Regreso

Rhyrr estaba igual que la última vez que pasé por la capital de los celestes. Esto era una de las cosas que más me gustaban de Idhún: a diferencia de mi mundo aquí las cosas pasaban más despacio, la vida no giraba vertiginosamente, fluía con calma.

Como siempre iba por inercia, caminando sin un rumbo determinado por las calles de la ciudad. Acababa de regresar a Idhún. Después de casi un año en la Tierra había vuelto, aunque no sabía si me quedaría. Después de todo lo que sucedió pasé un largo período sin atreverme a regresar. Ni siquiera había tenido valor para acercarme al lugar donde se hallaba el portal entre los dos mundos. Simplemente había recuperado mi vida: volví a mi ciudad natal, volví a estudiar, volví a ver a toda aquella gente que había dejado atrás. Pero sin embargo ya nada era igual... la vida se me antojaba demasiado monótona en un mundo que se movía demasiado deprisa. Por fin me di cuenta de que el que había cambiado era yo, de alguna manera me había vuelto idhunita. Nunca había dejado de ser terrestre pero lo vivido al otro lado de la puerta me había dado algo de Idhún. Por fin, una vez acabé mis estudios, decidí volver y una cálida noche de verano me colgué una mochila en la espalda y abrí de nuevo el portal.

Al llegar no sabía muy bien a donde ir. Había conocido a muchos en el pasado, y con algunos había llegado a compartir confianza y muchas experiencias. Sin embargo no sabía donde estaban por lo que decidí ir a la capital de Celestia. Había elegido Rhyrr por los celestes, me sentía cómodo entre aquella gente pacífica y abierta.

Y allí estaba yo, medio perdido, achinando de vez en cuando los ojos por la luz cegadora de los tres solos y respirando aquel aire cargado de energía y magia.

Llevábamos un par de días volando, así que decidimos parar en Rhyrr para poder comprar provisiones y descansar, pronto el lugar apareció ante nuestros ojos, con las famosas construcciones celestes. Sobrevolamos Rhyrr en busca de un lugar donde aterrizar sin causar problemas, pronto vi un claro a las afueras de la ciudad, fui hacia la zona y aterrice ligeramente, para después transformarme en humana y dejar sitio a Rannell para que aterrizara.

-Ya estamos aquí-comente- habrá que buscar una posada y algún lugar donde comprar la comida para el viaje.- añadí echando a andar hacia el interior de Rhyrr.

Tras un rato de caminar por la ciudad me pareció ver a alguien parecido cruzar la calle, parpadee varias veces y volví a mirar, realmente era el, eche a correr detrás suyo, sin pensar en Rannell, en ese momento me había olvidado de que estaba conmigo.

Finalmente alcancé al chico y me puse delante suyo cortandole el paso.

-Sagan- salude, reteniendo cuanto podía las lagrimas-porque, por los seis desapareciste!? llevo buscándote meses, tal vez mas, donde estabas, maldita sea!- estallé, ni yo me lo esperaba, bueno tal vez si, tanto tiempo sin verle, realmente necesitaba gritarle por ello. en ese momento me acorde de Rannell, que no estaba muy lejos de allí.- Ah si! te presento a Rannell- añadí arrastrándolo hacia el otro híbrido.

Los dos días que habíamos pasado volando no se hicieron tan arduos como me hubiera parecido. Nos detuvimos en una gran ciudad de Celestia. Las fronteras invisibles de Idhun eran mucho más finas para el ojo de un dragón.

Asentí a las palabras de Alsan. Caminamos bastante rato por la ciudad. Pero de pronto ella se giró buscando a alguien antes de echar a correr.

Esa intrusión hizo que desviara la mirada de las exóticas formas de las construcciones, y los extraños celestes que vivían allí... y la transformaron en una multitud de gente, cada una en una dirección, que me impedía llegar hacia una Alsan enfadada.

Esa Alsan enfadada llamaba realmente la atención, cuando la famosa serenidad de los celestes inundaba cada rincón de esta ciudad. De pronto me presentó al chico. Era casi de la edad de Alsan, algo alto y de pelo castaño. A primera vista, no tenía nada especial. «¿Este es ese poderoso mago?»

Escuché algo de unos dragones en la ciudad. Hacía tiempo que no veía ninguno y le pregunté a un celeste dónde estaban y me indicó una de las salidas de Rhyrr. Aunque eran seres que por lo general, al igual que los sheks, me desagradaban, había tenido tratos con ambas especies, en algunos casos bastante buenos, aunque se trató de híbridos. Cuando llegué al lugar indicado no encontré ningún dragón - estarían de paso - pensé, antes de volver hacia el centro. No sabía muy bien que hacer así que fui a buscar un sitio donde dormir aquella noche. Fue en aquel momento cuando, tras escuchar una carrera detrás de mi, una humana castaña se plantó frente a mi.

Superado el asombro inicial reconocí a Alsan que, visiblemente enfadada, me gritaba. Contuve la emoción, hacia muchísimo que no la veía. Abrí la boca para saludarla y explicarle lo que había pasado este tiempo pero tiró de mi hasta arrastrarme junto a otro humano. No obstante a primera vista reconocí el aura de un dragón. Me serené y sonreí a Alsan.

- Me alegro mucho de verte - hablé por fin - he estado en casa un tiempo - añadí con naturalidad. Esperaría otro momento para hablar con Alsan. Me fiaba de ella, pero no conocía al otro y no sabía si podía confiar en él, y menos siendo un dragón.

- Encantado, yo soy Sagan - me presenté a Rannell

Mire a Sagan, recordando como había pasado los primeros días después de su desaparición cerca de su casa en Awa.

-¿¡Como que estabas en casa!? pase por allí y no te encontré...- En ese momento recordé su otro hogar, en la tierra-Ah, la otra casa-comprendí.- Pero al menos podrías haber avisado cuando te fuiste, me tenias preocupada, casi pensé que te había pasado algo grave.- le reprendí, pausandome un momento.- Aunque conociéndote seguro que si hubiera pasado algo me hubiera enterado incluso estando en la otra punta de Idhún.- bromeé refiriéndome obviamente a que cuando ocurría algo cerca de el siempre acababa, de algún modo, pudiendo afectar a todo el mundo.- En fin, me alegro de que estés aquí de nuevo- le sonreí.

Mire al cielo y vi como los soles empezaban lentamente a descender.
-Habría que encontrar una posada o algún sitio para pasar la noche- comenté, luego mire a Sagan- y quiero que me cuentes todo lo ocurrido, ademas, Rannell y yo necesitamos tu ayuda, así que mas nos vale ponernos al día.-Añadí, como siempre sin pensar demasiado.

Alsan siguió hablando y optó por ir calmándose. ¿Había estado buscando a Sagan todo este tiempo? Con ese nombre se me presentó el mago. Ellos dos bromearon poco tiempo, sin que pueda entender nada. Rannell, Rannell Targaryen.

Alsan, siempre tan práctica, buscaba inmediatamente un lugar para pasar esta noche. Además de pasar un rato para que cuente todo lo ocurrido, pero además mencionó que necesitábamos su ayuda. La miré con los ojos muy abiertos. ¡Alsan!

FDR: Perdón por la tardanza, estoy de fiestas mayores xD


Miré a Alsan. Ciertamente no había podido avisarla de ninguna manera, pero aun así me sentía culpable por haberla dejado tirada, por haber dejado tirado a todo el mundo en realidad. Tuve un impulso de contárselo todo: el nigromante, el encierro al que me sometió y todo lo que me pasó hasta que mi hermano me encontró, pero pensé un momento y decidí no decir nada ahora mismo, ya encontraría el momento de hablar con ella con más calma: al parecer ambos teníamos bastantes cosas que contar.

- También me alegro de estar aquí... lo echaba de menos - dije, alegrándome de verla un poco más calmada - Podríamos ir al centro, cerca de la biblioteca - comencé - por allí suele haber más posadas. ¿Te acuerdas? Fue donde... - me callé al oír al compañero de Alsan, Rannell. Alsan había dicho algo de que necesitaban mi ayuda, pero al parecer era algo que no tendría que haber dicho.

- ¿Para que necesitáis exactamente mi ayuda? - pregunté con tiento. Por el tono y la expresión de Rannell podía estarme metiendo donde no me llamaban.

Recordaba el lugar del que me habló Sagan.

-Es donde me enseñaste a usar aquella runa, tal vez allí tengan habitaciones.-dije poniendo rumbo al lugar, cuando comente lo de que necesitábamos la ayuda del mago, Rannell se me quedo mirando sorprendido, y Sagan pregunto para que.

Mire al dragón.
-Lo estábamos buscando para eso ¿no?-comente- ademas, Sagan es de confianza, no pasara nada si sabe lo que vamos a hacer.-respondí, luego me volví hacia el mago-mejor que te lo cuente el, sabes que explicarme no es lo mio.

Off: Martah se ha quedado solita, y Lurr está ocupado... si ella quisiera venir ¿la dejariais?
On:

No sabía a qué lugar nos iba a llevar, pero parecía ser un buen sitio para que recordaran sus antiguos viajes... no sabía como me las iba a apañar para llevar a un mago a la Búsqueda, pero Sagan no había demostrado nada de su poder. No podía verlo. Verás... tras la batalla de los Reinos, todo el mundo sabe que el Señor oscuro fue exiliado a Umadhun junto con los suyos... pero también ocurrió que el Rey Dragón fue maldito por el Séptimo. Su alma fue mutilada y lo que quedaba de él fue encerrado en la sala del trono del Kerzer. Ese legendario castillo... aparece y desaparece aleatoriamente en cualquier rincón de Idhun. Y he descubierto que hay quien va a intentar liberarlo. Awinor ya no prestará ayuda, pero debemos llegar antes de que sea demasiado tarde. terminé de hablar mientras me daba cuenta de que guiaban mis pasos, al lado de Alsan. Tomé aire y seguí. Por eso necesito a un mago poderoso que me ayude. ¿Comprendes?

FDR: Por mi no problem (no conozco a casi nadie de hecho xD)

Batalla de los Reinos, Señor Oscuro, Rey Dragón, Séptimo, Krezer... Rannell comenzó a exhalar un torrente de información nueva y desconcertante toda de golpe, sin cuentagotas. Parpadeé un momento, sorprendido. Había dicho que lo sabía todo el mundo, pero a mi me sonaba todo a chino. Saqué la conclusión de que en Idhún había pasado algo muy gordo mientras yo estaba perdido.

- Hmm, bueno - empecé - he estado bastante tiempo fuera así que no tengo mucha idea de lo que ha pasado por aquí últimamente - dije. Mas que no tener mucha idea no tenía ninguna, pero no fui tan extremo - Todo esto es bastante confuso para mi, la verdad - confesé - Pero te ayudaré - dije, esta vez dirigiendome directamente a Alsan - supongo que tendrás un buen motivo - añadí, como preguntando a medias.

- Deberíamos buscar un sitio donde quedarnos - comenté a continuación - hablaremos más cómodos allí de lo que tengamos que hablar para todo esto que enmedio de la calle

Omití hacer referencia al tema de la magia. Era un mago poderoso, sí, de los mas poderosos de Idhún: un archimago. No obstante desde todo lo que me había pasado no había usado la magia más que una vez al volver a casa, después ni un solo hechizo; de hecho había abierto el portal con una runa y había llegado hasta allí en Haai. No sabía del todo por que no usaba la magia. No obstante sí tenía claro que sería capaz de usarla llegado el momento.

FDR: Perdón por tardar, he estado ocupada. A mi me parece bien que se una.

Mire a Sagan.

-Intentaron invadir mi casa para llevarse a Rannell, creo que es razón suficiente para ayudarlo-Respondí sin pensarlo demasiado-Creo que recuerdo donde esta la posada de la ultima vez.-dije comenzando andar en la dirección que creía correcta.

Tras unos minutos de caminar por las calles de Rhyrr aviste la Posada.

-Ya hemos llegado, espero que tengan habitaciones suficientes-comenté entrando al lugar.

Off: MARTAH VIENE!!!
On:

Los seguí por las calles de Rhyrr sin apenas mencionar palabra. Iba a emprender un viaje... iba a cumplir la palabra de los Dioses, enmendar su falta de protagonismo en la batalla. Era por eso, pero preferí dejar para luego la deducción de Sagan...
Es... es un buen sitio. dije saliendo de mis pensamientos, al entrar a la posada. Esperé que ellos hablaran y acordaran el quedarse en ese lugar. Me acerqué ligeramente a Sagan. Si nos quedamos aquí, tendríamos que subir a poner... los datos en común.

FDR: Oki! Siento mil el retraso, acabo de empezar la uni y entre unos problemas descomunales que estoy teniendo con la matrícula y que ya me están atosigando a trabajos no he tenido tiempo para nada >__<


No comenté la respuesta de Alsan, aunque asentí con la cabeza. Ella ya sabía que yo no era muy dado a tomar partido, o por lo menos no hacerlo sin comprobar por mi mismo las intenciones de cada bando. Al cabo de un momento llegamos a un lugar conocido.

- Hmm, si, sería lo mejor - contesté a Rannell. Mi instinto me decía que no era mala pieza, aunque no tenía pensado contarle nada que no necesitara saber. Lo único que necesitaba es que se extendiera el cuento de que había vuelto a Idhún para que cierta persona se enterara y acudiera a rematar lo que no pudo acabar - parece que me he perdido mucho - agregué, reprimiendo un escalofrío. Me habría gustado ocultar mi nombre, pero no podía haber advertido a Alsan. Suspiré; había cientos de Sagans...

Entré en la posada y pedí tres habitaciones al propietario del local. Como era de esperar el celeste no puso ningún impedimento. Nuestras habitaciones daban a una salita al final de un pasillo: allí estaríamos tranquilos. Entré a mi habitación, dejé las bolsas rápidamente, salí y me senté en una de las sillas que había por allí, esperando a que ellos acabaran de ordenar sus cosas.

FDR: Ok, cuando quiera entrar adelante. Sagan, no pasa nada ya sabemos todos como va el tema de los estudios combinado con esto.

Entre en mi habitación y deje la bolsa y las armas sobre la cama, estaba a punto de salir, cuando, por la espalda me recorrió un escalofrió; no podía dejar ahí a Dunkel, me di la vuelta y cogí la espada, ademas de la daga, no me gustaba ir desarmada, y aun no me atrevía a usar a Dunkel, al menos con la daga de fuego podría llegar hasta la habitación y coger a Feuer si hacia falta.

Finalmente salí de la habitación y me fui donde estaba Sagan esperándonos, a mi y a Rannell. Me sente junto al mago.

-Tienes que contarme que te paso-comenté tras un momento de silencio.

No dije nada en todo ese tiempo. Entramos sin problemas en la posada, pero yo sí que los tenía. Notaba una presión enorme en el pecho, y solo se iría de una manera: tenía que ganar.
La bolsa calló sobre el suelo de la habitación sin hacer apenas ruido. Seguía cansado, y también ansioso por entrar en acción.
No tenía nada que decir, debía ser como los mios.
"Que lo cuente, ahora lo que sobra es tiempo"

Off: Puff... yo no estoy a vuestro nivel, pero que sepáis que también ando muy ocupado y con poco tiempo para posts (?)

Parecía que teníamos un momento a solas, así que decidí hacerle un resumen a Alsan de lo sucedido

- ¿Recuerdas todo aquel asunto del báculo de la magia? - empecé - cuando todo acabó y ganamos algo pasó cuando hice el hechizo de teletransporte para salir de aquella cueva. No se como pero alguien debió desviarme de alguna manera porque aparecí en una especie de celda de piedra. Alguien me lanzó una maldición que hizo que me desmayara - continué. No era grato para mi recordar aquello, pero Alsan merecía saberlo - A partir de aquel momento todo fue bastante confuso. Se que estuve mucho tiempo encerrado. De vez en cuando me desmayaba y despertaba en una gran sala donde alguien me lanzaba una especie de conjuros que hacían que me retorciera entero. Creo que eran una especie de pruebas, aunque no estoy seguro - dije. Mi voz iba bajando a medida que explicándolo todo hasta quedar convertida en poco más que un murmullo 

- Esto siguió así durante bastante tiempo hasta que mi hermano me encontró - proseguí, tras unos instantes callado - y conseguí salir de allí. Entonces supe que sólo me retenía una persona en algún lugar de Raden, aunque no llegué a verle la cara. Por el lugar he deducido que era un nigromante, aunque no tengo ni idea de por que me hizo todo aquello ni que esperaba conseguir. Después volví a casa - finalicé. Se lo había contado todo en líneas generales, aunque le ahorré los detalles de las pruebas a las que fui sometido.

Ahora quiero saber lo que ha pasado aquí en un idioma que pueda entender, si es posible - le pedí. No había entendido nada de lo que me había explicado Rannell - llevo demasiado tiempo perdido

Escuche atentamente la historia de Sagan, realmente había pasado por mucho antes de volver, lo que no sabia es que tenia un hermano en Idhun, aun así preferí no preguntar.

Cuando me pidió explicaciones de lo ocurrido mientras no estaba, no pude evitar pensar, que yo tampoco tenia mucha idea de lo que succedio, gracias mayoritariamente a Dunkel, pero eso ya se lo contaría en otro momento.

-La verdad, tampoco se mucho, solo lo que me contó Rannell después de que su hermano atacara mi casa.-trate de recordar lo que me contó Ran y decírselo a Sagan.-Me dijo que hacia varios meses, el Séptimo volvió a Idhun, que el nuevo avatar del Séptimo  dominó Idhun y dejó a cinco señores para que lo gobernaran. no recuerdo sus nombres, pero hay uno que su sobrenombre era "la sombra" y uno que era un dragón. También me dijo que esos cinco sometieron Idhun y guerrearon entre ellos un tiempo, dos desaparecieron y los otros tres estaban cerca de la batalla final, pero los Seis impidieron eso y les dieron sus fuerzas a un elegido de cada raza. Iniciaron una batalla aquí en Celestia para devolver la paz, y el estaba entre ellos. Al final el dragón fue maldito y encerrado y el que se hacia llamar la sombra fue desterrado en Umadhun con los que lo seguían. -Se lo conté de carrerilla, casi como si lo hubiera memorizado, no sabia tampoco si era cierto lo que me había contado, pero habiendo conocido a su hermano y la conversación que tuvieron  no creo que me mintiera cuando me lo contó. 

Nos quedamos un momento en silencio, cuando me vino una idea a la cabeza, debía preguntarle algo a Sagan antes de que apareciera Rannell.

-Oye, Sagan, crees... que podrías ayudarme con esto-le pregunte, casi murmurando, señalando a la espada oscura, Dunkel.

Trataba de comprender todo lo que me decía Sagan, sin saltarme nada por memorizar. Pero me faltaba lo más importante. Solo debía ser como los míos. Un lord de Awinor, como todos tras mi.

Me senté un segundo mirando al techo, debíamos ir a ver al Rey Dragón. Pues sabía que alguien iba a ir a liberarlo. Había oido que agobiarme dentro de un mismo problema era peor, que debía buscar otra perspectiva. La presión en mi pecho no aflojaba, y sin darme cuenta ya estaba mirando el interior del cofre. Toda mi atención fue a parar al pequeño y brillante broche con forma de mariposa. Lo sujeté y lo miré con atención, y no era dificil notar que rebosaba magia. Por eso mismo me levanté otra vez y fui hasta la sala común. Permanecí de pie mirándolos desde una esquina de la sala, fui hasta Sagan y le mostré el broche. ¿Sabes qué es esto?