Contando luciérnagas...
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Contando luciérnagas...
Cerca de las lagunas, siempre había luciérnagas.
Lo había aprendido muy tarde. Si lo hubiera sabido antes, me habría arrastrado hasta el fondo de la laguna más cercana para poder ver las luces a través del agua...
Hasta que muriera ahogado, probablemente.
Cuando salí a la superficie, ya me ardían los pulmones. Cogí aire varias veces y después me quedé tumbado sobre el agua, haciendo el muerto. A mi alrededor, las luciérnagas se arremolinaron un instante y después continuaron con su suave vagabundeo sobre la laguna.
Sonreí para mí mismo; tenía facilidad para flotar. Las ventajas de ser lo que mis peores amigos solían describir como "un miserable flacucho". Lo miraras por donde lo miraras, algo bueno tenía que tener.
La laguna estaba rodeada de árboles, pero la noche les había prestado a todos el mismo color oscuro, y no podía distinguirlos desde allí.
Lo había aprendido muy tarde. Si lo hubiera sabido antes, me habría arrastrado hasta el fondo de la laguna más cercana para poder ver las luces a través del agua...
Hasta que muriera ahogado, probablemente.
Cuando salí a la superficie, ya me ardían los pulmones. Cogí aire varias veces y después me quedé tumbado sobre el agua, haciendo el muerto. A mi alrededor, las luciérnagas se arremolinaron un instante y después continuaron con su suave vagabundeo sobre la laguna.
Sonreí para mí mismo; tenía facilidad para flotar. Las ventajas de ser lo que mis peores amigos solían describir como "un miserable flacucho". Lo miraras por donde lo miraras, algo bueno tenía que tener.
La laguna estaba rodeada de árboles, pero la noche les había prestado a todos el mismo color oscuro, y no podía distinguirlos desde allí.
Invitado- Invitado
Re: Contando luciérnagas...
Era entre los árboles donde se hallaba el joven Kronos, tratando de conciliar el sueño sobre el lecho de esponjosa hierba donde se hallaba tumbado.
No obstante, una inquietante sensación le impedía dormir. Como algo que lo observaba en la oscuridad. Algo que acechaba... esperando el momento oportuno para atacar. Trataba de apartar aquellos pensamientos de su mente, meras pesadillas que intentaban enturbiar su momento de descanso, pero en el fondo era consciente de que sería imposible. Sobre todo porque él sabía que aquella no era una simple sensación.
Le estaban vigilando de verdad. Tal vez no lo sabía con total seguridad, pero tras lo acaecido hacía un par de noches aquello era lo que con más probabilidad iba a ocurrir. Y Kronos temblaba de miedo. Se hubiera guarecido de buena gana bajo su planta Erworn, aquella cupula vegetal protectora que crecía mágicamente de una semilla en tan solo unos segundos... pero tras lo ocurrido aquella noche se encontraba en un estado lamentable. Y necesitaría algo de magia si la quería dejar de nuevo en condiciones aceptables.
Kronos dio un respingo cuando un lejano sonido llegó a sus oídos. Abrió los ojos como platos, tratando de vislumbrar algo en la oscuridad. (La oscuridad... todavía no podía creer que pudiera estar consciente, siendo él mismo en la oscuridad). No vio nada.
Cuando el sonido se repitió comprendió que se trataba de un chapoteo. El lago. Se encontraba apenas a unos metros de aquel bosquecillo. Muy posiblemente alguna criatura nocturna estuviera dándose un chapuzón, o algún animal acuático... o... ¿podía ser cierto? Sí... tal vez fuera "ella"...
Se irguió con el corazón acelerado, y no tardó mucho tiempo en llegar (a tientas, casi a ciegas) hasta el limite del bosque. La superficie oscura del agua se extendía frente a él, sembrada de diminutos puntos de luz. Las luciernagas daban un aspecto maravilloso al paisaje nocturno.
- ¿Ela? - murmuró al principio, con incertidumbre. Pero conforme distinguía aquella silueta humana en el agua sus gritos se elevaron con creciente efusividad- ¡Ela! ¿Eres tú? ¡ELA!
No obstante, una inquietante sensación le impedía dormir. Como algo que lo observaba en la oscuridad. Algo que acechaba... esperando el momento oportuno para atacar. Trataba de apartar aquellos pensamientos de su mente, meras pesadillas que intentaban enturbiar su momento de descanso, pero en el fondo era consciente de que sería imposible. Sobre todo porque él sabía que aquella no era una simple sensación.
Le estaban vigilando de verdad. Tal vez no lo sabía con total seguridad, pero tras lo acaecido hacía un par de noches aquello era lo que con más probabilidad iba a ocurrir. Y Kronos temblaba de miedo. Se hubiera guarecido de buena gana bajo su planta Erworn, aquella cupula vegetal protectora que crecía mágicamente de una semilla en tan solo unos segundos... pero tras lo ocurrido aquella noche se encontraba en un estado lamentable. Y necesitaría algo de magia si la quería dejar de nuevo en condiciones aceptables.
Kronos dio un respingo cuando un lejano sonido llegó a sus oídos. Abrió los ojos como platos, tratando de vislumbrar algo en la oscuridad. (La oscuridad... todavía no podía creer que pudiera estar consciente, siendo él mismo en la oscuridad). No vio nada.
Cuando el sonido se repitió comprendió que se trataba de un chapoteo. El lago. Se encontraba apenas a unos metros de aquel bosquecillo. Muy posiblemente alguna criatura nocturna estuviera dándose un chapuzón, o algún animal acuático... o... ¿podía ser cierto? Sí... tal vez fuera "ella"...
Se irguió con el corazón acelerado, y no tardó mucho tiempo en llegar (a tientas, casi a ciegas) hasta el limite del bosque. La superficie oscura del agua se extendía frente a él, sembrada de diminutos puntos de luz. Las luciernagas daban un aspecto maravilloso al paisaje nocturno.
- ¿Ela? - murmuró al principio, con incertidumbre. Pero conforme distinguía aquella silueta humana en el agua sus gritos se elevaron con creciente efusividad- ¡Ela! ¿Eres tú? ¡ELA!
Yandrak- Oráculo de Karevan
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Su personaje es: Ygoron Gorzan, gigante
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Re: Contando luciérnagas...
Me sobraron razones para hundirme.
En primera instancia, una luciérnaga se me posó en la cara cuando ya estaba medio dormido, y estuve a punto de respirarla.
El susto que sobrevino ya habría sido suficiente, pero hubo que añadirle el hecho de que la luciérnaga saliera volando justo por delante de mis ojos, dejándome grabada en el cerebro una aguja de luz y dolor.
Por si fuera poco, en el mismo instante, una figura desconocida surgió de la oscuridad y se abalanzó hacia el borde del agua, gritando.
Sí, desde luego fueron razones de sobra. Así que me hundí.
El agua me pilló desprevenido y me inundó la garganta. Revolviéndome, salí a la superficie y empecé a toser con fuerza, aguantando las arcadas. Empecé a moverme hacia el borde del agua, aunque las lágrimas y el agua no me dejaban ver nada. Unas cuantas luciérnagas me siguieron.
Cuando alcancé la orilla me derrumbé sobre la tierra, aún tosiendo. Me daba vueltas la cabeza.
-La madre... de todos los árboles... -articulé, con voz ronca.
"El grito".
Salté sobre mis rodillas. Había alguien allí. Parpadeé un par de veces y, por fin, a la tenue luz de las luciérnagas, pude ver a alguien cerca de la orilla, algo más lejos. No lo podía distinguir bien, pero sí percibí su cabello verde; saber que era un feérico barrió mis dudas. Levanté un brazo en señal de saludo, y grité:
-¡Hola! ¡Casi me ahogas! -reí, percatándome de pronto de lo absolutamente empapado que me encontraba. El agua debía de hacerme pesar varios kilos más, y me chorreaba por todo el cuerpo- ¡Está muy oscuro! ¿Qué buscas?
Eché a andar hacia el desconocido.
En primera instancia, una luciérnaga se me posó en la cara cuando ya estaba medio dormido, y estuve a punto de respirarla.
El susto que sobrevino ya habría sido suficiente, pero hubo que añadirle el hecho de que la luciérnaga saliera volando justo por delante de mis ojos, dejándome grabada en el cerebro una aguja de luz y dolor.
Por si fuera poco, en el mismo instante, una figura desconocida surgió de la oscuridad y se abalanzó hacia el borde del agua, gritando.
Sí, desde luego fueron razones de sobra. Así que me hundí.
El agua me pilló desprevenido y me inundó la garganta. Revolviéndome, salí a la superficie y empecé a toser con fuerza, aguantando las arcadas. Empecé a moverme hacia el borde del agua, aunque las lágrimas y el agua no me dejaban ver nada. Unas cuantas luciérnagas me siguieron.
Cuando alcancé la orilla me derrumbé sobre la tierra, aún tosiendo. Me daba vueltas la cabeza.
-La madre... de todos los árboles... -articulé, con voz ronca.
"El grito".
Salté sobre mis rodillas. Había alguien allí. Parpadeé un par de veces y, por fin, a la tenue luz de las luciérnagas, pude ver a alguien cerca de la orilla, algo más lejos. No lo podía distinguir bien, pero sí percibí su cabello verde; saber que era un feérico barrió mis dudas. Levanté un brazo en señal de saludo, y grité:
-¡Hola! ¡Casi me ahogas! -reí, percatándome de pronto de lo absolutamente empapado que me encontraba. El agua debía de hacerme pesar varios kilos más, y me chorreaba por todo el cuerpo- ¡Está muy oscuro! ¿Qué buscas?
Eché a andar hacia el desconocido.
Invitado- Invitado
Re: Contando luciérnagas...
Cuando el desconocido habló, Kronos no tardó en comprender que no se trataba de la persona que él había esperado encontrar. Una profunda decepción lo inundó por dentro, pero aquello no impidió que un segundo después se pusiera alerta, al ver que aquella silueta se le acercaba.
- ¿Qué...? ¿Qué busco? - repitió Kronos, casi sin comprender la pregunta- Yo... No buscaba... Yo pensé... Esto... ¿Quién eres? ¿Eres un féerico?
El joven silfo miró de arriba a abajo al recién llegado, ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. Tenía un aspecto extraño, y aquello lo descolocó. En su larga travesía se había encontrado con unos cuantos féericos, pero ninguno se parecía para nada a aquel que tenía delante.
Su piel era pálida. Unos ojos verdes, de un verde más vivo que la fresca hierba de Awa, le observaban excrutadores, como tratando de pentetrar en su interior y desenmascarar sus secretos más intimos. A esa inquietante mirada le acompañaba una sonrisa si cabe más inquietante aún... una sonrisa grotescamente amplia que le daba un aspecto... escalofriante. Pero sin duda lo que más destacaba en él era su pelo. Fucsia. Con tonos morados. Kronos se preguntó si aquel color sería natural, o si se lo habría pintado él de alguna manera... aunque no podía imaginar la razón para ello.
Se dio cuenta también de que se encontraba completamente empapado. Su ropajes negros chorreaban agua por todo su cuerpo, formando un charco a sus pies. "Como si se hubiera meado" pensó Kronos, divertido, y aquel pensamiento relajó un poco sus inquietudes acerca de ese personaje.
- ¿Qué...? ¿Qué busco? - repitió Kronos, casi sin comprender la pregunta- Yo... No buscaba... Yo pensé... Esto... ¿Quién eres? ¿Eres un féerico?
El joven silfo miró de arriba a abajo al recién llegado, ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. Tenía un aspecto extraño, y aquello lo descolocó. En su larga travesía se había encontrado con unos cuantos féericos, pero ninguno se parecía para nada a aquel que tenía delante.
Su piel era pálida. Unos ojos verdes, de un verde más vivo que la fresca hierba de Awa, le observaban excrutadores, como tratando de pentetrar en su interior y desenmascarar sus secretos más intimos. A esa inquietante mirada le acompañaba una sonrisa si cabe más inquietante aún... una sonrisa grotescamente amplia que le daba un aspecto... escalofriante. Pero sin duda lo que más destacaba en él era su pelo. Fucsia. Con tonos morados. Kronos se preguntó si aquel color sería natural, o si se lo habría pintado él de alguna manera... aunque no podía imaginar la razón para ello.
Se dio cuenta también de que se encontraba completamente empapado. Su ropajes negros chorreaban agua por todo su cuerpo, formando un charco a sus pies. "Como si se hubiera meado" pensó Kronos, divertido, y aquel pensamiento relajó un poco sus inquietudes acerca de ese personaje.
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Re: Contando luciérnagas...
-¿No buscabas nada? Estabas gritándole al lago, entonces -el tono de mi voz era burlón, pero yo tampoco era quién para inmiscuirme en sus asuntos, fueran cuales fueran.
¿Qué llevaría a nadie a correr gritando por el bosque en mitad de la noche? ¿Lo estarían persiguiendo? No... tenía una actitud demasiado relajada para eso, pero aún así había un deje de inquietud en su mirada y sus movimientos. Mi curiosidad aumentaba; además... no era la forma habitual de conocer a alguien.
Lo miré mejor. Al acercarme me había dado cuenta de que era bastante joven, prácticamente un niño. Era feérico, en eso no me había equivocado, y le hacía ganar instantáneamente varios puntos de simpatía.
Al mismo tiempo me di cuenta de que él me estaba observando fijamente, con curiosidad y recelo. Me imaginé el aspecto que tendría, empapado de pies a cabeza, con mi pelo fucsia que debía de destacar como un farol en mitad de la noche.
-Soy Night Baker, feérico -sonreí, intentando no soltar una carcajada ante mi propio aspecto, y le tendí una mano-. Estaba nadando un poco en el lago, pero me has asustado. Me alegra conocerte.
Siempre había sido consciente del matiz psicótico de mi sonrisa. No sabía de dónde salía, pero allí estaba. Intenté formar un gesto tranquilizador, sin saber siquiera si lo estaba consiguiendo o, en su lugar, haciendo una mueca aterradora.
En fin, las maravillas de ser yo.
¿Qué llevaría a nadie a correr gritando por el bosque en mitad de la noche? ¿Lo estarían persiguiendo? No... tenía una actitud demasiado relajada para eso, pero aún así había un deje de inquietud en su mirada y sus movimientos. Mi curiosidad aumentaba; además... no era la forma habitual de conocer a alguien.
Lo miré mejor. Al acercarme me había dado cuenta de que era bastante joven, prácticamente un niño. Era feérico, en eso no me había equivocado, y le hacía ganar instantáneamente varios puntos de simpatía.
Al mismo tiempo me di cuenta de que él me estaba observando fijamente, con curiosidad y recelo. Me imaginé el aspecto que tendría, empapado de pies a cabeza, con mi pelo fucsia que debía de destacar como un farol en mitad de la noche.
-Soy Night Baker, feérico -sonreí, intentando no soltar una carcajada ante mi propio aspecto, y le tendí una mano-. Estaba nadando un poco en el lago, pero me has asustado. Me alegra conocerte.
Siempre había sido consciente del matiz psicótico de mi sonrisa. No sabía de dónde salía, pero allí estaba. Intenté formar un gesto tranquilizador, sin saber siquiera si lo estaba consiguiendo o, en su lugar, haciendo una mueca aterradora.
En fin, las maravillas de ser yo.
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Re: Contando luciérnagas...
Kronos miró primero la mano con desconfianza. Finalmente decidió no guiarse por las primeras impresiones, ya que el desconocido estaba tratando de mostrar su simpatía, así que le estrechó la mano, tratando de sonreír (pero él sonreía también... y aquello le producía escalofríos... ¿Por qué no dejaba ya de sonreír?)
Se zafó de su pálida mano en cuanto tuvo la ocasión.
- Yo... soy Kronos. Kronos Goicoy. Soy un... féerico- explicó, aunque supuso que no habria sido necesario puntualizar su raza. Sus grandes ojos negros, sus alas de insecto y el verde de su pelo lo delataban.
Un bostezo se le escapó entonces, y se dió cuenta de que era muy entrada la noche, y todavía no había conseguido dormir nada. Estaba realmente cansado, pero no veía la manera de despedirse de aquel nuevo conocido sin parecer maleducado. Él tenía toda la pinta de estar completamente despierto, como si acostumbrara a hacer vida nocturna en vez de vivir a la luz del día, como los silfos normales.
Se hizo un incomodo silencio, sólo roto por el trinar de los grillos ocultos en la maleza y el mecer de las leves olas de la laguna. Kronos abrió la boca para decir algo cuando de pronto oyó el crujido de una rama a su espalda, en el bosque. El respingo que dió fue tal que su pie resbaló con las humedas piedras de la costa y se cayó al suelo de culo.
- ¿Has... oido eso? - preguntó Kronos, incorporándose mientras se frotaba el trasero magullado. Cuando dirigió su mirada hacia el bosquecillo, lo único que vió entre la maleza fue oscuridad.
Se zafó de su pálida mano en cuanto tuvo la ocasión.
- Yo... soy Kronos. Kronos Goicoy. Soy un... féerico- explicó, aunque supuso que no habria sido necesario puntualizar su raza. Sus grandes ojos negros, sus alas de insecto y el verde de su pelo lo delataban.
Un bostezo se le escapó entonces, y se dió cuenta de que era muy entrada la noche, y todavía no había conseguido dormir nada. Estaba realmente cansado, pero no veía la manera de despedirse de aquel nuevo conocido sin parecer maleducado. Él tenía toda la pinta de estar completamente despierto, como si acostumbrara a hacer vida nocturna en vez de vivir a la luz del día, como los silfos normales.
Se hizo un incomodo silencio, sólo roto por el trinar de los grillos ocultos en la maleza y el mecer de las leves olas de la laguna. Kronos abrió la boca para decir algo cuando de pronto oyó el crujido de una rama a su espalda, en el bosque. El respingo que dió fue tal que su pie resbaló con las humedas piedras de la costa y se cayó al suelo de culo.
- ¿Has... oido eso? - preguntó Kronos, incorporándose mientras se frotaba el trasero magullado. Cuando dirigió su mirada hacia el bosquecillo, lo único que vió entre la maleza fue oscuridad.
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Re: Contando luciérnagas...
-Sí -respondí con voz grave, entornando los ojos.
Lo miré otra vez. Demasiado inquieto, no me había equivocado.
Un ruido en el bosque sólo era un ruido en el bosque a menos que pudiera ser algo más.
Kronos... ¿De qué estaba huyendo, qué estaba buscando? Los Ojos de Neliam no eran un lugar demasiado peligroso. Lagunas y árboles. A nuestro alrededor, lo único que se movía eran las luciérnagas, sin hacer un solo ruido, y el intenso silencio me hizo sentir nervioso de repente. Las sombras a nuestro alrededor se hicieron más amenazadoras que antes, al menos a mis ojos. Me giré con un respingo creyendo vislumbrar un movimiento a la derecha, al otro lado del lago, pero no había nada.
"Claro que no hay nada", me forcé a pensar, pero sonaba demasiado estúpido incluso para mí.
Dirigí mi mirada hacia Kronos de nuevo. ¿Qué sentía y qué ocultaba? ¿Preocupación o miedo? Aquella chispa al fondo de los ojos... Lo miré de nuevo, y en aquella ocasión vi a un niño que no era un niño.
-Creo que deberías decirme de qué huyes... o qué intentas que no te encuentre -hice una pausa y desvié la mirada-. No tienes por qué confiar en mí, pero yo sí que necesito confiar en ti. Para saber si voy a quedarme y ayudarte, o a salir corriendo sin mirar la dirección.
Lo miré otra vez. Demasiado inquieto, no me había equivocado.
Un ruido en el bosque sólo era un ruido en el bosque a menos que pudiera ser algo más.
Kronos... ¿De qué estaba huyendo, qué estaba buscando? Los Ojos de Neliam no eran un lugar demasiado peligroso. Lagunas y árboles. A nuestro alrededor, lo único que se movía eran las luciérnagas, sin hacer un solo ruido, y el intenso silencio me hizo sentir nervioso de repente. Las sombras a nuestro alrededor se hicieron más amenazadoras que antes, al menos a mis ojos. Me giré con un respingo creyendo vislumbrar un movimiento a la derecha, al otro lado del lago, pero no había nada.
"Claro que no hay nada", me forcé a pensar, pero sonaba demasiado estúpido incluso para mí.
Dirigí mi mirada hacia Kronos de nuevo. ¿Qué sentía y qué ocultaba? ¿Preocupación o miedo? Aquella chispa al fondo de los ojos... Lo miré de nuevo, y en aquella ocasión vi a un niño que no era un niño.
-Creo que deberías decirme de qué huyes... o qué intentas que no te encuentre -hice una pausa y desvié la mirada-. No tienes por qué confiar en mí, pero yo sí que necesito confiar en ti. Para saber si voy a quedarme y ayudarte, o a salir corriendo sin mirar la dirección.
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Re: Contando luciérnagas...
FDR: Perdon por la tardanza! Me fui a mi piso de la uni y resulta que nos cortaron internet por el cambio de compañía XD No he podido conectarme antes... (Ah, y por cierto, a partir del Jueves hasta el Domingo sí que no me conectaré, que me voy de viaje).
Kronos volvió a mirarlo con desconfianza.
El otro silfo se había dado cuenta. Se sentía muy inquieto, lo sabía, pero esperaba que no se le hubiera notado tanto. Y ahora le pedía explicaciones por su extraño comportamiento. ¿Explicaciones? ¿Contarle toda su historia? ¿A un completo desconocido? No le parecía prudente. Además, seguramente huiría si le contaba de que estaba escondiéndose, y todo lo que "eso" le había hecho pasar. Y si no lo hacía...si trataba de ayudarlo... No, sería demasiado peligroso. Ya había pasado por aquello, y no quería poner en peligro a nadie más con su presencia.
- No creo que sea de tu incumbencia lo que me ocurra.- respondió seriamente, manteniendo la electrizante mirada de sus ojos verdes. Su voz no sonó como había esperado. Tal vez demasiado borde, impropia de un niño de su edad, pero se dijo a sí mismo que era por su bien. Si mantenía alejado a Night Baker le estaría haciendo un favor- No te acerques a mí... ¿de acuerdo?
Sin decir una palabra más, giró en redondo y comenzó a caminar con paso ligero en dirección al bosquecillo. Como única despedida levantó un brazo a sus espaldas mientras Night Baker observaba como se internaba en la maleza, con expresión estupefacta.
Kronos tenía sueño. Quería descansar. Y también quería que nadie más sufriera por su culpa. Si la única solución a aquel dilema era estar solo, que así fuera.
Kronos volvió a mirarlo con desconfianza.
El otro silfo se había dado cuenta. Se sentía muy inquieto, lo sabía, pero esperaba que no se le hubiera notado tanto. Y ahora le pedía explicaciones por su extraño comportamiento. ¿Explicaciones? ¿Contarle toda su historia? ¿A un completo desconocido? No le parecía prudente. Además, seguramente huiría si le contaba de que estaba escondiéndose, y todo lo que "eso" le había hecho pasar. Y si no lo hacía...si trataba de ayudarlo... No, sería demasiado peligroso. Ya había pasado por aquello, y no quería poner en peligro a nadie más con su presencia.
- No creo que sea de tu incumbencia lo que me ocurra.- respondió seriamente, manteniendo la electrizante mirada de sus ojos verdes. Su voz no sonó como había esperado. Tal vez demasiado borde, impropia de un niño de su edad, pero se dijo a sí mismo que era por su bien. Si mantenía alejado a Night Baker le estaría haciendo un favor- No te acerques a mí... ¿de acuerdo?
Sin decir una palabra más, giró en redondo y comenzó a caminar con paso ligero en dirección al bosquecillo. Como única despedida levantó un brazo a sus espaldas mientras Night Baker observaba como se internaba en la maleza, con expresión estupefacta.
Kronos tenía sueño. Quería descansar. Y también quería que nadie más sufriera por su culpa. Si la única solución a aquel dilema era estar solo, que así fuera.
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Re: Contando luciérnagas...
Una sombra...
Abrí los ojos al máximo.
-Eh. Eh. ¡Eh! ¡Espera!
Un solo instante y...
Nunca supe si había llegado a tiempo. Tal vez la sombra no hubiera querido realmente golpear a Kronos, tal vez se hubiera parado antes de que yo saltara sobre él y lo derribara. Tal vez no era realmente una sombra, sino otra mala pasada de mi incordiante y exacerbada imaginación.
Aun así, todo aquello lo pensé después. En el momento, mi mente no tuvo voz ni voto. Vi algo que se ablanzaba sobre el niño y sencillamente... volé.
Cuando terminé de rodar por entre la maleza y pude ponerme de rodillas, con la cabeza dando vueltas y escupiendo tierra y hojas, lo único que podía pensar era: Hay algo. Algo cerca. Algo aquí. Y es peligroso.
-¡Conque no tenías nada que decir! -tosí, tirando de Kronos para que se levantara también- ¡Si eso ha tenido algo que ver contigo, me vas a pagar por el susto!
Veamos el lado positivo; nunca había corrido tan rápido.
Abrí los ojos al máximo.
-Eh. Eh. ¡Eh! ¡Espera!
Un solo instante y...
Nunca supe si había llegado a tiempo. Tal vez la sombra no hubiera querido realmente golpear a Kronos, tal vez se hubiera parado antes de que yo saltara sobre él y lo derribara. Tal vez no era realmente una sombra, sino otra mala pasada de mi incordiante y exacerbada imaginación.
Aun así, todo aquello lo pensé después. En el momento, mi mente no tuvo voz ni voto. Vi algo que se ablanzaba sobre el niño y sencillamente... volé.
Cuando terminé de rodar por entre la maleza y pude ponerme de rodillas, con la cabeza dando vueltas y escupiendo tierra y hojas, lo único que podía pensar era: Hay algo. Algo cerca. Algo aquí. Y es peligroso.
-¡Conque no tenías nada que decir! -tosí, tirando de Kronos para que se levantara también- ¡Si eso ha tenido algo que ver contigo, me vas a pagar por el susto!
Veamos el lado positivo; nunca había corrido tan rápido.
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Re: Contando luciérnagas...
El repentino empujón que le propinó NightBaker lo cogió por sorpresa. Cayó al suelo cuan largo era, aunque por suerte pudo apoyar sus manos a tiempo sobre la hierba para amortiguar la caída. Una rama tendida en el suelo le rasgo la camisa en su trayectoría hacia el suelo.
No se detuvo a observar los desperfectos. Se giró rápidamente y se incorporó, mirando a su alrededor en alerta. Creía saber qué era lo que había intentado atacarlo. Sí... lo sabía muy bien. Aunque de momento todo parecía volver a la calma.
- Por favor... - empezó Kronos, suplicante, dirigiendose de nuevo a Night con ojos llorosos- Alejate de mi... ¡Por favor! No podría soportarlo de nuevo... Tienes que irte antes de que...
Calló al sentir la inquieta mirada de Night. Pero no lo miraba al rostro. Descubrió horrorizado que sus ojos verdes estaban clavados más abajo, en su vientre. Kronos comprendió lo que ocurría antes incluso de inclinar la cabeza para mirar también: su camisa desgarrada dejaba al descubierto parte de su piel. Y unas profundas marcas, como heridas chamuscadas de medio dedo de profundidad, salpicaban su vientre produciendo una visión sobrecogedora.
Rápidamente Kronos se tapó con las manos el agujero, tratando de ocultar sus terribles estigmas con los restos de su camisa. Pero era demasiado tarde. Night las había visto, y ahora inevitablemente más preguntas acuidirían a su cabeza.
Se preguntó si merecería la pena contarle todas las respuestas.
No se detuvo a observar los desperfectos. Se giró rápidamente y se incorporó, mirando a su alrededor en alerta. Creía saber qué era lo que había intentado atacarlo. Sí... lo sabía muy bien. Aunque de momento todo parecía volver a la calma.
- Por favor... - empezó Kronos, suplicante, dirigiendose de nuevo a Night con ojos llorosos- Alejate de mi... ¡Por favor! No podría soportarlo de nuevo... Tienes que irte antes de que...
Calló al sentir la inquieta mirada de Night. Pero no lo miraba al rostro. Descubrió horrorizado que sus ojos verdes estaban clavados más abajo, en su vientre. Kronos comprendió lo que ocurría antes incluso de inclinar la cabeza para mirar también: su camisa desgarrada dejaba al descubierto parte de su piel. Y unas profundas marcas, como heridas chamuscadas de medio dedo de profundidad, salpicaban su vientre produciendo una visión sobrecogedora.
Rápidamente Kronos se tapó con las manos el agujero, tratando de ocultar sus terribles estigmas con los restos de su camisa. Pero era demasiado tarde. Night las había visto, y ahora inevitablemente más preguntas acuidirían a su cabeza.
Se preguntó si merecería la pena contarle todas las respuestas.
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Re: Contando luciérnagas...
Kronos se levantó, gritándome que me marchara. Parecía tan angustiado, tan... aterrorizado... Lo miré de nuevo, extrañado, y entonces vi lo que no encajaba.
Mis ojos se desviaron hacia su camisa desgarrada... a las heridas que le marcaban la carne y que él intentaba desesperadamente ocultar con las manos.
Aquello empezaba a resultar siniestro. Hasta para mí.
Fuera lo que fuera lo que le había pasado... no tenía buena pinta. Y por lo que había visto, por aquel ambiente de peligro acechante, por la sombra que lo había atacado, "aquello" seguía pasándole. Enemigos siniestros, secretos, trampas perdidas en la noche del bosque... ¿Cómo iba a marcharme sin más? Algo más se estremeció en mi pecho y otra sonrisa me subió por la garganta, pero conseguí ahogarla. ¡Aquello era estupendo! Emoción... nunca venía mal. Incluso si el niño acababa muriendo, o yo no fuese bastante fuerte para ayudarlo, aquello iba a ser... delicioso.
Peligro. Justo allí. Casi podía saborearlo.
-Tengo intención de ayudarte -dije a Kronos, tratando de que mi tono desenfadado calmara un poco el ambiente angustiado del niño-. Así que tienes dos opciones: dejarme sin saber nada y corriendo detrás de ti sin ser de ninguna utilidad más que un señuelo en la oscuridad... -me señalé el pelo. Fucsia. Con aquello lo decía todo. Era la presa perfecta- ... o me lo cuentas todo y tal vez pueda ayudarte de verdad.
Mis ojos se desviaron hacia su camisa desgarrada... a las heridas que le marcaban la carne y que él intentaba desesperadamente ocultar con las manos.
Aquello empezaba a resultar siniestro. Hasta para mí.
Fuera lo que fuera lo que le había pasado... no tenía buena pinta. Y por lo que había visto, por aquel ambiente de peligro acechante, por la sombra que lo había atacado, "aquello" seguía pasándole. Enemigos siniestros, secretos, trampas perdidas en la noche del bosque... ¿Cómo iba a marcharme sin más? Algo más se estremeció en mi pecho y otra sonrisa me subió por la garganta, pero conseguí ahogarla. ¡Aquello era estupendo! Emoción... nunca venía mal. Incluso si el niño acababa muriendo, o yo no fuese bastante fuerte para ayudarlo, aquello iba a ser... delicioso.
Peligro. Justo allí. Casi podía saborearlo.
-Tengo intención de ayudarte -dije a Kronos, tratando de que mi tono desenfadado calmara un poco el ambiente angustiado del niño-. Así que tienes dos opciones: dejarme sin saber nada y corriendo detrás de ti sin ser de ninguna utilidad más que un señuelo en la oscuridad... -me señalé el pelo. Fucsia. Con aquello lo decía todo. Era la presa perfecta- ... o me lo cuentas todo y tal vez pueda ayudarte de verdad.
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Re: Contando luciérnagas...
Un conflictivo debate se desarrolló en la mente de Kronos. No quería poner en peligro a nadie más. No quería volver a encariñarse con alguien... para luego volver a perderlo por culpa de aquella maldita cosa. No, realmente no quería contarle nada. Sólo conseguiría empeorar las cosas, invitar a su recién conocido a entrar en la boca del lobo.
Pero él no parecía atender a razones. Por mucho que se negara, sabía que Night acabaría por descubrirlo todo. Insistiría, lo seguiría hasta el fin del mundo si hacía falta, exponiéndose a cualquier peligro. La locura que podía llegar a provocar la curiosidad no tenía límites. Y Kronos era un caso curioso, lo sabía.
Miró a Night largo rato antes de decidirse. Sabía que no le estaba haciendo ningún favor, pero al final cedió.
- Esta bien. Sigueme. Te lo contaré todo.
"O al menos lo intentaré" pensó Kronos para sus adentros.
Minutos después se encontraban en el claro donde Kronos había tratado de conciliar el sueño aquella noche sin éxito. Pichu, su pequeña y traviesa ardilla, continuaba durmiendo sobre una rama, ajena a todo.
Se encontraban sentados sobre el cesped, en silencio, apoyando su espalda contra un grueso árbol. Night lo miraba atentamente, con paciencia, aunque también lleno de expectación. Kronos se preguntó por dónde empezar su historia.
- Una Sombra me persigue- dijo sin rodeos. Si quería terminar con aquello cuanto antes, sería mejor ir al grano- Es una criatura astuta, perversa... y muy peligrosa. Esa... cosa... me estuvo poseyendo durante meses. No recuerdo desde cuando, ya que sólo sucedía por las noches, pero la Sombra estaba dentro de mí. Vivía en mi interior, de alguna forma fusionada con mi propia alma féerica- Kronos suspiró. Aquellos recuerdos eran inquietantes. Un pasado lleno de oscuridad. A partir de aquel extraño suceso él prácticamente había dejado de ser un niño- Podía invadir mi cuerpo usando el poder de las lunas, convirtiéndome en una bestia salvaje y ávida de sangre. Hice cosas espantosas. Podía haber llegado a hacer cosas aún más terribles, pero no había forma de controlarlo. Era como si cada noche estuviera preso, dentro de mi propio cuerpo, impotente… mientras la Sombra lo controlaba a su antojo, manejándome como una marioneta siniestra. Utilizándome para hacer el mal.
Levantó la mirada para observar a Night. Tenía sus ojos fijos en él, muy abiertos. Se preguntó qué pensaría él de todo aquello. Si le creería realmente, o le tomaría por un loco. Y lo cierto es que todo aquello parecía demasiado increíble para ser verdad. Incluso a él le costaba creer que todo aquello hubiera sido real.
No obstante aún no había terminado de contar toda su historia...
Pero él no parecía atender a razones. Por mucho que se negara, sabía que Night acabaría por descubrirlo todo. Insistiría, lo seguiría hasta el fin del mundo si hacía falta, exponiéndose a cualquier peligro. La locura que podía llegar a provocar la curiosidad no tenía límites. Y Kronos era un caso curioso, lo sabía.
Miró a Night largo rato antes de decidirse. Sabía que no le estaba haciendo ningún favor, pero al final cedió.
- Esta bien. Sigueme. Te lo contaré todo.
"O al menos lo intentaré" pensó Kronos para sus adentros.
Minutos después se encontraban en el claro donde Kronos había tratado de conciliar el sueño aquella noche sin éxito. Pichu, su pequeña y traviesa ardilla, continuaba durmiendo sobre una rama, ajena a todo.
Se encontraban sentados sobre el cesped, en silencio, apoyando su espalda contra un grueso árbol. Night lo miraba atentamente, con paciencia, aunque también lleno de expectación. Kronos se preguntó por dónde empezar su historia.
- Una Sombra me persigue- dijo sin rodeos. Si quería terminar con aquello cuanto antes, sería mejor ir al grano- Es una criatura astuta, perversa... y muy peligrosa. Esa... cosa... me estuvo poseyendo durante meses. No recuerdo desde cuando, ya que sólo sucedía por las noches, pero la Sombra estaba dentro de mí. Vivía en mi interior, de alguna forma fusionada con mi propia alma féerica- Kronos suspiró. Aquellos recuerdos eran inquietantes. Un pasado lleno de oscuridad. A partir de aquel extraño suceso él prácticamente había dejado de ser un niño- Podía invadir mi cuerpo usando el poder de las lunas, convirtiéndome en una bestia salvaje y ávida de sangre. Hice cosas espantosas. Podía haber llegado a hacer cosas aún más terribles, pero no había forma de controlarlo. Era como si cada noche estuviera preso, dentro de mi propio cuerpo, impotente… mientras la Sombra lo controlaba a su antojo, manejándome como una marioneta siniestra. Utilizándome para hacer el mal.
Levantó la mirada para observar a Night. Tenía sus ojos fijos en él, muy abiertos. Se preguntó qué pensaría él de todo aquello. Si le creería realmente, o le tomaría por un loco. Y lo cierto es que todo aquello parecía demasiado increíble para ser verdad. Incluso a él le costaba creer que todo aquello hubiera sido real.
No obstante aún no había terminado de contar toda su historia...
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Re: Contando luciérnagas...
Cuando Kronos accedió a contarme su historia, sentí curiosidad, pero también, por primera vez, algo de rechazo. Era una historia de las que valía la pena vivir, o así lo parecía, pero tampoco se la deseaba a nadie...
Una sombra dentro.
Parecía increíble. Había tenido que sentarse aparte mientras otra parte de él, por decirlo de alguna manera, se dedicaba a sembrar el mal, a convertir las noches en pesadillas interminables. Intenté imaginarme a mí mismo en su situación, mirando fijamente las estrellas con los ojos muy abiertos, aterrorizado de mi agotamiento, intentando no dormirme sin poder evitarlo, sabiendo que cerrar los ojos sólo sería dejar que empezara lo más horrible que podía imaginar...
No poder estar cerca de nadie, pensé. Al menos eso a mí no me afectaría demasiado, pero Kronos era... o había sido, un niño. Nada más que un niño.
Cuando hizo una pausa para mirarme, me di cuenta de la expresión que debía de tener. Carraspeé e intenté encontrar palabras para responder a las suyas.
-Una sombra te poseía... Pero, ¿de dónde vino? ¿Y a dónde fue? -lo miré, preocupado y desconfiado-. Si sigue cerca... ¿cuánto poder tiene? ¿Puede regresar ahí dentro, o... meterse dentro de otra persona? -señalé su pecho.
Una sombra dentro.
Parecía increíble. Había tenido que sentarse aparte mientras otra parte de él, por decirlo de alguna manera, se dedicaba a sembrar el mal, a convertir las noches en pesadillas interminables. Intenté imaginarme a mí mismo en su situación, mirando fijamente las estrellas con los ojos muy abiertos, aterrorizado de mi agotamiento, intentando no dormirme sin poder evitarlo, sabiendo que cerrar los ojos sólo sería dejar que empezara lo más horrible que podía imaginar...
No poder estar cerca de nadie, pensé. Al menos eso a mí no me afectaría demasiado, pero Kronos era... o había sido, un niño. Nada más que un niño.
Cuando hizo una pausa para mirarme, me di cuenta de la expresión que debía de tener. Carraspeé e intenté encontrar palabras para responder a las suyas.
-Una sombra te poseía... Pero, ¿de dónde vino? ¿Y a dónde fue? -lo miré, preocupado y desconfiado-. Si sigue cerca... ¿cuánto poder tiene? ¿Puede regresar ahí dentro, o... meterse dentro de otra persona? -señalé su pecho.
Invitado- Invitado
Re: Contando luciérnagas...
- Lo dudo- respondió Kronos, pensativo- Aunque no estoy del todo seguro. No, no se de dónde vino ni por qué me eligió a mí como su víctima. No sé ni siquiera exactamente qué es una Sombra, pero al menos es un alivio pensar que ya no está dentro de mí...
Ante la mirada intrigada de Night, Kronos no tuvo más remedio que contarle el resto de su historia.
Le habló sobre su compañera de viaje, la hechicera varu Elaguadelvalle. Le contó cómo se habían conocido meses atrás en el Bosque de Awa y el viaje que habían realizado hacia el sur. Rememoró su desmoralizante visita a las profundidades de Dagledu, en busca de un fragmento de la Roca Maldita que tal vez (sólo tal vez) podría ayudarle a controlar la Sombra de su interior, como en la antigüedad ayudó a un príncipe de Vanissar a encarcelar el alma de la bestia que albergaba dentro de él…
- Pero no funcionó- prosiguió Kronos, decaído- Lo supimos antes incluso de alcanzar aquella gran roca, la Piedra de Erea. Dicen que puede destruir la maldad, ¿sabes? O al menos someterla. Y esa Sombra era pura maldad, sí. Pero estaba tan ligada a mi alma… se aferraba con tanta fuerza… que mi propia alma se veía arrastrada con ella, adonde quiera que la Sombra permaneciera cautiva en mi interior. Para mí, la exposición a esa roca podía ser mortal…
No añadió más. Tan sólo se limito a levantarse la camisa, no sin cierto pudor, para que Night pudiera observar atentamente lo que aquellos fragmentos de roca le habían provocado, aquella noche en que la Sombra lo había controlado de una forma tan salvaje que Ela no había tenido otra alternativa que atacarle.
Las heridas se hundían en su piel chamuscada. Eran secuelas que durarían eternamente, y Kronos sabía que nunca cicatrizarían. La magia que se las había infringido era mucho más poderosa que la de ningún mago. Se trataba del poder de los Dioses. ¿Acaso había algo que hacer contra aquello?
Kronos bostezó, muerto de sueño.
Ante la mirada intrigada de Night, Kronos no tuvo más remedio que contarle el resto de su historia.
Le habló sobre su compañera de viaje, la hechicera varu Elaguadelvalle. Le contó cómo se habían conocido meses atrás en el Bosque de Awa y el viaje que habían realizado hacia el sur. Rememoró su desmoralizante visita a las profundidades de Dagledu, en busca de un fragmento de la Roca Maldita que tal vez (sólo tal vez) podría ayudarle a controlar la Sombra de su interior, como en la antigüedad ayudó a un príncipe de Vanissar a encarcelar el alma de la bestia que albergaba dentro de él…
- Pero no funcionó- prosiguió Kronos, decaído- Lo supimos antes incluso de alcanzar aquella gran roca, la Piedra de Erea. Dicen que puede destruir la maldad, ¿sabes? O al menos someterla. Y esa Sombra era pura maldad, sí. Pero estaba tan ligada a mi alma… se aferraba con tanta fuerza… que mi propia alma se veía arrastrada con ella, adonde quiera que la Sombra permaneciera cautiva en mi interior. Para mí, la exposición a esa roca podía ser mortal…
No añadió más. Tan sólo se limito a levantarse la camisa, no sin cierto pudor, para que Night pudiera observar atentamente lo que aquellos fragmentos de roca le habían provocado, aquella noche en que la Sombra lo había controlado de una forma tan salvaje que Ela no había tenido otra alternativa que atacarle.
Las heridas se hundían en su piel chamuscada. Eran secuelas que durarían eternamente, y Kronos sabía que nunca cicatrizarían. La magia que se las había infringido era mucho más poderosa que la de ningún mago. Se trataba del poder de los Dioses. ¿Acaso había algo que hacer contra aquello?
Kronos bostezó, muerto de sueño.
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Re: Contando luciérnagas...
-Suena... increíble. Me alegro de que sobrevivieras -respondí titubeando. No sabía muy bien cómo responder a aquello. Seguía queriendo saber más.
-Estás exhausto, ¿eh? -reí al verlo bostezar, y decidí que las preguntas y las sombras podían esperar. De repente, Kronos parecía tan joven como era- Puedes dormirte; yo vigilaré.
Su historia me había impresionado profundamente. Estaba inquieto, y eso era innegable... pero también había despertado en mí curiosidad e interés.
Una Sombra... el poder de una sombra... ¿Qué sería capaz de hacer una criatura poseída por un poder como aquel, oscuro y maligno?
Sin embargo, lo más preocupante era lo que la sombra pudiera hacer por sí misma. Estábamos a su merced, y me costaba vigilar a mi alrededor en un bosque oscuro, donde atacarme por la espalda desde los árboles sería tan fácil como quererlo...
Decididamente, me había metido en problemas. Y, viéndolo desde mi punto de vista, eso podía ser estupendo.
-Estás exhausto, ¿eh? -reí al verlo bostezar, y decidí que las preguntas y las sombras podían esperar. De repente, Kronos parecía tan joven como era- Puedes dormirte; yo vigilaré.
Su historia me había impresionado profundamente. Estaba inquieto, y eso era innegable... pero también había despertado en mí curiosidad e interés.
Una Sombra... el poder de una sombra... ¿Qué sería capaz de hacer una criatura poseída por un poder como aquel, oscuro y maligno?
Sin embargo, lo más preocupante era lo que la sombra pudiera hacer por sí misma. Estábamos a su merced, y me costaba vigilar a mi alrededor en un bosque oscuro, donde atacarme por la espalda desde los árboles sería tan fácil como quererlo...
Decididamente, me había metido en problemas. Y, viéndolo desde mi punto de vista, eso podía ser estupendo.
Invitado- Invitado
Re: Contando luciérnagas...
Kronos asintió lentamente con la cabeza. Los párpados le pesaban como si de ellos colgaran un par de swanits. Se recostó con pereza sobre el cesped y cerró los ojos, dejando que el sueño invadiera su cuerpo fatigado. Sólo susurró unas palabras antes de entrar en estado de inconsciencia.
- Cuidado con mi Sombra... es... peligrosa... - bostezó nuevamente- Cuidado...
Soñó con Ela, que lo llamaba cantando desde el lago. Su voz, una voz largo tiempo perdida, había sido por fin recuperada y su melodía reconfortaba a Kronos, que esperaba sentado en la orilla. Su voz era preciosa. Ela nadaba como una sirena por las cristalinas aguas bañadas con la luz del atardecer. Sonreía mientras se acercaba a Kronos, tranquila, serena, brillando con el poder de su magia. Su sonrisa se ensanchaba más y más conforme se aproximaba a la orilla. Más y más... hasta que esa sonrisa dejó de pertenecer a Elaguadelvalle. Esa ancha y tétrica sonrisa no era otra que la de Night Baker. Y de pronto su mirada verde también emergió de los ojos de Ela. Porque era el rostro de Night el que lo miraba desde las aguas. Aguas ya nada cristalinas, pues el cielo había oscurecido de pronto y tres grandes y redondas lunas iluminaban tenuemente el claro, con su brillo aterrador.
- Cuentamelo... - susurró la voz de Night, desde las aguas. Ya estaba a unos pocos metros de Kronos- Cuentamelo todo... o iré corriendo detrás de ti...
Kronos sintió un escalofrío. Continuó observando, mientras el rostro de Night se oscurecía, y su voz se hacía más y más profunda.
- Cuéntamelo... Iré tras de tí... - de su piel, ahora completamente negra, sólo resaltaban sus perturbadores ojos verdes. Incluso su pelo había dejado de ser violeta para pasar a ser parte de la sombra- Cuentamelo... Seré un señuelo en la oscuridad...
Kronos se levantó y tuvo intención de darse la vuelta y correr. Alejarse de aquella cosa. Pero de un salto la Sombra le retuvo, agarrandole por el brazo.
- Estás exhausto... Duermete ya... Duermete... ¡para siempre!
Sus aterradores ojos verdes se clavaron en los suyos, apenas a un par de centímetros de distancia. Y Kronos gritó de terror mientras sentía como su alma se despegaba de su propio cuerpo, absorbida por aquel monstruo de profunda oscuridad...
- ¡Noooooooo!
Kronos se despertó sobresaltado sobre la hierba, empapado en sudor.
- Cuidado con mi Sombra... es... peligrosa... - bostezó nuevamente- Cuidado...
Soñó con Ela, que lo llamaba cantando desde el lago. Su voz, una voz largo tiempo perdida, había sido por fin recuperada y su melodía reconfortaba a Kronos, que esperaba sentado en la orilla. Su voz era preciosa. Ela nadaba como una sirena por las cristalinas aguas bañadas con la luz del atardecer. Sonreía mientras se acercaba a Kronos, tranquila, serena, brillando con el poder de su magia. Su sonrisa se ensanchaba más y más conforme se aproximaba a la orilla. Más y más... hasta que esa sonrisa dejó de pertenecer a Elaguadelvalle. Esa ancha y tétrica sonrisa no era otra que la de Night Baker. Y de pronto su mirada verde también emergió de los ojos de Ela. Porque era el rostro de Night el que lo miraba desde las aguas. Aguas ya nada cristalinas, pues el cielo había oscurecido de pronto y tres grandes y redondas lunas iluminaban tenuemente el claro, con su brillo aterrador.
- Cuentamelo... - susurró la voz de Night, desde las aguas. Ya estaba a unos pocos metros de Kronos- Cuentamelo todo... o iré corriendo detrás de ti...
Kronos sintió un escalofrío. Continuó observando, mientras el rostro de Night se oscurecía, y su voz se hacía más y más profunda.
- Cuéntamelo... Iré tras de tí... - de su piel, ahora completamente negra, sólo resaltaban sus perturbadores ojos verdes. Incluso su pelo había dejado de ser violeta para pasar a ser parte de la sombra- Cuentamelo... Seré un señuelo en la oscuridad...
Kronos se levantó y tuvo intención de darse la vuelta y correr. Alejarse de aquella cosa. Pero de un salto la Sombra le retuvo, agarrandole por el brazo.
- Estás exhausto... Duermete ya... Duermete... ¡para siempre!
Sus aterradores ojos verdes se clavaron en los suyos, apenas a un par de centímetros de distancia. Y Kronos gritó de terror mientras sentía como su alma se despegaba de su propio cuerpo, absorbida por aquel monstruo de profunda oscuridad...
- ¡Noooooooo!
Kronos se despertó sobresaltado sobre la hierba, empapado en sudor.
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Re: Contando luciérnagas...
Cuando Kronos se durmió, me senté en el suelo a pocos pasos de él, dejando reposar la espalda contra un árbol. Sentí la tentación de suspirar, aunque sólo fuera de puro asombro. Aquella historia era increíble...
Recordé mi infancia; los años encerrado en la oscuridad, solo con mis pensamientos, con mi propia oscuridad, rodeado siempre por piedra fría y los susurros callados de las hadas...
Hacía mucho tiempo; quizás demasiado. Y sin embargo, siempre que cerraba los ojos volvía a escuchar sus voces siseantes murmurándome. Decían que mi madre seguía viva, que venía a volver a matarme...
Nunca prestaba atención a los sueños. Ni siquiera sabía si eran sueños o pesadillas. ¿Había alguna diferencia? ¿Era una pesadilla o un sueño correr por el bosque rodeado de susurros, o acurrucarse en las entrañas de una roca irrompible, sin poder ver el sol?
La Sombra... podía andar cerca. No. Seguro que andaba cerca. Tal vez en aquel preciso instante estuviera controlando sus movimientos... acechando desde la sombra de un tronco, desde un hueco entre las ramas... Creí sentir sus ojos sobre mí, observándome, y me estremecí.
Por un momento, me pregunté cómo sería tener dentro a la Sombra. ¿Me sentiría diferente si saliera de la penumbra del bosque y se me enredara en el alma? ¿Me sentiría poderoso, más vivo o más... muerto?
Las sombras se extendían a mi alrededor. Las luciérnagas estaban muy lejos.
La cabezada me despertó y me di cuenta de que me estaba quedando durmiendo. En el mismo instante, Kronos se despertó con una sacudida y un grito, haciendo que yo mismo me pusiera en pie de un salto, alarmado.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Está cerca?!
Recordé mi infancia; los años encerrado en la oscuridad, solo con mis pensamientos, con mi propia oscuridad, rodeado siempre por piedra fría y los susurros callados de las hadas...
Hacía mucho tiempo; quizás demasiado. Y sin embargo, siempre que cerraba los ojos volvía a escuchar sus voces siseantes murmurándome. Decían que mi madre seguía viva, que venía a volver a matarme...
Nunca prestaba atención a los sueños. Ni siquiera sabía si eran sueños o pesadillas. ¿Había alguna diferencia? ¿Era una pesadilla o un sueño correr por el bosque rodeado de susurros, o acurrucarse en las entrañas de una roca irrompible, sin poder ver el sol?
La Sombra... podía andar cerca. No. Seguro que andaba cerca. Tal vez en aquel preciso instante estuviera controlando sus movimientos... acechando desde la sombra de un tronco, desde un hueco entre las ramas... Creí sentir sus ojos sobre mí, observándome, y me estremecí.
Por un momento, me pregunté cómo sería tener dentro a la Sombra. ¿Me sentiría diferente si saliera de la penumbra del bosque y se me enredara en el alma? ¿Me sentiría poderoso, más vivo o más... muerto?
Las sombras se extendían a mi alrededor. Las luciérnagas estaban muy lejos.
La cabezada me despertó y me di cuenta de que me estaba quedando durmiendo. En el mismo instante, Kronos se despertó con una sacudida y un grito, haciendo que yo mismo me pusiera en pie de un salto, alarmado.
-¡¿Qué pasa?! ¡¿Está cerca?!
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Re: Contando luciérnagas...
Kronos tardó unos segundos en darse cuenta de que había tenido una pesadilla.
"Sólo un sueño... Era solo un mal sueño... "
No obstante, dio un respingo cuando oyó la voz de Night Baker a su lado. No pudo evitar estremecerse al cruzar la mirada con aquellos ojos verdes, que brillaban en la oscuridad.
- No... No... Tranquilo... Sólo ha sido una pesadilla- se excusó el silfo, algo inquieto por la presencia de Night. Al fin y al cabo, en su sueño Night era... era... Sacudió la cabeza.- Eso es. Sí. Sólo una pesadi... ¡Ah!
De nuevo pegó otro brinco cuando notó algo en su hombro derecho. Se levantó de un salto y su primera reacción fue dar un manotazo a lo que fuera que le había asustado. Pichu cayó en el suelo, sorprendida por el golpe.
- ¡Ay no! Lo siento Pichu... ¡me has asustado! - se apresuró a decir Kronos cuando reconoció a su ardilla. Seguramente se habría despertado con su grito de antes y la pobre solo le había saltado al hombro preocupada por él- ¿Te he hecho daño?
La ardilla emitió un chillido de mala gana y desvió la mirada, indignada. Kronos sonrió. "Sí. Esta bien. Ya se le pasará... "
- ¿Ya está amaneciendo? - dijo entonces, echando un vistazo al cielo. Los primeros rayos de sol comenzaban a clarear el azul oscuro de la noche y las nubes se teñían de rosa lentamente. La noche se le había pasado en un abrir y cerrar de ojos y casi no había dormido nada. Seguramente tendría unas ojeras atroces...
Suspiró. Al menos durante el día la Sombra no les atacaría. Así había sido otras veces. No obstante sintió una oleada de tristeza al mirar a sus pies, conforme la luz invadía el claro del bosque. Y es que allí, en el suelo bajo él, no había nada. Ninguna sombra se proyectaba por su cuerpo a la luz del amanecer, como si de alguna forma él mismo fuera transparente, invisible para esa luz... y por mucho que quisiera no conseguía habituarse a este hecho. "Un silfo sin sombra... perseguido por su propia sombra... "
Suspiró de nuevo y miró a Night Baker con mirada triste, preguntandose qué pensaría él de todo aquello.
"Sólo un sueño... Era solo un mal sueño... "
No obstante, dio un respingo cuando oyó la voz de Night Baker a su lado. No pudo evitar estremecerse al cruzar la mirada con aquellos ojos verdes, que brillaban en la oscuridad.
- No... No... Tranquilo... Sólo ha sido una pesadilla- se excusó el silfo, algo inquieto por la presencia de Night. Al fin y al cabo, en su sueño Night era... era... Sacudió la cabeza.- Eso es. Sí. Sólo una pesadi... ¡Ah!
De nuevo pegó otro brinco cuando notó algo en su hombro derecho. Se levantó de un salto y su primera reacción fue dar un manotazo a lo que fuera que le había asustado. Pichu cayó en el suelo, sorprendida por el golpe.
- ¡Ay no! Lo siento Pichu... ¡me has asustado! - se apresuró a decir Kronos cuando reconoció a su ardilla. Seguramente se habría despertado con su grito de antes y la pobre solo le había saltado al hombro preocupada por él- ¿Te he hecho daño?
La ardilla emitió un chillido de mala gana y desvió la mirada, indignada. Kronos sonrió. "Sí. Esta bien. Ya se le pasará... "
- ¿Ya está amaneciendo? - dijo entonces, echando un vistazo al cielo. Los primeros rayos de sol comenzaban a clarear el azul oscuro de la noche y las nubes se teñían de rosa lentamente. La noche se le había pasado en un abrir y cerrar de ojos y casi no había dormido nada. Seguramente tendría unas ojeras atroces...
Suspiró. Al menos durante el día la Sombra no les atacaría. Así había sido otras veces. No obstante sintió una oleada de tristeza al mirar a sus pies, conforme la luz invadía el claro del bosque. Y es que allí, en el suelo bajo él, no había nada. Ninguna sombra se proyectaba por su cuerpo a la luz del amanecer, como si de alguna forma él mismo fuera transparente, invisible para esa luz... y por mucho que quisiera no conseguía habituarse a este hecho. "Un silfo sin sombra... perseguido por su propia sombra... "
Suspiró de nuevo y miró a Night Baker con mirada triste, preguntandose qué pensaría él de todo aquello.
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Re: Contando luciérnagas...
Lo miré en silencio durante unos instantes. Había un pensamiento rondando por los límites de mi mente racional. No había dormido bien, y lo notaba en los pensamientos: lentos, pesados.
Kronos no era un adulto, pero tampoco era un niño, al menos no la mayor parte del tiempo. Tenía pinta de poder cuidar de sí mismo, sin problemas, y de saber lo que era viajar. Pero...
Pensé en los momentos en los que su verdadera edad se revelaba, cuando parecía pequeño y asustado. Pensé en las heridas que lo lastraban. Pensé en lo que la Sombra debía de poder hacer. Pensé en abandonarle y seguir mi camino. ¿Cuánto podía durar solo? ¿Mucho más?
Me imaginé a un Kronos aún más cansado, herido y desnutrido, derrumbándose sin fuerzas a uno de los lados de un sendero interminable. Sus lágrimas empapaban la tierra seca, y cuando se puso el sol las sombras se alargaron hacia él....
-Tienes que acabar con esto -dije finalmente, con una sacudida de cabeza-. Intentas huir de la Sombra porque has renunciado a destruirla, y has renunciado a destruirla porque tienes más miedo de que ella te destruya a ti...
Le dirigí una mirada afilada, verde y seria, pero no pude mantener la gravedad y se me formó una sonrisa en los labios.
-Deberías seguir intentándolo... Destruir a la Sombra, o reconciliarte con ella, o hacer que se marche para siempre. No tienes nada que perder, pero puedes ganar una vida... tu vida.
Kronos no era un adulto, pero tampoco era un niño, al menos no la mayor parte del tiempo. Tenía pinta de poder cuidar de sí mismo, sin problemas, y de saber lo que era viajar. Pero...
Pensé en los momentos en los que su verdadera edad se revelaba, cuando parecía pequeño y asustado. Pensé en las heridas que lo lastraban. Pensé en lo que la Sombra debía de poder hacer. Pensé en abandonarle y seguir mi camino. ¿Cuánto podía durar solo? ¿Mucho más?
Me imaginé a un Kronos aún más cansado, herido y desnutrido, derrumbándose sin fuerzas a uno de los lados de un sendero interminable. Sus lágrimas empapaban la tierra seca, y cuando se puso el sol las sombras se alargaron hacia él....
-Tienes que acabar con esto -dije finalmente, con una sacudida de cabeza-. Intentas huir de la Sombra porque has renunciado a destruirla, y has renunciado a destruirla porque tienes más miedo de que ella te destruya a ti...
Le dirigí una mirada afilada, verde y seria, pero no pude mantener la gravedad y se me formó una sonrisa en los labios.
-Deberías seguir intentándolo... Destruir a la Sombra, o reconciliarte con ella, o hacer que se marche para siempre. No tienes nada que perder, pero puedes ganar una vida... tu vida.
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Re: Contando luciérnagas...
Kronos lo miró con los ojos muy abiertos, reflexionando en todo lo que su nuevo compañero féerico le estaba diciendo.
- La cuestión es... - comenzó Kronos, tras un breve silencio- que no se cómo destruir a una Sombra. Sólo soy un silfo. Un niño... Si ni siquiera una hechicera varu ha podido contra esa cosa, ¿acaso tengo yo alguna posibilidad?- Kronos le dirigió una mirada de desesperación- Por Wina... Ni siquiera sé lo que es una Sombra. Y ademas, esa "lo que sea" se ha llevado una parte de mí. Es curioso, por que no lo había pensado hasta ahora, pero es cierto. Siento... un vacío. Aquí- se llevó una mano al pecho, dolido- Sé que si destruyo a esa Sombra... si destruyo a mi sombra... estaría destruyendo también una parte de mí mismo. Una parte que ya nunca podría recuperar, y no tengo ni idea de lo que puede ocurrirme si lo consiguiera.
Se dejó caer sobre la hierba, derrotado. Veía el futuro negro. Extremadamente negro. Y no tenía ni idea de por donde proseguir su camino, ni de lo que tendría preparado para él el destino. Una Sombra le acechaba e intentaba... ¿matarle, tal vez? ¿Vengarse por haberla privado de un cuerpo al que poseer? ¿O acaso pretendía volver a introducirse en su cuerpo de nuevo? Kronos se estremeció. Ni siquiera sabía cual era el propósito de aquella cosa. No sabía hasta donde llegaba el alcance de sus poderes, ahora que había sido desterrada a una humilde sombra mortal. No sabía nada.
Y estaba solo. Solo, excepto por su fiel ardilla Pichu, que no le serviría de gran ayuda, y aquel silfo de siniestra sonrisa que le animaba a lanzarse en una ataque temerario, tal vez suicida, contra su enemigo. Pero al menos era la única compañía que tenía. El único que podría ayudarle en aquellos momentos...
- ¿Qué crees que debería hacer ahora? ¿Adonde... debería ir? ¿Se te ocurre alguna idea?
- La cuestión es... - comenzó Kronos, tras un breve silencio- que no se cómo destruir a una Sombra. Sólo soy un silfo. Un niño... Si ni siquiera una hechicera varu ha podido contra esa cosa, ¿acaso tengo yo alguna posibilidad?- Kronos le dirigió una mirada de desesperación- Por Wina... Ni siquiera sé lo que es una Sombra. Y ademas, esa "lo que sea" se ha llevado una parte de mí. Es curioso, por que no lo había pensado hasta ahora, pero es cierto. Siento... un vacío. Aquí- se llevó una mano al pecho, dolido- Sé que si destruyo a esa Sombra... si destruyo a mi sombra... estaría destruyendo también una parte de mí mismo. Una parte que ya nunca podría recuperar, y no tengo ni idea de lo que puede ocurrirme si lo consiguiera.
Se dejó caer sobre la hierba, derrotado. Veía el futuro negro. Extremadamente negro. Y no tenía ni idea de por donde proseguir su camino, ni de lo que tendría preparado para él el destino. Una Sombra le acechaba e intentaba... ¿matarle, tal vez? ¿Vengarse por haberla privado de un cuerpo al que poseer? ¿O acaso pretendía volver a introducirse en su cuerpo de nuevo? Kronos se estremeció. Ni siquiera sabía cual era el propósito de aquella cosa. No sabía hasta donde llegaba el alcance de sus poderes, ahora que había sido desterrada a una humilde sombra mortal. No sabía nada.
Y estaba solo. Solo, excepto por su fiel ardilla Pichu, que no le serviría de gran ayuda, y aquel silfo de siniestra sonrisa que le animaba a lanzarse en una ataque temerario, tal vez suicida, contra su enemigo. Pero al menos era la única compañía que tenía. El único que podría ayudarle en aquellos momentos...
- ¿Qué crees que debería hacer ahora? ¿Adonde... debería ir? ¿Se te ocurre alguna idea?
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Re: Contando luciérnagas...
-Tal vez tengas que encontrar a alguien distinto. Alguien con más poder... o con un poder distinto -me encogí de hombros. En realidad, no sabía muy bien a quién recurrir-. Yo apenas sé lo que que me has contado, y lo que ya sabía antes de esos... poderes oscuros... no es suficiente como para darte grandes consejos... Pero debe de haber una forma. Si consigues descubrir de dónde salió la Sombra, cómo se creó, tal vez seas capaz de derrotarla.
Dejé de hablar, mirándolo de hito en hito con inseguridad. Él mismo estaba asustado y confuso, y eso que había convivido con aquel problema lo que parecía un buen periodo de tiempo. Había habido otros que habían intentado ayudarlo...
"¿Y dónde están ahora?", dijo una parte de mí, muy hondo. Se me encogió el estómago durante un segundo.
Entonces tuve otra idea.
-Kronos, ¿y si... no tuvieras que destruirla? -busqué su mirada, llevándome una mano al cabello mojado para apartármelo de los ojos- ¿Y si pudieras reconciliarte con tu sombra? Tal vez su poder y su hostilidad vengan de ti mismo, del miedo o el odio... o del rechazo hacia ti mismo. Eso debes de saberlo mejor tú que yo... -me encogí de hombros, aventurando una sonrisa- En lugar de huir de la Sombra, podrías buscarla, esperarla. Podrías intentar fundirte con ella, pero completamente, no dejar que te controle... Tal vez hayas querido separarte demasiado de tus propias sombras, de tu propia oscuridad.
Los árboles susurraron, como dándome su aprobación. Supe que Kronos pensaría en lo que le había dicho, pero esperaba poder ser de alguna ayuda... a la hora de la verdad.
Dejé de hablar, mirándolo de hito en hito con inseguridad. Él mismo estaba asustado y confuso, y eso que había convivido con aquel problema lo que parecía un buen periodo de tiempo. Había habido otros que habían intentado ayudarlo...
"¿Y dónde están ahora?", dijo una parte de mí, muy hondo. Se me encogió el estómago durante un segundo.
Entonces tuve otra idea.
-Kronos, ¿y si... no tuvieras que destruirla? -busqué su mirada, llevándome una mano al cabello mojado para apartármelo de los ojos- ¿Y si pudieras reconciliarte con tu sombra? Tal vez su poder y su hostilidad vengan de ti mismo, del miedo o el odio... o del rechazo hacia ti mismo. Eso debes de saberlo mejor tú que yo... -me encogí de hombros, aventurando una sonrisa- En lugar de huir de la Sombra, podrías buscarla, esperarla. Podrías intentar fundirte con ella, pero completamente, no dejar que te controle... Tal vez hayas querido separarte demasiado de tus propias sombras, de tu propia oscuridad.
Los árboles susurraron, como dándome su aprobación. Supe que Kronos pensaría en lo que le había dicho, pero esperaba poder ser de alguna ayuda... a la hora de la verdad.
Invitado- Invitado
Re: Contando luciérnagas...
Le dio un vuelco el corazón al oír las palabras de Night y un estremecimiento recorrió toda su espina dorsal. No le tembló la voz cuando se giró hacia el féerico y lo miró fijamente con sus ojos negros, con los músculos en tensión.
- No pienso volver a dejar que esa cosa vuelva a entrar dentro de mí. Nunca.
Sin una palabra más se levantó de un salto, recogió sus pocas pertenencias y comenzó a caminar, serio, alejándose del claro. No tenía un rumbo fijo. No sabía adonde debía ir, pero estaba claro que en aquel bosque, en los lagos de los Ojos de Neliam no iba a encontrar una solución a su problema. Y mucho menos de la boca de un silfo cuyo único consejo era que debía reconciliarse con su sombra, o incluso fundirse con ella. "Es un monstruo... Esa cosa es una bestia, una bestia peligrosa... He matado... he asesinado criaturas bajo el poder de esa Sombra. ¿Cómo voy a reconciliarme con eso?" Sentía un infinito desprecio hacia aquella Sombra. Por su culpa ahora estaba solo, acechado constantemente por el peligro, y sus amigos... En fin.
Avanzaba entre la maleza. Pichu se había apresurado a seguirle, trepando de árbol en árbola, a pesar de estar aún algo molesta por el golpe de antes. Por otra parte, el otro silfo también le seguía. No le había vuelto a dirigir la palabra, pero podía oír sus pasos tras de sí.
En el fondo deseaba dejar de oírlos en algún momento. Al final el silfo se cansaría de seguirle, si seguía ignorándole. Se dijo que aquello sería lo mejor. Incluso para él. Ya no tendría que huir de peligrosas Sombras salvajes. Para el mundo, Kronos estaba maldito, y lo mejor sería mantenerse al margen, para evitar problemas. Él sólo llevaría su carga. Él sólo resolvería sus propios problemas, y se dejaría de estúpidas soluciones.
"Reconcilarme con una Sombra..." pensó con desprecio, y siguió caminando.
- No pienso volver a dejar que esa cosa vuelva a entrar dentro de mí. Nunca.
Sin una palabra más se levantó de un salto, recogió sus pocas pertenencias y comenzó a caminar, serio, alejándose del claro. No tenía un rumbo fijo. No sabía adonde debía ir, pero estaba claro que en aquel bosque, en los lagos de los Ojos de Neliam no iba a encontrar una solución a su problema. Y mucho menos de la boca de un silfo cuyo único consejo era que debía reconciliarse con su sombra, o incluso fundirse con ella. "Es un monstruo... Esa cosa es una bestia, una bestia peligrosa... He matado... he asesinado criaturas bajo el poder de esa Sombra. ¿Cómo voy a reconciliarme con eso?" Sentía un infinito desprecio hacia aquella Sombra. Por su culpa ahora estaba solo, acechado constantemente por el peligro, y sus amigos... En fin.
Avanzaba entre la maleza. Pichu se había apresurado a seguirle, trepando de árbol en árbola, a pesar de estar aún algo molesta por el golpe de antes. Por otra parte, el otro silfo también le seguía. No le había vuelto a dirigir la palabra, pero podía oír sus pasos tras de sí.
En el fondo deseaba dejar de oírlos en algún momento. Al final el silfo se cansaría de seguirle, si seguía ignorándole. Se dijo que aquello sería lo mejor. Incluso para él. Ya no tendría que huir de peligrosas Sombras salvajes. Para el mundo, Kronos estaba maldito, y lo mejor sería mantenerse al margen, para evitar problemas. Él sólo llevaría su carga. Él sólo resolvería sus propios problemas, y se dejaría de estúpidas soluciones.
"Reconcilarme con una Sombra..." pensó con desprecio, y siguió caminando.
Yandrak- Oráculo de Karevan
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Re: Contando luciérnagas...
Off: Yandrak me dijo que podía meterme en nuestro rol, sólo para que no te extrañe Night ^^
On:
La noche había caído sobre aquel bosquecillo de los ojos de Neliam, las lunas iluminaban tenuemente con su pálida luz haciendo juegos de luces sobre el suelo y mi ropa. De repente comencé a correr sin rumbo fijo por los árboles y entre las raíces, me encantaba correr de noche por el bosque, al cabo de un ratito escuche un lamento cansado y algo suave se acurruco en tres mis piernas, Glaciem, mi zorro blanco bostezó cansado, me senté a su lado y lo acune hasta que se durmió, despues lo cubría con un hachizo de camuflaje, sonreí, pero al rato la sonrisa se me borro de la cara y adopte un semblante frío y oscuro, había una presencia oscura en aquel bosque, una presencia que hacia que la sombra de mi interior se revolviera de ¿alegría? O algo parecido, una de sus hermanas de la noche habitaba en aquel bosque, lo más sensato sería huír de allí, lo que menos quería era que la sombra de mi interior se fusionará con otra y se fortaleciera, pero como yo no atendía a rrazones me subí a un árbol y me interne en el bosque en busca de la otra sombra.
Los primeros rayos del primer soles colaron entre las ramas de los árboles del bosque y me despertaron, me desperecey me levanté del la fresca hierva, sin querer le di un golpecito a Glaciem y lo desperté, se levantó y me comenzó a lamer la cara con ternura, termine de despertarme y fui a buscar algo para desayunar. Iba distraído pensando en mis cosas cuando derrepente me choque con algo y caí al suelo -Auu!!- me fije mejor y resulto que con lo que me había chocado era un niño feerico, de no más de 12 años -Estooo, perdona, iba pensando en mis cosas y ...- me quede como una piedra al fijarme mejor y darme cuenta de que aquel niño no tenía sombra, y llevaba la camisa desgarrada mostrando parte de su tronco cubierto de extrañas cicatrices negras, las marcas de la piedra de Erea -Pero, esas cicatrices son la marca de la piedra de Erea ... Y no tienes sombra ... - un montón de ideas conrradictorias llegaron a mi cabeza, si no tenía sombra era que orea sombra se la había robado, y esas marcas significaba que lah kan atacado con fragmentos de la roca maldita -Deja que me presente, me llamo Vannel, y creo que tenemos que hablar- Confiaba en que mi experiencia con las sombras pudiera ayudar a aquel niño.
On:
La noche había caído sobre aquel bosquecillo de los ojos de Neliam, las lunas iluminaban tenuemente con su pálida luz haciendo juegos de luces sobre el suelo y mi ropa. De repente comencé a correr sin rumbo fijo por los árboles y entre las raíces, me encantaba correr de noche por el bosque, al cabo de un ratito escuche un lamento cansado y algo suave se acurruco en tres mis piernas, Glaciem, mi zorro blanco bostezó cansado, me senté a su lado y lo acune hasta que se durmió, despues lo cubría con un hachizo de camuflaje, sonreí, pero al rato la sonrisa se me borro de la cara y adopte un semblante frío y oscuro, había una presencia oscura en aquel bosque, una presencia que hacia que la sombra de mi interior se revolviera de ¿alegría? O algo parecido, una de sus hermanas de la noche habitaba en aquel bosque, lo más sensato sería huír de allí, lo que menos quería era que la sombra de mi interior se fusionará con otra y se fortaleciera, pero como yo no atendía a rrazones me subí a un árbol y me interne en el bosque en busca de la otra sombra.
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Los primeros rayos del primer soles colaron entre las ramas de los árboles del bosque y me despertaron, me desperecey me levanté del la fresca hierva, sin querer le di un golpecito a Glaciem y lo desperté, se levantó y me comenzó a lamer la cara con ternura, termine de despertarme y fui a buscar algo para desayunar. Iba distraído pensando en mis cosas cuando derrepente me choque con algo y caí al suelo -Auu!!- me fije mejor y resulto que con lo que me había chocado era un niño feerico, de no más de 12 años -Estooo, perdona, iba pensando en mis cosas y ...- me quede como una piedra al fijarme mejor y darme cuenta de que aquel niño no tenía sombra, y llevaba la camisa desgarrada mostrando parte de su tronco cubierto de extrañas cicatrices negras, las marcas de la piedra de Erea -Pero, esas cicatrices son la marca de la piedra de Erea ... Y no tienes sombra ... - un montón de ideas conrradictorias llegaron a mi cabeza, si no tenía sombra era que orea sombra se la había robado, y esas marcas significaba que lah kan atacado con fragmentos de la roca maldita -Deja que me presente, me llamo Vannel, y creo que tenemos que hablar- Confiaba en que mi experiencia con las sombras pudiera ayudar a aquel niño.
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Re: Contando luciérnagas...
FDR: Wow... pero que pronto has deducido todo mi pasado con solo mirarme, que noo? xD En realidad mi camisa no estaba desgarrada, ocultaba mis marcas bastante bien de miradas indiscretas pero bueh...
Esperamos a que responda Night, ¿no? Así llevamos un orden...
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