Rol Colectivo: ~Ariadna-Ayshel-Koral~ Norte de Raheld

Por fin llegamos al norte de Raheld. Estábamos cerca de un riachuelo congelado en una arboleda robustos abetos. La nieve lo cubría todo, y hasta nosotras llegaba el aroma de las chimeneas del pueblo de Nolir, que comenzaba a pocos metros de dónde nos encontrábamos.

Me dejé caer sobre la nieve, mareada. El viaje me había dejado agotada. Hacía frío, mucho frío, y rápidamente busqué el único abrigo que tenía dentro de mi abultado zurrón, mientras maldecía que nos hubiese tocado aquel destino, en Invierno, y encima, tan cerca de Nanhai. No podía habernos tocado un sitio más frío. Incluso hechaba de menos una hoguera calentita, pese al miedo y horror que como feérica tenía al fuego.

Me arrebujé y encogí en mi abrigo-capa, y me pasé la capucha por encima de la cabeza para protegerme del viento helado, y miré a mis compañeras.

-¿Alguna sugerencia para comenzar? Tal vez podríamos bajar al pueblo a preguntar.

Deseaba ponerme en marcha ya, pues temiá que sin nosquedábamos quietas acabaríamos congeladas. Después de todo, no estaba nada acostumbrada a las bajas temperaturas... ni tampoco a las altas, después de mi desastrosa aventura por Kash-Tar.

La sensación de viajar con la luz era algo que Ayshel no había experimentado nunca en todos los años de su vida, por lo que a la llegada a las cercanías de Nolir la feérica se encontraba desorientada, pero el gélido viento procedente de la no tan lejana tierra de gigantes había ayudado a su pronta recuperación.
Ni se planteo la idea de una hoguera, odiaba el fuego por sobre todas las cosas y antes prefería perecer bajo aquel manto blanco que lo cubría todo, por eso siempre llevaba encima suficiente ropa de abrigo.
A pesar de no haber estado tan lejos de Awa, le gustaba estar preparada por si algun día surgía algo inesperado como había resultado la fiesta en la torre.
Ayshel miro a su alrededor y fue a atender a Koral, que en estos instantes era quien necesitaba más atención tras el viaje, le ofreció su propia capa para que se cubriese del frío y escucho las palabras de ésta, volviendo a observar todo lo que se encontraba a su vera.

-Lo mejor que podemos hacer es bajar al pueblo, porque si nos quedamos más tiempo aquí la unica utilidad que tendremos para esta misión será como esculturas de hielo.

Off rol: Chicas, siento haber tardado tanto en postear , al parecer me perdí ^^" jiji, ¬¬", resulta que tengo la caveza no se sabe donde, así que si desvario no os preocupeis.
Por cierto, ¿quien lleva la brújula para localizar el báculo?

On rol: Por un momento tube la sensacion de que volvia a nacer. Tras viajar con la luz no pude evitar que mis manos buscaran en mi cuello el aire que faltaba en mis pulmones <<.Rayos y retruecanos>> Pensé <<.Ni siquiera podia aguantar un viajecito así, como tenia que luchar contra ese tal... ¿Kannos?...¿Canoso? Bah! ¿que importaba el nombre de ese imbécil?>>

Porque algo tenia claro: Odiaba a ese tio por lo que estaba haciendo. Su proposito me parecia espantoso.

Sin embargo, todos esos pensamientos fueron sacudidos por una rafaga de viento que nubló mi vista y que arrastró por ella todo lo que me estuviera pasando por la mente.

Mi cuerpo empezó a temblar, y no solo el mio, pude apreciar como Koral se incomodaba con ese temporal y como Ayshel le prestaba algo de ropa.

Corrí hasta donde Leyznbeth reposaba y le arrebaté la bolsa de equipaje buscando algo con que esconderme del frio. Fue cuando me incliné para poder buscar mejor cuando el colgalte me rozó la piel y como un estremecimiento me recorrió el cuerpo, que reaccionó buscando con más intensidad dentro de la gran bolsa.

Tras encontrar la capa que buscava, me la puse y me dirigí hacia mis compañeras las cuales estaban decidiendo que movimiento hacer:- Estoy a sus ordenes señoritas, sin embargo, creo que deberiamos buscar el bàculo por los sitios más evidentes, es decir, los más populares, y si puede ser, que sean relacionados con la magia, ya que no encuentro sinó, otro sitio más apropiado para esconder algún objeto así...

Me percaté que mi reflexion habia sido más seria de lo que habia pretendido, así que lo arreglé todo con una dulce sonrisa.

FdR: ¡La brújula! *Koral se golpea la frente* Pues ya que te has acordado tú, llévala tú, si quieres. ^^ pondré algo al respecto en el rol. Y ya que yo pongo el transporte rápido, que Ayshel lleve la runa que nos llevará de vuelta a la torre. Edito: Espero que tengáis ganitas de leer... me ha salido una de mis famosas biblias... ya os acostumbraréis xD y perdón por las molestias

Ayshel se acercó a mí con ropa de abrigo y mientras me encogía dentro de ella le dirigí un sincero "gracias" y una sonrisa amable. Empezaba a entrar en calor, ahora más protegida del viento helado. Me pregunté cuánto faltaría para la primavera. Lo cierto es que no tenía ni idea de a qué día estábamos ni a qué mes, llevaba ya muchas semanas desorientada en ese sentido. Aunque de todas formas, tan próximas a Nanhai cómo estábamos, el calor tardaría muchisimo en hacerse notar.

-Lo cierto es que no he venido muy preparada para el invierno, estoy acostumbrada al calor y buena temperatura de los bosques. En cuanto bajemos al pueblo y consigamos algo de información compraré algo de abrigo y te devolveré la capa Ayshel -añadí a mi agradecimiento anterior.

Tras escuchar que todas estábamos de acuerdo en bajar al pueblo, ya no tenía sentido que siguieramos en aquel claro; lo mejor sería ponernos en marcha en seguida, para no acabar, como había dicho Ayshel, convertidas en estatuas de hielo. Escuché el razonamiento de Ariadna y estuve de acuerdo. También me dí cuanta del modo en el que lo había dicho. Parecía una persona abierta y llena de energía, del tipo de personas que lo dan todo para lograr su objetivo, y sonreí. Poniendo cada una un poco de su parte, las tres juntas podríamos encontrar la pieza del báculo.

Mientras pensaba en un modo de búsqueda me dí cuenta de que Ariadna no se había percatado de que algo pequeño y oscuro había caído de su bolsa de viaje cuando buscaba ropa de abrigo. Me agaché para recogerlo y me dí cuenta de que era la brújula que se nos había entregado para encontrar la pieza del báculo. Le quité la nieve que se le había prendido del suelo y se la ofrecí

-Ariadna, se te a caído la brújula. -sonreí. -Llévala tú, si quieres. Ayshel lleva la runa de vuelta a la torre, así que, si ya lo tenemos todo... podemos marchar ya hacia el pueblo. Podríamos pedir asilo en una posada, y de paso, preguntar allí los sitios públicos más frecuentados del pueblo, como el ayuntamiento, biblioteca, mercado o alguna sala de juntas del pueblo; y si existe allí alguna asociación de magos o algo por el estilo. Y también podríamos preguntar si vive alguna persona de importancia, ya sea mago, religioso, caballero de Nurgon o nobiliario. Es probable que el tal Kannos tenga a algún compinche que le ayude a mover algunos hilos, y es probable que esa persona tenga cierto poder.

Terminé da hablar y dejé unos segundos de silencio para asegurarme de que me habían entendido. Era mucha información junta. Finalmente me di cuenta de que había dicho demasiado sin entrar todavía en acción, así que añadí.

-De todas maneras, lo primero es llegar al pueblo, y una vez allí se irá desarrollando todo. Si os parece todo bien... andando -dije con una sonrisa que pretendía infundir ánimos.

El pueblo no quedaba lejos, aunque el trayecto cuesta abajo para llegar no era demasiado fácil, ya que estábamos en un bosquecillo sin caminos escritos y la nieve y el hielo eran trampas en potencia. Tras algún resbalón tonto que por suerte no llegó a causar caídas graves, llegamos a la entrada del pueblo. El olor de las chimeneas me recordó a mis breves estancias en casa de de mi padre, cuando servía al rey de Raheld. Me pregunté de pronto si en aquel pueblo viviría alguien de la familia de mi padre... mi familia, la que nunca conocí, ya que la relación de mis padres nunca había sido de buen grado por ninguna de las dos partes familiares. Así que de todas formas, tampoco sería buena idea buscar indicios de una familia que no sabía que yo existía.

Atraída por aquel aroma, que, aunque fuese agradable y trajese recuerdos de mi infancia, no dejaba de simbolizar que aquello no era más que fuego devorando antiguos árboles, -para mi disgusto- llegamos a la entrada de una posada que parecía agradable. Entramos dentro, y enseguida nos acogió el calor. Ya no necesitava la capa de Ayshel por el momento, así que se la devolví al tiempo que miraba a mis compañeras interrogativamente:

-¿Por dónde empezamos?


FdR": Perdón si llevo demasiado la voz cantante, es decir, si muevo demasiado a los pj's en el rol, es para ir adelantando. Vosotras también podéis hacerlo. Y si os molesta, solo decirlo ^^

Fdr: Para nada Koral, ni me parece una pasada de post ni que lleves la voz cantante ni nada, de hecho se agradece, así el rol no se hace tan pesado, intentaré algo parecido
On rol:
Tras oír la pregunta de Koral, cogí la brújula y me fijé que marcaba en dirección contraria <<.Mier..>> - Pensé.
Entonces algo me llamó la atención, o más bien alguien.
Un hombre, con vestimentas caras y lujosas y con aire engreído reposaba su brazo repleto de brazaletes de oro encima de la barra con aire seguro y confiado.
<<.Por todos los dioses, pero si era Menriu>>Comprimí mi rabia apretando mis dedos hasta hacerme sangre. Menriu, como odiaba ese nombre, siempre pensé que si el séptimo se reencarnaba debería hacerlo en alguien como él.
Menriu era despiadado, grosero, egoísta, villano, nefasto y sin embargo siempre todo le iba bien y nunca tuvo problemas.
Menriu se dedicaba a todo tipo de negocios, desde contrabando de todo tipo de especies, animales o vegetales, lo cual le daba cierta autoridad e influencia con personajes importantes de todo el planeta, hasta el control de locales de toda la ciudad. Se podía decir que Menriu era la máxima influencia en Idhun.
Y yo solo podía sentir repulsión, sin embargo hice algo que hubiera dejado helado a cualquiera que hubiera estado cerca.
Me gire hacia mis compañeras y dije:- ¿Me disculpáis un segundo? Quisiera saludar a un viejo conocido.
Mientras me acercaba a él empecé a recordar los muchos sabotajes que le había hecho en mi estancia en Kosh y su ignorancia de ello.
Recordé también la obsesión que había tenido conmigo, las veces que había rozado mi cuerpo mientras yo servía las mesas de la taberna en la que trabajaba.
Tuve que reprimir la arcada que corría hacia mi garganta.
Dejé que mis instintos de seducción afloraran y me dejé llevar, no sin antes asegurarme que llevaba el pelo bien:- Vaya vaya, pero mira quien hay aquí, pero si es Menriu, cuanto tiempo hacia que no nos veíamos. – ¡Hombre! Ariadna preciosa, ¿Cómo estás? ¿Sigues moviendo tu cuerpo tan bien como la última vez que nos vimos?
Como respuesta, hice un giro con postura seductora, mientras que por la cabeza me pasaban infinidad de tacos que quería pronunciar a ese grosero cerdo que se hacía pasar por persona:- Vaya, ya lo veo, no tengo ninguna duda ahora que te he visto, pero ¿qué haces por aquí? ¿Te puedo ayudar en algo cielo? ¿Sabes que me tienes aquí para cualquier cosa, eh? – Y diciendo eso se metió un dedo en la boca para sacarse un trozo de comida de entre los dientes.
Tragándome otra arcada le contesté que venía un poco de turismo y que si me podía decir un poco los lugares más importantes y los personajes más celebres que residieran en esa área.
Tras oír aburridas anécdotas y sufrir por el estado de mis compañeras, me despedí apresuradamente de él, tras obtener lo que deseaba, no sin antes hacerle un guiño de lo más seductor y mirar en dirección a mis compañeras de viaje con cara de asco.
Corrí hacia ellas y les dije:- ¡Lo tengo!, creo que ya se donde debemos ir, tenemos que encontrar la gruta de las maravillas, es por lo visto una especie de cueva con manantiales mágicos o algo así, lo único es que están custodiados por mestizos de gigantes y humanos, creo que me dijo, pero no creo que haya problema .

Fdr: Me pasé

FdR:Si que dejais el listón bien alto xD...en cuanto a lo que dijo Koral yo tampoco tengo ningun problema.

Por alguna u otra razón sus compañeras parecían estar ligadas a esta tierra como había demostrado el repentino encuentro con un "viejo conocido" de Ariadna, sin embargo, ella, Ayshel no había salido nunca de las proximidades del Bosque de Awa y era poco lo que conocía de tierras Idhunitas a excepción de lo que había leido en libros y libros.
Koral le había devuelto la capa y ella se la echo sistematicamente por los hombre, con presteza y miro la runa que también Koral había depositado en sus manos, la observó momentaneamente, pero sin detenerse mucho en esa tarea, pues no había mucho tiempo que perder en aquellas circustancias.

-No perdemos nada por ir a buscar en esa ruta, ya que parece ser elúnico lugar cercano a estas nevadas tierras en el que emane algo de contenidomágico que podamos utilizar para nuestra misión, pero creo que deberíamos omitir a aquellos que custodían la gruta nuestro motivo de visita, quien sabe si estaran compinchados con el dela fiesta.-dijo Ayshel con convicción, ella no era una persona que confiase rapidamente en la gente y las circustancias le habían llevado a acelerar ese proceso con sus compañeras de viaje.

-Es hora de buscar al gruta...-dije con entusiasmo sujerando la puerta de la taberna para que mis compañeras pasasen.

Ayshel y yo esperamos a que Ariadna terminase de habalr con aquel conocido que había encontrado en la barra. Desde nuestra posición no podía escuchar lo que se decían, sin embargo, los gestos y el aspecto de aquel hombre no me transmitieron ninguna confianza. Confiaba en el juicio de Ariadna, sin embargo, aunque también a ella la acabase de conocer.

Por suerte, Ariadna no tardó mucho, y tampoco se trajo aquel hombre con ella. Y lo que era mejor, traía información. "Genial" pensé "parece que empezamos con buen pie". Sin embargo, no me creía del todo mis propios pensamientos, pues tendía a desconfiar de lo fácil. Tal vez aquella gruta de la que nos hablaba fuese una trampa. O una vez dentro se complicasen las cosas, o incluso simplemente no encontrárampos nada nuevo allí. Sin embargo, era la única pista que teníamos para comenzar.

Tras escuchar las palabras de Ayshel, estuve completamente de acuerdo. No podíamos contar a nadie abiertamente nuestro objetivo.

-Está bien. Diremos que somos aprendizas de magas y que tenemos que recoger muestras del agua del manantial para un trabajo de investigación. Tratad de parecer inocentes e ingénuas y... si surge la necesidad y son todo varones... podemos usar nuestros encantos feéricos de atracción para subyugarles. El ataque directo con armas o magia que sea nuestro último recurso, tenemos que intentar ser discretas.

Después de haber acordado más o menos el plan, salimos de la posada al frío de la calle, volviendo sobre nuestros pasos de nuevo hacia las montañas. Antes de salir del pueblo, sin embargo, me disculpé un momento a mis compañeras y entré en la casa de una modista, con intención de conseguir ropa de más abrigo. La mujer, bajita y arrugada, me recordó bastante a un gnomo de las profundidades de los bosques, una variante de los feéricos poco común. Insistió en venderme una capa de pieles, pero la rehusé amablemente, y escogí una capa con capucha de lana bastante gruesa.

Salimos por fin del pueblo y nos dirigimos hacia las montañas. Una vez al abrigo de los árboles, tras subir ya algunas cuestas, me dirigí hacia Ariadna:

-Bueno, ahora tú eres nuestra guía, ya que tienes la brújula. ¿Por dónde seguimos?

- haber, al parecer la gruta está por allí y la brujula dice... que nos dirijamos en esa dirección, sigamos.
Y mientras hablava apresuré el paso, un escalofrio me corrió la nuca cuando la imagen de Menriu apareció en mi mente <<.pero que asco de hombre, nunca vi nada mas repulsivo.>>
Saqué un bolsito que llevaba en el cinturón y saqué unas hojas con las que me froté el cuello y que me llenaron con la aroma de mi infancia, añadí mentalmente que deberia cojer mas la proxima vez que regresara a Puerto Esmeralda.

Tras llegar a la gruta entré un poco nerviosa y me encontré con uno de esos mestizos de los que Menriu me habia hablado, no sin antes asegurarme que la brujula marcaba el interior de la gruta:- Buenas tardes, bienvenidas a la gruta de las maravillas, ¿en que puedo ayudarlas? - Mientras me giraba para mirar a mis compañeras, me volví en dirección al mestizo y respondí, no sin antes pensar que parecia que hubieramos entrado en un local - Verá, somos unas magas aprendizas de la torre de la torre de Kazzlun y veniamos para hacer un estudio sobre las propiedades milagriosas que tiene este manantial. - De milagriosas nada jovencita, como bien sabrás la leyenda dice que fue un mago quien aportó esas propiedades, pero bueno, lo que necesitais es este libro - Y se dirigió a una estanteria que se encontraba escarpada en la roca - Esto... Perdone, pero creia que nos dejaria entrar en la gruta... - ¿Para que? Si aquí teneis toda la información que necesitais, no se por que me tendria que arriesgar a que robarais el agua que fluye en el manantial - Y dijo eso mirandonos con desprecio, entonces tuve una idea, una repulsiba idea:- Me temo que no save con quien está hablando, ante sus ojos tiene a la mismisima senyora de Menriu Dlazer, del qual estoy convencida que conocerá el nombre. - Aunque el hombre estaba de espaldas noté como se le helaba la sangre y, tras fijarme los ojos encima dijo:- En ese caso, me encargaré personalmente de acompañarlas hasta la gruta.
Atravesamos un sin fin de pasillos laberinticos, que por si acaso, marqué con la aroma de las hojas de mis bolsillos por las paredes.
Cuando llegamos me di cuenta que el manantial estaba bajo tierra, algo que me pareció de lo mas extraño, entonces fijé la mirada a nuestro guia y le dije:- Ahora si nos disculpas, deseariamos estar a solas, ¿lo entiedes o hace falta que llame a mi marido? - Odiaba ser tan arrogante pero la situación era extrema - Pues claro señora, ahora mismo me marcho, si me necesitan me encontrarán en la entrada de la gruta. Y tras hablar se marchó.

Me fijé en mis compañeras y les dje:- Antes de que digais nada tres cosas: Una, no estoy casada con Menriu, dos no soy tan arrogante, tan solo me he comportado así porque no sabia como actuar y tres, Menriu es el hombre con quien he hablado en el pueblo, se dedica al contrabando y tiene gran multitud de negocios, es por eso que fui a hablar con él, tiene muchos contactos... bueno ya está, ahora a por el baculo, tenemos que protegerlo de ese tal Canoso.

Ayshel paseo la mirada por el interior de la gruta de las maravillas ciertamente nada parecía estar fuera de lugar, en tanto tambien atendía a las explicaciones de Ariadna sobre aquel encuentro que había tenido con su amigo en la taberna, cosa a la que en cierta manera no le daba mucha importancia.

-No importa Ariadna, esperemos que por lo menos su ayuda nos sea de utilidad.

Mientras pronunciaba estabs apalabras el ambiente cambio se oscurecio las nubes tiñeron de negro y oscuridad el cielo y truenos y relámpagos se dejaban sentir.

-Parece que esta volviendo a ocurrir lo mismo que en la torre,¿creeis que podemos estar acercandonos a uno de los fragmentos del báculo?

Fdr: yo creia que seguiamos dentro de la gruta :S, bueno da igual, haré que estamos en el exterior.

-¿Como que no importa? ¡pensé que hos habia puesto celosas! Es broma, por lo del báculo, no lo creo, lo sé, prepararos para el ataque, será inminente, busquemos el báculo. - Dije cambiando mi tono de voz. Empecé a escudriñar las paredes, mientras me adentraba en el agua descalza. Fue cuando estaba mirando una pintura que habia en una pared cuando un pinchazo recorrió mi pie:- ¡¡¡Aaauuu!!! - Chillé mientras me cogia el pie con las dos manos, una accion que hizo que mi cuerpo se tambaleara peligrosamente y que me encontrara al cabo de dos segundos dentro del agua.
Instintivamente, saqué la caveza del agua y empecé a reir, quizá por la exageracion de mi caida, quizá por la patetica caida que habia hecho.
Me fijé que las dos chicas se contenian la risa por lo que les tiré un poco de agua, quejandome a regañadientes de su sentido del humor, aunque ni yo misma podia conterme la risa.
Fue entonces cuando miré el objeto con el que me habia tropezado. Hice un salto de alegria tan alto que por poco vuelbo a zambullirme en el agua:- ¡¡¡Lo encontré chicas!!! ¡¡¡Lo encontré!!!

Editado

Me mantuve en actitud pasiva mientras Ariadna tomaba las riendas de la situación y se encargaba ella sola del guardián de la entrada de la gruta. Realmente se le daba muy bien manejar a ese tipo, era una gran actriz. Aunque también podía ser que todo lo que decía fuese cierto... en ese caso, me encontraba ante una persona lo suficientemente importante para que se le concediesen permisos inaccesibles para el resto, o por lo menos, era la esposa de alguien así. ¿Esposa? ¿No era demasiado joven...? Sin embargo, mis dudas se aclararon cuando ella dijo que había estado fingiendo para que nos dejaran entrar.

-Desde luego, eres una buena actriz -reí, especialmente cuando llamó a nuestro supuesto enemigo como "Canoso". Desde luego, era un buen apodo.

En ese momento el cielo, hasta ahora despejado, comenzó a encapotarse rápidamente. Demasiado rápido. Aquello no era natural, y además, sentía una enorme carga de energía en el ambiente. "No. nononononono." Pensé, incómoda. Comenzaba a absorver la energía del ambiente como una esponja, sin poder evitarlo. si eso iba a más, terminaría por explotar. Necesitaba descargar mi energía, pero no me sentía cómoda con tanta gente para transformarme en unicornio en ese momento. Tal vez podría aguantar un poco más...

En ese momento, oí un chapoteo y un chillido de Ariadna, que había caído al agua. Sonreí, sin poder aguantarlo; al menos sí podía contener las carcajadas, a duras penas. Empezó a salpicarnos, divertida, sin embargo, mi expresión cambió súbitamente al ver que las gotas que caían sobre mi piel se evaporaban rápidamente, producto de mi súbita subida de energía. "Aguanta un poco más" Por suerte, mis compañeras no se dieron cuenta, porque en ese momento, estaban fijando su atención en.. ¡La pieza del báculo!

-¡Por fin! -excalmé, mientras me inclinaba para examinarlo. La pieza estaba sobre el suelo, aunque no de forma descuidada: estaba en el centro de un hexágono regular que superaba tres veces la medida de la pieza pintado en el suelo rocoso, y el perímetro del hexágono lo ocupaban diversos signos que imaginé que serían letras arcanas, y por tanto, frases escritas en el lenguje de la magia. Estaba muy poco familiarizada con ese idioma, y aunque algunas letras me sonaban de algo, tal vez de algún hechizo que Dragon tuviese apuntado en sus libros de hechicería, no sabía interpretar lo que decía. En cualquier caso, me parecía extraño que no Ariadna no hubiese visto tal espectáculo de símbolos y hubiese tropezado con el fragmento. Tal vez... seguramente la pieza estuviese protegida por algún hechizo ilusorio, que se hubise roto por el accidente de Ariadna, o por cualquier otro motivo ageno a nosotras, y el tropiezo de Ariadna fuese casual.

Compartí mis razonamientos con las chicas (FdR: Vamos, que os conté todo lo que había pensado sobre el lenguaje y el hechizo de ilusión, no voy a volverlo a escribir todo xD) -...no sé lo que pone, pero seguramente no sea más que el hechizo de ilusión, y ya que está desactivado, no tenemos que darle más vueltas... Lo mejor será que nos vayamos rápidamente, no me encuentro bien y este ambiente está muy cargado de energía. ¿No notáis...?

En ese momento, antes de que nadie pudiese evitarlo, acaricié el fragmento del báculo con mis manos de forma involuntaria, solo un pequeño roce. Pero fue suficiente para notar cómo el objeto absorvía mi energía de inmediato. Al principio fué un alivio, ya que estaba demasiado cargada de energía, pero rápidamente se convirtió en horror, ya que el báculo absorvía más rápido mi energía de lo que yo chupaba la del ambiente, y sentí la desagradable sensación de que me robaba mi magia. Rompí de inmediato el contacto y me aparté del báculo sin moverlo, horrorizada. Pronto volví a notar que mi cuerpo seguía absorviendo la energía del ambiente.

-No toquéis eso -susurré, aterrada. -No me toquéis a mí tampoco

Perdon por meterme

Koral, si mueves el fragmento del báculo de su lugar en teoría la magia debería agotarse del lugar (¿Por que nadie lee? T__T)

En fin... si te da tiempo edita tu post anterior o si puedes pues hagamos una cosa: el báculo no puede salir de la cueva (Pero es mil veces mas recomendable la primera)

Gracias

Editado el post de arriba.
Mis disculpas, Sagan Es verdad que sí lo leí, pero no me acordaba. Revísalo por si tengo que editar de nuevo (no me extrañaría, suelo tropezar en la misma piedra no dos veces, sino tres, o las que hagan falta xD)

- ¡Koral! - instintivamente mis brazos se dirigieron hacia los de ella, pero su alerta, hizo que mis brazos se congelaran en el aire, como si estuviera esperando que una pelota me cayera del cielo.
Miré a la chica alarmada, hasta ese momento no me había dado cuenta, pero la piel, a diferencia de sus acompañantes, no estaba mojada, si había algún indicio en su cuerpo de que se hubiera mojado, ese era su ropa, que seguía humedad.
Pero sus cambios no solo la repercutían a ella. A todas se nos había encrespado el pelo, no con tanta energía como Koral, pero si de una forma muy leve.

Me daba miedo, y no por mi persona, sino por la situación. No tenía ni idea de que estaba ocurriendo. No savia si eso se debía a Koral, o a la inminente llegada de Kannos, una llegada, que cada vez se volvía más agobiante:- Koral, ¿te encuentras bien? ¿Qué te ocurre? estas pálida, ¿se debe al báculo? tienes el pelo completamente encrespado, como si estuvieras cargada de energia. Será mejor que salgas del agua, si estas cargada de energía podrías electrocutarnos. Pero, ¿a qué se debe eso? ¿Es por Kannos? oh dioses, dejarme echar un ojo.
Me impulsé para salir lo más rápido posible del agua y llegar al pasillo, que seguía solitario, aunque un poco oscuro. Desee por un momento no haber frotado esas hojas para el camino de vuelta, ya que mi sentido del olfato se veía inutilizable por la fuerte aroma.

Me giré hacia mis compañeras preguntándome una y otra vez porque me metía en esos problemas.

El suelo tembló ligeramente, al aparecer de la nada un individuo enfundado en una capa negra.
Sacó un báculo, mientras observaba y evaluaba a sus oponentes.
Se deshizo de la capucha que le cubría el rostro y se observó a sus oponentes, enarbolando el báculo.

Kannos era joven no tendría mas que unos 25 años. Era alto, su pelo era castaño y sus ojos negros. Era apuesto, pero su rostro no expresaba ningún sentimiento ni emoción, se mostraba completamante inexpresivo. Su cuerpo desprendía grandes cantidades de magia que cualquier mago o unicornio podía detectar: era sin duda un rival poderoso.

Por el momento no atacó, dejando a sus tres rivales actuar en primer lugar.


Recuerdo las normas de este combate.
Es un combate moderado por lo que esta cuenta modera el combate. Esto quiere decir que no podréis rolear conforme le dais a Kannos un espadazo o le lanzais un conjuro que llega a su destino. Los ataques que recibe o esquiva Kannos los decidimos nosotros mientras que los que recibís vosotros los podemos decidir o podemos dejar que los decidáis vosotros. Esto no quiere decir que no podáis atacar o defenderos. Podéis atacar y el resultado será escrito por nosotros. Podéis defenderos con hechizos o escudos y se tendrá en cuenta a la hora de responder.

¡Buena suerte!

FdR:Siento tardar u.u entre unas cosas y otras a una se le olvidan ciertos compromisos.

Ayshel pensaba que tardarían bastante mas en hallar el báculo, pero lo habían encontrado más pronto de los previsto lo cual a fin de cuentas les daba una clara ventaja respecto a aquel mago que había interrumpido la fiesta, pero derepente Koral que había tomado el báculo entre sus manos estaba sufriendo lo que parecia ser na absorción de energía.
Ariadna por su parte intentaba averiguar que era lo que afectaba a Koral de esa forma tan brusca, pero la situación cambio tan bruscamente como asi lo había hecho cuando el báculo había sido descubierno, Kannos, el mago había hecho su aparición en escena.
Ayshel pensó en atacarlo de inmediato, tal vez asi lograría sacar una clara ventaja para ella y sus compañeras, pero sabía que no era una situación acertada pues en parte también quería saber que era lo que él tenía que decir.

-¿Que quieres?-pregunto Ayshel con tono desafiante.

FdR: Señores... aviso que leer este post les robará algo de su tiempo... espero que dispongan de él en abundancia xD

Vi por el rabillo del ojo como Ariadna se acercaba a mí, preocupada, pero traté de mantener cierta distancia con mis compañeras disimuladamente para no herirlas inconscientemente a causa de mi sobrecarga de energía.

-No os acerquéis a mi -repetí a mis compañeras. -Hay algo. El ambiente está cambiando, se está llenando de energía en estado puro, y no puedo evitar... mi cuerpo la absorve sin remedio. No sé exactamente qué la produce ni porqué, aunque seguramente... -dejé mi frase en el aire, lanzando una mirada significativa a mis compañeras-. ¿No lo notáis? Esta especie de energía estática... -callé de golpe. cada vez me costaba más hablar, sentía los labios y la lengua torpes, entumecidos, como si estuviesen congelados. -Esto no es normal. Tened cuidado, no... no os acerquéis a mi. Es... es peligroso... Estad alerta... -conseguí terminar.

Ahora que había roto el contacto con la pieza del báculo, mi cuerpo absorvía de nuevo energía a raudales, y cada vez más deprisa. Tenía miedo de no poderlo resistir y terminar estallando literalmente, pero, ¿como podía para aquello? y lo que era peor: ¡aquello iba a más! Mi cuerpo se dobló repentinamente y caí al suelo de rodillas, abrazándome a mí misma como si mis débiles brazos me ayudasen a mentener el cuerpo todo unido y en sus sitio, pues sentía como si me fuera a partir por la mitad. Cerré los ojos con fuerza un segundo y me levanté de nuevo, con mucho esfuerzo. Al momento, sentí un pequeño movimiento sísmico bajo mis pies que casi me devolvió al frío suelo de nuevo, y ante mí, envuelto en una oscura capa, estaba el que se suponía que debía ser Kannos.

Mi primer pensamiento al verle fue completamente estúpido. Me dije que el apodo "Canoso", como le llamaba Ariadna, ya no le pegaba tanto, pues el mago era un humano joven, de entre 20 y 25 años. Y las facciones de su rostro lo convertían en un chico muy guapo. Tal vez lo que más le afeaba fuera esa frialdad e indiferencia con la que miraba: su rostro parecía estar tallado en granito, una estatua bella pero impasible con una perpetua expresión de cara de póker.
Gemí por lo bajo al comprobar, ya sin ninguna duda, que era él el foco de aquella violenta carga energética. Su cuerpo emanaba tal poder que casi se podía tocar. Bajo su máscara inexpresiva y su postura engañosamente relajada, se encontraba el ser más poderoso con el que me había encontrado nunca, más mortífero que un shek, más peligroso el mago de aquella secta del séptimo que nos apresó a Reikren y a mí, y que incluso supuso el fin de mi amiga, una dragona.

No nos podíamos dejar engañar, o sería nuestro fin. Teníamos que ser muy cautelosas.

Ayshel saltó la primera, recuperada antes que nosotras de la conmoción. Lanzó una pregunta corta, pero muy directa y en un tono desafiante que hasta haría palidecer de temor a un dragón. Era el genio de los feéricos. Sin embargo, dudaba de que a Kannos llegase a afectarle lo más mínimo. No parecía que nada pudiese sorprenderlo ni enfadarlo, pero tampoco hacerle sentir compasión ni bondad. Sus ojos oscuros parecían dos pozos infinitos de agua helada.

-No os precipitéis -dije en voz muy baja, para que solo me oyesen mis compañeras. -Tened precaución y no os dejéis engañar por él, por lo que haga o diga. Es peligroso, muy peligroso.

Saqué de mi bolsa de viaje mi arco de los elementos con un solo movimiento. Comprobé la tensión de la cuerda, una tontería teniendo en cuenta que era un arma hechizada y la cuerda jamás se destensaba, pero era una costumbre. Recogí una piedrecita del suelo y la froté contra la cuerda del arco, convirtiéndola automáticamente en una saeta pétrea. Era consciente de que eso poco podría hacer contra él, pero por el momento solo lo usaba como medida de prevención.
Le apunté hacia el cuello, o lo intenté, más bien; pero sin desparar. Mis manos temblaban violentamente, envueltas en chispas, y hasta temí destrozar el arco en añicos por el simple hecho de sujetarlo. Pero traté de sobreponerme y concentrarme, aunque era obvio que mis movimientos eran más lentos, pesados e imprecisos; y le miré con decisión, sin permitir que el miedo asomase a mi mirada. Inconcientemente volví a contemplar sus ojos, que, como agujeros negros, daba la sensación de que pudiesen absorver la luz, la mente y todo lo de alrededor.

Off: Perdón por el retraso, se me paso completamente de la cabeza.

On rol:

Agarré con fuerza la empañadura de mi espada. No quise sacarla de la funda por miedo a precipitar los acontecimientos.

Miré a mis compañeras <<.No!>> - pensé, había llegado en el momento menos apropiado y ahora nos encontrábamos mal situadas. Me giré lentamente hacia mis compañeras y dije con un susurro:- Este no quiere hablar, lo mejor será que nos posicionemos alrededor del báculo, recordad nuestro objetivo, no podemos charlar como si fuéramos unas simples sacerdotisas, defender con vuestro cuello el báculo, nada mas, ni siquiera os preocupéis por las otras. El báculo, mentalizar-lo en vuestra cabeza.

Lentamente me moví para situarme en uno de los vórtices que nuestro triangulo humano formaba alrededor del báculo, un instinto feroz se apoderó de mi, y el instinto me impulsaba a atacar el cuello de ese joven, pero la razón aprisionaba esas ideas.

FdR: Esto esta muy muerto.... Vamos a animar

Parecía que Kannos aguardaba un primer movimiento por nuestra parte con su actitud engañosamente tranquila. Me acerqué un poco a Ariadna, viendo que parecía ser la única de nosotras en poseer una espada, y deduciendo que podría ser más efectiva que cualquier otra cosa.

Le hablé en voz lo suficientemente baja para no0 ser oída por Kannos.

-Tendremos que empezar nosotras. Mi magia no es muy efectiva, pero confío en que sirva para ayudar a Ayshel a proteger el báculo con algún tipo de hechizo de protección. Mientras, yo puedo intentar distraer a Kannos con mi arco, y así tú aprovechas para tratar de atacar con la espada. No te confíes y mantente a una prudente distancia, y retrocede si es necesario. Vamos allá, ¿preparada?

Sin esperar su contestación, me puse manos a la obra. Respiré hondo un momento, tratando de controlar los agitados latidos de mi corazón, y me mantuve apuntando hacia el cuello del enemigo. Solo que esta vez sí disparé. La flecha de piedra atravesó rauda y cortante la distancia que nos separaba de nuestro enemigo, directa hacia su objetivo. Claro que no esperaba acertar a la primera, contaba que las protecciones mágicas del mago le salvaran de este ataque tan directo, pero por lo menos, tal vez funcionase para distraerlo aunque fuesen unos segundos preciosos, suficientes para que Ariadna se acercara e incluso pudiese lanzar una estocada efectiva.

No esperé a ver que ocurría. En el momento que disparé, coloqué una nueva piedra sobre la cuerda mágica del arco, que se transformó al instante en una piedra pétrea, dispuesta a ser utilizada al instante si era necesario.

Kannos no se inmutó cuando notó como la flecha se dirigía hacia él. Ya había tenido suficiente tiempo como para crear un fuerte escudo invisible que le permitía moverse sin necesidad de preocuparse por los ataques de las jovenes.
Abrió sus manos para crear una bola de fuego que se dirigió rauda y veloz hacia las jovenes, consiguiendo dispersarlas.

El impacto las había debilitado, pero estaba claro que eso no bastaría para dejarlas fuera de combate.

Se fijó en sus objetivos, los estudió en unos escasos segundos y se aprovechó de sus conocimientos para dirigir un ataque a cada una.

Rodeando la charca de fuego, dirigió en unos escasos segundos, un rayo hacia la feerica del arco.

Luego, fijándose en la mestiza levantó una prisión de agua del charco, acorralándola en ella como si de un torbellino se tratara.

A la feerica encapuchada, canalizó parte del fuego del hechizo que rodeaba el lago y lo dirigió hasta ella.

Sin esperar su reacción empezó a dirigirse hacia el báculo.

No pasé por desapercibido el comentario de Koral.
Aferré la espada con mis manos, y la brandé en el aire temerariamente.
Una leve sonrisa irónica se me escapó al ver como Koral tensaba el arco <<.No iba deprisa ni nada esa chica>>.

Sin embargo mi sonrisa se quebró al ver como el mago no se inmutaba.

Llena de rabia, iba a lanzarme a la carga cuando de pronto, una bola de fuego me sorprendió.

Fui propulsada un par de metros atrás.
Notaba mi cuerpo lleno de quemaduras, pero el agua del lago hizo que el dolor no fuera tan intenso.

Usando la espada como bastón, me levanté de nuevo. Los oídos me zumbaban, pero al menos conservaba la vista intacta. De nuevo me vi sorprendida por una prisión de agua que por mas que intentara no podía escapar.

Sin magia no escaparía de esa.

Observé decepcionada cómo mi flecha rebotaba a escasos milímetros de la figura de nuestro enemigo, con un pequeño chispazo de luz, y saltaba varios metros más allá. Por supuesto, imaginaba algo así, pero Kannos ni siquiera se había detenido a desviar la mirada hacia el proyectil, parecía como si ni siquiera lo hubiese visto. No había perdido la concentración ni lo más mínimo, ni por el menor tiempo posible. Así, no había forma de que Ariadna pudiese siquiera aproximarse un palmo.

Antes de tener tiempo de repetir la estratégia -aunque supiese de antemano que fuera a ser tan inútil como la primera vez-, el mago dirigió una gran bola de fuego hasta nosotras. Por un segundo me quedé paralizada ante la luz rojiza y cambiante de aquella esfera, que parecía una versión en pequeñito de Kalinor. El miedo irracional que como feérica sentía hacia el fuego me impidió actuar inmediatamente y con sangre fría, pero al menos conseguí despertar el tiempo justo para saltar a un lado y no recibir el impacto de lleno, aunque sí me golpeó parcialmente, hiriendo mi brazo izquierdo y parte de este lado en general de mi cuerpo. Traté de incorporarme, con un gemido de dolor al apoyarme en mi antebrazo izquierdo, para ver el estado de mis compañeras, pero un nuevo ataque de Kannos me lo impidió. Apenas fui capaz de cerrar los ojos instintivamente cuando percibí el reflejo serpenteante de un rayo directo hacia mí, imparable. No tuve tiempo ni de gritar, aunque si lo hice, muy a mi pesar, cuando un doloroso calambre recorrió mi columna de arriba abajo, obligándome a retorcerme en un fuerte espasmo.

Duró menos de lo esperado. Por suerte, un halo de energía mágica había creado un pequeño escudo protector entorno a mí, lo suficientemente efectivo para que el ataque no me hubiese quitado la vida, pero no para neutralizar por completo el rayo. Lo llamaban "magia instintiva", recordé.

Me quedé unos minutos tendida en el suelo, respirando con dificultad, cuando logré obligarme a mí misma a levantarme. No podía rendirme tan facilmente, me dije. No, después de todo lo que había pasado. Por Déteka, por Reikren, por Dragon. Y por mis nuevas compañeras. Tosí un par de veces, me limpié el hilillo de sangre que resbalaba desde mi boca con el dorso de la mano y me acerqué penosamente hasta ellas, hasta Ariadna, que era la que más próxima a mí estaba. La había encerrado en una prisión acuática. Pero yo no tenía ni idea de como desbaratar ese hechizo. Mis conocimientos como maga se reducían a la curación (algo que ya dominaba por mi misma al ser también un unicornio), pequeñas barreras mágicas y el camuflage mágico en sus formas más simples. Cosas sencillas que Dragon me había enseñado, ya que nunca había recibido la educación de una Torre de Hechicería.

Entonces tuve una idea.

-Ariadna, puedes... intenta sacar... la espada. Pero.... no.... no la sueltes. Dámela.... voy... a sacarte... de ahí -conseguí decir, carraspendo y tosiendo entre frase y frase, con dificultad.

Mi idea era usar la espada como un puente entre las dos, para usar mi esencia de unicornio y moverme con la luz, arrastrándola a ella conmigo los centímetros suficientes para sacarla de allí.

Intenté hacer lo que Koral decía, pero no pude:- Koral, vete, protege el báculo, yo ya me las apañaré como pueda - dije resignándome y sentándome en el suelo.

Estaba agotada y sentía mi respiración lenta, pero no quería preocuparme, lo mas seguro es que no fuera nada, tan solo el susto y mi problema con la claustrofobia..

Kannos al ver las intenciones de la semimaga lanzó una fuerte ventisca que propulsó a la joven muy lejos de donde se hallaba.

No se preocupó por la otra feerica, pues parecía estar ocupada en su hechizo anterior.

Puse entonces toda su atención en la mestiza que se hallaba prisionera en su prisión de agua, y raudo y veloz, se dirigió hasta ella, penetrándola con suma facilidad y sin ningún indicio de resistencia y creó una niebla que impedía ver que sucedía allí dentro desde fuera.

------------------------------------------------------------------------------------
El rol de Ariadna continúa por mp. Cuando todo el rol acabe se publicará en el foro.
Koral y... ¿Ayshel?: Tendréis que esperar un poco, no durará mucho y pronto se abrirá la barrera y proseguirá el combate.