¡Konata VS Lelouch! (RL)

Me paseaba por la nieve, haciendo bolitas y tirándolas para mi diversión. Temblaba de frío y el hielo del lago congelado se resquebrajaba cada vez que daba un paso. No tardé en estornudar y arrepentirme de no haber cogido nada para el frío, no tenía ni bolsa, solo una espada y unas cuantas dagas.

Al oír un ruido, me llevé la mano a una bolsita pequeña que aguardaba en el lado derecho de mi cintura, agarrado gracias a un cinturón, por suerte, llevaba un uniforme de invierno, era una costumbre mía llevar ropas parecidas a uniformes japoneses, me gustaban. A lo lejos se divisaba a un chico, a un feérico, aunque por toda la neblina que se levantaba por culpa de la nieve, no logré distinguirlo bien. Aun así me acerqué.

-¡Holaaa! ¿estás bien, preparado? Eso espero, al menos... -.

Saqué una daga y le señalé- Si no te rindes rápido, te puedes hacer pupa -dije con una sonrisa picarona y una voz sarcástica- Pero entonces no tendría gracia derrotarte, ¿pruebas a luchar? -.

Una sonrisa divertida se esbozaba en mi rostro, me estaba divirtiendo, y me entusiasmaba a la vez poder luchar por primera vez, en Celestia nunca se lucha, todos son pacíficos y van con eso del equilibrio en el mundo... Seguí apuntándole con la daga- Y, antes de nada, te aconsejo que no me subestimes -le advertí de nuevo, acercándome poco a poco al feérico.

- ¡Antes de nada, mi nombre es Konata! -.

Me aguanté la risa al oír como hablaba- Supongo que las damas primero... -dije, acercándome más a él- Por cierto, puedes besarme cuando quieras -le ofrecí, acariciándole la mejilla y saliendo lo más lejos posible de él.

- ¡Que empiece la batalla! -.

Entonces, sin más reparos, le lancé unos cuantos rayitos de poca potencia, pero bien ejecutados. Podía ser efectivo, así que no paré hasta que le lancé unos diez o quince rayitos más. Volví a lanzarme más cerca, para lanzarle más de otros ángulos de vista. Aunque no sabía lo que era de él, así que paré un momento e intenté observar de entre tantos rayitos como le iba, un poco cansada, pues solo era una maga de 2º grado, y solo podía lanzar ataques básicos y defenderme un poco.

- ¿Todo bien por ahí? -pregunté, un pco preocupada, aunque era una batalla, no tenía por qué matarle ni nada parecido, al contrario, esto era como el ajedrez. Me acerqué un poco más, tropecé con la nieve, pero ude levantarme enseguida: "Vaya truco más malo el de no responder..." pensé.

Me sorprendió lo que dijo, es verdad que en la Arena de Kash-Tar todo era peligroso, pero lo que más me sorprendió era que esquivara mis ataques con un par de brazaletes- ¡Te dije que no me subestimaras! -le volví a repetir, algo enfurecida. Pero no me rendí. Saqué mi espada: Fuego de Fénix y me lancé contra él, con la decisión de darle más de dos espadazos.

- ¡No te lo voy a poner fácil! -.

Mientras en el aire, notaba que todo iba bien, aunque estaba segura que, de momento, con esos brazaletes no iba a ganar.

OFF: Siento el post corto, falta de inspiración (?) no se volverá a repetir (espero...).

Antes de que la roca pudiera caerse sobre mi cabeza sonreí maliciosamente- Que penita... que no sepas hacer nada mejor -le dije, con una voz sarcástica. Me guardé la espada difícilmente, y me toqué el bolsillo que tenía en la cintura. Saqué dificultósamente una daga y empecé a cortar las lianas, pude cortar lo demasiado para guardar la daga y cortarla con mis manos.

A continuación, salí dando una especie de voltereta y rodé como una croqueta hasta encontrarme lo suficientemente lejos de Lulu y poder levantarme. Sonreí, esta vez divertida. "Es fuerte... ¡y es monosísimo!" pensé, a lo mejor me sentía un poco atraída hacia él... Ladeé la cabeza y estreché mis manos hacia çel, pronunciando un pequeño conjuro le lencé un pequeño rayo pero efectivo, era diferente al de los demás.

Ese rayo no era como una flecha, era una pequeña bola de energía que se formaba entre la palma de mis manos y que llegaba como una flecha interminable hacia Lulu. Esperé a que llegara el conjuro hasta él y también esperaba que el ataque fuera efectivo, impaciente, esperé con la mirada clavada en los ojos oscuros de Lulu.

Antes de que la roca pudiera caerse sobre mi cabeza sonreí maliciosamente- Que penita... que no sepas hacer nada mejor -le dije, con una voz sarcástica. Me guardé la espada difícilmente, y me toqué el bolsillo que tenía en la cintura. Saqué dificultósamente una daga y empecé a cortar las lianas, pude cortar lo demasiado para guardar la daga y cortarla con mis manos.

A continuación, salí dando una especie de voltereta y rodé como una croqueta hasta encontrarme lo suficientemente lejos de Lulu y poder levantarme. Sonreí, esta vez divertida. "Es fuerte... ¡y es monosísimo!" pensé, a lo mejor me sentía un poco atraída hacia él... Ladeé la cabeza y estreché mis manos hacia él, pronunciando un pequeño conjuro le lencé un pequeño rayo pero efectivo, era diferente al de los demás.

Ese rayo no era como una flecha, era una pequeña bola de energía que se formaba entre la palma de mis manos y que llegaba como una flecha interminable hacia Lulu. Esperé a que llegara el conjuro hasta él y también esperaba que el ataque fuera efectivo, impaciente, esperé con la mirada clavada en los ojos oscuros de Lulu.

Pude observar como el chico me imitaba, un poco irritada, pero me gustaba su forma de luchar- ¡Buen ataque! -le grité, aplaudiéndole, aunque fuera de verdad. Volví a hacer una bolita de energía, aunque esta vez tramaba algo diferente.

-Este ataque es difícil que lo hagas, pero puesto que somos iguales de rango, no es tan difícil que lo aprendas tu también -.

Empecé a sentirme como una profesora en un colegio (horrible sensación, por supuesto) y creé de nuevo una bolita de energía, aunque expandía una tensión de magia en el amibente.

- Vale... ¡¡¡DESGARRADOR CELESTIAAAAL!!! -.

Estiré los brazos y la energía se expandió en un millón de especies de dagas de colorines que iban directas hacia él.