De paseo por las colinas

Después del encuentro con el semi-silfo, me adentré más en las colinas.

Me había separado del grupo, al fin y al cabo, no me gustaba demasiado el ambiente del lugar al que se dirigían. Llevaba caminando un buen rato y, aunque no andaba demasiado rápido, puse sentir un gran cansancio. El lugar en el cual me encontraba era algo que ya había visto anteriormente; colinas. Suspiré levemente exasperada: lo que yo quería era ver cosas nuevas, como por ejemplo, el mar. Nunca había visto el mar, aunque me habían hablado mucho de él. Caigo en la cuenta de que tampoco había visto nunca antes a un varu. “Me pregunto cómo serán exactamente. Me los han descrito, pero nunca me he topado con uno…”, pienso para mí misma.

A lo lejos veo una silueta completamente desconocida para mí. Desesperada de caminar sola, me acerco al hombre con una mano puesta sobre la empuñadura de mi espada, solo por si acaso. Nunca se sabe, y menos siendo alguien desconocido.

-Buenos días – digo en voz alta, para que me oiga, mientras me sigo acercando a él – Mi nombre es Arturia Pendragon. ¿Puedo saber vuestro nombre? – digo, inclinando levemente la cabeza – Llevo andando sola varios días, y me preguntaba si ibais también solo.

De pronto, unos ruidos de pasos interrumpió mi caminar. Era de una humana.

Ciertamente era la chica más bella que había visto en toda mi vida, sus ojos y su cabello brillaban a la luz de los tres soles. Se acercaba con la mano en la empuñadura de su espada y con el rostro serio, pero nada podía dejar que advirtiera eso.

-Buenos días – me dice en voz alta, mientras se sigue acercando a mí . Mi nombre es Arturia Pendragon. ¿Puedo saber vuestro nombre? – dice inclinando levemente la cabeza – Llevo andando sola varios días, y me preguntaba si ibais también solo.

Hola, me llamo Naren FarFendz, pero me suelen llamar Nar.
Por supuesto que podeis acompañarme si lo deseais

Pienso en su nombre: Arturia, Arturia Pendragon. No sabía por qué me sonaba mucho.

Tu nombre me suena de algo, Arturia Pendragon... puede que sea de la nobleza de los reinos humanos, ¿Me equivoco?

Él me responde, y me dice que se llama Naren FarFendz. Definitivamente, nunca había oído un nombre semejante anteriormente. Era mestizo, lo sabía, pero no podía decir de qué razas exactamente. Me dice que puede acompañarme, y aunque yo no había dicho nada de eso, supe que era lo que había dado a entender. “Es lo mejor”, pensé.
Después de verle unos instantes pensativo, me pregunta acerca de mi nombre, diciendo que pertenezco a la nobleza en los reinos humanos.

-Así es, los Pendragon somos de Nanetten, en los reinos humanos – respondí, sin saber si alegrarme o molestarme de que supiera eso. Decidí no dar más datos, no creí que fuera ni necesario ni que viniera a cuento.

La verdad es que a mí nunca me había agradado mi familia; nadie en absoluto había pensado en mí nunca. Ni siquiera mis padres, los odiaba a todos.” No me dejaron vivir mi vida durante mucho tiempo, no me dejaron hacer nada…”, pensé, algo molesta.

-Sin embargo, yo no conozco vuestro apellido – comenté – ¿FarFendz? Nunca lo había escuchado anteriormente. ¿Puedo saber de dónde es?

Lo miré con mis ojos verdes de arriba a abajo; vestía como un humano, y sin embargo, no parecía ser uno de nosotros. Esperé pacientemente a que me respondiera algo.

En el momento en el que me referí a su familia, noté algo de dolor pasado y rencor en su mirada. Al ser parte celeste, me resulta muy fácil ver esto. Así que me decidí de no sacar ese tema de la conversación. Parte de mi ser solo podía pensar en lo hermosa que era.
Me preguntó por mi apellido, FarFendz.

Pues verás, Far es el apellido de mi padre. Es un silfo, si eso es lo que querías saber. Y Fendz es de mi madre, celeste. Me crié las granjas de pájaros haai de mi familia materna y de vez en cuando iba al bosque con mi padre. Pero deberíamos cambiar de tema, ¿tenéis un destino en mente?

Finalmente me respondió. Me dijo que su padre era de origen feérico, y su madre celeste. “Así que sí que era mestizo después de todo…”. Me preguntó si tenía algún destino pensado, y yo negué con la cabeza.

-No, lo siento. Ando bastante perdida, llegué a Gantadd sin saber dónde me encontraba, así que se puede decir que realmente no hay un sitio al que quiera ir.

Dije eso con un tono bastante calmado, sin alzar la voz. Por fin decidí apartar la mano de mi espada, estaba prácticamente segura de que no me atacaría. Esperé unos instantes antes de preguntar:

-Y vos, ¿qué dirección lleváis? O por el contrario, ¿no tenéis tampoco un rumbo fijo? – estaba hablando de forma bastante formal, pero era a lo que estaba acostumbrada desde siempre.

Continué mirándolo antes de apartar la vista de él, para intentar ver hasta dónde se extendían las colinas de Gantadd. Quería saberlo para tener en cuenta cuánto tiempo tendría que andar si quería irme de allí; solo fue un instante, casi inmediatamente volví a dirigirme a él. Con rostro sereno, lo miré a los ojos.

-¿Y bien?

Tras explicarle mis orígenes, vi que no tenía ningún rumbo pensado.
La verdad, yo tampoco tengo un rumbo pensado, vine prácticamente por instinto. Pero puede que vaya al noreste, al bosque de los trasgos.
Pero pronto anochecerá, ¿qué te parece al acampamos aquí y continuamos mañana?

Me respondió que tampoco tenía un rumbo fijo, así que esbocé una sonrisa cuando me dijo que podríamos acampar allí esa noche. Supuse que por una vez podía mostrarme un poco más cómo yo era realmente.

-Está bien, dime dónde y todo eso – le dije, dejando a un lado las formalidades, ya que él también las había dejado a un lado – Ha sido idea tuya, ¿no?

Sonrío de nuevo, aunque no una sonrisa amplia como yo quisiera. “Debería sonreír más a menudo“, pensé para mí misma. La verdad es que no estaba acostumbrada a ello. “Si muestras emociones el enemigo puede saber cómo te sientes, y eso te hace vulnerable”, era lo que había pensado siempre. Pero el tal Naren no era un enemigo, ¿no?

Vi que cada vez me llevaba mejor con Arturia, eso era bueno. Ella era reacia a mostrarse tal y como es, y eso solo es un defecto a veces. Siento que ha vivido sin aliados bastante tiempo y es muy desconfiada.

Entonces acampamos aquí mismo, ¿no? - dije mientras señalaba una buena zona, bajo un árbol.

Un momento después, me tumbé bajo el árbol, apartando el cetro de mi espalda y colocándolo lejos.

Cuando Kalinor se puso, intenté dormirme.

Él me dijo que podíamos acampar allí mismo, y yo acepté sin objetar nada más. Me señaló un árbol y se tiró bajo él, intentando descansar, dejando su espada a un lado. Me acerqué a donde él había ido y me tumbé también, dejando algo de espacio entre nosotros. Aún no podía creer que estuviera haciendo eso, me sentía muy vulnerable…

Yo, a diferencia de él, me quité la espada, pero la mantuve agarrada. No quería desprenderme de ella ni un momento, odiaba la sensación que se tenía al ir desarmada; pero, sin embargo, no pude quedarme dormida. Seguía algo intranquila, no tenía demasiado sueño. “Cálmate, no te va a pasar nada. Tienes tu espada, ¿verdad?”, odiaba a la vocecita que a veces resonaba en mi cabeza.

Iba a cerrar los ojos cuando, de repente vi algo que se movía a lo lejos. Me incorporé rápidamente cuando vi que se dirigían hacia nosotros, y llamé a Naren.

-Naren, oye, despierta – dije, en voz no muy alta, mientras me ponía en pie de un salto.

Cogí mi espada con las dos manos, una banda de unos siete bandidos había venido adonde nos encontrábamos.

-Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? – rio uno, mientras nos miraba – Ya podéis darnos todo lo que tengáis de valor, o os daremos una buena paliza – dijo el que parecía el líder, mientras el resto estallaba a carcajadas.

Entrecerré los ojos. Cómo odiaba que me hablaran así, y más ese tipo de personas.

-Los que os daremos una paliza seremos nosotros si no os marcháis de aquí – dije, escupiendo las palabras.

-Vaya vaya, la gatita quiere pelea...

Cuando intenté dormirme, al rato empecé un sueño ligero. Pero se vio interrumpido.

Aparecieron unos hombres que no tenían pinta de ser amigos de Arturia, es más, parecían bandidos.
Rápidamente aferro mi cetro y me pongo de pie. Con la mano izquierda sumo a dos de ellos en un profundo sueño. Quedan 5.

Ella ya tenía su espada, y no debería preocuparme por ella. Pero otros dos arremetieron contra ella, interpuse mi cetro para detener una de las dos estocadas que iban hacia Arturia, sabía que ella se podía defender sola. Dejé que siguiera el combate, ella era una buena guerrera. Rápidamente acumulo energía a mi alrededor y moldeo dos bolas de fuego.

Naren se despierta se pone en pie a mi lado. Miro al bandido con una pizca odio y desprecio en los ojos, mientras sujeto la espada con ambas manos. Antes de que nadie pudiera atacar, mi compañero hace que dos de los bandidos caigan dormidos. Lo miro extrañada. “Así que es mago…”, pienso. La magia nunca me había llamado la atención, pero admití que era muy útil en determinadas ocasiones.

Los bandidos lanzaron un par de estocadas hacia mí, y Naren detuvo una de ellas con su báculo; por otro lado, yo paré la otra. Solté una maldición y me eché un par de pasos hacia atrás. “3… 2… 1…” me dije, antes de salir disparada hacia el líder del grupo. El hombre se echó hacia atrás y sacó su propia espada, pero no esperaba mi reacción, así no le dio tiempo a pararme. Hice un movimiento horizontal al suelo, pero no quería matarlo, así que en vez de con el filo de la espada le di un fuerte golpe en la cara con la parte plana de la hoja, haciendo que el hombre soltara un grito de dolor.

-Ten en cuenta que podría haberte matado – dije, señalándole con la espada.

El bandido se había quedado de pie, con una mano en la mejilla, la cual tenía de un fuerte color rojo. Mi rostro estaba relajado, muy serio, como era habitual en mí. Sujetaba la espada con una sola mano, y la otra la tenía cerrada sujetando el vestido.

-¡Mátala! – oí detrás de mí.

Me giré inmediatamente y vi que uno de los bandidos había levantado su espada para atacarme, muy cerca de donde me encontraba. Me hice rápidamente a un lado en un acto reflejo, mientras me agachaba y le daba un fuerte golpe con la empuñadura de la espada justo debajo del pecho. El hombre escupió un poco de sangre y yo me eché unos pasos hacia atrás.

-No quiero matar a nadie, pero me estáis hartando – dije, con un tono de voz más duro de lo normal.

Con la energía a mi alrededor y las llamas en mi mano izquierda, me preparo para dos combates a la vaz. Mientras Arturia se encargaba del líder, yo me batía con otro de ellos con mi cetro. A la vez, uno de los bandidos flotaba en el aire y se estrellaba contra otro, y el último tenía el arma al rojo vivo. Cuando acabé con el primero, los otros tres no estaban dispuestos a combatir. Solo quedaban dos. Me acerco a Arturia y le digo:
-¿Y esto es una noche normal para ti?
-Pues, la verdad es que si me contesta sonriendo.

En ese momento, nos colocamos espalda con espalda y nos atacan a la vez.
Esta vez todos estábamos agotados pero ellos habían sido heridos y fue fácil acabar.

Despues me alejo de aquel lugar y me vuelvo a tender bajo el árbol, completamente agotado y con la energía mágica por los suelos.

Acabamos con los bandidos restantes prácticamente sin hacer ningún esfuerzo, pues la mayoría no tenía ánimos de combatir después de ver lo que éramos capaces. La verdad es que me sentía bien; hacía tiempo que no tenía una pelea y me sentaba de perlas volver a la batalla… aunque fuera una pequeña.

Naren se va de nuevo bajo el árbol de antes, la verdad es que parece bastante cansado. Me senté al lado de donde se había tumbado él, sin ganas de dormir. No estaba tan cansada, y tampoco tenía muchas ganas de quedarme dormida después de lo que había pasado. Suspiré. “Parece increíble que tras lo que ha ocurrido siga queriendo dormir…”, pero no quise molestarlo.

Por otro lado me preguntaba cómo sería el lugar al que quería ir. Nunca había visto un trasgo, y me llamaban la atención. Me puse a imaginar cómo serían, aparte de intentar pensar en cómo podría ser el resto de cosas que nunca antes había visto. No pude evitar una leve tristeza, pensar que al fin era libre, pero que me habían quitado tiempo de mi vida, un tiempo irrecuperable, y eso me agobiaba mucho. Enterré la cabeza entre las rodillas y me puse a llorar en silencio.

Off-rol:

OFF: Gracias por avisarme, releeré las normas, no volverá a pasar.

ON:
Después de tumbarme, Arturia me siguió al árbol. Ella no tenía ganas de dormir, yo tampoco. Solo necesitaba recuperarme, la magia es un buen recurso en combate, pero te agota mucho.

Estuve un rato pensando: Arturia era una persona diferente a los demás aventureros que conozco, tiene mucho más entusiasmo, y quiere conocer el mundo. Es más parecida a mi.

De pronto empezó a llorar, pensando que yo dormía.
Intento aplicar lo que mi madre me enseñó e intento otra vez leer sus sentimientos y vi que era un llanto de tensión liberada, siente libre de algo que la ató en el pasado, así que le doy más intimidad.
Levito y me acerco a ella poco a poco, para intentar consolarla.

Naren pareció darse cuenta de que estaba llorando. “Maldita sea, estaba despierto…”, me dije, secándome las lágrimas. Recordé que era mitad celeste. Los celestes saben cuáles son los sentimientos de las personas próximas a ellas. Suspiré y me sequé las lágrimas, no servía nada esconderme, y menos con una persona como él.

Se acercaba a mí, y yo me eché de nuevo a un lado; me molestaba que la gente me viera así. Era humana, y era normal que llorara de vez en cuando, pero me avergonzaba que me hubiera puesto de esa manera en ese momento, sin ningún motivo aparente para Naren.

-Lo siento, ha sido un bajón tonto – dije, mirándolo – Ya se me ha pasado.

Pensaba que no era normal que llorara delante de un desconocido. “Ni siquiera lo hago cuando hay gente que conozco”, pensé. Decidí dejar de hacer el tonto y tumbarme, así que cogí la espada por el mango y me recosté, quedándome dormida casi inmediatamente.

Cuando me acerqué a ella levitando, y se dio cuenta de que no estaba dormido sintió una gran vergüenza.
Me mira y me dice que no volverá a ocurrirle esto.

Es natural mostrar tus sentimientos y no debes sentir vergüenza por esto, a la larga te sentará mal.-Y añado, como intentando que no pareciera que le estoy dando órdenes- ya sabes que una parte de mi puede comprender a cualquier persona con solo mirarla. Así que tranquilízate.
Esperaba que eso hiciera que se sintiese mejor, porque se tumbó e intentó dormirse. Yo intenté hacer lo mismo y dormir lo que queda de noche.

Abrí los ojos lentamente, conforme iba saliendo el sol. Esa noche no había soñado absolutamente nada, y esas eran mis noche favoritas, porque cada vez que soñaba algo era para despertarme sudando y respirando entrecortadamente. Me incorporé y busqué mi espada con la mirada, la había soltado mientras dormía sin darme cuenta. Ésta se encontraba un poco más allá, tirada en el suelo. Me desperecé un poco y fui a cogerla. "Me pregunto si tendré buen o mal aspecto recién levantada...", me pregunté, esperando que fuera lo primero. No tenía ganas de que nadie me viera con mal aspecto. "Eso es una tontería", me espeté, "deberías dejar de pensar así".

Enfundé la espada y me senté de nuevo bajo el árbol. No creía que Naren tardara mucho en despertar, así que esperé pacientemente, mientras miraba cómo salía el sol por detrás de las colinas. "No he dormido demasiado esta noche, quizás debería haber descansado más..."

Estaba colocándome el peinado, con el moño y las trenzas, cuando Naren se despertó. Se desperezó, al igual que había hecho yo, y recogió las pocas cosas que llevaba encima; mientras, yo acabé de acomodarme el pelo. Me preguntó que si había dormido bien, a lo que yo asentí con la cabeza a modo de respuesta. Después, me dijo que iríamos a Trask-ban, el cual quedaba al noroeste.

-Vamos pues - respondí, levantando levemente las comisuras de los labios para intentar formar una sonrisa.

Estaba emocionada por el hecho de ir a otro sitio, pero decidí que mi actitud no debía mostrarlo. De nuevo caí en la cuenta de que Naren era mitad celeste, y suspiré. "Supongo que por una vez he topado con una persona a la que no puedo ocultar mis sentimientos".

-Espero que no quede muy lejos - dije como un simple comentario.

Ella está lista para continuar el viaje. Así que me pongo a caminar hacia Trask-Ban.

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