Cordillera de Nandelt

Abrí un portal con mi magia desde Derbhad y pudimos llegar a la cordillera en pocos segundos. Cuando pasamos los tres cerré el portal, dejando de ver la torre.

Bufé... nevaba y hacía frío allí. Saqué de mi bolsa una chaqueta que había embutido ahí antes de irnos y me la puse. Entonces miré alrededor; estábamos en el corazón de la cordillera de Nandelt, en la cima de un monte, rodeados de montañas. Empezaba a amanecer y pude ver un poco mas allá, entre algunos picos, la gran llanura de Nandelt.

Me giré, hacia mis singulares compañeros de viaje. Saqué la brújula que nos habían entregado y la sostuve con una mano. Señaló inequívocamente el oeste.

Espero que no esté muy lejos - Comenté, con una sonrisa, intentando romper un poco el hielo... Romper el hielo con un shek... eso sí que tenía gracia...

Me acerqué y le tendí la mano, sin miedo y sin pensarlo un segundo, con mi inocencia de siempre, en mitad de una cordillera helada y con un shek frente a mi.

- Soy Sagan - Me presenté, aún con la mano en el aire, esperando que la estrechara...

El mago había teletransportado a Zirathon y al bárbaro a las cordilleras de Nandelt, el lugar que estaba fijado como lugar de investigación para ellos... En las bajas temperaturas reinantes en los picos de la cordillera en esa época del año, el shek se sentía en su salsa, una de las cosas que más le gustaba era el frío... Miró al oeste donde según la brújula era donde se encontraba Kannos con el trozo de báculo...
Hace pocos días había investigado en aquellas montañas para saber si podía encontrar rastro de sus congéneres, era irónico que el destino lo guiase otra vez hacia allí... Había entrado en cada cueva, visto cada roca, visitado los picos de las montañas pero ni rastro de otros sheks... ¿Quién era ese tal Kannos aparte de ser un mago negro? ¿Y porqué quería robar la magia? ¿Por simple ambición o había otros motivos?
Se encontraba tan sumido en sus pensamientos observando las montañas, que casi ni notó al mago que le hablaba y le tendía la mano, pero su voz lo sacó de sus cavilaciones... Al salir de ellas descubrió al mago con la mano en el aire, esperando que él la estrechase... La miró con cierta frialdad y luego clavó sus dos ojos grises plateados, siempre tan fríos como un témpano de hielo en los del mago, por puro formalismo más que por que le importase el gesto del mago, le estrechó la mano... Sabía que su tacto podía llegar a transmitir su frialdad pero no le importó, se presentó al mago únicamente diciendo casi en un susurro su nombre:
- Zirathon...

Noté la mano de Zirathon fría en comparación de la calidez de la mía pero no me importó. El aura de un shek y su frialdad nunca habían conseguido intimidarme o afectarme en lo mas mínimo. Eso me recordó una cosa. Me concentré un segundo y protegí mi mente de intrusiones como había aprendido años atrás.

No es que dudara de Zirathon pero en mi época de aprendiz había descubierto que los sheks eran seres, si no malvados por naturaleza, pero sí fríos y ávidos de conocimiento. Mi mente podía ser un trofeo para ellos.
Yo, un simple humano, había vivido en dos dos mundos completamente distintos y había llegado a entenderlos mejor que sus propios habitantes. Mis conocimientos sobre el planeta Tierra, donde yo había nacido, y mi comprensión de Idhún habían llamado la atención de muchos sheks, que habían intentado adueñarse de esos conocimientos a la fuerza de leerme la mente. Pero yo no les había dejado.

Todo empezó con la visita de un anciano shek a la torre que había accedido a las peticiones del archimago y había venido a explicar a los aprendices como funcionaba una mente shek. Mientras explicaba por telepatía en el jardín de la torre sus ojos se posaron un instante en los míos y la clase del shek quedó interrumpía un instante. Aparté la vista de inmediato, rompiendo el contacto visual y impidiendo que aquel shek leyera mi pensamiento. La serpiente prosiguió con sus explicaciones.
Pero mas tarde, cuando yo ya me marchaba hacia mi habitación junto con todos mis compañeros el archimago de la torre me comunicó que el shek quería hablar conmigo. Fui a una gran sala de la torre, donde me esperaba, enroscado. Me senté en una silla, a la espera de que me hablara. En ningún momento le miré a los ojos...

Tu mente me intriga - me dijo - Por norma general la mente de los humanos es como una choza en comparación a la mía, pero al asomarme un instante a la tuya he visto algo mucho mas grande... Tal vez tu mente sea diferente... O que habrás llegado a ver o comprender para que te distinga de los demás humanos... - La voz del shek denotaba peligro - Mírame a los ojos... - ordenó
Si quiere se lo cuento- Murmuré yo, cerrando los ojos y apartando la cabeza.

No me dí cuenta de que, mientras yo cerraba fuertemente los ojos el shek se desenroscaba y lanzaba su cola hacia mi, atrapándome. Me zarandeó hasta que abrí los ojos un segundo... y me topé con los del shek... Quedé paralizado por su poder mental mientras el empezaba a hurgar en mi mente.

Intenté gritar, cerrar los ojos o moverme pero no dió resultado. Traté de dejar la mente en blanco pero no pude. Seguí resistiendome como pude, intentando poner mi voluntad por encima de la del shek, cerrar mi mente con todas mis fuerzas... Para su sorpresa eso sí funcionó. Noté como la presencia del shek desaparecía, como mi mente se cerraba con una especie de barrera que le impedía la entrada.
Y entonces pude moverme. Apoyé las palmas en la piel escamosa de la serpiente y liberé un torrente de magia desbordada que le hizo gritar y soltarme.
Tal ver me hubiese matado de no entrar el archimago en ese momento, alertado por el ruido. Y expulsó al shek de la torre.

No es que desconfiara de Zirathon pero debía ser cauto, no le conocía y no podría adivinar sus intenciones que guardaba detrás de un muro de hielo.

Me había quedado parado unos segundos pero reaccioné enseguida.

Vale, vamos tirando - dije. Le pasé la brújula a Zirathon para que se orientase. Empecé a caminar, mirando el sobrecogedor paisaje que se presentaba ante mis ojos.

- Por cierto, ¿De donde eres? - Pregunté, mientras caminabamos por la nieve

Mientras el shek estrechaba la mano del mago y lo miraba a los ojos no pudo evitar vislumbrar su mente: Lo único que vio fue una inmensa muralla protectora, se retiró apresuradamente. El shek esbozó una media sonrisa. Lo que había hecho al tratar de leerle la mente era una acción involuntaria, no quería hacerlo... Después de todo ¿qué información podría albergar ese humano que él quisiera o necesitara? No creía que valiera la pena el esfuerzo... Pero por lo menos era bueno saber que viajaba junto a alguien que si le leían la mente no le sacarían información con facilidad... Tenía la impresión de que Kannos tendría formas de hacerlo... Ambos él y Sagan tenían mentes prodigiosas que serían muy díficiles de atacar...

El shek tomó la brújula que el mago le tendía... Tenía razón, apuntaba hacia el oeste... Examinó un poco más la brújula, no sabía porqué pero desconfiaba de ella, francamente no sabía si aquello orientase de verdad, miró a Sagan:
- ¿Estás seguro de que ésto funciona?...- se quedó pensativo y agregó: - La Orden Mágica utilizó a los asistentes de la fiesta para sus propios fines ¿como sabemos que ésto no es otro truco? No lo sé con seguridad, pero tal vez tengas enemigos en un ente con tanta política interna y rivalidades como lo es esa Orden...
Zirathon admiraba lo que los magos habían hecho al atraer a la gente a la fiesta para luego utilizarla para darle caza a Kannos, era manipulación en su máxima expresión... Pero él tenía planes que no eran compatibles con los planes de los magos desde que oyó al archimago dar el pequeño discurso sobre el báculo... Sin dejar que sus pensamientos se expresasen en su rosro volvió a observar la brújula debía evaluar todas las posibilidades antes de arrojarse a la búsqueda y por eso le preguntó a Sagan aquello.

Ante la pregunta que le había hecho Sagan, el shek lo miró con extrañeza... ¿Acaso estaba tratando de hacer migas con él? Rió interiormente de solo pensarlo, pero decidió responderle, tal vez después de todo resultase ser divertido, además necesitaba de los servicios de un mago en aquella empresa eso estaba seguro y mejor estar a buenas que a malas con una persona que podía proteger tan bien su mente... Le dijo:
- Vine de Umadhún cuando los sheks volvimos a Idhún recientemente...

Funcionar seguro que funciona - dije, con tono tranquilizador - Tal vez si sea un truco o tal vez no, pero lo que es seguro es que tengo unos cuantos enemigos en esa dichosa Orden Mágica - comenté - Pero no te preocupes, el archimago hablaba en serio, no creo que nos lance a todos a una misión sin sentido, le conozco y no es su estilo

Me extrañé cuando me dijo que venía de Umadhun... no sabía lo que era, pero el nombre significaba "Primer mundo" tal vez fuera otro mundo... De todos modos me alegré bastante de que no me preguntara de donde venía yo, por que sería complicado explicarle que era la Tierra.

Caminamos un rato mas por la nieve, brújula en mano, hasta que llegamos a la boca de una cueva que se hundía en las profundidades de una colosal montaña.

Creo que el báculo está aquí dentro - dije, mirando de nuevo la brújula. La cueva parecía solida, aunque carámbanos de hielo prendían del techo - Podemos dejar alguna marca para no perdernos en las cuevas - añadí - Aunque tal vez el mago podría seguir esas marcas...

El shek vio la cara de no entender que puso el mago cuando él le mencionó Umadhún, claro que no le correspondía a él explicarle lo que era aquel lugar, asi como tampoco le interesaba de donde viniese Sagan... Se limitó a caminar hacia el oeste entre las rocas con el mago (con la brújula en mano) a su lado, sorteando las piedras hasta llegar a la entrada de una cueva que marcaba la entrada a las entrañas de una gran montaña... Recordaba aquel lugar, había estado allí antes en su infructuosa búsqueda por demás sheks... miró al mago ante su sugerencia de la marca y se lo pensó... Kannos los podría encontrar si hacían la marca, claro era una posibilidad y a él no le gustaba... Prefería que ellos encontrasen al mago negro y no él a ellos...

Zirathon miró al techo, puntiagudos y oscilantes carámbanos de hielo pendían de él, luego miró el suelo del lugar, tal vez fuese una trampa y cuando estuvieran caminando por allí los carámbanos se desprendieran y tendrían una muerte algo dolorosa... Pero por otro lado no creía que fuese a suceder algo así, además confiaba que aquel mago tuviese el suficiente instinto de autopreservación como para evitar eso... Miró a Sagan y le dijo:
- La marca no será necesaria... Estuve en estas cuevas hace poco tiempo y aún las recuerdo bastante bien puedo guiarnos... Lo que sí no recordaba eran esos carámbanos de hielo...- dijo con cierta indiferencia y mirando al techo- No creo que se desprendan, pero en el peor de los casos espero que tengas los suficientes reflejos...
Dicho esto entró a paso decidido a la gélida cueva, el frío que hacía allí le resultó reconfortante y lo vigorizó, las paredes eran una mezcla de roca y hielo, Zirathon inspeccionó todo con detenimiento y terminó por decirle a Sagan que aún seguía en la entrada:
- No tendremos muchas opciones a donde ir, ésta cueva por lo que recuerdo y si la magia de Kannos no la ha cambiado es muy simple y lineal, conduce a un solo lugar...- dicho esto se dio media vuelta y miró nuevamente hacia el interior, cerró los ojos algo irritado y preguntó: - ¿Piensas venir?

Sin decir nada mas entré en la cueva y seguí al shek por el túnel. Tenía razón y era recta y lineal, tanto que en cinco minutos nos llevó a una sala iluminada por un boquete en el techo que dejaba pasar la luz y algo de nieve que formaba un montón en el centro de la sala. Allí se acababa todo recorrido, y no había ningún báculo...

Saqué la brújula y descubrí que apuntaba hacia la salida, por donde habíamos venido. Avisé a Zirathon y dimos la vuelta, avanzando nuevamente por el túnel.

Cuando casi llegábamos a la sala había notado algo. Esta vez encendí un fuego fatuo que se movió en torno a mi, alumbrando la cueva y avancé mas lentamente, observando con detenimiento todos los rincones del túnel. Cuando avanzamos un centenar de metros volví a tener aquella extraña sensación... mi intuición me decía que había allí algo más. Palpé la pared con la mano que tenía libre. Había un rastro mágico. Intenté un hechizo que servia para destapar engaños mágicos y para mi sorpresa funcionó. La pared se desvaneció a la luz de mi fuego fatuo como si jamás hubiese existido.

Es por aquí - le dije a Zirathon - Parece que los magos ocultaron esta entrada con un conjuro de ilusión mágica que hace que veas y sientas una cosa que en realidad solo existe en tu mente - le expliqué

Al llegar al fondo de la cueva la brújula marcó que debían volver sobre sus pasos hasta la entrada... El shek movió la cabeza de un lado a otro resignado, si la cosa seguía así no encontrarían ni a Kannos ni al báculo en bastante tiempo...
Siguiendo los consejos de la brújula, volvieron hasta la entrada, cuando el mago notó algo raro y Zirathon vio como lograba revelar un pasaje secreto camuflado mágicamente por una de las paredes de roca y hielo de la cueva... El shek arqueó una ceja y le dijo a Sagan:
- Eso es evidente... Debieron ser magos poderosos como para que su conjuro pudiese engañar nuestras mentes...

Cuando el hechizo reveló el pasadizo, el shek se adelantó y tomó la brújula que sostenía Sagan, le dijo:
- No creo que ésta misión dure mucho tiempo más si ésta brújula logra orientarnos como tú dices...
El shek miró el artefacto que tenía entre sus manos y logró orientarlos por los recovecos de aquel pasaje de la cueva que era mucho más complejo que el lugar de donde ellos venían y tenía muchas vueltas y revueltas. Zirathon comprendió que de no ser por la brújula se habrían perdido irremediablemente en aquel laberíntico pasadizo, miró a Sagan con sus ojos fríos y grises como el acero e hizo un gesto con la cabeza como para indicarle que agradecía que esa brújula estuviese con ellos...
El aparato orientador los condujo hasta un pequeño pasillo hecho de hielo, en línea recta de donde estaban ellos se encontraba una pequeña arcada, el shek avanzó con decisión seguido del mago y entró en la estancia del otro lado de la arcada...

Era una gran sala circular con paredes de hielo, era extraña... de sus paredes emanaba más frío que en el resto de la cueva... En el centro de aquella sala de hielo se encontraba el trozo de báculo... pero estaba encerrado dentro de un gran cubo de hielo... El shek se acercó con cautela al cubo y lo inspeccionó detenidamente sin tocarlo... Había báculo, pero no mago negro... miró a Sagan y en referencia al cubo le dijo:
- Si ese hielo está diseñado para que solo una espada legendaria lo rompa estamos perdidos, espero que ese no sea el caso...
Observó el trozo de báculo con curiosidad e interés... asi que esa cosa formaba parte de un artefacto capaz de extraer magia... Interesante, muy interesante sin duda... Sobre todo porque Zirathon notaba que esa especie de Sala de Hielo estaba embebida en magia... Y por primera vez se alegró de tener al mago consigo...

No creas - dije - Cualquier mago que conozca el hechizo podría hacerlo. Pero sí eran magos poderosos por que el hechizo era antiguo y no le dura tanto a todos los magos.

Seguí a Zirathon por la cueva y progresivamente fui notando como bajaba la temperatura. No dije nada pero me arrebujé en mi chaqueta para conservar el calor en aquel ambiente.

A medida que avanzábamos fui encontrando símbolos arcanos en el techo y las paredes. Algunas no las entendí por que estaban en una variante reservada a los dirigentes de la orden. Otros sí los entendí y leí fragmentos de textos. Hablaban de como se había utilizado un llamado "báculo de los ancestros" para regular la magia del mundo. Leí muchos fragmentos pero no conseguí encontrar un trozo que explicara por que se había hecho eso. Cada vez hacía mas frío así que conjuré un hechizo térmico que me mantuvo caliente de allí en adelante. No se lo ofrecí a Zirathon por que los sheks no tenían frío con tanta facilidad como los humanos.

Llegamos a una sala circular. Vi mas signos arcanos cerca del báculo y también inscritos en el hielo. Me acerqué y los leí mientras que Zirathon se quedó prudentemente apartado a un par de metros.

Según esto no hace falta ningún arma legendaria - dije, al oir su comentario - Dice que solo alguien con el corazón y la mirada limpios y podrá sacar el báculo del hielo, y que la misma persona podrá volverlo a encerrar -

Por probar - murmuré, poco convencido y toqué el bloque de hielo con un dedo. En un principio no hizo nada y giré la cabeza hacia Zirathon, pensativo. Noté un movimiento y cuando giré otra vez la cabeza vi como el hielo se derretía y se convertía en agua, derramándose por el suelo.

El fragmento de báculo quedó a la vista. Me agaché para verlo mejor, pero sin tocarlo. Medía menos de un par de palmas y emitía un misterioso resplandor. En el habían inscritas mas palabras en arcano que no logré entender.

- Quien habría dicho que yo tenía "la mirada limplia" - me reí, levantandome y girandome hacia Zirathon - Si quieres puedes acercarte - añadí, al ver que se había quedado un poco apartado - pero no lo quites o la magia del sur de Nandelt desaparecerá

Me aparté un poco y volví a la puerta. Me agaché y dibujé con el dedo un signo arcano en el suelo. La zona que rocé en el suelo con mi dedo se iluminó y un resplandor cubrió el hueco de la puerta.

- Es una barrera mágica - dije - No parará al mago pero por lo menos sabremos cuando haya llegado -

Mientras el shek observaba con curiosidad el trozo de báculo en el interior del cubo de hielo, notó como el mago parecía leer unas inscripciones arcanas cercanas al mismo... Había estado leyendo cosas así en las paredes por ejemplo, durante todo el tiempo que tardaron hasta llegar a aquella sala, él también las había notado anteriormente pero no les había dado demasiada importancia. Ante lo que dijo Sagan sobre lo de la mirada limpia, Zirathon solo esbozó una media sonrisa y no se sorprendió para nada que al tocar el mago el hielo éste se derritiera dejando el trozo de báculo libre...

El shek se acercó aún más al trozo de báculo y lo inspeccionó cuidadosamente con la mirada procurando no tocarlo, presentía que Sagan tenía razón y que si lo quitaba de allí todo el poder que había acumulado se iría rápidamente... Se acarició pensativamente la barbilla... No había contado con que aquella complicación se le presentase, queria tomar el trozo e ir reuniendo cada uno de ellos para formar el báculo, eso fue lo primero que pensó al oír el discurso del archimago pero no sabía que podría llegar a suceder esto de no poder quitarlo... Miró significativamente a Sagan y le dijo:
- Es una suerte que lo hayas podido liberar tan fácilmente...- oyó el comentario sobre la barrera mágica y le dijo a Sagan: - Mmmm... No detendrá a Kannos, estoy seguro... Nuestro objetivo era guardar el trozo de báculo, sin embargo Sagan... ¿No crees que será mejor enviar los trozos a la torre de Derbhad? Si todos estuvieran allí, Kannos no podría hacer nada para tomarlos... No es una idea que me guste dado la ambición y la intrincada política de la Orden Mágica, pero serían los lugares más seguros para los trozos ahora que medio mundo está al tanto de los planes de Kannos... ¿Crees que podamos enviar el trozo a la Torre conservando la magia de Nandelt?
Pero sus verdaderas intenciones para llevar los trozos a una de las Torres eran otras aunque no dejó que se mostraran en su rostro que seguía teniendo esa mirada fría e indiferente.

Miré de reojo al shek mientras hablaba. Arrugué el ceño un instante, casi imperceptiblemente, tratando de ver lo que ocultaba. Algo me decía que debía tener cuidado de allí en adelante. Sacudí la cabeza, el había aceptado la misión incondicionalmente y en contra de mi instinto decidí confiar en el, aunque no sin reservas. Los sheks no eran malos por naturaleza, y yo lo sabía, pero su intelecto podía llegar a ser muy retorcido...

No, si lo quitamos la magia se irá con el - dije, sinceramente - Además dudo que esté mas seguro que aquí. Si Kannos quiere apoderarse de la magia en Idhún difícilmente tendrá la mirada limpia como dice aquí y no podrá coger este fragmento de báculo por que yo no se lo pienso dar - Dije, acercándome de nuevo al báculo. Toqué el agua que se había desparramado por el suelo y volvió a formar el cubo de hielo sobre el báculo, protegiéndolo de nuevo. Los signos arcanos se volvieron a trazar sobre el cubo de hielo. Además noté como se rehacía el poderosísimo conjuro que guardaba el fragmento.

Deberíamos hacer guardia o algo por el estilo - sugerí, tras un minuto en silencio, abarcando la sala circular y sus entrada con mis ojos castaños, evaluando su resistencia - No sabemos cuando va a llegar pero mejor estar preparados para cuando pase - dije, prácticamente.

Zirathon oyó lo que Sagan dijo sobre la seguridad del báculo... Su plan había fallado y se insultó interiormente por haber sido tan estúpido: podría haber renunciado al poder de Nandelt y haberse llevado el trozo cuando el mago derritió el cubo... Pero no, tuvo que tener miedo de que la magia se disipara... ¡Estúpida ambición de su parte humana! Ahora era seriamente cuando detestaba haber hibridado, si bien le daba muchos beneficios también le traía grandes problemas... No le importaba el poder, tan solo el conocimiento que el báculo completo le podría reportar, al menos a su parte shek, porque su parte humana era más ambiciosa, pero ahora el shek logró dominarlo y mantenerlo a raya aunque aún conservando su cuerpo humano.

Cuando Sagan rehizo el cubo de hielo y los conjuros que protegían el trozo de báculo, el shek se desanimó un poco... Si eso era cierto entonces él por si mismo no podría derretir el cubo... A menos que esa magia no fuese aplicable a seres superiores... Ya que de hecho en teoría ninguna de las 3 razas semidivinas, según las sospechas del shek sabía de la existencia de aquel báculo... Sin embargo eran tan solo sospechas y conjeturas... Necesitaba estar a solas un rato para poder pensar en todo aquello... En el báculo, en Kannos, en los extraños sucesos que venían girando en torno a la magia de Idhún...
- ¿Porqué los magos acumularon la magia de Idhún en los trozos de báculo para transmitirla a las zonas del planeta y no la dejaron libre en el aire, sin ningún receptáculo?- preguntó en voz alta... Sin embargo olvidó esa pregunta y le dijo a Sagan: - No te preocupes, yo haré guardia, no me canso fácilmente y si Kannos llega tú tienes que estar obligatoriamente descansado para combatirlo, conozco el metabolismo humano y cuando necesitan descansar...

Una presencia parece llenar los pasillos y cavernas... Algo se acerca a traves de los túneles... se oyen fuertes ruidos que llegan a la sala circular a través del túnel.

Algo se acerca... las paredes de roca parecen temblar, y cada vez mas. Se acerca... ¿estáis preparados?


Habéis encontrado el fragmento de báculo. Kannos llegará pronto. La tierra y el ambiente están llenos de presagios así que prepararos rápidamente para luchar...

Zirathon se encontraba apoyado y cruzado de brazos contra la circular pared de hielo mirando el trozo de báculo, tratando de resolver los enigmas... ¿Por qué los magos lo habían creado en lugar de dejar libre la magia de Idhún? ¿De que material estaba hecho? ¿Como funcionaba? El shek cerró los ojos y suspiró... No sabía si esos enigmas tendrían resolución algún día pero él haría lo posible por encontrarla... Y de repente sintió algo extraño en el aire... Una presencia parecía estar acercándose cada vez más a la sala... La pared sobre la cual él estaba apoyado comenzó a temblar y se oían ruidos... ¿Acaso estaría llegando Kannos al fin?

El shek se apartó de la pared pero en ningún momento se sobresaltó, sino que permaneció calmado y sereno, con la mente despejada y fría cmo el hielo del cual estaba hecha la sala. Incrementó sus defensas mentales hasta sus límites... ni siquiera el telépata de raza inferior más poderoso de todos habría podido penetrar en ella, o al menos eso pensaba Zirathon con orgullo, con el fortalecimiento de su barrera mental sus ojos parecieron volverse aún mas fríos e inescrutables que antes... Se dirigió rápidamente y con elegancia hacia Sagan, pareció deslizarse como una sombra, sus pasos ni siquiera se oyeron... Se posicionó junto al mago y desenvainó la espada, que llevaba desde que había ido a la torre de Derbhad, mirando hacia la puerta. Luego observó el filo de aquella arma... No solía utilizar espadas pero desde que se hizo híbrido aplicó casi todo su tiempo a la práctica del esgrima mientras que en su forma shek buscaba a sus congéneres, tanta práctica en su forma humana con las espadas lo terminaron convirtiendo si no en un maestro de las espadas si en un espadachín bastante hábil. Le dijo al mago:
- Algo se acerca, no se si es Kannos o no, pero es algo poderoso... Espero que sepas usar bien la magia ofensiva...

No lo se - dije - He leído en las paredes que se hizo después de la batalla de los seis, pero no he encontrado el porque - Me extrañaba mucho que no lo pusiera, por que no se hacían las cosas sin un motivo. Quizás estuviese en el arcano de los maestros que había apreciado en algunas partes de la cueva, pero de ser así no entendía el cambio.

Iba a añadir que no tenía sueño y la cueva empezó a temblar. Algo de arena me cayó encima desde el techo. Notaba como algo se acercaba por que el suelo temblaba cada vez mas.

Me quedé de piedra cuando oí los estruendos que provocaba. No obstante enseguida llegué a una conclusión: Alguien intentaba asustarnos. Si era Kannos solo podía tratarse de un humano y un humano no producía ese estruendo al avanzar. Decidí averiguarlo y cerré los ojos, concentrandome para ver las auras de lo que me rodeaba. Vi mi propia aura, de un color entre dorado y azúl, a mi alrededor. También vi la de Zirathon, blanco-azulada y gélida. Me concentré y amplié la visión. Conseguí ver un aura, lejos de donde estabamos, grande y brillante, henchida de magia.

Es un mago, poderoso sin duda, pero no se al cien por cien si es Kannos - respondí a Zirathon - Y por supuesto que se utilizar la magia ofensiva -

Me quité la cadena que llevaba al cuello y la lancé al aire. En el vuelo el pequeño trozo de madera, con un fogonazo de luz, se transformó en mi báculo que al caer a mis manos enarbolé en dirección a la entrada, listo para luchar.

Zirathon escuchó atentamente los pasos que venían por el túnel.. pasos estruendosos casi... Parecía que un Gigante fuese quien estuviera avanzando... Pero el shek no tenía constancia de que existiesen magos gigantes pero solo una criatura así podia originar tal estrépito al avanzar. El shek vio como Sagan se preparaba raudamente para la batalla sacando su báculo mágico... Zirathon suspiró con serenidad, debía mantener la mente fría y despejada y con todas sus defensas a tope... Blandió su espada distraídamente para practicar, aunque cuidando de no hacerle daño al mago, mientras hacía esto y miraba el filo de la hoja, el shek dijo:
- Ya me imaginaba que tal vez no fuese Kannos, es capaz de enviar a alguien a hacer su trabajo, a estas alturas ya debe saber que la Orden Mágica tiene custodiados los trozos del báculo...

Sin embargo ¿que sucedería si aquel mago que se acercaba resultaba ser el mago negro Kannos? ¿Acaso sería tan peligroso como el archimago lo había pintado en la Torre de Derbhad, o solo exageraba? Blandió la espada en estocadas más violentas pero más elegantes si era posible y miró hacia la puerta de la sala de hielo... Quería enfrentarse contra lo que estuviese viniendo, pero no dejó llevarse por los impulsos sino que siguió practicando con gráciles y elegantes movimientos.

Un mago encapuchado avanzaba por la cueva en una dirección muy concreta. A su paso la tierra se agitaba y sus pasos provocaban estruendos ensordecedores. Llegó a la cueva, donde se encontró con una barrera mágica. Ni por un instante se desconcentró al topar con ella y sin molestarse en intentar destruirla se esfumó en el aire y apareció en el otro lado de la protección mágica.

Entró a la sala de la cueva, encontrando sin sorpresa alguna a sus adversarios. Se deshizo de la capucha que le cubría el rostro y se observó a sus oponentes, enarbolando el báculo.

Kannos era joven no tendría mas que unos 25 años. Era alto, su pelo era castaño y sus ojos negros. Era apuesto, pero su rostro no expresaba ningún sentimiento ni emoción, se mostraba completamante inexpresivo. Su cuerpo desprendía grandes cantidades de magia que cualquier mago podía detectar: era sin duda un rival poderoso.

Lanzó una mirada, a Sagan y a Zirathon. Su mente estaba protegida por una densa barrera magica, pero sus ojos parecían poder leer en lo mas profundo del alma del mago y en shek.

Preparó el báculo, sin atacar aún. Esperaría a que atacaran ellos.

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Recuerdo las normas de este combate.
Es un combate moderado por lo que esta cuenta modera el combate. Esto quiere decir que no podréis rolear conforme le dais a Kannos un espadazo o le lanzais un conjuro que llega a su destino. Los ataques que recibe o esquiva Kannos los decidimos nosotros mientras que los que recibís vosotros los podemos decidir o podemos dejar que los decidáis vosotros. Esto no quiere decir que no podáis atacar o defenderos. Podéis atacar y el resultado será escrito por nosotros. Podéis defenderos con hechizos o escudos y se tendrá en cuenta a la hora de responder.

¡Buena suerte!

El shek continuó blandiendo su hoja y practicando, se acostumbraba bastante rápido al hecho de luchar con ese arma... Mientras practicaba notó como los pasos se acercaban cada vez más y de repente, una figura apareció en la sala... No sabía si era Kannos, pero algo se lo decía... la intuición y aquel aroma a magia que la figura desprendía... Los sheks eran muy buenos detectando magia y Zirathon notó mucha en la figura frente a ellos al igual que unas defensas mentales prominentemente elevadas...
"Podría quebrar esas defensas si me lo propongo" pensó el shek con sus pensamientos protegidos tras una poderosa muralla de hielo mental "Pero eso bajaría mis defensas y me dejaría libre para los ataques..." Sin embargo quería inspeccionar la mente de Kannos, necesitaba saber todo lo posible sobre aquel extraño báculo... pero sabía que no podría hacerlo a menos que lo debilitaran fuertemente...

Se apoyó en la empuñadura de la espada poniendo la punta en el suelo de hielo y observando con interés al mago recién llegado y luego a Sagan... Incrementó su barrera mental hasta hacerla prácticamente impenetrable... Los ojos del shek no reflejaban emoción alguna... Sino frialdad, frialdad y una indiferencia absoluta y total..

Los ojos del mago me escudriñaban... Sentí como si pudiera leer algo en mí que ni yo mismo podía ver. Sin embargo prefería que atacara antes. Un hechizo mágico podía ser devuelto por un mago mas poderoso que el que lo lanzaba y estaba seguro que aquel era mas poderoso que yo. Desde donde estaba podía sentir la gran cantidad de magia que poseía.

Preparé el báculo, preparé mi magia para usarla y deslicé la mano hasta mi bolsa y de ella saqué un pequeño saquito que podía ser útil y lo escondí en mi puño.

Miré al mago directamente a los ojos, tratando de adivinar que era lo que sentía, por que hacía aquello. Pero no toda mi voluntad ni toda mi empatía pudieron atravesar la inexpresividad que Kannos nos mostraba. Parecía no sentir o no ser. Mientras tanto el shek se apoyaba en su espada, cómodamente. Parecía que habíamos coincidido en la idea de ser prudentes y ver primero su poder, antes de atacar nosotros.

FDR: bueno chicos, voy a engancharme aqui porque no tiene sentido ya que me ponga a metarrolear de la fiesta o del viaje, así que como buen pnj llevado por el master mientras un jugador está aunsente, es hora de que vuelva al rol.


Las vibraciones mágicas llenaban el ambiente. Ankron prácticamente podia ver una corriente de energia mística fluyendo en torno a ambos hechiceros. El otro espadachín tomó una postura expectante respecto al mago, mientras que Sagan parecía preparar sus propios conjuros. Ninguno parecía tener prisa en comenzar la batalla, como si estuvieran midiendo sus fuerzas.

Sin embargo eso no era en lo que creia Ankron. Él, como todos los bárbaros, creia en la fuerza explosiva del salvajismo, en la ira del momento, en el valor y en que quien pega primero, si pega con suficiente fuerza no tiene que pegar más veces.

Sacó el mandoble de la vaina de cuero marrón que llevaba prendida de la espalda y haciendolo girar y dando un grito Ankron se lanzó con toda la furia de sus ancentros y sus músculos intentando poner fin a la pelea de un solo golpe dirigido al cráneo de hechicero.

El mago detuvo a Gasusu a escasos centímetros de el y lo lanzó a un lado de la sala.
Luego se lanzó con una velocidad sobrehumana hasta quedar entre Sagan y Zirathon. Hizo un movimiento y una barrera mágica opaca se alzó, tapandole la visión y el oído a Gasusu sobre lo que pasaba dentro. La barrera era infranqueable y nada podría entrar o salir de ella hasta que Kannos acabara lo que tenía que hacer con Zirathon y Sagan.

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El rol de Sagan y Zirathon continúa por mp. Cuando todo el rol acabe se publicará en el foro.

Gasusu: Tendrás que esperar un poco, no durará mucho y pronto se abrirá la barrera y proseguirá el combate.

Se deshizo el escudo. Nada parecía haber pasado dentro, los contrincantes a penas se habían movido.

Sin embargo el mago les dio la espalda y miró fijamente el lugar donde estaba guardado el fragmento de báculo, entre hielo.

Sagan, si me haces el favor... - ordenó, con voz inexpresiva, señalando el hielo, para sorpresa de Gasusu.

Sagan se acercó al báculo y se agachó, hasta quedar a su altura. Tocó el hielo con el dedo, y este se deshizo, desparramándose otra vez por el suelo. Sagan alargó la mano y sin dudarlo un instante retiró el báculo de su base y acto seguido se lo entregó a Kannos.

Su mirada mostraba una extraña expresión, como ausente, como si estuviese preocupado o encargandose de otras cosas interiormente. Se giró y se situó al lado de Kannos, esperando a que este decidiera que hacer a continuación. Mientrastanto redujo su báculo nuevamente y se lo colgó al cuello, ocultándolo otra vez bajo la camiseta: no lo necesitaba por el momento.

Miró alrededor, esperando a que la magia se agotara en aquel lugar, que se desvaneciera en el aire, algo que podía pasar en cualquier momento al retirar el báculo.

Segundos después el aire pareció estremecerse. Un pequeño terremoto sacudió la región. Los magos que estuviesen por allí pudieron sentir como la magia del sur de Nandelt se agotaba hasta desaparecer por completo...

-> A partir de ahora en el sur de Nandelt no se pueden utilizar armas especiales, los magos no pueden conjurar hechizos y los unicornios que no son híbridos tienen que salir de aquí con rapidez.

El shek observó inexpresivamente como Sagan derretía el hielo que protegía el fragmento de báculo... Luego miró a Kannos y de pronto sintió como una sacudida en la tierra... Le pareció notar como la magia de todo el sur de Nandelt desaparecía de cada uno de sus rincones... Zirathon hizo un gesto negativo con la cabeza y volvió a mirar a Sagan y luego a Kannos, con expresión inescrutable... Echando una última mirada fría e indiferente a la estancia, el shek se alejó lentamente, saliendo de la Sala de Hielo... Se apoyó contra una de las paredes de hielo y roca por si tenía que esperar a Sagan.