Blog de notas de Eliwood

Porqué... ¿PORQUÉ? NO entiendo este mundo. Demasiada gente, demasiada hablando, murmurando, escuchando, sintiendo, odiando, amando, envidiando, perdonando... Nos abordan tantas cosas en tan poco tiempo, tanta información que la mitad la ignoramos, despreciamos aquella que no nos gusta y únicamente nos centramos en eso que queremos. Aunque no es excesivamente malo, la verdad nos hará libres, pero no necesariamente la verdad nos puede dar la felicidad. Ya que si pensamos en todos los sucesos que acontecen a nuestro alrededor, podríamos caer en una grave depresión. Aunque, no es motivo alguno tal para ignorarla, porque siempre dicen que los ignorantes son felices, pero al desconocer las cosas aparece un sentimiento peor, el miedo. Ese miedo que nos paraliza al no saber lo que nos está pasando. Por lo tanto, ¿los ignorantes son felices de verdad? Pero... ¿eso es lo mejor que nos puede pasar? ¿Es lo que más nos conviene, lo que más necesitamos, y por el cual somos capaces de cualquier cosa? ¿Somos más importantes nosotros que otro ser? Total, para conseguir lo que queremos. O... ¿Podemos ser capaces de dejar nuestro ombligo en paz y levantar la vista para ver, no solo con los ojos, sino también con el corazón y los demás sentidos de los que hemos sido dotados para poder ves más allá?

Siento el rugido del mar
bajo mis pies sonar
mirando al infinito
al horizonte bendito.

El deseo de libertad
no me deja achantar
aunque el deseo de ella
esclavo me deja:

Como las gaviotas vuelan
esclavas del aire y alas,
como las mareas se dejan
de las lunas esclavas.

Me cuesta olvidar tanto de ti
Siempre parece fantasía
No recordar todos esos días
Junto a ti, para ti, sin ti.

Amor, olvidar, palabras vanas
De las que todos usamos,
Abusamos sin cesar, en gran cantidad,
Y en vano son más usadas.

Y te quedas allí
Siempre mirando al mar
Que te siga amando
Mi corazón dice
Aunque la razón
Me dice que olvide.

Hasta que la luna albiro
Su fina tez de oriente, pienso
Porque cuando esos ojos miro
Me pierdo y no me encuentro

Olvidar la data,
Dejarte unas llaves,
Aunque de amar...
¿puedes olvidarte?

Me decían que tuviera
cura de mis sueños
que verdad se volverían
aunque sueños, sueños son

Y aun ninguno visto,
ninguno aparecido,
ninguno albirado
Y sigo aquí esperando
sin ver tu corcel blanco

Y esperar, esperar para ti
estoy cansado de ser siempre
el que no puede y quiere
Que sueña y desespera
Por eso seguiré mi camino

Ya se que lo hiciste por mi bien
Aunque yo me pregunto y te digo
Que mi amor aquí se queda
Por obstáculos, es destino
Y él siempre acierta.

off// No se si se puede, pero a mi me gustaria hacer una recopilación de leyendas de Idhun. Pero no quiere decir que sean de verdad, seran leyendas inventadas por mi, con el simple fundamento de mi imaginación. Deseo que les guste mis leyendas, ¡y que me muestren sus opiniones por favor! Tanto si les gustó como si les desagradó. Es más, se aceptan críticas constructivas, así podré mejorar y ofreceros y deleitaros con mejores historias.

on//

Erase una vez, Erulm, un chico varu. Vivía en la cosmopolita ciudad de Dagledu. Llevaba una vida tranquila, sin demasiados sobresaltos. Era el encargado de acompañar a los pieles-secas de la superficie a la ciudad dentro de esa burbuja tan grande. "¡Qué suerte tienen los pieles-secas que pueden ver nuestro mundo!" solía pensar Erulm cuando veía a esa gente con esas vestiduras tan extravagantes, parecían de otro planeta. Van tan cargados, no podía entender como tanta ropa encima podía ser algo cómodo. Pero bueno, no se calentaba mucho la cabeza. Era su problema. Al fin y al cabo, sólo era un acompañante, él no podía decir muchas cosas porqué nadie le escucharía.

Un día, acompañado de sus amigos, paseaban por la ciudad, era su día libre y los solía exprimir lo máximo que podía de ellos. En eso, que iban hablando, bromeando, pasando un buen rato, Erulm se giró. Por delante de él pasaron unos ojos azules, pero no eran ojos normales, esos ojos eran profundos, extensos, tan azules como la misma línea del horizonte. Esos ojos se grabaron en fuego en las retinas. Muchas noches soñaba con esos ojos, volver a encontrarlos, poderlos observar horas...

Pasaron días, días y días. Poco a poco, el olvido iba borrando esos ojos. Hasta que...

Ese día no tenía que trabajar. La superfície del mar estaba bastante movida y ningún piel-seca con dos dedos de frente se atrevía a adentrarse mar adentro para visitar la ciudad de Dageldu. Así que su superior, al entender que Erulm era un joven con ganas de vivir la vida, le había dado el día libre.
Le gustaba mucho salir a pasear y ver a la gente atareada en sus quehaceres. Era muy entretenido, sobretodo al ver hablar a dos personas inventarse su conversación. Así se sacaba unas cuantas carcajadas. En ese momento de tranquilidad, oyó que alguien gritaba. Por el grito pensó que era una mujer. Al dirigirse hacia la joven, esta le dijo que le habían robado y que el ladrón se dirigía por esa callejuela. Él, no se lo pensó ni dos segundos y siguió el mismo recorrido. Al girar, por la callejuela se veía al ladrón buscando por dentro de la bolsa.
- ¡Ladrón! ¡Devuélveme la bolsa ahora si no quieres que llame a la guardia! - gritó con tono altivo Erulm.
- ¿Cómo? ¿Quién eres tu? Anda chico, ¡apartate de mi camino y no me molestes más! - saltó el ladrón amenazadoramente.
- Si quieres guerra... guerra tendrás - dijo solamente Erulm y se abalanzó sobre el ladrón. A este le cogió por sorpresa y se chocó contra la pared. Este se quedó un poco aturdido y le dió tiempo a Erulm para quitarle la bolsa de las manos y salir de allí. Ya tenía lo que quería por lo tanto no había un porqué para quedarse allí más. Así que Erulm se giró y marchó de allí. Siempre mirando atrás por si el ladrón volía por la espalda y le daba lo suyo. Por suerte, al salir del callejón el ladrón decidió no ir tras él por miedo de ser visto. Al final, Erulm volvió con la joven que había sufrido el robo.
- Ten, te devuelvo tu bolsa - dice Erulm alargando la mano a la joven para darle la bolsa. Pero al dirigir su mirada a la suya, se quedó paralizado. Como si de sus brazos salieran chispas, como si electricidad estática estubiera fluyendo de dentro de Erulm y le ponía la piel de gallina. Sus pulmones utilizaron el corazón para jugar a ping-pong. Esos ojos... ¡esos ojos eran los ojos de sus sueños! No podía creer lo que estaba pasando.
- Muchas gracias - asintió ella, con una tímida sonrisa al ver la forma que se había puesto Erulm al verla.
Erulm al principio sólo le pudo dedicar una sonrisa estúpida, acandilada. Al poco volvió en si y le comentó:
- No hay de que, estos ladrones parecían que no había más pero parece que mala hierba nunca muere.
- ¡Jajaja! - rió ella entre carcajadas - Si... Esto es lo único malo de Dagledu.
- ¡AY! ¡Qué descortés! No me he presentado, me llamo Erulm - saltó él - ¿Cómo te llamas tu?
- Yo me llamo Arutem de Dagledu - responde ella. Aretlum... En ese momento Erulm se quedó pensando, ese nombre le sonaba de algo, pero en ese momento no le venía a la cabeza.
- Bueno, pues espero verte otra vez, ¿no? - pregunta Erulm.
- Eso espero yo - responde tímidamente, mientras se va por la avenida.

Erulm se queda mirando Arutem mientras ésta va yendose. Con cara de acandilado. En ese momento quien iba a decirles a ellos dos la historia que iban a protagonizar...

¡Ya lo entiendo!
¿Como no se me ocurrió?
En tu camino
Solo la albirada luna veía
Pensando que ese debía
Ser mi destino
Porque muros grandes
Se avecinaban.

Pero ahora que estos
Se desvanecieron
Veo claro que ese
Mi camino debe ser.

A tu lado, sintiendo
Tu tacto, tu fuego.

Desde ese instante, Erulm no se podía quitar de la cabeza a Aretlum, era como una parte más de su cerebro. No dejaba ni un instante, pero pasaban los días y no la veía. Muchas veces salía a pasear por la calle lugar donde se encontraron por última vez pero nunca estaba allí. Ya era una obsesión, encontrarse con ella. Sólo había una cosa que podía hacerla desvanecer de su mente por unos instantes y era su trabajo. Erulm amaba su trabajo: tenía contacto con la gente, su jefe le entendía y le ayudaba muchas veces, no era excesivamente duro y podía sobrevivir con la paga que recibía cada semana.
- ¿Erulm?... ¿Erulm?... ¡Erulm! - buscaba el jefe.
- ¿Qué quieres jefe? - le responde Erulm, después de haber guardado el libro.
- ¿Otra vez vageando? Ya te vale... ¡Si sigues así me tendré que poner duro contigo muchacho! - le grita bromeando a Erulm - Chico, esta vez te necesito más atento que en estos últimos días. Me ha llegado un encargo de traer unos invitados del exterior.
- De acuerdo - afirma el muchacho - pero, ¿porqué más atento que nunca? ¿Qué tienen de especial estos invitados?
- Es que no son unos invitados cualquieras, son comandantes de los reinos de pieles-secas para la familia de Nirtan - sostiene el jefe.
- ¿Nirtan? Esa familia es la más rica de Dagledu, ¿no? - pregunta Erulm.
- Si, por eso tienes que vigilar. ¡Hoy tienes que hacerte valer chico! – exclama y con eso coge al chico y se lo lleva consigo hasta el lugar de reunión para los pieles-secas. Una vez los recogieron se los llevaron océano a dentro. Bajaron y bajaron, para Erulm ya era una costumbre, siempre hacia el mismo camino todos los días un par de veces. Aunque siempre le gustaba mirar las caras de los nuevos, sus caras de fascinación, terror…
Al final llegaron al suelo aquàtico. Rodearon dos áreas coralinas hasta llegar al punto de reunión. Todo fue como siempre, era tan aburrido los encuentros entre las grandes personalidades del mundo. Meramente mundanas e interesadas, frías hasta el punto de helar la sangre. Erulm ya empezaba a aburrirse en esa situación cuando, se fija que detrás de Nirtan, el comerciante más rico de la ciudad hay un grupo de chicas varu. Se fija un poco en ellas, la verdad es que no perdía nada, ¡tal vez estubiera Aretlum allá! Empieza a observarlas una a una… ¡Era esa! No… La vista le engañó a Erulm, al final. Cansandose le susurró a su jefe si se podía ir y este acceptó. Así que con tranquilidad gira el coral en el que estaba apoyado y entonces choca contra alguien.
-¡Disculpa! – se perdona una voz.
-Tranquila, no pasa nada – responde una voz femenina.
Erulm levanta la vista, para ver la cara del que havia recibido el golpe,¡ y que sopresa se llevó cuando vió a Aretlum!

Salimos de la autopista fugaz
Dejando los malos momentos atrás
Sin importar el ayer, pasado esta
y mirando al frente, por destino el mar

Pienso en todo lo que me espera ahora
Y no tengo palabras ni para seguir,
Me abruma todas las cosas vividas
Junto a vosotros sin llegar a concebir

Y las paranoias, risas e ideas
Además de bailes e idas de cabeza
Sin pensar en videos ni rameras
Que por suerte la puerta se les cierra

Y si arduo es evocar el pasado
Así aun me impresiona más el porvenir,
Juntos todos afrontaremos volando
Nuestro destino, estar juntos al fin.

Y sin parar ni siquiera a descansar
Y con pena volveremos a empezar
La rutina tenemos que retomar
Pero nunca jamás llegar a olvidar

Y las paranoias, risas e ideas
Además de bailes e idas de cabeza
Sin pensar en videos ni rameras
Que por suerte la puerta se les cierra