El comienzo de un rescate.
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El comienzo de un rescate.
El primero de los soles comenzaba a salir y sus rayos inundaban tímidamente aquel lugar tan álgido intentando iluminar mi tristeza. Había escogido este lugar como refugio, como el lugar idóneo para recorrer las profundidades de mi ser y resguardarme de todo aquello que me estaba doliendo. Había creído toda mi vida en unos dioses que tratarían de salvar nuestras vidas y únicamente las habían destrozado. Nada tenía sentido en ese momento, puesto que ni siquiera nos habían dejado morir, sino que nos habían salvado para que tuviéramos que vivir con la culpabilidad de lo que habíamos hecho. Envidiaba a los gigantes que podían permitirse vivir apartados de todos los asuntos de los dioses y las guerras, preocupándose únicamente por vivir.
Había emprendido el viaje desde que terminó la guerra y por fin había llegado a donde quería. Flotaba con suavidad a escasos centímetros del suelo cuando me detuve un instante al escuchar un ruido y me asomé por unos matorrales que encontré.
Un paske de gran tamaño se encontraba al otro lado comiendo buscando algo que llevarse a la boca. Mi magia me ayudaba a entender qué es lo que necesitaba así que salí de mi escondite muy despacio quedando a su vista y utilicé la magia para tranquilizarlo. Una vez me encontraba lo suficientemente cerca de él hizo crecer hierba por el lugar, creando un pequeño y hermoso prado en medio de la nieve para que se alimentara. Me tumbé en la hierba acariciando el arpa que tenía en la bolsa llenando el silencio de hermosa melodía hasta que un fuerte retortijón me hizo retocerme. Hacía ya mucho tiempo que no se echaba a la boca un bocado opulento, por lo que sin pensarlo monté en el paske salvaje y nos encaminamos hacia la taberna más cercana.
Anochecía cuando la cansada bestia y yo divisamos a unos metros una humilde cabaña de madera de tamaño mediano de donde podían distinguirse los vozarrones de los borrachos y la alegre música de algún virtuoso, por llamarlo de alguna manera.
Me bajé de la criatura con tranquilidad y lo invité a marcharse, pero parecía demasiado cansado para dar un paso más y se dejó caer como plomo sobre la nieve. Llamé a la puerta con los nudillos, con educación pero había demasiado tumulto para oírme, así que empujé suavemente la puerta chirriante y me senté en la única mesa que encontré vacía y se encontraba en la parte más alejada del lugar, casi entre las sombras.
Pedí al camarero algo de comer, que devoré con prisa aunque con distinguidos modales y me quedé allí observando a los presentes como si de un documental se tratarse.
Había emprendido el viaje desde que terminó la guerra y por fin había llegado a donde quería. Flotaba con suavidad a escasos centímetros del suelo cuando me detuve un instante al escuchar un ruido y me asomé por unos matorrales que encontré.
Un paske de gran tamaño se encontraba al otro lado comiendo buscando algo que llevarse a la boca. Mi magia me ayudaba a entender qué es lo que necesitaba así que salí de mi escondite muy despacio quedando a su vista y utilicé la magia para tranquilizarlo. Una vez me encontraba lo suficientemente cerca de él hizo crecer hierba por el lugar, creando un pequeño y hermoso prado en medio de la nieve para que se alimentara. Me tumbé en la hierba acariciando el arpa que tenía en la bolsa llenando el silencio de hermosa melodía hasta que un fuerte retortijón me hizo retocerme. Hacía ya mucho tiempo que no se echaba a la boca un bocado opulento, por lo que sin pensarlo monté en el paske salvaje y nos encaminamos hacia la taberna más cercana.
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Anochecía cuando la cansada bestia y yo divisamos a unos metros una humilde cabaña de madera de tamaño mediano de donde podían distinguirse los vozarrones de los borrachos y la alegre música de algún virtuoso, por llamarlo de alguna manera.
Me bajé de la criatura con tranquilidad y lo invité a marcharse, pero parecía demasiado cansado para dar un paso más y se dejó caer como plomo sobre la nieve. Llamé a la puerta con los nudillos, con educación pero había demasiado tumulto para oírme, así que empujé suavemente la puerta chirriante y me senté en la única mesa que encontré vacía y se encontraba en la parte más alejada del lugar, casi entre las sombras.
Pedí al camarero algo de comer, que devoré con prisa aunque con distinguidos modales y me quedé allí observando a los presentes como si de un documental se tratarse.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Fecha de inscripción : 06/11/2012
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Localización : Bailando un vals con el diablo
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Su personaje es: Semi-celeste.
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Re: El comienzo de un rescate.
Ese día miraba con curiosidad todo lo que se encontraba a mi alrededor. No había visto nieve en demasiadas ocasiones, pero desde luego que esa era la primera vez que la veía en cantidades así de grandes. Iba descalza, así que después de pasar un tiempo pisando nieve casi se me habían quedado anestesiados; ni siquiera los notaba. De seguro al día siguiente tendría un buen catarro. Mientras, seguía con mi capucha puesta. De esa forma, no había forma de que se viera mi pelo. A mi lado se encontraba Kylar, que no hablaba demasiado.
Nunca antes había estado en Nanhai. Tampoco había visto gigantes; vi un par anteriormente, y fácilmente podría haberlos confundido con la misma piedra que se encontraba formando las cordilleras. Tan enérgica como era yo, no paraba de dar saltos y subirme a todas partes. Al feérico no parecía importarle, pero de todas formas no tenía que preguntarle su opinión. Siempre había sido así.
-¿Cómo es ese amigo tuyo? – pregunté de repente a Kylar – ¿Es simpático? ¿Dónde lo tienen? ¿Le habrá pasado algo? ¿Qué es lo que ha hecho?
Siempre tenía el mismo interés por todo. No paraba de hacer preguntas a la gente, tal vez porque era muy curiosa, no lo sé. El caso es que siempre lo acababa haciendo. Sonreí para mí y me adelanté un poco. Algo más adelante divisé las luces de algún lugar, no demasiado grande, que perfectamente podría ser un sitio en el que entrar un poco en calor.
-¡Kylaar, mira! – dije, alegre.
En la puerta se encontraba un animal grande, notablemente cansado, y no me atreví a acercarme demasiado a él. Entré a lo que parecía ser una taberna, y vi a muchas personas en su interior… tantas había que no quedaba ni una sola mesa libre. Miré a mi compañero con cara de “¿Y ahora qué?” mientras me sentía un poco incómoda entre tanta gente.
Allí hacía una temperatura más agradable, y empecé a notar los dedos de los pies. Aparté la capucha que llevaba siempre puesta y estuve a punto de sentarme en el suelo, pero pensé al momento que igual no era lo más apropiado. Aunque claro, yo estaba acostumbrada a sentarme siempre en el suelo. Crucé los brazos y esperé un poco para ver qué podíamos hacer. Es verdad que no había pedido opinión al feérico para entrar en aquel lugar, pero qué podía hacer… no era habitual que conmigo hubiera otras personas.
Nunca antes había estado en Nanhai. Tampoco había visto gigantes; vi un par anteriormente, y fácilmente podría haberlos confundido con la misma piedra que se encontraba formando las cordilleras. Tan enérgica como era yo, no paraba de dar saltos y subirme a todas partes. Al feérico no parecía importarle, pero de todas formas no tenía que preguntarle su opinión. Siempre había sido así.
-¿Cómo es ese amigo tuyo? – pregunté de repente a Kylar – ¿Es simpático? ¿Dónde lo tienen? ¿Le habrá pasado algo? ¿Qué es lo que ha hecho?
Siempre tenía el mismo interés por todo. No paraba de hacer preguntas a la gente, tal vez porque era muy curiosa, no lo sé. El caso es que siempre lo acababa haciendo. Sonreí para mí y me adelanté un poco. Algo más adelante divisé las luces de algún lugar, no demasiado grande, que perfectamente podría ser un sitio en el que entrar un poco en calor.
-¡Kylaar, mira! – dije, alegre.
En la puerta se encontraba un animal grande, notablemente cansado, y no me atreví a acercarme demasiado a él. Entré a lo que parecía ser una taberna, y vi a muchas personas en su interior… tantas había que no quedaba ni una sola mesa libre. Miré a mi compañero con cara de “¿Y ahora qué?” mientras me sentía un poco incómoda entre tanta gente.
Allí hacía una temperatura más agradable, y empecé a notar los dedos de los pies. Aparté la capucha que llevaba siempre puesta y estuve a punto de sentarme en el suelo, pero pensé al momento que igual no era lo más apropiado. Aunque claro, yo estaba acostumbrada a sentarme siempre en el suelo. Crucé los brazos y esperé un poco para ver qué podíamos hacer. Es verdad que no había pedido opinión al feérico para entrar en aquel lugar, pero qué podía hacer… no era habitual que conmigo hubiera otras personas.
Shiro- Idhunita
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Fecha de inscripción : 17/03/2013
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Su personaje es: Shiro, Ayla Nuller, yan de baja clase
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Re: El comienzo de un rescate.
Notaba el aire gélido extendiéndose por sus pulmones, como congelaba su lengua y solidificaba el vaho que expiraba. Cubierto del frío una capucha ocultaba la piel oliva del joven y dejaba tan solo sus ojos a la vista, dos orbes esmeraldas grisáceos que observaban intranquilo las sendas enrarecidas del camino. Cada paso en aquel territorio le quitaba fuerzas, entumecía un nuevo músculo y crecía en su garganta una blasfemia hacia aquel frío invernal. Querría haber podido mentir de que importaba poco su caminar intranquilo, pero, ante los ojos adecuados su entumecida mirada, la escarcha en sus mejillas tornarían rojas y verdes como símbolo de una desdibujada historia la cual empezaba su escritura con un papel gélido y tinta congelada, más grande que cualquier mortal que lo observara:
-Es aquí...-
Murmuró a Shiro, la joven y enérgica yan que tenía a su lado, de cabellos albinos, mirada limpia y entonar tan suave como la nieve que estaba pisando. Una ventisca helada rozó su mejilla cortando una sección de calor sobre el cuerpo del joven, un suave estremecer vino después y con él, reapareció la sensación de que este no era su lugar. Un camino desdibujado tras tanto tiempo era el paso intranquilo de la vida del joven, una vida de olvido, una vida frenética vivida con más intensidad que el tiempo que disponían. Una chaqueta larga de descripción sencilla e hilar humilde, hecho con el mismo cuero producto de la caza, protegía su cuerpo de más frío de lo que podría resistir. Y allí estaban, ante el camino desdibujado observando una taberna casi construida para gigantes, de proporcionas descomunales...sinceramente, era demasiado material para un lugar tan hostil, y ante su puerta un extraño ser, este tampoco era su lugar.
Nada más entrar sus pies le dirigieron con júbilo a la barra esperando que su compañera le siguiera, pasos intranquilos a ritmo continuo eran la marca del joven que dejaba bajo el suelo de madera. Su mano se alzó casi independiente de su cuerpo y sus labios desearon una copa, para su suerte fueron complacidos. Tras el primer sorbo sonrió a Shiro por primera vez desde que habían entrado en Nahai:
-Tiempo al tiempo, es lo único que necesita...tiempo...-
Sonrió mirando hacia las botellas, observando sus formas y curiosidades encerrando una mirada enigmática y un tono inconcluso como si la frase no estuviera acabada.
-Es aquí...-
Murmuró a Shiro, la joven y enérgica yan que tenía a su lado, de cabellos albinos, mirada limpia y entonar tan suave como la nieve que estaba pisando. Una ventisca helada rozó su mejilla cortando una sección de calor sobre el cuerpo del joven, un suave estremecer vino después y con él, reapareció la sensación de que este no era su lugar. Un camino desdibujado tras tanto tiempo era el paso intranquilo de la vida del joven, una vida de olvido, una vida frenética vivida con más intensidad que el tiempo que disponían. Una chaqueta larga de descripción sencilla e hilar humilde, hecho con el mismo cuero producto de la caza, protegía su cuerpo de más frío de lo que podría resistir. Y allí estaban, ante el camino desdibujado observando una taberna casi construida para gigantes, de proporcionas descomunales...sinceramente, era demasiado material para un lugar tan hostil, y ante su puerta un extraño ser, este tampoco era su lugar.
Nada más entrar sus pies le dirigieron con júbilo a la barra esperando que su compañera le siguiera, pasos intranquilos a ritmo continuo eran la marca del joven que dejaba bajo el suelo de madera. Su mano se alzó casi independiente de su cuerpo y sus labios desearon una copa, para su suerte fueron complacidos. Tras el primer sorbo sonrió a Shiro por primera vez desde que habían entrado en Nahai:
-Tiempo al tiempo, es lo único que necesita...tiempo...-
Sonrió mirando hacia las botellas, observando sus formas y curiosidades encerrando una mirada enigmática y un tono inconcluso como si la frase no estuviera acabada.
Kylar Stern- Espíritu
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Fecha de inscripción : 02/03/2013
Localización : ¿Acaso importa?
Re: El comienzo de un rescate.
Se hallaba distraída mirando a la gente e inmersa en sus propios pensamientos, como de costumbre cuando el ruidoso chirrido de la puerta al abrirse me hizo mirar automáticamente hacia esa dirección, donde había aparecido una alegre y divertida chica con cabellos blancos tan característicos de la raza yan. Más tarde la siguió un misterioso joven protegido con una capa que no dejaba adivinar su interior. Cogió el tenedor con la mano para pinchar el último trozo de carne perfectamente cortado que quedaba en el plato y lo consumió. Decidió tomar después de eso un poco de darkah para entrar en calor, así que se acercó a la barra y llamó la atención del camarero.
-Oiga, ¿puede ponerme un vaso de darkah? O mejor una jarra -sus carcajadas suenan musicales desde su garganta- No, no, solo estaba bromeando.
Notó un calambre y giró la cabeza hacia la derecha buscando el origen del mismo, pero solo se encontró con el chico de antes. El camarero por fin le entregó su bebida, servida en un tosco vaso de madera raída. Cuando el hombre se apartaba de la barra para seguir atendiendo, Celiel hizo un gesto con el dedo índice indicándole que acercara su cabeza a la de ella.
-Escúcheme: No he venido aquí únicamente para obsequiar algo dinero a este establecimiento por algo de comer -niega la cabeza con una sonrisa astuta y puso el dedo índice rozando la mesa- Estoy aquí porque tengo entendido que usted conoce el paradero de Lord Kvothe. ¿Sería tan amable de proporcionarme dicha información o voy a tener que sacarle la lengua y averiguarlo yo misma?
El hombre se puso muy nervioso y sin perder un segundo se dio la vuelta y regresó con una espada simple sujetada torpemente entre las dos manos.
-¡No sé nada, demonios! No tengo ni idea de qué clase de tarado te ha dicho eso, pero aquí no sabemos nada. ¡Márchate de aquí antes de que te rebane el cuello, desgraciada! Además, Kvothe merece su exilio. Si los Seis han hecho eso ha sido por el bien de los demás.
El corazón de Celiel comenzó a palpitar con furia al escuchar las palabras del hombre. Se dio cuenta de repente que su carácter había cambiado sin darse cuenta en mitad de la conversación, pero ya era tarde. Ya no se arrepentía. Susurró un hechizo con el rostro inalterable y en un pequeño período de tiempo, una capa de densas plantas rodeaban la salida y las ventanas del sitio.
-Conteste, maldito -lo amenazó con serenidad.
-Oiga, ¿puede ponerme un vaso de darkah? O mejor una jarra -sus carcajadas suenan musicales desde su garganta- No, no, solo estaba bromeando.
Notó un calambre y giró la cabeza hacia la derecha buscando el origen del mismo, pero solo se encontró con el chico de antes. El camarero por fin le entregó su bebida, servida en un tosco vaso de madera raída. Cuando el hombre se apartaba de la barra para seguir atendiendo, Celiel hizo un gesto con el dedo índice indicándole que acercara su cabeza a la de ella.
-Escúcheme: No he venido aquí únicamente para obsequiar algo dinero a este establecimiento por algo de comer -niega la cabeza con una sonrisa astuta y puso el dedo índice rozando la mesa- Estoy aquí porque tengo entendido que usted conoce el paradero de Lord Kvothe. ¿Sería tan amable de proporcionarme dicha información o voy a tener que sacarle la lengua y averiguarlo yo misma?
El hombre se puso muy nervioso y sin perder un segundo se dio la vuelta y regresó con una espada simple sujetada torpemente entre las dos manos.
-¡No sé nada, demonios! No tengo ni idea de qué clase de tarado te ha dicho eso, pero aquí no sabemos nada. ¡Márchate de aquí antes de que te rebane el cuello, desgraciada! Además, Kvothe merece su exilio. Si los Seis han hecho eso ha sido por el bien de los demás.
El corazón de Celiel comenzó a palpitar con furia al escuchar las palabras del hombre. Se dio cuenta de repente que su carácter había cambiado sin darse cuenta en mitad de la conversación, pero ya era tarde. Ya no se arrepentía. Susurró un hechizo con el rostro inalterable y en un pequeño período de tiempo, una capa de densas plantas rodeaban la salida y las ventanas del sitio.
-Conteste, maldito -lo amenazó con serenidad.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Fecha de inscripción : 06/11/2012
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Localización : Bailando un vals con el diablo
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Su personaje es: Semi-celeste.
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Pertenece a: Sí misma
Re: El comienzo de un rescate.
En cuento vi que Kylar se acercaba a la barra, mis nerviosos pies me llevaron hacia donde se dirigía. No podía creerlo, me toqué las mejillas y noté que las tenía ardiendo. Después de haber estado en la nieve, volver a notar todas y cada una de las partes de mi cuerpo era una sensación estupenda. El feérico pidió algo para beber, pero yo no llevaba nada para pagar… y robar en un sitio así era algo que nunca habría hecho. Me quedé donde estaba sin abrir la boca –aunque, para ser sinceros, me costó- pero sin parar de mirar a todos lados. Aquí y allá había gente comiendo, cantando, hablando y a veces gritando. No es que me incomodaran esos ambientes, pero no estaba demasiado acostumbrada. Normalmente estaba sola allá adonde iba.
Me había vuelto a colocar la capucha. Me pasaba el día quitándomela y poniéndomela, pero era algo que no podía evitar. No me sentía cómoda sin ella, pero al mismo tiempo no quería llamar demasiado la atención. No sabía exactamente por qué, pero me daba la sensación de que una yan en Nanhai se vería un poco extraño… sí, pese a haber vivido años fuera del desierto, seguía siendo yan. Miré a Kylar, que comentó alguna cosa, pero yo no respondí y me limité a encogerme de hombros.
Estaba bastante distraída abriendo y cerrando las manos para que se me calentaran más rápido, pero una voz más alta que las demás hizo que me volviera a ver qué pasaba. Al parecer una chica joven –no habría sabido decir su raza con exactitud, pero por su piel parecía semiceleste- había discutido con alguien de los que trabajaban en la taberna. Inflé los mofletes, curiosa. El camarero amenazaba a la chica con rebanarle el cuello, pero ella parecía bastante tranquila. Sonreí ampliamente, sin saber exactamente por qué. Tal vez por su última frase…” Si los Seis han hecho eso ha sido por el bien de los demás.” No sabía de qué iba la conversación, pero sinceramente esa frase me hizo mucha gracia. Aún no había visto nada que los Seis hubieran hecho por nadie…
Antes de que me diera cuenta, las ventanas y la puerta se encontraban obstruidas. “Eso no estaba ahí cuando entramos. Seguro, seguro, seguro”, pensé, y entonces me puse en pie. Estaba bien, era una chica no muy alta incluso entre los yan, así que no canté demasiado. No pensé en ningún momento interponerme en la conversación, simplemente los miré y esperé. Observé a Kylar de reojo, y le susurré:
-¿Qué les ha pasado a estos dos…?
Me había vuelto a colocar la capucha. Me pasaba el día quitándomela y poniéndomela, pero era algo que no podía evitar. No me sentía cómoda sin ella, pero al mismo tiempo no quería llamar demasiado la atención. No sabía exactamente por qué, pero me daba la sensación de que una yan en Nanhai se vería un poco extraño… sí, pese a haber vivido años fuera del desierto, seguía siendo yan. Miré a Kylar, que comentó alguna cosa, pero yo no respondí y me limité a encogerme de hombros.
Estaba bastante distraída abriendo y cerrando las manos para que se me calentaran más rápido, pero una voz más alta que las demás hizo que me volviera a ver qué pasaba. Al parecer una chica joven –no habría sabido decir su raza con exactitud, pero por su piel parecía semiceleste- había discutido con alguien de los que trabajaban en la taberna. Inflé los mofletes, curiosa. El camarero amenazaba a la chica con rebanarle el cuello, pero ella parecía bastante tranquila. Sonreí ampliamente, sin saber exactamente por qué. Tal vez por su última frase…” Si los Seis han hecho eso ha sido por el bien de los demás.” No sabía de qué iba la conversación, pero sinceramente esa frase me hizo mucha gracia. Aún no había visto nada que los Seis hubieran hecho por nadie…
Antes de que me diera cuenta, las ventanas y la puerta se encontraban obstruidas. “Eso no estaba ahí cuando entramos. Seguro, seguro, seguro”, pensé, y entonces me puse en pie. Estaba bien, era una chica no muy alta incluso entre los yan, así que no canté demasiado. No pensé en ningún momento interponerme en la conversación, simplemente los miré y esperé. Observé a Kylar de reojo, y le susurré:
-¿Qué les ha pasado a estos dos…?
Shiro- Idhunita
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Fecha de inscripción : 17/03/2013
Edad : 27
Localización : Donde yo quiera
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Su personaje es: Shiro, Ayla Nuller, yan de baja clase
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Re: El comienzo de un rescate.
Hacia horas que volaba a lomos de mi grifo blizzard, si ya de porsí era duro aguantar normalmente el frio del vuelo, las gélidas tormentas de nieve de Nanhai decidieron no ser clementes con mis huesos y arreciaban con fuerza. El frio era tal, que la armadura habia comenzado a congelarse en su capa más externa
-Me gusta el frio, pero esto es ridículo...
Pero por el contrario, mi plumífero amigo suelta algún que otro gritito de alegria por tan "apacible y agradable" tiempo climático. Preocupado por la ,que de seguir en ese frio acabaria pronto, estancia de mis dedos en su correspondiente lugar y la posibilidad de tener descendencia, oteo la tierra según la sobrevuelo, en busca de un lugar donde poder cobijarme durante al menos un par de horas y así entrar en calor.
Casi como si el séptimo hubiese escuchado mis silenciosas maldiciones a los seis por no encontrar lugar donde qedarme, apareció ante mi lo que a lo lejos se veia como una taberna, tomando las riendas de Blizzard, lo obligo a aterrizar al lado de un animal que espera en medio de la nieve a su propietario.
Bajo del grifo no sin dificultad debido a las placas de hielo que se han formado sobre mi armadura, las cuales he de romper antes de poder moverme con normalidad, por un segundo me quedo mirando a mi blanco amigo y no puedo evitar bromear con el.
Te voy a tener que poner una manta por encima o algo..., o si no cuando salga no voy a ser capaz de reconocerte entre tanta blancura, jajaja...
Sin embargo Blizzard no parece entender lo que he dicho y se me queda mirando fijamente con sus amarillos y enormes ojos.
Oh, que más dará, es gracioso aunque tu no lo entiendas...
Contrariado por el corte de rollo que me ha dado el pájaro, entro con sonoros pasos, los cuales retumban por todo el interior de la estructura, la escena es algo... tensa. Un hombre algo... nervioso por describirlo suavemente, amenaza con una espada a una damisela de piel azul y cabellos rojos que me suena de haber visto en algún lado.
Al instante la reconozco y desenvaino el mandoble, situándolo en la garganta del susodicho agresor.
-Es un placer volver a verla tras tanto tiempo Lady Celiel, dígame ¿Me permite hecharle una mano?
-Me gusta el frio, pero esto es ridículo...
Pero por el contrario, mi plumífero amigo suelta algún que otro gritito de alegria por tan "apacible y agradable" tiempo climático. Preocupado por la ,que de seguir en ese frio acabaria pronto, estancia de mis dedos en su correspondiente lugar y la posibilidad de tener descendencia, oteo la tierra según la sobrevuelo, en busca de un lugar donde poder cobijarme durante al menos un par de horas y así entrar en calor.
Casi como si el séptimo hubiese escuchado mis silenciosas maldiciones a los seis por no encontrar lugar donde qedarme, apareció ante mi lo que a lo lejos se veia como una taberna, tomando las riendas de Blizzard, lo obligo a aterrizar al lado de un animal que espera en medio de la nieve a su propietario.
Bajo del grifo no sin dificultad debido a las placas de hielo que se han formado sobre mi armadura, las cuales he de romper antes de poder moverme con normalidad, por un segundo me quedo mirando a mi blanco amigo y no puedo evitar bromear con el.
Te voy a tener que poner una manta por encima o algo..., o si no cuando salga no voy a ser capaz de reconocerte entre tanta blancura, jajaja...
Sin embargo Blizzard no parece entender lo que he dicho y se me queda mirando fijamente con sus amarillos y enormes ojos.
Oh, que más dará, es gracioso aunque tu no lo entiendas...
Contrariado por el corte de rollo que me ha dado el pájaro, entro con sonoros pasos, los cuales retumban por todo el interior de la estructura, la escena es algo... tensa. Un hombre algo... nervioso por describirlo suavemente, amenaza con una espada a una damisela de piel azul y cabellos rojos que me suena de haber visto en algún lado.
Al instante la reconozco y desenvaino el mandoble, situándolo en la garganta del susodicho agresor.
-Es un placer volver a verla tras tanto tiempo Lady Celiel, dígame ¿Me permite hecharle una mano?
Invitado- Invitado
Re: El comienzo de un rescate.
Y todo se había vuelto un baile de máscara, donde las pretenciones de promesas fúnebres dominaban el ambiente enraredicido de la taberna, todo se había vuelto un juego de ajedrez donde los peones no conocían a sus reyes, unos caballos se movían y otros alfiles entraban en escena. Ignoró tal escena hasta oir el nombre de Kvothe, todos ellos habían oido la misma noticia:"Kvothe estaba cerca", un largo suspiro surcó su garganta y fué enterrado tras la bebida deliciosamente amarga. Sus manos rozaron su cabello y dejaron caer su capucha, su rostro fue descubierto. Miró a Shiro indicando que dejaran hacer, al segundo su mano se colocó bajo el lóbulo de la oreja mientras murmuraba:
-Escuchalos, son demasiado ruidosos como para intentar otra cosa que no sea eso...-
Miró largamente la ventana observando las plantas recién aparecidas, su rostro no emarcaba ningún tipo de pavor, más bien una serenidad inquieta. Su copa refrescaba su mano y el calor de tantos seres cerca suyo eran un remedio contra la interperie del exterior. Dirijió de nuevo una mirada a Shiro:
-¿Quieres algo de tomar? Invito yo por supuesto-
Dijo con exceso de tranquilidad, la taberna había enmudecido al oir el nombre de su némesis...estúpidos. Aún así sus movimientos seguían siendo fluidos quitándole el hierro que parecía tener aquello, una intranquilidad que había experimentado mucho antes, una pausado y amargo recuerdo...
-Escuchalos, son demasiado ruidosos como para intentar otra cosa que no sea eso...-
Miró largamente la ventana observando las plantas recién aparecidas, su rostro no emarcaba ningún tipo de pavor, más bien una serenidad inquieta. Su copa refrescaba su mano y el calor de tantos seres cerca suyo eran un remedio contra la interperie del exterior. Dirijió de nuevo una mirada a Shiro:
-¿Quieres algo de tomar? Invito yo por supuesto-
Dijo con exceso de tranquilidad, la taberna había enmudecido al oir el nombre de su némesis...estúpidos. Aún así sus movimientos seguían siendo fluidos quitándole el hierro que parecía tener aquello, una intranquilidad que había experimentado mucho antes, una pausado y amargo recuerdo...
Kylar Stern- Espíritu
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Localización : ¿Acaso importa?
Re: El comienzo de un rescate.
Me había quedado a medio camino en aquel extraño viaje en el que me había visto en vuelta junto a Eliwood, otro miembro de la nobleza de Nandelt pero el cual si tenía reino. No sabía mucho de lo que les había ocurrido a mis compañeros después pero yo había emprendido mi propio camino. había aprendido bastante bien a cuidarme por mi misma en medida de lo posible. Como maga consagrada del fuego desde luego no tenía problema para encender uno y muchas veces eso era más que suficiente para espantar a cualquier que no tuviera muy buenas intenciones.
Había pasado por varías tabernas ya y en todas había oído anécdotas y rumores sobre la batalla que había tenido lugar, sobre los dioses, sobre elegidos y sobre como todo había terminado con algunos desterrados de Idhun y otros saliendo vencedores. En cada pueblo por el que había pasado desde que ocurriera había un nuevo rumor o una versión diferente que por supuesto, el narrador proclamaba como la única verdadera. No quedaba muy claro al final que era lo que se debía creer. Pero todas las historias coincidían en algo, sobre todo las historias contadas en Nandelt. Kvothe, el antiguo señor de las tierras humanas había sido encerrado en a saber donde. No parecía lo más fiable cuando se contaba por separado pero cuando era algo que habías oído en distintos lugares de la misma manera, empezaba a verse más fiable que muchas otras partes de la información.
Aún conservaba la espada que este me había regalado la primera vez que lo vi, cuando también estaba Aira, en un castillo que ni siquiera hoy sabía donde quedaba. Recordaba ese día como el primero de los días más extraños que había tenido en idhún. Tampoco había vuelto a saber nada de Aira, así que esa espada era lo único que conservaba como recuerdo de ambos.
Pero aún así no había averiguado más pero había seguido mi camino hacía el norte, las tierras de los gigantes, Nanhai. Estaba ya anocheciendo cuando llegué a una taberna aún cerca del extremo sur como para que estuviera rodeada de bosque y no solo de montañas. Había entrado y pedido una comida caliente de la que disfrutaba cuando se formó un buen alboroto del que en algún momento se pronunció el nombre de Kvothe. De un momento a otro desde la mención de su nombre empezaron a ocurrir toda clase de cosas. las paredes y ventanas quedaron selladas y empezaron a desenvainar espadas. Agarré la de Kvothe que ahora era mía, sin desenvainarla sino más bien manteniendome a un lado, pero preparada para lo que pudiera ocurrir.
Había pasado por varías tabernas ya y en todas había oído anécdotas y rumores sobre la batalla que había tenido lugar, sobre los dioses, sobre elegidos y sobre como todo había terminado con algunos desterrados de Idhun y otros saliendo vencedores. En cada pueblo por el que había pasado desde que ocurriera había un nuevo rumor o una versión diferente que por supuesto, el narrador proclamaba como la única verdadera. No quedaba muy claro al final que era lo que se debía creer. Pero todas las historias coincidían en algo, sobre todo las historias contadas en Nandelt. Kvothe, el antiguo señor de las tierras humanas había sido encerrado en a saber donde. No parecía lo más fiable cuando se contaba por separado pero cuando era algo que habías oído en distintos lugares de la misma manera, empezaba a verse más fiable que muchas otras partes de la información.
Aún conservaba la espada que este me había regalado la primera vez que lo vi, cuando también estaba Aira, en un castillo que ni siquiera hoy sabía donde quedaba. Recordaba ese día como el primero de los días más extraños que había tenido en idhún. Tampoco había vuelto a saber nada de Aira, así que esa espada era lo único que conservaba como recuerdo de ambos.
Pero aún así no había averiguado más pero había seguido mi camino hacía el norte, las tierras de los gigantes, Nanhai. Estaba ya anocheciendo cuando llegué a una taberna aún cerca del extremo sur como para que estuviera rodeada de bosque y no solo de montañas. Había entrado y pedido una comida caliente de la que disfrutaba cuando se formó un buen alboroto del que en algún momento se pronunció el nombre de Kvothe. De un momento a otro desde la mención de su nombre empezaron a ocurrir toda clase de cosas. las paredes y ventanas quedaron selladas y empezaron a desenvainar espadas. Agarré la de Kvothe que ahora era mía, sin desenvainarla sino más bien manteniendome a un lado, pero preparada para lo que pudiera ocurrir.
Elenya de Shia- Hechicero
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Su personaje es: Elenya de Shia, princesa en secreto/aprendiza de magia en la torre de kazlunn
Trabaja de: Desempleado
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Re: El comienzo de un rescate.
La joven se encontraba en pleno enfrentamiento con el camarero cuando un muchacho entró en escena. Lo reconoció al instante; era uno de esos mercenarios de Kvothe que lo acompañaban o hacían por él lo que pedía cuando él se lo pedía. A cambio de dinero, claro estaba. El mercenario sacó su espada y amenazó con ella al viejo tabernero mientras la saludaba. Era un gesto que denotaba cierta soberbia, pero lo hacía con elegancia.
-Es un gran halago por su parte que me ofrezca su ayuda, caballero. No obstante, si éste señor asegura no conocer el paradero del Lord, deberemos creerle y dejarlo tranquilo... -una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, acentuándose con el amarillo de sus ojos y su ceja arqueada- a no ser que su cabeza valga para algo.
Empezó a temerse a sí misma por el salvaje cambio que había adoptado su alma después de la guerra, pero se deshizo de sus pensamientos amargantes y disfrutó del momento con perversa satisfacción. Después pronunció otro hechizo susurrando y el espeso follaje se marchitó, dejando las plantas secas y rígidas, pero sin fuerza. Se giró sobre sí misma apartándose de la barra pasando enfrente de Gutts y mientras seguía caminando hacia la puerta le dijo:
-Joven, si quiere ayudarme en algo de verdad, le ruego me acompañe a buscar a Matarreyes. -sonrió a medias- Además, quién sabe, quizá le ofrezca algo de dinero extra si lo encontramos.
Acto seguido sacó su espada Invencible y abrió así el camino de salida. Se colocó de nuevo su capa sobre los hombros y la capucha cubriéndole el rostro. Una vez fuera, bajo la nieve, habló al barjab en su lengua y le ordenó acercarse para posteriormente montarlo y esperar a su nuevo acompañante, a quien invitó a subir con ella.
-Le recomiendo agarrarse fuerte si no quiere ser aplastado por sus enormes zarpas de atrás- le recomendó sonriendo de oreja a oreja, divertida.
-Es un gran halago por su parte que me ofrezca su ayuda, caballero. No obstante, si éste señor asegura no conocer el paradero del Lord, deberemos creerle y dejarlo tranquilo... -una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, acentuándose con el amarillo de sus ojos y su ceja arqueada- a no ser que su cabeza valga para algo.
Empezó a temerse a sí misma por el salvaje cambio que había adoptado su alma después de la guerra, pero se deshizo de sus pensamientos amargantes y disfrutó del momento con perversa satisfacción. Después pronunció otro hechizo susurrando y el espeso follaje se marchitó, dejando las plantas secas y rígidas, pero sin fuerza. Se giró sobre sí misma apartándose de la barra pasando enfrente de Gutts y mientras seguía caminando hacia la puerta le dijo:
-Joven, si quiere ayudarme en algo de verdad, le ruego me acompañe a buscar a Matarreyes. -sonrió a medias- Además, quién sabe, quizá le ofrezca algo de dinero extra si lo encontramos.
Acto seguido sacó su espada Invencible y abrió así el camino de salida. Se colocó de nuevo su capa sobre los hombros y la capucha cubriéndole el rostro. Una vez fuera, bajo la nieve, habló al barjab en su lengua y le ordenó acercarse para posteriormente montarlo y esperar a su nuevo acompañante, a quien invitó a subir con ella.
-Le recomiendo agarrarse fuerte si no quiere ser aplastado por sus enormes zarpas de atrás- le recomendó sonriendo de oreja a oreja, divertida.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Re: El comienzo de un rescate.
Estaba tan nerviosa que casi daba saltos. Me volví a sentar intentando tranquilizarme, pero no podía parar de juguetear con mis manos, mi pelo, mi ropa… en fin, todo lo que tenía a mi alcance. Kylar me dijo que los escuchara. Yo abrí mucho los ojos… por si no los estaba escuchando ya, después de lo que me había sugerido tenía la oreja incluso más puesta. Cada vez más gente extraña se iba sumando al barullo, y a mí me costaba demasiado mantenerme al margen.
-¿Quieres algo de tomar? Invito yo por supuesto – escuché que decía a mi espalda.
Me di la vuelta como y, sin pensarlo, pedí algo caliente para comer. Sí, llevaba muchos meses sin tomar algo caliente. Robar me había estado sirviendo para vivir, pero no para comer bien; sin embargo, no dejé de prestar atención a la discusión. Mi curiosidad no tenía límites, y más si se trataba de un lío así…
Terminé la comida que me trajeron en un par de minutos –sin exagerar, estaba muy hambrienta- y me di la vuelta para ver de nuevo la escena. Cuando vi que las plantas se habían retirado y que la chica pelirroja estaba saliendo por la puerta, di un bote en mi asiento. Me puse en pie y miré a Stern, cogiéndole de la manga en señal de “¡quiero ir afuera!”. Me quedé ahí unos instantes, y en seguida di media vuelta y salí.
En el exterior hacía un frío que helaba los huesos; y más para mí, que estaba acostumbrada al calor y no llevaba ropa de abrigo. De nuevo, mis pies rozaron la nieve… y un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Sin embargo, sonreí ampliamente. Era un poco doloroso, pero nada comparado con lo que yo ya había experimentado. Además, no estaba acostumbrada a esa temperatura, y me dije a mí misma que, a pesar de todo, realmente me gustaba.
Vi a la chica pelirroja un poco más allá, pero ahora que estaba fuera de la taberna no sabía si acercarme. No estaba segura de si Kylar me había seguido o no, así que me limité a quedarme observándola mientras estiraba un poco los brazos y hacía nubecitas con mi aliento, que parecía convertirse en humo al salir de mis labios.
-¿Quieres algo de tomar? Invito yo por supuesto – escuché que decía a mi espalda.
Me di la vuelta como y, sin pensarlo, pedí algo caliente para comer. Sí, llevaba muchos meses sin tomar algo caliente. Robar me había estado sirviendo para vivir, pero no para comer bien; sin embargo, no dejé de prestar atención a la discusión. Mi curiosidad no tenía límites, y más si se trataba de un lío así…
Terminé la comida que me trajeron en un par de minutos –sin exagerar, estaba muy hambrienta- y me di la vuelta para ver de nuevo la escena. Cuando vi que las plantas se habían retirado y que la chica pelirroja estaba saliendo por la puerta, di un bote en mi asiento. Me puse en pie y miré a Stern, cogiéndole de la manga en señal de “¡quiero ir afuera!”. Me quedé ahí unos instantes, y en seguida di media vuelta y salí.
En el exterior hacía un frío que helaba los huesos; y más para mí, que estaba acostumbrada al calor y no llevaba ropa de abrigo. De nuevo, mis pies rozaron la nieve… y un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Sin embargo, sonreí ampliamente. Era un poco doloroso, pero nada comparado con lo que yo ya había experimentado. Además, no estaba acostumbrada a esa temperatura, y me dije a mí misma que, a pesar de todo, realmente me gustaba.
Vi a la chica pelirroja un poco más allá, pero ahora que estaba fuera de la taberna no sabía si acercarme. No estaba segura de si Kylar me había seguido o no, así que me limité a quedarme observándola mientras estiraba un poco los brazos y hacía nubecitas con mi aliento, que parecía convertirse en humo al salir de mis labios.
Shiro- Idhunita
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Re: El comienzo de un rescate.
La señorita soltó una retahila de palabras, dado que mi interés en ellas es poco, solo presté suficiente atención como para entender unas pocas que fueron: "...no conocer el paradero...", "...Acompáñame..." y las dos mas importantes de toda la conversación tal vez, "...Dinero extra...".
Tras hacer un par de gestos, todas las plantas que habia a nuestro alrededor desaparecieron y ella se marchó por la puerta mientras se ponia la bufanda. Pensativo, miré al hombre el cual sudaba a chorros mientras no paraba de mirar nerviosamente mi arma.
"¿Deberiamos matarlo?, quien sabe, a lo mejor tiene mujer e hijos, los cuales sin el no podrán sobrevivir... ooooooo también puede que nos divirtamos un rato."
retiro la espada de su garganta y con un semblante serio (el cual dificilmente podia aguantar) me dirigí a ese hombre que había ante mi.
-Señor, ha osado apuntar y amenazar, además de alzar la voz contra una señorita, mi honor exige que tales afrentas sean saldadas, el precio que exije tal afrenta es la amputación de la mano con la que ha osado amenazarla.
Alzo la espada e inmediatamente el hombre cae al suelo llorando como un bebé, poniendo todas mis fuerzas en ello, hago caer la hoja con intención de cortar su mano, pero fallo intencionadamente y la dejo delante de su cara, con gesto de héroe piadoso envaino mi espada y me dirijo al amasijo de lágrimas que hay a mis pies.
-No vuelvas a alzar un arma contra una dama, o la próxima vez si acabarás sin una mano...
Me doy media vuelta y salgo sin decir media palabra, Celiel me espera afuera y me indica que me suba a la cosa en la cual está montada, sin embargo, niego con la cabeza y doy un silbido.
-Tengo mi propio y más... fiable medio de transporte.
De entre la blancura aparece mi grifo al cual monto y dirijo al lado de mi nueva y temporal jefa.
-Tu sigue y nosotros iremos por encima de ti, ¡A por el dinero!, digo, ¡A por Lord Kvothe!
Tras hacer un par de gestos, todas las plantas que habia a nuestro alrededor desaparecieron y ella se marchó por la puerta mientras se ponia la bufanda. Pensativo, miré al hombre el cual sudaba a chorros mientras no paraba de mirar nerviosamente mi arma.
"¿Deberiamos matarlo?, quien sabe, a lo mejor tiene mujer e hijos, los cuales sin el no podrán sobrevivir... ooooooo también puede que nos divirtamos un rato."
retiro la espada de su garganta y con un semblante serio (el cual dificilmente podia aguantar) me dirigí a ese hombre que había ante mi.
-Señor, ha osado apuntar y amenazar, además de alzar la voz contra una señorita, mi honor exige que tales afrentas sean saldadas, el precio que exije tal afrenta es la amputación de la mano con la que ha osado amenazarla.
Alzo la espada e inmediatamente el hombre cae al suelo llorando como un bebé, poniendo todas mis fuerzas en ello, hago caer la hoja con intención de cortar su mano, pero fallo intencionadamente y la dejo delante de su cara, con gesto de héroe piadoso envaino mi espada y me dirijo al amasijo de lágrimas que hay a mis pies.
-No vuelvas a alzar un arma contra una dama, o la próxima vez si acabarás sin una mano...
Me doy media vuelta y salgo sin decir media palabra, Celiel me espera afuera y me indica que me suba a la cosa en la cual está montada, sin embargo, niego con la cabeza y doy un silbido.
-Tengo mi propio y más... fiable medio de transporte.
De entre la blancura aparece mi grifo al cual monto y dirijo al lado de mi nueva y temporal jefa.
-Tu sigue y nosotros iremos por encima de ti, ¡A por el dinero!, digo, ¡A por Lord Kvothe!
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Re: El comienzo de un rescate.
Querría ocultar cientos de palabras bajo el resguardo de su garganta, bajo el resguardo de las sombras de sus pensamientos. Y una risa cruzó su garganta, liberándola de aquellas palabras que pesaban tanto, la observó pedir y acabar con un plato en segundos bajo la divertida y casi sonriente mirada del joven, carcajadas contenidas al observarla comer con tanta impaciencia. Pero el escenario de importancia estaba tras él, sonidos de ardua sorpresa y de incompatible generosidad finjida eran lo firmemente observable. Giró su rostro tan solo cuando oyó los pasos de la joven alejarse y tomar contacto con la blanquecina nieve.
-Es nuestro turno, vamos..-
Dijo con una voz ronca y blanquecina, acorde con el lugar donde estaba. Se apartó de la silla y comenzó a caminar hacia la puerta, y tras él una pequeña bolsita de monedas. Rozó con su mano la puerta y salió hacia la interperie. El aire frío cuarteó su piél al momento y una pequeña herida en su cuello empezó a sangrar, ignorándolo su voz superó los vientos:
-¡Vosotros!-
Sus ojos zigzaguearon entre los copos que caían, su piél oliva se resentía de estar allí pero aún así...suspiró, más por costumbre que por necesidad:-Podríais haber sido un poco menos escandalosos...
-No creo que le guste mucho que anden esgrimiendo su voz como si fuera una espada llamativa-
Comentó con el mismo refrán que había repetido Kvothe meses atrás, casi como un recuerdo altivo dentro de Kylar. Sus ojos miraron de la misma forma pesada e intranquila, haciéndose notar que no pretendía buscar ningún camino agradable, estaba listo para desenvainar un arma que no llevaba y aguantar un golpe en una armadura que no portaba.
-Si quereis salvarle, seguidme...-
Comentó mientras pasaba a su lado, esperaba que Shiro le siguiera a su lado, sin hacer preguntas o mostrarse demasiado hiperactiva, el camino duraría semanas o meses enteros hasta encontrar un lugar mejor...una cueva donde resguardarse del frío y las espadas.
-Es nuestro turno, vamos..-
Dijo con una voz ronca y blanquecina, acorde con el lugar donde estaba. Se apartó de la silla y comenzó a caminar hacia la puerta, y tras él una pequeña bolsita de monedas. Rozó con su mano la puerta y salió hacia la interperie. El aire frío cuarteó su piél al momento y una pequeña herida en su cuello empezó a sangrar, ignorándolo su voz superó los vientos:
-¡Vosotros!-
Sus ojos zigzaguearon entre los copos que caían, su piél oliva se resentía de estar allí pero aún así...suspiró, más por costumbre que por necesidad:-Podríais haber sido un poco menos escandalosos...
-No creo que le guste mucho que anden esgrimiendo su voz como si fuera una espada llamativa-
Comentó con el mismo refrán que había repetido Kvothe meses atrás, casi como un recuerdo altivo dentro de Kylar. Sus ojos miraron de la misma forma pesada e intranquila, haciéndose notar que no pretendía buscar ningún camino agradable, estaba listo para desenvainar un arma que no llevaba y aguantar un golpe en una armadura que no portaba.
-Si quereis salvarle, seguidme...-
Comentó mientras pasaba a su lado, esperaba que Shiro le siguiera a su lado, sin hacer preguntas o mostrarse demasiado hiperactiva, el camino duraría semanas o meses enteros hasta encontrar un lugar mejor...una cueva donde resguardarse del frío y las espadas.
Kylar Stern- Espíritu
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Re: El comienzo de un rescate.
Miró áspera a mi nuevo acompañante tras su última broma. Pensó en contestarle groseramente, pero se limitó a dedicarle su mirada más hostil y un suspiro de decepción. Habían pocas cosas que la hicieran impresionar y ese humor barato referido a alguien tan importante para ella no lo conseguía.
-Muy bien -le contestó simplemente mientras se inclinaba hacia delante pegando su cuerpo totalmente al del animal y se agarraba con fuerza a sus toscos cuernos.
Sus ojos se dirigieron de pronto hacia la puerta del antro que sonaba con la brusquedad de un gigante cuando una voz llamó su atención y la del mercenario. Observó al feerico y a la yan inquieta a su altededor con sus ojos profundamente amarillos, escuchando atentamente sus palabras. "No hay duda de que conoce a Lord Kvothe. Sus palabras son imposibles de confundir". La chispa se encendió en sus ojos y transformó su rostro. Una sonrisa sagaz la delató e inmediatamente habló con la voz clara y firme:
-Sin duda no puedo despreciar ninguna ayuda, como veis, Señor- dice rodando la vista hacia el mercenario con cierta burla- Así pues, acepto su ofrecimiento con sumo agradecimiento. Podéis acompañarnos, desde luego y montar en nuestros medios si no tenéis los vuestros. Aquí puede ir uno más y el otro estoy segura que podrá acompañar a mi compañero, que aceptará con alegría un compañero de viaje también - su mirada se dirigió a Gutts con advertencia y después al cuello del feerico.
Se estaba empezando a cuartear su delicada piel del cuello y la sangre brotaba con grandeza desembocando a través de su ropa. Sangre de nuevo. Recordó la masiva cantidad de cadáveres que reinaban sobre el campo de batalla una vez había finalizado la guerra y de nuevo también sintió su pecho oprimido y el estómago revuelto. A pesar de todo aún seguía siendo celeste y sus sentimientos afloraban en los momentos más inesperados. Celiel pensó por primera vez en todo este tiempo que quizá no se había transformado en un monstruo insensible, sino que quizá seguía siendo un monstruo, pero un monstruo demasiado sensible y habían sido sus sentimientos y su convicción celeste los que habían revolucionado todo su ser. Suspiró con tranquilidad, como si se desprendiese de un gran peso de encima y entonces se sintió un poco mejor consigo misma.
Esperó que todos sus acompañantes tomaran sitio y una vez hecho esto, emprendió el viaje galopando a toda velocidad con su melena reinando en los vientos.
-Muy bien -le contestó simplemente mientras se inclinaba hacia delante pegando su cuerpo totalmente al del animal y se agarraba con fuerza a sus toscos cuernos.
Sus ojos se dirigieron de pronto hacia la puerta del antro que sonaba con la brusquedad de un gigante cuando una voz llamó su atención y la del mercenario. Observó al feerico y a la yan inquieta a su altededor con sus ojos profundamente amarillos, escuchando atentamente sus palabras. "No hay duda de que conoce a Lord Kvothe. Sus palabras son imposibles de confundir". La chispa se encendió en sus ojos y transformó su rostro. Una sonrisa sagaz la delató e inmediatamente habló con la voz clara y firme:
-Sin duda no puedo despreciar ninguna ayuda, como veis, Señor- dice rodando la vista hacia el mercenario con cierta burla- Así pues, acepto su ofrecimiento con sumo agradecimiento. Podéis acompañarnos, desde luego y montar en nuestros medios si no tenéis los vuestros. Aquí puede ir uno más y el otro estoy segura que podrá acompañar a mi compañero, que aceptará con alegría un compañero de viaje también - su mirada se dirigió a Gutts con advertencia y después al cuello del feerico.
Se estaba empezando a cuartear su delicada piel del cuello y la sangre brotaba con grandeza desembocando a través de su ropa. Sangre de nuevo. Recordó la masiva cantidad de cadáveres que reinaban sobre el campo de batalla una vez había finalizado la guerra y de nuevo también sintió su pecho oprimido y el estómago revuelto. A pesar de todo aún seguía siendo celeste y sus sentimientos afloraban en los momentos más inesperados. Celiel pensó por primera vez en todo este tiempo que quizá no se había transformado en un monstruo insensible, sino que quizá seguía siendo un monstruo, pero un monstruo demasiado sensible y habían sido sus sentimientos y su convicción celeste los que habían revolucionado todo su ser. Suspiró con tranquilidad, como si se desprendiese de un gran peso de encima y entonces se sintió un poco mejor consigo misma.
Esperó que todos sus acompañantes tomaran sitio y una vez hecho esto, emprendió el viaje galopando a toda velocidad con su melena reinando en los vientos.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Re: El comienzo de un rescate.
Seguí observando en silencio todo lo que ocurría recopilando la mayor cantidad de información posible. Al poco las plantas habían dejado de cubrir las paredes y la chica pelirroja salia disparada junto al hombre que se había ofrecido a ayudarla. Por lo que había oido ambos buscaban a Kvothe.
Me quedé donde estaba un minuto y lo pensé, no sabía nada de Aira desde hacía meses pero a parte de ella Kvothe era la persona que había sido amable conmigo cuando llegué, incluso me había regalado su espada y quizás el supiera lo que le había ocurrido a quien consideraba mi madre en Idhún. Pagué por la comida y salí disparada detrás de la chica y su compañero.
Para cuando llegué al exterior otro dos chicos más se había unido y hablaban con los dos primeros. Uno de los nuevos, un feerico, reconocí dijo que si queríamos salvarle lo siguíeramos a él -entonces ¿es cierto? - pregunté en voz alta y clara mientras me acercaba al grupo- ¿Kvothe esta atrapado por los dioses? - todo lo que había oído hasta entonces eran rumores de tabernas y caminos pero si era cierto ya había tomado mi decisión.
-Yo también quiero ir - anuncié al grupo - conocí a Kvothe hace tiempo y me gustaría hacer lo que pueda para ayudarle - hablé sin dirigirme a ninguno en específico no me quedaba muy claro ni si había algún lado, ni, si en tal caso, quien lo sería. No conocía a ninguno de ellos pero todos parecíamos tener algo en común, Kvothe.
Me quedé donde estaba un minuto y lo pensé, no sabía nada de Aira desde hacía meses pero a parte de ella Kvothe era la persona que había sido amable conmigo cuando llegué, incluso me había regalado su espada y quizás el supiera lo que le había ocurrido a quien consideraba mi madre en Idhún. Pagué por la comida y salí disparada detrás de la chica y su compañero.
Para cuando llegué al exterior otro dos chicos más se había unido y hablaban con los dos primeros. Uno de los nuevos, un feerico, reconocí dijo que si queríamos salvarle lo siguíeramos a él -entonces ¿es cierto? - pregunté en voz alta y clara mientras me acercaba al grupo- ¿Kvothe esta atrapado por los dioses? - todo lo que había oído hasta entonces eran rumores de tabernas y caminos pero si era cierto ya había tomado mi decisión.
-Yo también quiero ir - anuncié al grupo - conocí a Kvothe hace tiempo y me gustaría hacer lo que pueda para ayudarle - hablé sin dirigirme a ninguno en específico no me quedaba muy claro ni si había algún lado, ni, si en tal caso, quien lo sería. No conocía a ninguno de ellos pero todos parecíamos tener algo en común, Kvothe.
Elenya de Shia- Hechicero
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Re: El comienzo de un rescate.
Alcé las manos para cerrarme algo la capucha. El viento había empezado a soplar más fuerte que antes, y eso hacía que el frío me congelara las orejas y me molestara en los ojos. Escuché a Kylar detrás de mí, que hablaba con los otros dos allí fuera. Me giré para verlo, y pude ver que se había hecho un corte en el cuello. Arqueé una ceja, preocupada. No sabía cómo podría haberse hecho eso…
No me enteraba muy bien de lo que ocurría; al parecer la persona a la que íbamos a rescatar se llamaba Kvothe, pero no tenía ni idea de quién era, de por qué estaba encerrado ni de por qué tenía tanta gente queriéndolo salvar de donde estuviera. Di un pequeño suspiro y sonreí. La cosa parecía ponerse interesante, hacía mucho que no me juntaba con tanta gente a la vez por algo en común… aunque yo más bien seguía a Kylar. Me encogí de hombros, y justo entonces llegó una chica más que también quería venir con nosotros. Recordé que solo había dos sitios libres, y miré a los ambos animales. Primero al de la chica pelirroja, después al del tipo raro. “No, el hombre de la espada no. Me da mal rollo, parece que quiere pegar a todo el mundo…”
-¡Mepidoiralladodelachica! – dije en voz alta, mientras sonreía.
Me acerqué casi corriendo hasta el animal y me subí; no pregunté a nadie si podía hacerlo. Si lo había propuesto ella misma, no debería haber problemas. Una vez arriba, puse cara de felicidad. Los pies los tenía congelados de nuevo, y al despegarlos de la nieve casi los devolví a la vida. Me di cuenta de que no sabía el nombre de aquella mujer de pelo rojo que iba a llevarme. No me parecía bien llamarla “chica” cada vez que fuera a decirle algo.
-¿Cómo te llamas? – pregunté con total informalidad. No era habitual en mí ser cortés, ni educada, ni nada parecido… no me educaron para eso, y yo ni me daba cuenta. – Yo me llamo Shiro. Encantada.
Sonreí ampliamente, y entonces vi la seriedad reflejada en los rostros del resto de los presentes. Inflé los mofletes y suspiré, a la vez que me preguntaba a dónde teníamos que ir. ¿Estaría el tal Kvothe en Nanhai o tendríamos que irnos a otro lugar de Idhún? Me sujeté con fuerza al animal de aquella chica, no quería caerme por nada del mundo.
No me enteraba muy bien de lo que ocurría; al parecer la persona a la que íbamos a rescatar se llamaba Kvothe, pero no tenía ni idea de quién era, de por qué estaba encerrado ni de por qué tenía tanta gente queriéndolo salvar de donde estuviera. Di un pequeño suspiro y sonreí. La cosa parecía ponerse interesante, hacía mucho que no me juntaba con tanta gente a la vez por algo en común… aunque yo más bien seguía a Kylar. Me encogí de hombros, y justo entonces llegó una chica más que también quería venir con nosotros. Recordé que solo había dos sitios libres, y miré a los ambos animales. Primero al de la chica pelirroja, después al del tipo raro. “No, el hombre de la espada no. Me da mal rollo, parece que quiere pegar a todo el mundo…”
-¡Mepidoiralladodelachica! – dije en voz alta, mientras sonreía.
Me acerqué casi corriendo hasta el animal y me subí; no pregunté a nadie si podía hacerlo. Si lo había propuesto ella misma, no debería haber problemas. Una vez arriba, puse cara de felicidad. Los pies los tenía congelados de nuevo, y al despegarlos de la nieve casi los devolví a la vida. Me di cuenta de que no sabía el nombre de aquella mujer de pelo rojo que iba a llevarme. No me parecía bien llamarla “chica” cada vez que fuera a decirle algo.
-¿Cómo te llamas? – pregunté con total informalidad. No era habitual en mí ser cortés, ni educada, ni nada parecido… no me educaron para eso, y yo ni me daba cuenta. – Yo me llamo Shiro. Encantada.
Sonreí ampliamente, y entonces vi la seriedad reflejada en los rostros del resto de los presentes. Inflé los mofletes y suspiré, a la vez que me preguntaba a dónde teníamos que ir. ¿Estaría el tal Kvothe en Nanhai o tendríamos que irnos a otro lugar de Idhún? Me sujeté con fuerza al animal de aquella chica, no quería caerme por nada del mundo.
Shiro- Idhunita
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Su personaje es: Shiro, Ayla Nuller, yan de baja clase
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Re: El comienzo de un rescate.
Celiel invita a los desconocidos a acompañarnos en nuestras monturas al tiempo que me lanza una mirada cargada de rabia, la cual me hace estremecerme y pensar en cuan catastróficas serían las consecuencias si abriera la boca para pisotear su oferta por mi parte, por lo que con una falsa sonrisa asiento.
Momentos mas tarde, la cria que acompaña al hombre que dijo saber como salvar a Kvothe, me mira con recelo y sube corriendo junto a Celi en su bicho. En el instante en el que asumo que me tocará viajar con el joven, hace su aparición otra persona, la cual me es vagamente familiar, cuando habló, me resultó aún mas familiar, pero no recordaba quien era, lo cual me comenzó a molestar. Desmonté de Blizzard y tras unos pasos me situé ante ella, tras mirarla inquisitivamente la recordé, Elenya, la conocí en el desierto y estuvimos juntos hasta el incidente del pueblo de los cuervos, en el que conocí a aquel tio tan peculiar, Bronn
-Un placer volver a verla Lady Elenya, hace tiempo que no nos veíamos...
De pronto, vuelven a mi los recuerdos de la matanza que monté junto a Bronn en aquel pueblecito, los gritos y el fuego. de pronto, siento como de pronto se me acelera el corazón, entro en calor y mi visión se comienza a volver más borrosa. Súbitamente, me invande un intenso dolor en las articulaciónes y caigo al suelo, mi boca sabe a sangre y noto una vez más, la tan conocida sensación que me invade cuando me transformo.
Mis huesos se rompen y sueldan una y otra vez, al tiempo que crecen o se acortan, para adaptarse a su nueva posición
Una vez ha terminado tan desagradable proceso, me levanto como puedo, pues nunca termino de acostumbrarme del todo a usar mi forma de hombre-lobo. mi cara se alarga, para tomar la apariencia de la cabeza de un lobo, al tiempo que el yelmo la cubre, dándole un aspecto feroz, mis manos se transforman en zarpas que pronto son cubiertas por el metal, mis pies se tornan más largos y adquieren zarpas, tras lo cual son protegidos por la armadura, una vez ha terminado y la armadura se ha reajustado, protegiendo mi nuevo cuerpo, me levanto y me dirijo a los horrorizados espectadores
-Dis...cul...pad, es...ta todo bi...en ha ocu...rrido, por recor...dar ciert...as cosas, tú, el hom...bre, vé en mid gri...fo jun...to a Elenya, pa...sará un tiem...po antes de volv...er a ser yo y en est...as condi...cio...nes no pue...do mon...tar.
Camino junto a Blizzard y como puedo le hago una señal para que se deje llevar, aún me cuesta horrores hablar decentemente en esta monstruosa forma, por lo que espero de pie junto a Celiel a que comienze la marcha.
Momentos mas tarde, la cria que acompaña al hombre que dijo saber como salvar a Kvothe, me mira con recelo y sube corriendo junto a Celi en su bicho. En el instante en el que asumo que me tocará viajar con el joven, hace su aparición otra persona, la cual me es vagamente familiar, cuando habló, me resultó aún mas familiar, pero no recordaba quien era, lo cual me comenzó a molestar. Desmonté de Blizzard y tras unos pasos me situé ante ella, tras mirarla inquisitivamente la recordé, Elenya, la conocí en el desierto y estuvimos juntos hasta el incidente del pueblo de los cuervos, en el que conocí a aquel tio tan peculiar, Bronn
-Un placer volver a verla Lady Elenya, hace tiempo que no nos veíamos...
De pronto, vuelven a mi los recuerdos de la matanza que monté junto a Bronn en aquel pueblecito, los gritos y el fuego. de pronto, siento como de pronto se me acelera el corazón, entro en calor y mi visión se comienza a volver más borrosa. Súbitamente, me invande un intenso dolor en las articulaciónes y caigo al suelo, mi boca sabe a sangre y noto una vez más, la tan conocida sensación que me invade cuando me transformo.
Mis huesos se rompen y sueldan una y otra vez, al tiempo que crecen o se acortan, para adaptarse a su nueva posición
Una vez ha terminado tan desagradable proceso, me levanto como puedo, pues nunca termino de acostumbrarme del todo a usar mi forma de hombre-lobo. mi cara se alarga, para tomar la apariencia de la cabeza de un lobo, al tiempo que el yelmo la cubre, dándole un aspecto feroz, mis manos se transforman en zarpas que pronto son cubiertas por el metal, mis pies se tornan más largos y adquieren zarpas, tras lo cual son protegidos por la armadura, una vez ha terminado y la armadura se ha reajustado, protegiendo mi nuevo cuerpo, me levanto y me dirijo a los horrorizados espectadores
-Dis...cul...pad, es...ta todo bi...en ha ocu...rrido, por recor...dar ciert...as cosas, tú, el hom...bre, vé en mid gri...fo jun...to a Elenya, pa...sará un tiem...po antes de volv...er a ser yo y en est...as condi...cio...nes no pue...do mon...tar.
Camino junto a Blizzard y como puedo le hago una señal para que se deje llevar, aún me cuesta horrores hablar decentemente en esta monstruosa forma, por lo que espero de pie junto a Celiel a que comienze la marcha.
Invitado- Invitado
Re: El comienzo de un rescate.
Cada paso sunaba a discordia, a búsqueda, una pequeña aventur apersonal que cruzaba al ser que portaba su cuerpo. Impreso por una sonrisa pasó la mano por su cuello, roto por el frío, maltratado por el destino; sus ojos danzaron hasta encontrar a Shiro montada bajo la espalda de la mestiza. La observó un segundo con cautela, ojos ambáreos radiantes, brillantes como el mismo sol, de mirar intranquilo, curioso... Interesante, prestaba más atención a su acento, a su forma de hablar que a las palabras emitidas por su garganta...curioso.
-Ten cuidado con la pequeña...-
Dijo en tono serio mientras observaba al ser transformarse en lobo, no respondía a las sorpresas de esa tarde...ya sabía lo que debía saber, a quien debía buscar. Casi sin inmutarse subió a la montura dejada por el hombre, observando de manera fugaz a aquel animal, pasó su mano por su nuca mientras susurraba unas palabras tranquilas al oido del animal y sonreía de forma salvaje, el animall pareció asentir y sentir cómodo su compañía. Pero la sorpresa llegó segundos más tardes:
-¿Princesa?-
Frunció el ceño con un suspiro, esto no estaba planeado. Aún así tendió su mano para que montara en un animal que no era suyo, después tan solo se limitó a seguir a Celi, perdiéndose en el rumor del cabello de fuego.
Off:Siento el mierdipost, poco tiempo y menos imaginación D:
-Ten cuidado con la pequeña...-
Dijo en tono serio mientras observaba al ser transformarse en lobo, no respondía a las sorpresas de esa tarde...ya sabía lo que debía saber, a quien debía buscar. Casi sin inmutarse subió a la montura dejada por el hombre, observando de manera fugaz a aquel animal, pasó su mano por su nuca mientras susurraba unas palabras tranquilas al oido del animal y sonreía de forma salvaje, el animall pareció asentir y sentir cómodo su compañía. Pero la sorpresa llegó segundos más tardes:
-¿Princesa?-
Frunció el ceño con un suspiro, esto no estaba planeado. Aún así tendió su mano para que montara en un animal que no era suyo, después tan solo se limitó a seguir a Celi, perdiéndose en el rumor del cabello de fuego.
Off:Siento el mierdipost, poco tiempo y menos imaginación D:
Kylar Stern- Espíritu
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Localización : ¿Acaso importa?
Re: El comienzo de un rescate.
Observó distraída cómo se preparaban para la marcha el resto del ahora grupo formado por un feerico y una yan llamada Shiro, un mercenario al "servicio" de Kvothe o más bien, al dinero del mismo y ahora una princesa, por lo que había oído hablar. Su mirada se centró sobre todo en el feerico, que parecía ser el lazo de unión de todos excepto ella y tuvo la impresión de que tenía que vigilarlo muy de cerca, porque era quien tenía más idea de lo que teníamos que hacer para salvar al lord.
Shiro tomó asiento rápidamente a sus espaldas sobre el dócil animal que rechistaba por pasar tanto tiempo parado y Celiel le dedicó una sonrisa amable indicándole que se agarrara fuerte cogiendola con toda la confianza del mundo de las manos y colocándolas en sus costillas. Era agradable el calor que desprendía su piel del desierto, bañada en arena y en el lugar en el que se encontraban aquella era una sensación de lo más satisfactoria. Ella por su parte trataba de transmitirle un poco de tranquilidad y templanza para que el largo viaje se le hiciera más llevadero.
- Celiel Dethei.-dijo obviando el título que le correspondía- Ése es mi nombre.
La sonrisa que le dedicó a la joven se vio interrumpida por la sorpresa de una transformación. El mercenario no parecía ser un simple humano, sino que era un híbrido de lobo. La sorpresa llegó a sus latidos pero no a su gesto, que mantuvo la serenidad de Celestia. La Celestia que corría por su sangre.
El feerico tomó asiento entonces en el animal de Gutts y éste toma posición a mi lado. Una vez la princesa ha tomado asiento, Celiel se agarra con las manos en el pelaje del animal y se inclina hacia delante para coger velocidad y entonces con un grito en el idioma del animal éste sale a trote hacia la ciudad.
Su cabello ondeaba cual bandera marcando el camino al resto. El paisaje seguía siendo igual de puro en cuanto a blancura, pero el ambiente era menos hostil en cuanto a temperatura baja. Los faroles iluminaban la entrada de la ciudad, despreciando en algunos lugares la nieve, dejando a la vista los adoquines de piedra gris maciza. A pesar de las luces que salían de las casas, bares y hostales, podía apreciarse en el horizonte el primero de los soles expectante y el segundo saliendo con timidez de entre las entrañas de alguna tierra lejana. La suave brisa acariciaba los rostros de los viajeros y Celiel decidió bajar del pobre animal cansado, dándole unas suaves caricias en el cuello antes de eso y susurrando con la armonía de los vientos palabras tranquilizadoras y halagos a la criatura. Ofreció su mano a Shiro y la ayudó a bajar. Posteriormente dirigió una mirada al resto.
-Debemos hacer una parada al menos para que os recuperéis -dice dirigiendo su mirada al cuello de Kylar, que tiene un aspecto horrible y a los pies descalzos de Shiro, a quien susurra posteriormente- pequeña, ahora te buscamos algo de abrigo para aguantar un poco mejor el frío, si quieres -sonríe mostrando sus blancos dientes. De su zurrón sale su gato de fuego maldiciendo el ambiente y trepando hasta una de los faroles a toda prisa.
Shiro tomó asiento rápidamente a sus espaldas sobre el dócil animal que rechistaba por pasar tanto tiempo parado y Celiel le dedicó una sonrisa amable indicándole que se agarrara fuerte cogiendola con toda la confianza del mundo de las manos y colocándolas en sus costillas. Era agradable el calor que desprendía su piel del desierto, bañada en arena y en el lugar en el que se encontraban aquella era una sensación de lo más satisfactoria. Ella por su parte trataba de transmitirle un poco de tranquilidad y templanza para que el largo viaje se le hiciera más llevadero.
- Celiel Dethei.-dijo obviando el título que le correspondía- Ése es mi nombre.
La sonrisa que le dedicó a la joven se vio interrumpida por la sorpresa de una transformación. El mercenario no parecía ser un simple humano, sino que era un híbrido de lobo. La sorpresa llegó a sus latidos pero no a su gesto, que mantuvo la serenidad de Celestia. La Celestia que corría por su sangre.
El feerico tomó asiento entonces en el animal de Gutts y éste toma posición a mi lado. Una vez la princesa ha tomado asiento, Celiel se agarra con las manos en el pelaje del animal y se inclina hacia delante para coger velocidad y entonces con un grito en el idioma del animal éste sale a trote hacia la ciudad.
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Su cabello ondeaba cual bandera marcando el camino al resto. El paisaje seguía siendo igual de puro en cuanto a blancura, pero el ambiente era menos hostil en cuanto a temperatura baja. Los faroles iluminaban la entrada de la ciudad, despreciando en algunos lugares la nieve, dejando a la vista los adoquines de piedra gris maciza. A pesar de las luces que salían de las casas, bares y hostales, podía apreciarse en el horizonte el primero de los soles expectante y el segundo saliendo con timidez de entre las entrañas de alguna tierra lejana. La suave brisa acariciaba los rostros de los viajeros y Celiel decidió bajar del pobre animal cansado, dándole unas suaves caricias en el cuello antes de eso y susurrando con la armonía de los vientos palabras tranquilizadoras y halagos a la criatura. Ofreció su mano a Shiro y la ayudó a bajar. Posteriormente dirigió una mirada al resto.
-Debemos hacer una parada al menos para que os recuperéis -dice dirigiendo su mirada al cuello de Kylar, que tiene un aspecto horrible y a los pies descalzos de Shiro, a quien susurra posteriormente- pequeña, ahora te buscamos algo de abrigo para aguantar un poco mejor el frío, si quieres -sonríe mostrando sus blancos dientes. De su zurrón sale su gato de fuego maldiciendo el ambiente y trepando hasta una de los faroles a toda prisa.
Celiel Dethei- Ella (única chica en Admin)
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Localización : Bailando un vals con el diablo
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Su personaje es: Semi-celeste.
Trabaja de: Sanadora.
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Re: El comienzo de un rescate.
Desde donde me encontraba observé a Kylar, esperando que dijera algo más acerca de a dónde ir o… bueno, qué se yo. No es que estuviera muy enterada de lo que pasaba. La chica pelirroja hizo que me sujetara mejor indicándome dónde poner las manos, y acto seguido se presentó. Parecía bastante más agradable que cuando estábamos en el interior de la taberna, y sonreí. Se llamaba Celiel… era un nombre bonito, me gustaba. Y ella no aparentaba ser una mala persona.
Escuché un sonido que me hizo girarme. El hombre de la espada estaba… ¿transformándose? Lo miré, curiosa, todavía sujeta para evitar caerme. Estaba tan atontada mirándolo que, para cuando acabó de transformarse en lobo, ni me di cuenta de que Kylar y la humana ya se habían montado en su grifo. Un soplido de aire gélido hizo que estornudara y me echara la capucha por encima de la cabeza. Miré a Celiel con cara de “disculpa” y le dediqué una sonrisa infantil. Justo entonces nos pusimos en marcha, y yo no sabía ni a dónde me estaban llevando. Pero no me arrepentía de haberme unido al grupo, puesto que tampoco es que tuviera demasiadas cosas que hacer si hubiera decidido alejarme del feérico en cuanto lo conocí.
Durante el camino, creo que incluso me llegué a dormir. Tal vez no profundamente, pero sí debía de ir dando alguna que otra cabezada. Estaba bastante cansada, y fue increíble que no me cayera de la montura. Conforme íbamos avanzando, hacía menos frío, y a decir verdad, ese fue un cambio que agradecí mucho más que cualquier otro. Al ser yan, no estaba nada acostumbrada al frío, por mucho que me esforzara en demostrar lo contrario. Celiel me ayudó a bajar del animal, y yo le respondí con un “Muchas gracias”, estirando todo el cuerpo.
-No, gracias- dije con una sonrisa en los labios ante la propuesta de Celiel - ¡Llevo así mucho tiempo! Por unos días más no pasará nada. Ya hasta empiezo a acostumbrarme – mentí.
Miré divertida el gatito de fuego que salía del zurrón de la chica. Era la primera vez que veía uno, y se me iluminó la mirada. “Fuego. Me encanta el fuego”, pensé. Al ser yan, no podía ser de otra forma después de todo. No me atrevía a tocarlo, pero era precioso. Observé al resto, curiosa. Quería saber qué tal estaban todos, y ya de paso ver algún sitio donde subirme corriendo. No podía estar parada demasiado tiempo, tenía demasiada energía contenida para eso. Cogí carrerilla y subí a lo alto de una roca que no quedaba muy lejos, y desde allí, con la capucha aún puesta, observé al grupo con mis ojos rojos reluciendo bajo la ropa, esperando alguna señal que dijera hacia dónde íbamos a dirigirnos.
Escuché un sonido que me hizo girarme. El hombre de la espada estaba… ¿transformándose? Lo miré, curiosa, todavía sujeta para evitar caerme. Estaba tan atontada mirándolo que, para cuando acabó de transformarse en lobo, ni me di cuenta de que Kylar y la humana ya se habían montado en su grifo. Un soplido de aire gélido hizo que estornudara y me echara la capucha por encima de la cabeza. Miré a Celiel con cara de “disculpa” y le dediqué una sonrisa infantil. Justo entonces nos pusimos en marcha, y yo no sabía ni a dónde me estaban llevando. Pero no me arrepentía de haberme unido al grupo, puesto que tampoco es que tuviera demasiadas cosas que hacer si hubiera decidido alejarme del feérico en cuanto lo conocí.
Durante el camino, creo que incluso me llegué a dormir. Tal vez no profundamente, pero sí debía de ir dando alguna que otra cabezada. Estaba bastante cansada, y fue increíble que no me cayera de la montura. Conforme íbamos avanzando, hacía menos frío, y a decir verdad, ese fue un cambio que agradecí mucho más que cualquier otro. Al ser yan, no estaba nada acostumbrada al frío, por mucho que me esforzara en demostrar lo contrario. Celiel me ayudó a bajar del animal, y yo le respondí con un “Muchas gracias”, estirando todo el cuerpo.
-No, gracias- dije con una sonrisa en los labios ante la propuesta de Celiel - ¡Llevo así mucho tiempo! Por unos días más no pasará nada. Ya hasta empiezo a acostumbrarme – mentí.
Miré divertida el gatito de fuego que salía del zurrón de la chica. Era la primera vez que veía uno, y se me iluminó la mirada. “Fuego. Me encanta el fuego”, pensé. Al ser yan, no podía ser de otra forma después de todo. No me atrevía a tocarlo, pero era precioso. Observé al resto, curiosa. Quería saber qué tal estaban todos, y ya de paso ver algún sitio donde subirme corriendo. No podía estar parada demasiado tiempo, tenía demasiada energía contenida para eso. Cogí carrerilla y subí a lo alto de una roca que no quedaba muy lejos, y desde allí, con la capucha aún puesta, observé al grupo con mis ojos rojos reluciendo bajo la ropa, esperando alguna señal que dijera hacia dónde íbamos a dirigirnos.
Shiro- Idhunita
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Re: El comienzo de un rescate.
El feeríco y Elenya montan en mi grifo, mientras yo me impaciento más y más, porfín de una vez por todas, el cada vez mas numeroso y bullicioso grupo se pone en marcha y yo con ellos.
Tras un largo tramo, comienzo a sentirme cada vez mejor, la sensación de como mi sangre hierve, contrasta con el ligero frio de mi piel, el cual era menor que el que sentiría en mi forma humana gracias a la espesa capa de pelo que me cubre.
Mi lado mas incivilizado se manifiesta segundo a segundo, cada vez con más intensidad, la nieve es más blanca, los olores son mas perceptibles y siento una libertad sin parangón. Por mucho que suela quejarme de el don de la hibridación, he de admitir que tiene sus cosas buenas, entre ellas la abrumadora oleada de sensaciónes que estoy experimentando en estos instantes y que me embarga de una felicidad simple y llana.
Tras una larga carrera, todos se detienen a descansar, sabiendo perfectamente que aún me queda un período de tiempo relativamente largo antes de volver a mi forma normal, me dedico a dar vueltas por los alrrededores, olfateando e inspeccionandolo todo para intentar detectar cualquier posible peligro que ponga en riesgo la seguridad del grupo.
Tras un largo tramo, comienzo a sentirme cada vez mejor, la sensación de como mi sangre hierve, contrasta con el ligero frio de mi piel, el cual era menor que el que sentiría en mi forma humana gracias a la espesa capa de pelo que me cubre.
Mi lado mas incivilizado se manifiesta segundo a segundo, cada vez con más intensidad, la nieve es más blanca, los olores son mas perceptibles y siento una libertad sin parangón. Por mucho que suela quejarme de el don de la hibridación, he de admitir que tiene sus cosas buenas, entre ellas la abrumadora oleada de sensaciónes que estoy experimentando en estos instantes y que me embarga de una felicidad simple y llana.
Tras una larga carrera, todos se detienen a descansar, sabiendo perfectamente que aún me queda un período de tiempo relativamente largo antes de volver a mi forma normal, me dedico a dar vueltas por los alrrededores, olfateando e inspeccionandolo todo para intentar detectar cualquier posible peligro que ponga en riesgo la seguridad del grupo.
Invitado- Invitado
Re: El comienzo de un rescate.
Entre el el diverso grupo que se había congregado para el rescate de Kvothe sin problemas. Por un momento me llamó la atención una pequeña chica que había salido corriendo hacia la celeste que me había llamado primero la atención en la taberna. Cuando me fijé en quien sería mi compañero de viaje me di cuenta por primera vez en que no todos los integrantes del grupo eran desconocidos, si no que más bien era yo la que había estado mucho tiempo sin ver a nadie y la verdad es que había procurado no volver a toparme con Gutts y Bronn después de todo lo que había ocurrido en el pueblo.
- igualmente - le respondí trantando de no sonar demasiado cortante. Empezaba a pensar en dónde me habría metido, no sabía como serían los demás pero desde luego el primer encontronazo con Gutts no era algo que quisiera repetir. Retrocedí un paso cuando empezó a sufrir algún tipo de transformación que parecía de lo más desagradable. Tuve que reconocer que en cierto modo me aliviaba de no tener que viajar con él.
Mi compañero de viaje ahora era otro, envidiaba en parte a la pequeña que había podido elegir la primera e ir junto a la otra chica. Montó al grifo primero el que sería mi compañero de viaje, el chico al parecer también me conocía pero no fue hasta un momento despues de mirar su cara que no caí en quien podía ser. Fruncí el ceño y acepté su mano para montar sobre el animal - no me llameis princesa, prefiero mi nombre - y desde luego en ningún momento me había hecho ningún bien ser parte de la nobleza de uno de los reinos humanos de Idhún si no más bien todo lo contrario.
Después de un tiempo que no fui capaz de calcular en el camino la chica celeste detuvo su montura y nosotros nos detuvimos un momento después. para cuando bajé la chica yan ya estaba yendo de un lugar para otro investigando el lugar y el lobo que era Gutts hacia algo parecido pero aún sin regresar a su forma humana. Bajé del grifo y me acerqué a los demás mirando hacia todos lados intrigada. Debíamos de continuar en Nanhai ya que todo seguía nevado. En momentos como aquello era cuando más me alegraba de ser una maga consagrada al fuego, podía mantenerme en calor con un hechizo simple y llevando unicamente una capa de viaje que no sería especialmente util tan al norte sin una habilidad de más
-¿dónde estamos? -pregunté intrigada
- igualmente - le respondí trantando de no sonar demasiado cortante. Empezaba a pensar en dónde me habría metido, no sabía como serían los demás pero desde luego el primer encontronazo con Gutts no era algo que quisiera repetir. Retrocedí un paso cuando empezó a sufrir algún tipo de transformación que parecía de lo más desagradable. Tuve que reconocer que en cierto modo me aliviaba de no tener que viajar con él.
Mi compañero de viaje ahora era otro, envidiaba en parte a la pequeña que había podido elegir la primera e ir junto a la otra chica. Montó al grifo primero el que sería mi compañero de viaje, el chico al parecer también me conocía pero no fue hasta un momento despues de mirar su cara que no caí en quien podía ser. Fruncí el ceño y acepté su mano para montar sobre el animal - no me llameis princesa, prefiero mi nombre - y desde luego en ningún momento me había hecho ningún bien ser parte de la nobleza de uno de los reinos humanos de Idhún si no más bien todo lo contrario.
Después de un tiempo que no fui capaz de calcular en el camino la chica celeste detuvo su montura y nosotros nos detuvimos un momento después. para cuando bajé la chica yan ya estaba yendo de un lugar para otro investigando el lugar y el lobo que era Gutts hacia algo parecido pero aún sin regresar a su forma humana. Bajé del grifo y me acerqué a los demás mirando hacia todos lados intrigada. Debíamos de continuar en Nanhai ya que todo seguía nevado. En momentos como aquello era cuando más me alegraba de ser una maga consagrada al fuego, podía mantenerme en calor con un hechizo simple y llevando unicamente una capa de viaje que no sería especialmente util tan al norte sin una habilidad de más
-¿dónde estamos? -pregunté intrigada
Elenya de Shia- Hechicero
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Su personaje es: Elenya de Shia, princesa en secreto/aprendiza de magia en la torre de kazlunn
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