se la puede apresar.
- Señor…-dijo Eyrr- ha pasado algo con la puerta, la cerradura está hecha añicos y parte de la madera ha vuelto a…
-Ya lo se chico, ya se quién es y que es lo que hará- dijo-aunque veo que tu aún no lo sabes.
Eyrr miraba intrigado al silfo mayor, no sabía a lo que se refería, y en cierto modo tampoco quería saberlo. De repente el silfo mayor terció el gesto y pronunció unas palabras en un idioma que Eyrr nunca había oído hablar; no parecía arcano, no parecía el idioma Idhunita; parecía uno de aquellos idiomas que se podían llegar a oír en el interior más profundo de Task-Ban ; algo en su bolsillo se movió, y su puñal salió disparado hacia el techo; para luego caer al suelo temblando.
-Si… eso es… -dijo el silfo mayor- tu vas a formar parte en esta historia, bueno, en realidad tu no del todo, pero formarás parte, estate seguro- El silfo mayor miró con asco al puñal y se giró para salir de la sala, pero, antes de salir de ella dijo a Eyrr- Ese puñal ha sido conocido como el puñal traidor, el puñal que utilizaron los trasgos cuando aún eran silfos, para matar hadas y destrozar árboles, ese puñal es un parásito de wina; se alimenta de ella y solamente wina en todo su esplendor podría hacerlo destrozar¸ pero, una de sus reencarnaciones, uno de sus mensajeros, de sus profetas, de sus peones primordiales, caería definitivamente en sus redes y sería consumido por él hasta ser saciado; ten mucho cuidado con él, tu por ejemplo morirías si simplemente te hicieras un corte con él, pero aún así no estaría satisfecho.
Eyrr se quedó estupefacto vio como el silfo mayor salió de la sala y se quedó solo, esperando al amanecer, para poder alistarse en la guerra e irse muy lejos de esas cosas tan extrañas que estaban pasando.
Aydele se despertó con el desayuno en la cama y sin puerta en la habitación, el silfo mayór entró en la habitación con una agradable sonrisa:
-Vaya ya te has despertado- dijo- entonces es hora de comenzar con los libros.
-¿Dónde está Eyrr?- preguntó Aydele
-El joven silfo se ha alistado en la guerra y le han destinado a un campamento cerca de vanis

Aydele bajó la mirada al suelo, en cierto modo el silfo le había caído bien y le gustaba, pero ahora daba por seguro que no lo volvería a ver; subió la mirada hacia los libros llena de decisión.
Los meses siguientes fueron felices hasta cierto punto y entretenidos, sobretodo entretenidos, ya que se pasaba la mayor parte del tiempo estudiando y estudiando para conseguir convertirse en maga definitivamente. Ella avanzaba rápidamente con sus estudios, la parte teórica no era su fuerte, pero conseguía realizar hechizos muy rápida y fácilmente; pasaron muchos meses para que la chica se pudiese presentar para los exámenes finales, los que permitirían a Aydele convertirse en maga de 2º grado, lo que haría que saliese de la torre para ser maga, pero la víspera de los exámenes, una visita llegó a la torre, todos los alumnos bajaron al encuentro de los visitantes, eran un grupo de silfos y hadas que llevaban a cuestas una tabla sobre la que encima se encontraba un hada, con lo que parecía un uniforme militar, formado por una corta falda y un corset de color verde, esa chica estaba indudablemente muerta; en la parte principal de aquella fila de magos y magas se encontraban cuatro figuras encapuchadas y con túnicas negras, que no dejaban ver ninguna parte de su cuerpo; un estruendo irrumpió en el patio donde se encontraba la muchedumbre, el silfo mayor había aparecido por la puerta que comunicaba el patio con la torre, estaba claramente molesto nervioso, y enfadado.
-¿¡Qué estáis haciendo aquí?!- preguntó con sequedad
-Hemos venido por reclutas- dijeron las cuatro melodiosas voces de las figuras encapuchadas como si estuviesen entrelazadas
-No pienso dejar que ninguno de mis alumnos vaya a la guerra-replicó
-No nos hacen falta muchos-decía-en especial venimos por…
-¡Ya os he dicho que no pienso permitir que vaya uno de mis alumnos a la guerra para que acabe como Herys!- dijo señalando el cadáver de la chica, con cierta emoción en su rostro.
-Ya veo que la has reconocido, viejo- esta vez habló solamente una de ellas- ya sabes por quién venimos asique dánosla ahora.¡Por encima de mi cadáver
-Estás siendo muy arrogante, cuarta dama- dijo de forma áspera.
Un murmullos recorrió el patio, todos los alumnos y maestros miraban con interés a las cuatro damas .
-Entreganosla, sabes de qué te estoy hablando, la dríade loca llevaba razón con lo que dijo ese día, y ahora es una arma esencial e la guerra.
El silfo enfureció de ira:
-Por encima de mi cadaver- dijo convocando la esfera energética que Aydele había visto convocar cuando llegó por primera vez a la torre, pero esta vez el silfo mayor lanzó la esfera.
Las cuatro damas tensaron sus músculos, se juntaron y Aydele vio como de cada una emergía un elemento; aire, tierra, agua y fuego se mezclaron y formaron una barrera que paró la esfera, pero eso no pareció ser suficiente, tres de ellas se agarraron la capucha y salieron todas despedidas por la fuerza del impacto hacia atrás, las cuatro parecían cansadas por la fuerza del hechizo que habían convocado; pero esta vez, la dama que no se había agarrado la capucha, que ahora dejaba ver su cara, una hermosa cara de piel blanca y perfecta, oojos negros que hacían contraste con su piel y con su pelo rizado, de un color rubio platino, se rió.
-Aún recordamos que es lo que te pasa cuando utilizas tu hechizo-dijo haciendo aparecer una esfera en llamas-espero que no te importe que te la devuelva – dijo lanzando la esfera de llamas hacia el silfo mayor.
El silfo paró la esfera y la hizo desaparecer, ahora su gesto cambió, dirigió su mirada hacia la mujer.
-Parece que vuestra memoria sigue igual-dijo cuando su piel tomaba una tonalidad amarillenta- pero, ¿no te he contado alguna vez lo arrogante que me parece el uso de tu magia?
-Sí, es verdad, ha habido veces que me lo has dicho- dijo- pero siempre me parecerá más útil que el uso de la tuya- dijo añadiendo una carcajada- esa esfera tuya utiliza tu energía vital absorbida de la vegetación, y cuando la usas te marchitas poco a poco si no repones fuerzas.
-Eso es impresionante- decía el silfo mayor con una sonrisa llena de malicia- no sabía que lo supieses, cuarta dama, la dama feérica del fuego.
- Me alagas viejo- dijo- pero ya sabes a por lo que hemos venido- dijo con tono serio- magos mueren, y cada vez nos faltan más magos para defender Dherbad de Nandlet .
-Magos inocentes que son enviados a la guerra a morir-dijo furioso- muchos feéricos consideran ahora el don del unicornio como una maladición; pero lo que más me molesta de todo es que los ganti; los mestizos, sean obligados a elegir o sean excluidos.

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