Ficha Éleka.

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Femenino

Plateados cabellos largos y lisos que caen por su espalda como una fina gasa de seda, tan densa como la niebla, y una piel pálida. Alta y esbelta, lo que mas llaman la atención son sus largas piernas sorteadas por dibujos que simulan las lianas del bosque. Ojos propios de las hadas: todo pupila. De vaporosas ropas en dos piezas, dejando su abdomen al aire, pies descalzos, únicamente bordeados por hilos vegetales del color de su cabello. Suele portar una gruesa capa gris que oculta sus rasgos cuando es necesario ya que solo es fiel a su bosque y se ha visto en la situación de renegada muchas veces.

Muy arisca con todos los desconocidos, cerrada al principio, obsesionada con la Orden de caballeria de Nurgón a pesar de que no está de acuerdo con muchas de sus estrictas reglas. Muy dulce y simpatica con sus allegados, que no son muchos por el mero hecho de que le gusta estar sola. Transparente, a diferencia de el resto de hadas, odia los cuchicheos y rumores, quizá se deba a sus lejanas raíces bárbaras.

Además de la magia telúrica que es propia de los feéricos, Éleka maneja con total destreza la espada y tiene una gran técnica la lucha cuerpo a cuerpo.

Muy reacia a lo desconocido, desconfiada, burlona y un tanto pedante cuando se lo propone. Obsesiva con sus pretensiones, capaz de pasar por encima de todo para conseguir sus objetivos, sin importarle el resto, a menos que se trate de algun ser vegetal.

: Las hierbas aromáticas son su pasión y como es artesana está comenzando a desarrollar nuevas fórmulas que en un futuro pueden ser muy útiles para la raza.

No soporta la parsimonia de los celestes y la indiferencia de los gigantes, es tal vez una de las únicas feéricas que no temen al fuego ya que su inquebrantable fe se centra en los dragones. No soporta a los sheks y le irrita profundamente el hecho de que vallan un paso por delante. Auque al igual que estos su mayor temor es perder el control sobre si misma.

después de la batalla de Awa su madre embarazada que logró sobrevivir de milagro, volvió a Derbhad donde la dió a luz y le enseñó todas y cada una de las propiedades curativas de las plantas del territorio. Cuando solo tenía 12 años vió morir a su madre a manos de un hechicero por lo que no apoya la magia y cree imperturbablemente en que la diosa Wina la amparará y la ayudará a volver a exiliar a todos los hechiceros, aunque no puede dejar de sentir fervor por los unicornios.
Tras quedarse sola, dedujo que si le habían arrebatado a su madre sería porque no necesitaba que nadie la mantuviera por lo que viajó a los límites de Alis Lithban donde reside actualmente y ha desarrollado una curiosa casa-árbol con un par de casas vegetales contiguas que desempeñan la función de taller, laboratorio y tienda, donde investiga, fabrica y vende a quien quiera que se acerque sus tratamientos vegetales.

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