Ficha de Morgaus

No cuenta sus años, pero si hace memoria, cree tener 18 años

Femenino

Es de estatura media, aunque algunas personas dirían que es baja, y delgada. Es pálida por naturaleza. Sus cabellos son, francamente, blancos, como los de una anciana, son finos y ligeros, de manera que cuando hay, aunque sea, una suave brisa, estos rodean su cabeza como un halo níveo. Sus ojos azules como el cielo en un día soleado, sin nubes. Tiene una cicatriz recorriendo su rostro llegando desde el área cercana a la sien derecha, pasando por su ojo, su pómulo y por sus labios, hasta la barbilla.

Tranquila, apacible y afable la mayoría del tiempo. Es una persona bastante cerrada por naturaleza, le cuesta bastante trabajo confiar en cualquier persona, sea esta un completo desconocido o su hermano o hermana. Aunque es una persona cerrada, detesta la soledad. No soportaría estar sola durante demasiado tiempo, pues, aunque no lo demuestre, aprecia la compañía de las demás personas ó, al menos, una criatura domesticada más o menos afable. Pero, no viaja con cualquier persona, ni se sienta alrededor de la misma hoguera con una persona desconocida, pues, al no conocerla ni saber sus intenciones, . De hecho, es capaz de proteger de los peligros a una persona que le caiga bien usando su propio cuerpo. Es…bastante débil ante el ser manipulada por alguna persona.

Se fija bastante en los detalles más minúsculos. Así, podría seguir el rastro de una persona con facilidad.
Tiene, más o menos, una buena puntería, siendo buena en el manejo del arco, de la ballesta, y de demás armas a distancia, aunque se maneja con armas de corto alcance como las espadas.
Aunque no lo aparenta, los años de arduo trabajo y de recorrer mundo han fortalecido un poco su cuerpo, pudiendo defenderse a puño limpio o con un arma corta

Es muy orgullosa, y no pide ayuda a las personas aunque claramente, en algunos casos, la necesite. También, si se la ofrecen, es muy poco probable que la acepte.
Es desconfiada y huraña, nunca suele dejarse ver en agrupaciones de más de cincuenta personas.
Una vez se le mete una idea en la cabeza, es difícil, por no decir imposible, sacársela.
Guarda rencor a las personas que le hicieron mal, y no dudaría en vengarse cuando tuviese la posibilidad. Por tanto, suele meterse en problemas o causarlos.
Es pesimista, siempre se imagina que las cosas serán peores de lo que serán, y de que siempre habrá algo que destroce sus planes...

Sus aficiones son pocas, pero le gusta salir a pasear las noches en las que cualquiera de las lunas está en plenilunio. También disfruta la fragancia de las flores en primavera, y le gusta, también, la compañía de una persona de confianza.

Detesta...pues...muchas cosas, la verdad. No le gusta para nada el calor sofocante típico de los desiertos, tampoco le gustan los lugares donde hay más de cincuenta personas reunidas. Tampoco aprecia demasiado el contacto físico con una persona en la que no confía (Pues es una persona muy cerrada). Tampoco es de su agrado tener que herir a una criatura, aunque ésta hubiera empezado.

Morgaus no nació en lo que se podría llamar un hogar feliz. Su padre la abandonó cuando ella tenía muy temprana edad obligando a su madre trabajar para mantenerla a ella y a sus dos hermanos. Pero, sin embargo, la mujer era ya algo mayor y débil, así que todos contribuían con lo que podían. El hermano mayor, que ya superó la mayoría de edad, se alistó en el ejército para que hubiera una boca menos que alimentar. Después, su hermana mayor, ayudaba en los huertos. Y ella no hacía nada.

Simplemente, por que con la edad que tenía, no podía. Así que, cuando tuvo la ocasión, se fue, en busca de una vida mejor. A día de hoy, ni recuerda en qué ciudad vivió. Siempre evitó las multitudes considerables como las ciudades o poblados bastante grandes, y prefería desenvolverse por bosques, por prados, o por sitios inexplorados, excepto, algunas veces, por pastores y sus pastos, o por cazadores en busca de presa, o locos ermitaños que se exiliaron de la civilización por...bueno, por motivos vedados a su conocimiento.

Tras vivir una vida nada excitante, se dedicó a ver todo el mundo que podía ver antes de que la juventud la abandonase, se le debilitaran los huesos y cualquier movimiento resultase peligroso, pues podría romper un hueso... Así que, decidida, comenzó a marchar por el mundo, aprendiendo siempre que pudiese cosas que le podrían resultar útiles, como compañeros, los tres soles y las tres lunas que iluminaban sus caminos de día y le permitieran descansar por la noche.

Sigue sin rumbo en la vida, yendo de aquí a allá, sin quedarse demasiado tiempo en un mismo sitio.

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