Cae la nieve en silencio [RC]

**Yandrak** Jue Mar 21, 2013 5:29 pm

ROL CONDICIONADO: 3 usuarios máximo ^^

La nieve caía, lenta pero incansable. Pequeños copos blancos que llegaban volando desde el cielo (desde tan alto que no se alcanzaba a ver de donde) para aterrizar suavemente sobre el suelo. Con la delicadeza de una pluma. Y caían más y más. Y no parecían agotarse.
Ygoron levantó el brazo y abrió su manaza con la palma hacia arriba, a la altura de sus ojos.
Un minusculo copo de hielo cayó entre sus dedos, posándose en su pétrea piel para luego desvanecerse en unos segundos, dejando en su lugar una pequeña gota de agua.
Ygoron se preguntó por qué aquel copo de nieve no había hablado. Se lamió la gota de agua con la lengua. Estaba fría. La nieve era fría. Pero él no tenía frío. De hecho le resultaba agradable aquel clima invernal, al que se había acostrumbrado desde su nacimiento. Él también era frío. Frío como la nieve.
Echó un último vistazo al cielo blanco, punteado por la nieve que caía sin cesar, y luego miró a su alrededor. Había caminado durante días hacia el sur, y por fin había alcanzado las montañas. La cordillera del Anillo de Hielo descansaba a su espalda, e Ygoron pretendía atravesarla para continuar su camino hacia el sur. Porque la nieve se lo había dicho. Y a Ygoron no le había parecido tan mala idea.
Quedaba poco para que empezara a oscurecer, aunque era dificil calcular las horas cuando no podías ver los soles, ocultos tras una densa capa de nubes heladas. No tenía hambre. No pensaba cazar aquel día, así que se buscó otra distracción, aparte de mirar caer la nieve.
Encontró una roca del tamaño de su puño junto a un pino próximo a él. Se sentó, recostando su gruesa espalda contra el tronco del árbol (que crujió amenazando con partirse) y comenzó a rascar la piedra con sus uñas. La roca se fue desgastando poco a poco. Y lentamente fue tomando la forma que Ygoron deseaba. Tallar era algo que se le había dado siempre bien. Y con sus fuertes manos no le hacian falta herramientas.
Una hora después el rostro de un oso, con la boca abierta de forma agresiva, se podía distinguir claramente en el contorno de la roca. Utilizó su propio diente para dibujarle los ojos, y sostuvo la roca en el aire para admirar su obra.
Ygoron sonrió, satisfecho. El oso lo miraba con una mueca desagradable.
Comenzaba a oscurecer.

Invitado Lun Mar 25, 2013 12:27 am

No tenía pensado volar tan al norte, pero Idhún al fin y al cabo era un mundo muy amplio y no me habia costado mucho perderme. Empecé a volar por encima de las nubes para por lo menos pasar el rato haciendo algo divertido, ver el hermoso paisaje y bañarme en los cúmulos de suaves nubes al atardecer...
Sin saber donde me encontraba, sentí hambre y tuve que descender. Bajé hasta una cordillera nevada, y adivine en seguida que me encontraba en Nanhai, la tierra de la nieve y el hielo... y los gigantes.
Después de cazar algunos animales y cuando por fin tuve sed y fui a derretir algo de nieve para poder beber, encontré algo que no esperaba... ¡alguien!
Era un gigante. Nunca había visto a ninguno, así que me quede observandolo extasiada desde lejos.

**Rannell** Lun Mar 25, 2013 11:53 pm

Off: No os importa si me uno, no? ~~porfisporfis poooorfis, me hizo ilusion rolear con el celebre Ygo y con alguien de mi casta, equipo perfecto (?)~~

Perdon tambien por el post corto sorry

On:

Comencé a volar, siempre al norte. Siempre al norte, parando lo mas minimo. Primero la arena, despues las llanuras... la gente y las casas, como cambiaban cada día eran un descubrimiento para mi. Las personas, de tantas razas y en tanta cantidad. Con diferentes ropas, detalles de un mundo prácticamente nuevo que nunca pude ver.

Los yan señalaban al cielo y balbuceaban algo al verme pasar el cielo como un relámpago rojo que los dejaba atrás, y cada ser tenia sus diferencias sutiles... aunque todos iguales en base.

Pero llegué bastante lejos, supongo. En aquel mundo nuevo, con tanto tiempo por delante. En los mapas, Awinor y Nanhai estan en las dos puntas de Idhun. Al parecer aterricé en Nanhai, las tierras heladas. ?Realmente he recorrido todo el mundo? Pues mi viaje no acaba de empezar...

Al principio de aquel lugar ya estaba dudando con la idea de volver atrás, pero vi algún reflejo a lo lejos que me resultó familiar.

Planeé hasta aterrizar en una pequeña "pradera helada" con diminutos copos de nieve cayendo del cielo suavemente. Ya en el frio suelo, me agazapé minimamente y murmuré: -¿Hola?

Eran una dragona y un gigante. Nunca antes había visto a un gigante, y comencé a esperar su respuesta, además de por que otro de mi raza habia coincidido conmigo, ademas de en un lugar como este. Casi ni me habia planteado la idea de volver a ver otro de los mios...

Invitado Dom Mar 31, 2013 5:43 pm

El silencio frío de las montañas es sustituido por un murmullo bronco y profundo, la voz de la tierra... Como si la cordillera de pronto hubiese despertado, la roca se alza y muere alrededor del joven gigante. Ygoron no puede hacer un sólo movimiento, paralizado por la sensación indescriptible que se apodera de su mente y su cuerpo, otorgándole un poder con el que jamás podría haber soñado...
La calma regresa tan pronto como había desaparecido, y al mirar alrededor pareciera que ni un sólo guijarro ha llegado a cambiar de lugar... pero todo es distinto ahora, aunque sólo él pueda notarlo. Save que si quisiera, la roca le obedecería. Algo que no logra identificar, algo distinto a la voz de la nieve, le habla: debe descender de la tierra de los suyos, llegar a la tierra de los celestes y alcanzar el cruce de ríos. Allí le espera su destino...

Ygoron, el elegido de Karevan, descubre su poder.

_____________________________________

-Debéis encontraros con el resto en el cruce de ríos cuanto antes, siguiendo el lazo invisible que os guía hacia allí. Recordad que debéis atravesar todo el espacio intermedio. Los seguidores del Séptimo han empezado la caza en vuestra persecución... Daos prisa. Cuanto más tiempo paséis separados, más vulnerables seréis-

Para ayudaros en vuestro cometido, los Dioses os prestan su fuerza... Ahora que todos los elegidos han descubierto su condición, ha llegado el momento de definir sus poderes. Estos son los stats que debe sumarse cada elegido:

Spoiler:

**Yandrak** Lun Abr 01, 2013 12:25 am

OFF ROL: Siento no haber contestado antes! He estado la semana fuera, y por motivos familiares no pude avisar con tiempo de que no iba a estar... Mañana me pongo al día con el rol y contesto roleando... (espero que sigáis con ganas de rolear los que os habéis unido... )

**Yandrak** Lun Abr 01, 2013 11:18 pm

Ygoron parpadeó cuando escuchó aquel saludo. Obvservó más fijamente la cabeza de oso que había terminado de tallar, y que sujetaba con firmeza frente a su rostro. Se preguntó si era el oso quien había hablado. Y siguio observando. Porque otras muchas veces la nieve le había hablado. La roca también podía tener esa capacidad. Y siguió observando.
El oso permaneció inmóvil, y no dijo nada más.
Ygoron podría haber seguido observando (¿acaso algo se lo impedía?) pero por un leve impulso de su instinto decidió girarse. Sus ojos se abrieron con ligera sorpresa al contemplar que no estaba solo. Cuatro ojos lo miraban. Cuatro ojos, cada par correspondiente a un dragon. Una pareja de dragones que había aparecido a su espalda, como surgidos de la nada.
- Hola- respondió Ygoron escuetamente. Y se volvió a girar, haciendo caso omiso de los inesperados visitantes.
Y entonces fue cuando ocurrió. Lo primero que sintió fue el vibrar del suelo. Lo siguiente, el suave bramido de la montaña. Y acto seguido, sin previo aviso, la roca cobró vida a su alrededor y se elevó en una espiral de nieve, arena y rocas, que enguyó al gigante por completo en su interior. Mientras su elemento lo azotaba rugiendo, cegándole por completo, una extraña sensación comenzaba a correr por sus entrañas, una sensación de poder que nunca había experimentado, y una susurrante voz, una voz profunda que le puso sus pocos pelos de punta, le ordenó que se dirigiera a Celestia sin perder más tiempo.
Y tal y como había llegado, el torbellino de tierra y nieve se esfumó sin dejar rastro. Ygoron, que pocas veces se asombraba de nada, mantenía ahora su boca abierta por la sopresa. Se giró hacia los dos dragones, que lo miraban a su vez igual de atóntos.
- ¿Lo ves, gradullón? Te dije que debías ir al sur. ¿No te lo dije? ¿¿Te lo dije??
Ygoron desvió la mirada hacia su hombro derecho, donde la pequeña bola de nieve le hablaba, emitiendo destellos con sus minúsculos cuernos de hielo.
Ygoron asintió, conforme.

PD: Para que no haya confusiones, vosotros no podeis ver a esa "bola de nieve parlante". Es producto de la imaginación de Ygoron, así que tenéis que pensar que se esta hablando solo... jeje

**Rannell** Miér Abr 10, 2013 10:07 pm

Seguí en forma de dragón, dejé mi posición agazapada para erguirme y decir amigable: -Me llamo Rannell Targaryen, estaba en mi viaje cuando por lo visto me desvié. ¿que hacéis por aquí?

Pensaba acercarme más a la dragona cuando algo extraño ocurrió en el suelo. Una espiral de nieve y tierra lo cubrió, en rápidos sucesos los tres supimos que estábamos frente a un enorme poder, de diferentes puntos de vista.

Todavía con la boca abierta (no exactamente, eso sería muy raro en un dragón xD) sin poder creerme lo que sucedía caminé hasta la otra dragona. La nube se esfumó igual que llegó y el miró su hombro asintiendo. No entendía si era cosa de la nube de tierra o por ser gigante... no entendía nada.

De todas formas la dragona naranja me transmitía una seguridad que no sentía desde antes de la conjunción. La de saber que sigue existiendo gente como yo. Pero de todas formas, tenía un futuro incierto. ¿Iría hasta Celestia de nuevo? Eso me convertiría en una especie de escolta de aquella personita grande. Pero si me marchaba... ¿Y se esta es mi leyenda? No podía pasar esta oportunidad.

Off: Valzeretta, si estas viva... prefieres rolear que los Targaryen y tu clan son amigos o enemigos? A mi me da igual la verdad.

**Yandrak** Vie Abr 12, 2013 12:50 am

Ygoron observó al dragon que le hablaba. Observó sus poderosas garras delanteras, sus musculosos cuartos traseros, los destellos que emitian sus escamas bajo la tenue luz, sus enormes alas membranosas, sus dientes afilados... el fuego en su mirada. Ygoron sintió por primera vez respeto por otra criatura. Normalmente él se sentía poderoso comparado con cualquier otro animal, pero un dragón... era otra cosa. Desvió su mirada, incomodo ante la de Rannell.
- Sí, grandullón. Dragones... ¿Increíbles seres, verdad? Su poder es incomparable con el del resto de los mortales... Será mejor no hacerlos enfadar. Es preferible tenerlos como aliados, ¿no crees?
Ygoron escuchaba atentamente las palabras de la bolita de nieve, como cada vez que le hablaba. No obstante, cuando se volvió para observarla sobre su hombro, ésta ya se había desvanecido.
Confuso, volvió a dirigirse al dragon.
- Al sur. Voy... a Celestia- anunció con su voz grave, señalando la cordillera que separaba Nanhai del resto del mundo, al otro lado.
Levantó entonces la mirada. Seguían cayendo copos de nieve (ninguno hablaba), y la cobertura de nubes que ocultaba el cielo ya había tornado un color azul oscuro. La luz se iba, como cada jornada.
- Ahora a dormir. Mañana... al sur- anunció de nuevo, siempre tan escueto. Y sin decir ni una palabra más se acomodó sobre la nieve, apoyando su cabeza sobre la gruesa raiz de un tronco. Tuvo cuidado de colocar junto a él la cabeza de oso tallada, como si fuera un peluche que quisiera acurrucar junto a su cuerpo.
Y así, abrazado a su escultura aterradora, Ygoron se durmió, para soñar con copos de nieve que caían y hablaban sin parar, hablaban y hablaban hasta atormentarle. Y todos decían que se dirigiera hacia el sur.

**Rannell** Vie Abr 19, 2013 10:23 pm

Aquel gigante no hizo nada en particular que me llamara la atención. Se dedicó a admirar mis armas naturales, agudizar sus sentidos en algo y mirarse el hombro (cosa que seguía sin entender) para luego, cosa que me dejó realmente patidifuso... no me hizo caso! Sin responder a mi pregunta, anunció que iría a Celestia mañana mañana, después de dormir.

Caminé hasta él sin hacer ruido, pensaba propinarle un pequeño empujón, o soltar un rugido... pero no. No veía necesario molestar a otro ser. Además, eso hubiera sido muy propio de otro Targaryen, pero no de mi.

Sin embargo planeé hasta el lugar donde antes apareció la extraña fuerza con curiosidad. Tras asegurarme de que no ocurría nada inusual en ese momento me Tumbé en la nieve a una pequeña distancia de la extraña persona. Pero no porque él lo hubiera hecho, me negaría a aceptar eso. Pero ¿era esa la oportunidad de mi leyenda? Dudando en lo que haría al día siguiente, me decante por dormir con una idea tan abstracta.

**Yandrak** Sáb Abr 20, 2013 10:29 pm

Ygoron despertó cuatro horas después, cuando todavía la oscuridad cubría el Anillo de Hielo, recortada sólo por la blancura natural de la omnipresente nieve.
El gigante no necesitaba dormir más. Su metabolismo lento y pausado nunca había precisado de largas horas de descanso. Y en caso de que las necesitara, no tenía más que recurrir a una buena siesta.
Se recostó sobre la fría nieve y miró a su alrededor, tratando de acostumbrar sus ojos a la negrura que lo envolvía. No muy lejos distinguió una voluminosa figura tendida en el suelo, y comprendió entonces que el dragón había pasado la noche ahí, a su lado. Pero, ¿por qué?
- No deberías despertarlo.
Ygoron desvió su mirada. La bolita de nieve no estaba esta vez sobre su hombro. Cuando por fin la vio, se hallaba sentada sobre la roca tallada con forma de oso, que inexplicablemente había salido rodando varios metros más allá durante la noche.
- Podría ser peligroso despertar a un dragon durmiendo- Sus cuernos de hielo emitían destellos azulados en la noche, conforme sus diminutas patas se balanceaban adelante y atras, colgando desde el pétreo hocico del oso- Deberías partir ya.
Ygoron dudó un momento. Echó una última mirada al dragón, que permanecía inmovil en la nieve. "Está muerto" se le pasó de pronto por la cabeza. Pero desechó la idea al ver como su lomo subía y bajaba, casi imperceptiblemente, con el ritmo de su respiración.
Decidió hacer caso a la bolita de nieve una vez más. Y una vez más, cuando volvió a mirar, ésta había desaparecido. La cabeza de oso permanecía solitaria sobre la nieve. Y cuando Ygoron decidió que se la llevaría consigo, la piedra tallada simplemente rodó hasta él, como obedeciendo a sus pensamientos.
Casi sin inmutarse por aquel inexplicable suceso, la recogió del suelo. Y con ella bajo el brazo emprendió el ascenso de la montaña para llegar a Celestia, al otro lado.

**Rannell** Vie Abr 26, 2013 11:31 pm

No fue hasta ya una buena cantidad de tiempo despues cuando me desperté. Con el sueño ligero y alerta que caracterizaba a los de mi raza, me fue fácil detectar movimiento cerca mia. Donde estaba el gigante. Levanté la cabeza perezosamente en dirección a la figura que se movía iniciando el ascenso hacia el sur. ¿Sin avisar? Había oido hablar de las extrañas formas de los gigantes.

De todas formas me levanté a dos patas y lo miré curioso, aquellos pequeños seres, incluso los más grandes... seguian siendo débiles y fascinantes a la vez. Alzando la voz, y esperando que al menos esperara a oir mis palabras dije: -¿Vas al sur entonces? ¿Vas a buscar tu leyenda, como yo? ¿Sabes que ocurrió en la espiral de tierra? Dímelo, mortal.

Off: No me acostumbro a llamar a la gente mortal... pero mola (?)

**Yandrak** Sáb Abr 27, 2013 1:44 am

Off: Hay que darle caña a esto eeh? El otro grupo de elegidos ya ha llegado a los Ojos de Neliam (cerquita de Celestia) y nosotros tenemos que atravesar aun todo Nandelt xD
Por cierto, tu dragón no se como de orgulloso será, pero si quiere se puede enfadar con mi gigante por intentar salir por patas y eso... como veas xD asi le podemos dar mas vidilla al rol jeje

Ygoron se paró en seco cuando la atronadora voz del dragon llegó a sus oídos. ¿Habrían sido imaginaciones suyas? Estaba seguro de que el dragón estaba durmiendo como un lirón cuando comenzó su marcha...
Giró la cabeza para cerciorarse. No lo había imaginado. El dragón se hallaba ahora incorporado, en el mismo lugar donde había yacido dormido, que ahora quedaba varios metros más allá, pendiente abajo desde donde estaba el gigante. Desde allí incluso aquella enorme bestia parecía diminuta por la distancia.
- Yo... Voy al sur- repitió una vez más, sin saber que más decir.
Meditó la pregunta del dragón Rannell en silencio. ¿La espiral de tierra? Lo recordaba. El día anterior. Una espiral de rocas, tierra y nieve lo había engullido. Había sentido aquella extraña sensación, primero de humildad. Luego de poder, corriendo por sus venas. Y aquella voz... No olvidaría aquella profunda y penetrante voz. Se estremeció al volver a recordar aquel momento como si lo reviviera de nuevo. Pero realmente no sabía de donde provenía, ni con qué motivo.
Y como no sabía que más decir, no lo dijo. Al fin y al cabo el ahorro de palabras era una de las habilidades más evolucionadas en su raza. De modo que volvió a girarse, y sin esperar más tiempo continuó su marcha.
Frente a él se abría un paso entre montañas. Un arroyo de agua helada serpenteaba entre la nieve, siguiendo la pendiente. Sorbió un poco de agua para mitigar la sed y prosiguió su camino, con su cabeza de oso bajo el brazo.
Se preguntó si el dragón insistiría. Si trataría de seguirlo. Realmente le daba igual.
La nieve era la única compañía que necesitaba en aquel largo viaje. Hacia el sur.

**Rannell** Sáb Abr 27, 2013 8:20 pm

Off: Supongo que si... intententare rolear lo máximo posible, aunque sea con imaginación escasa.

On: Con un aleteo me acerqué un poco al gigante, y lo seguí resignado hasta que paró.
-¿Cuál es tu nombre? -fue lo que pregunté al gigante cuando paró un instante a apaciguar la sed en un arroyo. Me senté en cuclillas junto al arroyo y dejé que el agua corriera entre esas visitas que se movían tanto, llamadas "dedos"... como zarpas, pero no eran un arma. En mi forma humana me sentía débil, pero el mundo parecía enorme y fascinante. Era torpe, pero habían humanos hábiles. Pensaba que sería cosa de práctica. Y así sería. De todas formas, me sentía enano con todo. Especialmente al lado del gigante.

Llevaba mis dos espadas a la espalda, un legado de familia. Y el brazalete dorado en la muñeca derecha, otro regalo de mi familia. Esos objetos llenos de historia me acomparían siempre... y descubriría su poder.

Me encontraba torpe así, lo más normal sería transformarme en dragón para seguirle el ritmo sin dificultades.

Salí de mis lanzamientos y silencioso usé mi mano a modo de cuenco y tomé un poco de agua antes de seguir al gigante otra vez. Tenía que haber una explicación para todo, desde que la razón por la que dejó llevar al norte, a la espiral de tierra... eso lo sabrá en Celestia.

Invitado Dom Abr 28, 2013 11:39 pm

En mi mano cayó un copo de nieve con una forma extraña, cerré mi puño y volví a abrirlo, el copo se transformó en agua.
Seguí andando, ajustándome la bufanda y dándome calor con los guantes.

- Qué frío...

Escuché unas voces, personas andando... no... no eran personas, era... ¿era un Gigante? Antes había estado en Idhún, nací aquí, soy una Mestiza, no soy humana, al menos no completamente. Mi padrastro no me quería llevar... él era humano. Mi madre era de Idhún, mi padre biológico era un celeste. Pero mi madre se fue a la Tierra y conoció a mi padre... pero ahora no estaba para recordar momentos de mi infancia, ni nada por el estilo.
Ahora sabía donde estaba, en Idhún. Pero no sabía con quién me encontraba ahora.
Me acerqué entre la nieve hacia donde se encontraban los Idhunitas. Me puse la mano encima de los ojos para ver si podía ver mejor, pude ver a un Gigante de 3 metros o más. Y yo medía 1 metro 34, como mucho... pero no era el momento de medir a nadie.

- ¿Ho-hola...?

Me acerqué al gigante sin miedo, pero con dificultades para llegar hasta él. No se veían muchos Gigantes todos los días, bueno, en mi caso, nunca había visto a ninguno en persona.

**Yandrak** Lun Abr 29, 2013 1:06 am

El dragón le alcanzó, y ante sus ojos se transformó en una personita, para desconcierto del gigante. Ygoron se preguntó si todos los dragones podrían hacer eso. De todas formas no expresó sus dudas en voz alta, aunque sí se digno a contestar a Rannell, ya que tanto insistía en acompañarle.
- Ygoron. Me llamo así. Ygoron- y asintió bruscamente con su enorme cabeza, como para reforzar su respuesta.
Pero el chico-dragón ya no lo estaba mirando. Miraba a su espalda. A algo que había detrás de Ygoron. Y antes de girarse, el gigante también pudo oír por su cuenta unas pisadas que se acercaban.
Era otra personita. Muy, muy pequeña. Y la tenía justo enfrente, mirándole con unos enormes ojos llenos de admiración. Una larga, larga mata de cabello violeta le caía hasta los tobillos, e Ygoron se llevó la mano inconcientemente a su cocorota, donde un solitario mechón de pelo rubio hacia las veces de cabellera. Le pareció increible que alguien pudiera poseer tanto pelo. Le pareció fascinante.
Y dejandose llevar, sin ni siquiera responder al saludo de la pequeña, se agachó en un repentino movimiento para agarrar a la joven por ambas piernas con una sola manaza, para luego levantarla boca abajo como si de una muñeca se tratase. El largo pelo quedó colgando como un péndulo, llegando a rozar las rodillas del gigante. Ygoron no pudo evitar la tentación, e introdujo la mano que le quedaba libre en aquella frondosa cabellera que caía en cascada, sintiendo como los cabellos acariciaban su pétrea piel.
- Es... suave...- murmuró sin dejar de manosear el pelo de la asustada muchacha. Y una tímida sonrisa se dibujó en el rostro del gigante. Descubrió que aquella sensación le gustaba.

**Rannell** Lun Abr 29, 2013 5:38 pm

Off: Mordi, te veo un poquito te metarol (?). Escribes algunas cosas que dejan a entender nuestra reacción cuando es totalmente libre (o eso me parece a mi).

On: Ygoron se llamaba aquel personaje, con un aspecto tan desaliñado, con el extraño suceso de la espiral de tierra... era sin duda el ser menor más ineresante que había conocido minimamente, con diferencia.

Y de entre el lugar apareció otra persona, era una chica que resultaba enana al lado de Ygoron. Llevaba una enorme melena violeta, e Ygoron se pasó la mano por su único mechón de pelo inconscientemente. Eso me hizo reir un poco, pero pasaron a ser carcajadas cuando él la agarró por los pies y comenzó a investigar el tacto de su pelo.

Pero de pronto paré y de un salto me transformé en dragón, y solté un pequeño arañazo en el antebrazo del gigante (que no llegaría a causarle ningún daño) para después pasar la otra garra bajo la posición de la chica en caso de que se le escapara. -Tranquilo, gigante. Cuidado con las personas... Le ¡podías haber hecho daño!

Invitado Lun Abr 29, 2013 6:19 pm

Al caer en las garras del Dragón, me dio un impulso a saltar hacia a nieve, caí de boca, pero no me importaba, era tan blanda... que me dio por palparla.

- A mí... -susurré, bajo la nieve- No me importa... es suave.

Dije intentando tocarme el pelo desde la nieve, pero no podía, así que me di por vencida y estiré las piernas y brazos. No tenía nada que decir... así que estiré la mano derecha hacia la nada- Me llamo Tsumiki, Tsumiki Miniwa. -me presenté.
Me levanté de la nieve y me sacudí la falda y la camisa, el pañuelo... en teoría, toda la ropa que se me había manchado de nieve y se me había mojado un poco. Escuché el nombre de "Ygoron", que parecía ser ese Gigante tan divertido. ¿Era que a lo mejor ese gigante con su único mechón de pelo rubio sentía celos de mi mata de pelo violeta? A mí me gustaba su pelo... pero no creo que se lo cambiara por el mío.

- ¿A dónde vais? Es que yo...

Tenía la intención de ir con ellos, no tenía a donde ir... y hacer amigos no estaba mal, nunca había tenido ningún amigo, ningún amigo de verdad. La sirvienta, los sirvientes, mi madre, mi padre, mi hermana... no eran amigos de verdad, ni siquiera eran mis amigos, mis amigos no me tenían encerrada en mi habitación... ni siquiera tenía acceso a las partes "no frecuentadas ni vigiladas" de mi casa.
Le cogí la mano a Ygoron y le sonreí, el Dragón no parecía tratarle muy bien, pero sería su método de educación, supongo... le cogí una garra al Dragón con la otra mano.
Ni siquiera sé por qué hice eso, pero supongo que un poco de compañía no me iba mal... esperé a la respuesta del divertido Gigante y del protector Dragón.
Me costaba mucho en aquellos momentos, tras tantos años, esbozar una sonrisa.

**Yandrak** Lun Abr 29, 2013 10:44 pm

Ygorón soltó aquella personita de largos cabellos morados cuando el dragón lo sobresaltó por detrás, arañándole en el brazo mientras le regañaba por su poco cuidado. La jovencita cayó sobre la nieve, aunque no tardó en incorporarse. No parecía molesta. Más bien parecía... divertida.
Tsumiki se llamaba. Y el dragón había dicho llamarse Rannell. Tsumiki. Rannell. Tsumiki. Rannell. Ygoron se repitió mentalmente los nombres en su cabeza. Acostumbrado como estaba a la soledad, aprenderse tantos nombres de golpe le parecía una tarea complicadísima.
Y la chica preguntó que adonde se dirigían. "Tienen mucha curiosidad estos seres..." se dijo Ygoron, confundido. ¿Por qué todo el mundo quería saber adonde iba? De todas formas, se dio cuenta de que no le imporaba que la chica le acompañase en su camino. No por la chica. Sino por su largo y sedoso pelo. Le gustaba. Le gustaba incluso más que ver caer la nieve desde el cielo. Se preguntó si su pelo también hablaría.
- Tengo hambre...- dijo el gigante de pronto, más para si mismo que para sus compañeros. Se dio cuenta de que no había comido nada en todo el día, y el estómago ya se lo advertía con rugidos propios de un león- Necesito cazar.
Y sin previo aviso comenzó a caminar hacia un pequeño bosquecillo que bordeaba el paso entre montañas. Se aseguró de recoger la cabeza de oso tallada: tal vez le sería util en la caza, como proyectil. Sólo si lograba encontrar algún indefenso animalillo al que hincarle el diente...

**Rannell** Mar Abr 30, 2013 8:48 pm

Y cuando intenté ayudar a la chica, ella tomó mis garras como punto de apoyo y cayó a la nieve. Pero sin embargo intentó sonreír y nos dio una mano a cada uno. Definitivamente me quedaba mucho por aprender de estos seres. -Bien, Tsumini Miniwa... Yo soy Rannell Targaryen, y ya habrás visto a Ygoron. La verdad es que los dos coincidimos en nuestro viaje hace poco. Vamos a Celestia, al cruce de los ríos. Y bien, puedes acompañarnos si quieres. -de pronto mire al suelo y me acordé de algo. Fue transformarme en humano y la miré intentando sobre todo... no parecer tan amenazador.

Me senté sobre la nieve un segundo cuando Ygoron se fue a cazar, mirando como se alejaba, reprochándole esa falta de tacto... de nuevo. No era su estilo.

Pero pase de eso, giré mi cabeza para mirar de nuevo a Tsumini y dije: - Y... ¿que os trae por aquí?

Invitado Mar Abr 30, 2013 11:57 pm

Cambié mi expresión y me giré hacia el humano, Rannell.

- Es Tsumiki... -dije frunciendo un poco el ceño, mientras siguiendo a Ygoron, y no sé por qué, le apretaba la yema del dedo pulgar, aunque casi no llegaba- No es Tsumini... es Tsumiki.

Antes de darme cuenta, Ygoron y yo estábamos en el bosque, hace poco había mencionado que tenía hambre, y que debía cazar. Le acompañé en su viaje, me parecía divertido saber más sobre él. Aunque temía un poco como iba a acabar con un arma en la mano, podía ayudarle. Él ya podía considerarse oficialmente en mi mejor amigo, y en mi primer amigo de verdad. Me parecía tener un arma en la mochila, pero quería observar como era ese Gigante tan grande manejar un arma, como se dedicaba a la caza, nunca había visto uno, y mucho menos había sido mi amigo, mi mejor amigo.

- Yo... quiero ayudar. Pero... creo que no tengo ningún arma.

Entonces fijé mi mirada en la nieve, rebusqué en los sitios donde nunca me imaginaría una piedra, pero como me esperaba, no había nada. No dudé en fijarme en los sitios con menos nieve. Pero vaya... me había tropezado con lo que buscaba. En vez de caer a la nieve blanda y suave, caí al único sitio donde no había en millones de kilómetros, me levanté de nuevo con la cara roja y cogí la piedra con la que me había tropezado, cogí una goma y una rama con forma de triángulo y lo modifiqué para que se pareciera a un tirachinas, puse la goma y la piedra, intenté sonreír de nuevo, se notaba bastante que no estaba acostumbrada a esto.

- Ahora ya puedo ayudarte.

Pero pude sonreír.

**Yandrak** Miér Mayo 01, 2013 1:40 am

Ygoron observó impasible como la pequeña fabricaba su "arma" con una ramita, una goma y una diminuta piedra. Aquel artefacto le pareció absurdo e inutil, pero Ygoron no dijo nada al respecto.
No tardó mucho en encontrar huellas sobre la nieve. Pertenecían a un animal. Y a un animal bastante grande, sin duda, viendo el espacio que separaban sus huellas.
- Sssssh- reprochó Ygoron a sus acompañantes para que bajaran el volumen de la conversación. Y con sigilo siguió las marcas del suelo. Los gigantes podían parecer torpes y bruscos, pero en lo que al sigilo se refiere sólo llegaban a ser superados por los unicornios, debido a la lentitud de sus movimientos y a su enorme paciencia.
Cargando con su fiel acompañante, la cabeza de oso rugiendo que había tallado el día anterior con sus propias manos, por fin divisó entre los árboles del bosquecillo una figura que se movía. Su pelaje, blanco como la nieve. Una espléndida cornamenta coronaba la cabeza del animal.
- Un Ciervo de la Tundra- susurró Ygoron, sin apartar la mirada del animal. Y se acercó un poco más con cuidado de no hacer ningún sonido que lo delatara. El ciervo comía tranquilamente de un pequeño matojo de hierba que crecía entre la nieve, ajeno al peligro que lo amenazaba.
Cuando el gigante lo tuvo a tiro, echó su brazo con la roca tallada hacia atrás, trató de calcular la fuerza necesaria para el impulso y el ángulo de lanzamiento... y disparó su proyectil con toda la fuerza de la que era capaz.
El ciervo levantó la cabeza alerta cuando escuchó el silbido de la roca atravesando el aire. Pero ya era tarde. Cuando la cabeza del oso le golpeó la suya propia, la muerte fue instantánea. La roca rebotó con fuerza en el duro tronco de árbol que quedaba tras la presa, y se agrietó completamente por la boca abierta del oso, partiéndose en dos mitades.
Ygoron se acercó ahora al cadaver del ciervo, y a lo que quedaba de su preciada roca. Y lamentó profundamente haberla roto. Recogió los pedazos, compungido. Los ojos del oso lo miraban desolado. Los encajó, deseando que volvieran a quedar como antes. Deseando volver a recuperar su obra.
Y para su sorpresa, la roca obedeció, soldandose como por arte de magia. Ygoron miró con una sonrisa en la cara a sus dos acompañantes, mostrandoles su escultura, ilesa.
- Estas descubriendo cosas nuevas sobre ti mismo, ¿cierto, grandullón?- la bolita de nieve le habló al oído desde su hombro- No temas si no las comprendes. Todo llegará. Y ahora, ¡a comer!
Ygoron miró al ciervo inerte sobre la nieve, sin dejar de sonreír.

FDR: Por si Tsumiki no lo sabe, esa bolita de nieve es producto de mi imaginación, por lo que nadie puede verla excepto Ygoron, ¿ok?

**Rannell** Miér Mayo 01, 2013 11:10 am

Off: Ups...

On: Abrí bastante los ojos cuando oí su nombre mal, y no hizo más que mirarme enfadada... y eludir mi pregunta. Tal vez tenga una interesante historia que contarnos.

Pero eso tal vez vaya mejor en la comida. A la gente le gusta hablar mientras come.

Ygoron encontró a un ciervo blanco de forma sigilosa, y de un golpe certero con su piedra de oso lo mató. Todo eso mientras los seguía torpemente entre la nieve.

Bufé mientras Tsumiki construía un pequeño tirachinas para cazar... pero Ygoron realmente era bueno.
Planeé para pasar por encima de Ygoron y aterrizar junto al cadáver del animal. Hubiera sido un desperdicio de filo intentar cocinarlo con mis espadas, mejor sería usar garras.

Me posé junto a él me preparé para ayudarlos. Les costaría hacer fuego, además se pueden hacer daño con él. Abrí un surco cuadrado alrededor suya, y con las garras le quité la piel de un golpe para echarla a un lado. Acto seguido lo dividí en alguna partes para que se calentara mejor.

Entonces la mejor parte, lancé llamarada tras llamarada a veces deteniendome para girar las partes.

Un rato después, terminé con toda la pieza. Quedaba toda la nieve a su alrededor fundida y evaporada, con un agujero en el suelo terminado en piedra chamuscada. Me lancé al suelo, jadeante: -Listo. Me levanté de la nieve algo más recuperado y los miré buscando su reacción.

Invitado Jue Mayo 02, 2013 4:00 pm

No entendí muy bien lo que hizo Rannell, el Dragón escupe-fuego. Nunca había visto un Dragón de cerca, ni siquiera sabía muy bien de ellos, hace tiempo creía que era un mito, que solo eran leyendas, como los unicornios, por ejemplo. Pero al parecer me fui dando cuenta de que eran reales, aunque por ahora no había sentido nada nuevo por estar en Idhún. Es más, me parecía haber estado en ese mismo sitio mucho antes, puede que cuando aún estaba en el vientre de mi madre. ¿Sería posible que cuando yo estaba en mis meses de nacer mis padres hubieran venido aquí a planear algo? Ahora mis padres me estarían buscando... pero me había ido para dejar de pensar en ellos.

Volviendo a lo de Rannell, ¿había preparado la cmoida a su manera? Cuando construí el tirachinas pude escuchar un "bufido llameante". Vale, no.
"Como si él supiera hacer algo mejor..." pensé, y ese pensamiento tuvo una voz algo diferente, más segura y se salía bastante de tono, como si mi voz mandara sobre mí. Me senté en el suelo y rebusqué entre la mochila. En efecto, tenía un arco de fuego... ¿de dónde lo había sacado? Mi padre lo compró con unas monedas que le dejé, y así supongo que ya se convertiría en mía, por lógica pura. Y si no le gustaba, me temo que no tenía elección, dudaba mucho que mis padres supieran que estaba ahora mismo en Idhún, pero a la vez me parecía que sabían que, de algún modo, iba a aparecer aquí, y eso mismo, en este mismo lugar.

Saco mi arco de fuego y me coloqué el equipo correctamente, y con el equipo me refiero donde se guardan las flechas. Y me parecía que ahora mismo, con el aliento-llama de Rannell, este arco era un poco absurdo, pero quizás si hubiera cogido un arco de hielo las flechas podrían romperse fácilmente. Estas flechas no se convertían en fuego, se envolvían en ello.
Pero, aun así, guardé mi tirachinas. Me daba pena tirarlo, lo había hecho yo sola y me daba igual si a alguien no le gustara, a mí sí.
Para demostrar que, aun siendo una chica y pequeña, podía ser igual de buena con las armas, coloqué una flecha en el arco, el cual sostenía con la mano izquierda. La flecha ya echaba chispas en cuanto la coloqué en el arco. Sujeté con fuerza la flecha y, apuntando con la flecha hacia el cielo, tensándola, aproveché que la nieve no se acumulaba en mis pies y pateé una roca que dio a la parte baja del tronco de un árbol que estaba cerca (gracias a eso pude hacer que la piedra llegara a su destino), y millones de mariposas con diversos colores en sus diminutas alas salieron volando.
Abrí mucho los ojos, tensé la flecha... y la lancé, mi objetivo había sido locaizado y atrapado. La flecha, antes de que diera al objetivo, echó una inmensa llamarada de fuego, pero no hizo ningún rasguño a la flecha.
Fui directa al árbol, mi objetivo no era la mariposa en sí, si no su ala. Y le había dado, unos milímetros a la derecha del centro. La flecha no servía ya, pero podía usar las cincuenta y pico que me quedaban, y si no compraba más.
Aunque me di cuenta de que por dentro, era por vencer a Rannell, por demostrar que no me quedaba atrás. Pero enseguida me di cuenta de que lo único que había hecho había sido demostrar mi verdadera habilidad.
Mi... verdadera habilidad.

**Yandrak** Jue Mayo 02, 2013 7:54 pm

La muchacha había demostrado tener puntería. Cuando las cientos de mariposas salieron huyendo del árbol, Ygoron no pudo evitar abrir la boca de asombro, al observar aquel enjambre multicolor tiñendo el cielo sobre ellos. Era como la nieve, pero mucho más espléndido. Nunca se había parado a observar aquellos pequeños animalillos...
Al gigante no se le escaparon las miradas despectivas que Tsumiki lanzaba al dragón, aunque no tenía ni la curiosidad ni las ganas suficientes como para preguntar por sus motivos. Simplemente, sin siquiera agradecer a Rannell el haberse prestado de chef, se sentó sobre una dura roca y comenzó a devorar su parte de carne asada con apetito voraz. No le hubiera importado haber tenido que comerla cruda. Al fin y al cabo iba a ser comida igual.
Terminó de comer y se echó sobre la nieve a contemplar el cielo, tan blanco que se confundía con las cumbres nevadas del Anillo. Pero ahora no nevaba. De hecho, Ygoron se percató de que ni siquiera hacía tanto frío como al que estaba acostumbrado. Al parecer, cuanto más al sur caminaban, más parecía cambiar el clima...
Todavía tumbado, tomó con sus grandes manos la roca con forma cabeza de oso y se la puso frente a frente. Era increíble que no hubiera ninguna grieta, ni una ligera señal en el lugar donde se había partido por la mitad apenas unos minutos antes. Sencillamente había deseado que no estuviera rota, y la roca se había soldado como si nada. Al igual que esa mañana, cuando la roca había ido rodando hasta sus manos por el mero hecho de haberlo pensado. Nunca antes le había pasado aquello. La nieve hablaba con él, sí. Pero las rocas no le obedecían. No obedecían a nadie... excepto a Karevan.
Le vino de pronto un flashback. La espiral de tierra y rocas. La intimidante voz que le había hablado. Lo que le había dicho la nieve hacía unos minutos. Y su mente comenzó a atar cabos, lenta, pero inexorable.
- ¿A vosotros os hacen caso las rocas?- preguntó Ygoron en un momento dado. Se giró, dejando por fin de admirar su preciada escultura para mirar a Tsumiki y a Rannell- A mí sí. Pero nunca me había pasado...

**Rannell** Sáb Mayo 04, 2013 11:19 pm

Asentí conforme y felicité a Tsumiki tras su muestra de puntería y habilidad con el arco. Todo eso mientras me sentaba junto al pequeño pozo en la nieve que había hecho con la carne en su interior y la invitaba a tomar un poco. Decidí no hacer caso de su muestra de poder y en vez de devolvérsela le felicité sinceramente... resultaron ser un misterio mayor del que parecían unos seres tan simples.

Ygoron se sentó sobre la roca y devoró un pedazo con avidez mientras yo comía con él. Más silenciosamente me atrevería a decir.

Cuando Ygoron terminó de comer siguió contemplando su escultura de la cabeza de oso y nos hizo aquella extraña pregunta, a la que contesté pensando sobre la marcha: -Bueno... todo el mundo tiene su poder, diferentes orígenes, diferentes fines y diferentes medios... por ejemplo todos los dragones pueden escupir fuego (unos mejores que otros).

>> A lo mejor el poder en las rocas es de los gigantes en general, o a lo mejor es algo único... Realmente sé muy poco sobre la gente pequeña. -me sorprendí al decir esto cuando el gigante se alzaba ante mi haciéndome sentir aún más pequeño. Pero a lo mejor Tsumiki tenga algo mejor que decir.

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Cae la nieve en silencio [RC]

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