Perdido... [RC]

Una figura menuda, de ojos grandes y oscuros y cabello de igual color, se paseaba por Nandlet, tierra de humanos, sin poder disimular del todo la alegría que sentía por estar allí. Hacía tiempo que no se paseaba, demasiado para su parte humana. Ultimamente había pasado la mayor parte de su tiempo convertida en unicornio en los Bosques. Como fuera, no podía ir de aquí para allá en su forma de unicornio, pensó Alae con algo de sarcasmo, porque no era una de las coas más recomendadas. Silena había conocido a todo tipo de personas: desde las más bondadosas y desinteresadas hasta aquellas corruptas, orgullosas y que no tenían problemas en encarcelar un unicornio. Y gracias, pero no, a Silena no le gustaba la idea de pasarse días dentro de una celda horrible.

Había estado caminando bastante tiempo cuando sintió la garganta seca por la falta de agua y de pronto notó a su estómago quejarse. Alae maldijo por lo bajo. Había estado tan interesada en observar Dingra que no había comido nada desde hacía ayer y su estómago estaba empezando a pasarle la factura de aquello. Vio un río a lo lejos y caminó hacia allí lo más rápido que pudo sin llegar a correr. Una vez allí, vio que había otra figura en el río, pero apartó la mirada de golpe al ver que junto a este había un animal muerto. Alae sacudió la cabeza y se arrodilló en el borde del río, juntando sus manos para poder tomar algo de allí. La comida ya luego la vería. Estaba segura que podría comer algode fruta sin tener que recurrir a comer carne. Alae observó al desconocido con curiosidad, pero no se acercó todavía. Primero quería solucionar un problema llamado hambre.

Alae movió la cabeza rápidamente hacia la voz y descubrió que provenía de la figura que había visto antes y había ignorado un poco mientras tomaba agua. Visto con más atención y de cerca, descubrió que era un chico mestizo, de cabello verde y ojos de igual color, con la altura de un humano. Alae suponía que sería un mestizo de humano y feérico, por su pelo verde pero sus ojos color verde, en vez de los grandes ojos todo pupila propios de los feéricos. Alae nunca había visto a muchos mestizos, pero sus ojos no la engañaban y sabía reconocer que mezcla de razas podía ser cada persona con la cual se cruzaba.

-No hace tanto-dijo la castaña, sonriendo levemente, con voz dulce y un tanto cantarina-Hace casi un día ya que no como ni bebo nada. No te preocupes por la comida. Buscaré algo de fruta por aquí... Debe haber algo-terminó mascullando, más como para si como para Irkan, bajando la vista levemente, pero la volvió a subir para mirar al muchacho-Me llamo Alae-terminó finalmente con una sonrisa, tomándole la mano y estrechándosela con suvidad.

Podría haber agregado que tenía otro nombre, Silena, pero francamente no lo veía necesario. ¿Para qué agregar que tenía otra identidad? Era algo precincible y no veía que tuviera que ver. Además, ¿qué iba a decir? "Me llamo Alae, pero también me puedes llamar Silena, Irkan. ¿Qué por qué? Pues porque es el nombre de mi otra forma, mi forma de unicornio. Oh, creo que he dicho demasiado". No. No. No. Ni en un millón de años, pensó para sus adentros la joven humana. Nunca. No revelaba su identidad a menos que fueran dragones, sheks o feéricos que vieran la luz de sus ojos. ¡Ups! Irkan no tenía escamas y solamente era en parte feérico, por lo cual no veía razón por la cual pudiera ver la luz de sus ojos que la delataban. Alae se mostró satisfecha para sus adentros por su "asombroso" razonamiento.

Recorrió con la mirada el paisaje, pero no vio fruta a la vista y soltó una maldición por lo bajo. Lo único que había era un arbusto que ya había sido saqueado de sus frutos, donde solamente quedaban tres pequeñas bayas de color azul oscuro. Las tomó con su mano, arrancándolas y luego de ver que eran comestibles se las llevó a la boca. Eran riquísimas. Lástima que hubiera solo aquellas, pensó Alae con amargura y se dio vuelta para volver a mirar a Irkan.

-¿Qué decías de eso de la comida?-preguntó con voz un tanto suplicante- Te agradecería enternamente si tuiveras comida de más... No sé, no es muy educado de mi parte... Pero ¿Tienes? Creo que desfalleceré si no como algo pronto.

Alae observó como del arbusto empezaban a brotar todo tipo de los frutos que había tomado sonrpendida. "Un mago" pensó "Y uno de los poderosos" Se preguntó quien lo había consagrado y en tal caso, que hubiera sido hermoso que viera todo lo que parecía capaz de hacer. No es que ella se hubiera cruzado mucho con sus magos consagrados. De hecho, solamente lo había hecho con una, Ela, pero no dejaba de querer cruzarse con otros. Era una linda experiencia, por más que muchas veces ella no se revelase como un unicornio. Era algo incómodo, para que mentirse a ella misma. No le gustaba que tantas personas al mismo tiempo la vieran en su otra forma, pero si podía mostrarse como humana, pues mejor que mejor.

-Como quieras, Irkan, tú las has creado. Y por cierto, gracias-dijo la castaña con una risa al ver como salía corriendo para buscar su comida que se estaba cocinando un poco más allá. Carbonizada y más que quemada. Bueno, al menos él sabía hacer aparecer comida en los arbustos.

¿Qué a dónde iba? A ninguna parte, estaba caminado errante por allí y por allá, sin ningún destino en concreto. Lo cierto era que había sido pura casualidad estar en ese mismo instante en Dingra y Alae lo sabía muy bien. No había hecho planes cuando salió del bosque. Lo único que le había importado había sido dejar de ver durante un tiempo árboles y más árboles para ver a otras personas con las cuales hablar.

-No tengo destino fijo-confesó, encogiéndose de hombros, la joven híbrida, ella también con una gran sonrisa en el rostro-¿Tú a dónde vas? Te podría acompañar, si quieres claro.

Alae observó al muchacho con curiosidad, preguntándose a si misma a donde iría. Pero bueno, ¡que impaciente era, por el amor de Irial! Si quería, le contestaría, y si no recién entonces podía ponerse a hacer conjeturas ridículas y sin base alguna.

Alae lo escuchó en silencio, con los ojos abiertos llenos de curiosidad. Le intrigaba ese jóven, que parecía querer viajar tanto, sin miedo a lo que podía encontrar. La castaña quería acompañarlo, pero no podía ir con él a todos los lugares. Y no se le ocurría una forma simple y rápida de decirle que no podía ir a Kash-Tar o a los gélidos páramos de Nanhai.

-Pues... Vengo de Alis Lithban-dijo Alae con una sonrisa en el rostro-Es un lindo bosque. Y antes había estado por Awa, por lo que ya conozco los dos bosques de Idhún completos. Siempre he tenido mucha curiosidad por conocer Gantadd-confesó-pero, ¿no queda un poco lejos? A menos que conozcas una forma de volar, tardaremos fácil como dos semanas.

Terminó diciéndole con algo de preocupación. Alae también quería conocer Idhún, era uno de sus sueños, dejando de lado los lugares a los cuales no podía entrar como canalizadora que era. Sin embargo, Gantadd, con sus exraños habitantes que eran una mezcla de todas las razas y a la vez que parecían no pertenecer a ninguna, le atraía y le daba una curiosidad insospechada hasta ese momento. Miró a Irkan, viendo si el tenía una manera de ir allí.

-Si me molestara acompañarte, Irk-dijo Alae, mirándolo divertida-no me hubiera ofrecido.- La muchacha sonrió cuando Irkan pareció aceptar. Ella estaba feliz con la idea de ir con él, de todas maneras. No iba para quedar bien o por cualquier otra razón que no fuera que su mente le decía que fuera. No era de ese tipo de personas.

Alae se acercó al arbusto, donde todavía pendían un par de frutas. Irkan había hecho aparecer tantas antes que todavía quedaban, y por otra parte, la castaña tampoco tenía tanta hambre, por lo que arrancó un par y se las comió, volviéndose a tumbar luego en el cesped.

-Me parece perfecto-dijo la humana, que de pronto sintió todo el cansancio del día en un segundo-Yo con eso... Estoy perfecta. Por mí no te precupes, Irk.

Intentó abrir los ojos, que se le cerraban inexorablemente, y por supuesto no lo consiguió. Antes de uqe se diera cuenta, ya había caido dormida, auqnue su último pensamiento fue "Si vamos a partir, necesito descansar. Basta de luchar para no dormirme"

Off: No te preocupes, que yo voy peor que tú ._____. Odio a mi Internet. Va y vuelve por dos minutos antes de irse otra vez. ¡Parece mi inspiración! Y no es buena referencia ._.

Alae no recordaba haber dormido tan bien desde hacía mucho. Y por eso le resultó genial poder cerrar los ojos durante largas horas y poder descansar. Se sentía cada vez más extraña. Posiblemente por pasar mucho tiempo en su forma humana. No importaba. Ya luego cuando se separara de Irk iría al bosque y resolvería ese problema. Se despertó lentamente de su sueño con el sonido de un instrumento, un sonido armonioso y que de verdad le gustaba. Se sentó en el cesped, frotándose los ojos para despertarse del todo.

-¿Eres tú?-preguntó. Que lerda, pensó. Claro que era Irkan el que tocaba-¡Tocas estupendo!-le dijo, feliz de haberlo escuchado-¿Has hecho crecer más frutos?-se preguntó si habría algo que podía cocinar... ¿Cómo quedaría mezclando esas bayas con aquellas otras y con esa hoja, que, según sabía, era comestible? Ante la mirada de Irkan, se sentó más cerca para agarrar la hoja, sacudiendo su cabeza para espantar el sueño que le quedaba. Juntó las bayas y puso esa salsa dentro de la hoja. La probó, con gesto crítico, mientras miraba la otra que había hecho-No es lo mejor que he hecho-le dijo, pasándole-Cómela si quieres. Aunque supongo que las bayas solas estarán más ricas.

Siguió comiendo, aunque tuvo que admitir que le gustó el sabor. Bueno, después de todo, era un unicornio. Se preparó otra, mientras le preparaba otra por las dudas a Irk, y se lo pasaba con una sonrisa más bien tímida. Esperó a que terminara de comer para preguntarle si saldrían de imediato o que harían a continuación. Si, decididamente, Alae no era de las que tomaba las decisiones. Ella las seguía, siempre y cuando le parecieran razonables.

FdR: Perdón por la tardanza e_______e En serio, mil perdones, por eso y porque el rol me salió horrible. Son casi las doce, no estoy muy inspirada que digamos ¬¬