Rol Memorias de Idhún
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Mensaje  Invitado Sáb Nov 10, 2012 6:31 pm

Ficha de personaje

Bronn

 

Edad
Sexo
34
Hombre

 

Descripción física
Estatura: 1'77
Complexión fuerte.
Ojos grises.
Pelo castaño.
Piel clara.
Tiene algunos tatuajes hechos con tinta y cuchillo, y muchas cicatrices de distinta gravedad.
Viste ropa de viaje, cota de mallas y una armadura ligera de placas metálicas. Lleva encima diferentes armas según el momento, pero siempre lleva alguna escondida.
Su arma favorita es su mejor espada, Aullido, una hoja de metales antiguos que al cortar el viento emite un sonido similar al aullido de un lobo.
También suele dejarse barba de varios días.

 

Descripción Psicológica
Es un hombre fuerte y duro, curtido por batallas, años y viajes, con un sentido del humor llano y oscuro y la risa fácil. Le resulta fácil tratar con los demás, pero aunque es un amigo fácil, no le da gran valor a la lealtad. Habla siempre sin tapujos, sin malgastar palabras, aunque disfruta escuchando a quien sabe hablar bien, y le gustan los chistes. Su estilo de combate se basa en la supervivencia y la efectividad, con ataques directos y sin florituras; pelea igual que habla.
Vive el presente y no le gusta pensar en el pasado, ni tampoco en el futuro. No tiene grandes aspiraciones, se limita a aprovechar las oportunidades según llegan, y no hace planes para años venideros. Su sentido de un buen día engloba una bolsa de monedas, una buena pelea, bebida, comida y mujeres. Cree en la venganza y que el fin justifica los medios.


Habilidades
Defectos
Es fuerte y rápido; sabe pelear.
Su moral es bastante dudosa: sólo tiene algo claro, y es que quiere vivir, y lo mejor posible. No le da ningún valor al honor, la lealtad, la bondad o la compasión. Para él, cada cual cuida de sí mismo, y quien no puede hacerlo, muere. No piensa en el mañana, y por eso suele comportarse de forma irresponsable y egoísta, algo que los años no le han quitado.
Debido a una herida vieja, muy a menudo pierde fuerza en el brazo izquierdo y le duele al flexionar los dedos o agarrar algo.

 

Aficiones
Cosas que odia
Viajar, pelear, trapichear y beber.
La lluvia colándose por dentro de la armadura. Caminar con las botas empapadas. La derrota. Perder una apuesta. La cursilería. Que una mujer lo llame viejo.


Pasado
Su padre se llamaba Rahl Warg. Sus antepasados, de un clan bárbaro, emigraron a las montañas hacía dos generaciones. Rahl dejó su hogar y se convirtió en contrabandista de armas. Durante un viaje por el sur de Idhun, dejó embarazada a una joven limyati llamada Adrah. Rahl siguió su camino, pero cuando regresó dos años después, Adrah lo esperaba con una espada desenvainada en un brazo y un niño en el otro: podía elegir cualquiera de los dos. Él pasó allí un tiempo y, al marcharse, prometió regresar. Contra todo pronóstico, Rahl cumplió su promesa. Volvía regularmente a Kash-Tar para ver a Adrah y al niño, llamado Bronn, en honor a su abuelo de sangre bárbara, Brekt, y a su bisabuela yan, Yonna.
Bronn creció entre los limyati como uno más. Su madre era muy admirada en la comunidad por su valor, y a pocos les importaba que el padre de su hijo fuese Rahl Warg.
Hasta que, un día, Rahl no regresó. Adrah lo esperó durante años, y después se marchó para buscarlo, pero nunca lo encontró. Al regresar a su hogar, había caído presa de una enfermedad que le robaba los días, y apenas vivió unos meses más. Para entonces, Bronn tenía casi ocho años, y era la viva imagen de su padre. Huyó de su casa la noche en que su madre murió, y se subió al carromato de un grupo de viajeros. Resultaron ser mercenarios y contrabandistas, y conocían a su padre. Le contaron que Rahl y los suyos habían muerto peleando en un paso en la Cordillera de Nandelt. Lo invitaron a unirse a ellos, y Bronn aceptó sin dudarlo. Le dieron una espada y lo ayudaron a robar un caballo, y se convirtió en uno de ellos.
Desde aquel día, viajó por todo Idhún tal y como había hecho su padre. Aprendió muy pronto a luchar, porque su madre ya había empezado a enseñarle a usar las armas antes de los siete años. Hizo amigos y perdió otros tantos. La compañía se deshizo y rehízo en numerosas ocasiones. Más de una vez partió con otros pocos a servir de mercenarios para alguna casa que necesitara guerreros. Sobrevivió, siempre con el mismo estilo de vida, durante más de veinte años... y hasta hoy.

 

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