Nació y creció en un oasis de Kash-Tar, en una familia de antigua gloria. Aún se conservaban algunas reliquias olvidadas, unas cuantas joyas, y un desván lleno de antiguos objetos que ya nadie recordaba. Tuvo una infancia fácil y feliz, con la única mancha de la muerte de una serie de aves rapaces y palomas cuya compañía solía frecuentar cuando salía, en pleno día o en mitad de la noche, a explorar por los tejados. Tenía una pandilla de amigos, buenos padres y vivía desahogadamente. Aun así, desde siempre, echaba de menos la presencia de un hermano, como si ser hijo único fuese algo que no debería haber sucedido. A los seis años, sus padres empezaron a educarlo en el manejo de las armas. Al principio no le interesaba demasiado aprender a combatir, pero con el tiempo fue convirtiéndose en una de sus mejores habilidades. Aun así, siempre encontraba tiempo para seguir con su vida callejera en compañía de sus amigos, y para salir al desierto, cada vez más lejos, a explorar en solitario. Hasta que un día, al atardecer, cuando ya se disponía a volver a casa... se encontró con un swanit. Se dio cuenta demasiado tarde del gigantesco insecto que avanzaba no muy lejos de él, por la cima de una duna. La criatura ya lo había visto y se lanzó a perseguirlo. El niño huyó lo más rápido que pudo hacia casa, sin darse cuenta de que estaba dirigiendo hacia allí al swanit. Al ver acercarse al insecto, todos los habitantes del oasis salieron a defender sus hogares. Luchar contra un swanit era una locura, pero si huían sin más lo perderían todo... así que varios yan formaron un grupo y empezaron a dirigir al swanit fuera del oasis, atrayendo su atención, hacia el desierto. Poco a poco, fueron quedándose atrás mientras el resto seguía adelante... hasta que al final, un guerrero solo corría por delante del insecto... era el padre del niño. Nunca regresó, y nunca se supo qué había ocurrido. No encontraron su cadáver ni sus armas, y tampoco al swanit. Pero más de un año después, cuando un grupo de bandidos atacó el oasis, un gigantesco swanit apareció de la nada y los masacró... y apenas unos meses más tarde, cuando una fuerte tormenta de arena sorprendió al hijo del guerrero perdido en mitad del desierto, el mismo swanit lo ayudó a llegar hasta el oasis, antes de desaparecer de nuevo en la tormenta. Desde entonces, los habitantes del oasis creyeron que el padre del niño y el swanit habían terminado llegando al interior de una tormenta de arena, y que un djinn, un espíritu del desierto, al ver su coraje, había decidido salvar al guerrero yan de la muerte transformándolo en un poderoso y extraño espíritu menor, que adoptaba la forma de un swanit, para proteger a su hijo y a su pueblo cuando lo necesitasen. Desde entonces, el niño fue conocido por los habitantes del oasis como "el hijo del Swanit". Sin embargo, con los años y los viajes, el sobrenombre de "Cadenas" se impuso al anterior... y el día en que cumplía dieciocho años, su madre le reveló la historia de sus antepasados, y el por qué de su nombre. Él le prometió encontrar la espada perdida de su familia, la poderosa Arena, y comenzó un nuevo viaje en solitario...
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