Era una tarde tranquila de lunes, llovía, llovía mucho, yo me aburría, con el único entretenimiento de recordar mi gloriosa patria, no como el desagradable sitio donde me encontraba ahora en medio de la nada en un país llamado España, de todos los sitios de la tierra a los que el alma me podría haber enviado me tuvo que mandar a un trozo de tierra mas seco que el desierto de kash-tar, si no Idhun mi autentica y maravillosa patria. Este sitio no era nada bueno para los feéricos como yo aun que no sea un feérico completo .Yo soy un semifeérico de padre humano y madre hada y puedo resistir un poco mas al seco clima de la península pero hacia ya tiempo que notaba que la magia ,que cuando era no mas que un bebe de un año me había dado un unicornio ,empezaba a debilitarse, aunque había plantado un generoso jardín de árboles frutales años atrás y había llenado mi casa de plantas y flores no bastaba la, magia me seguía fallando, antes cuando llegué a la tierra me era muy sencillo hacer los conjuros y hechizos mas intrincados pero ahora ya casi no podía hacer hervir agua o mantener la energía de la casa estable incluso me costaba un poco mantener las ilusiones que se suponía que eran mis padres para que los vecinos y la policía no sospecharan, aquel lugar estaba consumiendo mi magia poco a poco y no podía hacer nada al respecto, había intentado una y mil veces contactar con el Alma de Limbhad para volver allí y renovar mi magia pero no funcionaba la conexión se había cortado y no podía volver a Limbhad a si que estaba atrapado en una tierra seca y asfixiante donde no puedo salir de casa por que si se me separaba veinte metros de mi jardín no tardaría en morir por agotamiento de mi magia. En ese momento algo invadió mi mente un presencia suave y liviana una presencia que hizo que me diera un vuelco el corazón, era el Alma había contactado con migo y pretendía llevarme de vuelta a Limbhad la dije que se esperara que tenia que recoger unas cuantas cosas y la presencia del Alma espero raudo como una flecha corrí escaleras a bajo y recogí todas la cosas que tenia ,con un conjuro de levitación hice que toda mi ropa saliera del armario y aterrizara en mi bolsa de viaje, con un conjuro de reducción hice que todos mis libros y manuales de magia ocuparan el tamaño de un puño y los guarde en una pequeña bolsa de mano y por ultimo recogí mi báculo de hielo y cristal que habia heredado de mi hermno que murio defendiendo la torre de Awinor de la cual habia sido su  ultomo señor y baje al sótano a la sala de calderas a desactivar los hechizos que daban electricidad y calor a la casa, por el camino me encontré a las ilusiones de mis padres, me despedí de ellos y ellos de mi con una sonrisa pase una mano por sus rostros y al instante se difuminaron en el aire como una suave brisa se lleva la niebla de las mañanas, sin perder un segundo corrí hasta la sala de calderas cuando entre en la sala el generador alimentado por mi magia y la caldera alimentada por mi fuego perenne funcionaban a máxima potencia, entonces con un suave movimiento de muñeca las dos maquinas dejaron de funcionar y pararon de absorber mi magia y yo respire aliviado, volví a subir al cuarto donde estaba antes una vez allí pase las manos por mi rostro y mi cuerpo desactivando el camuflaje mágico que me cubría dejando al descubierto mi preciosa piel parda mi largo cabello aceitunado y mis grandes ojos negros que eran la seña de los feericos, después de esto llame al Alma ella me recogió y me envolvió en su magia cerre los ojos y me transporto  de nuevo a Limbhad ‘’La casa de la frontera’’ cuando abrí los ojos me encontraba en un bosquecillo de árboles altos y verdes, me deje caer sobre el césped y deje que la magia de la tierra me llenase por dentro y que me curase del daño que me había provocado aquella tierra yerma y seca pero eso no me importaba lo mas mínimo ahora estaba donde debía y quería estar.
Estaba en Limbhad ‘’La casa de la frontera’’.