Una misión para tres

Cuando todo dejó de dar vueltas a mi alrededor mis piernas flaquearon y mi cuerpo se fue al suelo. Mis piernas se doblaron debiles incapaces de sostener el peso del mareo que me había invadido. Caí de rodillas, con las manos por delante, quedandome a cuatro patas sobre la fresca hierba que parecía brillar bajo la luz de las tres lunas, la cual me alivió algo, ya que además de ser suelo firme estaba humedecida. Me levanté en cuando la archimaga se acercó a mi, sacudiendome la camisa y repitiendo un par de veces que me encontraba bien. La magia no era lo mio y aquellos viajes espacio-temporales que usaban no era mi primera elección a la hora de desplazarme. El helado viento soplaba sin descanso en el horario nocturno en el que nos encontramos, pero mi calido cuerpo no admitía debilidades y como siempre, el dragón de mi interior me mantenía en una temperatura constante siempre.

La muchacha mestiza se abraza y temblaba levemente cuando el viento chocaba con nuestros cuerpos. Me quité la camisa negra, quedandome en una de tirantes anchos que llevaba debajo. Pese a que no fuer amucho abrigo, era lo único que tenía para ofrecerle a la frágil semiceleste. Se la pasé por encima casi sin preguntar, dandome luego media vuelta para observar las lunas y calcular cuento tiempo nos quedaba de oscuridad.

Las ruinas que descansaban al pie del monte estaban tan solitarias y siniestras como siempre. Como dragón apreciaba todo objeto mágico y extraordinario, por lo que aunque jamás me había acercado las leyendas y cuentos de aquél lugar me llamaban la atención. Fué por ello por lo que me quedé un rato más contemplando aquellas rocas sin vida, pensativo, con los brazos cruzados ante mi pecho y de espaldas al feérico y a la semiceleste pese a que ésta había formulado una pregunta. Un rato después, tras un corto silencio, hablé:
-Quizás esté en alguna cámara de las ruinas. Quién sabe, hace años que este lugar no se toca por miedo a represalias de los dioses. Nadie sabe que secretos nos depararán ahí abajo. No tengo miedo de entrar, pero por alguna razón algo tira de mi y me dice que no deberiamos tocar lo que no nos incumbe.
Mi voz era seria, y las últimas palabras no puedieron evitar sonar extrañas y místicas. Sonreí entonces ampliamente poniendo las manos tras la nuca al ver rostros apagados.
- ¡Es broma chicos! -una pequeña carcajada carraspeó en mi garganta- Venga, ¡vamos!
Sin esperarles, comencé a andar hacia las ruinas. Yo era así, incapaz de esperar y siendo el primero en tomar la iniciativa.

No era la primera vez que Kronos viajaba mediante un portal mágico, pero la experiencia no acababa de gustarle. El mareo le hacía parecer que todo giraba bajo sus pies, y no tuvo más remedio que sujetarse a un árbol cercano para no perder el equilibrio. También notó el frío viento que soplaba en aquel lugar. "Con lo calentito que se estaba en Derbhad... " pensó, todavía no muy convencido de aquella aventura.
En silencio escuchó el discurso del joven humano. Debería haberse tranquilizado cuando admitió que estaba bromeando, pero sin embargo no pudo evitar sentir un escalofrío. No le gustaba estar allí. Tenía un mal presentimiento.
- ¿Quieres decir que vamos a descender a las ruinas subterraneas?- preguntó Kronos preocupado mientras corría para alcanzar a Alexander. Había oído leyendas acerca de aquella gruta repleta de tesoros ancestrales, pero nunca hubiera pensado que realmente existieran... o que el iba a tener que visitarlas- Pero... pero... ¿Ese lugar es seguro? Quiero decir... ¿Y... si hay fantasmas?

Kronos se tapó la cara cuando la explosión provocada por Thitria hizo estallar en mil pedazos las rocas que bloqueaban la entrada a la gruta. Cuando sus dos compañeros penetraron el la oscuridad, iluminados por una antorcha, Kronos se dio cuenta de que no tenia otra opción que seguirles. Era eso o quedarse solo en aquel monte.
Nada más entrar en aquel tunel subterraneo se dio cuenta de que aquel lugar debía llevar abandonado muchos años. El suelo estaba cubierto de polvo y había telarañas colgando por doquier. Pero por ahora ni rastro de tesoros.
La luz de la antorcha titilaba fantasmagoricamente en la oscuridad, y el silencio sepulcral que inundaba la gruta no era nada tranquilizador.
En silencio caminaron durante largo rato, y Kronos estaba dudando en preguntar si quedaba mucho para llegar cuando un muro les cortó el paso enfrente. El tunel se bifurcaba derecha e izquierda. Ambas opciones se internaban en la oscuridad más absoluta, y parecían descender.
- ¿Y ahora? ¿Por dónde vamos? - preguntó a Thitria, consciente de que era ella la que llevaba la brújula mágica.

Mientras el grupo se adentraba en las entrañas de la tierra un cúmulo de nubes encapotó súbitamente el cielo.

En una colina cercana se materializó una oscura figura que, tras mirar unos instantes el paisaje, se encaminó hacia las ruinas del templo.

El está cerca. Encontrad el báculo deprisa... antes de que os encuentre el a vosotros...

Oye Thitria este rol está muy muerto o.o

Te echo una manita para intentar acabarlo cuanto antes y que puedas volver a Derbhad para seguir con el rol, y si nos damos prisa te podrás unir al que está empezando ahora mismo =D

(Por cierto, el báculo es de madera, pero no pasa nada xD)

Silenciosamente, sin que se dieran cuenta, Kannos entró en la sala y se posicionó detrás de ellos. Alexander se giró y con un conjuro el mago le apartó a un lado de la sala. El silfo también se giró y otro conjuro le mantuvo en el otro extremo de la sala, retenido.

Buenos días tenga, archimaga - dijo, Kannos, con voz formal pero fría y vacía de emoción, al tiempo que se quitaba la capucha que le cubría la cabeza.

Kannos era joven no tendría mas que unos 25 años. Era alto, su pelo era castaño y sus ojos negros. Era apuesto, pero su rostro no expresaba ningún sentimiento ni emoción, se mostraba completamante inexpresivo. Su cuerpo desprendía grandes cantidades de magia que cualquier mago o unicornio podía detectar: era sin duda un rival poderoso.

Empecemos - dijo.

Al momento lanzó una poderosa onda mágica que se dirigió a toda velocidad hacia Thitria.


Recuerdo las normas de este combate.
Es un combate moderado por lo que esta cuenta modera el combate. Esto quiere decir que no podréis rolear conforme le dais a Kannos un espadazo o le lanzais un conjuro que llega a su destino. Los ataques que recibe o esquiva Kannos los decidimos nosotros mientras que los que recibís vosotros los podemos decidir o podemos dejar que los decidáis vosotros. Esto no quiere decir que no podáis atacar o defenderos. Podéis atacar y el resultado será escrito por nosotros. Podéis defenderos con hechizos o escudos y se tendrá en cuenta a la hora de responder.

¡Buena suerte!

FDR: Vale, guay! Siento no haberme pasado antes no he podido...

Súbitamente una poderosa fuerza empujo a Kronos, haciendole estrellarse de espaldas contra la pared. Dejo escapar un gemido de dolor, mientras trataba de liberarse de aquella extraña magia que lo retenia, aunque en vano. No tenía más remedio que tratar de aguantar en aquella incomoda postura y observar la escena que se producía frente a él.
Un hombre encapuchado había entrado en la sala, y tras saludar a Thitria mostró su rostro, de un joven atractivo y frío como el hielo que hizo estremecer a Kronos en su trampa mágica.
¿Quién era ese hombre? En el fondo lo sabía: una amenaza. Quería el pedazo de báculo, y seguramente estaría dispuesto a matar para conseguirlo. Aquello no era justo... Estaban tan cerca...
- ¡Dejanos en paz, tramposo! ¡Hemos llegado primero! El báculo es nuestro... - exclamó Kronos forcejeando más fuerte. Si pudiera coger el arco que llevaba a la espalda... se enteraría aquel esperpento de lo que era tener una flecha clavada en el culo...

FDR: Lo siento Yandrak T__T

El ataque impactó en el escudo de Thitria. Disolvió la protección pero no afectó a la mestiza.

El mago no se quedó quieto y seguidamente conjuró una niebla que se cernió sobre la archimaga. Ambos sabían que si esa niebla la rozaba el combate habría acabado para ella.

Asimismo reforzó la barrera que mantenía atados a los demás, para evitar que interfirieran en el combate, mientras el se acercaba a paso lento pero seguro hacia el báculo.

FDR: Vale, acabamos rápido para que puedas ir a Derbhad =)

Kannos se acercaba al báculo, pero el ataque de Thitria le cogió desprevenido. Le hizo retroceder varios metros. Cuando pudo deshacerse del conjuro descubrió que le había dejado justo al lado del báculo. Estiró la mano, lo cogió y desapareció entre sombras.

En pocos segundos la magia desapareció de Kazlunn...

FDR2: Lo siento, tengo mil cosas que hacer y no he podido currármelo mas >__<
Recuerda el amuleto para volver a la torre