Explorando mundo

El viaje de mi aldea a Vanissar fue largo y agotador. Hui una noche del que fue mi hogar, dejando una nota de disculpas, con la mira puesta en aclarar mis ideas antes de enfrentarme a mi origen. Seré una cobarde, no lo niego. Como un yan que hizo parada en mi pueblo dijo: "Vanissar es el lugar con más trasiego de personas habladoras que conocí en mis viajes, realmente descubres muchas cosas". Recuerdo a ese enano con cariño. A él y a su petaca, pobre, deberá haber visto mucha maldad para que esta se hiciera su mejor amiga. Y allí estaba yo, sola y más libre que nunca, sin señas de arrepentimiento por el momento. Las callejuelas eran un entresijo bastante interesante llevandome a desembocar en lo que debiere ser el mercado. Mercaderes pregonaban la calidad de sus telas, y los aromas alimenticios y de perfumes exoticos se mezclaban. Paseaba viendo la diversidad de razas (aunque habia mas humanos) y estilos pintorescos que recorrian las calles: viajeros, mendigos, guardias, trabajadores...
Me paraba en algun puesto, intercambiaba palabras con señoras o con niños. Me perdia en el resto, para no tener que encontrarme.

-Claro, eso se cultivo en los campos occidentales de Nandlet, a la orilla del rio Adir...¡Son de la mejor calidad!-dijo el verdulero.

Asentí con una sonrisa, y le señale una esfera morada muy apetecible:

-Y eso...?

El señor me la ofreció, insistiendo que la tomara gratuitamente, con una sonrisa acepté y acto seguido me giré para dirigirme a un puesto de telas. No sin antes despedirme y agradecerle una vez más. Le di un bocado a la fruta, y su sabor dulce bailó en mi paladar, a la vez que mis ojos se sorprendian de su interior verde chillón.

PAM

Me di de lleno con la espada de un señor que estaba a mi lado. Mire hacia arriba.

-Lo siento de veras-sonrio avergonzada-la fruta, ya sabe...

El señor aun seguía de espalda. No quiero meterme en líos...

Se giro un muchacho de ojos tristes y marrones. Se le veia distante.

-No, tranquilo no me he hecho daño-dije tranquila.

Mire en el puesto que me encontraba, tras darle un bocado a mi fruto por supuesto. Eran armas, y le pregunte al señor:

-¿Le gustan las armas?-queria ser respetuosa, no es que me intimidase, pero daba la sensacion de exigir respeto.

Al momento ya se me acerco el tosco tendero, diciendo:

-Le ofrezco una daga pequeña, mi dama, hay que tener cuidado hoy en dia con los hombres...-sacó el tendero tres dagas, una de ellas con un rubi en el mango.

Negué al tendero dulcemente, mientras esperaba la respuesta del caballero.

Mordisqueaba la fruta, y tras escuchar su pregunta me encogí de hombros.

-Supongo, si me gustan, pero no es mi pasión, la verdad...

Pasé mi mano por el mango de un gran hacha de color plateado con remates en negro, imaginando que sería matar a alguien con este arma. O ser asesinado con ella. Oculte mis macabros pensamientos con una leve sonrisa.

-¿Es usted de aqui?-dije al de al amable muchacho.

-No, no soy de aquí, tan solo estoy...de paso.

Tomo unas agujas largas y finas entre mis dedos. Finas y mortiferas.

-Serían buenas, ¿no?

Vi como el caballero no se quedaba satisfecho con mi respuesta. Realmente no prestó mucha atención, como dije antes, estaba distante, pero amplié información.

-Vengo de un pueblo cercano a Awa, a las orillas del río Iveron, es bastante pintoresco la verdad. Ah, soy Aletheia.

Como siempre que entablaba conversacion con un viajero, me presentaba despreocupadamente. No es un nombre común, asi que mas de una vez cuando un viajero vuelve a mi aldea tras un periodo de tiempo, preguntaban por mi nombre.

Le estreche la mano con decisión. En un momento me pareció que desviaba la mirada, y la seguí sin encontrar nada. Supongo que algo de este concurrido mercado le llamó la atención. Los olores y los sonidos, y su mezclan lo hacian un lugar...unico,

-Un vendedor de telas me ha recomendado ir a Kes, supongo que iré allí.

Me doy la vuelta y acabo mi fruto, giro la cabeza para despedirme:

-Espero que encuentre un camino-sonrio-, y tambien volverle a ver, Carter.

Decido volver porque me gustaron las agujas y preguntar por el precio. Demasiado caras, en otra ocasion. Miro una vez mas a Carter, y espero sus palabras de despedida.

Sonrei, viajar en compañia es muy comodo, como ya habia comprobado.

-He tenido numerosos acompañantes desde mi aldea hasta aquí, cada uno con un destino distinto, así, que seria un placer, cabarllero.

Acto seguido saco el mapa que me regalo un cartografo que me acompaño durante tres dias. El viajaba para actualizar sus mapas, era agradable, aunque a veces la cabeza se le iba debido a su vejes. Me habia contado lo satisfecho que estaba de su nieto, que ansiaba entrar en la orden de Nandlet, y de como su esposa murio a causa de una extraña enfermedad. Gire el mapa hasta situarme, y levante el brazo.

-Si tomamos esa callejuela el camino sera mucho mas interesante.

9Entramos por una bocacalle que rápidamente se estrechó. Algunos adoquines estaban levantados (los poco que habian), y las casas tenian cierto toque ruinoso haciendola de una calle misteriosa, y ciertamente bella. El ruido del mercado se alejaba, mientras bajabamos cuestas.

-Bueno, y como es que te diriges a Kes?- esa era la pregunta que durantes tantos años preguntaba a los viajeros..

Sonrei formalmente. Durante tantas recopilaciones de preguntas, sabía que la amyoria lo hacia por trabajo y negocios, pero no eran los unicos casos: exploraar mundo, conocer gente, dejar recuerdos, buscar riquezas...eran razones que, en al menos una ocasion, me habian dado.

¿Me dio una respuesta escueta, lo que podria significar tres cosas. La primera, que huye de la ley. La segunda que quiere olvidar algo. Y la tercera, que le caiga mal. Independientemente de cual de las tres opciones que sea, va a recorrer Idhún, algo que merece la pena.

EL silencio se mantuvo tanto tiempo que ya nos hallabamos por las afueras, donde habian vastos cultivos.

-A recorrer mundo, entonces, no?-dije al cabo de muchos minutos-Supongo que es el sueño de cualquiera. Ver mundo, conocer gente diferente e interesante. Conocer puntos de vista que te hagan creer lo contrario de lo que antes pensabas, ¿no?

Salte una pequeña piedra, dentro de nada llegariamos un riachuelo, si no me habia confundido.