El Dominio de las Cuatro Torres [Trama Navideña]

El cielo se ensombreció. Drackwen, Kazlunn, Awinor y Derbhad, cuatro torres cuyos cielos se oscurecían mientras jirones de nubes se arremolinaban sobre éstas. Y ninguno de los aprendices tenía miedo. Todos dormían, aletargados y ajenos a todo mal. Todos menos cuatro. Uno en cada torre, cada aprendiz lanzó una brillante esfera al cielo, y las cuatro esferas lanzadas se entrelazaron y se desvanecieron en silencio…

Estáis a los pies del Monte Lunn, en un pequeño campamento en el que se alojan dos caballeros de Nurgon, tres magos, el Archimago y vosotros. Vosotros aún no saben por qué se les ha convocado al campamento ni porque el Archimago reside en un lugar como éste ni porque escruta los cielos y pasa largas horas en trance. Hasta que, la noche del tercer día, Teslin, el Archimago os convoca.

-Estamos desesperados –os informa-. Estamos recibiendo un montón de llamadas de socorro de todos los pueblos. Se ve que unos seres hechos de sombras están arrasando pueblos enteros, y lo mismos están haciendo unos seres formados por luz… He intentado contactar con la torres, pero parece que están desiertas. Necesito que vayáis a investigarlo. Empezad por la Torre de Kazlunn, es la más cercana –concluyó.

Llevaba tres días rondando por el campamento. Me hizo gracia reencontrarme con Ariadne después de la misión en la que nos aventuramos juntos, pero, como no conocía a los otros dos chicos, me entretenía más jugando con Gyard, mi zorro de tres colas, haciendo flotar entre mis dedos una hoja mientras él jugaba a arrebatármela.
Ese mismo día nos había convocado el Archimago para decirnos que debíamos partir hacia Kazlunn. Yo le miraba asombrado, sin prestar demasiada razón a sus preocupaciones. En aquél mismo momento estaba fantaseando con la túnica de Teslin, imaginándome cómo me quedría puesta. Sacudí la cabeza. Por el gesto de mis compañeros, aquello era un asunto serio. Yo ya tenía una ligera idea de qué trataba el asunto, corrían rumores entre las plantas de la zona y había aplicado un hechizo sobre un pajarillo para que me lo contara todo. ¡Qué charlatanes eran esos animales!
Después de oír todo el discurso sobre los seres de luz y sombra me fui a un rinconcito apartado y planté mi semilla de Erworn. Quería dormir, aunque fuese pronto. Dejé a mi zorro jugando fuera y me sumí en un sueño reparador (qué bien venían los hechizos de sueño en ocasiones como aquella)

Después de tanta tranquilidad necesitaba un poco de acción. Así que cuándo me enteré de lo ocurrido en diferentes zonas de Idhun (básicamente por experiencia propia) quise enterarme mejor de lo que estaba pasando. Por eso llegué hasta el campamento montado por el archimago. Al principio pensé que eso no era para un archimago, siempre los había imaginado dentro de su torre con miles de libros por leer. El trabajo de campo era algo para sus mandados. Por eso, cuando vi el archimago tan preocupado, me preocupé yo también, porque no era muy buena señal.

Al cabo de tres días el archimago nos hizo una charla, la verdad es que era una cosa bastante peliaguda, por qué estaba claro que contra eso no era fácil luchar. Así que me dispuse a dormir al exterior, por tejado el cielo y luz la luna. Pocas eran las veces que dormía en una cama, me sentía más cómodo en el suelo, al lado de mi fiel Saeta. Él sin duda me avisaría si algo ocurriera.

Durante la noche y sin que nadie se de cuenta, unos pequeños humanoides se aproximan al campamento. Son negros y sus formas son muy borrosas, sus ojos son rojos y vuelan usando unas pequeñas alas membranosas. El Archimago os despierta a todos aplicando sobre su voz un conjuro de amplificación para evitar que nadie le oiga. Os apremia a que marchéis hacia la Torre mientras él os cubre la retaguardia junto con los demás magos y caballeros.

Off Rol: Perdón por saltarme a Lunnaris, pero es que si no, esto queda muerto

Comencé a despertar. Algo debía haber fallado en mi hechizo de sueño pues aún era de noche, pero cuando oí la voz del Archimago, apremiando, supe que el problema era mucho peor que un simple hechizo de sueño. Gyard estaba a mis pies, temblando. Le recogí y le calmé con unas suaves palabras. Después, cogí mi zurrón y salí a toda prisa de mi árbol-cabaña. El espectáculo que allí se estaba dando era espectacular: el Archimago, con su túnica ondeando al viento, profería poderosos hechizos contra una especie de masa borrosa y oscura que sonaba con el batir de miles de alas. Me acoplé a la lucha con un potente gritó de guerra feérico, pero el Archimago me mandó huir. Vi en su mirada que no había otra opción.
Comencé a correr hacia la torre de Kazlunn, sin poder evitar echar un vistazo atrás. Vi el campamento ardiendo en un fuego negro y verde. ¡Qué horror! Me recosté contra un árbol y esperé a que alguien viniese.

En medio de mi sueño reparador, soñando en las vastas llanuras de Awinor, empecé a oír una voz lejana. Al principio la confundí con el murmullo del agua que podría haber a mi alrededor, pero poco a poco se fue intensificando hasta el punto de sonar las palabras, esclarecedoras: "CORRED!".

Me levanté aturdido del sueño, necesité un poco de tiempo para poder concebir todo lo que estaba pasando a mi vera. Finalmente, el graznido de dolor de Saeta me despertó del todo: uno de esos seres contra los que el Archimago luchaba estaba persiguiendo a Saeta. Como la transformación de humano a dragón ya la tenía más que controlada, fui capaz de no transformarme del todo, sólo lo suficiente como para poder evocar una llamarada que fue a parar en todo el ser inmundo, dejándolo aturdido.

Saeta bajó hasta mi y le cubrí con mi capa, de este modo no recibiría más daño. Entonces me preocupé por los demás, oí el grito de Irkan, y vi la mirada del Archimago. Así que me dispuse a hacer lo mismo que Irkan, correr en la misma dirección. Hubo un punto donde Irkan se paró, en ese momento llegué hasta él y esperamos a los demás. No mediamos palabras, el cambio brusco no ayudaba para nada esta situación, en mi mente solo había una meta, salir de ese caos y cumplir la misión que se nos había encomendado.

OFF: Perdonad mi tardanza. Y mi poca inspiración...

On: Algo malo estaba sucediendo, lo podía percibir. El archimago Teslin había convocado a un grupo de gente en el Monte Lunn, para avisarnos de la amenaza que sobrevolaba en Idhún. Había llegado en un par de días, al fin y al cabo mi hogar no estaba tan alejado del Monte Lunn. Los primeros días deambule de un lado para otro del campamento, vi hasta Irkan, pero no llegué acercarme a él. El bullicio del campamento me agobiaba un poco y mi esencia de unicornio me pedía ser liberada del cuerpo en el que estaba encerrada. Me alejé a las afueras del campamento, me liberé y me acomodé entre la floresta a dormir. Derrepente, escuché bullicio en el campamento, me desperté y vi que estaban siendo atacados. Mi primer impulso fue ir hacía allí pero el archimago nos dijo que teníamos que partir hacía nuestra misión, que el nos cubriría la retirada. Pude ver como tres personas más abandonaban el campamento, y sin transformarme en humana los seguí escondida por la floresta. Uno de ellos habló, un varu si mis conocimientos de las razas no me fallaban. Me transformé en humana y salí de mi escondite y me presente: Hola mi nombre es Ariadne. Por mi bien, cuanto antes escapemos de aquí será mejor para todos nosotros. Y le hize un pequeño guiño a Irkan de reconocimiento y sonreí.

Estábamos los cuatro ya alejados del campamento. Dragon y Ariadne se presentaron, Ariadne me guiñó un ojo y sonreí ampliamente al ver que me recordaba. Supuse que también iba siendo mi turno para presentarme.
-Mi nombre es Irkan -dije simplemente-. Vengo del Bosque de Awa -señalé a mi zorro con una mano-. Y éste es Gyard.
Dejando a un lado las presentaciones, creo que deberíamos ir hacia la torre y alejarnos -di una mirada rápida hacia el campamento- de... eso.
Me sentía bastante inquieto ante la presencia de aquellos pequeños seres capaces de hacer frente incluso a un Archimago. En mi mente ya resonaban las palabras de un hechizo de transportación para llevarnos lejos de allí, sin llegar a la torre, pero prefería conocer la opinión de mis compañeros.

Off: sorry por la falta de inspiracion

Mientras el feérico y yo esperábamos a los demás, el campamento poco a poco se iba deshaciendo en medio de las llamas de esos seres inmundos. Mi alma de dragón me suplicaba que entrara en la batalla, pero tenía que seguir las palabras del Archimago, seguir adelante y llegar a la primera torre.

Cuando estuvimos todos el celeste, la chica con alma de Unicornio y el feérico se presentaron. Cada uno se llamaba Dragon Droican, Ariadne e Irkan respectivamente en el mismo orden. Era un poco macabro que mientras el campamento se estaba incendiando nos dispusiéramos a saludar, pero para no quedar mal yo también me presenté:
- Hola a todos me llamo Eliwood, pero me podéis llamar todos Eli, aquí ya hay confianza ante lo que nos acaba de pasar. No debemos quedarnos por mucho tiempo aquí - y mientras dije eso me transformé en dragón - subíos y os llevo a la primera torre.

Bajé el ala a modo de escalera para que los demás se subieran encima de mi lomo. Ya habían insinuado de irnos con una teletransportación, pero la última vez que me teletransporté no me dejó muy buen sabor de boca.

Las presentaciones ya estaban echas y Eli propuso en montar en su lomo y Dragon en teletransportarnos a mitad camino. Yo llevaba el báculo que tan querido era para mi entre mis manos y pensé que llegado el momento podría poner mi granito de arena para hacer que el hechizo de Dragon fuera más potente para poder teletransportanos a todos de golpe hacía la primera torre. Jamás había subido al lomo de un dragón y la sensación me pareció maravillosa, su piel era suave y cálida y me acomodé sin miedo encima de él para disfrutar del vuelo.

DEJO POST!!

Habiendo ya acabado todos con las presentaciones, Eli nos propuso montarnos sobre su lomo. No olvidaba las llamas que crepitaban tras nosotros, con lenguas de fuego frío de color negro y verde. Miré a Eli con desconfianza. Mi sangre feérica me hacía sentir recelo de los dragones, seres que, pese a ser tan majestuosos como son, eran capaces de prenderle fuego a un bosque con un simple estornudo. Tuve que tragarme mi prudencia para acceder a montar a lomos del híbrido.
De pronto, recordé a Alynn, la joven yan a quien había bautizado secretamente como la Domadora del Fuego, y acudió a mi memoria aquel momento en que nos intentó salvar de los bárbaros llevandonos entre sus garras. Tal vez no fuese tan malo después de todo.
Una vez sentado sobre Eli, y reprimiendo mi aversión hacia la elevada temperatura de tal ser, miré a Dragon, que debía haber sentido perfectamente lo que yo y le dije:
-No dudaré en teletransportarnos si no puedo controlarme -y sonreí forzadamente para decirme que todo iba bien.

Uno a uno, todos subieron encima de mi lomo. Mientras, escuché la conversación que mantenían. A mitad de camino harían un hechizo de teletransportación. La verdad es que no me molestaba, el llevarlos en mi lomo hasta la torre era una excusa para transformarme y liberar mi alma de dragón. No poder participar en la batalla me había dejado bastante mal y quería desgastar esta energía a volar. Sino, más tarde me podría hacer daño. Además, de esta forma no me cansaría, tampoco era que mis copilotos pesara, sino por el viaje y podría estar en plena forma cuando llegáramos a la torre.

Una vez todos se subieron encima de mi batí mis alas con fuerza y en un momento el campamento parecía una pequeña estrella en el firmamento del suelo. No tardé mucho en orientarme, y en cuanto lo hice, me puse manos a la obra a dirigirme a la primera torre con mis copilotos a bordo.

Ha anochecido y decidís descender a un pequeño claro de bosque. Mientras estáis acampando, casi a los pies de la Torre de Kazlunn, de entre la maleza aparece unas figuras blancas, muy luminosas, de forma humana pero con los contornos muy borrosos. Os atacan. Al igual que los seres de oscuridad, son demasiado para vosotros.

Me sentía más que aliviado por haber descendido del dragón. Como la Torre quedaba cerca, esperaba no tener que volver a montar en él, pero igualmente, les convencería para teletransportarnos. Encendí una pequeña hoguera para no pasar frío y, cuando me acerqué a un matorral para recoger sus bayas de entre sus zarzas, vislumbré entre la veegetación una intensa luz tintineante que parecía acercarse a toda velocidad. Salí corriendo hacia el campamento, dando la voz de alarma y gritando a pleno pulmón hechizos de oscuridad para alejar aquellos seres lo máximo posible.
-¡Rápido! ¡Cogeos de las manos, vamos a salir de aquí! -les dije, mientras en mi mente preparaba un hechizo de teletransportación.
Aquellos seres de luz parecían incluso peores que los de sombra, por mucho más bellos que estos fueran. Antes de llegar al grupo, a trompicones, me giré y lancé unos cuantos hechizos de oscuridad sobre aquellos seres para ganar un poco más de espacio para la teletransportación, no quería transportar por error a ninguno de esas criaturas.

A falta de gente que participe (no he visto ningún post en 8 días), solo puedo decir...
TEMA CERRADO u.u