Parada en vanis.

Hacía tiempo que había abandonado el anillo de hielo. Cuando llegue a vanis el hambre y el cansancio se me echaron encima. Una vez atravesadas las murallas me dirigí a la taberna más cercana atravesando las primeras filas de casas, había mucho ruido en las calles y al entrar en la taberna había incluso más ruido. Todos los de la taberna estaban alrededor de una mesa y dos hombres estaban bebiendo varias jarras a la vez, me imagino que estaban compitiendo para ver quien bebía más. Me acerque a la barra y le pedí al tabernero un asado de carne.

Al acabar de comer estaba lleno y pague al tabernero. Entonces me fije que los dos hombres seguían bebiendo, me senté en una mesa cercana a la que se encontraban los dos hombres y me quede observando quien ganaría.

Los dos hombres seguían bebiendo como si nunca hubieran bebido algo. Ya empezaba a aburrirme de tanto mirar como bebían, me levante y salí de la taberna para dar un paseo por entre las calles. Las cales estaban llenas de gente, unos llevaban cestas, otros estaban mirando los puestos del mercado, nunca había visto a tanta gente en un mismo lugar. Me resultaba extraño pero seguí mi paseo por las calles de Vanis.

Había caminado hasta otra punta de la ciudad, al menos había menos ruido en las calles, me apoye contra un muro y me que de allí sentado descansando. Ya empezaba a quedarme sordo-pensé. Estaba en una pequeña calle pegada a la muralla y por ella no pasaba mucha gente. Estaba apoyado en una parte de la muralla.

Me levante del suelo y me sacudí la ropa. Ya estaba cansado de estar allí sentado viendo pasar la gente. Camine por la calle hasta llegar a una de las entradas de la ciudad y me que de allí observando la gente que entraba y salía de la ciudad sentado en una caja de madera que habían abandonado allí.

Realmente no sabía muy bien que hacia allí, pero ya que estaba en Vanis podría comprar varios caprichos como libros de nigromancia o alquimia. Pasé por una de las entradas y nada más llegar al final de la puerta comprendí que no tenía ni idea de donde estaba o a donde ir. Observe a mí alrededor buscando a alguien que me explicase donde estaba, sin querer les di varios latigazos con mis coletas a los transeúntes, me disculpe como pude y me acerque a un semiyan de una edad muy próxima a la mía. Sin pensármelo dos veces estire mi brazo y le di la mano un poco bruscamente.
-¡Hola, encantada, soy Vianear¡-dije con una sonrisa muy amplia - y si no es mucho pedir, ¿podrías decirme dónde estoy?. Me he perdido.-dije mientras le soltaba la mano.

Hola, yo soy Alby- dije sonriente mientras me levantaba. Estas en vanis una de las ciudades de nandelt, estas exactamente en la entrada este.

Hay una posada cerca de aquí-dije pensando. Pero, ¿una tienda de nigromancia? La verdad es que no sé si habrá alguna. Mira para ir a la posada sigue esta calle y luego gira a la izquierda- dije mientras señalaba una calle.

No, yo soy de Kash-Tar-dije recordando mis momentos en Kash-Tar. Estaba explorando nanhai pero me pillo una tormenta en el anillo de hielo, tuve que abandonar nanhai y la ciudad más cercana fue esta.

-Nanhai... yo nunca he estado alli...-dije soñadora- yo soy, yo soy de Awa, como casi todos los feericos-dije riendo.
-¿Eres mago?-le pregunte interesada.

Awa, yo nunca he estado allí-dije pensando.
No, no soy mago y tú, ¿eres maga?-dije observando a la feerica.

Soy bueno manejando la espada-dije pensativo.
Y tu ¿sabes usar algún arma?-pregunte.

-Soy unica con el arco-dije reindo a carcajadas-y la espada que tengo... realmente no la uso, soy pacifista.
Despues observé el cielo... estaba oscureciendo.
-¿Duermes en la calle?-le pregunté asombrada.

Claro que no, ¿tengo pinta de dormir en el suelo?–dije algo molesto.

-Uiii, no, claro que no, lo decia porque... mmm.. quiero decir que...-dije intentando decir algo que lo arreglase-porque como es tarde y no te he visto buscar una posada...-dije finalmente esperando que eso sirviese.

¿Tarde?-pregunte extrañado. Entonces me fije en el cielo, la primera de las lunas empezaba a salir.
Antes me preguntaste si había una posada cerca, sígueme y te llevaré a la posada-dije mientras empezaba a caminar por la calle.

Seguí caminando por la calle, luego fui por otra calle hacia la izquierda y pare delante de una posada. Ya estamos aquí -dije sonriente. Abrí la puerta y entre a la posada, avance por el recibidor hasta el mostrador que estaba vacío.
¿Hay alguien? -dije esperando a que me atendieran.

Iba a volver a preguntar si había alguien cuando salió el posadero. ¿Querían algo?-Pregunto el posadero. Queremos dos habitaciones-dije sonriendo.
Subí las escaleras y entre en la habitación que me tocaba, era un pequeño cuarto con una ventana que daba a la calle y una cama. Me acerque a la ventana y observe las lunas añorando mi vida en kash-tar.

Unos toques en la puerta me despertaron. Me había quedado dormido encima de la cama con zapatos y todo. Mire por la ventana, ya era de día. Me acerque a la puerta y la abrí. Allí estaba vianear delante de la puerta.
Buenos días -dije sonriente.