Historias de una paranoica(?)
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09032011
Historias de una paranoica(?)
Aqui va un trozo d historia, uso los nombres de ´los lugares de Idhún y de algunos usuarios XD.
En el 1539. En una pequeña cabaña fabricada con madera y paja, nacieron dos niñas. Estas, cambiarían el destino de dos grandes reinos...
Una de ellas, tenía los ojos azules y el pelo rubio, esta era Lunn. La otra tenía los ojos carmesí y el pelo negro, la llamaron Hai. Fueron separadas de sus padres cuando apenas tenían 2 meses. Su padre fue enviado a la Guerra, falleciendo así en el campo de batalla, su madre también falleció, a causa del hambre y las enfermedades.
Cada una se crió de manera totalmente diferente, una de ellas, se crió como una simple plebeya de palacio, en el Reino de Limbhad. La otra, tuvo mayor dicha, fue criada por una familia de procedencia noble, la mujer era una hija de un prestigioso monarca y el hombre un gran guerrero de élite de aquel reino, el Reino de Drackween.
Lunn fue la que fue criada como una plebeya, fue educada muy duramente con bastantes castigos, primero la nombraron como una simple esclava, luego, al ver que crecía y se hacia mas hermosa y era increíblemente educada, la nombraron dama de la corte, tenía la espalda llena de feas marcas de latigazos, por los castigos injustificados que el rey ordenaba. A los 15 años consiguió huir del palacio, se internó en el bosque. Lo había pasado muy mal en aquel palacio, le habían inculcado un pasado falso, le dijeron que su familia la abandonó porque era odiada, aunque ella, no sabía por qué, sentía que eso no era verdad. A los 17 años de edad, Lunn encontró en el fondo de aquel bosque una extraña luz blanca, se cercó lentamente, su brillo no era lo suficientemente fuerte como para hacer que Lunn cerrara los ojos, ella extendió lentamente su mano hacia aquella luz, sintió una extraña pero mística energía recorriendo cada poro de su cuerpo. Se apartó rápidamente de aquella extraña luz. Corrió asustada, después de unos metros esta se cayó, al levantarse miró de nuevo hacia el lugar de donde procedía aquella luz. Vio como cada vez esa luz se hacía más y más débil y tenue, tragó saliva y se atrevió a acercarse de nuevo. Cuando llegó ya no había nada. Solo había unas hierbas un poco quemadas.
Cuando fue a buscar algo de comer, vió una lebre, de repente sintió la necesidad de cazarla, instintivamente corrió hacia la dirección que iba la liebre, y al ver que no podía alcanzarla saltó, no sabía por qué, empezó a brillar y se convirtió en una gran y hermosa águila alvina, así consigue cazar a aquella liebre, esta águila se comió rápidamente la liebre y justo cuando terminó de deborar al animal, Lunn volvió a su forma humana. No comprendía nada, estaba confusa y asustada, además, se notaba llena. Rápidamente fue a un río cercano a lavarse la cara, miró un momento su reflejo y volvió a ver a un águila de plumas blancas. Aquella luz le había dado un extraño poder. Sus sentidos estaban más agudizados de lo normal, y además parecía poder convertirse en una de las más poderosas aves del mundo, en un águila. Después de varios días, decidió aprender a controlar este gran poder.
La otra joven, Hai, se le ofreció una educación de calidad, fue una de las pocas afortunadas que pudo tener unos estudios como los de los hombres, gracias a su madre, que le pidió a su padre que su hija tuviera los mismos conocimientos que los hombres. Además, su padre le enseñó el arte de la esgrima. Todo era perfecto en su vida.
Un día, mientras estba paseando por un solitario parque. Vió que una parte estaba más oscura que todas las demás y era un precioso día de verano, fue a curiosear y cuando lo vio, era una especie de agujero negro, absorbia toda la luz que había a su alrededor, a su alrededor solo había oscuridad. Cuando Hai extendió su mano hacia aquel extraño agujero, también sintió una energía recorrer su cuerpo, pero esta energía era diferente. Era una energía oscura.
En el 1539. En una pequeña cabaña fabricada con madera y paja, nacieron dos niñas. Estas, cambiarían el destino de dos grandes reinos...
Una de ellas, tenía los ojos azules y el pelo rubio, esta era Lunn. La otra tenía los ojos carmesí y el pelo negro, la llamaron Hai. Fueron separadas de sus padres cuando apenas tenían 2 meses. Su padre fue enviado a la Guerra, falleciendo así en el campo de batalla, su madre también falleció, a causa del hambre y las enfermedades.
Cada una se crió de manera totalmente diferente, una de ellas, se crió como una simple plebeya de palacio, en el Reino de Limbhad. La otra, tuvo mayor dicha, fue criada por una familia de procedencia noble, la mujer era una hija de un prestigioso monarca y el hombre un gran guerrero de élite de aquel reino, el Reino de Drackween.
Lunn fue la que fue criada como una plebeya, fue educada muy duramente con bastantes castigos, primero la nombraron como una simple esclava, luego, al ver que crecía y se hacia mas hermosa y era increíblemente educada, la nombraron dama de la corte, tenía la espalda llena de feas marcas de latigazos, por los castigos injustificados que el rey ordenaba. A los 15 años consiguió huir del palacio, se internó en el bosque. Lo había pasado muy mal en aquel palacio, le habían inculcado un pasado falso, le dijeron que su familia la abandonó porque era odiada, aunque ella, no sabía por qué, sentía que eso no era verdad. A los 17 años de edad, Lunn encontró en el fondo de aquel bosque una extraña luz blanca, se cercó lentamente, su brillo no era lo suficientemente fuerte como para hacer que Lunn cerrara los ojos, ella extendió lentamente su mano hacia aquella luz, sintió una extraña pero mística energía recorriendo cada poro de su cuerpo. Se apartó rápidamente de aquella extraña luz. Corrió asustada, después de unos metros esta se cayó, al levantarse miró de nuevo hacia el lugar de donde procedía aquella luz. Vio como cada vez esa luz se hacía más y más débil y tenue, tragó saliva y se atrevió a acercarse de nuevo. Cuando llegó ya no había nada. Solo había unas hierbas un poco quemadas.
Cuando fue a buscar algo de comer, vió una lebre, de repente sintió la necesidad de cazarla, instintivamente corrió hacia la dirección que iba la liebre, y al ver que no podía alcanzarla saltó, no sabía por qué, empezó a brillar y se convirtió en una gran y hermosa águila alvina, así consigue cazar a aquella liebre, esta águila se comió rápidamente la liebre y justo cuando terminó de deborar al animal, Lunn volvió a su forma humana. No comprendía nada, estaba confusa y asustada, además, se notaba llena. Rápidamente fue a un río cercano a lavarse la cara, miró un momento su reflejo y volvió a ver a un águila de plumas blancas. Aquella luz le había dado un extraño poder. Sus sentidos estaban más agudizados de lo normal, y además parecía poder convertirse en una de las más poderosas aves del mundo, en un águila. Después de varios días, decidió aprender a controlar este gran poder.
La otra joven, Hai, se le ofreció una educación de calidad, fue una de las pocas afortunadas que pudo tener unos estudios como los de los hombres, gracias a su madre, que le pidió a su padre que su hija tuviera los mismos conocimientos que los hombres. Además, su padre le enseñó el arte de la esgrima. Todo era perfecto en su vida.
Un día, mientras estba paseando por un solitario parque. Vió que una parte estaba más oscura que todas las demás y era un precioso día de verano, fue a curiosear y cuando lo vio, era una especie de agujero negro, absorbia toda la luz que había a su alrededor, a su alrededor solo había oscuridad. Cuando Hai extendió su mano hacia aquel extraño agujero, también sintió una energía recorrer su cuerpo, pero esta energía era diferente. Era una energía oscura.
Invitado- Invitado
Historias de una paranoica(?) :: Comentarios
por cierto, quiero saber como es esa historia k as puesto en el post anterior e.e!!!
Vale e.e voy a molestar un poco mas e.e
E aquí el prólogo.
Prólogo
En un oscuro lugar, un extraño y siniestro ritual esta siendo preparado, mientras, la víctima espera a ser asesinada en una pequeña habitación que, al igual que todo ese edificio, estaba invadida por las sombras, sin más luz que la que la Luna le ofrecía cada noche. Era una joven llena de golpes y cortes, atada con cadenas de acero. No movía ni un solo músculo de su magullado cuerpo, quizás ya estuviera muerta, quizás estaba paralizada por el miedo y por el cansancio. Cuando la preparación de aquel siniestro ritual finalizó, la puerta de la habitación de la pobre joven se abrió de par en par. Esta joven alzó su mirada y vio como la persona a la que más amó estaba junto a otra chica, aquella chica lo abrazaba mientras la miraba con una maligna mirada, los labios de aquellos dos jóvenes esbozaban una maliciosa sonrisa. Se acercaron poco a poco a la pobre joven encadenada, esta no quitaba el ojo al chico, la chica llevaba una hermosa daga con diferentes grabados que parecían no ser de este mundo, el chico llevaba un tarro con un polvo carmesí en su interior, los dos la rodearon. La chica soltó la daga cuidadosamente en un pequeño cojín azul marino, el chico empezó a dibujar un extraño símbolo alrededor de la joven.
Al terminar de crear aquel extraño y misterioso símbolo la chica que lo acompañaba empezó a cantar un extraño poema en otra lengua totalmente desconocida, parecía ser el idioma del mismísimo Infierno, cada una de sus palabras resonaban en la cabeza de la joven como tambores, mientras tanto, el chico se acercó por la espalda de esta y le susurró unas palabras… “Confía en mí, te daré otra Oportunidad.” Mientras tanto dejó al descubierto la delicada espalda de la joven y cogió la daga. - ¿Ves esta daga? Está bañada en agua pura, bendita, esta arma es la única que podrá atravesar tu impura piel, con esto, desaparecerás de una vez por todas, y podré vivir junto a la persona que más he amado en la vida. – Dijo el chico, la joven descubrió que todo lo que le había dicho desde un principio era mentira y en vez de salir palabras de su boca, salió un desgarrador grito, de su espalda salía un grueso hilo de sangre, el chico empezó a copiar el símbolo que había dibujado en el suelo en la espalda de la joven, ella no podía parar de gritar, la chica continuaba cantando aquel siniestro poema.
La sangre se mezcló con aquel polvo carmesí y empezó a brillar todo el símbolo, el chico se apartó de la joven poco a poco mientras dejaba aquella daga tirada en el suelo. Un error mortal para él y su amada, la joven sentía como afiladas espadas atravesaran su cuerpo, cuando todo terminó las cadenas que envolvían a la joven se evaporaron mágicamente, mientras, esta se levantaba silenciosamente y pronunció unas palabras, las últimas que aquellos dos malignos seres escucharían en su vida… “No habrá Nuevas Oportunidades…” Acto seguido, la oscuridad abrazó a aquellas dos personas y la habitación se tiñó de rojo… Sangre de aquellos dos chicos.
Desde entonces la joven que tanto había sufrido por amar a alguien que no la amaba, convirtió su sufrimiento en odio. Su tristeza en sed de venganza y las Oportunidades en Errores…
E aquí el prólogo.
Prólogo
En un oscuro lugar, un extraño y siniestro ritual esta siendo preparado, mientras, la víctima espera a ser asesinada en una pequeña habitación que, al igual que todo ese edificio, estaba invadida por las sombras, sin más luz que la que la Luna le ofrecía cada noche. Era una joven llena de golpes y cortes, atada con cadenas de acero. No movía ni un solo músculo de su magullado cuerpo, quizás ya estuviera muerta, quizás estaba paralizada por el miedo y por el cansancio. Cuando la preparación de aquel siniestro ritual finalizó, la puerta de la habitación de la pobre joven se abrió de par en par. Esta joven alzó su mirada y vio como la persona a la que más amó estaba junto a otra chica, aquella chica lo abrazaba mientras la miraba con una maligna mirada, los labios de aquellos dos jóvenes esbozaban una maliciosa sonrisa. Se acercaron poco a poco a la pobre joven encadenada, esta no quitaba el ojo al chico, la chica llevaba una hermosa daga con diferentes grabados que parecían no ser de este mundo, el chico llevaba un tarro con un polvo carmesí en su interior, los dos la rodearon. La chica soltó la daga cuidadosamente en un pequeño cojín azul marino, el chico empezó a dibujar un extraño símbolo alrededor de la joven.
Al terminar de crear aquel extraño y misterioso símbolo la chica que lo acompañaba empezó a cantar un extraño poema en otra lengua totalmente desconocida, parecía ser el idioma del mismísimo Infierno, cada una de sus palabras resonaban en la cabeza de la joven como tambores, mientras tanto, el chico se acercó por la espalda de esta y le susurró unas palabras… “Confía en mí, te daré otra Oportunidad.” Mientras tanto dejó al descubierto la delicada espalda de la joven y cogió la daga. - ¿Ves esta daga? Está bañada en agua pura, bendita, esta arma es la única que podrá atravesar tu impura piel, con esto, desaparecerás de una vez por todas, y podré vivir junto a la persona que más he amado en la vida. – Dijo el chico, la joven descubrió que todo lo que le había dicho desde un principio era mentira y en vez de salir palabras de su boca, salió un desgarrador grito, de su espalda salía un grueso hilo de sangre, el chico empezó a copiar el símbolo que había dibujado en el suelo en la espalda de la joven, ella no podía parar de gritar, la chica continuaba cantando aquel siniestro poema.
La sangre se mezcló con aquel polvo carmesí y empezó a brillar todo el símbolo, el chico se apartó de la joven poco a poco mientras dejaba aquella daga tirada en el suelo. Un error mortal para él y su amada, la joven sentía como afiladas espadas atravesaran su cuerpo, cuando todo terminó las cadenas que envolvían a la joven se evaporaron mágicamente, mientras, esta se levantaba silenciosamente y pronunció unas palabras, las últimas que aquellos dos malignos seres escucharían en su vida… “No habrá Nuevas Oportunidades…” Acto seguido, la oscuridad abrazó a aquellas dos personas y la habitación se tiñó de rojo… Sangre de aquellos dos chicos.
Desde entonces la joven que tanto había sufrido por amar a alguien que no la amaba, convirtió su sufrimiento en odio. Su tristeza en sed de venganza y las Oportunidades en Errores…
jo***der valeria que cague jaja no sabia que escribias tan bien!!, no me arrepiento a pesar de que no me gustan las historias de miedo XDXD sigue sigue sigue
Otro cacho e.e!!!
En un Instituto de Inglaterra, una nueva chica asistía a clases, su pelo era corto y castaño, al igual que sus ojos, de estatura media y parecía ser bastante tímida, su nombre era Ankira, algunos alumnos la miraban, ya que se percataron de la nueva presencia, en el interior del instituto en conserjería la joven cogió un plano de todo el Instituto. – (Vaya, es inmensamente grande… Ahora a ver como encuentro yo mi clase…) – Pensaba Ankira mientras miraba el plano e intentaba orientarse en ese laberinto lleno de personas.
Al fin encontró su clase, aún no había llegado el profesor, un chico se acercó a ella. – Oye, tú no eres de por aquí, ¿cierto? – Preguntaba aquel chico, Ankira le contestó tímidamente. – N-no, soy nueva… - Decía ella, el chico le sonrió. – Lo sabía, bueno, encantado de conocerte, me llamo Billy. – Dijo el chico, ella le contestó con una pequeña sonrisa. – Igualmente, mi nombre es Ankira. – Después de que dijera eso el profesor llegó a clase, todo el mundo se sentó en su sitio.
- Buenos días, tú debes ser la nueva alumna. – Preguntó el profesor.
- Así es. – Respondió Ankira, el profesor entonces la presentó a todos sus compañeros. Al terminar la clase de por la mañana todos fueron al comedor. Cuando Ankira terminó de elegir su almuerzo se dio cuenta de que todos los asientos estaban ocupados. Todos menos uno. Junto a una ventana dos chicos se encontraban, hablando mutuamente, uno de ellos era alto y bastante musculoso, sus ojos eran claros y su pelo negro, el otro chico también era alto, aunque no tanto como el de pelo negro, no estaba tan fuerte como él, pero se podía apreciar alguno de sus músculos, su pelo era castaño oscuro y tenía los mismos ojos que el otro, los dos tenían la piel increíblemente blanca, los dos eran muy apuestos. Ankira se acercó a ellos, el de pelo negro la miró con una penetrante mirada, Ankira se amedrentó un poco. – ¿Puedo sentarme aquí…? – Preguntó Ankira tímidamente, el chico de pelo negro le contestó bruscamente. – No, siéntate en otra parte. – Le dijo, pero el otro chico le contestó. – Calla, disculpa a mi hermano, es bastante maleducado, siéntate, no hay problema. – Dijo amablemente el chico de pelo castaño.
- G-gracias… Espero no causar ningún problema… - Agradeció Ankira, pero el otro chico seguía insistiendo. - ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? Si nos descubre… - El chico de pelo castaño le interrumpió. – Yo me haré responsable. No te preocupes. – Le contestó seriamente, Ankira entonces se dio cuenta de que si se quedaba les causaría problemas. – No… No te preocupes… Ya me voy… - Acto seguido Ankira se fue corriendo, al salir se chocó con alguien, olía muy bien, se disculpó y siguió corriendo, al llegar a clase se sentó en el suelo y empezó a quejarse de si misma y de los demás. – (Ojalá no fuera como soy… Solo doy problemas…) – Pensaba Ankira. Después de un rato se le pasó y se sentó en su sitio, el chico que antes se dirigió a ella se acercó a Ankira. – Oye, ¿qué te ha pasado en el comedor? ¿Por qué saliste corriendo? – Preguntó Billy, Ankira le contestó. – Bueno… No había sitio y cuando me iba a sentar con aquellos chicos… - Le explicó Ankira, Billy comprendió todo. – Ah… Bueno, no te preocupes, pasa con todo el mundo, Drake, el chico de pelo negro, es bastante gruñón y parece que no le gusta que se sienten junto a sus hermanos, Víctor es mucho más amable, aun así, su hermano no quiere que haya nadie con ellos. – Le explicó Billy, Ankira se quedó pensativa. - ¿Hermanos? Solo había dos, ¿son más? – Le preguntó Ankira, Billy le contestó. – Ah… Es verdad… Ella no estaba…
- ¿Quién es ella? – Preguntó Marta, Billy la miró y luego le contestó. – Ellos son tres, Drake, Víctor y por último, Jennifer, es una chica bastante misteriosa, es fácilmente reconocible, es la chica, en mi opinión, más guapa y elegante de todo el Instituto, nunca se comunica con nadie más que sus hermanos, y solo habla con otras personas cuando debe hablar con los profesores. Aun queriendo acercarme a ella, cuando te cruzas con su mirada hace que te alejes de ella por miedo. – Le decía Billy como protesta, parecía que sí que tenía ganas de tratar con esa tal Jennifer. Marta se quedó pensativa, los compañeros de Ankira empezaron a hablar sobre aquellos misteriosos hermanos. – En realidad todos son guapos, mi preferido es Víctor, es el que más se comunica y parece tan mujeriego y romántico, es guapo y elegante. – Decía una de las chicas, otra le respondía. – Pues yo prefiero a Drake, esos músculos le hacen increíblemente sexy y además me gustan los chicos duros. – Un chico hablaba de Jennifer a varios de ellos. – Jennifer es la más guapa de los tres, me encanta su toque misterioso y su elegancia. – Decía, todos hablaban de ellos, hasta que llegó el profesor de aquella hora, la siguiente hora tocaba Química y a Marta le tocaba ir al laboratorio, Billy se acercó a ella. – Vaya, creo que te toca Química con Jennifer, quizás así la conozcas un poco mejor, pero trata de no cruzarte con su mirada, da bastante miedo. – Le advertía Billy con una sonrisa, luego de esto Ankira llegó al laboratorio con ayuda del plano y al preguntar a unos cuantos alumnos, al entrar vio a una joven, era increíblemente hermosa...
En un Instituto de Inglaterra, una nueva chica asistía a clases, su pelo era corto y castaño, al igual que sus ojos, de estatura media y parecía ser bastante tímida, su nombre era Ankira, algunos alumnos la miraban, ya que se percataron de la nueva presencia, en el interior del instituto en conserjería la joven cogió un plano de todo el Instituto. – (Vaya, es inmensamente grande… Ahora a ver como encuentro yo mi clase…) – Pensaba Ankira mientras miraba el plano e intentaba orientarse en ese laberinto lleno de personas.
Al fin encontró su clase, aún no había llegado el profesor, un chico se acercó a ella. – Oye, tú no eres de por aquí, ¿cierto? – Preguntaba aquel chico, Ankira le contestó tímidamente. – N-no, soy nueva… - Decía ella, el chico le sonrió. – Lo sabía, bueno, encantado de conocerte, me llamo Billy. – Dijo el chico, ella le contestó con una pequeña sonrisa. – Igualmente, mi nombre es Ankira. – Después de que dijera eso el profesor llegó a clase, todo el mundo se sentó en su sitio.
- Buenos días, tú debes ser la nueva alumna. – Preguntó el profesor.
- Así es. – Respondió Ankira, el profesor entonces la presentó a todos sus compañeros. Al terminar la clase de por la mañana todos fueron al comedor. Cuando Ankira terminó de elegir su almuerzo se dio cuenta de que todos los asientos estaban ocupados. Todos menos uno. Junto a una ventana dos chicos se encontraban, hablando mutuamente, uno de ellos era alto y bastante musculoso, sus ojos eran claros y su pelo negro, el otro chico también era alto, aunque no tanto como el de pelo negro, no estaba tan fuerte como él, pero se podía apreciar alguno de sus músculos, su pelo era castaño oscuro y tenía los mismos ojos que el otro, los dos tenían la piel increíblemente blanca, los dos eran muy apuestos. Ankira se acercó a ellos, el de pelo negro la miró con una penetrante mirada, Ankira se amedrentó un poco. – ¿Puedo sentarme aquí…? – Preguntó Ankira tímidamente, el chico de pelo negro le contestó bruscamente. – No, siéntate en otra parte. – Le dijo, pero el otro chico le contestó. – Calla, disculpa a mi hermano, es bastante maleducado, siéntate, no hay problema. – Dijo amablemente el chico de pelo castaño.
- G-gracias… Espero no causar ningún problema… - Agradeció Ankira, pero el otro chico seguía insistiendo. - ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? Si nos descubre… - El chico de pelo castaño le interrumpió. – Yo me haré responsable. No te preocupes. – Le contestó seriamente, Ankira entonces se dio cuenta de que si se quedaba les causaría problemas. – No… No te preocupes… Ya me voy… - Acto seguido Ankira se fue corriendo, al salir se chocó con alguien, olía muy bien, se disculpó y siguió corriendo, al llegar a clase se sentó en el suelo y empezó a quejarse de si misma y de los demás. – (Ojalá no fuera como soy… Solo doy problemas…) – Pensaba Ankira. Después de un rato se le pasó y se sentó en su sitio, el chico que antes se dirigió a ella se acercó a Ankira. – Oye, ¿qué te ha pasado en el comedor? ¿Por qué saliste corriendo? – Preguntó Billy, Ankira le contestó. – Bueno… No había sitio y cuando me iba a sentar con aquellos chicos… - Le explicó Ankira, Billy comprendió todo. – Ah… Bueno, no te preocupes, pasa con todo el mundo, Drake, el chico de pelo negro, es bastante gruñón y parece que no le gusta que se sienten junto a sus hermanos, Víctor es mucho más amable, aun así, su hermano no quiere que haya nadie con ellos. – Le explicó Billy, Ankira se quedó pensativa. - ¿Hermanos? Solo había dos, ¿son más? – Le preguntó Ankira, Billy le contestó. – Ah… Es verdad… Ella no estaba…
- ¿Quién es ella? – Preguntó Marta, Billy la miró y luego le contestó. – Ellos son tres, Drake, Víctor y por último, Jennifer, es una chica bastante misteriosa, es fácilmente reconocible, es la chica, en mi opinión, más guapa y elegante de todo el Instituto, nunca se comunica con nadie más que sus hermanos, y solo habla con otras personas cuando debe hablar con los profesores. Aun queriendo acercarme a ella, cuando te cruzas con su mirada hace que te alejes de ella por miedo. – Le decía Billy como protesta, parecía que sí que tenía ganas de tratar con esa tal Jennifer. Marta se quedó pensativa, los compañeros de Ankira empezaron a hablar sobre aquellos misteriosos hermanos. – En realidad todos son guapos, mi preferido es Víctor, es el que más se comunica y parece tan mujeriego y romántico, es guapo y elegante. – Decía una de las chicas, otra le respondía. – Pues yo prefiero a Drake, esos músculos le hacen increíblemente sexy y además me gustan los chicos duros. – Un chico hablaba de Jennifer a varios de ellos. – Jennifer es la más guapa de los tres, me encanta su toque misterioso y su elegancia. – Decía, todos hablaban de ellos, hasta que llegó el profesor de aquella hora, la siguiente hora tocaba Química y a Marta le tocaba ir al laboratorio, Billy se acercó a ella. – Vaya, creo que te toca Química con Jennifer, quizás así la conozcas un poco mejor, pero trata de no cruzarte con su mirada, da bastante miedo. – Le advertía Billy con una sonrisa, luego de esto Ankira llegó al laboratorio con ayuda del plano y al preguntar a unos cuantos alumnos, al entrar vio a una joven, era increíblemente hermosa...
ohhh interesante se pone la cosa!! y de que me sonara esa chica jeje siguela siguela!!! que me dejas con la intriga
Otro trozooo
Ankira no pudo evitar mirar los ojos de aquella chica, eran como los de Drake y Víctor, intuyó que quizás ella sería Jennifer, era alta, no tanto como sus hermanos, pero era más alta que ella, su piel también era como el de sus hermanos, su pelo era liso y de un color bastante pálido, Ankira se percató que tampoco había un sitio libre en otra banca y después de suspirar se acercó lentamente a la chica, cuando se sentó junto a ella, Ankira se percató que el aroma de aquella chica era el mismo que el que olió al chocarse en la salida del comedor, ella nuevamente se disculpó. – P-perdón… La otra vez no me disculpé adecuadamente… - Dijo Ankira, pero la chica no le contestó, supuso entonces que estaría enfadada con ella, así que no habló más, el profesor llegó y empezó a explicar la actividad. – Bueno, he traído estas muestras, deberéis decirme a qué sustancia corresponde por parejas, así que, que empiece la clase, cuando hayáis terminado de apuntar qué sustancias son levantad la mano. – Concluyó el profesor y dio diez muestras a cada pareja. Jennifer suspiró y empezó a preparar el microscopio, Ankira miraba todo lo que hacía, veía como aquellas delicadas manos manejaban con gracia y precisión aquel microscopio. Luego de esto, Jennifer puso cuidadosamente la muestra bajo la lente, la observó unos segundos y escribió de qué sustancia se trataba, tenía una extraña pero elegante y bonita letra, cuando terminó de escribir empujó ligeramente el microscopio hacia Ankira, ella miró durante unos minutos aquella sustancia y luego la apuntó. Jennifer cogió el microscopio y cambió la muestra. Nuevamente miró y fácilmente reconoció qué sustancia era, al contrario que Ankira, que cada vez le costaba más saber qué tipo de sustancia era. Cuando solo quedaban dos sustancias por averiguar, Ankira ya no supo cual era así que levantó la mano, el profesor se acercó. - ¿Ya habéis terminado? – Preguntó el profesor, pero Ankira negó con la cabeza, luego respondió. – Es que… No sé cual es esta sustancia… - El profeso miró a Jennifer, estaba con la cabeza apoyada en su mano y miraba hacia la ventana que había a su derecha, luego dirigió nuevamente la mirada a Ankira y le respondió. – Bueno, afortunadamente para ti tu compañera es una alumna bastante aventajada, pregúntale sin miedo. – Le invitó el profesor, pero Ankira no se atrevía, solo era capaz de mirarla de reojo, el profesor entonces se dirigió a Jennifer. – Jennifer, ¿puedes ayudar a tu compañera? – Le pidió el profesor, Jennifer lo miró, él apretó el puño y tragó saliva cuando lo miró con aquellos hermosos pero intimidantes ojos. Jennifer asintió con la cabeza.
- Ves, lo único que debes hacer es pedirle ayuda. – Le dijo el profesor a Ankira con una sonrisa, después se fue de nuevo hacia su mesa, Ankira miraba tímidamente a Jennifer, después de unos segundos Jennifer le habló. - ¿Qué es lo que no sabes? – Le preguntó, su voz era angelical, suave y clara, fría y seca. A Ankira le recorrió un escalofrío por todo su cuerpo cuando la escuchó por primera vez, hizo el esfuerzo de hablar, pero no era capaz, así que le enseñó su libreta, Jennifer la tomo y leyó todo lo que había escrito en ella. Cuando terminó la dejó en la mesa y luego le dejó la suya, Ankira leyó qué tipo de sustancia era y la escribió lentamente en su libreta, luego de esto Jennifer cambió la muestra y miró por el microscopio, en diez segundos ya sabía las dos muestras que quedaban, las escribió y se las dejó a Ankira, esta copiaba con miedo. Después miró nuevamente a Jennifer. – G-gracias… - Le dijo Ankira, Jennifer cogió su libreta y alzó su mano, el profesor se acercó a ella.
- Parece que esta vez sí habéis terminado. Ves Ankira, todo lo que debías hacer es pedirle ayuda. Bueno, esperad a los demás alumnos. – Les dijo el profesor y de nuevo volvió a su mesa.
Mientras los alumnos terminaban la tarea, Ankira se fijó que Jennifer llevaba un precioso colgante, tenía un triángulo invertido plateado, y en su interior una hermosa rosa negra de filos blancos, se quedó admirando aquel colgante. Jennifer se dio cuenta de que estaba mirando su colgante y lo cogió con una mano y se lo quitó, luego lo lanzó hacia Ankira. Ella se sorprendió, se quedó mirando a Jennifer, esta aún seguía mirando por la ventana, luego dirigió su mirada hacia el colgante, lo cogió lentamente. – E-es muy bonito… - Le dijo a Jennifer sin mirarla, pero esta seguía sin contestarle.
Al fin terminaron los alumnos y empezaron a corregir las muestras. Jennifer no se equivocó en ninguna, Ankira estaba boquiabierta, después de corregir sonó el timbre, Jennifer extendió su brazo y abrió su mano, Ankira miró la mano de esta, lentamente le devolvió su colgante. – G-gracias… - Le dijo casi en un susurro, Jennifer se fue sin contestarle. Ankira respiró hondo y expulsó el aire, acto seguido empezó a recoger sus cosas para ir a la siguiente clase. Se encontró con Billy y este le saludó, ella le correspondió. - ¿Qué tal ha ido la clase? – Le preguntó Billy a Ankira, esta suspiró. – Bueno… No había bancas libres y tuve que sentarme junto Jennifer… La verdad es que da un poco de… Miedo… - Le dijo, Billy rió. – Ja, ja, pues sí, es lo que nos pasa, incluso el chico más matón es incapaz de acercarse a Jennifer. – Le dijo entre risas. Llegaron a clase, a Ankira se le pasaron corriendo las horas.
Por fin terminaron las clases, todos los alumnos fueron hacia sus taquillas y empezaban a hablar de sus planes. Todo el mundo se apartó, dejando un pasillo hacia la salida cuando los hermanos de Jennifer pasaron, parecían tener un gran respeto por ellos… Los admiraban como si fueran estrellas de Hollywood, pero Jennifer no se encontraba junto a sus hermanos. Ankira miró a Billy.
Ankira no pudo evitar mirar los ojos de aquella chica, eran como los de Drake y Víctor, intuyó que quizás ella sería Jennifer, era alta, no tanto como sus hermanos, pero era más alta que ella, su piel también era como el de sus hermanos, su pelo era liso y de un color bastante pálido, Ankira se percató que tampoco había un sitio libre en otra banca y después de suspirar se acercó lentamente a la chica, cuando se sentó junto a ella, Ankira se percató que el aroma de aquella chica era el mismo que el que olió al chocarse en la salida del comedor, ella nuevamente se disculpó. – P-perdón… La otra vez no me disculpé adecuadamente… - Dijo Ankira, pero la chica no le contestó, supuso entonces que estaría enfadada con ella, así que no habló más, el profesor llegó y empezó a explicar la actividad. – Bueno, he traído estas muestras, deberéis decirme a qué sustancia corresponde por parejas, así que, que empiece la clase, cuando hayáis terminado de apuntar qué sustancias son levantad la mano. – Concluyó el profesor y dio diez muestras a cada pareja. Jennifer suspiró y empezó a preparar el microscopio, Ankira miraba todo lo que hacía, veía como aquellas delicadas manos manejaban con gracia y precisión aquel microscopio. Luego de esto, Jennifer puso cuidadosamente la muestra bajo la lente, la observó unos segundos y escribió de qué sustancia se trataba, tenía una extraña pero elegante y bonita letra, cuando terminó de escribir empujó ligeramente el microscopio hacia Ankira, ella miró durante unos minutos aquella sustancia y luego la apuntó. Jennifer cogió el microscopio y cambió la muestra. Nuevamente miró y fácilmente reconoció qué sustancia era, al contrario que Ankira, que cada vez le costaba más saber qué tipo de sustancia era. Cuando solo quedaban dos sustancias por averiguar, Ankira ya no supo cual era así que levantó la mano, el profesor se acercó. - ¿Ya habéis terminado? – Preguntó el profesor, pero Ankira negó con la cabeza, luego respondió. – Es que… No sé cual es esta sustancia… - El profeso miró a Jennifer, estaba con la cabeza apoyada en su mano y miraba hacia la ventana que había a su derecha, luego dirigió nuevamente la mirada a Ankira y le respondió. – Bueno, afortunadamente para ti tu compañera es una alumna bastante aventajada, pregúntale sin miedo. – Le invitó el profesor, pero Ankira no se atrevía, solo era capaz de mirarla de reojo, el profesor entonces se dirigió a Jennifer. – Jennifer, ¿puedes ayudar a tu compañera? – Le pidió el profesor, Jennifer lo miró, él apretó el puño y tragó saliva cuando lo miró con aquellos hermosos pero intimidantes ojos. Jennifer asintió con la cabeza.
- Ves, lo único que debes hacer es pedirle ayuda. – Le dijo el profesor a Ankira con una sonrisa, después se fue de nuevo hacia su mesa, Ankira miraba tímidamente a Jennifer, después de unos segundos Jennifer le habló. - ¿Qué es lo que no sabes? – Le preguntó, su voz era angelical, suave y clara, fría y seca. A Ankira le recorrió un escalofrío por todo su cuerpo cuando la escuchó por primera vez, hizo el esfuerzo de hablar, pero no era capaz, así que le enseñó su libreta, Jennifer la tomo y leyó todo lo que había escrito en ella. Cuando terminó la dejó en la mesa y luego le dejó la suya, Ankira leyó qué tipo de sustancia era y la escribió lentamente en su libreta, luego de esto Jennifer cambió la muestra y miró por el microscopio, en diez segundos ya sabía las dos muestras que quedaban, las escribió y se las dejó a Ankira, esta copiaba con miedo. Después miró nuevamente a Jennifer. – G-gracias… - Le dijo Ankira, Jennifer cogió su libreta y alzó su mano, el profesor se acercó a ella.
- Parece que esta vez sí habéis terminado. Ves Ankira, todo lo que debías hacer es pedirle ayuda. Bueno, esperad a los demás alumnos. – Les dijo el profesor y de nuevo volvió a su mesa.
Mientras los alumnos terminaban la tarea, Ankira se fijó que Jennifer llevaba un precioso colgante, tenía un triángulo invertido plateado, y en su interior una hermosa rosa negra de filos blancos, se quedó admirando aquel colgante. Jennifer se dio cuenta de que estaba mirando su colgante y lo cogió con una mano y se lo quitó, luego lo lanzó hacia Ankira. Ella se sorprendió, se quedó mirando a Jennifer, esta aún seguía mirando por la ventana, luego dirigió su mirada hacia el colgante, lo cogió lentamente. – E-es muy bonito… - Le dijo a Jennifer sin mirarla, pero esta seguía sin contestarle.
Al fin terminaron los alumnos y empezaron a corregir las muestras. Jennifer no se equivocó en ninguna, Ankira estaba boquiabierta, después de corregir sonó el timbre, Jennifer extendió su brazo y abrió su mano, Ankira miró la mano de esta, lentamente le devolvió su colgante. – G-gracias… - Le dijo casi en un susurro, Jennifer se fue sin contestarle. Ankira respiró hondo y expulsó el aire, acto seguido empezó a recoger sus cosas para ir a la siguiente clase. Se encontró con Billy y este le saludó, ella le correspondió. - ¿Qué tal ha ido la clase? – Le preguntó Billy a Ankira, esta suspiró. – Bueno… No había bancas libres y tuve que sentarme junto Jennifer… La verdad es que da un poco de… Miedo… - Le dijo, Billy rió. – Ja, ja, pues sí, es lo que nos pasa, incluso el chico más matón es incapaz de acercarse a Jennifer. – Le dijo entre risas. Llegaron a clase, a Ankira se le pasaron corriendo las horas.
Por fin terminaron las clases, todos los alumnos fueron hacia sus taquillas y empezaban a hablar de sus planes. Todo el mundo se apartó, dejando un pasillo hacia la salida cuando los hermanos de Jennifer pasaron, parecían tener un gran respeto por ellos… Los admiraban como si fueran estrellas de Hollywood, pero Jennifer no se encontraba junto a sus hermanos. Ankira miró a Billy.
OMG que miedo da Jennifer....
Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
De acuerdiiiisimo con aile esta super como tu dices ^^ hahah
siguiente ^^
siguiente ^^
otro cachito :3
- Sí, a mí también me parece extraño que no esté con sus hermanos. – Le susurró a Ankira, además, los dos estaban bastante serios. Luego de que pasaran, los alumnos volvieron a seguir con sus conversaciones, aunque alguno que otro hablaba de los hermanos de Jennifer o de la ausencia de esta. Después de unos minutos Jennifer apareció, Marta se giró y entonces chocó con Jennifer, ella la miró fríamente y paso por su lado, susurrándole unas palabras que dejaron a Ankira helada, incapaz de moverse. – La próxima vez, no lo pasaré por alto. – Y se marchó sin mirar atrás. Marta se movió después de unos minutos, miró primero a Billy que la miraba preocupado y luego dirigió su mirada hacia la puerta, Jennifer caminaba impasible hacia la salida. Billy se acercó a Ankira. - ¿Qué te ha dicho? ¿Estás bien? – Le preguntó Billy, ella la miró un poco confusa. – E-estoy bien… N-no te preocupes. – Le dijo con una pequeña sonrisa, luego también salió ella, los demás alumnos siguieron haciendo sus cosas y continuaron charlando. Ankira salió corriendo hacia la puerta dispuesta a irse a casa.
Mientras tanto, los hermanos de Jennifer llegaron a su mansión, era hermosa y elegante, con algunos toques bastante antiguos. Al entrar Drake miró fijamente los ojos de su hermano. - ¿Qué pasa? – Le preguntó Víctor, este le contestó con un elevado tono. - ¿¡Qué qué pasa!? ¡Desobedeces una vez más las reglas de nuestra hermana! ¡Eso es lo que pasa! – Le dijo, Víctor le contestó sin mirarle. – Vamos, solo es una humana, ¿qué nos va a hacer? Además, ha sido solo un día y no ha estado más de cinco segundos con nosotros, no nos descubrirá. – Le explicó, pero Drake seguía enfurecido. - ¡¿Y?! ¡Si descubre lo que realmente somos estaremos metidos en un buen lío! – Le dijo, pero Víctor seguía insistiendo. – Con no descontrolarnos cuando esté ella es suficiente, además, ¿Qué te hace pensar que nos descubrirá? ¿Acaso eres tan débil como para descontrolarte por una gota de sangre? – Le preguntó burlonamente Víctor, esta vez mirando los ojos llenos de ira de su hermano.
- Eres un iluso, prefiero que no te acerques a esa humana. – Le dijo, pero Víctor perdió la calma y empezó a gritarle. - ¡¡Maldita sea!! ¡¡Deja de ser el perrito faldero de nuestra hermana!! ¡¡No tienes derecho a dirigir mis elecciones solo porque nuestra hermana diga una orden!! – Drake se enfureció más aún, si cabía, y lo cogió por el cuello y estrelló contra la pared, apretó la mano y sus ojos se tornaron rojos, todos sus músculos se tensaron, Víctor sentía como su cuello empezaba a quemarle… Era el don de su hermano, podía manejar el fuego.
- Así que con que esas tenemos, ¿eh? Está bien, entonces prepárate perrito faldero. – Le dijo y unos trozos de hielo surgieron bajo los pies de Drake, afortunadamente este se apartó con rapidez endiablada, los dos estaban preparados para una encarnizada lucha, pero llegó Jennifer. Los dos giraron sus caras hacia ella, los miraba seria y fríamente. El hielo desapareció evaporándose. Drake y Víctor retrocedieron unos pasos.
- Parad de discutir y pelear, parecéis niños pequeños. Además, es peligroso que uséis vuestros dones en el interior de la casa. Si queréis mataros vivos, id lejos de aquí. Mientras tanto no destrocéis nuestro hogar. – Les dijo severamente Jennifer, los dos asintieron con la cabeza lentamente, Drake se acercó un paso hacia Jennifer.
– Her-hermana… Víctor… Invitó a la humana a la mesa… Tú no quieres que los humanos se relacionen con nosotros…- Pero Víctor incumplió tu regla… - Le explicó Drake, pero Víctor protestó. - ¡Con que no nos descubra no hay nada que temer! – Dijo, los dos estaban dispuestos a continuar con su discusión, pero Jennifer con un leve gesto de su mano los detuvo.
- Por favor, no quiero avergonzarme de vosotros dos. Drake, lo hecho, hecho está, no hay vuelta atrás, además, Víctor tiene parte de razón, con que no descubra lo que somos me basta en estos casos. – Les explicó Jennifer con tono cansado.
- Pero… - Intentó insistir Drake, Jennifer lo miró amenazadoramente y Drake se fue de la casa resignado. Víctor miró silenciosamente lo que pasaba, acto seguido Jennifer se fue a su cuarto, Víctor la siguió para pedirle disculpas, sabía que su hermana odiaba a los humanos, aunque no sabía el por qué. Subió unas escaleras y se encontró con la puerta cerrada de la habitación de su hermana, era de madera tallada, con unos grabados misteriosos y dibujos hermosos, estuvo unos minutos pensando en si atreverse a hablarle a Jennifer o no, pero al final se atrevió y tocó a la puerta, Jennifer le dio paso, Víctor abrió la puerta, Jennifer aún no se había cambiado, lo único que no tenía puesto era su abrigo, estaba vestida con una camiseta blanca perfectamente lisa, sin ninguna arruga y de unos vaqueros negros, su vestimenta era algo simple, pero le quedaba bastante bien. Jennifer se dirigió a su hermano sin mirarlo. - ¿Hasta cuándo estarás provocando la ira de Drake? – Le preguntó, Víctor no sabía como contestar aquella pregunta, pues en parte tenía razón… Pero después de unos minutos pensando en una buena respuesta respondió:
- No intento provocarlo, yo… Siento lo ocurrido anteriormente, y sé que desobedecí tus… “Reglas,” pero aquella chica me dio pena, además, como tú has dicho, con que no nos descubra no hay nada que temer… - Le explicó Víctor, Jennifer se giró y se encontró con la cara de arrepentimiento de su hermano. – Quizás esa chica estaría mejor sola que mal acompañada, ¿no crees? – Le dijo Jennifer, Víctor no entendió lo que quería decir.
- ¿Cómo?
- Estar con tres vampiros no sería muy recomendable para esa humana, ni para cualquier otro, además sabes que Drake es muy estricto con mis reglas, y sabes de sobra lo que le enloquece la sangre humana. No deberías dejar que esa humana estuviera cerca de ninguno de nosotros tres, sinceramente, si yo fuera tú, preferiría que estuviera sola a que sufriera un ataque de alguno de nosotros y saliera herida… O muerta. – Le explicó Jennifer, Víctor negó con la cabeza intentando convencer a su hermana. – No, yo controlaré a Drake, ella no es peligrosa, no tienes motivos para odiarla o para echarla… - Jennifer miró los ojos de su hermano, los gestos de este, el tono de voz insistente, cerró los ojos y dirigió su mirada a la ventana.
- He dicho que no la vuelvas a atraer hacia nosotros, podría salir herida y podría meternos en problemas. – Decía Jennifer siempre con tranquilidad y serenidad en su voz, mientras veía como Drake pagaba su ira con los árboles del gran jardín de su casa, Víctor se enfadó y le contestó.
- ¡Basta ya! ¡¿Por qué ninguno de los dos me comprendéis?! ¡Quiero poder actuar como un humano! ¡No tenéis derecho a tratarlos como inferiores ni tampoco a alejarme de mis deseos y elecciones! ¡Mañana ella volverá a estar conmigo! ¡Y me da igual tus “reglas”! ¡Solo piensas en ti misma! ¡Piensa de vez en cuando en alguno de nosotros dos! – Le dijo enfurecido Víctor, luego se fue cerrando la puerta con un fuerte golpe, Jennifer se puso la mano en la frente y suspiró.
- No cierres así las puertas, o se romperán... “Odio el amor a primera vista… Bueno… Supongo que habrá que prepararse para lo peor…” – Mientras pensaba esto se dirigió a su mesita de noche y abrió uno de los cajones, dejando al descubierto un pequeño cofre de hermosos dibujos dorados, abrió este cofre y dejó al descubierto una hermosa y elegante daga, con dibujos tanto en el mango como en la hoja, combinando el platino y el dorado...
- Sí, a mí también me parece extraño que no esté con sus hermanos. – Le susurró a Ankira, además, los dos estaban bastante serios. Luego de que pasaran, los alumnos volvieron a seguir con sus conversaciones, aunque alguno que otro hablaba de los hermanos de Jennifer o de la ausencia de esta. Después de unos minutos Jennifer apareció, Marta se giró y entonces chocó con Jennifer, ella la miró fríamente y paso por su lado, susurrándole unas palabras que dejaron a Ankira helada, incapaz de moverse. – La próxima vez, no lo pasaré por alto. – Y se marchó sin mirar atrás. Marta se movió después de unos minutos, miró primero a Billy que la miraba preocupado y luego dirigió su mirada hacia la puerta, Jennifer caminaba impasible hacia la salida. Billy se acercó a Ankira. - ¿Qué te ha dicho? ¿Estás bien? – Le preguntó Billy, ella la miró un poco confusa. – E-estoy bien… N-no te preocupes. – Le dijo con una pequeña sonrisa, luego también salió ella, los demás alumnos siguieron haciendo sus cosas y continuaron charlando. Ankira salió corriendo hacia la puerta dispuesta a irse a casa.
Mientras tanto, los hermanos de Jennifer llegaron a su mansión, era hermosa y elegante, con algunos toques bastante antiguos. Al entrar Drake miró fijamente los ojos de su hermano. - ¿Qué pasa? – Le preguntó Víctor, este le contestó con un elevado tono. - ¿¡Qué qué pasa!? ¡Desobedeces una vez más las reglas de nuestra hermana! ¡Eso es lo que pasa! – Le dijo, Víctor le contestó sin mirarle. – Vamos, solo es una humana, ¿qué nos va a hacer? Además, ha sido solo un día y no ha estado más de cinco segundos con nosotros, no nos descubrirá. – Le explicó, pero Drake seguía enfurecido. - ¡¿Y?! ¡Si descubre lo que realmente somos estaremos metidos en un buen lío! – Le dijo, pero Víctor seguía insistiendo. – Con no descontrolarnos cuando esté ella es suficiente, además, ¿Qué te hace pensar que nos descubrirá? ¿Acaso eres tan débil como para descontrolarte por una gota de sangre? – Le preguntó burlonamente Víctor, esta vez mirando los ojos llenos de ira de su hermano.
- Eres un iluso, prefiero que no te acerques a esa humana. – Le dijo, pero Víctor perdió la calma y empezó a gritarle. - ¡¡Maldita sea!! ¡¡Deja de ser el perrito faldero de nuestra hermana!! ¡¡No tienes derecho a dirigir mis elecciones solo porque nuestra hermana diga una orden!! – Drake se enfureció más aún, si cabía, y lo cogió por el cuello y estrelló contra la pared, apretó la mano y sus ojos se tornaron rojos, todos sus músculos se tensaron, Víctor sentía como su cuello empezaba a quemarle… Era el don de su hermano, podía manejar el fuego.
- Así que con que esas tenemos, ¿eh? Está bien, entonces prepárate perrito faldero. – Le dijo y unos trozos de hielo surgieron bajo los pies de Drake, afortunadamente este se apartó con rapidez endiablada, los dos estaban preparados para una encarnizada lucha, pero llegó Jennifer. Los dos giraron sus caras hacia ella, los miraba seria y fríamente. El hielo desapareció evaporándose. Drake y Víctor retrocedieron unos pasos.
- Parad de discutir y pelear, parecéis niños pequeños. Además, es peligroso que uséis vuestros dones en el interior de la casa. Si queréis mataros vivos, id lejos de aquí. Mientras tanto no destrocéis nuestro hogar. – Les dijo severamente Jennifer, los dos asintieron con la cabeza lentamente, Drake se acercó un paso hacia Jennifer.
– Her-hermana… Víctor… Invitó a la humana a la mesa… Tú no quieres que los humanos se relacionen con nosotros…- Pero Víctor incumplió tu regla… - Le explicó Drake, pero Víctor protestó. - ¡Con que no nos descubra no hay nada que temer! – Dijo, los dos estaban dispuestos a continuar con su discusión, pero Jennifer con un leve gesto de su mano los detuvo.
- Por favor, no quiero avergonzarme de vosotros dos. Drake, lo hecho, hecho está, no hay vuelta atrás, además, Víctor tiene parte de razón, con que no descubra lo que somos me basta en estos casos. – Les explicó Jennifer con tono cansado.
- Pero… - Intentó insistir Drake, Jennifer lo miró amenazadoramente y Drake se fue de la casa resignado. Víctor miró silenciosamente lo que pasaba, acto seguido Jennifer se fue a su cuarto, Víctor la siguió para pedirle disculpas, sabía que su hermana odiaba a los humanos, aunque no sabía el por qué. Subió unas escaleras y se encontró con la puerta cerrada de la habitación de su hermana, era de madera tallada, con unos grabados misteriosos y dibujos hermosos, estuvo unos minutos pensando en si atreverse a hablarle a Jennifer o no, pero al final se atrevió y tocó a la puerta, Jennifer le dio paso, Víctor abrió la puerta, Jennifer aún no se había cambiado, lo único que no tenía puesto era su abrigo, estaba vestida con una camiseta blanca perfectamente lisa, sin ninguna arruga y de unos vaqueros negros, su vestimenta era algo simple, pero le quedaba bastante bien. Jennifer se dirigió a su hermano sin mirarlo. - ¿Hasta cuándo estarás provocando la ira de Drake? – Le preguntó, Víctor no sabía como contestar aquella pregunta, pues en parte tenía razón… Pero después de unos minutos pensando en una buena respuesta respondió:
- No intento provocarlo, yo… Siento lo ocurrido anteriormente, y sé que desobedecí tus… “Reglas,” pero aquella chica me dio pena, además, como tú has dicho, con que no nos descubra no hay nada que temer… - Le explicó Víctor, Jennifer se giró y se encontró con la cara de arrepentimiento de su hermano. – Quizás esa chica estaría mejor sola que mal acompañada, ¿no crees? – Le dijo Jennifer, Víctor no entendió lo que quería decir.
- ¿Cómo?
- Estar con tres vampiros no sería muy recomendable para esa humana, ni para cualquier otro, además sabes que Drake es muy estricto con mis reglas, y sabes de sobra lo que le enloquece la sangre humana. No deberías dejar que esa humana estuviera cerca de ninguno de nosotros tres, sinceramente, si yo fuera tú, preferiría que estuviera sola a que sufriera un ataque de alguno de nosotros y saliera herida… O muerta. – Le explicó Jennifer, Víctor negó con la cabeza intentando convencer a su hermana. – No, yo controlaré a Drake, ella no es peligrosa, no tienes motivos para odiarla o para echarla… - Jennifer miró los ojos de su hermano, los gestos de este, el tono de voz insistente, cerró los ojos y dirigió su mirada a la ventana.
- He dicho que no la vuelvas a atraer hacia nosotros, podría salir herida y podría meternos en problemas. – Decía Jennifer siempre con tranquilidad y serenidad en su voz, mientras veía como Drake pagaba su ira con los árboles del gran jardín de su casa, Víctor se enfadó y le contestó.
- ¡Basta ya! ¡¿Por qué ninguno de los dos me comprendéis?! ¡Quiero poder actuar como un humano! ¡No tenéis derecho a tratarlos como inferiores ni tampoco a alejarme de mis deseos y elecciones! ¡Mañana ella volverá a estar conmigo! ¡Y me da igual tus “reglas”! ¡Solo piensas en ti misma! ¡Piensa de vez en cuando en alguno de nosotros dos! – Le dijo enfurecido Víctor, luego se fue cerrando la puerta con un fuerte golpe, Jennifer se puso la mano en la frente y suspiró.
- No cierres así las puertas, o se romperán... “Odio el amor a primera vista… Bueno… Supongo que habrá que prepararse para lo peor…” – Mientras pensaba esto se dirigió a su mesita de noche y abrió uno de los cajones, dejando al descubierto un pequeño cofre de hermosos dibujos dorados, abrió este cofre y dejó al descubierto una hermosa y elegante daga, con dibujos tanto en el mango como en la hoja, combinando el platino y el dorado...
O_____________________________________O dios!!! esta super!!!!!!!!!!!!!!!!!!! me encanta *-*!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Vengaaa!!! La parte sangrienta(?) (una de ellas e.e)
Jennifer guardó la daga bajo su camiseta y desapareció de allí, dejando tras de si la puerta de su habitación abierta.
Fue a uno de los rincones más pobres y sucios de su ciudad. Mientras iba caminando se encontró con un grupo de chicos, que tenían pinta de ser unos matones, se fijaron en Jennifer y esta se fue en dirección contraria, pues no quería matar a la persona equivocada, estos la siguieron diciéndole piropos y toda clase de cosas.
- ¡Ven guapa! ¡No te vamos a hacer nada! – Le dijo uno de ellos, Jennifer no hacia caso a sus palabras. Encontró un callejón sin salida y lo bastante lejos como para que no oyeran a nadie gritar… Entró y se giró hacia los chicos. – Oh vaya, te quedaste encerrada. Pero tranquila, esto durará poco. – Le dijo uno acercándose a ella, esta retrocedió. – Iros antes de que os arrepintáis. – Les advirtió Jennifer, pero empezaron a reírse.
- Ja, ja, tienes un buen sentido del humor para parecer tan seria, si nos vamos será cuando nos arrepentiremos. – Dijo el que parecía ser el cabecilla. Jennifer cerró los ojos y suspiró. – Está bien… Os di una oportunidad… - Acto seguido Jennifer mordió el cuello del cabecilla del grupo, empezó a beber su sangre, los demás se quedaron horrorizados y bastante sorprendidos. El chico que estaba atrapado intentó escapar de Jennifer, pero ella era mucho más fuerte que él y murió sin una gota de sangre en su cuerpo, otro se abalanzó contra Jennifer, pero esta lo apartó de un empujón y lo estrelló contra la pared, dejándolo inconsciente, los otros dos chicos estaban dispuestos a huir, pero Jennifer se interpuso en su camino, el más arriesgado cogió su navaja e intentó clavársela a Jennifer, pero esta le arrebató fácilmente la misma y se la clavó en el pecho, el único que quedaba retrocedió y cayó de culo, miró a todos sus compañeros y luego se fijó en los ojos de Jennifer, estaban de un rojo intenso; además, un pequeño chorro de sangre corría desde sus labios hasta su barbilla...
- Por… Por favor, n-no me mates… - Le suplicó el chico, esta se acercó al chico y se puso a su misma altura, acercó su cara al oído del mismo y le susurró. – Tuviste tu oportunidad, ahora debes pagar por tu insolencia. – De repente el chico sintió como algo se clavaba en su barriga, miró hacia abajo y vio la daga de Jennifer clavada en él, después de unos segundos murió y se desplomó de espaldas. Bebió la sangre del chico que estaba inconsciente, pues no deseaba que hubiera testigos de aquella masacre.
Jennifer desapareció de aquel lugar, dejando a todos los chicos muertos en aquel callejón, esperando a ser devorados por las ratas… Mientras tanto ella apareció en otro lugar, en una azotea, agarró con fuerza la daga ensangrentada y la dirigió hacia ella, cerró los ojos y cogió aire, acto seguido se la clavó. Una pequeña expresión de dolor se dibujó en su rostro, sacó la daga de su abdomen, la daga estaba limpia y Jennifer no tenía ninguna herida, de repente centró su atención a una música, proveniente de su derecha, miró y había una discoteca de barrios bajos… Era una discoteca ilegal, donde iban personas como los chicos con los que trató anteriormente. De nuevo guardó su daga bajo la camiseta.
- “Va a ser una noche muy larga…” – Pensó. Estaba alimentándose, pues estuvo meses sin probar una gota de sangre, pero… ¿Por qué ahora…?
El sol empezaba a verse por el horizonte, Víctor y Drake estaban preparándose para ir al Instituto, entonces Víctor se dio cuenta de que Jennifer no estaba allí, pues ella siempre era la primera de todos, fue a su habitación y abrió la puerta de esta, la vio en la cama, dormida y con la ropa del día anterior algo manchada de sangre, se acercó a esta y la zarandeó suavemente, ella abrió los ojos lentamente y miró a su hermano.
- Es hora de ir al Instituto, tienes que cambiarte. – Le dijo Víctor, pero ella se recostó en su hombro dándole la espalda a Víctor, luego se dirigió a él.
- Creo que hoy no iré al Instituto, he estado toda la noche fuera y estoy hecha polvo. Quizás vaya después, pero no te lo aseguro. – Le dijo, y cerró los ojos, Víctor se encogió de hombros. – Bueno, está bien, hasta luego entonces. – Le dijo y se fue del cuarto. Se reunió con Drake.
- Está durmiendo, parece que ha estado de marcha esta noche. – Le explicó Víctor a Drake, parecía estar un poco sorprendido, pero los dos se fueron al Instituto, llegaron y Víctor se encontró con Ankira, estaba sola, estaba escribiendo algo, él se acercó a ella y Drake lo miró molesto, pero Víctor no le hizo caso.
- ¡Ey! – Le dijo con una sonrisa a Ankira, ella se sorprendió y guardó lo que estaba haciendo en su carpeta, le correspondió con una pequeña sonrisa.
- Ho-hola.
- ¿Qué tal te has levantado esta mañana? – Le preguntó Víctor con un tono bromista en su voz.
- B-bien, e-esto, ¿no enfadarás a tus hermanos…? – Le preguntó Ankira con algo de vergüenza, Víctor se rió y asintió. – Sí, pero Jennifer no está y Drake me da un poco igual, así que… - Le contestó, pero Ankira se sintió culpable.
- N-no quiero que se enfaden contigo por mi culpa, y… ¿Por qué no está Jennifer con vosotros…? Creí que era una alumna modelo… - Le dijo Ankira, intentando ocultar su nerviosismo, aunque era en vano, Víctor le respondió:
- No te preocupes, estoy acostumbrado, y por lo de Jennifer, es una alumna modelo, sí, trae locos a todos los alumnos, incluso a los profesores, tanto por su belleza como por su inteligencia, además es bastante educada. Lo que pasa es que falta cuando le da la gana, aunque siempre recupera las clases perdidas, no te preocupes por ella. – Le explicó Víctor, Ankira se sorprendió por haberle dicho tantas cosas de Jennifer.
- Ah… Vale… No hacía falta que me dijeras tantos… Detalles… Pero igualmente gracias…- Le dijo con una pequeña sonrisa.
- Bueno, ¿entramos? Pronto sonará el timbre. – Le ofreció Víctor, Ankira asintió con la cabeza. Víctor dirigió su mirada hacia su hermano, lo miraba con furia y se fue al interior del Instituto, entonces sonó la campana y todos los alumnos entraron. Víctor y Ankira se despidieron, pues estaban en clases distintas. Ankira llegó a su clase y Billy se le acercó con mirada picarona. – Vaya, así que ligando con el guaperas del Instituto, ¿eh? – Le dijo, Ankira se sonrojó y negó rápidamente con la cabeza. Las chicas de su clase hicieron un corrillo alrededor de Ankira y la ahogaron en preguntas.
- ¿Es amable?
- ¿Cómo has hecho para que se acercara a ti?
- ¿Y cómo es que le has caído tan bien?
Ankira no sabía que contestar, afortunadamente sonó el timbre y todos se fueron a sus respectivos sitios. Pasaron las clases de mañana. Llegó la hora del almuerzo y todos fueron al comedor, cuando Ankira entró al comedor Drake se levantó con brusquedad de la silla y se dirigió a su hermano. – Terminaré con todo esto, ya basta de molestarnos. – Le dijo a Víctor, y se fue, chocó con el hombro de Ankira y esta retrocedió, él le dirigió una mirada de cólera a Ankira, ella no comprendía nada, pero sintió miedo cuando la miró, luego se dirigió a Víctor, estaba bastante serio.
- ¿Q-qué ha ocurrido? – Preguntó Ankira a Víctor, él le respondió sin mirarla, pues su mirada estaba fija en la salida del comedor. – Lo único que te digo es que cuando terminen las clases te vayas directamente a tu casa, no esperes a nadie. – Le dijo, luego él se levantó y se dispuso a irse, Ankira miró a los demás alumnos, estaban mirando fijamente a Víctor y también parecían hablar de Drake y él, Ankira se asustó más aun de las palabras de Víctor, pues presentía que algo muy grave iba a ocurrir…
Se sentó en la mesa, ahora vacía, de los tres hermanos y empezó a almorzar, pensando en lo ocurrido… Terminó las clases y Marta obedeciendo el consejo de Víctor se apresuró a coger sus cosas y dirigirse hacia la salida, cuando iba a montarse en su coche sintió que algo la tiraba del brazo. En unos segundos se vio atrapada por Drake, se asustó mucho, tenía los ojos rojos, este le puso un pañuelo en la boca, y Ankira sintió como sus párpados empezaban a pesarle, le había hecho oler un líquido somnífero, Ankira no pudo aguantar despierta más tiempo y se durmió.
Cuando despertó se encontró sentada en una silla, con Drake enfrente y de espaldas a ella, intentó levantarse, pero sus piernas estaban dormidas. Drake se volvió, aún tenía los ojos rojos como la sangre. Ankira se asustó mucho…
- ¿Q-qué quieres? – Le preguntó asustada, Drake se acercó a ella y le apartó el pelo del cuello, luego le contestó. – Que dejes de ser una molestia para mi y Jennifer. – Acto seguido Ankira sintió como si dos alfileres se clavaran en su cuello, esta gritó, pidiendo ayuda, pero estaban demasiado apartados, en un bosque y nadie podía oírle… O eso creía ella, también sentía que se mareaba… Creía que iba a morir pero de repente sintió que los colmillos de Drake dejaban libre su cuello, escuchó la voz de Víctor, ella se levantó con algo de torpeza y dificultad. Allí estaba Víctor, deteniendo su hermano e intentando salvarla, pero Drake se deshizo de Víctor y se dirigió de nuevo hacia Ankira, ella retrocedió rápidamente, presa del pánico, entonces a sus espaldas escucho una hermosa voz femenina… Era Jennifer, se giró lentamente y la vio de pie, con una expresión seria. Ella no tenía los ojos rojos.
- Basta ya. – Es lo único que salieron de sus labios, caminó lentamente hacia el interior de la estancia, Drake y Víctor se detuvieron, Drake intentó convencer a su hermana.
- ¡Es una molestia para nosotros! ¡Debe morir! – Le dijo, pero Jennifer le dedicó una amenazadora mirada, cuando estaba junto a Marta le dijo que se largara de allí, Ankira sin más dilación corrió y corrió hacia el exterior para perderse por el bosque, pero estaba bastante débil. Drake fue detrás de Ankira, pero Jennifer lo detuvo, lo cogió por el cuello y lo lanzó hacia el suelo, se puso a su misma altura.
- La única molestia que hay aquí eres tú, no debiste hacer esto. Vete a casa, y no te muevas de allí, cuando vuelva serás severamente castigado. – Le dijo amenazadoramente Jennifer, él asintió lentamente, Jennifer lo soltó y él se fue, mientras tanto miró a Víctor, él también estaba sorprendido.
- Esto es de lo que te advertía, en vez de ir por tu propio pie, deberías hacerme caso de vez en cuando. – Le dijo Jennifer, Víctor se sentía culpable por lo ocurrido a Ankira.
- L-lo siento hermana… Yo… No… - Pero Jennifer lo interrumpió. – Luego hablaremos, parece que Ankira ha perdido mucha sangre, iré a ayudarla, tú controla a Drake. – Le dijo, y acto seguido desapareció, Víctor se quedó allí, de rodillas, lamentando lo ocurrido a Ankira, pero luego fue a buscar a su hermano.
Mientras tanto, Ankira no podía seguir corriendo y se desplomó en la hierba, se puso bocarriba y entonces escuchó unos pasos. Intentó incorporarse, pero estaba demasiado débil, creía que volvería a ser Drake, cerró los ojos con fuerza, entonces escuchó la voz de Jennifer.
- Te salvaré, solo debes confiar en mí. – Le dijo Jennifer, Ankira le sonrió, era una sonrisa amarga. – No me queda otra elección… - Le dijo. De repente sintió una mano en su espalda y la incorporaba, acto seguido sintió como los labios de Jennifer se pasaban en la herida de su cuello, Ankira volvió a desmayarse…
Jennifer guardó la daga bajo su camiseta y desapareció de allí, dejando tras de si la puerta de su habitación abierta.
Fue a uno de los rincones más pobres y sucios de su ciudad. Mientras iba caminando se encontró con un grupo de chicos, que tenían pinta de ser unos matones, se fijaron en Jennifer y esta se fue en dirección contraria, pues no quería matar a la persona equivocada, estos la siguieron diciéndole piropos y toda clase de cosas.
- ¡Ven guapa! ¡No te vamos a hacer nada! – Le dijo uno de ellos, Jennifer no hacia caso a sus palabras. Encontró un callejón sin salida y lo bastante lejos como para que no oyeran a nadie gritar… Entró y se giró hacia los chicos. – Oh vaya, te quedaste encerrada. Pero tranquila, esto durará poco. – Le dijo uno acercándose a ella, esta retrocedió. – Iros antes de que os arrepintáis. – Les advirtió Jennifer, pero empezaron a reírse.
- Ja, ja, tienes un buen sentido del humor para parecer tan seria, si nos vamos será cuando nos arrepentiremos. – Dijo el que parecía ser el cabecilla. Jennifer cerró los ojos y suspiró. – Está bien… Os di una oportunidad… - Acto seguido Jennifer mordió el cuello del cabecilla del grupo, empezó a beber su sangre, los demás se quedaron horrorizados y bastante sorprendidos. El chico que estaba atrapado intentó escapar de Jennifer, pero ella era mucho más fuerte que él y murió sin una gota de sangre en su cuerpo, otro se abalanzó contra Jennifer, pero esta lo apartó de un empujón y lo estrelló contra la pared, dejándolo inconsciente, los otros dos chicos estaban dispuestos a huir, pero Jennifer se interpuso en su camino, el más arriesgado cogió su navaja e intentó clavársela a Jennifer, pero esta le arrebató fácilmente la misma y se la clavó en el pecho, el único que quedaba retrocedió y cayó de culo, miró a todos sus compañeros y luego se fijó en los ojos de Jennifer, estaban de un rojo intenso; además, un pequeño chorro de sangre corría desde sus labios hasta su barbilla...
- Por… Por favor, n-no me mates… - Le suplicó el chico, esta se acercó al chico y se puso a su misma altura, acercó su cara al oído del mismo y le susurró. – Tuviste tu oportunidad, ahora debes pagar por tu insolencia. – De repente el chico sintió como algo se clavaba en su barriga, miró hacia abajo y vio la daga de Jennifer clavada en él, después de unos segundos murió y se desplomó de espaldas. Bebió la sangre del chico que estaba inconsciente, pues no deseaba que hubiera testigos de aquella masacre.
Jennifer desapareció de aquel lugar, dejando a todos los chicos muertos en aquel callejón, esperando a ser devorados por las ratas… Mientras tanto ella apareció en otro lugar, en una azotea, agarró con fuerza la daga ensangrentada y la dirigió hacia ella, cerró los ojos y cogió aire, acto seguido se la clavó. Una pequeña expresión de dolor se dibujó en su rostro, sacó la daga de su abdomen, la daga estaba limpia y Jennifer no tenía ninguna herida, de repente centró su atención a una música, proveniente de su derecha, miró y había una discoteca de barrios bajos… Era una discoteca ilegal, donde iban personas como los chicos con los que trató anteriormente. De nuevo guardó su daga bajo la camiseta.
- “Va a ser una noche muy larga…” – Pensó. Estaba alimentándose, pues estuvo meses sin probar una gota de sangre, pero… ¿Por qué ahora…?
El sol empezaba a verse por el horizonte, Víctor y Drake estaban preparándose para ir al Instituto, entonces Víctor se dio cuenta de que Jennifer no estaba allí, pues ella siempre era la primera de todos, fue a su habitación y abrió la puerta de esta, la vio en la cama, dormida y con la ropa del día anterior algo manchada de sangre, se acercó a esta y la zarandeó suavemente, ella abrió los ojos lentamente y miró a su hermano.
- Es hora de ir al Instituto, tienes que cambiarte. – Le dijo Víctor, pero ella se recostó en su hombro dándole la espalda a Víctor, luego se dirigió a él.
- Creo que hoy no iré al Instituto, he estado toda la noche fuera y estoy hecha polvo. Quizás vaya después, pero no te lo aseguro. – Le dijo, y cerró los ojos, Víctor se encogió de hombros. – Bueno, está bien, hasta luego entonces. – Le dijo y se fue del cuarto. Se reunió con Drake.
- Está durmiendo, parece que ha estado de marcha esta noche. – Le explicó Víctor a Drake, parecía estar un poco sorprendido, pero los dos se fueron al Instituto, llegaron y Víctor se encontró con Ankira, estaba sola, estaba escribiendo algo, él se acercó a ella y Drake lo miró molesto, pero Víctor no le hizo caso.
- ¡Ey! – Le dijo con una sonrisa a Ankira, ella se sorprendió y guardó lo que estaba haciendo en su carpeta, le correspondió con una pequeña sonrisa.
- Ho-hola.
- ¿Qué tal te has levantado esta mañana? – Le preguntó Víctor con un tono bromista en su voz.
- B-bien, e-esto, ¿no enfadarás a tus hermanos…? – Le preguntó Ankira con algo de vergüenza, Víctor se rió y asintió. – Sí, pero Jennifer no está y Drake me da un poco igual, así que… - Le contestó, pero Ankira se sintió culpable.
- N-no quiero que se enfaden contigo por mi culpa, y… ¿Por qué no está Jennifer con vosotros…? Creí que era una alumna modelo… - Le dijo Ankira, intentando ocultar su nerviosismo, aunque era en vano, Víctor le respondió:
- No te preocupes, estoy acostumbrado, y por lo de Jennifer, es una alumna modelo, sí, trae locos a todos los alumnos, incluso a los profesores, tanto por su belleza como por su inteligencia, además es bastante educada. Lo que pasa es que falta cuando le da la gana, aunque siempre recupera las clases perdidas, no te preocupes por ella. – Le explicó Víctor, Ankira se sorprendió por haberle dicho tantas cosas de Jennifer.
- Ah… Vale… No hacía falta que me dijeras tantos… Detalles… Pero igualmente gracias…- Le dijo con una pequeña sonrisa.
- Bueno, ¿entramos? Pronto sonará el timbre. – Le ofreció Víctor, Ankira asintió con la cabeza. Víctor dirigió su mirada hacia su hermano, lo miraba con furia y se fue al interior del Instituto, entonces sonó la campana y todos los alumnos entraron. Víctor y Ankira se despidieron, pues estaban en clases distintas. Ankira llegó a su clase y Billy se le acercó con mirada picarona. – Vaya, así que ligando con el guaperas del Instituto, ¿eh? – Le dijo, Ankira se sonrojó y negó rápidamente con la cabeza. Las chicas de su clase hicieron un corrillo alrededor de Ankira y la ahogaron en preguntas.
- ¿Es amable?
- ¿Cómo has hecho para que se acercara a ti?
- ¿Y cómo es que le has caído tan bien?
Ankira no sabía que contestar, afortunadamente sonó el timbre y todos se fueron a sus respectivos sitios. Pasaron las clases de mañana. Llegó la hora del almuerzo y todos fueron al comedor, cuando Ankira entró al comedor Drake se levantó con brusquedad de la silla y se dirigió a su hermano. – Terminaré con todo esto, ya basta de molestarnos. – Le dijo a Víctor, y se fue, chocó con el hombro de Ankira y esta retrocedió, él le dirigió una mirada de cólera a Ankira, ella no comprendía nada, pero sintió miedo cuando la miró, luego se dirigió a Víctor, estaba bastante serio.
- ¿Q-qué ha ocurrido? – Preguntó Ankira a Víctor, él le respondió sin mirarla, pues su mirada estaba fija en la salida del comedor. – Lo único que te digo es que cuando terminen las clases te vayas directamente a tu casa, no esperes a nadie. – Le dijo, luego él se levantó y se dispuso a irse, Ankira miró a los demás alumnos, estaban mirando fijamente a Víctor y también parecían hablar de Drake y él, Ankira se asustó más aun de las palabras de Víctor, pues presentía que algo muy grave iba a ocurrir…
Se sentó en la mesa, ahora vacía, de los tres hermanos y empezó a almorzar, pensando en lo ocurrido… Terminó las clases y Marta obedeciendo el consejo de Víctor se apresuró a coger sus cosas y dirigirse hacia la salida, cuando iba a montarse en su coche sintió que algo la tiraba del brazo. En unos segundos se vio atrapada por Drake, se asustó mucho, tenía los ojos rojos, este le puso un pañuelo en la boca, y Ankira sintió como sus párpados empezaban a pesarle, le había hecho oler un líquido somnífero, Ankira no pudo aguantar despierta más tiempo y se durmió.
Cuando despertó se encontró sentada en una silla, con Drake enfrente y de espaldas a ella, intentó levantarse, pero sus piernas estaban dormidas. Drake se volvió, aún tenía los ojos rojos como la sangre. Ankira se asustó mucho…
- ¿Q-qué quieres? – Le preguntó asustada, Drake se acercó a ella y le apartó el pelo del cuello, luego le contestó. – Que dejes de ser una molestia para mi y Jennifer. – Acto seguido Ankira sintió como si dos alfileres se clavaran en su cuello, esta gritó, pidiendo ayuda, pero estaban demasiado apartados, en un bosque y nadie podía oírle… O eso creía ella, también sentía que se mareaba… Creía que iba a morir pero de repente sintió que los colmillos de Drake dejaban libre su cuello, escuchó la voz de Víctor, ella se levantó con algo de torpeza y dificultad. Allí estaba Víctor, deteniendo su hermano e intentando salvarla, pero Drake se deshizo de Víctor y se dirigió de nuevo hacia Ankira, ella retrocedió rápidamente, presa del pánico, entonces a sus espaldas escucho una hermosa voz femenina… Era Jennifer, se giró lentamente y la vio de pie, con una expresión seria. Ella no tenía los ojos rojos.
- Basta ya. – Es lo único que salieron de sus labios, caminó lentamente hacia el interior de la estancia, Drake y Víctor se detuvieron, Drake intentó convencer a su hermana.
- ¡Es una molestia para nosotros! ¡Debe morir! – Le dijo, pero Jennifer le dedicó una amenazadora mirada, cuando estaba junto a Marta le dijo que se largara de allí, Ankira sin más dilación corrió y corrió hacia el exterior para perderse por el bosque, pero estaba bastante débil. Drake fue detrás de Ankira, pero Jennifer lo detuvo, lo cogió por el cuello y lo lanzó hacia el suelo, se puso a su misma altura.
- La única molestia que hay aquí eres tú, no debiste hacer esto. Vete a casa, y no te muevas de allí, cuando vuelva serás severamente castigado. – Le dijo amenazadoramente Jennifer, él asintió lentamente, Jennifer lo soltó y él se fue, mientras tanto miró a Víctor, él también estaba sorprendido.
- Esto es de lo que te advertía, en vez de ir por tu propio pie, deberías hacerme caso de vez en cuando. – Le dijo Jennifer, Víctor se sentía culpable por lo ocurrido a Ankira.
- L-lo siento hermana… Yo… No… - Pero Jennifer lo interrumpió. – Luego hablaremos, parece que Ankira ha perdido mucha sangre, iré a ayudarla, tú controla a Drake. – Le dijo, y acto seguido desapareció, Víctor se quedó allí, de rodillas, lamentando lo ocurrido a Ankira, pero luego fue a buscar a su hermano.
Mientras tanto, Ankira no podía seguir corriendo y se desplomó en la hierba, se puso bocarriba y entonces escuchó unos pasos. Intentó incorporarse, pero estaba demasiado débil, creía que volvería a ser Drake, cerró los ojos con fuerza, entonces escuchó la voz de Jennifer.
- Te salvaré, solo debes confiar en mí. – Le dijo Jennifer, Ankira le sonrió, era una sonrisa amarga. – No me queda otra elección… - Le dijo. De repente sintió una mano en su espalda y la incorporaba, acto seguido sintió como los labios de Jennifer se pasaban en la herida de su cuello, Ankira volvió a desmayarse…
O_____________________________O
con eso te lo digo todo no? me encanto *-*
con eso te lo digo todo no? me encanto *-*
Otro trocito, es demasiado corto t.t
Cuando Ankira despertó se encontró en su casa, rápidamente puso su mano en el lugar donde le mordieron, pero no sintió la herida, se incorporó rápidamente y fue hacia el cuarto de baño, se miró en el espejo y en efecto, no tenía ninguna herida... Ankira no se podía explicar cómo había llegado a su casa ni como había desaparecido la mordedura... Su madre la llamó. - Ankira, ¿estás bien? - Le preguntó algo preocupada, Ankira salió del baño y le sonrió. - No te preocupes, estoy bien. - le dijo y se fue a su habitación, era sábado y no tenía nada que hacer, volvió a tumbarse en la cama y cerró los ojos, intentando pensar y aclarar lo ocurrido el día anterior y el por qué de la desaparición de su herida... Todo era muy confuso para ella.
Mientras tanto, Jennifer reunió a sus dos hermanos en el comedor, ella estaba sentada, con la mirada clavada en sus dos hermanos, junto a ella había una copa de sangre, se dirigió primero a Drake.
- Drake, ¿qué demonios querías hacer matándola? Solo empeorarías las cosas. - Le preguntó Jennifer severamente, Drake tragó saliva y contestó. - Es... Es una molestia para nosotros... Además, después de matarla podríamos borrarle los recuerdos a... - Pero Jennifer lo interrumpió con un fuerte golpe en la mesa de su mano. - ¿Crees que podemos usar nuestros dones así como así? Porque estás muy equivocado, si abusas de este, al final acabará por prescindir de él, pero claro, parece ser que no eres lo suficientemente "mayor" como para comprender eso. - Le explicó. Algo de furia se sentía en su mirada, Drake asintió con la cabeza lentamente. Luego se dirigió a Víctor.
- Así que... Solo pienso en mi misma... ¿eh Víctor? - Le dijo Jennifer, él retrocedió un paso y bajó la cabeza, Jennifer se levantó. - La próxima vez que metas en líos a algún humano, dejaré que muera a manos de Drake, él solo piensa con los puños, y por segunda y última vez, no dejes que Ankira se acerque a nosotros, o no volveré a entrometerme en vuestros asuntos. -
Terminó por decir Jennifer, Víctor asintió también con la cabeza. - Víctor, ya puedes irte, espero que la próxima vez me hagas caso. - Le dijo, él se retiró, Drake se disponía a irse cuando Jennifer lo detuvo. - ¿Dónde crees que vas? Aún no sabes tu castigo. - Le dijo, luego le ofreció su copa de sangre, él la cogió con la mano temblorosa, Jennifer le indicó que se la bebiera, éste le hizo caso, la sangre tenía un sabor muy diferente a la de cualquier humano... Era la sangre de Jennifer... Drake soltó la copa rápidamente, esta cayó al suelo haciéndose pedazos, Drake miró a Jennifer con los ojos muy abiertos.
- ¿Q-qué has hecho? - Le preguntó con voz temblorosa, Jennifer cerró los ojos y se dirigió a la puerta. - No podrás usar tus poderes, ni tu fuerza hasta que a mi me parezca conveniente, si incumples tu castigo, un dolor sobrehumano recorrerá cada poro de tu piel, ese es tu castigo. - Le dijo, Drake se dirigió rápidamente hacia ella, pero una punzada de dolor recorrió sus piernas, haciendo que cayera al suelo. - Ah... Se me había olvidado, tampoco me hables, estoy harta de que no sepas usar la cabeza como es debido. - Le dijo y se fue dejándolo tirado en el suelo, el iba a dirigir su puño al suelo, pero de nuevo aquel dolor empezaba a invadirlo... Aquel castigo sería infernal para él, pero sería más doloroso no poder dirigirse hacia su hermana... Hacia el ser que más quería en ese mundo...
Cuando Ankira despertó se encontró en su casa, rápidamente puso su mano en el lugar donde le mordieron, pero no sintió la herida, se incorporó rápidamente y fue hacia el cuarto de baño, se miró en el espejo y en efecto, no tenía ninguna herida... Ankira no se podía explicar cómo había llegado a su casa ni como había desaparecido la mordedura... Su madre la llamó. - Ankira, ¿estás bien? - Le preguntó algo preocupada, Ankira salió del baño y le sonrió. - No te preocupes, estoy bien. - le dijo y se fue a su habitación, era sábado y no tenía nada que hacer, volvió a tumbarse en la cama y cerró los ojos, intentando pensar y aclarar lo ocurrido el día anterior y el por qué de la desaparición de su herida... Todo era muy confuso para ella.
Mientras tanto, Jennifer reunió a sus dos hermanos en el comedor, ella estaba sentada, con la mirada clavada en sus dos hermanos, junto a ella había una copa de sangre, se dirigió primero a Drake.
- Drake, ¿qué demonios querías hacer matándola? Solo empeorarías las cosas. - Le preguntó Jennifer severamente, Drake tragó saliva y contestó. - Es... Es una molestia para nosotros... Además, después de matarla podríamos borrarle los recuerdos a... - Pero Jennifer lo interrumpió con un fuerte golpe en la mesa de su mano. - ¿Crees que podemos usar nuestros dones así como así? Porque estás muy equivocado, si abusas de este, al final acabará por prescindir de él, pero claro, parece ser que no eres lo suficientemente "mayor" como para comprender eso. - Le explicó. Algo de furia se sentía en su mirada, Drake asintió con la cabeza lentamente. Luego se dirigió a Víctor.
- Así que... Solo pienso en mi misma... ¿eh Víctor? - Le dijo Jennifer, él retrocedió un paso y bajó la cabeza, Jennifer se levantó. - La próxima vez que metas en líos a algún humano, dejaré que muera a manos de Drake, él solo piensa con los puños, y por segunda y última vez, no dejes que Ankira se acerque a nosotros, o no volveré a entrometerme en vuestros asuntos. -
Terminó por decir Jennifer, Víctor asintió también con la cabeza. - Víctor, ya puedes irte, espero que la próxima vez me hagas caso. - Le dijo, él se retiró, Drake se disponía a irse cuando Jennifer lo detuvo. - ¿Dónde crees que vas? Aún no sabes tu castigo. - Le dijo, luego le ofreció su copa de sangre, él la cogió con la mano temblorosa, Jennifer le indicó que se la bebiera, éste le hizo caso, la sangre tenía un sabor muy diferente a la de cualquier humano... Era la sangre de Jennifer... Drake soltó la copa rápidamente, esta cayó al suelo haciéndose pedazos, Drake miró a Jennifer con los ojos muy abiertos.
- ¿Q-qué has hecho? - Le preguntó con voz temblorosa, Jennifer cerró los ojos y se dirigió a la puerta. - No podrás usar tus poderes, ni tu fuerza hasta que a mi me parezca conveniente, si incumples tu castigo, un dolor sobrehumano recorrerá cada poro de tu piel, ese es tu castigo. - Le dijo, Drake se dirigió rápidamente hacia ella, pero una punzada de dolor recorrió sus piernas, haciendo que cayera al suelo. - Ah... Se me había olvidado, tampoco me hables, estoy harta de que no sepas usar la cabeza como es debido. - Le dijo y se fue dejándolo tirado en el suelo, el iba a dirigir su puño al suelo, pero de nuevo aquel dolor empezaba a invadirlo... Aquel castigo sería infernal para él, pero sería más doloroso no poder dirigirse hacia su hermana... Hacia el ser que más quería en ese mundo...
Bueno otro cachitoooo (no me acuerdo si le puse el capítulo xD y no tengo ganas de mirarlo...)
PD: Añado a una usuaria más del foro, la fantástica Aira!
Capítulo 2: Más complicaciones...
Llegó el lunes, todos los alumnos llegaron a clase, Ankira aún estaba pensando en lo ocurrido el sábado. ¿Era todo producto de su imaginación? Pero… Era muy real… Era imposible que fuera todo ficticio. Ella suspiró y se dirigió hacia su clase.
Mientras tanto, en la clase de Jennifer llegó una nueva alumna. Era alta y delgada, de ojos y pelo castaños, estaba muy seria y su penetrante mirada no se dirigía a nadie más que a Jennifer, esta no le dio mucha importancia a aquella mirada, pero después de un rato se fijo más en la chica, le estaba incomodando. Llegó el profesor. – Buenos días chicos, como podéis ver tenemos una nueva compañera, ¿podrías presentarte? – Le ofreció con una sonrisa el profesor a la nueva chica, esta lo miró seriamente y luego asintió.
- Me llamo Aira, espero poder llevarme bien con “todos” vosotros… - Dijo mirando hacia Jennifer. El profesor entonces pidió a sus alumnos que se presentaran y estos lo hicieron, acto seguido ofreció asiento a Aira… Junto a Jennifer, esta suspiró.
- (Genial, más problemas…) – Pensó mientras dirigía su mirada hacia el lado contrario de Aira.
Llegó la hora del almuerzo, todos los alumnos salieron de las clases menos Jennifer y Aira... Cuando Jennifer se disponía a salir Aira la detuvo, entonces Jennifer se dio cuenta de una especie de símbolo que tenía grabado en su brazo, luego miró a Aira a los ojos, esta le sonreía.
- Ya te has dado cuenta, ¿verdad? No estoy aquí por pura casualidad, me han informado de que uno de los tuyos ha atacado a una humana. – Le explicó seriamente Aira a Jennifer, esta asintió con la cabeza.
- Sí, lo sé, pero ya le he implantado su correspondiente castigo. – Le explicó Jennifer, pero Aira negó con la cabeza.
- No, él debe ser eliminado, quizás así pueda perdonar a tu familia y mantener nuestro contrato. – Le dijo Aira, Jennifer se extrañó, ¿qué contrato era ese?
- ¿De qué diablos me estas hablando? – Le preguntó Jennifer a Aira, esta suspiró y le explicó todo a Jennifer. – Vaya, parece que tus padres no te contaron todo, bueno, mi familia es una poderosa generación de caza-vampiros, cuando nos encontramos con tus padres hace bastante tiempo hicimos una especie de “tregua” donde la condición de mantener esta tregua era que ningún vampiro que porte vuestra “sangre” ataque a un humano bajo ningún concepto. Sino la tregua se rompería, y hoy como me siento generosa, mantendré el Contrato a cambio de la vida del agresor. – Le explicó Aira, Jennifer escuchó atentamente toda aquella explicación, pero esta no pensaba entregarle a su hermano. Ella le sonrió.
- Gracias por informarme de algo que desconocía, pero como ya dije, castigué a mi hermano, y no voy a dejar que muera entre tus sucias manos. - Le dijo Jennifer amenazadoramente. Esta se disponía a salir, pero Aira cortó su paso dando un fuerte golpe en la puerta para que no la abriera, luego sacó un pergamino increíblemente antiguo, lo abrió y Jennifer vio que tenía escrito la tregua entre su familia y la familia de caza-vampiros de Aira, vio entonces como Aira lo tiraba al suelo y empezaba a pisarlo. Cuando se rompió una extraña aura rodeó a Aira, Jennifer retrocedió y se preparó para una posible, pero no deseada lucha.
Después de que esa aura desapareciera poco a poco de Aira, Jennifer pudo identificar unas pistolas blancas en su cinturón y tenía colgado un collar... Aira sonreía.
- Vaya, esto ya es otra cosa, bueno, ¿qué tal si empiezo por arrancarte la cabeza y reducirte a cenizas? Serás solo un entrenamiento para mí. - Decía Aira mientras cogía una de sus pistolas y la apuntaba con ella, Jennifer no le quitaba ojo a los de Aira.
- Vaya... Conque la Bloody Rose, ¿eh? Lo siento, pero hoy no me apetece morir, y menos a tus manos. - Le dijo Jennifer con un ligero tono de burla en su voz, Aira se lo tomó mal y le disparó dos balas, Jennifer las esquivó con facilidad, aun con sus ojos clavados en los de Aira, esta rió.
- Vaya, parece que te he subestimado... Ahora comprendo porque mi familia te ha llamado siempre la "Vampiresa Bendecida..." - Le dijo Aira con tono de decepción en su voz, Jennifer aún estaba más confusa, y Aira notó la confusión de esta, le sonrió.
- Sé todo sobre ti, sobre tu pasado, todo. Sé que te enamoraste de un humano y que te traicionó, sé que eras una vampiresa normal y corriente, de las que con una sola bala de esta pistola ya hubieras muerto y que por "culpa" de un ritual fallido te hiciste tremendamente poderosa, además sé que eres capaz de controlar tu sangre como desees y que tienes dos armas gemelas bendecidas con agua bendita, en el interior de ti, quiero ver como peleas con tus armas, vamos, muéstralas. - Le dijo ansiosa Aira a Jennifer, pero esta negó lentamente con la cabeza.
- Lo siento, pero esas solo son para casos excepcionales y no las uso con niñatas que se creen diosas por tener dos pistolitas de juguete. - Le dijo Jennifer, Aira rió por lo bajo.
- ¿Crees que solo tengo estas pistolas? Pues estas muy equivocada. - Le dijo y acto seguido hizo surgir de la nada hielo de uno de sus brazos, rodeando su mano y convirtiéndola en una garra de hielo, Jennifer estaba muy sorprendida, no sabía que una caza-vampiros pudiera tener esos dones... Esa humana... No era cualquier chica... Esa caza-vampiros no era como los que se había encontrado a lo largo de toda su vida...
PD: Añado a una usuaria más del foro, la fantástica Aira!
Capítulo 2: Más complicaciones...
Llegó el lunes, todos los alumnos llegaron a clase, Ankira aún estaba pensando en lo ocurrido el sábado. ¿Era todo producto de su imaginación? Pero… Era muy real… Era imposible que fuera todo ficticio. Ella suspiró y se dirigió hacia su clase.
Mientras tanto, en la clase de Jennifer llegó una nueva alumna. Era alta y delgada, de ojos y pelo castaños, estaba muy seria y su penetrante mirada no se dirigía a nadie más que a Jennifer, esta no le dio mucha importancia a aquella mirada, pero después de un rato se fijo más en la chica, le estaba incomodando. Llegó el profesor. – Buenos días chicos, como podéis ver tenemos una nueva compañera, ¿podrías presentarte? – Le ofreció con una sonrisa el profesor a la nueva chica, esta lo miró seriamente y luego asintió.
- Me llamo Aira, espero poder llevarme bien con “todos” vosotros… - Dijo mirando hacia Jennifer. El profesor entonces pidió a sus alumnos que se presentaran y estos lo hicieron, acto seguido ofreció asiento a Aira… Junto a Jennifer, esta suspiró.
- (Genial, más problemas…) – Pensó mientras dirigía su mirada hacia el lado contrario de Aira.
Llegó la hora del almuerzo, todos los alumnos salieron de las clases menos Jennifer y Aira... Cuando Jennifer se disponía a salir Aira la detuvo, entonces Jennifer se dio cuenta de una especie de símbolo que tenía grabado en su brazo, luego miró a Aira a los ojos, esta le sonreía.
- Ya te has dado cuenta, ¿verdad? No estoy aquí por pura casualidad, me han informado de que uno de los tuyos ha atacado a una humana. – Le explicó seriamente Aira a Jennifer, esta asintió con la cabeza.
- Sí, lo sé, pero ya le he implantado su correspondiente castigo. – Le explicó Jennifer, pero Aira negó con la cabeza.
- No, él debe ser eliminado, quizás así pueda perdonar a tu familia y mantener nuestro contrato. – Le dijo Aira, Jennifer se extrañó, ¿qué contrato era ese?
- ¿De qué diablos me estas hablando? – Le preguntó Jennifer a Aira, esta suspiró y le explicó todo a Jennifer. – Vaya, parece que tus padres no te contaron todo, bueno, mi familia es una poderosa generación de caza-vampiros, cuando nos encontramos con tus padres hace bastante tiempo hicimos una especie de “tregua” donde la condición de mantener esta tregua era que ningún vampiro que porte vuestra “sangre” ataque a un humano bajo ningún concepto. Sino la tregua se rompería, y hoy como me siento generosa, mantendré el Contrato a cambio de la vida del agresor. – Le explicó Aira, Jennifer escuchó atentamente toda aquella explicación, pero esta no pensaba entregarle a su hermano. Ella le sonrió.
- Gracias por informarme de algo que desconocía, pero como ya dije, castigué a mi hermano, y no voy a dejar que muera entre tus sucias manos. - Le dijo Jennifer amenazadoramente. Esta se disponía a salir, pero Aira cortó su paso dando un fuerte golpe en la puerta para que no la abriera, luego sacó un pergamino increíblemente antiguo, lo abrió y Jennifer vio que tenía escrito la tregua entre su familia y la familia de caza-vampiros de Aira, vio entonces como Aira lo tiraba al suelo y empezaba a pisarlo. Cuando se rompió una extraña aura rodeó a Aira, Jennifer retrocedió y se preparó para una posible, pero no deseada lucha.
Después de que esa aura desapareciera poco a poco de Aira, Jennifer pudo identificar unas pistolas blancas en su cinturón y tenía colgado un collar... Aira sonreía.
- Vaya, esto ya es otra cosa, bueno, ¿qué tal si empiezo por arrancarte la cabeza y reducirte a cenizas? Serás solo un entrenamiento para mí. - Decía Aira mientras cogía una de sus pistolas y la apuntaba con ella, Jennifer no le quitaba ojo a los de Aira.
- Vaya... Conque la Bloody Rose, ¿eh? Lo siento, pero hoy no me apetece morir, y menos a tus manos. - Le dijo Jennifer con un ligero tono de burla en su voz, Aira se lo tomó mal y le disparó dos balas, Jennifer las esquivó con facilidad, aun con sus ojos clavados en los de Aira, esta rió.
- Vaya, parece que te he subestimado... Ahora comprendo porque mi familia te ha llamado siempre la "Vampiresa Bendecida..." - Le dijo Aira con tono de decepción en su voz, Jennifer aún estaba más confusa, y Aira notó la confusión de esta, le sonrió.
- Sé todo sobre ti, sobre tu pasado, todo. Sé que te enamoraste de un humano y que te traicionó, sé que eras una vampiresa normal y corriente, de las que con una sola bala de esta pistola ya hubieras muerto y que por "culpa" de un ritual fallido te hiciste tremendamente poderosa, además sé que eres capaz de controlar tu sangre como desees y que tienes dos armas gemelas bendecidas con agua bendita, en el interior de ti, quiero ver como peleas con tus armas, vamos, muéstralas. - Le dijo ansiosa Aira a Jennifer, pero esta negó lentamente con la cabeza.
- Lo siento, pero esas solo son para casos excepcionales y no las uso con niñatas que se creen diosas por tener dos pistolitas de juguete. - Le dijo Jennifer, Aira rió por lo bajo.
- ¿Crees que solo tengo estas pistolas? Pues estas muy equivocada. - Le dijo y acto seguido hizo surgir de la nada hielo de uno de sus brazos, rodeando su mano y convirtiéndola en una garra de hielo, Jennifer estaba muy sorprendida, no sabía que una caza-vampiros pudiera tener esos dones... Esa humana... No era cualquier chica... Esa caza-vampiros no era como los que se había encontrado a lo largo de toda su vida...
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