Bajo los árboles de Awa

Tras haber pasado la noche al raso, todos los huesos de mi cuerpo se resentían, pero mi alma estaba feliz de volver a Awa. Llevaba semanas deambulando por los reinos humanos, y ya empezaba a sentirme agobiada. Entonces decidí venir aquí. Al lugar donde más se venera a Wina, al lugar de donde viene mi raza.
Me desperecé resuelta y me incorporé. Observé cómo la tímida luz de Imenor, que acababa de de salir seguido de Kalinor, se filtraba entre las hojas de los árboles. Dejé que la suave brisa acariciara mi rostro, trayéndome el susurro de las hojas, el cantar de un pájaro lejano, unos pasos... ¿pasos?
Me erguí rápidamente y me oculté tras un grueso tronco, esperando a que el viajero se mostrara.

Seguí un sendero que había por el bosque de Awa, mis pisadas se oían bastante, algo que me ponía de los nervios, había muchas ramitas de árboles que crujían bajo mis botas, lo más seguro es que medio Awa se enterase de que estaba allí con el ruido que producía, podía sentir algunos ojos observándome.
Me obligué a caminar más lento ya que cada vez andaba con un paso más rápido, no tenía ninguna prisa, pero no podía evitarlo. Continué mi camino ya tranquilamente, acaricié la piel que llevaba sobre la falda, era tan suave que me podía pasar el rato tocándola.
Sonreí al entrever un claro, tenía algo de sed, el agua que llevaba en una cantimplora se había acabado hacía rato y buscaba un riachuelo para volver a llenarla.
Llegué al claro y me di cuenta de que había alguien en el agua, iba a decir algo para que notase que estaba ahí y así no asustarle, pero sentí que había alguien observando.

Decidí hacerme valiente e ir a explorar el Bosque de Awa, donde habitaban los feéricos,. Mientras caminaba oía a los pájaros cantando y mis pisadas en la maleza, la verdad es que me encantaba aquel sonido, me relajaba. Después de unas horas caminando me detuve, sentí una presencia. Bajé mi ritmo para hacer mis pisadas más silenciosas, me paré donde los árboles del bosque terminaban, dando paso a un claro y un riachuelo que lo cruzaba, allí había una joven inmóvil y también me dí cuenta de que en aquella orilla también había una espada, unicamente observaba callada para que no me descubrieran, estaba tan atenta a aquella joven que no me percataba de lo que pasaba a mi alrededor

De repente vi un bulto en el agua, escuché una voz que preguntaba quién era, sabía que a quien iba dirigido aquella pregunta era a la joven que se encontraba inmóvil, decidí quedarme un rato más observando en las sombras, pero decidí ir a un lugar más oscuro y más solitario, para asegurarme de que no hubiera ningún feérico o que hubiera más seres como el ser que estaba sumergido o un mestizo como la joven que allí se encontraba. Inmóvil.
Me di cuenta de que la próxima vez debería tener más cuidado en no ir tan alocadamente por terreno que no conocía si no quería volverme a perder, o peor aún, convertir en semi-mago al ser inadecuado.

Observé la escena interesada. Había una varu en el agua, y, no muy lejos, una chica que parecía tener algo de celeste y algo de yan. Y algo más... una extraña presencia, la presencia de alguien o algo que era superior a todas nosotras juntas. Ignoré ese presentimiento y me centré en aquella situación. No parecían peligrosas, aunque la varu parecía dispuesta a defenderse, y, además, estaba buscando compañeros de viaje así que... salí de mi escondite. Me coloqué tras la chica del agua, enfrente de la yan. No sabía que decir... y no me gustan los silencios que digamos. Pero, tras un rato de vacilación, supe que era lo que tenía que hacer exactamente. Adelanté unos pasos hasta situarme cerca del agua y las miré a las dos con una gran sonrisa.
-Hola.- dije sencillamente.

Entonces vi a una feérica, parecía la más amigable de todas nosotras, así que decidí contestarle, me transforme en humana, desgraciadamente, no estaba acostumbrada a la transformación así que no tenía ropa para poder presentarme, desde lejos le contesté tímidamente. - Ho-hola- le dije tímidamente, estaba un poco sonrojada al no estar vestida, pero supongo que por cambiar un poco la situación tan hostil respondí dejando atrás mi timidez y mi verguenza. Luego me di cuenta de que el bulto en el agua salió, era otra chica, parecía ser una varu. Así que a ella también le saludé, pero con la mano.

Me sobresalté al oír una voz en mi cabeza, provenía de la varu que estaba a espaldas de mí, su voz sonaba titubeante, como si tuviera algo de miedo. - Lo siento, no quería asustarte, iba a decir algo, pero sentí que alguien nos observaba- dije con tono inocente.
Miré por todo el claro, tras los gruesos árboles había una presencia, se me hacía conocida, había estado antes frente a una presencia como aquella, pero quizá me equivocase; no, era algo superior. Vi que una feérica salía de entre los árboles y con una sonrisa nos saludó.
-Hola, yo soy Vinca- dije con una media sonrisa.
Apareció otra chica y desde lejos nos saludó tímidamente, me fijé en que no llevaba nada de ropa, así que le dije:
-¿Quieres que te deje algo de ropa?

Lo siento Vinca, no me he dado cuenta de que te me has adelantado, estaba escribiendo..sorry
Volví la cabeza hacia la recién llegada. Me sorprendió el ver que no llevaba ropa. Rebusqué en mi bolsa de viaje. Sí, por ahí tenía que haber algo... siempre llevaba... ah, sí, ahí estaba. Saqué una túnica que hacía tiempo que había comprado en Thalis, pero que nunca me había puesto. Siempre llevaba algo de ropa en mi bolsa.
-Toma, ponte ésto ¡o vas a coger un catarro! -dije mientras le lanzaba la prenda.

Off Rol: Arreglando esto ya que me preguntaste antes y no me di cuenta XD

On Rol: No me atrevía a avanzar hasta el claro así que negué lentamente con la cabeza, en cambio, vi como la feérica me lanzaba algo de ropa. Cogí la túnica que me lanzó la feérica, rápidamente volví al bosque y me la puse, me miré a mi misma para ver que tal me quedaba, no parecía que me quedara tan mal después de todo, volví a mirar a las tres chicas. - Gracias ^^ - dije agradecida, aun así, mi impresionante timidez me vencía y no me atrevía a avanzar hacia ellas, igualmente, me conformaba con mirar a lo lejos. "¿Me habran visto en mi forma real...?" me pregunté para mis adentros, no quería haber cometido algún error.

Sonreí, me preguntaba por qué no llevaba ropa. -¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Por qué no ibas vestida?- le pregunté algo extrañada, a lo mejor la había perdido o algo...
Me volví hacia la varu.- No estaría nada mal algo de comida.- Me acerqué a la orilla, llené la cantimplora. - ¿Te ayudo?- le pregunté poniéndome al lado suyo.
- Por cierto, ¿cuál es tu nombre?- sonreí.

La varu nos ofreció algo de comida. Nunca aceptaba comida de extraños, pero no parecía mala gente y además, mis tripas rugían sin piedad.
- Claro.- sonreí. Ví como la semiyan la ayudaba y me acerqué sin dudar a echar una mano también.
-Mmmm... ¿que tal si nos presentamos? -propuse.

La chica mestiza me preguntó por mi ropa, yo me quedé callada durante unos instantes. "Bueno, parece ser que ella no me ha visto en mi forma real..." Pensé aliviada para mis adentros, luego le contesté tímidamente y siempre desde lejos. - Bu-bueno... Soy híbrida... Y... No estoy muy acostumbrada a cambiar de forma... Ha-hasta que no me acostumbre creo que no conservaré mi ropa... Le dje lo suficientemente alto como para que lo escuche pero no llegaba a decirlo firmemente. Vi que una de ellas tenía comida y mi estómago reacciono con el delicioso olor de la comida friendose, aun así, no me atreví a pedir nada, y tampoco podría comer muy agusto estando tan nerviosa con aquellas presencias.

Me dí cuenta del nerviosismo de la joven. Decidí echarle un cable. Me acerqué a ella, la cogí de la mano y la conduje hasta las demás.

Vi como la chica feérica se acercaba a mi, antes de poder reaccionar ella me cogió la mano y me condujo hasta las demás. A mitad de camino me deshice con fuerza de la mano de la feérica, tal vez por miedo, un miedo injustificable. Me fui corriendo de nuevo hacia el bosque, pero antes de entrar a este paré un instante. -Lo... Lo siento... - Dije con tristeza en mis palabras, sabía que no estaba actuando adecuadamente con ella, había sido muy amable conmigo, pero aun así, entre al interior del bosque sin mirar hacia atrás. Corrí sin parar y cuando me detuve, me percaté de que ya no podía ver el llano, ni a las chicas, me senté en una piedra, vi que mis pies de humana tenían algunas heridas, parecía que me había clavado algunas espinas. Me las quité cuidadosamente, aun así me dolía bastante. Sin embargo, fui a buscar fruta, estaba muerta de hambre y cansada.

Me quedé entre sorprendida y confusa cuando ví a la chica salir corriendo. En seguida me sentí fatal. Tal vez había sido demasiado brusca con ella. No quería asustarla. De repente, ya no tenía hambre. Me sentí en una encrucijada: ¿ ignorar a la extraña híbrida o salir en su búsqueda? Sabía que no había ido muy lejos. En su huída, había visto que tenía los pies heridos. Me sentí culpable, y, sin dudarlo más, me interné en el bosque para disculparme.

En mi busqueda de algo para comer sentí que alguien me perseguía, pero ignoré ese sentimiento, unicamente tenía cabeza para algo que pudiera alimentarme, entonces vi un manzano, tenía unas manzanas muy grandes y tenían muy buena pinta. Cogí una y me la llevé a la boca, estaban increíblemente dulces, me comí dos manzanas y luego me recosté al pie de aquel árbol. Inevitablemente me quedé dormida.

Tras poco rato de búsqueda, dí con mi objetivo. La encontré dormida, al pie de un manzano. Me quedé indecisa... Así que, simplemente, me dejé llevar por mis impulsos. Me acerqué y la sacudí con suavidad para despertarla. Mientras abría los ojos, puse mi mejor cara de arrepentimiento.

Después de un rato, noté que alguien me sacudía suavemente, abrí los ojos lentamente, y de nuevo vi a la chica feérica, su cara expresaba arepentimiento. Como era de esperar apoyé mi espalda lo más que pude al manzano y me encogí todo lo que pude, la miraba fijamente. Esperando que aquella feérica dijera algo.

-Lo siento.-murmuré.- no quería ser brusca antes ni tampoco quería asustarte. Es solo que... quería que estuviésemos las cuatro juntas ¿sabes? tengo una corazonada de que si permanecemos juntas, seremos más fuertes. Y no creo que quieras perderte la diversión ¿no?- añadí con una sonrisa.

La seguía mirandosilenciosamente, se disculpó y me dijo el por qué de haberme cogido la mano derepente anteriormente, sentí bondad en su corazón, así que me atreví a sonreirle y a contestarle. - No hay nada por lo que tengas que disculparte, yo he sido la que ha actuado inadecuadamente, te pido por favor, aceptes mis disculpas- Dije, esta vez con más confianza, luego incliné levemente mi cabeza en señal de respeto y arrepentimiento.

Escuché contenta cómo aceptaba mis disculpas. Me sentí aliviada. No me gustaba hacer daño a nadie. Con una sonrisa, coloqué los brazos en jarras y dije:
-Bueno, ahora que está arreglado, ¿que tal si volvemos? Las demás estarán preocupadas.