Visita a los gantis

Aterricé sin problemas.

desmonté a Leiznbeth y miré a mi alrededor.

<<donde c... vivirían los gantis?>> pensé.

seguro que ya la habrían visto llegar.

cansada esperé a que el sol saliera y me puse a dormir bajo un árbol, sin saber que unos ojos me vigilaban.

me desperté el día siguiente.

había tenido una pesadilla, era lo único de lo que estaba segura, sin embargo no recordara el motivo que hizo que me despertara.
pero mayor fue mi sorpresa al ver que la robusta rama del roble en la que me había dormido había desaparecido y en su lugar, una mullida cama y una habitación de madera con el tejado echo por hojas me hospedaban.

instintivamente mis ojos se dirigieron a mi bolsa, que reposaba a mi lado.
estuve revisando si lo tenia todo.
me fijé que mis cuchillos para las plantas y mi espada habían desaparecido.
en ese momento, una mestiza feerica y yan entro en la tienda con un cuenco en las manos:- Aquí no necesitaras usar esos cuchillos - dijo ella - nuestro pueblo es un pueblo diferente, sin embargo nos esforzamos en preservarlo, y tus armas no creo que nos ayudaran.

me esforcé en estudiar su aspecto: tenia un rostro ovalado, con finas curvas. su pelo era blanco, con mechas azules, que ella misma se había trenzado. sus ojos eran negro, pero parecían tener como una pupila roja, casi transparente, que podía pasar perfecta desapercibida. Su piel era verde, como los de los feericos.

vestía ropas anchas, y eso me sorprendió, ya que no debería ser mucho mas joven que yo.
vestia tonos marrones, rojos y blancos.
me fije que iba descalza y instantaniamente me vinieron recuerdos de mi niñez por los tejados...
________________________________________________________________________________y de Thor

cuatro lagrimas surcaron mi rostro, que la mestiza no desapercibido ya que en ese momento me dejo sola.
tone un sorbo de la sopa del cuenco. Tenia que reconocer que estando en un pueblo, me había echo mayores expectativas sobre la comida, sin embargo, era comestible.

cuando terminé, oí que la mestiza me gritaba desde fuera, sin ni siquiera asomarse a la puerta:- tienes una toalla y ropa limpia en la mesilla de la cama, si sigues el pasillo llegaras hasta la sala del fondo que es el baño, allí, ya tienes preparado el cubo con agua. Cuando estés lista sal a fuera, debemos salir.
me asusto su ultima frase. Sin embargo, no vacilé e hice todo lo que me había dicho. No quería marcharme sin tener mi espada en el cinto.

el agua no me aclaro las ideas como yo esperaba.

De momento, la actitud de los gantis había sido totalmente coherente, cuando la mestiza dijo que no necesitaría la espada.
Sin embargo, ¿hasta que punto podía... o mas bien, debía fiarme de ellos? tan solo eran unos desconocidos para mi.
¿Y hasta que punto tenia las garantías de recuperar mis posesiones cuando quisiera partir?¿ me obligarían a vivir para siempre con ellos, por el simple echo de conocer su paradero?
lo dudaba, o mas bien dicho, deseaba que no fuera así.

me vestí con mi ropa de camuflaje, una camisa holgada de color crema, con unos piratas ceñidos marrones.
guardé mi ropa sucia en lo que imaginé que seria el cubo de la ropa sucia.

al salir me encontré con los ojos impacientes de la mestiza, me producía escalofríos su aspecto, y sin embargo, yo no era muy distinta a ella.

a medida que andábamos, me di cuenta que no era persona muy abierta.

me cercione que mi teoría de que los yans eran gente cálida y abierta se reducía a los habitantes de Kosh.

mientras caminábamos, me dediqué a hacer ejercicios de meditación, y aprovechar para hacer un par de oraciones a Wina y a Irial, que sin duda despertaron la curiosidad de mi guía.

andamos entre unas calles arenosas.
Las casas eran muy triviales, muchas estaban echas de madera, lo que me produjo cierta ansiedad, pero habían también construcciones típicas de feericos y celestes. estos últimos deberían compartir el dolor que sentían los feericos ante esas atrocidades.

vi a niños jugar a la pelota como yo de niña. Me sorprendió la gran variedad de rasgos que tenían todos ellos. Me di cuenta que al ser los padres mestizos, lo hijos aun salían mas... mestizados?

ver los jugar desvió mis penosos intentos en relajarme y empecé a darle vueltas al tema de los niños, quitándome así de la cabeza el tema de mi visita guiada sorpresa.

Al final nos detuvimos ante una especie de tienda de campaña, echa de unas telas purpuras, que me parecieron inapropiadas para un pueblo que desea ser inadvertido.

tras que la mestiza me hiciera una señal, la seguí con suma cautela.

el interior de la carpa era oscuro. me dije para mis adentros lo poco practico que era el color de la carpa, ya que tan solo hacia que el interior de esta fuera aun mas caluroso.

al fondo de lo que podríamos llamar sala, se encontraba todo un consejo de mestizos de los que me sorprendió encontrar todo tipo de variedades.

habia un gigante varu, otro era un yan celeste, otro feerico humano, como yo.
pero lo que hizo que se me pusieran los pelos de punta fue un szish celeste.

este ultimo no me quito los ojos de encima.

implore para mis adentros, con toda mi voluntad, que el mestizo szish no me pudiera leer mis sentimientos.

el que parecía el jefe, el mestizo yan celeste hablo:- No tienes porque preocuparte de Shaïkuz, es una mujer savia que nos ha apoyado en todo momento.

no pude evitar girarme de nuevo para echarle un ojo, y pude leer en sus ojos lo mucho que me odiaba, por el simple echo de existir.

trate en convencerme de que eran imaginaciones mías.

el yan continuo:- sin embargo, nosotros no sabemos que es lo que quieres de nosotros. Oímos y vimos que nos buscabas. Tan solo te hemos dejado entrar porque hemos visto que eras como nosotros. Así que, si aprecias tu vida, contéstame el porque de tu visita inesperada.

tarde media hora en contarles el motivo de mi visita.
Tras terminar mi relato, me pidieron que me esperara fuera de la carpa, junto a la mestiza yan feerica.

mientras esperábamos, me giré y le pregunté:- perdona, aun no nos hemos presentado, mi nombre es Ariadna ¿y el tuyo? - Nildia - respondió con cierta incredulidad. No pude entender el porque de su reacción.

mientras esperaba, pude ver como el crepúsculo llegaba a su fin.

Por fin había llegado a las colinas de gantadd, había pasado un día desde que abandone el bosque de awa. Cogí el último trozo de pan de mi bolsa y me lo comí. Camine un rato hasta que por casualidad encontré un pueblo ganti. Entre en el pueblo y observe la gran variedad de edificios de todo tipo. Algunos mestizos se fijaron en mí al llevar una espada en el cinturón. Mientras caminaba me fije en una gran tienda de campaña. Entonces me fije en una mestiza humana y feérica que estaba delante de la tienda de campaña. Entonces me acorde de la descripción del contrato del asesino. La mestiza encajaba en la descripción. Me quede parado en mitad de la calle observando a la mestiza.

mientras esperaba el veredicto con suma calma, pude apreciar como la mestiza me vigilaba.
estuve un buen rato haciendo caso omiso a sus miradas. De repente estalló:- No entiendo como puedes estar tan tranquila cuando se esta debatiendo el precio de tu cabeza.
- es algo que no me preocupa mucho, y aunque lo estuviera, nunca lo dejaría mostrar.
- no te entiendo, no se porque vienes a encontrarte a ti misma cuando tienes tanto control sobre ti.
- no es lo mismo
- a mi me lo parece.
- entonces no te contradeciré.

el silencio se apodero de las dos.

así estuvimos hasta que una mestiza varu feerica se nos acerco y susurro algo a mi acompañante, la que me mando no moverme de mi sitio.

mientras se marchaban vi como un mestizo se me quedaba mirando.

podría no haber significado nada para mi, pero mi intuición decía que él no era de aquí.

entonces lo entendí. era forastero, porque razón sino llevaba una espada en el cinto? pero, como había logrado entrar? seria por eso la repentina marcha de Nildia?

Vi como la mestiza que acompañaba a la que estaba observando se marcho. En ese momento me acerque a la mestiza. Entonces recordé que en el contrato del asesino estaba escrito el nombre de la mestiza.

¿Te llamas Ariadna? -pregunte sin pensármelo dos veces.

- si... nos conocemos?

No, pero creo que tenemos algo en común- dije pensando. Creo que a los dos nos ha atacado el mismo asesino.

tarde unos segundos en saber de lo que me estaba hablando.
sin duda se trataría del asesino que nos ataco en Haai-Sil.

traté de acordarme del aspecto del atacante y compararlo con el chico que tenia en frente. pero este ultimo parecía aunque mas pequeño mas ágil.

tras estudiarlo atentamente le dije:- me tienes que contar muchas cosas, pero hoy no, esperemos a que hayamos salido de aquí.

Como quieras, pero toma, me parece que esto es tuyo-dije mientras le entregaba el contrato del asesino.

me quedé con el contrato en las manos sin poder creer lo que leía.
no veía nada raro, sin embargo, quien podría desear mi muerte, y la del chico que tenia delante mio del cual no savia nada.

pero savia que teníamos poco tiempo así que me puse a planear un plan:- oye, creo que deberíamos seguir juntos, pero hay un problema, se esta debatiendo ahí dentro mi aceptación en la ciudad. Lo que pasa es que si huyo ahora, no tan solo me reconocerán a media huida sino que ademas tendré que dejar atrás mis armas, y créeme, no lo permitiré.
Necesito que recojas la espada por mi, espérame en las puertas de la ciudad escondido.
en el caso de que sobreviva mandaré a mi fénix a tu encuentro y nos veremos cuando la luna esté en su punto mas alto, de acuerdo?

Vale, recogeré tus armas y te esperare en la entrada- dije pensando donde podrían guardar las armas.

Me fui a buscar las armas pasando por callejuelas estrechas y sin utilizar. Mire por un par de ventanas hasta que al final de la calle mire por una, allí estaban un montón de armas en estanterías. Entonces me fije en una espada y unos cuchillos que estaban encima de una mesa, también me fije que había un mestizo gigante y humano que dormía sentado en una silla cerca de la mesa. Cerca de mi había una caja de madera, la cogí y la utilice para entrar por la ventana sin hacer ruido. Cogí la espada y los cuchillos y Salí de nuevo por la ventana. Entonces fui a la entrada del pueblo yendo por calles abandonadas. Cuando llegue me oculte detrás de unas cajas amontonadas en la entrada.

mientras el chico se marchaba, volvió Nildia, con la cara llena de frustración. No me sabia mal engañarla, no habíamos compenetrado mucho.

me hizo entrar de repente en la sala, el jurado habia tomado una eleccion.

me tranquilicé mientras hablaba:- Ariadna, creemos que tienes razón y que tu llegada no sera una complicación para nosotros, tienes nuestro permiso para residir en esta ciudad.
- muchas gracias, sin embargo tengo otros motivos personales que me impiden residir aquí. espero que en el futuro este veredicto siga en pie.

vi las caras de asombro y alguna de frustración de los que se hallaban delante mio, sin embargo, el líder retomo la palabra:- siento mucho tu repentina marcha, pero como ciudadana tienes el derecho de ser libre, no seremos nosotros quien te retengamos, pero quizá no tengas tanta suerte la próxima vez que vuelvas.

- lo comprendo.
- Nildia, acompáñala a la sala de armas, devuelbele las suyas.
- ¡No importa! no tengo pensado irme por mucho tiempo y no las necesitare, tengo tendencia en utilizar mis propias armas.
- en ese caso, que los dioses te acompañen.

de un silvido, llame a Eishaggs y a Leiznbeth y surque el cielo para huir de una ciudad a la que probablemente tardaría en volver a pisar.

entonces vi al chico tras unas cajas y me reuní con él:- ¡bien! parece que he logrado deshacerme de esos mas pronto de lo que había calculado, ¿y bien? tu yo tenemos muchas cosas de que hablar: ¿reconociste al asesino? ¿ que le ha pasado? ¿ como conseguiste sus contratos? ¿ quien lo envía? ¿ tienes alguna sospecha?

No reconocí al asesino, pero le hice un corte en el estomago cuando me ataco, conseguí los contratos por que vino un guardia y el asesino salió huyendo dejándose atrás una bolsa con los contratos, lo único que sé es que el que lo contrato para matarme es un yan y me parece que se quien es- dije respondiendo a las preguntas de Ariadna.

-¿te acuerdas del nombre? quizás lo conozca, pasé una temporada en Kosh, pero no salia de la taberna en la que trabajaba... ¿ sabes hacia donde nos dirigimos ahora?

Elenor. Es el hijo de un tabernero yan en kosh- dije pensando. Podríamos ir a kash-tar.

-mejor será, espero que no se trate de nadie de la taberna en la que trabajaba.

miré la luna y pensé que quizás si volaban toda la noche llegarían a tiempo. Miré a Alby y le conté que andando no llegaríamos a tiempo, así que le ofrecí a que subiera a mi hipogrifo, siempre y cuando no se agarrara a las plumas de su cuello.

De acuerdo- dije subiendo al hipogrifo. Por cierto, antes no me he presentado, me llamo Alby.

- bueno, supongo que ya lo sabrás, pero yo me llamo Ariadna. ¿Oye, tu sabes donde se encuentra esa taberna?

Si, está en la parte sur de kosh- dije agarrándome a las plumas del hipogrifo.

tras esperar a que subiera, hice un silbido y en unos segundos ya volvía a sentir esa brisa que tanto me fascinaba.

Dejo post

Me agarre a las plumas del hipogrifo y observe el suelo mientras el hipogrifo volaba.

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