De nuevo en los Reinos Humanos [RC]

No voy a decírtelo, dragona, le transmití, deberías saber que el nombre de alguien da el poder sobre la persona en cuestión.

Mi diestra seguía apuntado con la ballesta al sitio donde se encontraba la híbrida de dragón, desafiante, como cualquier dragón lleno de un desmedido orgullo. Le presté atención al arma que llevaba en sus manos. Jamás había visto una parecida, pero de alguna manera, podría mantenerme a distancia de su propia posición cuando se me acabasen los proyectiles de mi arma a distancia.

Sonreí con amargura y un placer desconocidos para cualquier sangrecaliente que no fuera un dragón.

A ésto estamos reducidos los sheks y dragones, me dije, en una guerra sin sentido que empezaron los Seis.

-Has tardado en detectarme, ¿verdad?-le pregunté, en voz alta, pero ya sabía ésa respuesta-. Los dragones estáis hechos como los ciegos...

Mire al Shek, realmente odiaba a esos sangrefria; me hablo, mentalmente, cuanto odiaba que no usaran las cuerdas vocales, los que eran híbridos.

-El nombre, no te da ningún tipo de poder sobre nadie-Le respondí, sin bajar la guardia, y mirándole desafiante, como haría cualquier otro de los míos, nunca había huido de un combate, y no lo haría ahora.

Puse a Nylaysu ante mi, cubriéndome, con el bastón y al mismo tiempo apuntando con uno de los filos al Shek.

Hablo de nuevo, esta vez usando las cuerdas vocales, su comentario, no me gusto, pero solo era otra de las fachadas que odiaba de ellos.

-Te he detectado apenas he llegado a la ciudad,Shek- Dije cargada de odio la ultima palabra. "los dragones estáis hechos como los ciegos..."
Esa frase fue el detonante, había estado reprimiendo ese odio demasiado tiempo; me lance sobre el Shek de un salto, golpee con uno de los filos de izquierda a derecha en diagonal y al momento, ya estaba girando la naginata doble para darle de derecha a izquierda, para cortar-le en "X".

Mientras la chica saltaba hacia a mí, para golpearme con el filo de su extraña arma, me aparté de un salto, antes de que ella pudiera golpearme primero.

Pude haber disparado a bocajarro, pero no era algo digno por mi parte, ni para mi ser. Pero... después de todo, era un híbrido como yo, parte humana y parte superior. Luego, la muchacha giró su arma misma para golpearme con el filo contrario de su arma cortante, de derecha a izquierda. Lo único que pude hacer fue esquivarla, saltando hacia más atrás.

Con el salto acabé cerca de la pared de un edificio a mis espaldas, y ahora era mi turno. Alcé mi diestra y la apunté de nuevo con la ballesta, a la altura del pecho.

Tendré que comprar una espada más adelante, me dije.

-Estúpida-dije, insultándola-. Atacáis sin objetivos claros, y vuestro desmesurado orgullo os hace más estúpidos como raza...

Sabía que había ignorado el destino de Alderun, el celeste, pero supe que no seguía ahí. Nadie debía estar allí, pero poco importaba... si la lucha se volvía más mortífera.

Evite la flecha a bocajarro como pude, la desvié un poco con la naginata doble al girarla, aun así me rozo el costado, creándome una pequeña y superficial, cortada, dolía pero el dolor era mínimo, comparado con el odio que sentía hacia el Shek, hacia tiempo que no luchaba contra uno, y hacerlo solo hacia que mis ganas de ver su cuerpo muerto aumentaran.

Mire al Shek, estaba en la pared del edificio, apuntándome con la ballesta de nuevo.
-Nuestro orgullo es el que os expulso de Idhún hace tiempo- conteste, para después lanzarme hacia el de nuevo, moviendo la naginata a mi alrededor, evitando pudiera apuntar bien con la ballesta.

Cuando estuve lo suficientemente cerca, volví a atacarle en X, aprovechando de que ya no podía retroceder mas.

No podía retroceder más, por la pared de piedra que tenía detrás de mí, y la dragona balanceaba a su alrededor aquélla arma, parecida a una lanza, pero mucho más peligrosa. Podía errar el tiro y por eso, cuando ella se acercó lo bastante como para poder ensartar mi cuerpo con su filo, y volver a hacer la maniobra del ataque anterior, dos salidas se me abrieron a mis ojos.

Justamente cuando ella hizo el primer ataque de izquierda a derecha y, en el momento preciso, me tiré al suelo, hacia la derecha, antes de que pudiera realizar completamente el ataque, impulsado por mis piernas, al agacharme y evitar los tajos que me hubieran caído encima, sin poder defenderme.

No podía hablar en ese momento por la vía vocal, así que en su mente le dije claramente quién era mejor en esta lucha: Cierto, nos vencisteis y nos desterrasteis a un mundo muerto, pero luego los tuyos recibieron el revés de un humano, un simple humano que acabó con todos los dragones, aparte de vosotros, nosotros somos más conscientes de lo que podemos llegar a perder en ésta vida, al servicio de unos dioses traicioneros como los Seis.

Escuche al Shek tras fallar el ataque; me había informado sobre esa batalla, de hacia tanto tiempo atrás, tenia curiosidad por saber de antepasados míos, y descubrí la historia de la conjunción astral

-No era un humano, era tu dios en el cuerpo de un mago- Conteste, poniéndome en guardia delante suyo-y no creo que sepáis mas que nosotros sobre lo que es una perdida, puesto que nosotros perdimos casi todos los nuestros, familias enteras, huevos que ni siquiera habían nacido; nosotros hemos perdido mucho mas que vosotros, y no pienso permitir que insultes a los míos, por un momento mas.-tras decir eso envaine la naginata doble, y gracias a mi amuleto de control de la transformación, convertí mis manos humanas en garras de dragón, y cubrí mi cuerpo de escamas, para luego lanzarme contra el Shek, garras por delante, esta vez no iba a poder esquivarme, porque atacaría en un cuerpo a cuerpo absoluto.

Tirado al suelo, pude apuntar rápidamente al cuerpo de la híbrida de dragón, sorprendiéndome con un extraño poder que transformó sus manos por garras y sus brazos ahora eran escamosos, pero eso no evitó que disparase. Venía a por mí sin reservas.

Olía la sangre que mi primer disparo desviado le había provocando en uno de sus costados, y eso empeoraba el asunto, y me sumía en un frenesí que tantos de los míos, como de los suyos se habían entregado con un oscuro placer.

Antes de que pudiera llegar a tocarme con sus garras, dejé mi cuerpo humano, para aparecer con el gran y largo cuerpo de una serpiente alada, siseando con furia y enseñando los venenosos colmillos.

¿Te parece que no sabemos nada?, le dije fríamente en su mente, pero destilando furia como los colmillos destilaban veneno, vosotros nos desterrasteis hasta la extinción. Podríamos haber compartido el mundo, pero vosotros y los Seis nos tratáis como si nosotros fuéramos el mal y os pusisteis todos de acuerdo y en nuestra contra... ¡Hasta vosotros, oh noble dragona, veníais a cazarnos como alimañas, destrozando nidos y matando crías de shek!

Con un movimiento de una de mis garras partí la flecha que me disparo, y seguí avanzando hacia el; poco después el se transformo en Shek, antes de que le golpeara, di un salto atrás, para alejarme un poco de el, y casi al momento me transforme completamente,mis escamas azul con tonos platas brillaba con la luz del el primer sol que ya salia, lanzando-le una llamarada a su cabeza y alzando el vuelo por encima suyo.

-¿Que hubierais echo vosotros en nuestra situación? el odio que sentimos no se iba a ir así como así- respondí.- Ademas cuando vosotros volvisteis del exilio y no encontrasteis a ninguno de nosotros, que sentisteis aparte de un vacío irracional, y unas ganas de matar algo que ni siquiera estaba allí.

Los primeros habitantes de Vanis se despertaban, sin imaginar siquiera que ocurría en uno de sus tejados, sin saber que cuando salieran a la calle, tal vez encontrarían parte de su ciudad destruida o puede que a dos seres alados peleándose en sus cielos

La dragona, ya en su otro cuerpo, lanzó una llamarada a la altura de mi cabeza. Por ello, tuve que agachar la cabeza, siseando con la furia, el miedo y la sorpresa. El fuego impactó en la pared, dejándola completamente negra.

A su vez, mi enemiga aprovechó para levantar el vuelo, mientras yo me quedaba observando cómo ésta subía en las alturas.

Pronto se escucharon voces alarmadas de las gentes que habitaban Vanis, y poco me importaba, porque si se metían en medio de una pelea entre un dragón y un shek, morirían como insectos aplastados por unos pies gigantescos.

No podrás ir muy lejos, le dije, y por mucho que mis antepasados sintieran eso, ya no importa porque volvéis a estar aquí para mataros.

Batí mis alas y fui subiendo en espiral hacia la dragona azul, pero a la vez, quedándome lejos del alcance de su fuego.

Escuche sus palabras en mi mente, esta vez no respondí; me eleve mas aun, y a gran velocidad, para luego dejarme caer hacia el, garras por delante, para destrozar sus alas membranosas si podia, cuando llegue a cierta distancia suya, empece a lanzar llamas si dejar de caer hacia el, cuando lo tuve a mi alcance, deje de usar mi fuego, y use mis colmillos, garras y cola para atacarle con todo.

-Por una vez estamos de acuerdo-dije entre golpe y golpe, sin dejar de atacar y evitando a toda costa sus venenosos colmillos.

Siguiendo alzarme en una espiral en el aire, la dragona azul se lanzó contra mí, echando fuego por la boca y con las garras de las patas delanteras por delante.

Malditos sean los dragones y su fuego, pensé.

Siseando, molesto, dejé de batir las alas para seguir subiendo, para desplazarme hacia un lado, planeando, para rodear la posición de la escupefuegos, moviendo mi cola para darle un coletazo en el cuello, para impedir que su fuego quemase mis escamas.

Siempre de frente..., le dije, por eso sois unos estúpidos.

FDR: perdón por tardar tanto en contestar, el carnaval me ha quitado mas tiempo del esperado, junto con los deberes, no he tenido demasiados ratos libres.

Hice caso omiso de su comentario, y me estabilice en el aire, el golpe me había dolido, pero tampoco tanto como para herirme; volé de nuevo hacia el, esta vez quedándome a cierta distancia.

-Al menos nosotros atacamos, normal que os derrotáramos si solo huis, cuando lucháis-le chinché, un combate en el que uno de los contendientes se dedicaba a huir no tenia tanta gracia como uno en que los dos lucharan con todo.

Las gentes de Vanis, miraban hacia el cielo, hacia el combate que se libraba por ahora; sin duda, el fuego que había lanzado, había echo que los pocos que no miraban hacia nosotros lo hicieran; la guardia de la ciudad, entre temerosa y obediente, empezaron a dispersar a todos de la zona en la que estábamos, evitando que nadie sufriera daños, y al mismo tiempo, dándonos espacio para el combate.

Agradecí ese gesto, pero aun así no debía permitir que ese combate dañara la ciudad, por el honor de los dragones y por la fama de protectores hacia las "razas inferiores" que nos habían dado algunos antepasados.

Mire al Shek, con notorio odio, volví a levantar mi barrera mental seguía sin ser gran cosa, pero aun así me ayudaría a que el Shek no leyera mis pensamientos con facilidad; Espere en el aire su movimiento; controlando todo lo que podía mis ganas de atacarle en ese mismo instante.

Las absurdas palabras de la dragona azul hicieron que simulara una sonrisa y me riera por dentro. A su vez, mi enemiga no se acercaba, sabiendo que podría golpearla tan fácilmente como ella podría desgarrar mis alas o cualquier otra cosa que ella cazase

¿Huir?, le pregunté, seriamente, para ser una dragona no sabes mucho de los sheks, ¿verdad?

Batí mis alas para volver a subir en espiral, estando por encima de mi rival y a una distancia prudente de sus posibles llamaradas.

Sus palabras carecían de sentido y lógica, pero como todos los de su raza, poseía un orgullo desmesurado.

Pronto verá de otra forma a los sheks, pensé.