El Olvido de los Seis [Trama]
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El Olvido de los Seis [Trama]
En un pequeño pueblo de Nanetten, los aldeanos comienzan a sentirse extraños. Su piel palidece, su cabello y sus ojos se vuelven blancos, no muestran sentimientos… con el tiempo no hablan ni se mueven siquiera. Un antiguo caballero de Nurgon fue el primero en sufrir de este mal, que quiere que se investigue a fondo...
La aventura comienza en un pueblo de Nanetten, cerca de la costa. Los participantes os habéis reunido allí para asistir al funeral del primer afectado, el anciano antiguo caballero de Nurgon. Tras la ceremonia se os acerca un noble.
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn -mira hacia un punto más allá de vosotros- y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
En ese momento entra en la sala un celeste de alrededor de treinta años, Nah-Zin, vestido con el hábito de sacerdote.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, como temeroso- se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -interrumpe Korlen-. Tomaréis un barco mañana. Él -señala al celeste- os acompañará.
La aventura comienza en un pueblo de Nanetten, cerca de la costa. Los participantes os habéis reunido allí para asistir al funeral del primer afectado, el anciano antiguo caballero de Nurgon. Tras la ceremonia se os acerca un noble.
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn -mira hacia un punto más allá de vosotros- y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
En ese momento entra en la sala un celeste de alrededor de treinta años, Nah-Zin, vestido con el hábito de sacerdote.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, como temeroso- se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -interrumpe Korlen-. Tomaréis un barco mañana. Él -señala al celeste- os acompañará.
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
- ACLARACIÓN:
- Pongo que es invierno porque el post que estreno yo esta situado exactamente en 7 de Ileis, que es técnicamente principios de invierno según el calendario
Los jirones de niebla se desplazaban perezosos por el aire a mi alrededor, limitando la visión a unos pocos metros cuadrados. Aquella mañana había amanecido como todo tenebroso funeral debe ser, gris, triste y húmedo. Las nubes grises y espesas ocultaban la luz de los tres soles, y le daban a la luz un color gris apagado. El aire helado de principios de invierno se pegaba a la piel como un manto frío que hacía que se te enrojeciera la nariz y las puntas de los dedos. Y si hacía eso al simple tacto... al respirar sentías el frío dentro de pecho, hinchándote los pulmones.
"Tendría que haberme negado" Pensaba mientras caminaba al lugar donde se celebraría la solemne ceremonia. La carta había llegado a mis manos muy tarde, pero con el tiempo justo para que llegase allí a una noche del funeral. Según aquel papel con el sello de Nurgon..
Usted, señorita Déteka Lark, ha sido seleccionada entre algunos compañeros de su misma categoría
y rango de la Orden de los Caballeros de Nurgon para representarlos en el funeral de
uno de nuestros más honorables miembros. Dicho funeral tendrá lugar el 7 de Ileis temprano,
en la capital Nanetten. Esperamos que lleve consigo el honor, el orgullo y la justicia de los Caballeros de Nurgon.
y rango de la Orden de los Caballeros de Nurgon para representarlos en el funeral de
uno de nuestros más honorables miembros. Dicho funeral tendrá lugar el 7 de Ileis temprano,
en la capital Nanetten. Esperamos que lleve consigo el honor, el orgullo y la justicia de los Caballeros de Nurgon.
Y después de aquella primera introducción se sucedían firmas de altos cargos de Caballeros con todo tipo de rangos superior al mio. Solo les faltaba la firma del rey para que fuera oficialmente obligatorio... Si, tendría que haberme negado, pero no podía. Lo dejaba bien clarito "...el honor y el orgullo..." No haberme presentado habría sido una falta más que grave. Y llegar a Nanetten había sido una travesía de vértigo. Había pasado un día, con todas las horas de su día y su noche cabalgando. Cada vez que encontraba una pueblo pequeño cambiaba mi caballo por uno que estuviera descansado, y seguía cabalgando. La cena de anoche y un sueño reparador habían conseguido que aquella mañana no tuviera cara de muerto viviente.
Y allí estaba, de pie escuchando las palabras tristes y profundas de un sacerdote, hablando de alguien a quien no conocía, y con el colgante de los caballeros de Nurgon bien visible, por encima de la ropa.
Por una vez en mi vida, había decidido vestirme para la ocasión. La ropa de viaje, holgada, vieja y en su mayoría de cuero, no era lo más recomendable para un funeral, ni de lejos. Llevaba un suave vestido de terciopelo de color azul zafiro, tan oscuro como el cielo sin luna, que me hacía sentirme algo torpe con él. De mangas largas y anchas, solo se ajustaba a torso, resbalando hacía el suelo con todo su peso por mis caderas. El escote de barco era el único lugar donde el oscuro vestido presentaba algún tipo de ornamentación, con unas finas líneas plateadas de hilo que dibujaban un encaje tan fino que parecía de plata, sobre él, en el escote, era donde descansaba el colgante de los caballeros de Nurgon.
Había escogido aquel vestido precisamente porque era largo hasta los pies y no se veía que los zapatos, aparentemente elegantes, les había quitado el tacón para andar más cómoda, y tampoco se veía el puñal que guardaba en una liga en el muslo. Mi cabello, de aspecto normalmente rebelde y sin peinar, estaba doblegado en un semi-recogido elegante e informal, que me quitaba los mechones de delante de la cara.
Mi espada y mi arco había tenido que dejarlos con todo el dolor del mundo (y el resto de mis bártulos) en la habitación de la posada en las que me hospedaba. Lo único que había llevado a la ceremonia era mi gruesa capa para protegerme del frío, y en aquellos momentos me cubría los hombros de forma realmente reconfortante.
La ceremonia, a mi parecer, fue lenta y pesada, demasiado larga. Pero por fin, terminó. Poco a poco el lugar fue vaciándose, hasta que solo quedamos unos pocos rezagados dentro. Un hombre se acercó a nosotros, sus ropajes estaban limpios y no había ni una sola arruga, parecían caros. Y su porte también decía muchas cosas de su condición. "Noble" No pude evitar pensar.
Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
No me sorprendió aquello. En la carta de la Orden ya mencionaban algo sobre aquella tarea, pero de forma un tanto escueta, por si caía en malas manos. Parecía que querían llevar aquello con algo de secretismo. Observé al celeste, que debía tener unos diez años más que yo.
Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - Encabalgó Korlen sus palabras a las del sacerdote sin darnos tiempo si quiera a asimilarlas. Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Les miré sin dar crédito al sacerdote. ¿Pero que estaba diciendo? Ciertamente, no dudaba de que la luz de Irial me hubiera dado la espalda hacía ya tiempo, y que Wina tampoco había plantado demasiadas semillas de felicidad en mi camino, pero tanto como... "olvidarse de nosotros".
Me adelanté un paso de la multitud dirigiéndome al sacerdote, o al noble, o a los dos al mismo tiempo.
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? -Dije sin ocultar ni un ápice de mi asombro.- Los dioses no se olvidarían de sus hijos... Observé un instante a Nah-Zin con ojo crítico. No podía evitar pensar que "él os acompañará" podía significar "él os liderara". Definitivamente ningún celeste podría tener demasiada alma de líder armado. Miré a mi alrededor un instante, no eramos precisamente una pandilla de religiosos virtuosos entregados a los dioses, que digamos.- Y en todo caso... se que es grosero pero tengo alma militar, ¿será Nah-Zin quien nos liderara en esta travesía?
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
El noble dirige una mirada un tanto desdeñosa hacia Deteka y sonríe con fría calidez fingida.
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El noble os guía hacia un pequeño granero abandonado que hay a pocos minutos del lugar, un cobertizo de pequeñas dimensiones, de paredes que antes fueron de un tono verdoso cuya pintura está ya desconchada. Aquí y allá quedan atisbos de la paja que antaño hubo. Aquí podéis presentaros.
PD: Déteka, se responderá tu duda tras las presentaciones.
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El noble os guía hacia un pequeño granero abandonado que hay a pocos minutos del lugar, un cobertizo de pequeñas dimensiones, de paredes que antes fueron de un tono verdoso cuya pintura está ya desconchada. Aquí y allá quedan atisbos de la paja que antaño hubo. Aquí podéis presentaros.
PD: Déteka, se responderá tu duda tras las presentaciones.
Invitado- Invitado
Re: Trama el olvido de los seis
Las nieblas de principios de invierno se arremolinaban en numerosos bancos que delimitaban la visión tan solo a unos pasos de distancia.
"La mañana perfecta para un funeral" pensé.
El ambiente era húmedo y frío me recordaba a mi querida Awa pero no tan fría.
Ahora me dirigía al edificio donde se celebraba el funeral de un anciano caballero de Nugron que había muerto por una extraña enfermedad.
Había oído rumores de que una rara enfermedad azotaba un pueblo de Nanetten pero no solo eran rumores hasta que un caballero que había que dado impresionado por mi magia la curarle una herida mortal del pecho me lo había confirmado, había quedado tan impresionado por mi magia curativa que me sugirió que viniera hasta aquí para unirme a un grupo que iva a investigar el tema, una s dos horas después partía hacia Nanetten asistir al funeral.
Había llegado a la posada de el pueblo a altas horas de la noche. Y al dia siguiente era el funeral. Aquella mañana me prepare para el evento, me quite mis desgastadas ropas de viaje y me puse una túnica color in índigo, no me gustaba mucho llevar túnicas de mago pero era lo único que tenía que no estuviera gastado o tuviera colores vivos, aquella túnica era de color índigo me llegaba hasta los pies y tenía un bordado blanco en el pecho que representaba un nudo de trébol en el pecho donde descansaban un par de colgantes: una lagrima de unicornio que me había regalado mi hermano, un colgante que absorbía la magia del ambiente pare que no muriese al estar muco tiempo alejado de los bosques y un colgante con forma de espada.
Había escojido aquella túnica por que le cubría las botas y no se notaba que llevaba una daga en cada bota.
La ceremonia fue larga y aburrida hasta que por fin termino, una vez que se hubo ido la gente nos quedamos un pequeño grupo de personas formado por chicos y chicas, me llamo la atención en especial una que llevaba puesto un largo vestido de color zafiro y una capa y pensé: " Debe de ser una familiar del difunto, no es normal que chicas como ella sean parte de una aventura como esta" hasta que me fija bien y vi que llevaba el emblema de los caballeros de Nugron colgado del cuello y me sorprendí todavía mas.
En ese momento senos acerco Un hombre de aspecto impoluto si una sola arruga en la ropa y pensé: "gente importante"
Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
El celeste se acerco y nos hablo
Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - Encabalgó Korlen sus palabras a las del sacerdote sin darnos tiempo si quiera a asimilarlas. Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Yo les miraba sin terminar de creerme lo que decían ¿Que se han olvidado de nosotros? Me repetía incrédulo.
Bale que los vientos de Yohavir no me havian traído buenas noticias nunca y que Karevan no había echo por allanar mi camino pero tanto como olvidarse de nosotros.
En ese momento la chica del vestido azul se adelanto un paso y dijo:
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Dijo con todo el asombro del mundo, Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
Entonces el noble dirije una mirada un tanto desdeñosa hacia la muchacha y sonríe con fría calidez fingida y añade:
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El noble nos guía hacia un pequeño granero que hay a pocos minutos del lugar.
PD: yo no me boi a presentar primero por que es la primera vez que ago esto.
"La mañana perfecta para un funeral" pensé.
El ambiente era húmedo y frío me recordaba a mi querida Awa pero no tan fría.
Ahora me dirigía al edificio donde se celebraba el funeral de un anciano caballero de Nugron que había muerto por una extraña enfermedad.
Había oído rumores de que una rara enfermedad azotaba un pueblo de Nanetten pero no solo eran rumores hasta que un caballero que había que dado impresionado por mi magia la curarle una herida mortal del pecho me lo había confirmado, había quedado tan impresionado por mi magia curativa que me sugirió que viniera hasta aquí para unirme a un grupo que iva a investigar el tema, una s dos horas después partía hacia Nanetten asistir al funeral.
Había llegado a la posada de el pueblo a altas horas de la noche. Y al dia siguiente era el funeral. Aquella mañana me prepare para el evento, me quite mis desgastadas ropas de viaje y me puse una túnica color in índigo, no me gustaba mucho llevar túnicas de mago pero era lo único que tenía que no estuviera gastado o tuviera colores vivos, aquella túnica era de color índigo me llegaba hasta los pies y tenía un bordado blanco en el pecho que representaba un nudo de trébol en el pecho donde descansaban un par de colgantes: una lagrima de unicornio que me había regalado mi hermano, un colgante que absorbía la magia del ambiente pare que no muriese al estar muco tiempo alejado de los bosques y un colgante con forma de espada.
Había escojido aquella túnica por que le cubría las botas y no se notaba que llevaba una daga en cada bota.
La ceremonia fue larga y aburrida hasta que por fin termino, una vez que se hubo ido la gente nos quedamos un pequeño grupo de personas formado por chicos y chicas, me llamo la atención en especial una que llevaba puesto un largo vestido de color zafiro y una capa y pensé: " Debe de ser una familiar del difunto, no es normal que chicas como ella sean parte de una aventura como esta" hasta que me fija bien y vi que llevaba el emblema de los caballeros de Nugron colgado del cuello y me sorprendí todavía mas.
En ese momento senos acerco Un hombre de aspecto impoluto si una sola arruga en la ropa y pensé: "gente importante"
Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
El celeste se acerco y nos hablo
Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - Encabalgó Korlen sus palabras a las del sacerdote sin darnos tiempo si quiera a asimilarlas. Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Yo les miraba sin terminar de creerme lo que decían ¿Que se han olvidado de nosotros? Me repetía incrédulo.
Bale que los vientos de Yohavir no me havian traído buenas noticias nunca y que Karevan no había echo por allanar mi camino pero tanto como olvidarse de nosotros.
En ese momento la chica del vestido azul se adelanto un paso y dijo:
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Dijo con todo el asombro del mundo, Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
Entonces el noble dirije una mirada un tanto desdeñosa hacia la muchacha y sonríe con fría calidez fingida y añade:
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El noble nos guía hacia un pequeño granero que hay a pocos minutos del lugar.
PD: yo no me boi a presentar primero por que es la primera vez que ago esto.
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
"Y las cosas siguen empeorando... "
Seguían y seguían empeorando a decir verdad, y no creía que fueran a mejorar dentro de mucho tiempo... Pero supongo que lo merezco, por tratar de andar robandole a los ladrones. Mis viajes me habían llevado a mí y a Wacko a viajar por mar hacia la isla de Tares, en búsqueda de lo que sea que pudiera conseguir de los piratas que se ocultaban allí. Yo esperaba poder alojarme en una taberna y desde allí empezar a moverme entre la gente para ver que conseguía. Lástima que fui asaltado nada más bajé del barco, atado y llevado ante un viejo capitán de nombre Okimar, quien parecía estar bastante habituado a la idea de capturar forasteros y venderlos como esclavos. Afortunadamente conseguí entretenerle con un par de canciones de mi Laud, cosa suficiente para que me perdonara la vida... pero no para que olvidara mi deuda hacia él. Al parecer el viejo capitán tenía una relación de amistad con un caballero de Nurgon, quién había muerto hace pocos días en extrañas circunstancias. Y como el capitán no era ningún idiota como para ir el mismo, o enviar a alguno de sus hombres, me envió a mí en su representación al pueblo, con la misión de asistir al funeral y luego hacer averiguaciones sobre como murió el viejo y por qué. Para asegurarse que no huyera, los hombres tomaron a mi chocobo en prenda, diciendo que me sería devuelto si conseguía detalles sobre el asunto. A cambio me dieron algo de comida y un bote de remos, y me enviaron de vuelta a Nanetten.
Tarde unos 2 días en llegar a la costa, gracias a las indicaciones que me habían dado. Claro, no tenía idea de donde me hallaba exactamente, la niebla del invierno cubría todo a mi alrededor, así que con suerte sabía en que zona geográfica me hallaba. Navegué suavemente entre las olas hasta tocar puerto y abandonar la penosa nave. Los guardias que me habían notado, se apresuraron a hacerme notar que debía pagar un tributo para estacionar una embarcación, por pequeña que fuese, en su muelle. Pero bastó un parpadeo para que me perdieran de vista. La capa de banalidad había sido una de mis mejores compras hasta el momento, había reemplazado mis viejos ropajes por una camisa blanca que ocultaba una cota de malla debajo, una pequeña bufanda rojiza que cubría la parte de abajo de mi rostro, unos pantalones holgados de seda gris, sandalias acolchadas para evitar el ruido y, claro, la capa marrón que cubría mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Con ella, pasé desapercibido entre los hombres del pueblo, caminando en completo silencio, acariciando las 3 dagas que adornaban mis pantalones junto a mi bolsa de viaje. Si tenía que matar a otra persona, lo haría. Eso no iba a influir en mi misión. Además, algo en estas personas parecía no estar bien...
Entré a la ceremonia nuevamente en silencio, escuchando los murmullos de las personas, algunas acongojadas por el dolor, otras simplemente fastidiadas por tener que estar allí. No pude evitar notar como algunas de las personas tenían la piel gris... ¿Tendría eso algo que ver con la muerte del viejo? Mientras esperaba a que pasara la ceremonia, revisaba constantemente el amuleto que colgaba en mi cuello. El ojo brillaba suavemente, cambiando los colores cada cierto tiempo mientras brillaba: Humanos, Yans, Mestizos, Celestes, todo aquello indicado por el brillo de un color característico. La vibración del amuleto indicaba que también estaba en presencia de un ser de raza superior, tal vez un Shek o un dragón. Debía ser muy cuidadoso, es extraño ver tantas razas juntas en los reinos humanos...
- ... Si, las cosas definitivamente empeoran ...
Al final de la extensa y aburrida ceremonia, la gente empezó a retirarse poco a poco, una a una, por la puerta principal. Me disponía a hacer lo mismo cuando noté que había un pequeño grupo de personas que no se movía. Sonreí de lado, al fin empezábamos a avanzar con esta investigación. Me acerqué en silencio para oír mejor la conversación, pues mientras no hiciera ruido, los demás no serían capaces de darse cuenta de mi presencia... a menos que me toquen, claro.
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el viejo de aspecto noble, acercandose más al grupo- Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto
Mi vista se desvió totalmente del noble, pues para mí no tenía la menor importancia. En cambio, me concentré en el celeste de la mirada estresada que entró en la sala. Realmente parecía estar profundamente preocupado por algo ¿Que demonios pasaba en este pueblo?
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -Su voz se apagó de pronto, tuve que acercarme aún más para poder oírle- se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -El viejo noble nuevamente interrumpió la conversación. Típico de un humano con demasiado dinero- Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Tuve que contener mis impulsos para conseguir no golpear al celeste cuando le escuche ¿Se han olvidado de nosotros? ¿Quienes? ¿Los dioses? ¡Eso era un insulto para todo en lo que yo creía! Los dioses son nuestros padres, no unos monigotes que dejaban una tarea así sin más, sin terminar. Respiré profundamente, haciéndome a la idea de que tendría que acompañar a este grupo a sea cual sea la tarea que se supone debían hacer. Todo sea para poder terminar con mi misión. Fue entonces cuando la escuché hablar a ella...
- Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros?
Ni siquiera fuí capaz de seguir escuchando antes de que todo mi cuerpo se tensara de pronto ¿Realmente podía llegar hasta ese punto la coincidencia? Alcé la mirada y, efectivamente allí estaba la humana de los ojos azules, igual de segura e impetuosa que siempre. Sonreí, las cosas parecían mejorar un poco más, al menos con un rostro conocido sería capaz de infiltrarme mejor en el grupo.
- Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
No les perdí de vista ni un segundo, siguiendo sus pasos en silencio hasta llegar a ese granero... ¿A esto llamaba algo menos lúgubre? Realmente era un lugar maltratado por el tiempo, la paja estaba por todas partes, en el ambiente todavía flotaba aquel olor a animales, y la luz que teníamos era la que se filtraba a través de la madera de la que estaba construida. La pintura, alguna vez color café claro, ahora ya estaba tan desgastada que casi parecía rosada, y el espacio era bastante reducido. En esas circunstancias, creo que prefería infinitamente la compañía del difunto caballero de Nurgon. Cuando el noble hubo bajado la guardia, me oculté en un rincón, quitándome la capucha y devolviéndola al bolso de viaje, acercándome tranquilamente al grupo como si nada hubiera ocurrido, ubicándome disimuladamente a un lado de la joven humana y susurrando a su lado.
- Hey, el mundo es un pañuelo ¿No lo crees, humana?~ -Obviamente bromeaba, quería ver su cara encabronada como en los viejos tiempos-
Seguían y seguían empeorando a decir verdad, y no creía que fueran a mejorar dentro de mucho tiempo... Pero supongo que lo merezco, por tratar de andar robandole a los ladrones. Mis viajes me habían llevado a mí y a Wacko a viajar por mar hacia la isla de Tares, en búsqueda de lo que sea que pudiera conseguir de los piratas que se ocultaban allí. Yo esperaba poder alojarme en una taberna y desde allí empezar a moverme entre la gente para ver que conseguía. Lástima que fui asaltado nada más bajé del barco, atado y llevado ante un viejo capitán de nombre Okimar, quien parecía estar bastante habituado a la idea de capturar forasteros y venderlos como esclavos. Afortunadamente conseguí entretenerle con un par de canciones de mi Laud, cosa suficiente para que me perdonara la vida... pero no para que olvidara mi deuda hacia él. Al parecer el viejo capitán tenía una relación de amistad con un caballero de Nurgon, quién había muerto hace pocos días en extrañas circunstancias. Y como el capitán no era ningún idiota como para ir el mismo, o enviar a alguno de sus hombres, me envió a mí en su representación al pueblo, con la misión de asistir al funeral y luego hacer averiguaciones sobre como murió el viejo y por qué. Para asegurarse que no huyera, los hombres tomaron a mi chocobo en prenda, diciendo que me sería devuelto si conseguía detalles sobre el asunto. A cambio me dieron algo de comida y un bote de remos, y me enviaron de vuelta a Nanetten.
Tarde unos 2 días en llegar a la costa, gracias a las indicaciones que me habían dado. Claro, no tenía idea de donde me hallaba exactamente, la niebla del invierno cubría todo a mi alrededor, así que con suerte sabía en que zona geográfica me hallaba. Navegué suavemente entre las olas hasta tocar puerto y abandonar la penosa nave. Los guardias que me habían notado, se apresuraron a hacerme notar que debía pagar un tributo para estacionar una embarcación, por pequeña que fuese, en su muelle. Pero bastó un parpadeo para que me perdieran de vista. La capa de banalidad había sido una de mis mejores compras hasta el momento, había reemplazado mis viejos ropajes por una camisa blanca que ocultaba una cota de malla debajo, una pequeña bufanda rojiza que cubría la parte de abajo de mi rostro, unos pantalones holgados de seda gris, sandalias acolchadas para evitar el ruido y, claro, la capa marrón que cubría mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Con ella, pasé desapercibido entre los hombres del pueblo, caminando en completo silencio, acariciando las 3 dagas que adornaban mis pantalones junto a mi bolsa de viaje. Si tenía que matar a otra persona, lo haría. Eso no iba a influir en mi misión. Además, algo en estas personas parecía no estar bien...
Entré a la ceremonia nuevamente en silencio, escuchando los murmullos de las personas, algunas acongojadas por el dolor, otras simplemente fastidiadas por tener que estar allí. No pude evitar notar como algunas de las personas tenían la piel gris... ¿Tendría eso algo que ver con la muerte del viejo? Mientras esperaba a que pasara la ceremonia, revisaba constantemente el amuleto que colgaba en mi cuello. El ojo brillaba suavemente, cambiando los colores cada cierto tiempo mientras brillaba: Humanos, Yans, Mestizos, Celestes, todo aquello indicado por el brillo de un color característico. La vibración del amuleto indicaba que también estaba en presencia de un ser de raza superior, tal vez un Shek o un dragón. Debía ser muy cuidadoso, es extraño ver tantas razas juntas en los reinos humanos...
- ... Si, las cosas definitivamente empeoran ...
Al final de la extensa y aburrida ceremonia, la gente empezó a retirarse poco a poco, una a una, por la puerta principal. Me disponía a hacer lo mismo cuando noté que había un pequeño grupo de personas que no se movía. Sonreí de lado, al fin empezábamos a avanzar con esta investigación. Me acerqué en silencio para oír mejor la conversación, pues mientras no hiciera ruido, los demás no serían capaces de darse cuenta de mi presencia... a menos que me toquen, claro.
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el viejo de aspecto noble, acercandose más al grupo- Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto
Mi vista se desvió totalmente del noble, pues para mí no tenía la menor importancia. En cambio, me concentré en el celeste de la mirada estresada que entró en la sala. Realmente parecía estar profundamente preocupado por algo ¿Que demonios pasaba en este pueblo?
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -Su voz se apagó de pronto, tuve que acercarme aún más para poder oírle- se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -El viejo noble nuevamente interrumpió la conversación. Típico de un humano con demasiado dinero- Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Tuve que contener mis impulsos para conseguir no golpear al celeste cuando le escuche ¿Se han olvidado de nosotros? ¿Quienes? ¿Los dioses? ¡Eso era un insulto para todo en lo que yo creía! Los dioses son nuestros padres, no unos monigotes que dejaban una tarea así sin más, sin terminar. Respiré profundamente, haciéndome a la idea de que tendría que acompañar a este grupo a sea cual sea la tarea que se supone debían hacer. Todo sea para poder terminar con mi misión. Fue entonces cuando la escuché hablar a ella...
- Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros?
Ni siquiera fuí capaz de seguir escuchando antes de que todo mi cuerpo se tensara de pronto ¿Realmente podía llegar hasta ese punto la coincidencia? Alcé la mirada y, efectivamente allí estaba la humana de los ojos azules, igual de segura e impetuosa que siempre. Sonreí, las cosas parecían mejorar un poco más, al menos con un rostro conocido sería capaz de infiltrarme mejor en el grupo.
- Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
No les perdí de vista ni un segundo, siguiendo sus pasos en silencio hasta llegar a ese granero... ¿A esto llamaba algo menos lúgubre? Realmente era un lugar maltratado por el tiempo, la paja estaba por todas partes, en el ambiente todavía flotaba aquel olor a animales, y la luz que teníamos era la que se filtraba a través de la madera de la que estaba construida. La pintura, alguna vez color café claro, ahora ya estaba tan desgastada que casi parecía rosada, y el espacio era bastante reducido. En esas circunstancias, creo que prefería infinitamente la compañía del difunto caballero de Nurgon. Cuando el noble hubo bajado la guardia, me oculté en un rincón, quitándome la capucha y devolviéndola al bolso de viaje, acercándome tranquilamente al grupo como si nada hubiera ocurrido, ubicándome disimuladamente a un lado de la joven humana y susurrando a su lado.
- Hey, el mundo es un pañuelo ¿No lo crees, humana?~ -Obviamente bromeaba, quería ver su cara encabronada como en los viejos tiempos-
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Hacía ya bastante tiempo desde que abandoné el desierto de Kash-Tar y con ello , una gran parte de mi vida , una parte de mi vida de la cual ya solo quedaban vagos recuerdos de su existencia. Había caminado mucho durante ese tiempo , dejándome el tiempo suficiente para reflexionar sobre mi futuro . De momento mi objetivo principal era explorar Idhún. Ya había recorrido las grandes llanuras de Celestia y visitado sus pueblos y ciudades. También había realizado una pauta en los reinos humanos. La verdad , todo empezó allí , el motivo por el cual me encuentro ahora en este funeral.
Levante la vista un segundo del suelo sobresaltandome a mí mismo de mi repentina oleada de pensamientos que me dejaban en babia. Eche una mirada tranquila y apenada a la zona donde se estaba realizando aquel lugrube acontecimiento. La verdad , es que no sabía muy bien que hacía allí. En un pueblo cercano , había escuchado que los dioses se estaban olvidando de nosotros , y que la primera víctima había caído. "Menuda novedad" me dije a mi mismo , la vedad es que hacía ya mucho que no confiaba en los dioses , y no me extrañaba nada que se hubiesen ido.
De nuevo desvié la mirada de un punto fijo y volví a espabilarme . Otra vez me había perdido en mis pensamientos sin importancia. Entonces fue cuando me fui fijando en la gente del lugar , les echaba un breve vistazo , y los analizaba críticamente . Más que nada era un pasatiempos , este hombre me traía sin cuidado. Todo el mundo parecía estar esperando a algo . ¿También estaban deseando que acabase esto para largarnos? , la verdad , yo sí. Además no podía evitar tener en cuenta las miradas de osadía que me lanzaban unas señoras de avanzada edad desde el fondo. Vale sí , no es que llevase un traje muy digno para este tipo de ceremonias , pero no se podían quejar , me había puesto mis prendas más oscuras , no es mi culpa de que en Kash-Tar se lleven los colores marrones y rojo. Por otra parte , llevaba el rostro descubierto , muy a mi pesar ¿y es que la gente de la zona no está acostumbrada a que un yan completamente desconocido y sin ninguna relación aparente con el fallecido se presente a su funeral con ropas impropias y completamente descalzo? , hombre , quizás no era muy normal , pero es lo que había. Cuando quería darme cuenta la ceremonia ya había concluido y me dispuse a marcharme del lugar. Fui a atravesar un grupo de personas plantados cerca de la entrada cuando un celeste se acercó al grupo. "¿Familia? , ¿amigos? , bueno , yo me quedo aquí también , la verdad es que quería enterarme del asunto del olvido".
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el celeste trás acercarse al grupo - Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
"¿descubrir el qué?" mire al grupo cada vez más intrigado . Esto se estaba poniendo interesante. Espere pacientemente la llegada del tal Nah-Zin , hasta que llegó.
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... - Hubo una pausa - se han olvidado de nosotros...
"Huuuuui... que noveedaaad" pensé por segunda vez en lo que llevaba de día. Pero eso no acababa allí , el otro seguía hablando... ¿Cuál era su nombre? ¡Ah si! , Korlen Isurn.
-... barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - Había cogido la conversación a medias - Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Vale , estaba empezando a sospechar que eso era algo gordo y que no pintaba mucho allí. Pero mi curiosidad y mis ansiad tan necesitadas de corroborar mi teoría a cerca de los dioses , me impedían dar un paso más que me alejara de aquel grupo.
- Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros?
Esta vez había hablado un mujer . Yo estuve a punto de contestarle algo para dejarle bien claro sobre que opinaba de los dioses , pero lo pense un instante y me calle. No me convenía hablar ahora.
- Creo, señores, y señoritas - dijo Korlen -, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El grupo se empezó a mover y yo camine detrás suyo como un autómata , pronto entramos en un granero , bastante mal tratado por el paso de los años. ¿Y... ahora qué?. En fin , mire al grupo más detenidamente , y pronto me aparte unos pasos y me apoye en una esquina del recinto cercana al grupo . Metí mis manos entre los amplios doblajes de mis prendas para ponerlas un poco de orden cuando encontré algo que colgaba de mi cintura. Era mi Chakram. Vale , otro de los motivos de tan significativas miradas de aquellas dos señoras. Me quede inmóvil , para ver como se desarrollaba la situación para decidir si presentarme e intentar colarme en el grupo o catalogar esto como una perdida de tiempo y marcharme ahora que aún podía.
Levante la vista un segundo del suelo sobresaltandome a mí mismo de mi repentina oleada de pensamientos que me dejaban en babia. Eche una mirada tranquila y apenada a la zona donde se estaba realizando aquel lugrube acontecimiento. La verdad , es que no sabía muy bien que hacía allí. En un pueblo cercano , había escuchado que los dioses se estaban olvidando de nosotros , y que la primera víctima había caído. "Menuda novedad" me dije a mi mismo , la vedad es que hacía ya mucho que no confiaba en los dioses , y no me extrañaba nada que se hubiesen ido.
De nuevo desvié la mirada de un punto fijo y volví a espabilarme . Otra vez me había perdido en mis pensamientos sin importancia. Entonces fue cuando me fui fijando en la gente del lugar , les echaba un breve vistazo , y los analizaba críticamente . Más que nada era un pasatiempos , este hombre me traía sin cuidado. Todo el mundo parecía estar esperando a algo . ¿También estaban deseando que acabase esto para largarnos? , la verdad , yo sí. Además no podía evitar tener en cuenta las miradas de osadía que me lanzaban unas señoras de avanzada edad desde el fondo. Vale sí , no es que llevase un traje muy digno para este tipo de ceremonias , pero no se podían quejar , me había puesto mis prendas más oscuras , no es mi culpa de que en Kash-Tar se lleven los colores marrones y rojo. Por otra parte , llevaba el rostro descubierto , muy a mi pesar ¿y es que la gente de la zona no está acostumbrada a que un yan completamente desconocido y sin ninguna relación aparente con el fallecido se presente a su funeral con ropas impropias y completamente descalzo? , hombre , quizás no era muy normal , pero es lo que había. Cuando quería darme cuenta la ceremonia ya había concluido y me dispuse a marcharme del lugar. Fui a atravesar un grupo de personas plantados cerca de la entrada cuando un celeste se acercó al grupo. "¿Familia? , ¿amigos? , bueno , yo me quedo aquí también , la verdad es que quería enterarme del asunto del olvido".
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el celeste trás acercarse al grupo - Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
"¿descubrir el qué?" mire al grupo cada vez más intrigado . Esto se estaba poniendo interesante. Espere pacientemente la llegada del tal Nah-Zin , hasta que llegó.
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... - Hubo una pausa - se han olvidado de nosotros...
"Huuuuui... que noveedaaad" pensé por segunda vez en lo que llevaba de día. Pero eso no acababa allí , el otro seguía hablando... ¿Cuál era su nombre? ¡Ah si! , Korlen Isurn.
-... barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - Había cogido la conversación a medias - Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Vale , estaba empezando a sospechar que eso era algo gordo y que no pintaba mucho allí. Pero mi curiosidad y mis ansiad tan necesitadas de corroborar mi teoría a cerca de los dioses , me impedían dar un paso más que me alejara de aquel grupo.
- Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros?
Esta vez había hablado un mujer . Yo estuve a punto de contestarle algo para dejarle bien claro sobre que opinaba de los dioses , pero lo pense un instante y me calle. No me convenía hablar ahora.
- Creo, señores, y señoritas - dijo Korlen -, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
El grupo se empezó a mover y yo camine detrás suyo como un autómata , pronto entramos en un granero , bastante mal tratado por el paso de los años. ¿Y... ahora qué?. En fin , mire al grupo más detenidamente , y pronto me aparte unos pasos y me apoye en una esquina del recinto cercana al grupo . Metí mis manos entre los amplios doblajes de mis prendas para ponerlas un poco de orden cuando encontré algo que colgaba de mi cintura. Era mi Chakram. Vale , otro de los motivos de tan significativas miradas de aquellas dos señoras. Me quede inmóvil , para ver como se desarrollaba la situación para decidir si presentarme e intentar colarme en el grupo o catalogar esto como una perdida de tiempo y marcharme ahora que aún podía.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
- Asuntos de colores XD:
- El color de los diálogos de mi personaje es el dodgerblue, no está en la tabla de colores, así que el que lo quiera poner tendrá que ponerlo directamente en el código ^ ^
Puedo decir que Korlen tenía suerte de ser quien era. Tenía suerte de estar forrado en oro y plata, y tenía suerte de que aquel maldito vestido no me permitiera darle una buena patada en las pelotas ,por que si hubiera podido, lo habría hecho. Aquella sonrísilla de suficencia, cargada de la confianza que trae un buen apellido fue peor que si me hubiera escupido la cara. Se me tensaron los músculos y sentí demasiado claramente el cuero apretándome el muslo derecho, y la hoja envainada pinchándome en la piel. Pero lo único que hice fue dedicarle mi mirada más airada y apretar los puños con orgullo. Le seguí a paso fuerte hacía el granero, no rezagada como algunos miembros del grupo.
Ciertamente, aquel granero más "privado" era casi tan lúgubre como acostarse en el ataúd con el muerto dentro. Olía a animales, y no muy bien que digamos, aunque parecía que llevara abandonado un tiempo. La paja a nuestro alrededor estaba húmeda y tampoco mejoraba el olor del ambiente. Si, definitivamente el ataúd era mejor.
Ahora, sin nadie a quien dirigirme y sin respuestas me dediqué a examinar el grupo con detenimiento. No eramos muchos, 8 en total, conté. A ciencia cierta había un yan y un celeste, la raza de los demás, ni idea. Pero lo que si veía a simple vista era que todos eran sorprendentemente jóvenes. Los rostros de los hombres que podía ver no tenían ni una sombra de la primera barba (eludiendo al celeste, claro). "¿Pero cuentos años tienen estos?" Pensé, no sin sentirme ciertamente escandalizada. La media de nuestro variopinto grupo no debía de superar los 15 años... "Fantastico, Déteka, metida en un granero por un capullo, y encerrada con adolescentes hiperhormonados. Este viaje va a ser una maravilla..." Si lo hubiera dicho en alto la ironía podría haber cortado a más de uno. Apoyé el peso en una pierna suspirando cansadamente, y sentí que accidentalmente terminaba rozando a alguien, que habló antes de darme tiempo a disculparme.
Hey, el mundo es un pañuelo ¿No lo crees, humana?~
Me giré, sobresaltada por una voz conocida. Le miré a los ojos, sorprendida de las casualidad que los dioses (que no nos habían abandonado, por mucho que dijeran) me habían preparado. Me perdí un instante en sus ojos rojos, como el sol a medio día, y sacudí la cabeza intentando reaccionar.
-Eidan -murmuré, aún sorprendida, pero me recuperé en un segundo, buscando en mi ingenio las palabras adecuadas para verlo rabiar.- ¿Tanto me echabas de menos que ahora te dedicas a perseguirme?
Pregunté no sin cierta picardía en la voz, aunque la voz fue un susurro, algo solo dedicado a él. Le dediqué mi sonrisa más encantadora. Me sentía algo reconfortada sabiendo que no era la más vieja del grupo a mis escasos 21 años, y que al menos tenía un aliado dentro de aquel granero apestoso. Le di un golpe suave con la cadera que le había rozado antes.
- Y encima te pones guapo, casi pareces una persona civilizada con esa ropa Dije sin poder evitar reír mirándole. Mentiría si decía que no me había dado un vuelco el corazón al verle, y que si hubiéramos estado solos me habría bebido su boca a besos sin darle tiempo a respirar si quiera. Pero había demasiada gente y yo aún tenía mis propios demonios, aunque hubiera terminado por aceptar que sentía algo hacía el moreno híbrido. Algo, sí, pero todavía no sabía exactamente el qué, pero algo lo suficientemente fuerte para haberlo echado de menos.
Me volví hacia el pintoresco grupo que guardaba por ahora un silencio expectante, como si esperaran a que alguien empezara a hablar por ellos. Los miré una fracción de segundo a cada uno sin pararme demasiado a pensar y me adelanté un paso para llamar la atención de todos por igual. No esperé demasiado dado que, seguramente, no habría nada mucho más interesante en aquel granero a lo que prestarle atención, así que comencé ha hablar.
-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon -Miré mi ropa un momento y torcí el gesto- ...aunque ahora mismo no lo parezca. -Hice una pequeña pausa intentando parecer algo más amable de lo que había parecido ante Korlen. Nobles como él no merecían mi amabilidad, pero aquellos chiquillos (y chiquilla, dado que solo eramos dos mujeres) tampoco merecían la seriedad y la fría ira que le procesaba al noble sin conocerlo.- ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd...
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Re: El olvido de los seis [trama]
El noble le dirigió a Deteca una mirada mas falsa que una moneda de plomo.
Esta pareció ofendida y enfadada pero ella le dirigió una sonrisa de advertencia.
Acto seguido nos llevo a un granero enano y con una peste a animales asquerosa.
Allí aproveche para observar mejor al los que íbamos a formar parte de aquella misión, éramos unos 8, los observe con mas detenimiento y me fije en que Deteka nos observaba entre sorprendida, frustrada y enfadada, mire a mi alrededor y entonces comprendí que la pasaba todos nosotros éramos muy jóvenes en comparación a ella que tendría unos veintitantos los demas no teníamos mas de 15 o 16.
Entonces un muchacho que parecía mucho mas mayor que yo se la acerco por detrás y la susuro algo al oído que no oí, ella se giro sorprendida y le otra cosa que se le escapo a mi oído, entonces tuve que apartar la mirada por que aquella situación me recordaba demasiado a mi dulce y amargo reencuentro con mi amada Danae, había crecido con aquella muchacha la había perdido y la había visto morir en mis brazos el mismo dia que la había recuperado.
Aparte la mirada de aquellos dos y me seque una lagrima que empezaba a asomar en mi ojo izquierdo "Espero que nadie me halla visto" pensé, y seguí esperando en silencio a que alguien rompiera el silencio con la primera palabra.
Esta pareció ofendida y enfadada pero ella le dirigió una sonrisa de advertencia.
Acto seguido nos llevo a un granero enano y con una peste a animales asquerosa.
Allí aproveche para observar mejor al los que íbamos a formar parte de aquella misión, éramos unos 8, los observe con mas detenimiento y me fije en que Deteka nos observaba entre sorprendida, frustrada y enfadada, mire a mi alrededor y entonces comprendí que la pasaba todos nosotros éramos muy jóvenes en comparación a ella que tendría unos veintitantos los demas no teníamos mas de 15 o 16.
Entonces un muchacho que parecía mucho mas mayor que yo se la acerco por detrás y la susuro algo al oído que no oí, ella se giro sorprendida y le otra cosa que se le escapo a mi oído, entonces tuve que apartar la mirada por que aquella situación me recordaba demasiado a mi dulce y amargo reencuentro con mi amada Danae, había crecido con aquella muchacha la había perdido y la había visto morir en mis brazos el mismo dia que la había recuperado.
Aparte la mirada de aquellos dos y me seque una lagrima que empezaba a asomar en mi ojo izquierdo "Espero que nadie me halla visto" pensé, y seguí esperando en silencio a que alguien rompiera el silencio con la primera palabra.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
(Siento haber tardado tanto en la presentacion)
Todavia recuerdo la noche en la que me llego el mensaje.Una extraña enfermedad que se extendia por Nanetten y que ya se habia cobrado su primera victima, un viejo caballero de Nurgon al que yo conocia por haber visitad mi armeria a menudo para comprar en nombre de la Academia.En la carta se me invitaba a asistir a su funeral ya que lo habia conocido.No me hacia ninguna gracia retrasar mi viaje de vuelta al anillo de hielo pero por lo visto no me quedaba mas remedio.
La tarde del 7 de Ileis era sin lugar a dudas lo que cualquier persona se imagina cuando le explican que es un funeral.Habia una niebla mortecina, el cielo estaba encapotado y hacia un frio que calaba los huesos.La verdad es que a mi me importaba mas bien poco el frio pero la niebla dificultaba la vision, sobre todo para mi, que estaba de pie tras la ultima fila.Ese dia iba como siempre con ropa comoda y negra.Llevaba prendida al cinto la daga Phentar pues el resto de las armas me habian obligado a soltarlas a la entrada.
Cuando la ceremonia termino,me dispuse a marcharme pero vi que un noble se acercaba.Los pensamientos que traia no eran muy buenos a pesar de su sonrisa desdeñosa y prepotente.
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el celeste trás acercarse al grupo - Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Alcé una ceja intrigado
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -otra vez ese humano pesado, como no interrumpiendo-Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Eso si que no me lo esperaba.Asi que los dioses se olvidan de sus hijos... ya y que mas.Y por lo visto ahora tenia con una panda de desconocidos en un barco hacia Gantadd y a saber lo que pasaria... sonaba interesante.
El noble nos llevó a un granero frio y asqueroso muy deteriorado.Antes de salir tuve buen cuidado de coger todas mis armas.Al observar al grupo me di cuenta de que era muy variopinto con respecto a la raza pero solo habia dos personas que sobresalian en edad,un yan y una caballera de Nurgon.Enseguida detecté sus pensamientos y esbocé una sonrisa.
Fue ella la primera que habló-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon...aunque ahora mismo no lo parezca. ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd...
-Yo me llamo Kirtash y bueno no todos los adolescentes tienen que estar hiperhormonados, creo yo-le dirijí una larga mirada llena de ironia y, a continuacion esperé a ver su reacción
Todavia recuerdo la noche en la que me llego el mensaje.Una extraña enfermedad que se extendia por Nanetten y que ya se habia cobrado su primera victima, un viejo caballero de Nurgon al que yo conocia por haber visitad mi armeria a menudo para comprar en nombre de la Academia.En la carta se me invitaba a asistir a su funeral ya que lo habia conocido.No me hacia ninguna gracia retrasar mi viaje de vuelta al anillo de hielo pero por lo visto no me quedaba mas remedio.
La tarde del 7 de Ileis era sin lugar a dudas lo que cualquier persona se imagina cuando le explican que es un funeral.Habia una niebla mortecina, el cielo estaba encapotado y hacia un frio que calaba los huesos.La verdad es que a mi me importaba mas bien poco el frio pero la niebla dificultaba la vision, sobre todo para mi, que estaba de pie tras la ultima fila.Ese dia iba como siempre con ropa comoda y negra.Llevaba prendida al cinto la daga Phentar pues el resto de las armas me habian obligado a soltarlas a la entrada.
Cuando la ceremonia termino,me dispuse a marcharme pero vi que un noble se acercaba.Los pensamientos que traia no eran muy buenos a pesar de su sonrisa desdeñosa y prepotente.
- Bienvenidos, viajeros - Dijo el celeste trás acercarse al grupo - Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn. y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Alcé una ceja intrigado
- Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... se han olvidado de nosotros...
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -otra vez ese humano pesado, como no interrumpiendo-Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Eso si que no me lo esperaba.Asi que los dioses se olvidan de sus hijos... ya y que mas.Y por lo visto ahora tenia con una panda de desconocidos en un barco hacia Gantadd y a saber lo que pasaria... sonaba interesante.
El noble nos llevó a un granero frio y asqueroso muy deteriorado.Antes de salir tuve buen cuidado de coger todas mis armas.Al observar al grupo me di cuenta de que era muy variopinto con respecto a la raza pero solo habia dos personas que sobresalian en edad,un yan y una caballera de Nurgon.Enseguida detecté sus pensamientos y esbocé una sonrisa.
Fue ella la primera que habló-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon...aunque ahora mismo no lo parezca. ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd...
-Yo me llamo Kirtash y bueno no todos los adolescentes tienen que estar hiperhormonados, creo yo-le dirijí una larga mirada llena de ironia y, a continuacion esperé a ver su reacción
Invitado- Invitado
Re: El olvido de los seis
Pasado un rato Deteka se adelanto unos pasos hacia el centro de la sala y dijo Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon miro un momento a su ropa y añadió aun que ahora no lo parezca hizo una breve pausa y continuo ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd... acto seguido dio un paso al frente un muchacho vestido de negro y bien armado que dijo Yo me llamo Kirtash y bueno no todos los adolescentes tienen que estar hiperhormonados, creo yo, acto seguido Levante la cabeza y lo mire con sorpresa ¿Por que ha dicho eso? de la boca de Deteka no han salido esas palabras, amenos que... empece a tener ciertas sospechas por aquel muchacho.
En ese momento entre cerré los ojos y me concentre en sondear su aura Espero que no sea tan sensible como para notas que le estoy sondeando el aura pensé, cuando logre percibir su esencia esta era fría y tenebrosa Shek pensé, como no.
También percibí las auras de los demas que estaban en la sala la mayoría estaban muy cortados por el comentario, decidí presentarme para que los otros dejaran de pensar en ello.
Avance un par de pasos a una distancia un tanto prudencial del shek y a un par de pasos de Deteka y dije con voz profunda y amistosa "Yo soy Vannel Laehii, pero podéis llamarme Vannel simplemente" eche ir rápido vistazo a mi alrededor y continúe "Estoy aquí por que un caballero de Nugron me pido que viniera aquí y que intentara ayudar en la investigación, el me informo de que este pequeño pueblo esba siendo azotado por una exraña enfermedad, pero después de escuchar lo que nos han dicho esos "señores" si del los puede llamar así empiezo a tener mis dudas, y eso es todo lo que se espero conocernos mejor a todos y llevarnos bien el tiempo que estemos juntos. Concluí con un vistazo general y parecía aberseles ido de la cabeza aquel comentario tan inoportuno del shek al que dirigí una mirada un tanto burlona que parecía decir "ya se lo que eres".
En ese momento entre cerré los ojos y me concentre en sondear su aura Espero que no sea tan sensible como para notas que le estoy sondeando el aura pensé, cuando logre percibir su esencia esta era fría y tenebrosa Shek pensé, como no.
También percibí las auras de los demas que estaban en la sala la mayoría estaban muy cortados por el comentario, decidí presentarme para que los otros dejaran de pensar en ello.
Avance un par de pasos a una distancia un tanto prudencial del shek y a un par de pasos de Deteka y dije con voz profunda y amistosa "Yo soy Vannel Laehii, pero podéis llamarme Vannel simplemente" eche ir rápido vistazo a mi alrededor y continúe "Estoy aquí por que un caballero de Nugron me pido que viniera aquí y que intentara ayudar en la investigación, el me informo de que este pequeño pueblo esba siendo azotado por una exraña enfermedad, pero después de escuchar lo que nos han dicho esos "señores" si del los puede llamar así empiezo a tener mis dudas, y eso es todo lo que se espero conocernos mejor a todos y llevarnos bien el tiempo que estemos juntos. Concluí con un vistazo general y parecía aberseles ido de la cabeza aquel comentario tan inoportuno del shek al que dirigí una mirada un tanto burlona que parecía decir "ya se lo que eres".
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
(Discuplad la tardanza, voy justo de tiempo)
A Alae y a mí nos había costado un par de jornadas agotadoras el llegar hasta Nanetten. La idea de teletransportarnos cada mediodía y tarde para avanzar había funcionado bastante bien, y en un abrir y cerra de ojos, estábamos en el pueblo, donde dormí a pirna suelta para recuperarme. Al día siguiente, esa misma mañana que se había acicalado más que yo para ese funeral, con jirones de nuves harapientas cubriendo los tímidos rayos de sol que se colaban por las rendijas del cielo encapotado, dandole al pueblo un tono grisáceo y monotono. Mi vesturaio lo conformaban un túnica añil y larga, con cortes en los costados de cintura para abajo para mayor mobilidad y una fin linea dorada que decoraba com si de una larga rama el pecho y el cuello de la tela. Bajo la túnica, unos pantalones oscuros y unas botas altas de color negro cubrían mis pies por vez primera desde que había salido de la torre de Derbhad.
El funeral fue lúgubre, largo y pesado, como esas mañanas de verano cuya humedad de pega la lengua al paladar y te duerme todos los músculos. Los ojos amenazaban con cerrárseme cuando por fin concluyó la celebración. Me disponía a marchar cuando un noble airado y de aspecto malcriado entró en el recinto del funeral. Él me había enviado aquella carta, una misiva que había aparecido junto a mí una noche mientras dormía de camino a Puerto Esmeralda.
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn -mira hacia un punto más allá de vosotros- y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Giré la cabeza hacia el hombre que acababa de entrar en la sala y le observé de arriba a abajo, vestido con su túnica de sacerdote.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, como temeroso- se han olvidado de nosotros...
¿Que qué?! Mira, si incluso sería bromista el celeste ése. Pero la sonrisa se me borró de la cara cuando vi la seriedad que supuraba su rostro. No, no es broma.
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -encabalgó Korlen sus palabras a las del sacerdote sin darnos tiempo si quiera a asimilarlas. Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
¡ De repente, una joven de ojos color de mar se adeelantó.
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
Seguí al noble hasta el lugar al que nos llevaba, un granero abandonado y, sobretodo, hediondo. La joven humana que había hablado antes se dirgió de nuevo a todos nosotros:
-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon -miró su ropa un momento y torció el gesto- ...aunque ahora mismo no lo parezca ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd...
Acto seguido se presentó Kirtash, acompañando sus saludos con un extraño comentario sobre las hormonas y por último un muchacho de a-saber-qué-raza que se presentó como Vannel. Mi turno, pensé.
-Buenos días a todos, muchachos -me dirgí a la humana y al hombre que había aparecido a su lado- y dama y caballero. Mi nombre es Irkan d'Ayora y, por lo que parece, compartimos cierto... -busqué la palabra mientras me dirigía a Déteka- desfavorecimiento externo. Ni vuestras ropas os presentan como caballera de Nurgon ni mi edad me hacen semejar el Archimago que soy. Así que agradecería que no se hicieran comentarios sobre mi tierna edad.
Sonreí con toda la calidez de que fui capaz y me dirigíal noble con la voz impregnada de venenosa sorna.
-Habiéndome presentado ya, ¿podría explicarnos por favor de qué trata todo este asunto? Quiero salir de aquí antes de asfixiarme con semejante hedor.
Dramaticé mis palabras llevándome una mano a frente a mi nariz y agitándola como quien asusta una mosca.
FDR: Durante las presentaciones habrá poste libre, pero por favor, esperad un par de posts minimos para publicar y los que aún no lo hayáis hecho, intentand postear pronto porque el lunes o el martes empezará la verdadera acción.
A Alae y a mí nos había costado un par de jornadas agotadoras el llegar hasta Nanetten. La idea de teletransportarnos cada mediodía y tarde para avanzar había funcionado bastante bien, y en un abrir y cerra de ojos, estábamos en el pueblo, donde dormí a pirna suelta para recuperarme. Al día siguiente, esa misma mañana que se había acicalado más que yo para ese funeral, con jirones de nuves harapientas cubriendo los tímidos rayos de sol que se colaban por las rendijas del cielo encapotado, dandole al pueblo un tono grisáceo y monotono. Mi vesturaio lo conformaban un túnica añil y larga, con cortes en los costados de cintura para abajo para mayor mobilidad y una fin linea dorada que decoraba com si de una larga rama el pecho y el cuello de la tela. Bajo la túnica, unos pantalones oscuros y unas botas altas de color negro cubrían mis pies por vez primera desde que había salido de la torre de Derbhad.
El funeral fue lúgubre, largo y pesado, como esas mañanas de verano cuya humedad de pega la lengua al paladar y te duerme todos los músculos. Los ojos amenazaban con cerrárseme cuando por fin concluyó la celebración. Me disponía a marchar cuando un noble airado y de aspecto malcriado entró en el recinto del funeral. Él me había enviado aquella carta, una misiva que había aparecido junto a mí una noche mientras dormía de camino a Puerto Esmeralda.
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn -mira hacia un punto más allá de vosotros- y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Giré la cabeza hacia el hombre que acababa de entrar en la sala y le observé de arriba a abajo, vestido con su túnica de sacerdote.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, como temeroso- se han olvidado de nosotros...
¿Que qué?! Mira, si incluso sería bromista el celeste ése. Pero la sonrisa se me borró de la cara cuando vi la seriedad que supuraba su rostro. No, no es broma.
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información -encabalgó Korlen sus palabras a las del sacerdote sin darnos tiempo si quiera a asimilarlas. Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
¡ De repente, una joven de ojos color de mar se adeelantó.
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre.
Seguí al noble hasta el lugar al que nos llevaba, un granero abandonado y, sobretodo, hediondo. La joven humana que había hablado antes se dirgió de nuevo a todos nosotros:
-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon -miró su ropa un momento y torció el gesto- ...aunque ahora mismo no lo parezca ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd...
Acto seguido se presentó Kirtash, acompañando sus saludos con un extraño comentario sobre las hormonas y por último un muchacho de a-saber-qué-raza que se presentó como Vannel. Mi turno, pensé.
-Buenos días a todos, muchachos -me dirgí a la humana y al hombre que había aparecido a su lado- y dama y caballero. Mi nombre es Irkan d'Ayora y, por lo que parece, compartimos cierto... -busqué la palabra mientras me dirigía a Déteka- desfavorecimiento externo. Ni vuestras ropas os presentan como caballera de Nurgon ni mi edad me hacen semejar el Archimago que soy. Así que agradecería que no se hicieran comentarios sobre mi tierna edad.
Sonreí con toda la calidez de que fui capaz y me dirigíal noble con la voz impregnada de venenosa sorna.
-Habiéndome presentado ya, ¿podría explicarnos por favor de qué trata todo este asunto? Quiero salir de aquí antes de asfixiarme con semejante hedor.
Dramaticé mis palabras llevándome una mano a frente a mi nariz y agitándola como quien asusta una mosca.
FDR: Durante las presentaciones habrá poste libre, pero por favor, esperad un par de posts minimos para publicar y los que aún no lo hayáis hecho, intentand postear pronto porque el lunes o el martes empezará la verdadera acción.
Irkan- Señor de la Torre
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Fecha de inscripción : 07/08/2011
Edad : 28
Localización : Drackwen
Datos
Su personaje es: Irkan d'Ayora, mestizo feérico humano, Archimago (magia telúrica)
Trabaja de: Maestro de la Torre
Pertenece a: UUPSC Miembro #1, CDI Miembro #3
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Cuanto egocentrismo y altanería junta en una sola mujer... realmente era ella, sin duda, y no había cambiado nada. Sonreí con una sincera alegría ante sus primeras palabras, hace tiempo que me había acostumbrado a sus chistes rudos. Con suavidad golpee la frente de la chica con un dedo, aprovechándome de los pocos centímetros que me hacían más alto. Me alegraba muchísimo de verla, claro que no iba a decírselo, ni siquiera a insinuárselo... aunque no pude evitar que mis ojos resbalaran por la esbelta figura de la muchacha, con el debido disimulo, claramente. Aquel vestido era un poco inusual en ella ¿Le habrán exigido un luto o algo así? Sea como fuere, realmente me agradaba, la hacía ver un tanto más... femenina y dulce, si es que eso era posible en alguien como ella. El detalle en el escote me parecía algo realmente adorable... Realmente poco propio de ella, pero no por ello desagradable.
- Tú tampoco estás nada mal, chica -Comenté en susurró, riendo levemente- Pareces toda una señorita de la alta con ese atuendo~... Pero no te queda mal en lo absoluto~
Le saqué la lengua y me senté en el suelo, mientras escuchaba como la chica se presentaba. Imponiendo presencia desde el principio, aquello me agradaba, aunque sería difícil de superar por mi parte. La intervención del muchacho de cabellos negros fue la que le dio aquél toque de emoción al asunto ¿Hiperhormonados? ¿A que rayos se refería el muchacho? Su mirada llena de ironía se descargó contra Déteka, mientras sentía como el amuleto en mi cuello vibraba fuertemente ante su presencia, oculto entre mi ropa. Eso, y la aparente capacidad de poder saber cosas que no todos podíamos deducir a simple vista, me hicieron abrir los ojos con asombro y emoción. No podía ser un dragón, así que el chico solo podía ser un Shek. La expresión de asombro del tal Vannel me hicieron suponer que el también se había dado cuenta... Noté algunos rasgos féericos en él, más decidí no hacer prejuicios antes de tiempo.
La tensión aumentaba en el aire cuando el tal Irkan hizo su presentación, sin poder evitar sacarme una gran sonrisa de mi rostro, que me preocupé por ocultar nuevamente por la bufanda. La verdad es que la sorna y el buen manejo de la palabra era algo que, a diferencia de mis hermanos yans, había llegado a disfrutar y apreciar bastante. Sintiendo que mejor sería que marcara mi posición en el grupo, para evitar nuevas preguntas y sospechas, me adelanté junto al archimago y le heché una mirada a nuestro grupo... curiosa aglomeración de personas, a decir verdad
- Bueno, supongo que no me queda más que seguir las tendencias...El apellido no importa, podéis llamarme Eidan y con eso os bastará -Hice una exagerada reverencia hacia el noble, con una sorna demasiado notoria- Como saboteador, vengo como un apoyo a los caballeros de Nurgon contratado por un cliente anónimo. Mi tarea es descubrir que demonios pasa en este pueblo, a parte del aroma~... -Me sumé al gesto despectivo del joven mago, la verdad tenía deseos de molestar- Para empezar... ¿Alguno de vosotros ha notado algo raro en la gente de este pueblo? Como que algunos tienen la piel gris, por ejemplo...
No me importaba en lo más mínimo compartir esa información que había notado, pues pensé que sería algo obvio para cualquiera que hubiera visto a las personas en el funeral, o en las calles... Sea como fuese, si podían colaborarme con algo de información, mucho mejor. Necesitaba terminar esta tarea y regresar a la mugrosa isla con esos mugrosos piratas para recuperar a Wacko y, quizás, exigir una paga mayor. No había lugar en mi mente para distracciones...
- Tú tampoco estás nada mal, chica -Comenté en susurró, riendo levemente- Pareces toda una señorita de la alta con ese atuendo~... Pero no te queda mal en lo absoluto~
Le saqué la lengua y me senté en el suelo, mientras escuchaba como la chica se presentaba. Imponiendo presencia desde el principio, aquello me agradaba, aunque sería difícil de superar por mi parte. La intervención del muchacho de cabellos negros fue la que le dio aquél toque de emoción al asunto ¿Hiperhormonados? ¿A que rayos se refería el muchacho? Su mirada llena de ironía se descargó contra Déteka, mientras sentía como el amuleto en mi cuello vibraba fuertemente ante su presencia, oculto entre mi ropa. Eso, y la aparente capacidad de poder saber cosas que no todos podíamos deducir a simple vista, me hicieron abrir los ojos con asombro y emoción. No podía ser un dragón, así que el chico solo podía ser un Shek. La expresión de asombro del tal Vannel me hicieron suponer que el también se había dado cuenta... Noté algunos rasgos féericos en él, más decidí no hacer prejuicios antes de tiempo.
La tensión aumentaba en el aire cuando el tal Irkan hizo su presentación, sin poder evitar sacarme una gran sonrisa de mi rostro, que me preocupé por ocultar nuevamente por la bufanda. La verdad es que la sorna y el buen manejo de la palabra era algo que, a diferencia de mis hermanos yans, había llegado a disfrutar y apreciar bastante. Sintiendo que mejor sería que marcara mi posición en el grupo, para evitar nuevas preguntas y sospechas, me adelanté junto al archimago y le heché una mirada a nuestro grupo... curiosa aglomeración de personas, a decir verdad
- Bueno, supongo que no me queda más que seguir las tendencias...El apellido no importa, podéis llamarme Eidan y con eso os bastará -Hice una exagerada reverencia hacia el noble, con una sorna demasiado notoria- Como saboteador, vengo como un apoyo a los caballeros de Nurgon contratado por un cliente anónimo. Mi tarea es descubrir que demonios pasa en este pueblo, a parte del aroma~... -Me sumé al gesto despectivo del joven mago, la verdad tenía deseos de molestar- Para empezar... ¿Alguno de vosotros ha notado algo raro en la gente de este pueblo? Como que algunos tienen la piel gris, por ejemplo...
No me importaba en lo más mínimo compartir esa información que había notado, pues pensé que sería algo obvio para cualquiera que hubiera visto a las personas en el funeral, o en las calles... Sea como fuese, si podían colaborarme con algo de información, mucho mejor. Necesitaba terminar esta tarea y regresar a la mugrosa isla con esos mugrosos piratas para recuperar a Wacko y, quizás, exigir una paga mayor. No había lugar en mi mente para distracciones...
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Había dormido bien esta noche. Hacía más de dos semanas que no dormía en una verdadera cama y la posada era muy acogedora. El día anterior había partido hacia Nanhai y vuelto, pero por suerte, había descansado bien. Ahora mismo estaba en un funeral. Llevaba puesto una túnica blanca y una capa azul celeste. Formaba parte de mis prendas menos ligeras, las que usaba fuera de Celestia. Iba elegante, pero no de luto, aunque nadie me miró mal, será porque saben que no hay luto en Celestia. Me extrañé, ya que no estaba sufriendo mucho. Percibía muy poca tristeza de las personas del funeral, es más, percibía poco de cualquier sentimiento... Entonces me paré a pensar como había llegado yo a este funeral, ya que ni siquiera conocía al difunto. Hacía 5 días, mientras iba de Les a Vanis, había recibido una carta del Alcalde celeste, con el que yo tenía una buena amistad:
No podía negarme y allí estaba. En pleno funeral un día de niebla. El funeral dio a su fin y ví como un grupo de personas se acumulaba. Todos estaban nerviosos y llenos de dudas y de preocupación. Reconocí esos sentimientos como los que yo sentía (o sentiría si esta fuese mi mayor preocupación), por lo que me junté al grupo. Había 7 personas. Que número tan horroroso, pensé. Pero conmigo ya seríamos 8. Entonces, llegaron dos hombres, el primero, un humano de apariencia noble, estaba lleno de dudas, aunque también había arrogancia, y desprecio, supongo que algo muy importante está pasando y la arrogancia y el desprecio son su tapadera para las dudas y la preocupación. El otro hombre, era un celeste y vestía una túnica de sacerdote. Nah-Zin, supuse. Como bien me dijo el Alcalde, estaba lleno de dudas y de preocupación. Tanto que estas albergaban todo su corazón. Entonces, el noble habló:
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. - Bien, no me he confundido de grupo, pensé - Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn - dijo con aire de superioridad, y señaló al celeste - y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Le miré. Pobre.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, ahora el temor reinaba ante la duda y la preocupación - se han olvidado de nosotros...
Los Dioses. Era algo sorprendente, pero no imposible, a fin de cuentas, Ymur y Laysa tenían una teoría parecida. Aun así, no me podía creer que ellos nos hubiesen abandonado y más aún, como ellos podían saberlo. Me fijé en Nah-Zin, lágrimas disimuladas salían de sus ojos. Pobre... Después tendré que hablar con él, me dije.
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - dijo Korlen cortando a Nah-Zin - Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Me fijé entonces en una joven, que replicó a Korlen de una forma bastante educada. Tenía un corazón guerrero y se sentía indignada.
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
Dijo ella.
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre. - cortó. No dejó terminar a Deteka, ni la respondió. Nos llevó a un antiguo granero que ahora mismo estaba en unas malas condiciones, olía muy mal y había mucha suciedad. Todos se sintieron indignados. Especialmente la joven, Deteka, quien estaba empezando a sentir odio hacia Korlen. Entonces, ella volvió a hablar.
-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon -miró su ropa un momento - ...aunque ahora mismo no lo parezca ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd... - Entonces, un joven yan o al menos lo era en parte, se fue junto a ella. Sonreí. Había un lazo. Esperaba que ese lazo se fortaleciese en nuestro viaje, aunque en estos momentos, también podía empeorar. Me fijé en otro miembro del grupo, un mestizo, con algo de féerico, estaba muy triste y apenado. Entonces, un humano se presentó, haciendo mención a algo de hiperhormonados lanzándole una mirada a Deteka... No era la primera vez que trataba con alguien así, por lo que supe qué era... Entonces, el joven anterior, se presentó. Se llamaba Vanel, y se había dado cuenta de lo mismo que yo sobre Kirtash... Después, se presentó otro joven, ¡Archimago!, que asombro, tan joven... Tras él, ví como el yan que hablaba con Deteka se apartó y se presentó... Que ganas tenía el de acabar con la investigación... Entonces, ví que llegó mi turno. No me había presentado, porque estaba observando a mis compañeros, pero ahora era el momento.
- Bueno, me toca - dije en voz alta con una sonrisa - Yo soy Alderun Lunndrack, el apoyo que pedisteis a Celestia - miré a Nah-Zin significativamente - Soy filósofo e historiador, y además, muy bueno a la hora de la investigación - sonreí. No estaba alardeando, sino dando información sobre mí. - Yo también espero que nos vaya bien a todos, son tiempos difíciles y aunque no lo creamos, debemos de apoyarnos en los demás. Esto que vamos a realizar, es una importante misión, donde lo más importante es la paciencia, - dije mirando a Eidan - la confianza incluso en los que consideramos arrogantes, - dije mirando a Deteka - la perseverancia y la amistad - dije sin mirar a nadie esta vez - Hemos de estar felices y de no cuestionar y reprochar algunas cosas, solo por ser desconocidas ante nosotros. Solo así, conseguiremos hayar una buena solución, que consiga que en primer lugar, los Dioses vuelvan, en caso de que en realidad se hayan ido, y en segundo lugar, que consiga que cada uno pueda volver feliz a su casa, con algún lazo, si se puede, y como no, con algo más llenos los bolsillos - reí. Intentaba darle un aire gracioso a mis palabras, que consideraba buenas para nuestro funcionamiento - Bien, eso es todo - sonreí. -.
Saludos Alderun
Siento molestarte, especialmente en tu viaje, pero un asunto muy importante ha llegado a mí
Mi amigo Nah-Zin, sacerdote de la Iglesia de los 3 Soles, me ha pedido ayuda para una investigación.
Según él, es un asunto muy importante que ha ocurrido en Nanetten y me ha pedido que mande a un celeste inteligente, ingenioso y de fiar, y yo pensé en tí. Nah-Zin está muy preocupado y lleno de dudas y de temor.
No te preocupes, no estarás solo. Un grupo de elegidos de diversas zonas te acompañará.
Espero que puedas pasarte, es el 7 de Ilesis, en Puerto Esmeralda. Confío en tí.
Siento molestarte, especialmente en tu viaje, pero un asunto muy importante ha llegado a mí
Mi amigo Nah-Zin, sacerdote de la Iglesia de los 3 Soles, me ha pedido ayuda para una investigación.
Según él, es un asunto muy importante que ha ocurrido en Nanetten y me ha pedido que mande a un celeste inteligente, ingenioso y de fiar, y yo pensé en tí. Nah-Zin está muy preocupado y lleno de dudas y de temor.
No te preocupes, no estarás solo. Un grupo de elegidos de diversas zonas te acompañará.
Espero que puedas pasarte, es el 7 de Ilesis, en Puerto Esmeralda. Confío en tí.
No podía negarme y allí estaba. En pleno funeral un día de niebla. El funeral dio a su fin y ví como un grupo de personas se acumulaba. Todos estaban nerviosos y llenos de dudas y de preocupación. Reconocí esos sentimientos como los que yo sentía (o sentiría si esta fuese mi mayor preocupación), por lo que me junté al grupo. Había 7 personas. Que número tan horroroso, pensé. Pero conmigo ya seríamos 8. Entonces, llegaron dos hombres, el primero, un humano de apariencia noble, estaba lleno de dudas, aunque también había arrogancia, y desprecio, supongo que algo muy importante está pasando y la arrogancia y el desprecio son su tapadera para las dudas y la preocupación. El otro hombre, era un celeste y vestía una túnica de sacerdote. Nah-Zin, supuse. Como bien me dijo el Alcalde, estaba lleno de dudas y de preocupación. Tanto que estas albergaban todo su corazón. Entonces, el noble habló:
-Bienvenidos, viajeros. Lamento acudir a vosotros así, en tan tristes jornadas, pero la situación es ciertamente precaria y un tanto peliaguda, y es por ello por lo que hemos decidido acudir a vosotros con el fin de investigar la causa. - Bien, no me he confundido de grupo, pensé - Antes de proseguir, por favor, disculpad mi grosería y permitidme presentarme. Soy Korlen Isurn - dijo con aire de superioridad, y señaló al celeste - y ése es Nah-Zin, un sacerdote. Él os explicara todo lo que creemos haber descubierto.
Le miré. Pobre.
-Hola, soy Nah-Zin. Bueno, a lo que venía. Lo de la enfermedad. Hace poco hubo un concilio en que nos reunimos todos los sacerdotes y sacerdotisas para discutir el tema y hemos llegado a la conclusión de que... -bajó la voz, ahora el temor reinaba ante la duda y la preocupación - se han olvidado de nosotros...
Los Dioses. Era algo sorprendente, pero no imposible, a fin de cuentas, Ymur y Laysa tenían una teoría parecida. Aun así, no me podía creer que ellos nos hubiesen abandonado y más aún, como ellos podían saberlo. Me fijé en Nah-Zin, lágrimas disimuladas salían de sus ojos. Pobre... Después tendré que hablar con él, me dije.
-Así que os rogamos que toméis un barco hasta el Oráculo de Gantadd para conseguir más información - dijo Korlen cortando a Nah-Zin - Tomaréis un barco mañana. Él os acompañará.
Me fijé entonces en una joven, que replicó a Korlen de una forma bastante educada. Tenía un corazón guerrero y se sentía indignada.
-Mi nombre es Déteka Lark, y disculpad mi osadía señores, pero, ¿como que se han olvidado de nosotros? Los dioses no se olvidarían de sus hijos...
Dijo ella.
-Creo, señores, y señoritas, que necesitarán un rato en el que hacerse a tan disparatada idea. Por favor, dejenme conducirles a una sala un tanto más privada y menos lúgubre. - cortó. No dejó terminar a Deteka, ni la respondió. Nos llevó a un antiguo granero que ahora mismo estaba en unas malas condiciones, olía muy mal y había mucha suciedad. Todos se sintieron indignados. Especialmente la joven, Deteka, quien estaba empezando a sentir odio hacia Korlen. Entonces, ella volvió a hablar.
-Bueno, como dije antes soy Déteka Lark, caballera de Nurgon -miró su ropa un momento - ...aunque ahora mismo no lo parezca ¿Alguien sabe algo exactamente de lo que está pasando? Y si no es así, por lo menos no estaría mal saber como dirigirnos entre nosotros, ¿no? Me parece que queramos o no, nos va a esperar una larga travesía hasta Gantadd... - Entonces, un joven yan o al menos lo era en parte, se fue junto a ella. Sonreí. Había un lazo. Esperaba que ese lazo se fortaleciese en nuestro viaje, aunque en estos momentos, también podía empeorar. Me fijé en otro miembro del grupo, un mestizo, con algo de féerico, estaba muy triste y apenado. Entonces, un humano se presentó, haciendo mención a algo de hiperhormonados lanzándole una mirada a Deteka... No era la primera vez que trataba con alguien así, por lo que supe qué era... Entonces, el joven anterior, se presentó. Se llamaba Vanel, y se había dado cuenta de lo mismo que yo sobre Kirtash... Después, se presentó otro joven, ¡Archimago!, que asombro, tan joven... Tras él, ví como el yan que hablaba con Deteka se apartó y se presentó... Que ganas tenía el de acabar con la investigación... Entonces, ví que llegó mi turno. No me había presentado, porque estaba observando a mis compañeros, pero ahora era el momento.
- Bueno, me toca - dije en voz alta con una sonrisa - Yo soy Alderun Lunndrack, el apoyo que pedisteis a Celestia - miré a Nah-Zin significativamente - Soy filósofo e historiador, y además, muy bueno a la hora de la investigación - sonreí. No estaba alardeando, sino dando información sobre mí. - Yo también espero que nos vaya bien a todos, son tiempos difíciles y aunque no lo creamos, debemos de apoyarnos en los demás. Esto que vamos a realizar, es una importante misión, donde lo más importante es la paciencia, - dije mirando a Eidan - la confianza incluso en los que consideramos arrogantes, - dije mirando a Deteka - la perseverancia y la amistad - dije sin mirar a nadie esta vez - Hemos de estar felices y de no cuestionar y reprochar algunas cosas, solo por ser desconocidas ante nosotros. Solo así, conseguiremos hayar una buena solución, que consiga que en primer lugar, los Dioses vuelvan, en caso de que en realidad se hayan ido, y en segundo lugar, que consiga que cada uno pueda volver feliz a su casa, con algún lazo, si se puede, y como no, con algo más llenos los bolsillos - reí. Intentaba darle un aire gracioso a mis palabras, que consideraba buenas para nuestro funcionamiento - Bien, eso es todo - sonreí. -.
Última edición por Alderun el Dom Feb 19, 2012 2:54 pm, editado 1 vez
Alderun- Madre Venerable
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Su personaje es: Celeste y Archimago, especializado en magia etérea
Trabaja de: Maestro de la Torre y Dueño de El Poder Celeste
Pertenece a: UUPSC nº7, IDHUN nº6, CDI.
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Deatrás mío se presentaron dos nuevos viajeros. Un joven que había aparecido al lado de Deteka y un celeste. Eidan, elmayor de ambos, tenía muchos números para caerme bien, pocas veces se encotraba a gente con tanta sorna acumulada. Entonces, preguntó si alguno de nosotros se había fijado en algo raro en la gente del pueblo. Desde luego que sí.
Cuando cruzábamos la ciudad, me había fijado en que los aldeanos se mostraba marchitos; taciturnos; sus pieles, grises, faltas de color; y sus rostros apesadumbrados, como si soportasen una carga que otro les hubiese impuesto. Incluso el mismo clima de aquella mañana, gris y perezoso, parecía faltar de la vitalidad que esperaba de aquella aldea costera.
Di un paso al frente y me dirigí a Eidan, con posado serio:
-Yo. Yo he visto que algunos de los aldeanos, por no decir todos, parecían... -busqué en mi pequeño diccionario mental una palabra que se ajustase al paisaje tétrico que creaba aquella falta de vitalidad- pochos.
Miré al noble de la cabeza a los pies. A lo mejor estaba luchando contra ese mal mármoreo y por eso se estaba voliendo más hosco. Me compadecí de él.
-Pero no creo que lo que yo he visto sea suficiente, así que, si nadie tiene nada que añadir, propongo salir de este apestoso granero y dar una vuelta por la ciudad. A saber que llegamos encontrar.
Por un momento, un escalofrío me recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza al imaginarme a los niños sin jugar ni reír, las plantas sin flores y el cielo aún más encapotado de lo que estaba ya. Miré al noble, con mirada suplicante, y después al celeste.
-Habrá que darse prisa.
Cuando cruzábamos la ciudad, me había fijado en que los aldeanos se mostraba marchitos; taciturnos; sus pieles, grises, faltas de color; y sus rostros apesadumbrados, como si soportasen una carga que otro les hubiese impuesto. Incluso el mismo clima de aquella mañana, gris y perezoso, parecía faltar de la vitalidad que esperaba de aquella aldea costera.
Di un paso al frente y me dirigí a Eidan, con posado serio:
-Yo. Yo he visto que algunos de los aldeanos, por no decir todos, parecían... -busqué en mi pequeño diccionario mental una palabra que se ajustase al paisaje tétrico que creaba aquella falta de vitalidad- pochos.
Miré al noble de la cabeza a los pies. A lo mejor estaba luchando contra ese mal mármoreo y por eso se estaba voliendo más hosco. Me compadecí de él.
-Pero no creo que lo que yo he visto sea suficiente, así que, si nadie tiene nada que añadir, propongo salir de este apestoso granero y dar una vuelta por la ciudad. A saber que llegamos encontrar.
Por un momento, un escalofrío me recorrió el cuerpo de los pies a la cabeza al imaginarme a los niños sin jugar ni reír, las plantas sin flores y el cielo aún más encapotado de lo que estaba ya. Miré al noble, con mirada suplicante, y después al celeste.
-Habrá que darse prisa.
Irkan- Señor de la Torre
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Re: el olvido de los seis
Después de mi presentación lo hizo un joven que se presento como Irkan, parecía, tener una edad cercana a la mía, Acto seguido se presento el yan que se había acercado a Deteka, se llamaba Eidan, y comento algo de la piel de los asistentes al funeral que parecía gris entonces pensé un poco y efectivamente recordaba el tono grisáceo de la piel de los asistentes al funeral, quise responder pero se me adelanto un celeste que a mi parecer tenía un don para la palabra ablada.
A continuación able yo respondiendo a es comentario de Eidan e Irkan que había contestado antes que yo
Yo también he notado algo raro, no se si os abreis fijado pero en el funeral nadie lloraba ni siquiera los familiares del difunnto y me parece muy raro por que en todos los funerales en los que he estado había como mínimo una persona que lloraba pero en este funeral no lloraba nadie, en mi opinión es algo raro.
Acabe con un vistazo general para obserbar que reacción probocaba mi comentario.
A continuación able yo respondiendo a es comentario de Eidan e Irkan que había contestado antes que yo
Yo también he notado algo raro, no se si os abreis fijado pero en el funeral nadie lloraba ni siquiera los familiares del difunnto y me parece muy raro por que en todos los funerales en los que he estado había como mínimo una persona que lloraba pero en este funeral no lloraba nadie, en mi opinión es algo raro.
Acabe con un vistazo general para obserbar que reacción probocaba mi comentario.
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Me di cuenta de que varios de los miembros del grupo estaban muy interesados por el comentario de Eidan. Irkan habló primero y después Vannel.
- He de reconocer que yo también he visto esto. - dije - La gente de este pueblo presenta tonos grisáceos, esto es muy poco común... - dije, luego miré a Vannel - Lo del funeral es cierto, prácticamente nadie sentía tristeza, y los que la sentían era en muy poca cantidad, era fácil de percibir por el llanto como dijo Vannel, aunque esa no es la única forma de expresar tristeza... De todos modos, la mayoría de las personas prácticamente no sentían nada, ni tristeza, ni alegría, ni miedo,... nada - dije. Me había alterado un poco al final, a causa de que la falta de sentimientos me desconcertaba, y más viniendo de los humanos, los cuales sentían muy alto... Estaba claro que algo malo pasaba y era por eso por lo que nos habían llamado...
- He de reconocer que yo también he visto esto. - dije - La gente de este pueblo presenta tonos grisáceos, esto es muy poco común... - dije, luego miré a Vannel - Lo del funeral es cierto, prácticamente nadie sentía tristeza, y los que la sentían era en muy poca cantidad, era fácil de percibir por el llanto como dijo Vannel, aunque esa no es la única forma de expresar tristeza... De todos modos, la mayoría de las personas prácticamente no sentían nada, ni tristeza, ni alegría, ni miedo,... nada - dije. Me había alterado un poco al final, a causa de que la falta de sentimientos me desconcertaba, y más viniendo de los humanos, los cuales sentían muy alto... Estaba claro que algo malo pasaba y era por eso por lo que nos habían llamado...
Alderun- Madre Venerable
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Como toda buena mujer me percaté de la disimulada y lenta mirada que Eidan me echó de arriba a abajo. Después de nuestro encuentro de cama había aprendido a reconocer mejor las formas de las que me miraba. Pero no por ello habría preferido vestir mi corsé negro y unos pantalones. Con aquel vestido no me sentía realmente yo.
Que sacase la lengua me hizo sonreír, en algunos aspectos seguiría pareciéndome infantil, adorablemene infantil. Le di la espalda mientras se sentaba al suelo. Por mucho que me gustara, me gustaba todavía más cuando estaba por debajo de mi físicamente, como me pasaba con cualquier hombre. La altura podía compensar la fuerza muchas veces. Después de mi pequeña intervención parecía que los integrantes del pintoresco grupo se sentían un poco más confiados para decir, al menos su nombre. Empezó con las presentaciones un joven de cabello oscuro, y unos ojos inquietantes. Tenía un aura de fuerza sobrenatural que no se le escaparía ni al más tonto.
Yo me llamo Kirtash y bueno no todos los adolescentes tienen que estar hiperhormonados, creo yo
Le miré, sorprendida de que supiera exactamente lo que había pensado. No había que ser muy listo para saber cuantas criaturas en el mundo podían leerle la mente a uno con semejante facilidad, y eso, sumado a su fuerza, hizo evidente lo que era. Un sheck. Pero no pude evitar echarme a reír con franqueza, y le dediqué una sonrisa inteligente.
-Bueno, no conozco a ninguno de vuestra casta, pero en mi raza si hierven de hormonas la gran mayoría de ellos. Y eso era privado. - Le sonreí para mostrarle que era conciliadora.- Pero, la próxima vez, ya que me escuchas, guardatelo para tí.
Tenía la sensación de que aquel muchacho me caería bien, y parecía fuerte. Si tenía que pasar tiempo con un grupo de adolescentes, que parecieran diestros era tranquilizador.
El joven Vannel sin embargo no me causó la misma impresión. No veía en el una gran fuerza, pero las personas solían esconder cosas. Su aspecto físico delataba su sangre feérica mezclada con la humana. El que si me sorprendió y me hizo sentir un sincero respeto fue Irkan. Archimago... ¡un archimago! No llegaba a entender si el joven era un genio o le daban el título a cualquiera, pero me daba la nariz que era lo primero. Pero perdió puntos al llamarme dama, pero se lo perdoné mentalmente. Con aquellas pintas cualquiera pensaría que era una dama de la corte, y no una guerrera de mi casta.
-Irkan, no pretendía ofender a nadie... eran reflexiones personales que han revelado las lenguas viperinas.- Miré a Kirtash y le sonreí, divertida, era una broma sin malas intenciones- Yo no culparía a nadie de pensar que soy una vieja caballera que debería casarse antes de que se le pase el arroz, lo piensa hasta mi padre. Y volviendo a las cosas serias, yo no sé nada de esta epidemia. En la carta no contaba apenas nada, ya sabéis como están los caminos...
Un joven celeste se adelantó para presentarse. Le miré en silencio pensando lo perjudicial que podría ser para él estar en una justa así. En el mar podían pasar muchas cosas, y en tierra también. Los celestes eran criaturas demasiado buenas para estar en un mundo tan cruel... pero me sorprendió toda la sabiduría que parecía tener dentro de esa ovalada cabeza. Lo que yo sabía de historia y filosofía era lo poco que nos habían instruido en Nurgon. Pero los caballeros teníamos que saber manejar la espada con mucha más destreza que la pluma, aunque algunos tuviéramos mejor don de palabras que otros. Aún así, el alegre optimismo de Alderun era chocante contra mi pesimismo natural.
Yo. Yo he visto que algunos de los aldeanos, por no decir todos, parecían...pochos. -Me giré hacía Irkan al escucharle, era lo primero con fundamento que escuchaba de la enfermedad, y no era muy revelador. Pero no creo que lo que yo he visto sea suficiente, así que, si nadie tiene nada que añadir, propongo salir de este apestoso granero y dar una vuelta por la ciudad. A saber que llegamos encontrar.
-Sería conveniente, pero tal vez pongamos nerviosos a los aldeanos IrkanLe dije a Irkan y a todo el mundo. Había trabajado antes con masas y un grupo pintoresco, con un sheck, guerreros de Nurgon y gente poderosa, no sería un buen indicio para los pueblerinos. Miré a Vannel cuando habló, tenía razón. No me había fijado en la ausencia de sentimientos. "Es verdad... extraño, sí. Yo había asistido a funerales de compañeros muchas veces, muertos en misiones, "daños colaterales" como solían decir los superiores sin corazón. Todos los amigos no llorábamos, nos guardábamos las lágrimas, porque en Nurgon, quien más y quien menos, todo el mundo tenía un orgullo muy machista. Pero en nuestros ojos se vía la tristeza, el dolor por los amigos perdidos. En el funeral, había personas que parecían simplemente... ausentes. Ni siquiera aburridas.
Después del comentario de Alderun alcé la voz.
-Tenéis razón, el tono gris de piel muy dudosamente será por una ascendencia gigantesca, y más en una ciudad costera y de pescadores. Pero la ausencia de dolor... eso a mi me plantea más dudas. Todo el mundo tiene enemigos, creo que ninguno de los presentes conocimos en persona al difunto, ¿no? Puede que no tuviera muchos amigos. O eso, o todos los presentes eran lo suficientemente cercanos para estar contagiados hasta cierto grado...de lo que fuera que sea. En las lindes del pueblo la gente no se veía enferma. En mi posada he visto solo un caso de piel gris, pero era perfectamente normal, y mi posadero era un hombre jovial y sano. No parecía... enfermo. -Hice una pause y crucé los brazos sobre el pecho, pensativa. - Aunque yo solo sé de espadas y guantazos, de medicina lo justo para coser cortes, alguna cataplasma y vendar. Así que no hablemos de epidemias, pero supongo que es un factor a tener en cuenta. Bueno, somos muchos cerebros pensando, y uno más inteligente que todos juntos -Dije alzando una mano hacia Kirtash. - Algo tendremos que sacar en claro, ¿no?
Miré a mi alrededor. Sería conveniente que alguien resumiera los síntomas en una hoja de papel para tener las cosas más claras.
Que sacase la lengua me hizo sonreír, en algunos aspectos seguiría pareciéndome infantil, adorablemene infantil. Le di la espalda mientras se sentaba al suelo. Por mucho que me gustara, me gustaba todavía más cuando estaba por debajo de mi físicamente, como me pasaba con cualquier hombre. La altura podía compensar la fuerza muchas veces. Después de mi pequeña intervención parecía que los integrantes del pintoresco grupo se sentían un poco más confiados para decir, al menos su nombre. Empezó con las presentaciones un joven de cabello oscuro, y unos ojos inquietantes. Tenía un aura de fuerza sobrenatural que no se le escaparía ni al más tonto.
Yo me llamo Kirtash y bueno no todos los adolescentes tienen que estar hiperhormonados, creo yo
Le miré, sorprendida de que supiera exactamente lo que había pensado. No había que ser muy listo para saber cuantas criaturas en el mundo podían leerle la mente a uno con semejante facilidad, y eso, sumado a su fuerza, hizo evidente lo que era. Un sheck. Pero no pude evitar echarme a reír con franqueza, y le dediqué una sonrisa inteligente.
-Bueno, no conozco a ninguno de vuestra casta, pero en mi raza si hierven de hormonas la gran mayoría de ellos. Y eso era privado. - Le sonreí para mostrarle que era conciliadora.- Pero, la próxima vez, ya que me escuchas, guardatelo para tí.
Tenía la sensación de que aquel muchacho me caería bien, y parecía fuerte. Si tenía que pasar tiempo con un grupo de adolescentes, que parecieran diestros era tranquilizador.
El joven Vannel sin embargo no me causó la misma impresión. No veía en el una gran fuerza, pero las personas solían esconder cosas. Su aspecto físico delataba su sangre feérica mezclada con la humana. El que si me sorprendió y me hizo sentir un sincero respeto fue Irkan. Archimago... ¡un archimago! No llegaba a entender si el joven era un genio o le daban el título a cualquiera, pero me daba la nariz que era lo primero. Pero perdió puntos al llamarme dama, pero se lo perdoné mentalmente. Con aquellas pintas cualquiera pensaría que era una dama de la corte, y no una guerrera de mi casta.
-Irkan, no pretendía ofender a nadie... eran reflexiones personales que han revelado las lenguas viperinas.- Miré a Kirtash y le sonreí, divertida, era una broma sin malas intenciones- Yo no culparía a nadie de pensar que soy una vieja caballera que debería casarse antes de que se le pase el arroz, lo piensa hasta mi padre. Y volviendo a las cosas serias, yo no sé nada de esta epidemia. En la carta no contaba apenas nada, ya sabéis como están los caminos...
Un joven celeste se adelantó para presentarse. Le miré en silencio pensando lo perjudicial que podría ser para él estar en una justa así. En el mar podían pasar muchas cosas, y en tierra también. Los celestes eran criaturas demasiado buenas para estar en un mundo tan cruel... pero me sorprendió toda la sabiduría que parecía tener dentro de esa ovalada cabeza. Lo que yo sabía de historia y filosofía era lo poco que nos habían instruido en Nurgon. Pero los caballeros teníamos que saber manejar la espada con mucha más destreza que la pluma, aunque algunos tuviéramos mejor don de palabras que otros. Aún así, el alegre optimismo de Alderun era chocante contra mi pesimismo natural.
Yo. Yo he visto que algunos de los aldeanos, por no decir todos, parecían...pochos. -Me giré hacía Irkan al escucharle, era lo primero con fundamento que escuchaba de la enfermedad, y no era muy revelador. Pero no creo que lo que yo he visto sea suficiente, así que, si nadie tiene nada que añadir, propongo salir de este apestoso granero y dar una vuelta por la ciudad. A saber que llegamos encontrar.
-Sería conveniente, pero tal vez pongamos nerviosos a los aldeanos IrkanLe dije a Irkan y a todo el mundo. Había trabajado antes con masas y un grupo pintoresco, con un sheck, guerreros de Nurgon y gente poderosa, no sería un buen indicio para los pueblerinos. Miré a Vannel cuando habló, tenía razón. No me había fijado en la ausencia de sentimientos. "Es verdad... extraño, sí. Yo había asistido a funerales de compañeros muchas veces, muertos en misiones, "daños colaterales" como solían decir los superiores sin corazón. Todos los amigos no llorábamos, nos guardábamos las lágrimas, porque en Nurgon, quien más y quien menos, todo el mundo tenía un orgullo muy machista. Pero en nuestros ojos se vía la tristeza, el dolor por los amigos perdidos. En el funeral, había personas que parecían simplemente... ausentes. Ni siquiera aburridas.
Después del comentario de Alderun alcé la voz.
-Tenéis razón, el tono gris de piel muy dudosamente será por una ascendencia gigantesca, y más en una ciudad costera y de pescadores. Pero la ausencia de dolor... eso a mi me plantea más dudas. Todo el mundo tiene enemigos, creo que ninguno de los presentes conocimos en persona al difunto, ¿no? Puede que no tuviera muchos amigos. O eso, o todos los presentes eran lo suficientemente cercanos para estar contagiados hasta cierto grado...de lo que fuera que sea. En las lindes del pueblo la gente no se veía enferma. En mi posada he visto solo un caso de piel gris, pero era perfectamente normal, y mi posadero era un hombre jovial y sano. No parecía... enfermo. -Hice una pause y crucé los brazos sobre el pecho, pensativa. - Aunque yo solo sé de espadas y guantazos, de medicina lo justo para coser cortes, alguna cataplasma y vendar. Así que no hablemos de epidemias, pero supongo que es un factor a tener en cuenta. Bueno, somos muchos cerebros pensando, y uno más inteligente que todos juntos -Dije alzando una mano hacia Kirtash. - Algo tendremos que sacar en claro, ¿no?
Miré a mi alrededor. Sería conveniente que alguien resumiera los síntomas en una hoja de papel para tener las cosas más claras.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Despues de todo aquello hablo Deteka y menciono una palabra que me hizo pensarEpidemia diije con voz misteriosa me parece que nos estamos equivocando yo estudie medicina mientras vivía en Awa y conozco la mayoría de enfermedades y sus remedios pero en todo el tiempo que e estudiado medicina aunque sea poco no había visto nada parecido y no creo que sea obra de una simple epidemia por que me parece que una epidemia no es capaz de arrancar los sentimientos a una persona.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Escuche desde mi rincón atentamente cada una de las palabras de las personas que allí nos encontrábamos . Observe como eran , sus gestos . Tras ello me puse a sacar conclusiones , y pude deducir ambiguamente algo sobre ellos. Cerré los ojos pensativo mientras la caballera de Nurgon volvía a hablar . Era hora de decidirse , y lo había echo , me iba a colar en el grupo. Esboce una sonrisa pícara que quedo oculta tras el pañuelo que ocultaba mi rostro por debajo de los ojos. Me levante y me prepare para entrar en escena , cuando dejo de hablar abrí la boca para presentarme pero alguien se me adelanto , a si que espere de nuevo . Cuando por fin terminó el chico me puse manos a la obra.
- Yo también he notado algo extraño - dije detrás de todo el grupo mientras me descubría la cara.
No es que me hiciese mucha gracia enseñarles a todos la cara , pero era un gesto de confianza para la mayoría de los yans , aun que para mí no es mas que un modo de ganarme su confianza y poder entrar en el grupo . Pronto deje al descubierto una sonrisa amistosa (casi perfectamente interpretada) , mientras que mi pelo rojizo quedaba al descubierto. Juguetee un poco con el mechón blanco de pelo mirandoles a todos minuciosamente antes de proseguir.
- Perdonen mis modales , me llamo Quail , y he sido citado por una de estas cartas - dije agitando un papel plegado en mi mano derecha. La verdad es que estaba completamente en blanco , pero seguro que no se molestarían en mirarlo , asi que procedí a guardarlo rápidamente para evitar malentendidos. - , lamento haberme presentado tan tarde , pero debía de comprobar que esto no era ningún tipo de broma pesada , y lamentablemente ya he visto con mis propios ojos que no...
Baje la cabeza como si eso me hubiese dolido . "Creo que lo hice bien" pensé . Era hora de comprobar los frutos de aquella actuación.
- Yo también he notado algo extraño - dije detrás de todo el grupo mientras me descubría la cara.
No es que me hiciese mucha gracia enseñarles a todos la cara , pero era un gesto de confianza para la mayoría de los yans , aun que para mí no es mas que un modo de ganarme su confianza y poder entrar en el grupo . Pronto deje al descubierto una sonrisa amistosa (casi perfectamente interpretada) , mientras que mi pelo rojizo quedaba al descubierto. Juguetee un poco con el mechón blanco de pelo mirandoles a todos minuciosamente antes de proseguir.
- Perdonen mis modales , me llamo Quail , y he sido citado por una de estas cartas - dije agitando un papel plegado en mi mano derecha. La verdad es que estaba completamente en blanco , pero seguro que no se molestarían en mirarlo , asi que procedí a guardarlo rápidamente para evitar malentendidos. - , lamento haberme presentado tan tarde , pero debía de comprobar que esto no era ningún tipo de broma pesada , y lamentablemente ya he visto con mis propios ojos que no...
Baje la cabeza como si eso me hubiese dolido . "Creo que lo hice bien" pensé . Era hora de comprobar los frutos de aquella actuación.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
La verdad es que esa chica me calló bien.-Bueno, no conozco a ninguno de vuestra casta, pero en mi raza si hierven de hormonas la gran mayoría de ellos. Y eso era privado. Pero, la próxima vez, ya que me escuchas, guardatelo para tí.-fue lo que me respondió, sonriendome conciliadora.Le sonrei y le mande un mensaje telepatico "Lo siento no he podido evitarlo, ademas soy de los que piensa que mejor que la gente con la que trabajas se pa lo que piensas de ella por muy malo que sea.Ademas si alguno lo estuviera te aseguro que ahora se contendran un poco aunque solo sea para que no pienses asi de ellos".Vannel me causó buena impresion pues parecia un chico franco.Cuando se presento Irkan me quedé impresionado de que un chico tan joven fuera un archimago consumado, pero me gusto su tono de voz, en especial el que dirigió al noble y supuse que nos llevariamos bien.Me rei mentalmente al imaginarme lo que pensaria Deteka cuando le llamo "dama".
Pensé que ya era momento de pasar a temas mas serios y entonces Irkan empezó a hablar sobre lo sombrios y taciturnos que se mostraban los habitantes del pueblo, siendo después secundado por el resto.Me agrado el comentario de Deteka-Yo estoy de acuerdo con Vannel.No tiene pinta de ser una enfermedad normal, pues esto no explicaria la ausencia de sentimientos que a corroborado Alderun, ni tampoco otro dato que aporto yo:no piensan.No me malinterpreteis si que piensan en el sentido estricto de la palabra pero si nos quedaramos unos dias mas apuesto a que nos dariamos cuenta de que los habitantes repiten las mismas acciones todos los dias y que viven casi aislados en su propia burbuja sin relacionarse casi con las personas.Es decir que casi no tienen pensamiento racional, actuan instintivamente.
En ese momento se acerco la sombra que habia visto agazapada al principio.Se presento.No me gustó mucho que ocultara sus verdaderas intenciones pero no se lo comuniqué al resto porque el era el unico que no habria deducido ya que yo era un shek y queria atarlo corto por si acaso.
Pensé que ya era momento de pasar a temas mas serios y entonces Irkan empezó a hablar sobre lo sombrios y taciturnos que se mostraban los habitantes del pueblo, siendo después secundado por el resto.Me agrado el comentario de Deteka-Yo estoy de acuerdo con Vannel.No tiene pinta de ser una enfermedad normal, pues esto no explicaria la ausencia de sentimientos que a corroborado Alderun, ni tampoco otro dato que aporto yo:no piensan.No me malinterpreteis si que piensan en el sentido estricto de la palabra pero si nos quedaramos unos dias mas apuesto a que nos dariamos cuenta de que los habitantes repiten las mismas acciones todos los dias y que viven casi aislados en su propia burbuja sin relacionarse casi con las personas.Es decir que casi no tienen pensamiento racional, actuan instintivamente.
En ese momento se acerco la sombra que habia visto agazapada al principio.Se presento.No me gustó mucho que ocultara sus verdaderas intenciones pero no se lo comuniqué al resto porque el era el unico que no habria deducido ya que yo era un shek y queria atarlo corto por si acaso.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Korlen se muestra un poco molesto por vuestras bromas, pero se limita a miraros con suficiencia y desviar la mirada. Muy bien, veo que todos tenéis más o menos claro el por qué se os ha convidado (mira a Quail un poco raro pero se calla).
-Muy bien, pues. Pasaos a recoger vuestras cosas donde sea que os hospedéis. Os espero en una hora en el puerto.
Nah-Zin se adelanta, algo tímido.
-Y bueno, ya sabéis... eh... mirad a los aldeanos, a ver que veis...
FDR: Se retoma el orden. Recordad, debéis esperar 24 horas para saltaros el turno de alguien.
-Muy bien, pues. Pasaos a recoger vuestras cosas donde sea que os hospedéis. Os espero en una hora en el puerto.
Nah-Zin se adelanta, algo tímido.
-Y bueno, ya sabéis... eh... mirad a los aldeanos, a ver que veis...
FDR: Se retoma el orden. Recordad, debéis esperar 24 horas para saltaros el turno de alguien.
- Orden:
- Deteka
- Kirtash96
- Silena
- Vannel
- Eidan Midna
- Irkan
- Quail
- Alderun
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
El pensamiento de Kirtash me llegó tan claro a la mente como desconcertante, pero guardé la compostura. Me resultaba tan extraño hablar sin alzar la voz, sin usar los labios ni las cuerdas vocales... "Solo era una impresión" Pensé, titubeante... ¿de verdad podría escucharme? "Sois muy jóvenes, eso no podéis negarlo" Le dediqué una ligera sonrisa, mirándole por el rabillo del ojo. Sentía que podía confiar en él, una inconsciente seguridad de que surgiría camaradería con el tiempo adecuado.
-Las epidemias no suelen ser conocidas, por eso se extienden rápido y se cobran tantas vidas.
Le respondía a Vannel con el ceño fruncido, pero no pude decir más, por que un personaje que se había quedado en la zaga, a la sombra del pestilente granero, decidió hacer acto de presencia, "formalmente" hablando. Su pequeña presentación no dijo mucho sobre él, aparte de lo evidente. Meneó la carta demasiado rápido para ver si solo era el sobre o el dorso del papel, pero juraría que no había nada escrito. "En el fondo no importa" Me dije a mi misma observando al grupo con aire crítico. Sabía a quien podía darle mi frágil voto de confianza, como Kirtash, el Archimago, o los celestes, y sabía también quien me planteaba más dudas. Y volviendo a lo importante, Kirtash arrojó un haz nuevo de luz al asunto, algo en lo que estar pendiente si estábamos suficiente tiempo en aquel pueblo.
Korlen siguió con su actitud de pedante malcriado, pero lo ignoré, era la pieza financiera del grupo, el que se quedaría en casa con el culo calentito mientras nosotros nos jugábamos el pellejo. Me importaba más o menos lo mismo que una mierda.
Muy bien, pues. Pasaos a recoger vuestras cosas donde sea que os hospedéis. Os espero en una hora en el puerto.
"¡Dios mio sí! ¡Unos pantalones!" Fue lo primero que pensé cuando nos autorizó a marcharnos. Sentía demasiado aire entre las piernas y el vestido muy pesado a mi alrededor. Le dediqué una sonrisa a Nah-Zin para que se tranquilizase un poco, y después me dirigí a Eidan, y un poco en parte a los demás.
-Me marcho a por mis cosas, no quiero perder tiempo. Nos veremos en el puerto.
Le di un suave apretón en el hombro a Eidan como gesto de despedida y me despedí del grupo con la mano. No perdí ni un segundo, me dirigí por las cálidas calles del pueblo, que ahora presentaba algo más de actividad que de madrugada, hasta la pequeña posada a las afueras. Ahora había un par de ciudadanos algo alicaídos desayunando entre las mesas y haciendo ruido. Era agradable pensar que no todo el pueblo parecía un pueblo fantasma. Subí a mi habitación y en cuanto entré me deshice del pesado vestido y la daga. Me vestí como a mi me gustaba, dejando de lado formalidades ni pretensiones femeninas. Una camisola holgada blanca, con las mangas hasta los codos con escote de barco, y encima mi rígido corsé negro, que me apretaba en las costillas y los senos, y se ataba por delante, para que nadie tuviera que ayudarme. Mis largas piernas estaban cubiertas por un resistente cuero negro, que se hundía en las botas altas y usadas, manchadas del polvo del camino. Me puse mis guantes de tiro, el derecho solo tenía dedos para índice y corazón, y el izquierdo tenía reforzada la zona de la muñeca donde golpeaba la cuerda al tirar. Para combatir el frío invierno una chaqueta gruesa, cálida y cómoda, de cierre delantero con grandes botones.
Un juego de cinturones me ajustaban los pantalones, el carcaj, que colgaba en diagonal a mi brazo derecho y mi bolsa de monedas. La espada estaba bien envainada, sujeta a mi espalda con correas que me rodeaban el pecho, y sobre el conjunto, me puse mi capa, una bolsa con mis bártulos, y al hombro el arco largo. Con los dedos enguantados me quité el intrincado peinado, ya desecho por el ir y venir de prendas, y me hice una sencilla y larga trenza negra azabache.
Ya lista salí de la habitación, ahora vacía y abandonada, abajo tomé algo para asentar el estómago y pagué mi cuenta diligentemente antes de marcharme montada a caballo. No me quedaba mucho tiempo después de haberme ataviado con mis ropas del camino, así que crucé las calles al galope hasta que alcancé el puerto.
-No ha llegado nadie todavía- Murmuré en alto al ver el desolado puerto. El murmullo del mar iba y venía, dulce como la nana de una madre en una noche de pesadilla, arrastrando la brisa fría, que agitaba mis ropajes y mi pelo. Respiré hondo y sonreí. Olía a sal y madera mojada, como todos los puertos, y era un olor agradable, muy fresco. Me bajé del caballo y le acaricié las crines a la espera de que apareciera alguien.
Invitado- Invitado
Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Korlen fue el siquiente que hablo con una mirada de suficiencia y una sonrisita en la cara, como cuando le explicas a un niño pequeño algo que no entiende-Muy bien, pues. Pasaos a recoger vuestras cosas donde sea que os hospedéis. Os espero en una hora en el puerto.Todos empezamos a salir y yo seguí con la mirada a la gente hasta que se perdieron de vista, y despues me dirigí a la posada en la que me hospedaba.Subí a mi habitación, cogí mis espadas, me colgué una a la espalda, dos al cinto y una daga en una funda ajustada al muslo.Me enganché al cinturón una bolsa de cueroy me eché sobre los hombros una capa negra con capucha "Bueno ya estoy listo"
Salí de la taberna despues de decirle al posadero que me guardara las cosas en lugar seguro y que ya le pagaria al volver.Obtuve la misma respuesta que si le hubiera hablado a la pared, de echo la cara del posadero era del mismo color.Eché a andar hacia el puerto y al llegar me percaté de la presencia de Deteka.Me acerque a ella y le salude con un gesto de la mano."Ahora si pareces una autentica caballera de Nurgon".
Salí de la taberna despues de decirle al posadero que me guardara las cosas en lugar seguro y que ya le pagaria al volver.Obtuve la misma respuesta que si le hubiera hablado a la pared, de echo la cara del posadero era del mismo color.Eché a andar hacia el puerto y al llegar me percaté de la presencia de Deteka.Me acerque a ella y le salude con un gesto de la mano."Ahora si pareces una autentica caballera de Nurgon".
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
Observe a los que iban a ser mis compañeros en aquel viaje una vez mas mientras un ultimo muchacho se presentaba como Quail era un Yan de eso no había duda, acto seguido Korlen volvió a hablar en ese tono de superioridad que me ponía de los nervios: Muy bien, pues. Pasaos a recoger vuestras cosas donde sea que os hospedéis. Os espero en una hora en el puerto..
Me alegre de que dijera lo que acababa de decir por fin podía salir de aquel granero apestoso, los primeros que se marcharon fueron Deteka y Kirtash, yo salí detrás de ellos y me marche hacia mi posada, por el camino me encontré con Nah-Zin la expresión de su cara denotaba una gran preocupación, me acerque a el y le dije con voz tranquilizadora: He tranquilo, todo se arreglara , me despedí de el y me dirigí hacia mi posada dando un paseo por las calles del pueblo pensando en los compañeros que me iban a acompañar: Deteka me parecía alguien digna de respeto no solo por ser caballera de Nugron, aquel archimago llamado Irkan me pareció un buen compañero con el que terminaría llevando me bien, a pesar de que Kirtash fuera un shek me inspiro cierta confianza y por ultimo pensé en Quail, la rapidez con la que había guardado aquella carta en su bolsillo me hizo sospechar un poco de el pero de daba igual si nos iba a ayudar no importaba.
Llegue a la posada en la que me hospedaba y subí a mi habitación, nada mas cerrar la puerta me senté en el suelo y pensé: Los dioses no se olvidan de sus hijos.En ese momento algo se abalanzo sobre mi una volita de pelo blanca que me empezó a lamer la cara, era Yuki mi precioso zorro ártico que que había encontrado en Nanhai no hace mucho, entonces recordé que debía estar en una hora en el puerto.
Rápido como una centella me quite la túnica de mago y me puse mis pantalones de cuero azul marino preferidos, una camisa blanca de mangas hasta los codos, una chaqueta larga de mangas estrechas del mismo color de los pantalones y unos guantes negros sin dedos que me cubrían el antebrazo, en las botas volví a meter mis dagas de por si acaso, recogí mis bártulos y los metí en mi bolsa de viaje que me cruce al hombro metí mi báculo en su funda y lo cruce por el hombro por la derecha, por ultimo cogí a mi zorro y me lo cargue al hombro baje a la entrada pague mi cuenta y me marche rumbo al puerto.
Cuando llegue ya estaban allí Deteka y Kirtash me acerque a ellos y salude al shek con la mano y a Deteka con una suave inclinación de cabeza Es una caballera de Nugron se merece un respeto pense y me fije en el caballo que Deteka tenia, le acaricie las crines al animal y le comente a su dueña: Bonito caballo.
Me alegre de que dijera lo que acababa de decir por fin podía salir de aquel granero apestoso, los primeros que se marcharon fueron Deteka y Kirtash, yo salí detrás de ellos y me marche hacia mi posada, por el camino me encontré con Nah-Zin la expresión de su cara denotaba una gran preocupación, me acerque a el y le dije con voz tranquilizadora: He tranquilo, todo se arreglara , me despedí de el y me dirigí hacia mi posada dando un paseo por las calles del pueblo pensando en los compañeros que me iban a acompañar: Deteka me parecía alguien digna de respeto no solo por ser caballera de Nugron, aquel archimago llamado Irkan me pareció un buen compañero con el que terminaría llevando me bien, a pesar de que Kirtash fuera un shek me inspiro cierta confianza y por ultimo pensé en Quail, la rapidez con la que había guardado aquella carta en su bolsillo me hizo sospechar un poco de el pero de daba igual si nos iba a ayudar no importaba.
Llegue a la posada en la que me hospedaba y subí a mi habitación, nada mas cerrar la puerta me senté en el suelo y pensé: Los dioses no se olvidan de sus hijos.En ese momento algo se abalanzo sobre mi una volita de pelo blanca que me empezó a lamer la cara, era Yuki mi precioso zorro ártico que que había encontrado en Nanhai no hace mucho, entonces recordé que debía estar en una hora en el puerto.
Rápido como una centella me quite la túnica de mago y me puse mis pantalones de cuero azul marino preferidos, una camisa blanca de mangas hasta los codos, una chaqueta larga de mangas estrechas del mismo color de los pantalones y unos guantes negros sin dedos que me cubrían el antebrazo, en las botas volví a meter mis dagas de por si acaso, recogí mis bártulos y los metí en mi bolsa de viaje que me cruce al hombro metí mi báculo en su funda y lo cruce por el hombro por la derecha, por ultimo cogí a mi zorro y me lo cargue al hombro baje a la entrada pague mi cuenta y me marche rumbo al puerto.
Cuando llegue ya estaban allí Deteka y Kirtash me acerque a ellos y salude al shek con la mano y a Deteka con una suave inclinación de cabeza Es una caballera de Nugron se merece un respeto pense y me fije en el caballo que Deteka tenia, le acaricie las crines al animal y le comente a su dueña: Bonito caballo.
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Re: El Olvido de los Seis [Trama]
No pude evitar sonreír al notar que había un Yan puro en nuestro grupo, casi había olvidado como se veían en persona. Tal como la gente de mi caravana, era una persona de pocas palabras, y aquello me hacía apreciarlo un poco más en cierta forma, pues si había algo que me costaba soportar era a las personas demasiado habladoras. Respiré un poco tranquilo mientras escuchaba discutir sobre el asunto de la epidemia. La verdad es que me costaba pensar que se tratara de una enfermedad, de hecho, pensaba que se trataba de algo meramente mágico. Tenía que haber algún archimago desquiciado o algo así metido en medio de este asunto, pero necesitaba pruebas para decirlo. Suspiré pesadamente, justo para cuando el noble hijo de mamá se alzó frente a nosotros, citándonos para el muelle en una hora. Al fin, una reunión en un lugar decente. Mientras el resto de la gente comenzaba a organizarse, yo saqué nuevamente la capa de banalidad de mi saco, justo antes de que Déteka se acercara a mí y pusiera una mano en mi hombro.
- Me marcho a por mis cosas, no quiero perder tiempo. Nos veremos en el puerto. -Su voz sonó suave pero autoritaria al mismo tiempo. Si, definitivamente era la misma de siempre-
- No se te ocurra perderte, la misión será aburrida sin tener a alguien a quien fastidiar
Una vez que ella abandonó la sala, volví a ponerme la capa de banalidad, volviendo a aquel estado "invisible" y alejándome del grupo sin despedirme, digo ¿Para qué? Si de todas maneras nos volveríamos a ver en una hora. Claro, yo no tenía que hacer mucho más. Me dediqué a cargar mi bolsa de viaje con queso, carne y pan, aparte de algunas manzanas y unas botellas de hidromiel para las noches. Me armé con unas buenas shurikens arrojadizas en una armería local y, al final, compré barniz y cuerdas para mi laúd. Cuando terminé mi descanso y la acumulación de provisiones, me quedaba como una media hora para investigar, así que decidí moverme por los tejados de la ciudad. Observé a las personas que estaban en el lugar, como vivían, como trabajaban, como... conversaban. En su mayoría eran personas felices, alegres en su vida cotidiana... pero habían grupos diferentes. Luego de un tiempo investigando, me dí cuenta de como iría progresando la enfermedad, en base a la gente que veía. Primero una depresión leve, luego, a medida que aumentaba su depresión, se perdía el color de la piel, luego del pelo y, finalmente, los ojos... Noté como el movimiento de las personas era cada vez más lento y flojo, como si perdieran los deseos de vivir. Al final, vi a una dama joven, totalmente blanca, inmóvil como una estatua de mármol en mitad de la plaza.
- ... Esto es un efecto inesperado, el objetivo de la trampa debió ser ese caballero... ¿Como se habrá extendido esto?
Hice mis anotaciones en una libreta y luego, al ver que estaba retrasado, corrí a gran velocidad hacia el puerto, esquivando a la gente a mi alrededor. No estaba seguro de si me habían seguido, la verdad era que no me importaba demasiado a estas alturas. Cuando finalmente llegué al punto de encuentro, solo encontré al semi-feérico, al Shek y a Déteka. Sonreí abiertamente al verle con la ropa de siempre, aunque tengo que admitir que extrañaba un poco la apariencia dulce que le proporcionaba el vestido. Como sea, lentamente me saqué la capa cuando estuve a un lado del grupo, guardándola a un lado de mi bolsa y bostezando sonoramente para hacerme notar. No quería que me consideraran tímido o aislado, aunque en el fondo si lo fuera. Le dediqué una mirada inquisitiva a los otros dos chicos. En Déteka podía confiar, ya la conocía, pero estos dos eran un completo misterio para mí... Tenía que andarme con cautela si quería sobrevivir a todo esto.
- ¿Alguien más tiene la sensación de que estamos metidos en algo grande? Por que yo si....
- Me marcho a por mis cosas, no quiero perder tiempo. Nos veremos en el puerto. -Su voz sonó suave pero autoritaria al mismo tiempo. Si, definitivamente era la misma de siempre-
- No se te ocurra perderte, la misión será aburrida sin tener a alguien a quien fastidiar
Una vez que ella abandonó la sala, volví a ponerme la capa de banalidad, volviendo a aquel estado "invisible" y alejándome del grupo sin despedirme, digo ¿Para qué? Si de todas maneras nos volveríamos a ver en una hora. Claro, yo no tenía que hacer mucho más. Me dediqué a cargar mi bolsa de viaje con queso, carne y pan, aparte de algunas manzanas y unas botellas de hidromiel para las noches. Me armé con unas buenas shurikens arrojadizas en una armería local y, al final, compré barniz y cuerdas para mi laúd. Cuando terminé mi descanso y la acumulación de provisiones, me quedaba como una media hora para investigar, así que decidí moverme por los tejados de la ciudad. Observé a las personas que estaban en el lugar, como vivían, como trabajaban, como... conversaban. En su mayoría eran personas felices, alegres en su vida cotidiana... pero habían grupos diferentes. Luego de un tiempo investigando, me dí cuenta de como iría progresando la enfermedad, en base a la gente que veía. Primero una depresión leve, luego, a medida que aumentaba su depresión, se perdía el color de la piel, luego del pelo y, finalmente, los ojos... Noté como el movimiento de las personas era cada vez más lento y flojo, como si perdieran los deseos de vivir. Al final, vi a una dama joven, totalmente blanca, inmóvil como una estatua de mármol en mitad de la plaza.
- ... Esto es un efecto inesperado, el objetivo de la trampa debió ser ese caballero... ¿Como se habrá extendido esto?
Hice mis anotaciones en una libreta y luego, al ver que estaba retrasado, corrí a gran velocidad hacia el puerto, esquivando a la gente a mi alrededor. No estaba seguro de si me habían seguido, la verdad era que no me importaba demasiado a estas alturas. Cuando finalmente llegué al punto de encuentro, solo encontré al semi-feérico, al Shek y a Déteka. Sonreí abiertamente al verle con la ropa de siempre, aunque tengo que admitir que extrañaba un poco la apariencia dulce que le proporcionaba el vestido. Como sea, lentamente me saqué la capa cuando estuve a un lado del grupo, guardándola a un lado de mi bolsa y bostezando sonoramente para hacerme notar. No quería que me consideraran tímido o aislado, aunque en el fondo si lo fuera. Le dediqué una mirada inquisitiva a los otros dos chicos. En Déteka podía confiar, ya la conocía, pero estos dos eran un completo misterio para mí... Tenía que andarme con cautela si quería sobrevivir a todo esto.
- ¿Alguien más tiene la sensación de que estamos metidos en algo grande? Por que yo si....
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