Ficha de Bladu Lightman

NOMBRE : Bladu Lightman (Pronunciado Bladu Laigtman)

RAZA: Celeste

EDAD: 25

SEXO: Masculino

DESCRIPCIÓN FÍSICA: Mi piel es de color azul, alto, con la cabeza alargada. Los ojos son negros y alargados, a la par que profundos. Ágil y ligero. Las prendas que suelo llevar son un chaleco y unos pantalones algo abombados. Voy descalzo, pues mis pies se acostumbraron al suelo idhunita.

FOTO:
(por realizar)

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA: Al contrario que la mayoría de los celestes, no fui educado en el pacifismo. Me enseñaron que no todo es blanco, que tambien hay cosas negras, y sobre todo grises.
A pesar de ello, no soy capaz de dañar a alguien por placer o sin un motivo evidente. Los celestes, pueden apreciar los sentimientos de los demás, lo que impide que seamos violentos por naturaleza.

HABILIDADES:
-Empatía: como todo celeste puedo percibir los sentimientos de los demás.
-Levitación: los celestes poseemos el don de la levitación
-Combate: como ya dije, no creo en lo blanco y en lo negro. Me adiestraron para ser capaz de combatir y; si bien no soy muy fuerte, puedo ser tremendamente ágil gracias a la levitación y al entrenamiento. Además, el poder de la empatía me permite anticiparme a los golpes de los enemigos. Ataco con una especie de bara, que se puede transformar en arco.

-Comunicación: hablo prácticamente todos los dialectos de idhun, e incluso puedo comunicarme con ciertos animales, como los pájaros corrientes o los pájaros Haai.

DEFECTOS:
Practicamente carezco de fuerza, suelo ser testarudo si veo que alguien piensa de forma inadecuada, hablo demasiado, a veces hasta meter la pata y a veces no suelo escuchar lo que me dicen.

AFICIONES:
Hablar con los animales y a veces, sentarme en algún sitio a ver los lazos del resto de las personas.

COSAS QUE ODIAS:
La pasividad y que la gente no defienda lo suyo.

PASADO:
Me crie en uno de los pueblos de Celestia, cerca del río Yul y los picos de fuego. Creci felizmente, hasta que Covan conquistó toda Celestia; momento que cambio por completo mi mentalidad celeste. Nuestro pueblo no fue conquistado. Conseguimos escondernos de él durante mucho tiempo.

A partir de ese momento, cambiamos nuestras túnicas por atuendos más guerreros. Por ello, cuando nací me adiestraron en algunas artes de la guerra, siempre con la máxima de no hacer daño si no es necesario. Aprendí artes de combate con la espada y arco, por supuesto no usabamos armas, sino unos palos de madera. Con el tiempo fabriqué una especie de palo ligero capaz de transformarse en un arco.

Cuando alcancé los 16 años, me mudé al Bosque de Awa, para conocer otros pensamientos. Los feéricos me gustaron como pensaron, además sus sentimientos eran sinceros. Protegían el bosque con violencia, pero sin llegar a dañarlo, podían permitir muchas cosas, pero nada justificaba el daño al bosque. Al parecer, el tal Covan también llegó a conquistar Awa.

Eso llegó a enfadarme. Normalmente no me enfadaba por nada, pero eso fue una de las pocas cosas que lo hizo. Al tiempo me enteré que había caído, pero ya había emprendido un viaje. Iba hacia el Monte Lunn.