Comienza la aventura (RL)

Me desperté unos minutos antes de deber hacerlo, los soles apenas estaban saliendo y comenzaban a iluminar Idhún, miré mi pequeña bolsa, la que había preparado para comenzar mi viaje, un viaje que quizá nunca terminaría, un viaje que ya no estaba dispuesta a aplazar más, llevaba esperando este momento un año entero y por fin había llegado la hora. Revisé que estuviera todo, algo de comida y bebida y las pocas monedas que había ahorrado, me asomé para ver a mis padres dormir, estaba segura de que les echaría de menos, pensaba venir alguna vez a visitarlos siempre que me pillara de camino, me apresuré a salir y cerrar la puerta con sigilo, sabía perfectamente que dirección debía tomar puesto que debido a un acuerdo de mis padres vivía entre el bosque de Awa y Celestia, decidí dirigirme hacia el bosque ya que debido a mi parte feérica me sería más fácil encontrar refugio en los árboles. Me interné despacio en el bosque, no había ninguna prisa, no había definido mi rumbo, mi único propósito era explorar, me gustaba la aventura y sentir cómo todo mi cuerpo estaba alerta ante algún posible ruido fuera de lo común, a mi paso ayudaba a crecer a alguna que otra planta por diversión o porque se veía inferior a las demás y de pronto me paré de sopetón debido a que un ruido extraño me había sobresaltado.

Tarareaba una canción mientras me acariciaba mi largo pelo de color azul- Ta, ta, tatararara... ¡SHADOUKEN! ta, ta, tatararara... ¡HIDOUKEN! -cantaba a pleno pulmón. Sonó un sonido propio de andar entre arbustos, decidí explorar un poco. Este viaje me serviría también para encontar a mi hermana Hitomi, dejé de acariciarme el pelo y salí corriendo hacia un árbol bastante grande, ocultándome en él- Esto... yo... -tartamudeé a la nada.

- Jooo, ¡esta broma no hace gracia! Esto, ehm... ¡tengo una motosierra! ¡Run... run...! -.

Aunque parecía que no había colado, seguí esuchando ruidos. Me subí al árbol, resvalándome varias veces, al fin pude encontrar una rama a la que aferrarme. Y lo hice.
"Pensará que soy una huamana por el color de mi piel, en realidad mi cuerpo es de humana y mi pelo tiene el color de un celeste... nunca había pensado en esto hasta... da igual, seguro que comprende que soy una mestiza, eso si de verdad es un idhunita...", pienso. Me aparté un mechón de mi pelo y observé con atención a mi alrededor, casi si podía ver todo el bosque, el Bosque de Awa.

Mi cuerpo se estremeció ligeramente, no sabía que podía ser, ¿un animal?, ¿una persona?, estaba aterrada, pero reaccioné, no podía aterrarme, me gustaba la aventura y eso implicaría peligros y extraños, de pronto escuché una voz, parecía una chica, esta bien, no iba a asustarme, sería valiente. Atravesé unos arbustos siguiendo mi instinto para llegar hasta la voz, miré a mi alrededor pero no había nadie, que extraño, juraría haber escuchado algo ¿me lo habría imaginado? no, estaba segura de que no había imaginado nada.

Alcé la vista a los árboles y pude divisar entre las espesas ramas una figura, supuse que estaba tan asustada como yo, era comprensible cuando caminas por un bosque sola y escuchas un ruido, no sabía a ciencia cierta que tipo de raza era porque no alcanzaba a verla bien, lo pensé durante unos segundo y me decidí a hablarle - tranquila, puedes bajar, no te haré daño, no soy peligrosa - tras esto decidí esperar un poco para ver si se decidía a hacerlo, si no, proseguiría mi camino.

Ni se había presentado, pero parecía maja la chica. Parecía una mestiza, entre una féerica y... no sé.

-Eso ya lo sé, pero me has dado un susto de muerte, ¿o crees que me subo a los árboles por placer? -.

Volví a recapacitar lo último- Vale, bueno, me gusta -admití, con una amplia sonrisa divertida. Bajé del árbol, oí un crujido de nuevo, no parecía ser la mestiza, atrás estaba Fire, mi gato de fuego- ¡Fire! No hagas travesuras -le advertí, me senté apoyada en un árbol y resguardé a Fire en mi regazo. Le acaricié el "pelo de fuego" que tenía, pues en realidad era fuego, solo que parecía ser piel de gato normal.

Acostumbrada al calor que proporcionaba, le acaricié el pelo, alisándoselo- Y bien... ¿qué haces tú por aquí? -le pregunté, con voz del típico "padrino". Divertida, seguí acariciando al gato.

Me reí ante las palabras de aquella chica de pelo azul, no sabía exactamente que clase de raza podía ser, parecía una humana aunque no estaba del todo segura, recapacitó un segundo y confesó que le gustaba subir a los árboles, la verdad era que no me hacía falta trepar, para eso tenía mis alas feéricas con las que estaba en la rama más alta en un santiamén. Bajó del árbol y se escuchó otro ruido, giré mi cabeza, sabía que no había sido ella y me sorprendí al ver a un gato de fuego que al parecer era suyo, vi como se sentaba apoyando la espalda en el tronco de un árbol y atraía al gato, que según había escuchado se llamaba Fire hacia su regazo y comenzó a acariciarlo.

Salí de mi ensimismamiento cuando oí su voz preguntándome que era lo que hacía por el bosque de Awa. Sonreí, la verdad era que ni yo misma lo sabía, me acerqué a ella y me senté a su lado observando a Fire - la verdad es que acabo de salir de casa, busco aventura, me encantaría conocer cada recoveco de Idhún, no tengo rumbo, pero no vivo muy lejos de aquí por eso me decidí a empezar por el bosque de Awa- hice una pausa comporbando cada palabra que había expulsado, si, lo había dicho todo bien - ¿y tu? ¿qué haces por aquí sola? creo que podría haber algún peligro por aquí, nunca se sabe - le dije algo seria, me sentía en cierto modo responsable y más seria que aquella chica - por cierto - dije - me llamo Demeter y soy una mestiza, mitad feérico y mitad celeste - le sonreí y le tendí mi mano.

La señalé con la mano, mejor dicho, con el dedo índice, pues la señalaba con mi mano izquierda en forma de pistola- No me subestimes -dije sonriendo- Vivo en Celestia, y también he venido en busca de aventuras, me aburro mucho en casa, de paso busco a mi hermana, Hitomi, ¿no habrás visto a una Celeste alta, 1'56 por ahí, verdad? -pregunté, sin esperanza de respuesta. Dejé de señalarla y ladeé la cabeza.

- No creo... se fue hace tiempo, y no creo que siga aquí -.

La miré con una amplia sonrisa- ¿A dónde te diriges? -le pregunté de nuevo, mirando sus alas, que iluminaba el sol resplandeciente. Entonces, estuve acariciando a la hierba, dejando de acariciar a Fire, pero parecía que se sentía cómodo en mi regazo, así que era mejor no molestarlo.

Me envaré cuando ví cómo me señalaba pero me relajé en seguida, no sabía si se había percatado de mi cara de sorpresa - La verdad es que no he visto a ningún celeste porquí en mucho tiempo sin contar a mi padre y suelo pasear mucho por este bosque puesto que vivo muy cerca de aquí, lo siento, me hubiera gustado ayudarte, de verdad. Si quieres y como veo que has decidido empezar a buscar por aquí podemos ir juntas por el bosque hasta que lleguemos al final - le dije intentando animarla y dedicándole una amplia sonrisa posé mi mano en su hombro para hacerle saber que la apoyaba y me levanté de un salto para incorporarme - por cierto, me gusta mucho tu gato y aún no me has dicho como te llamas - le recordé guiñándole un ojo y echando a andar muy despacio para que pudiera alcanzarme.

Le quité disimuladamente la mano de mi hombro- Eeeeehm, pues gracias, supongo, y me llamo Konata, Konata Izumi -le dije con una amplia sonrisa. Volví a acariciar a mi gato, no creía en aquel momento precisamente que la chica acariciara a mi gato, puesto que era en realidad de fuego, y no creo que estuviese acostumbrada al calor.

- Y... ¿tú como te llamas? -.

Mienras pensé en la oferta que me había hecho. "Llegar hasta el fondo del bosque..." pensé de nuevo. Sin importarme mucho la pregunta anterior, le estreché la mano- ¿Y si... nos hacemos compañeras de viaje? -le volví a preguntar con una gran sonrisa.