Misión en el Gran Oráculo [RC]

En este rol pondré mi viaje al Gran Oráculo, donde he de cumplir una promesa que hice una vez. Este es un rol comunitario. De máximo 5 personas (contandome a mí). Si os quereis apuntar, postear y ya está. No hay problema, pero seguir bien el Rol. No estaré mucho en este rol. Bueno, en el siguiente post ya comienzo.

Me acababa de teletransportar a las afueras de Vanis. Había dejado atrás a Alsan y a Sai'el, en lo que podría acabar en una gran lucha. Ahora mismo, me parecía que había sido un cobarde, pero es que no aguantaba más y no podía seguir aguantando su odio. Me dirigía al Gran Oráculo, donde debía de cumplir una promesa. Continué caminando de camino a Nanhai. Me acordé de ella, la pequeña Laysa, aún recordaba esas palabras aquella noche en Vaisel, " No es culpa tuya, sino mía, no debía haberme creído todo lo que él me decía. Lo único que puedes hacer por mí ya, es aprovechar tu vida al máximo y no olvidarte nunca de mí. " Aun así, me veía obligado a continuar con el viaje que ella había comenzado y que la había causado ese gran dolor. Dos lágrimas salieron de mis ojos. Se lo debía, pensé. Continué con mi camino y divisé una casa construida de la forma celeste. Era una casa pequeña, pero celeste, obviamente. Me dirigí allí, estaba muy cansado. Llegué a la casa y llamé. Una mujer salió a mi llamada. Tenía rasgos celestes, pero además, tenía rasgos humanos. Mestiza. - Buenas ... - dije mirando al cielo. Ya había salido el primer sol, y el segundo estaba comenzando. - Buenos días, me llamo Alderun - continué saludándola a la manera celeste.
- Buenos días, Alderun - me dijo ella - Yo me llamo Myra - sonrió - Pasa, por favor, necesitas descansar. - me dijo-.
- Muchas Gracias - le dije. Pasé a su casa. Estaba sola.
- Puedes dormir en esta cama - me dijo llevándome a una habitación. - Es la habitación de invitados. Descansa, y si necesitas algo, me lo dices. - sonrió.
- Muchas Gracias, de nuevo - le dije. Ella salió de la habitación. Abrí la cama y me dormí. Estaba seguro en esa casa. Hacía ya mucho tiempo que no dormía y disfruté ese descanso mientras podía.

Me desperté un poco desorientado, pero poco a poco volví a recordar. Me levanté. Me vestí y miré por la ventana. Debía de ser medio día, ya que los tres soles estaban llegando a lo alto. Hice la cama y cogí mi mochila. Salí de la habitación y me encontré con Myra en la cocina.
- Buenos días - sonrió - Espero que hayas dormido bien. He preparado la comida, come algo antes de marcharte - continuó.
- Buenos días a tí también. - sonreí - Muchas gracias por el alojamiento y la comida. - le dije. Me dirigí a la mesa y me senté enfrente de ella.
- Espero que te guste, come bien - me dijo. Me sirvió comida en un plato y comenzó a comer.
- Gracias - le dije mientras comía. La comida fue silenciosa, sin conversación, y rápida. - Gracias por todo, pero he de marcharme ya. - dije levantándome. Recogí el plato.
- No hay de qué. - me dijo sonriente - Me gusta servir de ayuda a los demás, sobre todo si es un celeste. - me dijo mientras nos dirigíamos a la puerta.
- Bueno, espero volver a verte - le dije. Salí de su casa y continué con mi camino. Myra me había metido bastantes alimentos en la bolsa. Es muy simpática, pensé.
Continué hacia el norte en mi viaje. Pronto encontraría el Anillo de Hielo y debía de resguardar mi magia para entonces. Me aseguré de que tenía la mochila a mi espalda. Allí estaba mi amuleto con el que conseguiría que mi magia siguiese teniendo efecto mientras cruzase el anillo. Era invierno, por lo que cruzar el anillo sería más difícil que nunca. Estaba bien abrigado. Seguí caminando hasta que el primer sol comenzó a declinar, porque me hallaba enfrente de la gran cordillera. Me senté junto a un árbol y comí algo.

Alderun, dos cosas.
La primera, o aquí o en la trama. Aquí no hay rol atemporal.
La segunda. No puedes rolear tú solo.
Ale, todo dicho^^

Irk, en teoría según las normas sí que se puede rolear solo... o eso me ha parecido ver... de todos modos, no posteé todavía en la trama, porque tenía que hacer esto antes, por eso, voy a poner algo más en este post y luego comentaré en la trama, siguiendo mi turno

Había ya terminado de comer y de descansar. Abrí mi mochila, guardé los restos y saqué una larga capa blanca y el amuleto. Me colgué el amuleto al cuello y me puse la capa. Era térmica y me mantendría camuflado y resguardado del frío. Respiré, y utilicé un gran encantamiento de viento. Mi intención era, ya que no me podía arriesgar a teletrasportarme al otro lado del Anillo de Hielo, crear un fuerte viento que me llebase en su interior y que me transportase al otro lado. Pronuncié el hechizo y unas ráfagas de aire salieron de mis manos, mis pies y mis orejas. Comencé a volar. Sería un viaje duro, muy duro. Me alcé. Me estaba elevando sin avanzar, hasta que llegué al punto alto del anillo. Allí arriba no hacía tanto frío como abajo, pero lo peor estaba aún por llegar. Estaba a punto de cruzar el anillo, donde había unas grandes corrientes de aire capaces de lanzarme a Celestia si mi magia fallaba. Pero yo estaba comvencido de que no sería así. Avancé. Comencé a notar las corrientes... Ví como mi magia salía de mí... Me sentía cansado, pero no podía descansar.... Entonces una gran corriente dio de golpe en mi tornado... Sentí que me mareaba...

Lo que pasó después fue algo que aunque quisiese, no podría recordar. Lo único que sé es que conseguí traspasar el Anillo sin ningún problema grave y que me desperté en la nieve, cerca del Gran Oráculo. Tal vez fui ayudado... tal vez no... pero cuando desperté, el primer sol acababa de salir. No se veía muy bien desde el interior de Nanhai, pero se percibía...

Me levanté y avancé. No tenía frío, pero estaba hambriento y me quedaba poca comida, yo contaba con poder comer en el Gran Oráculo. Llegué y quedé maravillado. Estaba frente a una enorme puerta que se habría para dar paso a un templo enorme, alucinante y maravilloso. Nunca había estado a favor de las Iglesias, pero tampoco en contra. Llamé. Me veía muy pequeño comparado con aquello. No sabía si era suficiente, y volví a llamar. Entonces se abrieron las puertas. Miré hacia arriba esperandome a algún gigante, pero quién me abrió fue un silfo.
- Buenos días - dije - Creo que os avisaron de mi visita - dije con aire misterioso -.
- Sí - me respondió con un tono cantarín - Le esperábamos, señor, pase - me dijo invitandome a entrar. Pasé y cerró la puerta. - Ymur le está esperando en la sala - me dijo - Sígame por favor, supongo que querrá desayunar, ¿ verdad ? - me preguntó -.
- Sí, muchas gracias - le dije - En realidad, estoy hambriento, gracias - le dije siguiendole -.
Llegamos a una sala acogedora. Había una chimenea junto a dos grandes ventanas y dos estanterías enormes llenas de libros a cada lado de aquella pequeña pero acogedora sala. Frente a la puerta, había una mesa larga y con varias sillas, y junto a la chimenea, un gran sofá a cada lado de una mesa.
- Síentese y espere, parece que Ymur fue a hablar con unos sacerdotes sobre tu visita. - me dijo invitandome a sentarme en un sillón más pequeño. - Querrá tomar ciss, ¿verdad? - me preguntó. Me sorprendí al oir como nombraba esa famosa y deliciosa infusión celeste. Sonreí.
- Sí, por supuesto, muchas gracias. - dije sonriente. Estaba bastante cómodo y ví como el silfo salía de la sala dejandome allí solo.

Me fijé en los libros, algunos eran enormes, otros de un tamaño más común. No me dio tiempo a ojear mucho, porque al poco rato, llegó el silfo con Ymur. Ya nos habíamos conocído tiempo atrás, nos habíamos visto en dos o tres ocasiones, y aunque la primera fue hace 5 años, no había cambiado nada.
- Buenos días, siento el retraso - me dijo Ymur al entrar. Me puse en pie y me dirigí hacia él. - He tenido que avisar a unos cuantos sacerdotes de confianza para que me ayudasen a traertelo - sonrió.
- Buenos días a usted también - le dije con una sonrisa. Entonces, el silfo entró en la sala, depositó el desayuno en la mesa y se marchó tan solo dirigiéndome una sonrisa. No me pareció descortés, ya que sabía que el silfo no quería molestarnos ni interrumpirnos, y por eso lo soltó todo lo más rápido posible.
- Bien, sentemonos - me dijo Ymur - Tenemos mucho de lo que hablar - me dijo cerrando la puerta y dirigiendose al sofá. Le seguí.
- Sí. - le dije - Bien, ya conozco el viaje de Laysa y el motivo y el trabajo que hizo aquí, y por ello, ella me pidió que terminase lo que ella había comenzado - dije claramente a Ymur - Sé que tubistes una buena relación con ella, que la ayudastes con su trabajo aunque te pudiese perjudicar, y que encontrasteis en Kazlunn información muy buena para este trabajo... - le dije, esto último no le gustó nada a Ymur, ya que no consiguió esa información de una forma muy honrada.
- Bien, estás muy bien informado, por lo que veo... - me dijo algo serio - y Laysa me dijo que podía confiar en tí y por eso te voy a entregar esto, porque aunque te conozco bien y sé que puedo confiar en tí, esto es muy poderoso y puede llegar a corromper a cualquiera - me dijo serio - Quiero que sepas a lo que te expones si llebas esto. Conoces sus riesgos y sabes que la magia no funciona bien en él. Además, tienes que recorrer un largo camino y tienes que protegerlo bien. Laysa te dio las indicaciones de lo que debías hacer con él. No hay prisa, es más, me gustaría que empezaces cuando el invierno hubiese entrado más, para que el efecto sea a mayor escala - me dijo -.
Mientras, yo bebí y comí. - No necesito que se explique ni usted necesita malgastar saliva conmigo - le dije - Sabe que puede contar conmigo - expliqué - De todos modos, sabe usted que ahora me dirijo a Nanetten, he de cumplir una misión allí, que lleba relación con nuestro objeto. - le dije - Puede que me llebe bastante tiempo, y después, tengo intención de ir a Celestia y tras descansar en mi casa, ir a Alis Litbah, donde cumpliré mi cometido - le dije - No habrá ningún problema, Ymur -.
- Lo sé - sonrió. Se acababa de librar de algo muy pesado y estaba aliviado por ello. - ¿ Vas a quedarte a dormir? - me preguntó -.
Miré por la ventana y vi a los tres soles en el cielo. Bien, la hora perfecta. - No - le dije - Voy a partir lo antes posible, usaré mi magia y llegaré a Nanetten rápidamente, creo que podré dormir allí, mañana es el funeral - me expliqué - De todos modos, puede que para primavera como muy tarde, vuelva, tengo que comunicarte el resultado, y además, he de buscar una información aquí... - miré por la ventana -.
- De acuerdo - me dijo - Si no tienes nada más, puedes marcharte ya, pero ten cuidado por favor - me dijo en tono de advertencia.
- Bien, pero no se preocupe - sonreí. Nos levantamos y nos dirijimos a la puerta. Me toqué el cuello y ví como todavía no me había quitado el colgante. Llegamos a la puerta, la abrió y una ráfaga de aire entró en el templo. - Bueno, muchas gracias por todo, nos veremos, adios - dije. Ymur iba a responder, cuando se dio cuenta de que ya no había nada allí, Alderun se había teletransportado a Nanetten, donde pasaría la noche y se prepararía para el funeral... Aunque nadie se hubiese dado cuenta, el objeto que Ymur y Laysa crearon y que ahora custodia Alderun, fue entregado y Alderun lo guardó en su bolsa, de la forma más discreta posible, estaba en la bandeja de las pastas....


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