Problemas con tuertos, cojos, mancos y demás tipos de piratas -Trabajo-
Rol Memorias de Idhún :: ISLAS :: Tares
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Problemas con tuertos, cojos, mancos y demás tipos de piratas -Trabajo-
Las violentas olas me agitan mientras que yo hago un esfuerzo por aferrarme desesperadamente a un trozo de madera que es mi única salvación, a lo lejos diviso un pedazo más grande y haciendo un esfuerzo logro batir mis piernas para moverme a su encuentro, tras un par de agonizantes minutos llego hasta él y logro encaramarme encima sin que el tablón se hunda, me acuesto boca arriba, observando el cielo negro, el cual se va tornando cada vez mas claro, a mi mente vienen los gritos de todos los pasajeros del barco, los marineros intentando salvarlo, y esa enorme ola que aplastó el navío y casi acaba conmigo, por suerte logré aferrarme a un fragmento de madera del barco y pude llegar hasta el tablón en el que estoy ahora.
Ahora, superados los problemas iniciales a mi mente viene la preocupación por el agua y la comida, mas el cansancio por el esfuerzo de nadar con mi espadón a cuestas me puede y aunque lucho por que no pase, mis ojos se cierran y caigo en un profundo sueño.
Oigo un murmullo de diferentes tonalidades, siento como mi cuerpo está entumecido y agarrotado, abro ligeramente los ojos y todo está oscuro, se cierran por el sueño, pero tras un esfuerzo los abro y todo sigue oscuro, intento ponerme en pié, pero me es imposible, parece que tengo las manos y piernas atadas, de pronto, escucho un estruendo y un rayo de luz me ciega, cuando se me acostumbran los ojos a la claridad, ante mis ojos aparecen varias siluetas bastante extrañas, cuento al menos 5 individuos, el aparentemente más grande de ellos me agarra por los hombros y me arrastra fuera de la habitación, lanzándome a una contígua.
Entro de manera rompedora en lo que parece ser una taberna de mala muerte, tras rodar un metro o dos por el suelo, quedo boca abajo, pero una vez mas el grandullón en un arranque de amabilidad decide ayudarme a darme la vuelta propinándome una patada que hace que gire sobre mi mismo, no puedo evitar que se me escape un gemido por el dolor, ahora con más luz puedo verlos mejor, son 5 humanos, aunque todos tienen algún defecto: el grandullón que me ha ayudado tanto a moverme en mi estado parece ser tuerto y lleva un garfio, otro escuálido y alto como una viga le falta una pierna, uno de ellos del tamaño de un niño y calvo le faltan ambas manos, otro de altura media y bastante gordo le fatan ambas piernas, teniendo en su lugar patas de palo y un último bastante terrorífico, con una larga melena negra, desgreñada y sucia, a juego con la barba, el cual llevaba un parche, un garfio y una pata de palo.
Este último se acercó cojeando hacia mi con paso airado y una expresión que no me gustaba para nada...
-Veráh rajta, jomojs un pejeño grupo de pihatas y te hemohs jalvado la vida, jacándote del máh, y poh eho ehtáh en deuda con nojotrosh, y te haremoh unho de loh nuehtro...
-Lo siento, yo nací guapo y pienso seguir siéndolo... Respondí con sorna al ver como el que hablaba tenia no solo los defectos físicos que aprecié antes sino también una dentadura de madera que le impedia hablar bien, el pirata hace un gesto y el grandullón me da una patada en la cara, que me hace escupir algo de sangre y por suerte ningún diente.
"Más me vale que juege de manera diferente a menos que quiera acabar como el capitán de estos tios"
-Ugh, bien bien, lo entiendo, me uniré a ti y a tu banda pirata...
-Hehe, veo que ó entiendeh muhaho, god´o dehátalo y enhéñale el navío...
El más gordo de todos ellos a quien le faltaban ambas piernas se acercó a mi tambaleante y cortó mis ataduras y me echó una mano para ayudarme a levantarme del suelo, me cuesta horrores separarme del suelo debido al entumecimiento, pero cuando lo logro ese desaparece casi al instante, retuerzo las extremidades para terminar de desentumecerlas y sin mediar una palabra el hombre hace un gesto con una mano indicando que le siga y se pone en marcha.
Camino tras él mientras me enseña el barco sin prestar mucha atención a sus indicaciónes, tengo que encontrar una manera de salir de aquí y no tengo encima mi espada, de golpe un brillo me da en los ojos, y veo mi oportunidad de escape, en la parte trasera de la cintura del pirata hay una daga enganchada a su cinturón, aprovechando que estamos solos, me acerco más aún por detrás sin hacer ruido y de una patada baja lo derribo, agarrándolo de los brazos, le doy la vuelta en el aire y cae boca abajo, de un fugaz movimiento le arrebato el arma, la coloco en su cuello y aprieto su rechoncha cara contra el suelo para que no pueda gritar.
-No grites, o te rebanaré el cuello como a un cerdo, ahora dime lo que quiero saber y quizás te deje vivir, ¿Donde está mi espada?.
Haciendo un esfuerzo el pirata intenta hablar, lo más bajo posible, se ve que sabe que no bromeo sobre rajarle la garganta...
-L-La bodega, está en la bodega, junto a los otros tesoros, el capitán la quería como su arma, pero ni entre tres éramos capaces de mane-...
Su parloteo se detiene cuando secciono su cuello, hago presión sobre el durante unos minutos más, mientras convulsiona hasta su muerte, una vez cesa lo tomo de las manos y lo arrastro a una habitación cercana, ya se donde está mi espada, ya no me es necesario.
Salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mi, en estos momentos me arrepiento de no haberle prestado mas atención al gordo cuando me guiaba por el barco, corro sigilosamente por los pasillos, con la daga ensangrentada en mi mano, preparada para segar toda vida con la cual me encuentre y tenga la osadía de interponerse en mi camino, tras varios agotadores y desesperantes minutos aparecen ante mí unas escaleras y las subo, una vez he llegado a lo algo, el enorme mástil, el mar y la visión del timón me hacen deducir que estoy en la cubierta del barco y por ende, me he equivocado de dirección, ya que mi espada se encuentra en el fondo del barco.
La sangre bombea con una fuerza increible en las venas y arterias de mi cabeza, mis ojos están tan agudos y funcionan a tal rendimiento que me mareo si hago muchos movimientos con ellos, a pesar de estar corriendo de un lado a otro del barco no noto cansancio o falta de oxígeno, el subidón de adrenalina en combinación con el terror de estar prácticamente desarmado ante una banda pirata me mantiene a tono, gracias a mi incesante búsqueda a través del barco he logrado bajar varios pisos, y para mi propia fortuna no me he encontrado con ningún miembro de los piratas, pero he de darme prisa, no tardarán demasiado en encontrar a su compañero.
Tras bajar un par de pisos más, me encuentro con el tipo alto al cual le falta una pierna,desde atrás, me acerco a él y le apuñalo repetidamente en los pulmones, cuando cae al suelo de dolor sin poder gritar, de una patada le doy la vuelta y le apuñalo varias veces en el pecho, provocando una carnicería, sin molestarme en ocultar el cuerpo reanudo mi carrera, abriendo puertas una tras otra hasta que al final, tras bajar un piso y abrir todas las puertas me encuentro con una enorme montaña de oro y sobre todas las joyas, cálices, monedas, coronas, cofres y demás bagatelas reposa en contraste con sus compañeras de celda mi querida hoja, entro a la carrera y arrojo la daga a un lado, tomo mi arma por el mango y la enfundo en mi espalda, según noto su peso me siento más cálido, seguro y confiado, ahora es el momento de acabar con todos los piratas restantes...
Calmadamente salgo de la sala y ante mi aparecen el enano, el grandullón y el capitán, con un aspecto de malas pulgas, por lo que deduzco que ya han encontrado los cadáveres de sus amigos, no puedo evitar sonrreir ante lo patéticos y furiosos que se ven y por si fuera poco no puedo evitar sentir el deseo de azuzarlos más y que sientan su sangre hervir antes de lanzarse a por mi de una vez y morir.
-Vaya vaya..., mira a quien tenemos por aquí, manco, gordito y el tio greñas, por vuestro aspecto puedo deducir que habéis encontrado a la viga y al patas de palos, Jajajajajajaja, y ahora para vuestra desgracia tengo mi arma, ¿que podéis hacer vosotros para siquiera intentar herirme eh? os caeréis y os pelaréis las rodillas para que me ria y me caiga al suelo rompiéndome el culo ¿eh?, vamos, venid a por mi, adefesios a los que la sociedad no quiere en tierra civilizada, enviaré vuestras almas al reino del 7º...
El primero en lanzarse es el enano, el cual viene hacia mi a la carrera, agitando sin sentido los garfios que tiene por manos, con gesto de aburrimiento desenvaino con velocidad pasmosa justo cuando el enano está ante mi, haciendo que el propio movimiento de desenvaine lo parta verticalmente por la mitad, sus dos partes caen ante mi vertiendo su sanguinoliento contenido de vísceras, órganos, sangre, fragmentos de cerebro y contenidos estomacales e intestinales por el suelo.
Con los ojos inyectados en sangre el grandullon viene hacia mí, intentando una carrera-estocada rara, girando sobre mi mismo le hago pasar junto a mi y cuando me he situado a su espalda, tomo con ambas manos la gigantesca hoja y la agito horizontalmente, provocando que literalmente, se parta por la mitad.
Doy media vuelta y ya el único que queda es el capitán "dientes de madera", el cual no puede parar de farfullar palabras ininteligibles y temblar, a este no me apetece matarlo de una manera espectacular, por lo que realizo una simple estocada que atraviesa su corazón, extraigo la hoja y realizo varios movimientos ondulatorios apartando la sangre de la hoja, una vez limpia la envaino y subo lentamente hasta el casco de la nave y me sitúo ante el timón...
Ahora, superados los problemas iniciales a mi mente viene la preocupación por el agua y la comida, mas el cansancio por el esfuerzo de nadar con mi espadón a cuestas me puede y aunque lucho por que no pase, mis ojos se cierran y caigo en un profundo sueño.
Oigo un murmullo de diferentes tonalidades, siento como mi cuerpo está entumecido y agarrotado, abro ligeramente los ojos y todo está oscuro, se cierran por el sueño, pero tras un esfuerzo los abro y todo sigue oscuro, intento ponerme en pié, pero me es imposible, parece que tengo las manos y piernas atadas, de pronto, escucho un estruendo y un rayo de luz me ciega, cuando se me acostumbran los ojos a la claridad, ante mis ojos aparecen varias siluetas bastante extrañas, cuento al menos 5 individuos, el aparentemente más grande de ellos me agarra por los hombros y me arrastra fuera de la habitación, lanzándome a una contígua.
Entro de manera rompedora en lo que parece ser una taberna de mala muerte, tras rodar un metro o dos por el suelo, quedo boca abajo, pero una vez mas el grandullón en un arranque de amabilidad decide ayudarme a darme la vuelta propinándome una patada que hace que gire sobre mi mismo, no puedo evitar que se me escape un gemido por el dolor, ahora con más luz puedo verlos mejor, son 5 humanos, aunque todos tienen algún defecto: el grandullón que me ha ayudado tanto a moverme en mi estado parece ser tuerto y lleva un garfio, otro escuálido y alto como una viga le falta una pierna, uno de ellos del tamaño de un niño y calvo le faltan ambas manos, otro de altura media y bastante gordo le fatan ambas piernas, teniendo en su lugar patas de palo y un último bastante terrorífico, con una larga melena negra, desgreñada y sucia, a juego con la barba, el cual llevaba un parche, un garfio y una pata de palo.
Este último se acercó cojeando hacia mi con paso airado y una expresión que no me gustaba para nada...
-Veráh rajta, jomojs un pejeño grupo de pihatas y te hemohs jalvado la vida, jacándote del máh, y poh eho ehtáh en deuda con nojotrosh, y te haremoh unho de loh nuehtro...
-Lo siento, yo nací guapo y pienso seguir siéndolo... Respondí con sorna al ver como el que hablaba tenia no solo los defectos físicos que aprecié antes sino también una dentadura de madera que le impedia hablar bien, el pirata hace un gesto y el grandullón me da una patada en la cara, que me hace escupir algo de sangre y por suerte ningún diente.
"Más me vale que juege de manera diferente a menos que quiera acabar como el capitán de estos tios"
-Ugh, bien bien, lo entiendo, me uniré a ti y a tu banda pirata...
-Hehe, veo que ó entiendeh muhaho, god´o dehátalo y enhéñale el navío...
El más gordo de todos ellos a quien le faltaban ambas piernas se acercó a mi tambaleante y cortó mis ataduras y me echó una mano para ayudarme a levantarme del suelo, me cuesta horrores separarme del suelo debido al entumecimiento, pero cuando lo logro ese desaparece casi al instante, retuerzo las extremidades para terminar de desentumecerlas y sin mediar una palabra el hombre hace un gesto con una mano indicando que le siga y se pone en marcha.
Camino tras él mientras me enseña el barco sin prestar mucha atención a sus indicaciónes, tengo que encontrar una manera de salir de aquí y no tengo encima mi espada, de golpe un brillo me da en los ojos, y veo mi oportunidad de escape, en la parte trasera de la cintura del pirata hay una daga enganchada a su cinturón, aprovechando que estamos solos, me acerco más aún por detrás sin hacer ruido y de una patada baja lo derribo, agarrándolo de los brazos, le doy la vuelta en el aire y cae boca abajo, de un fugaz movimiento le arrebato el arma, la coloco en su cuello y aprieto su rechoncha cara contra el suelo para que no pueda gritar.
-No grites, o te rebanaré el cuello como a un cerdo, ahora dime lo que quiero saber y quizás te deje vivir, ¿Donde está mi espada?.
Haciendo un esfuerzo el pirata intenta hablar, lo más bajo posible, se ve que sabe que no bromeo sobre rajarle la garganta...
-L-La bodega, está en la bodega, junto a los otros tesoros, el capitán la quería como su arma, pero ni entre tres éramos capaces de mane-...
Su parloteo se detiene cuando secciono su cuello, hago presión sobre el durante unos minutos más, mientras convulsiona hasta su muerte, una vez cesa lo tomo de las manos y lo arrastro a una habitación cercana, ya se donde está mi espada, ya no me es necesario.
Salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mi, en estos momentos me arrepiento de no haberle prestado mas atención al gordo cuando me guiaba por el barco, corro sigilosamente por los pasillos, con la daga ensangrentada en mi mano, preparada para segar toda vida con la cual me encuentre y tenga la osadía de interponerse en mi camino, tras varios agotadores y desesperantes minutos aparecen ante mí unas escaleras y las subo, una vez he llegado a lo algo, el enorme mástil, el mar y la visión del timón me hacen deducir que estoy en la cubierta del barco y por ende, me he equivocado de dirección, ya que mi espada se encuentra en el fondo del barco.
La sangre bombea con una fuerza increible en las venas y arterias de mi cabeza, mis ojos están tan agudos y funcionan a tal rendimiento que me mareo si hago muchos movimientos con ellos, a pesar de estar corriendo de un lado a otro del barco no noto cansancio o falta de oxígeno, el subidón de adrenalina en combinación con el terror de estar prácticamente desarmado ante una banda pirata me mantiene a tono, gracias a mi incesante búsqueda a través del barco he logrado bajar varios pisos, y para mi propia fortuna no me he encontrado con ningún miembro de los piratas, pero he de darme prisa, no tardarán demasiado en encontrar a su compañero.
Tras bajar un par de pisos más, me encuentro con el tipo alto al cual le falta una pierna,desde atrás, me acerco a él y le apuñalo repetidamente en los pulmones, cuando cae al suelo de dolor sin poder gritar, de una patada le doy la vuelta y le apuñalo varias veces en el pecho, provocando una carnicería, sin molestarme en ocultar el cuerpo reanudo mi carrera, abriendo puertas una tras otra hasta que al final, tras bajar un piso y abrir todas las puertas me encuentro con una enorme montaña de oro y sobre todas las joyas, cálices, monedas, coronas, cofres y demás bagatelas reposa en contraste con sus compañeras de celda mi querida hoja, entro a la carrera y arrojo la daga a un lado, tomo mi arma por el mango y la enfundo en mi espalda, según noto su peso me siento más cálido, seguro y confiado, ahora es el momento de acabar con todos los piratas restantes...
Calmadamente salgo de la sala y ante mi aparecen el enano, el grandullón y el capitán, con un aspecto de malas pulgas, por lo que deduzco que ya han encontrado los cadáveres de sus amigos, no puedo evitar sonrreir ante lo patéticos y furiosos que se ven y por si fuera poco no puedo evitar sentir el deseo de azuzarlos más y que sientan su sangre hervir antes de lanzarse a por mi de una vez y morir.
-Vaya vaya..., mira a quien tenemos por aquí, manco, gordito y el tio greñas, por vuestro aspecto puedo deducir que habéis encontrado a la viga y al patas de palos, Jajajajajajaja, y ahora para vuestra desgracia tengo mi arma, ¿que podéis hacer vosotros para siquiera intentar herirme eh? os caeréis y os pelaréis las rodillas para que me ria y me caiga al suelo rompiéndome el culo ¿eh?, vamos, venid a por mi, adefesios a los que la sociedad no quiere en tierra civilizada, enviaré vuestras almas al reino del 7º...
El primero en lanzarse es el enano, el cual viene hacia mi a la carrera, agitando sin sentido los garfios que tiene por manos, con gesto de aburrimiento desenvaino con velocidad pasmosa justo cuando el enano está ante mi, haciendo que el propio movimiento de desenvaine lo parta verticalmente por la mitad, sus dos partes caen ante mi vertiendo su sanguinoliento contenido de vísceras, órganos, sangre, fragmentos de cerebro y contenidos estomacales e intestinales por el suelo.
Con los ojos inyectados en sangre el grandullon viene hacia mí, intentando una carrera-estocada rara, girando sobre mi mismo le hago pasar junto a mi y cuando me he situado a su espalda, tomo con ambas manos la gigantesca hoja y la agito horizontalmente, provocando que literalmente, se parta por la mitad.
Doy media vuelta y ya el único que queda es el capitán "dientes de madera", el cual no puede parar de farfullar palabras ininteligibles y temblar, a este no me apetece matarlo de una manera espectacular, por lo que realizo una simple estocada que atraviesa su corazón, extraigo la hoja y realizo varios movimientos ondulatorios apartando la sangre de la hoja, una vez limpia la envaino y subo lentamente hasta el casco de la nave y me sitúo ante el timón...
-Bueno, ahora tengo un enorme barco, un gran tesoro y ni puñetera idea de navegar, en fin, se tendrá que improvisar sobre la marcha...
Digo mientras giro el timón de un lado a otro con intención de que el barco se mueva.[/justify]
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