Cruce de caminos [rol en el pasado]

Aun estaba en la torre de Awinor cuando había recibido un mensaje urgente porveniente de Celestia y escrito y firmado por la propia mano de quien consideraba practicamente una madre desde que había llegado a Idhún, Aira.

La carta no era muy explícita ni muy larga, más bien iba directa al grano dejando fuera cualquier tipo de rodeo o información extra, ella no estaba, ni iba a estar poruna espacio de tiempo su dominio sobre Celestia era fuerte pues se había criado allí pero no ocurría lo mismo en Nanhai y quería dejar el peso del dominio sobre los hombros de alguien de confiaza. Sorprendentemente yo. Aira confiaba en mi y yo no quería defraudarla asi que sin saber como en aquellos momentso estaba a lomos de un caballo en plenas llanuas celestes con dirección a Rhyrr a reclamar lo que había terminado siendo mio por derecho, muy subrealista todo teniendo en cuenta que no había hecho nada por recuperar el reino que si era mio por completo derecho de sangre, Shia, ahora iba a encargarme del vecino de arriba y el vecino de abajo de Nandelt. No me sentía completamente confiada pero me consolaba pensar que no era permanente, solo sería por un tiempo, hasta que Aira regresara.

Sus manos se deslizaron por las bolsas de cuero de sus compañeros de viaje, desaparecieron decenas de monedas ese mismo día, y cientos de personas buscaban al joven feerico que se alejaba con una sonrisa burlona. Esto era una parcial mentira, él había robado pero nadie lo encontraría, eso quería decir las palabras, buscar implicaba encontrar algo; y si el joven no lo deseaba, nunca sería encontrado. Corría sin par, alejándose con una difuminada sonrisa como amiga, como única compañera de viaje. Parte del mensaje era cierto pero las estúpidas carreras de huida eran una idea tranquila que no gustaba a otros como Kylar, hombres enormes, de mentes enanas, deseaban romper y hacer de su rostro una cara de miedo.

-A ver que haces Bastardo de Wina- Sus palabras escabrosas sonaban a metal rompiendo contra él mismo, un grupo de personas frente a un joven de 17 años, graciosa estampa. Pero no huiría ni siquiera se alejaría de ellos, atacaría primero y después.

Seguía mi largo y aburrido camino a lo largo de las llanuras de Celestia, cualquiera podría imaginar que ir a caballo por un mundo cargado de magia que nadie en la Tierra sabe que existe debería ser algo emocionante y divertido pero nadie estaba en mi lugar para llevarme la contraria cuando decía que las llanuras celestes eran lo mas aburrido del mundo, todo igual. Echaba de menos poder ponerme unos auriculares como cuando estaba en la Tierra y escuchar música, todo era mejor acompañado de buena música, pero en un mundo donde no había enchufes ni centrales eléctricas un móvil o un mp4 era tan útil como un paraguas en pleno desierto.

Pero (gracias al dios que fuera) la tranquilidad se terminó de un momentro a otro, se oían gritos de gente enfadada y cuando me alcanzó la vista me encontré con una chico de no más de 17 años él solo contra una grupo de personas enfurecidas, fruncí el ceño, el pobre chico poco podía hacer para no salir de allí molido de palos. Dirigí el caballo hacía todo el barullo, si iba a ser reina de aquellotendría que saber como lidiar hasta con un pequeño conflicto - no os parece un poco injusto todos vosotros contra uno? - dije mientras paraba entre el chico y el resto de personas

Y gracias a la joven que los llamó.Sus manos corrieron ágiles hacia el primero de ellos golpearon su cuello con presteza asombrosa, deslizándose en torno al torso de su primer enemigo robó y esgrimió una afilidada espada con agilidad pasmosa. Los otros atacaron casi a la par, dos de ellos buscaban su vientre, otro, golpearle con su daga; presto más que ninguno avanzó un paso hacia delante y golpeó al portador de la daga sinuosa, tomándolo por el cuello lo puso como escudo humano, generando desconcierto y parada en sus enemigos. Una turbia sonrisa se deslizó bajo el manto de su capucha, golpeó a uno de ellos con el mango de la espada dejandolo fuera de combate. El otro, corrío al ver el extraño de la escena.

-He de agradecérslo Señorita-Comenta caminando hacia ella, dejando su capucha en su lugar, fuera de su rostro, descubriendo así la cara de un joven feerico. Y con ello, una sonrisa galante, propia de su raza.

El indefenso chico me dejó con la boca abierta en menos de un segundo, el tiempo justo en el que el grupo de persona se volvió hacia mi le sirvió a él para atacarlos y salir victorioso enfrentandose el solito cuerpo a cuerpo contra todos aquellos hombres. Todo terminaron por salir corriendo en dirección contraria a nosotros dejandome a solas con él.

Todavía estaba flipandolo con lo que acababa de presenciar cuando le chico se acercó a mi y bajo su capucha, feerico, eso ecplicaba mucho -bueno... realmente no parece que hiciera mucha falta - yo había creido que lo estaba ayudando cuando estaba más que sobrado. Lo miré mejor incapaz de tener otra expresión que la de pura perplejeidad, el joven poseis la belleza típica de los de su raza con lo que la sonrisa galante quedaba bastante encantadora en su rostro - que querían?

-Esto-Comenta sacando cuatro volsas de cuero repletas de monedas de oro, sin lugar a dudas estas no era suya, siquiera las poseería durante unos segundos. Sin parar de caminar pasó a su lado y dejó una de las bolsas de oro y con una sonrisa tranquila dibujó algo de ilusión bajo el resguardo de sus párpados. Pasó a su lado admirando su propio efecto en las féminas y con ligereza se montó en el caballo de ella:-¿Nos vamos?-Comenta con su sonrisa más galante.

El fin de su sonrisa no era otro que deslumbrar a la joven, obligarla a dubitar si su caballo le pertenecía realmente o no era más que del porte del joven. Por supuesto él no la conocía, ella no lo conocía a él, cosa que enriquecía y hacía más aún divertida la situación. La bolsa de oro era por los servicios prestados, reconocía que si no fuera por su voz no habría tenido tiempo a actuar de manera tan rápida; pero tenía un doble sentido, casi le compraba el villete de ida, completada con su sonrisa maliciosa. Estiró su mano y ajustó sus ropajes con la elegancia propia de los de su raza, el fin, como había pensado tantas veces, era marchar...lejos o cerca...apenas importaba.

Me di con la mano en la cabeza cuando el chico me mostró el motivo por el que los hombres lo seguían - dime que no eres un ladrón...- bien que empezaba mi camino hacia la regencia ayudando a un ladrón a escapar de sus perseguidores, y a pesar de lo que acababa de decir no tenía mucha pinta de que pudiera ser un mal entendido. Genial.

- que crees que haces? - pregunté frunciendo el ceño mientras veía al chico subir a mi caballo detras mía. - ¿desde cuando hay un nos? ni siquiera se quien eres - alcé una ceja mirandolo excéptica, el chico poseía una belleza horriblemente atrayente y completamente deslumbrante casi costaba no quedarme mirandolo con cara de tonta. Casi.

-Irnos, tan solo te estoy dando una opción a irnos juntos- El joven había entreavierto sus labios de forma divertida y se había apoyado en la cabeza del caballo, que quien correspondiendo al gesto había dejado que se apoyara y ahora componía una estampa graciosa y digna de ser retratada. Recobró su postura y su voz conformó su voz más insistente, una voz que corrompía a reinas, curtida en las historias.

-Ahora, ¿podemos irnos?-Esperaba que fuera lomás rápido posible, en verdad...luchar de nuevo le desagradaba en demasía. Deseaba marchar lejos, y cuanto antes mejor.

Enarqué una ceja cuando dijo la palabra opción, que yo supiera se había subido sin decir absolutamente nada de ninguna opción. No dije nada, no tenía muho sentido cuando parecia que iba a seguir haciendo lo que le daba la gana, odiaba a la gente así - voy hacia Rhyrr - le dije en un tono más brusco quesi fuera simple información.

Rodé los ojos cuando me preguntó si podíamos irnos ya de allí - tú tienes las riendas... - y por lo menos cuanto antes llegaramos antes me desharia de él, era encantador y atrayente pero con la arrogancia que tenía encima no me hubiera importado mucho si de buenas a primeras se despeñaba por un barranco, tampoco sabía quien era de todos modos - sigo sin saber quien eres

Levantó el rostro observando el camino tornando su gesto serio desapareciendo así su rostro infantil, pero sin embargo no había paeligros cerca, nada más allá de los linderos del bosque; tan solo observaba el camino con gesto serio:-Kylar Stern, Feerico del Desierto, ladrón...blablaablbalbal-

Extendió de nuevo su mano, un tanto divertido por lo extraño de la situación, si le preguntaban no negaría que había bebido, ni tampoco hubiera negado que estaba ébrio por su victoria, emocionado por tener a una joven encandilada a lomos de "su caballo":-A Rhyrr pues-Sonríe emostrando su sonrisa galante esperando que tomara su mano para marchar.

-¿Feerico del desierto? ¿eso existe? pensaba que vivíais en sitios llenos de vida, como Awa o Alis Lithban ...- fui disminuyendo el volumen de mis palabras a medida que me quedaba sin ideas, no era una experta pero que recordase eso no lo sabía.

Rechacé su mano sin ninguna cortesía o intento de disimular el gesto. "Engreído" le grité en mi cabeza con enfado y resignación, me sujeté levemente tomando entre mis manos los costados de sus ropas, tratando de mantenerme lo más alejada de él teniendo en cuenta que estábamos a lomos del mismo caballo, no quería tener nada que ver con un ladrón después de finalizar el viaje pero una estúpida parte de mi mente todavía se regodeaba al pensar en la belleza presente en el joven feerico.

El camino transcurrió sin problemas en la mayor parte del recorrido hasta que obviamente si los hubo. Solté una maldición nada apropiada para una futura reina cuando mis ojos alcanzaron a distinguir los colores en las vestimentas del grupo de cinco soldados acampados en un cruce de caminos. Soldados de Shia. Ahora que era una maga consagrada no debería suponerme problema enfrentarme a ellos y salir mediamente airosa. No debería pero existía algo llamado moral y conciencia dentro de mi cabecita que me impedía usar ese poder así a la ligera, nunca le había hecho daño a nadie y no sabía si sería capaz de hacerlo - sigue como hasta ahora, si intentan pararte no lo dudes y sácanos de allí corriendo - murmuré con voz ahogada y no añadí nada más, no necesitaba saber más. Cambié el agarre a sus ropajes por roderle el torso con los brazos, un abrazo mucho más confiado y que pasaba por más normal, apreté la frente contra su espalda dejando que mi cabello cubriera lo demás, sin tensión simplemente como si descansara durante el largo y tedioso viaje, pero lo adecuadamente colocada para que no se viera mi cara. Siempre me había acostumbrado a ser completamente invisible para quienes me rodeaban, en tiempo pasado incluso lo odiaba pero ahora era todo lo que deseaba, pasar inadvertida.

Su voz se aconteció aterciopelada, casi como el abrazo del sol durante el corto verano que recordaba en su tierra natal, no olvidaba aún ese ambiente, ese páramo...y lo reflejaba en su voz con un pequeño quebrado en la voz:-¿Acaso es más común ver a una futura Reina sin guardia?-Comentó sin pretención de grandeza desde que estaba con ella, tan solo marchaba con una compañera forzada hacia Rhyrr...su próxima "víctima", tan solo los Seis sabían si sería echado a patadas o engrandecido por su exceso de...él mismo. Dejó al caballo caminar durante un largo tiempo enmudecido quizás por su postura ébria de victoria. Cuidaba al caballo en cada paso, le rozaba las crines con cuidado como si de un hermano se tratase, no le golpeaba los costados ni siquiera apuraba el paso en los momentos que se retrasaba.

Distraído en sus pensamientos por un momento, no tuvo más que sobresaltarse al notar lla mano de la joven sobre su espalda, luego rodeándole, con un finjido cariño. Casi enternecido reclinó su espalda para favorecer su ocultación y rodeó con sus dedos la mano que se entrelazaba en su abdomen, aún oculto por la capucha no distinguía el motivo de su repentino cambio...y era imposible que fuera por su belleza, o eso pensaba. Y estaba en lo cierto, pronto divisó a los guardias del Reino de Shia...naturalmente...ya sabía quien era:-Relaja los hombros, te delata y acerca un poco más la cintura...parece que ni me quisieras tocar...-Comenta con una voz melosa, casi de enamorado, perfecta por si la escuchaban los guardias.

-¿Cómo...?- empecé la frase pero me había quedado demasiado pillada como para hacer una frase coherente en todo aquello. ¿Cómo sabía él que yo era una futura reina? ¿Estaría simplemente bromeando? si era así facilemente acababa de delatarme en parte al tensarme de inmediato y preocuparme pero si no lo era... si no lo era preocuparme no sería mala idea.

AL momento que intenté que pasase de largo de los soldados shianos él puso de su parte y aunque vergonzosamente, debo reconocer que me dio un vuelco el corazón cuando le cogió la mano entrelazándola con la suya para que diera una sensación de mayor relación que habernos conocido hacía cinco minutos. Era fácil tener debilidad por alguien tan guapo como el chico que al que rodeaba con mis brazos a pesar de que había una parte de mi misma que instaba a que lo mejor era mantener las distancias entre los dos. Hice lo que me decía sin rechistar, traté de relajar la espalda y me pegué más a él hasta el punto del nerviosismo

Prefirió no responder y continuar con su buena pose de autor. Entrelazó sus dedos un poco más imprimiendo un cariño que acordaba con su postura.Un levísimo suspiro cruzó su garganta, un suspiro lástimo carente de la sonrisa anterior que otorgaba tranquilidad, un suspiro que cuando pasó al lado de los guardias acabó y con levedad comenzó a desembarazarse de la extraña postura.

-Estamos a salvo-Comenta con una sonrisa esperanzo quizás que se separara de su cuerpo, a pesar de eso no negaría que le encantaba tener alguien pegado a su espalda. Oteó el horizonte buscando el próximo pueblo o ciudad.

OFf:Siento el mal post

off: siento el restraso he estado hasta arriba de examenes >.<


Cuando pasamos por entre los soldados pareció casi como si se parara el tiempo, hibuera deseado salir corriendo de allí pero eso habría sido como lanzar una Bengala que dijera: eh! que estoy aqui!
Esperé un rato después de haber dejado de atras a los hombres de Shia hasta separarme de Kylar todo lo posible para no tocarle sin terminar cayendo del caballo, era genial que fuese él quien estuviera sentado delante, gracias a eso no podía ver el rubor en mis mejillas. Evité volver a agarrarme a él como al principio e incómoda apoyé las manos en la silla de montar, aguantando el equilibrio más o menos.
- ¿Cómo lo sabes? - volví a preguntar esperando una respuesta ahora que podíamos hablar con tranquilidad sin preocuparnos de que pudieran oirnos.
Practicamente todo lo que se seguía viendo eran más y más extensiones de las llanuras celestes, era como si nunca fueran a acabarse, al levantar un poco la cabeza pude ver como el primero de los soles empezaba a desaparecer formando el primer atardecer del día.