Ficha de Aerith

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Mujer

Una chica de 15 años algo bajita pero normal para su edad, tiene los ojos verde claro y un pelo castaño. Tiene una coleta trenzada que le llega hasta los omoplatos y dos trenzas que le caen a los dos extremos de la cabeza que llegan hasta los hombros. Y tiene una piel algo pálida.

Aerith era una chica alegre y viva, con un caracter amable y compasivo. Siempre tenía esperanzas para todo y no había nada que fuera imposible, solo extremadamente dificil. Aunque se ha sacado el caracter cabezota y furioso de su marde, que solo sale a la luz en momentos "especiales".

- Agilidad.
- Precisión.

- Despistada.

- Nadar.

- La gente malvada.
- Los bichos.
- La gente molesta y cabezota.

Aerith no se acuerda bien de su pasado, pues al llegar a Idhún perdió la memoria por completo, solo se acordaba de quién era ella y lo que venía a buscar, a su tío. Pero ella tiene un pasado, a pesar de todo. Su padre era el dueño de una empresa, con una mansión gigante de vivienda, aunque eso fue por poco tiempo. Pues cuando la madre de Aerith volvió a casa después de trabajar en el bar, explotó la mansión en instantes. Aerith solo se hizo algunas heridas no muy graves, pues estaba jugando el jardín, aunque sus padres murieron, le quedó su tía, que aunque tenía una rara enfermedad, podía quedarse con ella y con su tío un tiempo.
Cuando Aerith se dio cuenta de que su tío se iba, este dijo: "Me voy a buscar la medicina, a lo mejor tardo un tiempo, pero podrás encontrarme en un lugar conocido... para nosotros", al decir eso se fue. Y su esposa, es decir, la tía de aerith, murió a los pcoos días de partir. Por eso Aerith, cuando tuvo ya 15 años se fue, y acutlamente los sigue tendiendo. Se fue a Idhún.
Lo último que recuerda fue que vio una luz cuando estaba perdida, sin saber muy bien que hacer entró, pensando en que era su única opción para sobrevivir. Aunque Aerith de pequeña tuvo mucha información sobre Idhún, su mundo ideal. Aunque siempre soñaba con que iba a Idhún, su mundo fantástico y lleno de ilusiones. El sueño acababa como una pesailla, el haz de luz dejaba de iluminarse y no encontraba el camino a casa. Otras veces sus padres estaban con ellas, pero se convertían en razas calvas y celestes, o en personas verdosas con escamas y con colas, que les estrechaban la mano para que se fuera con ellos.

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