Sin rumbo {libre}
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Sin rumbo {libre}
Agarré una baya y sonreí al reconocerla, hoy estaba de suerte y había conseguido recoger unas siete bayas dulces y sabrosas, que pensaba comer en unas pocas horas. Miré hacia el cielo, desde donde Kalinor, Evanor e Imenor parecían saludarme. Sonreí y observé a mi alrededor. Estaba cerca del río Mailin, en Derhab, cerca de la costa. Llevaba un día entero recorriendo Derhab sin descanso, había caminado desde el río Awa hasta aquí, un pequeño claro cercano al río Mailin. Y todo porque dos celestes que me habían visto caminar cerca de la Torre de Derhab me habían reconocido. Claro, ¿quién olvidaría a una mestiza de celeste y feérica? Como si no fuese ya bastante difícil para mí tener que sobrevivir en Idhún sin casi dinero y comiendo lo que Wina me daba de la Tierra, encima tenía que estar huyendo contínuamente. Al menos, había tomado la decisión de pasar unos dos meses más recorriendo Idhún hasta poder atreverme a volver a Celestia. Para casarme.
Matrimonio, por cierto, que mi padre había decidido sin avisarme ni consultarme. Gruñí un poco al recordar el día en el que me levanté, fui sonriendo a ver a mi padre a la cocina y... ¡tachán! Allí estaba un celeste de unos dos años más que yo con una sonrisa mirándome como si fuera un nuevo objeto.
Esa misma noche huí de casa, y aún lamento no haberme llevado a Yohi. Oh, por los Seis, cómo lo lamento...
-Para -me reproché a mi misma.
Ya estaa superando el límite de autocompasión admitida por día. Ahora tenía que llegar al río y comer. Y nadar. Y relajarme.
Sobre todo relajarme...
¡Al fin! Pensé al ver el agua fluir en el río.
El río Mailin refulgía a la luz de los soles y yo no tardé ni dos minutos en quitarme la capa -que por cierto, acaloraba demasiado-, el vestido vaporoso de color verde que llevaba y soltarme el pelo antes de meterme en el agua de una zambullida. Por si acaso, antes había dejado mi arco y mis flechas cerca de la orilla.
Comencé a nadar, feliz como hacía tiempo que no me sentía, y reí al notar mi cabello verde haciéndome cosquillas en la espalda. En Idhún era normal ver a las chicas con el pelo largo, pero desde hacía poco yo había observado que muchas niñas se lo cortaban. No me gustaba la idea, pues recordaba a mi madre con el cabello largo y verde, sedoso y suave como las enredaderas de casa. Sí... el cabello de mamá era como una cascada de enredaderas, y yo soñaba con tenerlo algún día así de bonito.
Buceé un par de minutos más hasta que decidí que mi estómago ya no aguantaría más. Entonces, antes de salir del agua, me zambullí por última vez para que el pelo no se me quedara en la cara -es muy molesto-. Al fin, me dirigí hasta donde estaba mi pequeño morral y saqué tres bayas, me las comí de una sentada y tuve que volver al agua para limpiarme la cara. Pero, mientras estaba arrodillada, con el cabello suelto y mojado -casi tocando el suelo-, escuché un ruido que me obligó a volverme y lanzarme de cabeza a por mi arco y mis flechas. Me levanté de un salto y grité hacia la maleza:
-¿Quién anda ahí?
Matrimonio, por cierto, que mi padre había decidido sin avisarme ni consultarme. Gruñí un poco al recordar el día en el que me levanté, fui sonriendo a ver a mi padre a la cocina y... ¡tachán! Allí estaba un celeste de unos dos años más que yo con una sonrisa mirándome como si fuera un nuevo objeto.
Esa misma noche huí de casa, y aún lamento no haberme llevado a Yohi. Oh, por los Seis, cómo lo lamento...
-Para -me reproché a mi misma.
Ya estaa superando el límite de autocompasión admitida por día. Ahora tenía que llegar al río y comer. Y nadar. Y relajarme.
Sobre todo relajarme...
{...}
¡Al fin! Pensé al ver el agua fluir en el río.
El río Mailin refulgía a la luz de los soles y yo no tardé ni dos minutos en quitarme la capa -que por cierto, acaloraba demasiado-, el vestido vaporoso de color verde que llevaba y soltarme el pelo antes de meterme en el agua de una zambullida. Por si acaso, antes había dejado mi arco y mis flechas cerca de la orilla.
Comencé a nadar, feliz como hacía tiempo que no me sentía, y reí al notar mi cabello verde haciéndome cosquillas en la espalda. En Idhún era normal ver a las chicas con el pelo largo, pero desde hacía poco yo había observado que muchas niñas se lo cortaban. No me gustaba la idea, pues recordaba a mi madre con el cabello largo y verde, sedoso y suave como las enredaderas de casa. Sí... el cabello de mamá era como una cascada de enredaderas, y yo soñaba con tenerlo algún día así de bonito.
Buceé un par de minutos más hasta que decidí que mi estómago ya no aguantaría más. Entonces, antes de salir del agua, me zambullí por última vez para que el pelo no se me quedara en la cara -es muy molesto-. Al fin, me dirigí hasta donde estaba mi pequeño morral y saqué tres bayas, me las comí de una sentada y tuve que volver al agua para limpiarme la cara. Pero, mientras estaba arrodillada, con el cabello suelto y mojado -casi tocando el suelo-, escuché un ruido que me obligó a volverme y lanzarme de cabeza a por mi arco y mis flechas. Me levanté de un salto y grité hacia la maleza:
-¿Quién anda ahí?
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
Iba paseando cerca del río Mailin,me encantaba observar los tres soles resplandeciendo en el cielo.Estaba cansá de ir volando asique decidí ir paseando,además,no tenía espacio para volar por hay.Hoy un chapoteo en el río y me escondí detrás de la maleza del bosque.Me quedé observando.Vi a una mujer tomarse un baño en el río,pero no se si eran alucinaciones mías,pero le vi la piel azulada o verdosa,no lo sabía con certeza.Ya había visto bastante,además,me estaba aburriendo asique fuy para atras con cuidado de no hacer ruido.Sin querer me choqué con un árbol y me dí un buen coscorrón con la rama del árbol.-Ay,ay,ay....-,decía mientras me frotaba donde me había dado el coscorrón,de pronto hoy una voz:¿Quién anda ahí?.No tuve más remedio de salir de mi escondite.Me di cuenta que la muchacha me estaba apuntando con un arco y mientras salía del escondite con las manos levantadas para que no disparara le dije.-Vale,vale,mas pillado.-,decía mientras hacía una media sonrisa.
Enoramay- Nigromante
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Fecha de inscripción : 27/01/2012
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Datos
Su personaje es: Enoramay/Dragona hibrida de humana y archimaga especializada en el fuego
Trabaja de: Alquimista
Pertenece a: CDI
Re: Sin rumbo {libre}
¿Una niña?, pensé mientras veía salir de entre la maleza a una joven con ojos de fuego.
Ojos de fuego... mientras la observaba, algo en mí me hizo estremecer. Esa joven era... era algo superior. ¿Unicornio? No, mi madre me había hablado de su luz, y esa joven no tenía luz... tenía fuego.
¿Dragón?
-¿Qué haces aquí? -Pregunté mientras dejaba de apuntarla y agarraba mis ropas para ponérmelas rápidamente; no quería que nadie viese que era una auténtica rareza-. ¿Te has perdido?
Una vez me até el cabello y me puse la capucha, observé a la chica con mis ojos violetas clavados en ella.
-¿Tienes hambre, chiquitina?
Aún me quedaban unas pocas bayas, y si no, podíamos volver al bosque e intentar conseguir algo de comida.
Al tiempo esperaba a ver si sí que tenía hambre, las dudas en mi cabeza fueron haciéndose cada vez más difíciles de ignorar y acabé por preguntarle, curiosa:
-¿Qué eres, pequeña?
Ojos de fuego... mientras la observaba, algo en mí me hizo estremecer. Esa joven era... era algo superior. ¿Unicornio? No, mi madre me había hablado de su luz, y esa joven no tenía luz... tenía fuego.
¿Dragón?
-¿Qué haces aquí? -Pregunté mientras dejaba de apuntarla y agarraba mis ropas para ponérmelas rápidamente; no quería que nadie viese que era una auténtica rareza-. ¿Te has perdido?
Una vez me até el cabello y me puse la capucha, observé a la chica con mis ojos violetas clavados en ella.
-¿Tienes hambre, chiquitina?
Aún me quedaban unas pocas bayas, y si no, podíamos volver al bosque e intentar conseguir algo de comida.
Al tiempo esperaba a ver si sí que tenía hambre, las dudas en mi cabeza fueron haciéndose cada vez más difíciles de ignorar y acabé por preguntarle, curiosa:
-¿Qué eres, pequeña?
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
Hacía ya mucho tiempo que se me había expulsado de mi tierra, pero no me importaba. Eso pertenecía al pasado, no debía hacerme problema.
Había aprendido a vivir sola, a valerme por mi misma, pero eso no significaba que hubiese olvidado todo lo que había aprendido en Nurgón: la lealtad, la confianza y la verdad; y tampoco significaba que hubiese olvidado como era en realidad. Solo significaba que había aprendido a ser independiente.
Los tres astros iluminaban mi viaje, igual que siempre. Los tres soles y las tres lunas eran mis únicos acompañantes en mi viaje sin destino. Me encontraba yo en el Bosque de Awa, había sido un día bastante largo y estar en el bosque me relajaba. El aire puro, el agua cristalina, las bellas plantas, todo era maravilloso.
Ya dentro del bosque, oí algo, procedía de mí: me rugía la barriga. Tenía hambre, mucha hambre.
Proseguí mi camino, buscando alguna solución para mi gran problema. De repente, me paré. Había estado a punto de darme de bruces con una árbol. Sin saber porqué, miré hacia su copa. Tenía bayas. La solución se ha presentado ante mí pensé, agradecida a la diosa Wina. Mi diosa, igual que la de todos los humanos, era la diosa Irial, pero aún así, le agradecí el gesto a Wina. Miré a los árboles de alrededor. Al igual que el que tenía delante, daba bayas, pero no tantas como el otro árbol. Por tanto, escalé por la ramas hasta llegar a la copa. Cogí unas cuantas bayas y, de repente, oí algo:
- ¿Qué eres, pequeña? - preguntó una... ¿Celeste-feerica?
Había visto de todo durante todos mis años de destierro, pero jamás había visto a alguien como ella. Estaba sorprendida.
Mientras estaba metida en mis recuerdos, no me daba cuenta que las espesas hojas del árbol ocultaban mi posición, pero sí me di cuenta de algo: como la rama en la que estaba, crujía a mis pies.
Segundos después, me encontraba en el suelo, entre aquella chica celeste-feerica y la niña que la acompañaba. Le dirigí una rápida mirada a cada una. Sin duda alguna, era una escena incómoda.
Había aprendido a vivir sola, a valerme por mi misma, pero eso no significaba que hubiese olvidado todo lo que había aprendido en Nurgón: la lealtad, la confianza y la verdad; y tampoco significaba que hubiese olvidado como era en realidad. Solo significaba que había aprendido a ser independiente.
Los tres astros iluminaban mi viaje, igual que siempre. Los tres soles y las tres lunas eran mis únicos acompañantes en mi viaje sin destino. Me encontraba yo en el Bosque de Awa, había sido un día bastante largo y estar en el bosque me relajaba. El aire puro, el agua cristalina, las bellas plantas, todo era maravilloso.
Ya dentro del bosque, oí algo, procedía de mí: me rugía la barriga. Tenía hambre, mucha hambre.
Proseguí mi camino, buscando alguna solución para mi gran problema. De repente, me paré. Había estado a punto de darme de bruces con una árbol. Sin saber porqué, miré hacia su copa. Tenía bayas. La solución se ha presentado ante mí pensé, agradecida a la diosa Wina. Mi diosa, igual que la de todos los humanos, era la diosa Irial, pero aún así, le agradecí el gesto a Wina. Miré a los árboles de alrededor. Al igual que el que tenía delante, daba bayas, pero no tantas como el otro árbol. Por tanto, escalé por la ramas hasta llegar a la copa. Cogí unas cuantas bayas y, de repente, oí algo:
- ¿Qué eres, pequeña? - preguntó una... ¿Celeste-feerica?
Había visto de todo durante todos mis años de destierro, pero jamás había visto a alguien como ella. Estaba sorprendida.
Mientras estaba metida en mis recuerdos, no me daba cuenta que las espesas hojas del árbol ocultaban mi posición, pero sí me di cuenta de algo: como la rama en la que estaba, crujía a mis pies.
Segundos después, me encontraba en el suelo, entre aquella chica celeste-feerica y la niña que la acompañaba. Le dirigí una rápida mirada a cada una. Sin duda alguna, era una escena incómoda.
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
La chica mientras dejaba de apuntarme me dijo:¿Qué haces aquí?,¿Te has perdido?.Yo miraba la piel de la muchacha,se estaba apresurando a ponerse la ropa;por que lo haría?¿.-me pregunté.Le respondí:Bueno,iba andando por aqui,dando un paseo y no,no me e perdio.-le decía con una sonrisa.Acto seguido me preguntó:¿Tienes hambre, chiquitina?.Me a dicho chiquitina?¿.-pensaba con asombro...emm...no,no tengo hambre,pero gracias por preguntar.-Le decía con una gran sonrisa.Después me pregunto:¿Qué eres, pequeña?.-Sonreí por la pregunta,me senté en el suelo con las piernas cruzadas teniendo todavía la sonrisa y le dije:Soy una dragona y por tu mezcla de feerica-celeste te daré un poco de estupor asique,tranquila que no te hago na'y por cierto...es curiosa tu mezcla...me encanta!¡.-le dije encantada y sorprendida a la vez.Me levanté y me dirigí hacia ella y le dije:Pos nada,me llamo Enoramay,pero si quieres me puedes llamar Eno o Enora,como más te guste.Le dije con una gran sonrisa.No sabía su nombre,tenía muchas ganas de ser su amiga.De repente,calló una muchacha en medio de mi y de la otra muchacha.Me sorprendió mucho y dije:Mira lo que nos ha traído Yohabir.-dije mientras miraba a la muchacha caída del cielo.Nos estaba mirando con una cara de desconcierto asi que le cogí las manos y la levanté del suelo.
Enoramay- Nigromante
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Re: Sin rumbo {libre}
Al salir de entre la maleza, pude observar que no era una niña, si no una joven de unos catorce o quince años con aspecto de haberse dado un buen golpe.
Me contestó que estaba dando un paseo, así, tan tranquila.
-Pero puede ser peligroso, podrían robarte o herirte -comenté preocupada. Mi parte celeste no cencebía que una chica más pequeña (o cualquiera) pudiera resultar herida-.
Después me aseguró que no tenía hambre, pero aun así sonreí y me dirigí hacia mi morral con la intención de sacar unas cuantas bayas.
-Bueno, aunque digas que no tienes hambre puedes probar una de estas bayas y te aseguro que cambiarás de opinión.
La chica se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y me dijo que era una dragona. En ese momento, mi boca casi rozaba el suelo.
-¡Por Yohavir y Wina! ¿De verdad? ¿Una dragona?
Vaya, eso no se veía todos los días...
Y tampoco me encontraba yo siempre con alguien a quien no le parecía extrana mi mezcla de colores. Enrojecí.
-¿Mi mezcla? ¿Verde azulado? Pues no te ofendas, pero eres bastante rara -comenté con un hilo de voz y una media sonrisa.
-Enoramay... me gusta tu nombre. Soy Nya -le ofrecí una tierna, aunque aún sorprendida, sonrisa-. Puedes llamarme como gustes...
Antes de poder decir nada más, una chica cayó del cielo y Enoramay se levantó para ayudarla mientras yo no sabía si es que todo esto era un sueño.
Enoramay se presentó y yo...
Yo me quedé de piedra.
-Mmmm... ¿Por qué has caído del cielo?
Me contestó que estaba dando un paseo, así, tan tranquila.
-Pero puede ser peligroso, podrían robarte o herirte -comenté preocupada. Mi parte celeste no cencebía que una chica más pequeña (o cualquiera) pudiera resultar herida-.
Después me aseguró que no tenía hambre, pero aun así sonreí y me dirigí hacia mi morral con la intención de sacar unas cuantas bayas.
-Bueno, aunque digas que no tienes hambre puedes probar una de estas bayas y te aseguro que cambiarás de opinión.
La chica se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y me dijo que era una dragona. En ese momento, mi boca casi rozaba el suelo.
-¡Por Yohavir y Wina! ¿De verdad? ¿Una dragona?
Vaya, eso no se veía todos los días...
Y tampoco me encontraba yo siempre con alguien a quien no le parecía extrana mi mezcla de colores. Enrojecí.
-¿Mi mezcla? ¿Verde azulado? Pues no te ofendas, pero eres bastante rara -comenté con un hilo de voz y una media sonrisa.
-Enoramay... me gusta tu nombre. Soy Nya -le ofrecí una tierna, aunque aún sorprendida, sonrisa-. Puedes llamarme como gustes...
Antes de poder decir nada más, una chica cayó del cielo y Enoramay se levantó para ayudarla mientras yo no sabía si es que todo esto era un sueño.
Enoramay se presentó y yo...
Yo me quedé de piedra.
-Mmmm... ¿Por qué has caído del cielo?
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Re: Sin rumbo {libre}
- Mmmm… ¿Por qué has caído del cielo? – me preguntó la chica celeste-feerica.
Me giré y la miré a los ojos. Yo no denotaba seriedad ni severidad, ni autoritarismo, sino que en mis ojos brillaban la ternura y la calidez habitual en mí. Le respondí con mi sonrisa habitual:
- No he caído del cielo, sino de la copa del árbol – especifiqué -. Estaba cogiendo bayas y la rama cedió.
Algo me decía que esas dos chicas me iban a acompañar en un largo viaje. ¿A dónde? No tenía ni la más remota idea, pero no me importaba, no iba a ningún lugar en concreto y casi todos los lugares me parecerían una buena idea. Si es posible que me acompañen en un viaje sin destino, – pensé – será mejor que me presente.
De pronto, sentí pánico. Hacía mucho tiempo que estaba sola en mis andares, y casi nunca me había presentado, ya que, no me hacía falta. Yafhi – recordé - ¡No! ¡Eso pertenece al pasado! – me reproché – He cambiado, soy una persona diferente, y eso merece un nombre nuevo. Era un tema que lo había estado pensando y debatiendo conmigo misma durante mucho tiempo, pero al final decidí que en lo que me había convertido era algo nuevo para mí, y por tanto, merecía un nuevo nombre.
La niña se presentó. Su nombre era Enoramay.
Aunque tenía miedo, me presenté, me parecía lo justo.
- Me llamo… - dudé un momento, pero al final contesté -, me llamo Aisha.
Cuando le iba a estrechar la mano, vi que la tenía recubierta de un líquido rojizo. Abrí el puño y me di cuenta de que las bayas que había recogido se habían aplastado debido al autoreflejo de intentar agarrarme a algo durante mi caída, y eso había causado el aplastamiento de las bayas rojas. Me olvidé de eso, era algo irrelevante.
Miré a la otra chica, la mestiza, celeste-feerica. Parecía no creérselo, por tanto, la devolví a Idhún:
- ¿Cuál es tu nombre? – pregunté con cierta ternura y delicadeza en la voz.
Me giré y la miré a los ojos. Yo no denotaba seriedad ni severidad, ni autoritarismo, sino que en mis ojos brillaban la ternura y la calidez habitual en mí. Le respondí con mi sonrisa habitual:
- No he caído del cielo, sino de la copa del árbol – especifiqué -. Estaba cogiendo bayas y la rama cedió.
Algo me decía que esas dos chicas me iban a acompañar en un largo viaje. ¿A dónde? No tenía ni la más remota idea, pero no me importaba, no iba a ningún lugar en concreto y casi todos los lugares me parecerían una buena idea. Si es posible que me acompañen en un viaje sin destino, – pensé – será mejor que me presente.
De pronto, sentí pánico. Hacía mucho tiempo que estaba sola en mis andares, y casi nunca me había presentado, ya que, no me hacía falta. Yafhi – recordé - ¡No! ¡Eso pertenece al pasado! – me reproché – He cambiado, soy una persona diferente, y eso merece un nombre nuevo. Era un tema que lo había estado pensando y debatiendo conmigo misma durante mucho tiempo, pero al final decidí que en lo que me había convertido era algo nuevo para mí, y por tanto, merecía un nuevo nombre.
La niña se presentó. Su nombre era Enoramay.
Aunque tenía miedo, me presenté, me parecía lo justo.
- Me llamo… - dudé un momento, pero al final contesté -, me llamo Aisha.
Cuando le iba a estrechar la mano, vi que la tenía recubierta de un líquido rojizo. Abrí el puño y me di cuenta de que las bayas que había recogido se habían aplastado debido al autoreflejo de intentar agarrarme a algo durante mi caída, y eso había causado el aplastamiento de las bayas rojas. Me olvidé de eso, era algo irrelevante.
Miré a la otra chica, la mestiza, celeste-feerica. Parecía no creérselo, por tanto, la devolví a Idhún:
- ¿Cuál es tu nombre? – pregunté con cierta ternura y delicadeza en la voz.
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Re: Sin rumbo {libre}
Huyyy...y te has hecho algo?¿a ver que te mire...
.-después de decir eso empecé a inspeccionar el cuerpo de la chica.Siempre me preocupo de todas las personas,no se por que.Mientras le miraba si tenía algo, dijo su nombre la chica con duda:Me llamo…me llamo Aisha.-
.Terminé de inspeccionarla,parecía que no se había hecho daño,solo unos pocos rasguños.Entonces Aisha me iba a estrechar la mano,vi que tenía un liquidillo rojizo,serían las vayas aplastadas.Aisha giró la cabeza hasta Nya y le preguntó:¿Cuál es tu nombre?.-Cuando terminó de decirle la pregunta le dije a Aisha:Pos nada,encantada de conocerte Aisha,yo me llamo Enoramay,pero si quieres llamarme Enora o Eno,coomo más te guste..-Le dije con una sonrisa.Ya éramos 3 las que no sabíamos a donde ir,se me ocurrió que fuésemos las 3 a alguna aventura o algo por que...me caían muy bien Nya y Aisha,pero no se los dije a las dos,demasiado rápido para mencionarlo.De repente no se por que me empecé a poner nerviosa así que me senté en el suelo con las piernas cruzadas para tranquilizarme un poco,pero no cesaba.Me dio un impulso de salir corriendo a ver que era lo que detectaba,pero no lo hice para no ser descortés y quedarme con las chicas.
.-después de decir eso empecé a inspeccionar el cuerpo de la chica.Siempre me preocupo de todas las personas,no se por que.Mientras le miraba si tenía algo, dijo su nombre la chica con duda:Me llamo…me llamo Aisha.-
.Terminé de inspeccionarla,parecía que no se había hecho daño,solo unos pocos rasguños.Entonces Aisha me iba a estrechar la mano,vi que tenía un liquidillo rojizo,serían las vayas aplastadas.Aisha giró la cabeza hasta Nya y le preguntó:¿Cuál es tu nombre?.-Cuando terminó de decirle la pregunta le dije a Aisha:Pos nada,encantada de conocerte Aisha,yo me llamo Enoramay,pero si quieres llamarme Enora o Eno,coomo más te guste..-Le dije con una sonrisa.Ya éramos 3 las que no sabíamos a donde ir,se me ocurrió que fuésemos las 3 a alguna aventura o algo por que...me caían muy bien Nya y Aisha,pero no se los dije a las dos,demasiado rápido para mencionarlo.De repente no se por que me empecé a poner nerviosa así que me senté en el suelo con las piernas cruzadas para tranquilizarme un poco,pero no cesaba.Me dio un impulso de salir corriendo a ver que era lo que detectaba,pero no lo hice para no ser descortés y quedarme con las chicas.
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Re: Sin rumbo {libre}
Nya, estás con una dragona que parece una chica de catorce o quince años pero que echa fuego por la boca y con otra joven que cae del cielo como por arte de Yohavir. Y luego dicen que no eres rara...
Esto tenía que ser una broma.
Primero, conocía a una dragona que resultaba ser simpática y alegre y a la cual, mientras intentaba alimentar, descubría de pie junto a otra chica que había caído de un árbol -según decía-.
Mi parte celeste, esa que siempre parecía preocuparse más por los demás que por sí misma, fue la que reaccionó primero:
-¿Bayas? ¿Tienes hambre? Es decir... -sacudí la cabeza, las cosas importantes primero-. Tengo comida, si quieres...
Alargué mi mano pero no pude evitar soltar una carcajada al ver la mano manchada de la joven. Seguramente las bayas que la chica recién llegada había recogido lo habrían causado, pero eso no quitaba que fuese muy divertido verlo, pues me recordaba la de veces que a mí me había pasado con anterioridad.
-Perdón -sonreí con un débil gesto-, pero a mí eso -señalé su mano sucia con la cabeza- me pasa a menudo.
Me levanté y me dirigí hacia ella. Cuando estuve delante agarré su mano y la limpié con mi capa. Total, era marrón y ya estaba bastante sucia, una mancha más no iba a notarse.
-Me llamo Nyadis, Nya, Ny-Ny o como se te ocurra -respondí distraída-; encantada de conocerte, Aisha -pronuncié su nombre con normalidad, pese a que había notado esa pequeña turbación en su corazón, no dije nada-.
Cuando acabé de limpiarle la mano sonreí de nuevo, mirándola con mis ojos violetas. No me parecía malvada, pero había algo en ella que me recordaba a mí. ¿Acaso ella también habría huído de casa? No, mejor no meterme en la vida de los demás. La mía ya era bastante complicada como para meterme en más asuntos...
Una vez me incorporé y fui hacia el morral para agarrar las bayas, noté algo que me hizo girar la cabeza en dirección a Eno y la miré dos segundos.
-Enora, ¿estás bien?
Algo la estaba preocupando, y lo más probable es que siendo ella dragona, fuese un shek o algo así. Genial, como al final me encontrase con un shek, definitivamente se iba a convertir en el día más raro de mi vida.
Esto tenía que ser una broma.
Primero, conocía a una dragona que resultaba ser simpática y alegre y a la cual, mientras intentaba alimentar, descubría de pie junto a otra chica que había caído de un árbol -según decía-.
Mi parte celeste, esa que siempre parecía preocuparse más por los demás que por sí misma, fue la que reaccionó primero:
-¿Bayas? ¿Tienes hambre? Es decir... -sacudí la cabeza, las cosas importantes primero-. Tengo comida, si quieres...
Alargué mi mano pero no pude evitar soltar una carcajada al ver la mano manchada de la joven. Seguramente las bayas que la chica recién llegada había recogido lo habrían causado, pero eso no quitaba que fuese muy divertido verlo, pues me recordaba la de veces que a mí me había pasado con anterioridad.
-Perdón -sonreí con un débil gesto-, pero a mí eso -señalé su mano sucia con la cabeza- me pasa a menudo.
Me levanté y me dirigí hacia ella. Cuando estuve delante agarré su mano y la limpié con mi capa. Total, era marrón y ya estaba bastante sucia, una mancha más no iba a notarse.
-Me llamo Nyadis, Nya, Ny-Ny o como se te ocurra -respondí distraída-; encantada de conocerte, Aisha -pronuncié su nombre con normalidad, pese a que había notado esa pequeña turbación en su corazón, no dije nada-.
Cuando acabé de limpiarle la mano sonreí de nuevo, mirándola con mis ojos violetas. No me parecía malvada, pero había algo en ella que me recordaba a mí. ¿Acaso ella también habría huído de casa? No, mejor no meterme en la vida de los demás. La mía ya era bastante complicada como para meterme en más asuntos...
Una vez me incorporé y fui hacia el morral para agarrar las bayas, noté algo que me hizo girar la cabeza en dirección a Eno y la miré dos segundos.
-Enora, ¿estás bien?
Algo la estaba preocupando, y lo más probable es que siendo ella dragona, fuese un shek o algo así. Genial, como al final me encontrase con un shek, definitivamente se iba a convertir en el día más raro de mi vida.
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Re: Sin rumbo {libre}
- ¿Bayas? ¿Tienes hambre? Es decir... – la celeste-feerica sacudió la cabeza - Tengo comida, si quieres...
La chica parecía buena persona. No estaba acostumbrada a tratar con muchas personas pero… en ese momento me parecía una buena compañera de viaje. Pero… - pensé un poco preocupada - ¿cómo puede una celeste viajar sola por Idhún? Le podría pasar cualquier cosa.
De pronto me dieron ganas de protegerla, de estar siempre a su lado, como una hermana mayor. Hermana mayor… - mis pensamientos se convirtieron en recuerdos, pero los detuve antes de recordar.
De repente, oí unas carcajadas. Provenían de ella. Se estaba riendo de mi incidente con las bayas. Miré mi mano y sonreí, no pude evitar soltar una carcajada.
Su melodiosa carcajada me recordó a Layla.
-¡Basta! – me dije a mí misma -. ¡Deja de recordar!
De pronto oí como la celeste-ferrica hablaba y le presté atención.
-Perdón -sonrió con un débil gesto-, pero a mí eso –señaló mi mano sucia con la cabeza- me pasa a menudo.
Iba a decirle algo pero ella se acercó más a mí. Cogió mi mano y la limpió en su túnica. ¿¡Pero qué hace!? – pensé alterada. No es que me molestase, todo lo contrario, me sorprendía. Pero lo dejé estar.
Mientras me limpiaba dijo:
-Me llamo Nyadis, Nya, Ny-Ny o como se te ocurra -dijo-; encantada de conocerte, Aisha.
Cuando terminó, fue al morral para coger más bayas. Pero, de repente, giró la cabeza y preguntó:
-Enora, ¿estás bien?
Me giré en dirección a la niña y me percaté de que estaba tensa, nerviosa.
Me agaché a su lado. Le dediqué una sonrisa dulce y sincera.
- ¿Estás bien? – pregunté en un susurro.
De pronto, oí algo. No sabría decir si fue un golpe, un aullido, un grito o cualquier otra cosa. Pero fue lo bastante estruendoso como para que me levantara y sacara mi espada instintivamente.
La chica parecía buena persona. No estaba acostumbrada a tratar con muchas personas pero… en ese momento me parecía una buena compañera de viaje. Pero… - pensé un poco preocupada - ¿cómo puede una celeste viajar sola por Idhún? Le podría pasar cualquier cosa.
De pronto me dieron ganas de protegerla, de estar siempre a su lado, como una hermana mayor. Hermana mayor… - mis pensamientos se convirtieron en recuerdos, pero los detuve antes de recordar.
De repente, oí unas carcajadas. Provenían de ella. Se estaba riendo de mi incidente con las bayas. Miré mi mano y sonreí, no pude evitar soltar una carcajada.
Su melodiosa carcajada me recordó a Layla.
-¡Basta! – me dije a mí misma -. ¡Deja de recordar!
De pronto oí como la celeste-ferrica hablaba y le presté atención.
-Perdón -sonrió con un débil gesto-, pero a mí eso –señaló mi mano sucia con la cabeza- me pasa a menudo.
Iba a decirle algo pero ella se acercó más a mí. Cogió mi mano y la limpió en su túnica. ¿¡Pero qué hace!? – pensé alterada. No es que me molestase, todo lo contrario, me sorprendía. Pero lo dejé estar.
Mientras me limpiaba dijo:
-Me llamo Nyadis, Nya, Ny-Ny o como se te ocurra -dijo-; encantada de conocerte, Aisha.
Cuando terminó, fue al morral para coger más bayas. Pero, de repente, giró la cabeza y preguntó:
-Enora, ¿estás bien?
Me giré en dirección a la niña y me percaté de que estaba tensa, nerviosa.
Me agaché a su lado. Le dediqué una sonrisa dulce y sincera.
- ¿Estás bien? – pregunté en un susurro.
De pronto, oí algo. No sabría decir si fue un golpe, un aullido, un grito o cualquier otra cosa. Pero fue lo bastante estruendoso como para que me levantara y sacara mi espada instintivamente.
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
Nya me preguntó si estaba bien,por más que fingiera me iba a descubrir,que tonta,
se me había olvidado .-decía para mi.Después se agachó al lado mía Aisha y me dijo con
una sonrisa muy bonita: ¿Estás bien?Intenté no preocuparles a las dos así que dije:
Tranquilas,estoy perfec....-me callé en seco por que había oído un golpe fuerte.
Cola,veneno,colmillos,ojos....-esos pensamientos me vinieron al instante a
mi cabeza.
No pude resistirme más,me levanté veloz y llena de odio me dirigí corriendo hacia la shek dejando
a mis compañeras atrás.
Mientras corría,cogí la empuñadura de la espada,la cogí y fuy corriendo con la espada en alto hacia
la shek.
Vi por el rabillo del ojo que Nya y Aisha me seguían.
Bien chicas,vamos a una aventura.-Pensé.
Me paré en seco,delante mía había una serpiente enrollada sobre si misma.
Estaba detrás de un arbusto muy grande donde no me podía ver.Con una media sonrisa empecé
a caminar hacia ella,pero me paré por que vi que detrás mía venían Nya y Aisha,le dije susurrando:
Mirad.-mientras señalaba a la shek con el dedo.
se me había olvidado .-decía para mi.Después se agachó al lado mía Aisha y me dijo con
una sonrisa muy bonita: ¿Estás bien?Intenté no preocuparles a las dos así que dije:
Tranquilas,estoy perfec....-me callé en seco por que había oído un golpe fuerte.
Cola,veneno,colmillos,ojos....-esos pensamientos me vinieron al instante a
mi cabeza.
No pude resistirme más,me levanté veloz y llena de odio me dirigí corriendo hacia la shek dejando
a mis compañeras atrás.
Mientras corría,cogí la empuñadura de la espada,la cogí y fuy corriendo con la espada en alto hacia
la shek.
Vi por el rabillo del ojo que Nya y Aisha me seguían.
Bien chicas,vamos a una aventura.-Pensé.
Me paré en seco,delante mía había una serpiente enrollada sobre si misma.
Estaba detrás de un arbusto muy grande donde no me podía ver.Con una media sonrisa empecé
a caminar hacia ella,pero me paré por que vi que detrás mía venían Nya y Aisha,le dije susurrando:
Mirad.-mientras señalaba a la shek con el dedo.
Enoramay- Nigromante
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Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 25
Datos
Su personaje es: Enoramay/Dragona hibrida de humana y archimaga especializada en el fuego
Trabaja de: Alquimista
Pertenece a: CDI
Re: Sin rumbo {libre}
Aisha me observó de una manera tan nostálgica y protectora que por un momento me sentí como si yo le recordara algo... o a alguien.
De todos modos, preferí ignorar esa mirada tan tierna y centré mi mirada en Enora. Aisha ya se dirigía a ella y le preguntaba cómo estaba.
Eno empezó a negar que le pasara algo pero yo lo sentía, sentía que estaba tensa y... a punto de atacar.
¿A quién? me pregunté mentalmente.
Las tres nos tensamos al escuchar un golpe fuerte y seco, como si algo estuviese haciendo... bueno, no sabía qué demonios podía producir ese sonido, pero no era normal.
Y tampoco era normal ver salir disparada a Enoramay como alma que lleva el viento.
Por un momento me quedé de piedra, pero por suerte lo compensé corriendo a máxima velocidad con mi arco y una flecha preparada por si acaso.
Mientras corríamos unos metros -muchos metros para mi gusto-, nos íbamos adentrando en el bosque y la maleza iba, lentamente, cubriendo nuestros cuerpos y entorpeciendo bastante mis movimientos. Por suerte, y gracias a la ayuda de Eno, podía abrirme paso entre las ramas que ella ya había roto antes.
Entonces vi a Eno agachada tras un enorme arbusto. Parecía estar mirando algo.
¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Un shek fijo! ¿Por qué los dragones y los sheks no pueden llevarse bien? ¡Por el amor de Wina y la paciencia de Yohavir! pensé nerviosa.
Apenas pude oír el susurro de Eno entre el silencio del lugar, pero al entender lo que iba a hacer, solté el arco y la flecha que sujetaba con fuerza y corrí hacia ella haciendo que se girara para mirarme. Susurré veloz como una yan y furiosa como la peor de las dragonas:
-¿Te has vuelto loca? ¡Esa shek no nos ha hecho nada! -Me detuve dos segundos para intentar hacer que el odio que había en Eno mitigara-. ¡Eno, esa shek no nos ha atacado! ¡Debemos irnos antes de que te sienta...!
No pude acabar la frase. La enorme figura de la shek se alzó ante nosotras y no pude hacer nada más que gritar, asustada por el riesgo que corrían mis recién nuevas amigas:
-¡¡CORRED!!
De todos modos, preferí ignorar esa mirada tan tierna y centré mi mirada en Enora. Aisha ya se dirigía a ella y le preguntaba cómo estaba.
Eno empezó a negar que le pasara algo pero yo lo sentía, sentía que estaba tensa y... a punto de atacar.
¿A quién? me pregunté mentalmente.
Las tres nos tensamos al escuchar un golpe fuerte y seco, como si algo estuviese haciendo... bueno, no sabía qué demonios podía producir ese sonido, pero no era normal.
Y tampoco era normal ver salir disparada a Enoramay como alma que lleva el viento.
Por un momento me quedé de piedra, pero por suerte lo compensé corriendo a máxima velocidad con mi arco y una flecha preparada por si acaso.
Mientras corríamos unos metros -muchos metros para mi gusto-, nos íbamos adentrando en el bosque y la maleza iba, lentamente, cubriendo nuestros cuerpos y entorpeciendo bastante mis movimientos. Por suerte, y gracias a la ayuda de Eno, podía abrirme paso entre las ramas que ella ya había roto antes.
Entonces vi a Eno agachada tras un enorme arbusto. Parecía estar mirando algo.
¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Un shek fijo! ¿Por qué los dragones y los sheks no pueden llevarse bien? ¡Por el amor de Wina y la paciencia de Yohavir! pensé nerviosa.
Apenas pude oír el susurro de Eno entre el silencio del lugar, pero al entender lo que iba a hacer, solté el arco y la flecha que sujetaba con fuerza y corrí hacia ella haciendo que se girara para mirarme. Susurré veloz como una yan y furiosa como la peor de las dragonas:
-¿Te has vuelto loca? ¡Esa shek no nos ha hecho nada! -Me detuve dos segundos para intentar hacer que el odio que había en Eno mitigara-. ¡Eno, esa shek no nos ha atacado! ¡Debemos irnos antes de que te sienta...!
No pude acabar la frase. La enorme figura de la shek se alzó ante nosotras y no pude hacer nada más que gritar, asustada por el riesgo que corrían mis recién nuevas amigas:
-¡¡CORRED!!
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Re: Sin rumbo {libre}
- ¡¡CORRED!! – gritó Nya al contemplar la grandiosa figura de la shek.
Me quedé paralizada un momento. Segundo después, sentí como alguien me agarraba del brazo y tiraba de mí. Era Nya. Rtrocedí un poco, junto a ella. Pero no la miré en ningún momento. Tenía la vista clavada en el horizonte. De pronto, vi a una pequeña silueta un poco más allá. Era una niña. ¡Enoramay!
- ¡No podemos dejarla! – grité desesperada.
Me solté de mi agarre y me percaté de que Nya no se había dado cuenta de que había dejado sola a Enora. Seguramente creeía que ella la había seguido. Pero no era así.
Corrimos hacia nuestra amiga pero no llegamos, ya que, la shek nos atacó y tuvimos que echarnos a un lado para que no nos mordiese. Rápidas como un rayo, sacamos nuestras armas mientras veíamos como Enora se convertía en una grandiosa dragona.
Las grandiosas criaturas luchaban en el cielo, cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, Nya y yo mirábamos, con impotencia, como nuestra amiga luchaba en una batalla feroz, en la cual podía resultar gravemente herida o incluso morir.
Pero ¿qué podíamos hacer? ¿Qué podían hacer una semi feerica y una humana contra una shek?
- No os subestiméis, Aisha – pensé -. Recuerda que en la cuarta era, un unicornio, un shek, un mago humano y un guerrero humano consiguieron derrotar a un dios.
¿Sería parecido? En caso de que la respuesta fuese sí, ¿qué podíamos hacer?
Mientras me preguntaba qué podíamos hacer, Nya encontró una respuesta.
Un poco más a la izquierda de nuestra posición, había algunas piedras de considerable tamaño. Cogió dos y me pasó una. La miré con desconcierto:
- ¿Acaso quieres qué se las tiremos a la shek?
- Pues sí – respondió como si fuera algo evidente.
Me iba a negar, pero de pronto oí el rugido de la dragona y el siseo de la shek.
No podía dejar a mi amiga tirada.
Cogí la piedra con decisión y se la tiré a la shek. Momento después, Nya me imitó. Una de las piedras le dio en la cabeza y otra en el cuello.
Volvimos a coger otras dos piedras, pero cuando nos disponíamos a tirárselas, vimos como la shek ignoraba a su poderoso instinto y venía, llena de furia, hacia nosotros.
-Creo que cuando hicimos esto nos olvidamos de las consecuencias – comenté.
- La verdad es que sí – admitió mi amiga.
Volvimos a tirar las piedras y le dieron en las alas. La shek siseó de dolor y aminoró un poco el vuelo.
- Eso le dará algo de ventaja a Enora – pensé con un poco de alegría.
Me quedé paralizada un momento. Segundo después, sentí como alguien me agarraba del brazo y tiraba de mí. Era Nya. Rtrocedí un poco, junto a ella. Pero no la miré en ningún momento. Tenía la vista clavada en el horizonte. De pronto, vi a una pequeña silueta un poco más allá. Era una niña. ¡Enoramay!
- ¡No podemos dejarla! – grité desesperada.
Me solté de mi agarre y me percaté de que Nya no se había dado cuenta de que había dejado sola a Enora. Seguramente creeía que ella la había seguido. Pero no era así.
Corrimos hacia nuestra amiga pero no llegamos, ya que, la shek nos atacó y tuvimos que echarnos a un lado para que no nos mordiese. Rápidas como un rayo, sacamos nuestras armas mientras veíamos como Enora se convertía en una grandiosa dragona.
Las grandiosas criaturas luchaban en el cielo, cuerpo a cuerpo. Mientras tanto, Nya y yo mirábamos, con impotencia, como nuestra amiga luchaba en una batalla feroz, en la cual podía resultar gravemente herida o incluso morir.
Pero ¿qué podíamos hacer? ¿Qué podían hacer una semi feerica y una humana contra una shek?
- No os subestiméis, Aisha – pensé -. Recuerda que en la cuarta era, un unicornio, un shek, un mago humano y un guerrero humano consiguieron derrotar a un dios.
¿Sería parecido? En caso de que la respuesta fuese sí, ¿qué podíamos hacer?
Mientras me preguntaba qué podíamos hacer, Nya encontró una respuesta.
Un poco más a la izquierda de nuestra posición, había algunas piedras de considerable tamaño. Cogió dos y me pasó una. La miré con desconcierto:
- ¿Acaso quieres qué se las tiremos a la shek?
- Pues sí – respondió como si fuera algo evidente.
Me iba a negar, pero de pronto oí el rugido de la dragona y el siseo de la shek.
No podía dejar a mi amiga tirada.
Cogí la piedra con decisión y se la tiré a la shek. Momento después, Nya me imitó. Una de las piedras le dio en la cabeza y otra en el cuello.
Volvimos a coger otras dos piedras, pero cuando nos disponíamos a tirárselas, vimos como la shek ignoraba a su poderoso instinto y venía, llena de furia, hacia nosotros.
-Creo que cuando hicimos esto nos olvidamos de las consecuencias – comenté.
- La verdad es que sí – admitió mi amiga.
Volvimos a tirar las piedras y le dieron en las alas. La shek siseó de dolor y aminoró un poco el vuelo.
- Eso le dará algo de ventaja a Enora – pensé con un poco de alegría.
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Re: Sin rumbo {libre}
Nya,soy una dragona no puedo evitarlo.-le dije impaciente.Antes de que pudiera acabar la frase Nya,dijo gritando-¡¡CORRED!!.-Nya cogió a Aisha del brazo y se la llevó con ella,mientras tanto,yo esquivé los colmillos de la shek que se abalanzaron contra mi.
Me fui mas alante,donde estaba un poco más despejado el terreno.
Aproveché para transformarme en dragona y me elevé hacia el cielo,viendo también que la shek me seguía.
Empecé a luchar contra ella,la cogí con la cola y le eché una bocanada de fuego.Le rocé un poco por que había esquivado el fuego.
La cogí con las garras y le desgarré un poco la piel y hizo un sonido horroroso.Sin darme cuenta me cogió con la cola y me empezó a asfixiar.
Me estaba quedando sin respiración,entonces con todos mis esfuerzos le heche una bocanada de fuego que le acerté en un ala.La llamarada era normal pero con unos tonos azulado.-Genial,gracias por asfixiarme maldita shek.-pensaba para mi.La shek clavó sus colmillos en mi cuello y yo grité.
Se apartó de mi por que le dio dos piedras,una en el cuello y otra en la cabeza.
Dirigí mi mirada hacia donde habían salido las piedras.Me alegré un monton,estaban Nya y Aisha ayudándome.
Vi a la shek dirigirse hacia ellas,les tiro más piedras hacia la shek y le dieron en el ala,pero iba directa hacia ellas.
Con un poco de esfuerzo por la picadura,fuy volando veloz hacia ellas y las cogí a las dos por las garras,me eleve otra vez hacia el cielo,haciendo que la shek se chocara contra un árbol.
Las solté haciendo que dieran una voltereta en el aire y que se sentaran encima de mi lomo.Después me quedé en medio del cielo a que se tranquilizaran mis compañeras,total,la shek estaba medio atontá con el porrazo y me estaba riendo para mi por ello.
Me fui mas alante,donde estaba un poco más despejado el terreno.
Aproveché para transformarme en dragona y me elevé hacia el cielo,viendo también que la shek me seguía.
Empecé a luchar contra ella,la cogí con la cola y le eché una bocanada de fuego.Le rocé un poco por que había esquivado el fuego.
La cogí con las garras y le desgarré un poco la piel y hizo un sonido horroroso.Sin darme cuenta me cogió con la cola y me empezó a asfixiar.
Me estaba quedando sin respiración,entonces con todos mis esfuerzos le heche una bocanada de fuego que le acerté en un ala.La llamarada era normal pero con unos tonos azulado.-Genial,gracias por asfixiarme maldita shek.-pensaba para mi.La shek clavó sus colmillos en mi cuello y yo grité.
Se apartó de mi por que le dio dos piedras,una en el cuello y otra en la cabeza.
Dirigí mi mirada hacia donde habían salido las piedras.Me alegré un monton,estaban Nya y Aisha ayudándome.
Vi a la shek dirigirse hacia ellas,les tiro más piedras hacia la shek y le dieron en el ala,pero iba directa hacia ellas.
Con un poco de esfuerzo por la picadura,fuy volando veloz hacia ellas y las cogí a las dos por las garras,me eleve otra vez hacia el cielo,haciendo que la shek se chocara contra un árbol.
Las solté haciendo que dieran una voltereta en el aire y que se sentaran encima de mi lomo.Después me quedé en medio del cielo a que se tranquilizaran mis compañeras,total,la shek estaba medio atontá con el porrazo y me estaba riendo para mi por ello.
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Re: Sin rumbo {libre}
No pude pensar, ni siquiera acabé de escuchar a Eno; agarré a Aisha del brazo y la empujé para que nos alejáramos. Oí el grito de Aisha sobre Enoramay y me giré. Por Yohavir, ¿dónde estaba esa dragon...? ¡No! Seguro que se había quedado con aquella shek...
Estúpido instinto superior, pensé enfadada.
Mientras corríamos, una parte de mí misma pensaba en las posibles consecuencias del hecho de que Eno se enfrentase a aquella shek. ¿Y si la hería? ¿Y si se herían ambas? Oh, no, por favor, no no no...
Sin parar de correr, me deshice el nudo de la capa que llevaba y agarré el arco y unas flechas. No pensaba herir a nadie, pero nunca se sabía...
Aisha y yo llegamos hasta donde habíamos estado escondidas minutos antes, pero, ¿y Enor...?
No, fue todo lo que pasó por mi mente.
Allí estaban, en el cielo, luchando como bestias legendarias y poderosas que eran. ¿Qué podíamos hacer para ayudar a Eno sin lastimar a la shek...?
Me giré a un lado y otro hasta que vi unas rocas bastante grandes.
Quizás...
Agarré dos rocas y se las pasé a Aisha, cuando me preguntó si eran para lanzárselas, le respondí que sí. ¿Para qué si no, para comérnosla mientras esas dos se matan...? pensé agobiada. No se me daba bien controlar mis emociones...
Imité a Aisha cuando esta tiró la primera piedra y conseguimos darle a la shek en la cabeza y el cuello. Le pasé otras dos piedras a Aisha pero cuando me volví, la shek se dirigía hacia nosotras con una furia asesina pintada en sus ojos irisados.
Me sorprendió el comentario de Aisha pero respondí con una calma que no sentía. Actuamos rápido y le tiramos las piedras, y la shek tuvo que alejarse, le habíamos dado de lleno en las alas.
Aunque durante dos segundos pensé que al menos Enora estaría bien, noté a mi cuerpo alzarse del suelo y chillé al ver que la dragona nos había subido a su lomo. Me agarré con fuerza y cerré los ojos, apretando los dientes. Ahí estaba yo, subida en el lomo de una dragona que se elevaba sobre el cielo. Oí la risa de Eno pero no podía concentrarme.
Una idea cruzó por mi mente y mi parte celeste se asuqeó al momento. Tenía que matar a la shek, aunque después me odiara por ello. Si no, la serpiente alada acabaría con nosotras...
Agarré mi arco y apunté.
-O tú o nosotras -susurré al tiempo que disparaba la flecha.
Estúpido instinto superior, pensé enfadada.
Mientras corríamos, una parte de mí misma pensaba en las posibles consecuencias del hecho de que Eno se enfrentase a aquella shek. ¿Y si la hería? ¿Y si se herían ambas? Oh, no, por favor, no no no...
Sin parar de correr, me deshice el nudo de la capa que llevaba y agarré el arco y unas flechas. No pensaba herir a nadie, pero nunca se sabía...
Aisha y yo llegamos hasta donde habíamos estado escondidas minutos antes, pero, ¿y Enor...?
No, fue todo lo que pasó por mi mente.
Allí estaban, en el cielo, luchando como bestias legendarias y poderosas que eran. ¿Qué podíamos hacer para ayudar a Eno sin lastimar a la shek...?
Me giré a un lado y otro hasta que vi unas rocas bastante grandes.
Quizás...
Agarré dos rocas y se las pasé a Aisha, cuando me preguntó si eran para lanzárselas, le respondí que sí. ¿Para qué si no, para comérnosla mientras esas dos se matan...? pensé agobiada. No se me daba bien controlar mis emociones...
Imité a Aisha cuando esta tiró la primera piedra y conseguimos darle a la shek en la cabeza y el cuello. Le pasé otras dos piedras a Aisha pero cuando me volví, la shek se dirigía hacia nosotras con una furia asesina pintada en sus ojos irisados.
Me sorprendió el comentario de Aisha pero respondí con una calma que no sentía. Actuamos rápido y le tiramos las piedras, y la shek tuvo que alejarse, le habíamos dado de lleno en las alas.
Aunque durante dos segundos pensé que al menos Enora estaría bien, noté a mi cuerpo alzarse del suelo y chillé al ver que la dragona nos había subido a su lomo. Me agarré con fuerza y cerré los ojos, apretando los dientes. Ahí estaba yo, subida en el lomo de una dragona que se elevaba sobre el cielo. Oí la risa de Eno pero no podía concentrarme.
Una idea cruzó por mi mente y mi parte celeste se asuqeó al momento. Tenía que matar a la shek, aunque después me odiara por ello. Si no, la serpiente alada acabaría con nosotras...
Agarré mi arco y apunté.
-O tú o nosotras -susurré al tiempo que disparaba la flecha.
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Re: Sin rumbo {libre}
- Tú o nosotras – oí susurrar a Nya.
Sabía lo que iba a hacer y me di la vuelta al tiempo de ver como la flecha surcaba el cielo en dirección a la shek. Recé a la diosa Irial para que la flecha no diese en el blanco, porque sabía que Nya, su parte celeste, se odiaría durante el resto de su vida. Deseé que fallara.
Y así fue. La flecha ni siquiera rozó el ala de la serpiente alada. Pero la parte feerica de Nya estaba dispuesta a matar la grandiosa criatura. La vi apuntar y la detuve.
-Quieta – dije bajando el arco.
Me miró, incrédula.
Sin pedir permiso, cogí el arco, apunté y disparé. Fue de lleno en el ala izquierda. Al ver esto, Nya comprendió mis actos, me pasó otra flecha y disparé. Iba directa al cuello, pero la shek volteó sobre sí misma para esquivarla. Aún así, nosotras ya estábamos preparadas. Volví a disparar y desgarré un poco el cuello. Rápida como el rayo, cogí otra flecha y disparé. Acerté en el ala derecha.
Ese fue mi último disparo. La shek cayó en picado, en dirección a los frondosos árboles del bosque de Awa.
Mientras tanto, Nya y yo, mirábamos como la grandiosa criatura caía, derrotada. Cuando desapareció de nuestro campo de visión, Nya me dedicó una mirada cariñosa. Yo se la correspondí con una sonrisa. Después dije:
- Aterriza donde quieras, Enora.
Poco después, fuimos descendiendo. Aterrizamos en un claro moderadamente grande. Bajamos del lomo de la dragona y ésta se volvió a convertir en una niña.
Sabía lo que iba a hacer y me di la vuelta al tiempo de ver como la flecha surcaba el cielo en dirección a la shek. Recé a la diosa Irial para que la flecha no diese en el blanco, porque sabía que Nya, su parte celeste, se odiaría durante el resto de su vida. Deseé que fallara.
Y así fue. La flecha ni siquiera rozó el ala de la serpiente alada. Pero la parte feerica de Nya estaba dispuesta a matar la grandiosa criatura. La vi apuntar y la detuve.
-Quieta – dije bajando el arco.
Me miró, incrédula.
Sin pedir permiso, cogí el arco, apunté y disparé. Fue de lleno en el ala izquierda. Al ver esto, Nya comprendió mis actos, me pasó otra flecha y disparé. Iba directa al cuello, pero la shek volteó sobre sí misma para esquivarla. Aún así, nosotras ya estábamos preparadas. Volví a disparar y desgarré un poco el cuello. Rápida como el rayo, cogí otra flecha y disparé. Acerté en el ala derecha.
Ese fue mi último disparo. La shek cayó en picado, en dirección a los frondosos árboles del bosque de Awa.
Mientras tanto, Nya y yo, mirábamos como la grandiosa criatura caía, derrotada. Cuando desapareció de nuestro campo de visión, Nya me dedicó una mirada cariñosa. Yo se la correspondí con una sonrisa. Después dije:
- Aterriza donde quieras, Enora.
Poco después, fuimos descendiendo. Aterrizamos en un claro moderadamente grande. Bajamos del lomo de la dragona y ésta se volvió a convertir en una niña.
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Re: Sin rumbo {libre}
Vi como le quitaba Aisha el arco a Nya,yo también sabía que nunca se iba a perdonar Nya lo que iba a hacer.Aisha le dio en el ala,en el cuello y otra en el ala y vi como la shek se precipitaba al suelo.
Yo no dije nada,solo la contemplaba.
Fuy directa a una zona más despejada,puse la pata para que pudieran bajar Nya y Aisha y seguidamente me transformé otra vez en humana.
Ninguna dijimos nada sobre lo que había pasado.
Calló la noche y decidimos quedarnos en ese terreno despejado para dormir,y al dia siguiente...la verdad...no sabía que hariamos,pero eso ya lo hablaremos mañana.
Antes de dormirme,me empecé a curar la picadura que me había hecho la shek.No les había dicho nada a las chicas para no preocuparlas.
Después me quedé frita,yo tenía un sueño muy profundo y por eso me dormí rapido.Pero noté antes de quedarme dormida algo,pero no le dí importancia,así que me dormí.
Yo no dije nada,solo la contemplaba.
Fuy directa a una zona más despejada,puse la pata para que pudieran bajar Nya y Aisha y seguidamente me transformé otra vez en humana.
Ninguna dijimos nada sobre lo que había pasado.
Calló la noche y decidimos quedarnos en ese terreno despejado para dormir,y al dia siguiente...la verdad...no sabía que hariamos,pero eso ya lo hablaremos mañana.
Antes de dormirme,me empecé a curar la picadura que me había hecho la shek.No les había dicho nada a las chicas para no preocuparlas.
Después me quedé frita,yo tenía un sueño muy profundo y por eso me dormí rapido.Pero noté antes de quedarme dormida algo,pero no le dí importancia,así que me dormí.
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Re: Sin rumbo {libre}
Korin, Tamahome y Genrou llegaron al sitio donde se encontraba la sede de la banda. Nada más traspasar la puerta se encontraron a Kōji, que presentía su llegada desde hacía un par de días.
-¡Genrou, cabronazo!- exclamó Kouji con los brazos abiertos.
-¡Kouji, pedazo de idiota!- dicho eso fueron corriendo el uno al otro y empezaron a hacer su bailecito absurdo.
Después de las bienvenidas y demás, les contó que el Jefe había muerto pocas semanas antes y que lo había nombrado a él, Genrou, nuevo jefe, dejándole en herencia el abanico sagrado que lanzaba fuego.
-Acepto con gusto el arma, pero el puesto de Jefe te lo cedo a ti, a partir seré una alma errante...- Al acabar la frase, ambos estallaron en carcajadas por la frase del "alma errante" -. Me pasaré de vez en cuando por aquí, pero quiero explorar Idhún y sé que tú serás mejor jefe y que todos estarán de acuerdo-le dijo el pelirrojo poniéndole una mano en el hombro y hablándole, aunque pareciese imposible, con seriedad. Kouji asintió con la cabeza.
-Está bien, pero ¿Qué harás con Korin y Tama? te irás sin ellos?- esta vez fue Genrou el que asintió con la cabeza, diciéndole que ya era hora de cada uno hiciese su camino, pero que no impediría que lo acompañaran si ellos querían.
Aún así no les dijo nada de que se iba y, pasada una semana, se marchó a explorar lo que le quedaba más cerca: el Bosque de Awa.
Así que ahí estaba yo, aprovechando las habilidades aprendidas en la Tierra, saltando de árbol en árbol y pensando en lo ocurrido hacía una semana. Había salido esa mañana, al amanecer del primer sol y había parado solo para comer y descansar, ya que los exteriores de Awa no eran ningún misterio para mi y quería adentrarme al menos un poco para empezar a explorar.
La noche cayó y poco antes de pararme a dormir, escuché ruidos de gente. Con el sigilo que había adquirido gracias al Ninjutsu me acerqué para ver quienes eran: mujeres. Bueno, a decir verdad una niña de no más de 15 años, una mujer y una cosa intermedia (e.e) que debía de tener mi edad.
Las estudié un poco desde la copa de un árbol, las dos primeras parecían humanas y llevaban espada las dos, y la otra, que parecía mestiza, tenía un arco.
A pesar de que no me gustaban las mujeres si no eran solo para tener sexo, supuse que llevarían cosas de valor, aunque fuesen un par de monedas de oro, así que saltando llegué hasta el árbol más cercano a la mestiza, la única que no tenía nada con lo que atacarme de cerca.
Salté al suelo, haciendo algo de ruido al pisar una ramita y partirla pero con rapidez, antes de que pudiesen hacer nada, pasé uno de mis brazos por el cuello de la mestiza y con la otra mano le tapé la boca.
-Vamos princesa, dime donde guardas tu dinero y no tiene por que pasaros nada a ti y a tus amiguitas- le susurré al oído (queda mejor "a cau d'orella" pero no hay traducción...). Miré a las humanas, una de ellas, la niña, dormía como un tronco, la otra también estaba dormida, la única que todavía estaba despierta era la chica a la que había "apresado".
-¡Genrou, cabronazo!- exclamó Kouji con los brazos abiertos.
-¡Kouji, pedazo de idiota!- dicho eso fueron corriendo el uno al otro y empezaron a hacer su bailecito absurdo.
Después de las bienvenidas y demás, les contó que el Jefe había muerto pocas semanas antes y que lo había nombrado a él, Genrou, nuevo jefe, dejándole en herencia el abanico sagrado que lanzaba fuego.
-Acepto con gusto el arma, pero el puesto de Jefe te lo cedo a ti, a partir seré una alma errante...- Al acabar la frase, ambos estallaron en carcajadas por la frase del "alma errante" -. Me pasaré de vez en cuando por aquí, pero quiero explorar Idhún y sé que tú serás mejor jefe y que todos estarán de acuerdo-le dijo el pelirrojo poniéndole una mano en el hombro y hablándole, aunque pareciese imposible, con seriedad. Kouji asintió con la cabeza.
-Está bien, pero ¿Qué harás con Korin y Tama? te irás sin ellos?- esta vez fue Genrou el que asintió con la cabeza, diciéndole que ya era hora de cada uno hiciese su camino, pero que no impediría que lo acompañaran si ellos querían.
Aún así no les dijo nada de que se iba y, pasada una semana, se marchó a explorar lo que le quedaba más cerca: el Bosque de Awa.
Así que ahí estaba yo, aprovechando las habilidades aprendidas en la Tierra, saltando de árbol en árbol y pensando en lo ocurrido hacía una semana. Había salido esa mañana, al amanecer del primer sol y había parado solo para comer y descansar, ya que los exteriores de Awa no eran ningún misterio para mi y quería adentrarme al menos un poco para empezar a explorar.
La noche cayó y poco antes de pararme a dormir, escuché ruidos de gente. Con el sigilo que había adquirido gracias al Ninjutsu me acerqué para ver quienes eran: mujeres. Bueno, a decir verdad una niña de no más de 15 años, una mujer y una cosa intermedia (e.e) que debía de tener mi edad.
Las estudié un poco desde la copa de un árbol, las dos primeras parecían humanas y llevaban espada las dos, y la otra, que parecía mestiza, tenía un arco.
A pesar de que no me gustaban las mujeres si no eran solo para tener sexo, supuse que llevarían cosas de valor, aunque fuesen un par de monedas de oro, así que saltando llegué hasta el árbol más cercano a la mestiza, la única que no tenía nada con lo que atacarme de cerca.
Salté al suelo, haciendo algo de ruido al pisar una ramita y partirla pero con rapidez, antes de que pudiesen hacer nada, pasé uno de mis brazos por el cuello de la mestiza y con la otra mano le tapé la boca.
-Vamos princesa, dime donde guardas tu dinero y no tiene por que pasaros nada a ti y a tus amiguitas- le susurré al oído (queda mejor "a cau d'orella" pero no hay traducción...). Miré a las humanas, una de ellas, la niña, dormía como un tronco, la otra también estaba dormida, la única que todavía estaba despierta era la chica a la que había "apresado".
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Re: Sin rumbo {libre}
Vi cómo la flecha se dirigía hacia la shek de un modo ralentizado que me hizo estremecer. Una parte de mí quería que aquella flecha, si era necesario, le atravesara la cabeza y acabara toda esa pesadilla ya, pero la otra parte de mí... No le deseaba ningún mal a la pobre shek, que nada nos había hecho a parte de atacarnos al entrar en su territorio.
Suspiré interiormente al ver que mi flecha ni siquiera había dado en el ala de la shek. Me extrañé, no tenía tanta mala puntería, pero quizás mi subconsciente celeste no deseaba que yo cargase con la culpa de haber matado a una shek.
A pesar de la lucha interna que estaba teniendo conmigo misma, agarré otra flecha y apunté, tensando el arco. Quise que por un momento Yohavir hiciera algún milagro y no tuviésemos que acabar con la magnífica y poderosa criatura que estaba ante nosotras, pero no teníamos más remedio...
De repente, antes de poder disparar la flecha, noté que Aisha me detenía y la observé interrogante. Antes de poder decir nada, ella me dijo que me quedara quieta, me agarró el arco, la flecha y disparó. Acertó de lleno en el ala izquierda.
Agradecí silenciosamente a Aisha y me sorprendí también de que hubiese notado que yo no podía disparar para matar a alguien, fuese quien fuese. Cogí otra flecha y se la pasé a Aisha, quien disparó nuevamente. Casi consiguió acertar en el cuello de la shek, pero ella la esquivó. Sin darme tiempo a reaccionar, Aisha cogió la flecha que yo tenía en la mano (no me había dado tiempo a pasársela, estaba demasiado impresionada por la velocidad de la serpiente alada) y disparó, acertando en el ala derecha y haciendo que la shek cayera en picado hacia el bosque. Suspiré resisgnada y apenada por la criatura. Durante dos segundos observé su cuerpo ondeante cayendo. Y después volví la cabeza un poco trastornada, sonreí a Aisha tierna pero tristemente y mantuve mis ojos fijos en las escamas rojas de Enoramay hasta que conseguimos aterrizar. No quería pensar en la pobre shek, pero, ¿cómo podría dejar de hacerlo?
Al aterrizar, Eno se transformó en una joven de quince años de nuevo. Aunque ya la había visto transformada en dragona, aún me parecía una niña, una especie de hermana pequeña a la que protejes hasta de sí misma. La miré, sentía su triste alegría, que aunque pueda parecer contradictorio era la única manera de describir ese sentimiento; porque una parte de Eno se sentía feliz de haber acabado -aunque no fuese directamente- con la shek, pero la otra no entendía por qué se alegraba de la muerte de un ser que, como ella, actuaba por instinto. Aun así, la tristeza ganaba terreno en el corazón de la pequeña dragona. Mientras miraba a Eno, fruncí el ceño, pues algo me indicaba que no estaba bien. De todos modos, estaba demasiado ensimismada con el pensamiento de la shek como para darme cuenta de algo...
Escuché la voz del hombre que estaba tras de mí y temblé. No quería que le pasara nada a Enoramay ni a Aisha.
Intenté girarme para observar al bandido. Era joven, como mucho dos años más mayor que yo, con el pelo rojo y... ¿¡colmillos?!
Tragué saliva mientras mi cerebro pensaba a toda prisa qué hacer. Tenía que alejar a ese tío de Enoramay y Aisha a toda costa, pero tampoco me iba a rendir fácilmente y le iba a dar todas mis monedas de oro. No, por ahí sí que no pasaba.
Señalé con un dedo mi morral, intentando que viese dónde estaba el dinero. Mientras intentaba pensar en una manera de librarme del bestia, invoqué unas raíces a las cuales ordené que despertaran silenciosamente a Aisha y Enoramay. Esperaba que ninguna se despertase gritando, como casi hice yo, pues las raíces las agarrarían por las muñecas para despertarlas.
Bien, Nyadis, o le pegas una patada ahora mismo o vamos mal. ¡Por Yohavir! Es un bandido, los bandidos no tienen escrúpulos, me decía una parte de mí misma demasiado egoista. No, pero tienen sentimientos, y si le hago daño sufro yo, me respondí a mí misma.
Fue entonces cuando se me ocurrió la genial idea. Ningún bandido, por muy canalla que fuese, era capaz de atacar a los celestes. Eso se consideraba malo hasta para ellos, había que ser muy canalla para herir a uno solo de los habitantes de ojos violetas. Tenía que conseguir que viera de lleno mis ojos violetas, pero no podía abalanzarme sobre él sin más, tenía un cuchillo. ¿O sí?
Sin meditarlo mucho más, me giré rápidamente moviendo el cuello y logrando que el cuchillo solo cortara dos o tres mechones verdes de mi cabello, aunque aun así me asusté y mis ojos se agrandaron. Pero lo había conseguido, estaba encima del joven mirándole a los ojos. Y si tenía suerte y razón, él creería que era celeste y me dejaría en paz.
Y si no, esperaba que Aisha y Enoramay pudieran darle una buena tunda.
OFF: No me hace gracia lo de "cosa intermedia", te mataré por eso, bestia ¬¬ Definitivamente en otros idiomas hay expresiones que quedan mejor xD
Suspiré interiormente al ver que mi flecha ni siquiera había dado en el ala de la shek. Me extrañé, no tenía tanta mala puntería, pero quizás mi subconsciente celeste no deseaba que yo cargase con la culpa de haber matado a una shek.
A pesar de la lucha interna que estaba teniendo conmigo misma, agarré otra flecha y apunté, tensando el arco. Quise que por un momento Yohavir hiciera algún milagro y no tuviésemos que acabar con la magnífica y poderosa criatura que estaba ante nosotras, pero no teníamos más remedio...
De repente, antes de poder disparar la flecha, noté que Aisha me detenía y la observé interrogante. Antes de poder decir nada, ella me dijo que me quedara quieta, me agarró el arco, la flecha y disparó. Acertó de lleno en el ala izquierda.
Agradecí silenciosamente a Aisha y me sorprendí también de que hubiese notado que yo no podía disparar para matar a alguien, fuese quien fuese. Cogí otra flecha y se la pasé a Aisha, quien disparó nuevamente. Casi consiguió acertar en el cuello de la shek, pero ella la esquivó. Sin darme tiempo a reaccionar, Aisha cogió la flecha que yo tenía en la mano (no me había dado tiempo a pasársela, estaba demasiado impresionada por la velocidad de la serpiente alada) y disparó, acertando en el ala derecha y haciendo que la shek cayera en picado hacia el bosque. Suspiré resisgnada y apenada por la criatura. Durante dos segundos observé su cuerpo ondeante cayendo. Y después volví la cabeza un poco trastornada, sonreí a Aisha tierna pero tristemente y mantuve mis ojos fijos en las escamas rojas de Enoramay hasta que conseguimos aterrizar. No quería pensar en la pobre shek, pero, ¿cómo podría dejar de hacerlo?
Al aterrizar, Eno se transformó en una joven de quince años de nuevo. Aunque ya la había visto transformada en dragona, aún me parecía una niña, una especie de hermana pequeña a la que protejes hasta de sí misma. La miré, sentía su triste alegría, que aunque pueda parecer contradictorio era la única manera de describir ese sentimiento; porque una parte de Eno se sentía feliz de haber acabado -aunque no fuese directamente- con la shek, pero la otra no entendía por qué se alegraba de la muerte de un ser que, como ella, actuaba por instinto. Aun así, la tristeza ganaba terreno en el corazón de la pequeña dragona. Mientras miraba a Eno, fruncí el ceño, pues algo me indicaba que no estaba bien. De todos modos, estaba demasiado ensimismada con el pensamiento de la shek como para darme cuenta de algo...
{...}
Unas horas después de aterrizar, y sin decir nada ninguna de nosotras, nos tumbamos en el suelo y nos quedamos allí intentando dormir. {...}
Mis ojos se abrieron de golpe al notar que alguien me tapaba la boca y me rozaba el cuello con un cuchillo. ¿Qué estaba pasand...?Escuché la voz del hombre que estaba tras de mí y temblé. No quería que le pasara nada a Enoramay ni a Aisha.
Intenté girarme para observar al bandido. Era joven, como mucho dos años más mayor que yo, con el pelo rojo y... ¿¡colmillos?!
Tragué saliva mientras mi cerebro pensaba a toda prisa qué hacer. Tenía que alejar a ese tío de Enoramay y Aisha a toda costa, pero tampoco me iba a rendir fácilmente y le iba a dar todas mis monedas de oro. No, por ahí sí que no pasaba.
Señalé con un dedo mi morral, intentando que viese dónde estaba el dinero. Mientras intentaba pensar en una manera de librarme del bestia, invoqué unas raíces a las cuales ordené que despertaran silenciosamente a Aisha y Enoramay. Esperaba que ninguna se despertase gritando, como casi hice yo, pues las raíces las agarrarían por las muñecas para despertarlas.
Bien, Nyadis, o le pegas una patada ahora mismo o vamos mal. ¡Por Yohavir! Es un bandido, los bandidos no tienen escrúpulos, me decía una parte de mí misma demasiado egoista. No, pero tienen sentimientos, y si le hago daño sufro yo, me respondí a mí misma.
Fue entonces cuando se me ocurrió la genial idea. Ningún bandido, por muy canalla que fuese, era capaz de atacar a los celestes. Eso se consideraba malo hasta para ellos, había que ser muy canalla para herir a uno solo de los habitantes de ojos violetas. Tenía que conseguir que viera de lleno mis ojos violetas, pero no podía abalanzarme sobre él sin más, tenía un cuchillo. ¿O sí?
Sin meditarlo mucho más, me giré rápidamente moviendo el cuello y logrando que el cuchillo solo cortara dos o tres mechones verdes de mi cabello, aunque aun así me asusté y mis ojos se agrandaron. Pero lo había conseguido, estaba encima del joven mirándole a los ojos. Y si tenía suerte y razón, él creería que era celeste y me dejaría en paz.
Y si no, esperaba que Aisha y Enoramay pudieran darle una buena tunda.
OFF: No me hace gracia lo de "cosa intermedia", te mataré por eso, bestia ¬¬ Definitivamente en otros idiomas hay expresiones que quedan mejor xD
Última edición por Nyadis Seela el Vie Mar 23, 2012 4:41 pm, editado 1 vez
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Re: Sin rumbo {libre}
Me desperté de repente debido a unas raíces que me agarraban de las muñecas. Aunque pareciese un ataque, algo me decía que era un aviso. Me di la vuelta, al tiempo de ver como un muchacho agarraba a Nya.
- Asqueroso bandido – pensé.
¿Quién era tan ruin, cruel y malvado como para atacar a una celeste?
Miré hacia donde dormía Enora, ella al igual que yo, se había “despertado” debido a las raíces. Parecía que Enora se debatía entre seguir durmiendo y no hacerlo. Me acerqué, silenciosa, hasta donde estaba y la desperté con un susurro:
- Enora, despierta.
- ¿Ya es de día? – preguntó medio adormilada.
- No, pero nos están atacando.
Ella abrió los ojos de par en par. Se había despertado.
- ¿Qué sucede?
- Un bandido ha apresado a Nya – le expliqué – Mira – le señalé con la cabeza la posición de los chicos.
Enora se giró para poder verlos. Yo la imité.
Me sorprendí al ver que ahora era Nya quien miraba al bandido. Lo miraba a los ojos, como quien intenta expresar algo sin palabras. Aunque me resultó extraño, hice caso omiso. Enora y yo nos pusimos de pie y, algo agachadas nos acercamos al chico. Cuando estuvimos en una posición moderadamente buena para atacar y defender, desenvainamos nuestras espadas y apuntamos a la nuca del bandido.
- Suéltala – le ordenó Enora, con brusquedad y enojo.
El muchacho no le hizo caso. Yo puse énfasis en la orden:
- Suelta a nuestra amiga.
Algo me decía que ese chico no se iba a rendir tan fácilmente, por tanto, todavía esperando su respuesta, me puse en guardia, sin apartar la espada de su nuca, pero preparada para atacarle o defenderme de algún ataque suyo. El instinto de Enora le había dicho que el bandido no iba a rendirse sin más, por tanto, al igual yo, se había puesto en guardia, preparada para lo que pudiese venir. Esperamos su respuesta.
- Asqueroso bandido – pensé.
¿Quién era tan ruin, cruel y malvado como para atacar a una celeste?
Miré hacia donde dormía Enora, ella al igual que yo, se había “despertado” debido a las raíces. Parecía que Enora se debatía entre seguir durmiendo y no hacerlo. Me acerqué, silenciosa, hasta donde estaba y la desperté con un susurro:
- Enora, despierta.
- ¿Ya es de día? – preguntó medio adormilada.
- No, pero nos están atacando.
Ella abrió los ojos de par en par. Se había despertado.
- ¿Qué sucede?
- Un bandido ha apresado a Nya – le expliqué – Mira – le señalé con la cabeza la posición de los chicos.
Enora se giró para poder verlos. Yo la imité.
Me sorprendí al ver que ahora era Nya quien miraba al bandido. Lo miraba a los ojos, como quien intenta expresar algo sin palabras. Aunque me resultó extraño, hice caso omiso. Enora y yo nos pusimos de pie y, algo agachadas nos acercamos al chico. Cuando estuvimos en una posición moderadamente buena para atacar y defender, desenvainamos nuestras espadas y apuntamos a la nuca del bandido.
- Suéltala – le ordenó Enora, con brusquedad y enojo.
El muchacho no le hizo caso. Yo puse énfasis en la orden:
- Suelta a nuestra amiga.
Algo me decía que ese chico no se iba a rendir tan fácilmente, por tanto, todavía esperando su respuesta, me puse en guardia, sin apartar la espada de su nuca, pero preparada para atacarle o defenderme de algún ataque suyo. El instinto de Enora le había dicho que el bandido no iba a rendirse sin más, por tanto, al igual yo, se había puesto en guardia, preparada para lo que pudiese venir. Esperamos su respuesta.
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Re: Sin rumbo {libre}
Empecé a abrir poco a poco los ojos gracias a unas plantas que me cogían las manos.
-Que...?¿.-dije susurrando.
Estaba a punto de volver a dormirme otra vez,pero vino Aisha y me dijo susurrando:
- Enora, despierta.-
Yo le respondí un poco amodorrá y somnolienta:
- ¿Qué sucede?.-
-Un bandido ha apresado a Nya,mira.-me dijo señalando la escena.
Cuando giré la cabeza para ver la escena sentí que se me volvían los ojos naranjas.
-Pero como puede hacer eso?¿.-decía para mi.
Rápidamente me puse de pie y desenvainé mi espada que empezó a saltar chispas.Aisha me imitó.Pusimos las dos la punta de nuestras espadas en la nuca de aquel tipo,le dije con un poco de brusquedad:
-Suéltala!¡
El bandido me hizo caso omiso y me enfurecí un poco más,así que Aisha le dijo:
- Suelta a nuestra amiga
El bandido era mayor que yo,eso estaba claro.Era pelirrojo como yo y tenía colmillos....Colmillos?¿...vale...nunca había visto murciélagos molestos por Idhún,pero es un comienzo....-dije para mi.
Sentí que no se iba a rendir,así que me preparé para lo que podía venir y Aisha me imitó.Vi a Nya acorralada por aquel tipo sin poder hacer nada.No aguanté más.
Como ví que Aisha lo tenía acorralado eso me podía dar ventaja así que,le hice la zancadilla veloz al bandido y se calló al suelo y Aisha fue veloz con su espada al costado pero sin llegar a clavarsela,todavía con Nya agarrada...Que podíamos hacer...?.-me pregunté para mi.
Entonces se me bino algo a la cabeza.Pues claro,como he podido ser tan tonta...?¿.-me decía para mi.
No me había acordado de que ya era maga,así que....
Empecé a subir la temperatura del ambiente y después de varios minutos empezamos todos a sofocarnos pero ninguno dijo nada.Así el bandido se sofocaría un poco,haría menos fuerza y Nya se podría liberar fácilmente de él.
-Que...?¿.-dije susurrando.
Estaba a punto de volver a dormirme otra vez,pero vino Aisha y me dijo susurrando:
- Enora, despierta.-
Yo le respondí un poco amodorrá y somnolienta:
- ¿Qué sucede?.-
-Un bandido ha apresado a Nya,mira.-me dijo señalando la escena.
Cuando giré la cabeza para ver la escena sentí que se me volvían los ojos naranjas.
-Pero como puede hacer eso?¿.-decía para mi.
Rápidamente me puse de pie y desenvainé mi espada que empezó a saltar chispas.Aisha me imitó.Pusimos las dos la punta de nuestras espadas en la nuca de aquel tipo,le dije con un poco de brusquedad:
-Suéltala!¡
El bandido me hizo caso omiso y me enfurecí un poco más,así que Aisha le dijo:
- Suelta a nuestra amiga
El bandido era mayor que yo,eso estaba claro.Era pelirrojo como yo y tenía colmillos....Colmillos?¿...vale...nunca había visto murciélagos molestos por Idhún,pero es un comienzo....-dije para mi.
Sentí que no se iba a rendir,así que me preparé para lo que podía venir y Aisha me imitó.Vi a Nya acorralada por aquel tipo sin poder hacer nada.No aguanté más.
Como ví que Aisha lo tenía acorralado eso me podía dar ventaja así que,le hice la zancadilla veloz al bandido y se calló al suelo y Aisha fue veloz con su espada al costado pero sin llegar a clavarsela,todavía con Nya agarrada...Que podíamos hacer...?.-me pregunté para mi.
Entonces se me bino algo a la cabeza.Pues claro,como he podido ser tan tonta...?¿.-me decía para mi.
No me había acordado de que ya era maga,así que....
Empecé a subir la temperatura del ambiente y después de varios minutos empezamos todos a sofocarnos pero ninguno dijo nada.Así el bandido se sofocaría un poco,haría menos fuerza y Nya se podría liberar fácilmente de él.
Enoramay- Nigromante
- Mensajes : 499
Puntos : 384
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 25
Datos
Su personaje es: Enoramay/Dragona hibrida de humana y archimaga especializada en el fuego
Trabaja de: Alquimista
Pertenece a: CDI
Re: Sin rumbo {libre}
La mestiza me señaló el morral, pero antes de poder quitárselo se giró de golpe y se quedó mirándome a los ojos. No pude evitar fijarme en ellos.
A pesar de que era de noche, Erea estaba llena y, por lo tanto, si que pude apreciar el color de sus ojos: violeta. Fruncí el ceño ¿Era medio celeste? Maldita sea... De nuevo, me disponía a quitarle el morral cuando sentí dos espadas en mi nuca. Giré la cabeza para mirar a las dos humanas de reojo.
Maldita mestiza, me había distraído. La primera, la pequeña, me dijo solamente "Suéltala" y la otra, la más mayor, dijo "suelta a nuestra amiga" cuando hice caso omiso a la niña pelirroja.
Lógicamente tampoco le hice ni caso, por lo que volví a mirar a la mestiza. Error, no debí haberlas perdido de vista. Una de ellas me hizo una zancadilla tirándome al suelo a la vez que la otra me atacaba con la espada. Por suerte, conseguí moverme en el último instante y sin soltar a la chica y solo me rajó la ropa, haciéndome un pequeño corte en el costado.
Gruñí por lo bajo y poco después empecé a sentir calor, cada vez más, pero no solté a mi presa y miré a las dos humanas. Eso solo podía ser magia. Mi vista se dirigió a la pequeña, la que parecía que estaba concentrada y la que me había hecho la zancadilla.
-Si tanto queréis ayudar a vuestra amiga, la mejor manera no es atacarme a mi cuando la tengo de rehén, al caerme le podría haber clavado el cuchillo sin quererlo, y vosotras no querríais eso, ¿Verdad?-le quité la mano de la boca a la mestiza y le arranqué el morral de un tirón, guardándolo entre los pliegues de mi ropa.
-Además, si no me equivoco, esta chica es medio feérica, no creo que un hechizo de fuego en un bosque sea lo mejor, hay ramas y hojas secas que podrían salir ardiendo-tenía la frente perlada de sudor, pero por suerte, estaba acostumbrado al calor y me afectó menos de lo que podría haberlo hecho.
-Bueno Princesa-le dije mirándola a los ojos-. Ya tengo tu dinero, ahora, si no es mucho pedir, ¿Podrías pedirle a tus amigas que me den el suyo?- dije con una media sonrisa de suficiencia y con fingida amabilidad. Volví a dirigir mi vista hacia las dos humanas para que no me pillaran por sorpresa de nuevo y con la mano que me había quedado libre la sujeté por las dos muñecas.
A pesar de que era de noche, Erea estaba llena y, por lo tanto, si que pude apreciar el color de sus ojos: violeta. Fruncí el ceño ¿Era medio celeste? Maldita sea... De nuevo, me disponía a quitarle el morral cuando sentí dos espadas en mi nuca. Giré la cabeza para mirar a las dos humanas de reojo.
Maldita mestiza, me había distraído. La primera, la pequeña, me dijo solamente "Suéltala" y la otra, la más mayor, dijo "suelta a nuestra amiga" cuando hice caso omiso a la niña pelirroja.
Lógicamente tampoco le hice ni caso, por lo que volví a mirar a la mestiza. Error, no debí haberlas perdido de vista. Una de ellas me hizo una zancadilla tirándome al suelo a la vez que la otra me atacaba con la espada. Por suerte, conseguí moverme en el último instante y sin soltar a la chica y solo me rajó la ropa, haciéndome un pequeño corte en el costado.
Gruñí por lo bajo y poco después empecé a sentir calor, cada vez más, pero no solté a mi presa y miré a las dos humanas. Eso solo podía ser magia. Mi vista se dirigió a la pequeña, la que parecía que estaba concentrada y la que me había hecho la zancadilla.
-Si tanto queréis ayudar a vuestra amiga, la mejor manera no es atacarme a mi cuando la tengo de rehén, al caerme le podría haber clavado el cuchillo sin quererlo, y vosotras no querríais eso, ¿Verdad?-le quité la mano de la boca a la mestiza y le arranqué el morral de un tirón, guardándolo entre los pliegues de mi ropa.
-Además, si no me equivoco, esta chica es medio feérica, no creo que un hechizo de fuego en un bosque sea lo mejor, hay ramas y hojas secas que podrían salir ardiendo-tenía la frente perlada de sudor, pero por suerte, estaba acostumbrado al calor y me afectó menos de lo que podría haberlo hecho.
-Bueno Princesa-le dije mirándola a los ojos-. Ya tengo tu dinero, ahora, si no es mucho pedir, ¿Podrías pedirle a tus amigas que me den el suyo?- dije con una media sonrisa de suficiencia y con fingida amabilidad. Volví a dirigir mi vista hacia las dos humanas para que no me pillaran por sorpresa de nuevo y con la mano que me había quedado libre la sujeté por las dos muñecas.
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Re: Sin rumbo {libre}
Temblé al mirar los ojos de color miel del bandido. Enoramay le había puesto la zancadilla y lo había tirado al suelo, pero aun así él no me había soltado. Cerré los ojos pensando que en cualquier momento alguien me cortaría la cabeza sin querer y todo acabaría para mí.
Noté un calor horrible, miré a Eno, el fuego provenía de ella, sin duda alguna y me preocupé. Por Wina, que no queme nada al perder el control... pensé mordiéndome el labio inferior.
Escuché consternada cómo el joven bandido describía casi lo mismo que estaba pensando yo en esos momentos. No era posible que un humano leyese la mente... ¿no?
Entonces el joven retiró la mano que me tapaba la boca y me quitó el morral, escondiéndolo entre sus ropas. Pensé que me soltaría o me clavaría su daga por la espalda para rematar, pero lo único que hizo fue seguir hablando mientras yo sudaba y temblaba por culpa de mi poca tolerancia al calor.
¡El bosque no, el bosque no! pensé mientras abría los ojos aterrorizada, mirando a Enora, como diciendo "¡por favor, no quemes el bosque, no quemes el bosque!", al escuchar sus palabras. ¿Cómo se había dado cuenta de que yo era medio feérica? Claro, será el pelo, pensé estúpidamente; si esto acababa bien, me lo cortaría.
Después de enfrentarme a los ojos de fuego de Eno, me encontré con los ojos de miel del bandido, que me pedía que... ¿que atracara a mis amigas? ¿Qué? Él me sonrió como si supiera de antemano qué estaba pensando de él y de su retorcido modo de conseguir dinero.
Iba a negarme, a pegarle una patada y a hacer que se retorciera de dolor por el suelo pero... me agarró las muñecas. Ahora, si quería hacer algún conjuro, no podía ser demasiado difícil, pues entre el calor y el desgaste que supondría, yo acabaría por los suelos, agotada.
-No... No puedo... -miré a Eno y a Aisha, lo pensé dos segundos y volví a centrarme en los ojos del bandido-. Está bien.
Antes de girarme para observar a mis amigas, le eché una mirada de auténtico odio al bandido. Estarás orgulloso, estúpido ladrón, pensé enfadada y frustrada por lo que me obligaba a hacer.
-Eno, Aisha, vuestro dinero... Por favor.
Sonreí, pero mis labios temblaron a causa de lo que estaba a punto de hacer. Pese a que no había viajado mucho con ellas, era lo suficientemente observadora como para notar que ninguna de mis amigas dejaría que el bandido se fuera de rositas, como sí que haría yo (soy de sangre celeste...). Seguramente, si él me llevaba de rehén, vendrían detrás de mí, y no quería que ninguna de las dos sufriese daño alguno, así que estaba decidida a traicionarlas.
Las dos parecieron dudar un momento y después, sin girarse, sin perder de vista al bandido, fueron a por su respectivo dinero. Por mi parte, aprovechando que las dos parecieron durante dos segundos distraídas, susurré al joven que aún me tenía agarrada.
-Prométeme que no les harás daño.
Me volví, unos cuantos segundos, hacia él. No era una amenaza, ni siquiera una orden. Era una petición. No quería que las chicas salieran heridas por mi culpa o por intentar protegerme. Sabía que el chico no era malo, podía verlo en su corazón, y estaba absolutamente segura de que no me haría daño sin una razón de mucho peso, aunque eso, Aisha y Eno no podían saberlo.
Enoramay y Aisha volvieron y le entregaron el dinero al bandido de mala gana. Mi mente estaba lejos de allí, ultimando los detalles de mi tonto e impulsivo plan.
-Lo siento -murmuré mientras notaba que el bandido tiraba hacia atrás de mí para adentrarnos en el bosque-. Os conozco demasiado bien...
Ni siquiera hizo falta decir más, pues apenas di un paso, invoqué mentalmente a las enredaderas a las que tan acostumbrada estaba a utilizar, para que atraparan a Aisha y a Eno. Por si no era suficiente, logré hacer que una planta somnífera echara el polen sobre ellas. Al menos, esperaba que durmieran una hora como mucho. Lo justo para alejarnos algo de tiempo y convencer al bandido de que debía soltarme.
Cuando tanto Enoramay como Aisha estuvieron tiradas en el suelo, dormidas y atrapadas por las enredaderas, me volví para mirar de nuevo al bandido diciendo:
-¿Me vas a soltar ya?
Pero él estalló en una carcajada.
-Estoy cansada -murmuré apretando los dientes, había intentado no quejarme pero ya no podía más-. ¿No podemos parar dos segundos, por favor...?
Llevábamos caminando unas horas. Aún era de noche, pero faltaría poco para el amanecer. En esos momentos, una parte de mí deseaba que Enoramay y Aisha se hubiesen despertado y me hallaran ya, y la otra seguía pensando que no era bueno dejar que esas dos lucharan contra un bandido por mi culpa. Eso jamás.
-Por favor -supliqué suspirando de nuevo-. No voy a irme, te lo he dicho, y yo cumplo mis promesas... -desgraciadamente, pensé; eso es lo malo de ser medio celeste-. Por favor, estoy agotada...
El bandido se volvió. Durante las horas que llevábamos caminando no me había dirigido la palabra, pero sí que me miraba de vez en cuando, como si no creyera posible el hecho de que siguiese estando tras él (yo sinceramente tampoco lo entendía). Mientras mi parte celeste se empeñaba en cumplir una promesa que le había hecho a un bandido y que podría costarme la vida, la otra pataleaba y chillaba, rebelándose contra la idea de no poder huir teniendo tanto bosque para mí sola. Algo me dice que, de haber escapado, no habría llegado muy lejos que digamos... pensé resignada para mí misma.
Mientras me miraba -debió ver algo que no le gustó en mí o algo por el estilo, puesto que apartó la cara rápido como un rayo-, accedió a que descansáramos un rato.
Sonreí pese a la situación -así era yo, máximo optimismo irracional-, pues como ya sentía, ese chico no era malo, así que no podía hacerme daño. Me senté en el suelo y busqué con la mirada bayas en los árboles cercanos.
-¿Dónde crees que estaremos ya? -pregunté curiosa.
Ayer por la tarde nadie habría dicho que conocería a una dragona, a una guerrera humana y que me secuestraría un bandido. ¡Debe ser el día más raro de mi vida! pensé irónicamente al tiempo que fijaba la vista en el joven.
Volví a estudiar con los ojos al joven bandido. No se había sentado y parecía sumido en sus propios pensamientos, así que le devolví a la realidad.
-¿Cómo te llamas?
Buena pregunta, un bandido seguro que te dice su verdadero nombre para que así lo capturen. Bravo, Nya.
-Es decir... Entiendo que no quieras decírmelo, es solo... solo para romper este silencio... incómodo.
Torcí el gesto al darme cuenta de que no estaba diciendo toda la verdad. El silencio no era incómodo. De hecho, me sentía tranquila pese a que aquel chico tenía una daga y sobre todo, el morral en el que estaba la pulsera de mi madre. Estaba cómoda pese a estar charlando con un bandido... ¿Dónde trasgos estaba mi sentido común?
Antes de poder preguntarle nada más -y extrañamente quería seguir haciéndolo- una sombra se movió entre la maleza y me levanté asustada. No se me ocurrió pensar en Aisha y en Eno hasta que vi un destello rojo entre la espesura.
¡Han venido a salvarme!
Miré otra vez al bandido y después de nuevo hacia la maleza. No quería que Aisha y Eno lucharan, no por mí. Y el chico... no podía decir que me caía bien, no le conocía de casi nada, pero aun así no podía permitir que una buena persona como él -porque sentía que era bueno- saliese malherido por un estúpido par de monedas de oro.
Me agazapé un poco y estiré los dedos de mis manos, preparada, no para luchar (nunca lo haría), pero sí para crear algún muro entre Eno, Aisha y el bandido, para que este último pudiese huir.
Noté un calor horrible, miré a Eno, el fuego provenía de ella, sin duda alguna y me preocupé. Por Wina, que no queme nada al perder el control... pensé mordiéndome el labio inferior.
Escuché consternada cómo el joven bandido describía casi lo mismo que estaba pensando yo en esos momentos. No era posible que un humano leyese la mente... ¿no?
Entonces el joven retiró la mano que me tapaba la boca y me quitó el morral, escondiéndolo entre sus ropas. Pensé que me soltaría o me clavaría su daga por la espalda para rematar, pero lo único que hizo fue seguir hablando mientras yo sudaba y temblaba por culpa de mi poca tolerancia al calor.
¡El bosque no, el bosque no! pensé mientras abría los ojos aterrorizada, mirando a Enora, como diciendo "¡por favor, no quemes el bosque, no quemes el bosque!", al escuchar sus palabras. ¿Cómo se había dado cuenta de que yo era medio feérica? Claro, será el pelo, pensé estúpidamente; si esto acababa bien, me lo cortaría.
Después de enfrentarme a los ojos de fuego de Eno, me encontré con los ojos de miel del bandido, que me pedía que... ¿que atracara a mis amigas? ¿Qué? Él me sonrió como si supiera de antemano qué estaba pensando de él y de su retorcido modo de conseguir dinero.
Iba a negarme, a pegarle una patada y a hacer que se retorciera de dolor por el suelo pero... me agarró las muñecas. Ahora, si quería hacer algún conjuro, no podía ser demasiado difícil, pues entre el calor y el desgaste que supondría, yo acabaría por los suelos, agotada.
-No... No puedo... -miré a Eno y a Aisha, lo pensé dos segundos y volví a centrarme en los ojos del bandido-. Está bien.
Antes de girarme para observar a mis amigas, le eché una mirada de auténtico odio al bandido. Estarás orgulloso, estúpido ladrón, pensé enfadada y frustrada por lo que me obligaba a hacer.
-Eno, Aisha, vuestro dinero... Por favor.
Sonreí, pero mis labios temblaron a causa de lo que estaba a punto de hacer. Pese a que no había viajado mucho con ellas, era lo suficientemente observadora como para notar que ninguna de mis amigas dejaría que el bandido se fuera de rositas, como sí que haría yo (soy de sangre celeste...). Seguramente, si él me llevaba de rehén, vendrían detrás de mí, y no quería que ninguna de las dos sufriese daño alguno, así que estaba decidida a traicionarlas.
Las dos parecieron dudar un momento y después, sin girarse, sin perder de vista al bandido, fueron a por su respectivo dinero. Por mi parte, aprovechando que las dos parecieron durante dos segundos distraídas, susurré al joven que aún me tenía agarrada.
-Prométeme que no les harás daño.
Me volví, unos cuantos segundos, hacia él. No era una amenaza, ni siquiera una orden. Era una petición. No quería que las chicas salieran heridas por mi culpa o por intentar protegerme. Sabía que el chico no era malo, podía verlo en su corazón, y estaba absolutamente segura de que no me haría daño sin una razón de mucho peso, aunque eso, Aisha y Eno no podían saberlo.
Enoramay y Aisha volvieron y le entregaron el dinero al bandido de mala gana. Mi mente estaba lejos de allí, ultimando los detalles de mi tonto e impulsivo plan.
-Lo siento -murmuré mientras notaba que el bandido tiraba hacia atrás de mí para adentrarnos en el bosque-. Os conozco demasiado bien...
Ni siquiera hizo falta decir más, pues apenas di un paso, invoqué mentalmente a las enredaderas a las que tan acostumbrada estaba a utilizar, para que atraparan a Aisha y a Eno. Por si no era suficiente, logré hacer que una planta somnífera echara el polen sobre ellas. Al menos, esperaba que durmieran una hora como mucho. Lo justo para alejarnos algo de tiempo y convencer al bandido de que debía soltarme.
Cuando tanto Enoramay como Aisha estuvieron tiradas en el suelo, dormidas y atrapadas por las enredaderas, me volví para mirar de nuevo al bandido diciendo:
-¿Me vas a soltar ya?
Pero él estalló en una carcajada.
{...}
-Estoy cansada -murmuré apretando los dientes, había intentado no quejarme pero ya no podía más-. ¿No podemos parar dos segundos, por favor...?
Llevábamos caminando unas horas. Aún era de noche, pero faltaría poco para el amanecer. En esos momentos, una parte de mí deseaba que Enoramay y Aisha se hubiesen despertado y me hallaran ya, y la otra seguía pensando que no era bueno dejar que esas dos lucharan contra un bandido por mi culpa. Eso jamás.
-Por favor -supliqué suspirando de nuevo-. No voy a irme, te lo he dicho, y yo cumplo mis promesas... -desgraciadamente, pensé; eso es lo malo de ser medio celeste-. Por favor, estoy agotada...
El bandido se volvió. Durante las horas que llevábamos caminando no me había dirigido la palabra, pero sí que me miraba de vez en cuando, como si no creyera posible el hecho de que siguiese estando tras él (yo sinceramente tampoco lo entendía). Mientras mi parte celeste se empeñaba en cumplir una promesa que le había hecho a un bandido y que podría costarme la vida, la otra pataleaba y chillaba, rebelándose contra la idea de no poder huir teniendo tanto bosque para mí sola. Algo me dice que, de haber escapado, no habría llegado muy lejos que digamos... pensé resignada para mí misma.
Mientras me miraba -debió ver algo que no le gustó en mí o algo por el estilo, puesto que apartó la cara rápido como un rayo-, accedió a que descansáramos un rato.
Sonreí pese a la situación -así era yo, máximo optimismo irracional-, pues como ya sentía, ese chico no era malo, así que no podía hacerme daño. Me senté en el suelo y busqué con la mirada bayas en los árboles cercanos.
-¿Dónde crees que estaremos ya? -pregunté curiosa.
Ayer por la tarde nadie habría dicho que conocería a una dragona, a una guerrera humana y que me secuestraría un bandido. ¡Debe ser el día más raro de mi vida! pensé irónicamente al tiempo que fijaba la vista en el joven.
Volví a estudiar con los ojos al joven bandido. No se había sentado y parecía sumido en sus propios pensamientos, así que le devolví a la realidad.
-¿Cómo te llamas?
Buena pregunta, un bandido seguro que te dice su verdadero nombre para que así lo capturen. Bravo, Nya.
-Es decir... Entiendo que no quieras decírmelo, es solo... solo para romper este silencio... incómodo.
Torcí el gesto al darme cuenta de que no estaba diciendo toda la verdad. El silencio no era incómodo. De hecho, me sentía tranquila pese a que aquel chico tenía una daga y sobre todo, el morral en el que estaba la pulsera de mi madre. Estaba cómoda pese a estar charlando con un bandido... ¿Dónde trasgos estaba mi sentido común?
Antes de poder preguntarle nada más -y extrañamente quería seguir haciéndolo- una sombra se movió entre la maleza y me levanté asustada. No se me ocurrió pensar en Aisha y en Eno hasta que vi un destello rojo entre la espesura.
¡Han venido a salvarme!
Miré otra vez al bandido y después de nuevo hacia la maleza. No quería que Aisha y Eno lucharan, no por mí. Y el chico... no podía decir que me caía bien, no le conocía de casi nada, pero aun así no podía permitir que una buena persona como él -porque sentía que era bueno- saliese malherido por un estúpido par de monedas de oro.
Me agazapé un poco y estiré los dedos de mis manos, preparada, no para luchar (nunca lo haría), pero sí para crear algún muro entre Eno, Aisha y el bandido, para que este último pudiese huir.
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
-Si tanto queréis ayudar a vuestra amiga, la mejor manera no es atacarme a mí cuando la tengo de rehén, al caerme le podría haber clavado el cuchillo sin quererlo, y vosotras no querríais eso, ¿Verdad?-al terminar de decir eso, el bandido le quitó la mano a Nya y le quitó su morral, metiéndolo debajo de su ropa. -Además, si no me equivoco, esta chica es medio feérica, no creo que un hechizo de fuego en un bosque sea lo mejor, hay ramas y hojas secas que podrían salir ardiendo.
Después, se hizo un silencio algo incómodo. Odio que un bandido pueda llegar a tener razón, pensé malhumorada.
-Bueno Princesa-dijo el bandido rompiendo el silencio y mirando a Nya -. Ya tengo tu dinero, ahora, si no es mucho pedir, ¿Podrías pedirle a tus amigas que me den el suyo?- dijo él con una media sonrisa de suficiencia y con fingida amabilidad.
-No... No puedo... –contestó Nya, después, nos miró a las dos a los ojos y después dijo -. Está bien.
-Eno, Aisha, vuestro dinero... por favor.
Enora y yo nos giramos para coger nuestro dinero, sin quitar los ojos del bandido. Maldito bandido, pensé con enfado. Quería abalanzarme sobre aquel chico y clavarle la espada en el cuerpo, pero temía que en un movimiento erróneo, hiciese daño a mi amiga. No, no podría perdonármelo nunca.
Al volver le entregamos el dinero al bandido.
-Lo siento –murmuró Nya mientras el chico le tiraba hacia atrás para adentrarse en el bosque -. Os conozco demasiado bien...
De pronto, unas enredaderas surgieron de la nada y nos apresaron a Enora y a mí. Por la luz de Irial, Nyadis no sigas con esto, pensé intentado zafarme.
De pronto, inspiré profundamente y el sueño me inundó. Y, sin darme cuenta, me sumí en un sueño. Antes de cerrar los ojos, pude ver como Enora caía a mi lado.
Tiempo después, mi amiga y yo nos despertamos. No sabía cuanto tiempo había pasado pero era evidente que no habíamos dormido mucho ya que, las tres lunas todavía gobernaban el cielo.
- Nya – dijimos Enora y yo al la vez.
Después cogimos nuestras cosas y echamos a correr en dirección al bosque.
Como sombras, nos movimos por la linde del bosque. Desde las sombras vi como Nya hablaba con el bandido. ¿Qué hace?, pensé alterada.
No escuchaba lo que decía y tampoco sabía leer los labios, por tanto, me resigné a observar. Enoramay me hizo una seña y juntas entramos en acción.
Cubrimos a Nya, poniéndonos delante del bandido con el acero desnudo y en alto.
Con una sonrisa torcida, el bandido sacó un… abanico. ¿Que va hacer con un objeto tan simple? Pensé un poco desconcertada. Rápido como el pensamiento, el bandido hizo un grácil movimiento y lanzó una especie de llamarada. Me moví a tiempo para esquivarlo, pero Enora solo hizo un pequeño movimiento con la espada mientras ésta absorbía la llamarada. Me dispuse a lanzar un mandoble cuando alguien se interpuso en mi camino. Me paré a tiempo, antes de asestarle el golpe. Era Nya.
- ¡No! – exclamó ella, con decisión entre el bandido, Enora y yo.
¡Sagrada Irial! ¿Nya qué estás haciendo? - pregunté desconcertada.
Después, se hizo un silencio algo incómodo. Odio que un bandido pueda llegar a tener razón, pensé malhumorada.
-Bueno Princesa-dijo el bandido rompiendo el silencio y mirando a Nya -. Ya tengo tu dinero, ahora, si no es mucho pedir, ¿Podrías pedirle a tus amigas que me den el suyo?- dijo él con una media sonrisa de suficiencia y con fingida amabilidad.
-No... No puedo... –contestó Nya, después, nos miró a las dos a los ojos y después dijo -. Está bien.
-Eno, Aisha, vuestro dinero... por favor.
Enora y yo nos giramos para coger nuestro dinero, sin quitar los ojos del bandido. Maldito bandido, pensé con enfado. Quería abalanzarme sobre aquel chico y clavarle la espada en el cuerpo, pero temía que en un movimiento erróneo, hiciese daño a mi amiga. No, no podría perdonármelo nunca.
Al volver le entregamos el dinero al bandido.
-Lo siento –murmuró Nya mientras el chico le tiraba hacia atrás para adentrarse en el bosque -. Os conozco demasiado bien...
De pronto, unas enredaderas surgieron de la nada y nos apresaron a Enora y a mí. Por la luz de Irial, Nyadis no sigas con esto, pensé intentado zafarme.
De pronto, inspiré profundamente y el sueño me inundó. Y, sin darme cuenta, me sumí en un sueño. Antes de cerrar los ojos, pude ver como Enora caía a mi lado.
Tiempo después, mi amiga y yo nos despertamos. No sabía cuanto tiempo había pasado pero era evidente que no habíamos dormido mucho ya que, las tres lunas todavía gobernaban el cielo.
- Nya – dijimos Enora y yo al la vez.
Después cogimos nuestras cosas y echamos a correr en dirección al bosque.
Como sombras, nos movimos por la linde del bosque. Desde las sombras vi como Nya hablaba con el bandido. ¿Qué hace?, pensé alterada.
No escuchaba lo que decía y tampoco sabía leer los labios, por tanto, me resigné a observar. Enoramay me hizo una seña y juntas entramos en acción.
Cubrimos a Nya, poniéndonos delante del bandido con el acero desnudo y en alto.
Con una sonrisa torcida, el bandido sacó un… abanico. ¿Que va hacer con un objeto tan simple? Pensé un poco desconcertada. Rápido como el pensamiento, el bandido hizo un grácil movimiento y lanzó una especie de llamarada. Me moví a tiempo para esquivarlo, pero Enora solo hizo un pequeño movimiento con la espada mientras ésta absorbía la llamarada. Me dispuse a lanzar un mandoble cuando alguien se interpuso en mi camino. Me paré a tiempo, antes de asestarle el golpe. Era Nya.
- ¡No! – exclamó ella, con decisión entre el bandido, Enora y yo.
¡Sagrada Irial! ¿Nya qué estás haciendo? - pregunté desconcertada.
Invitado- Invitado
Re: Sin rumbo {libre}
-Si tanto queréis ayudar a vuestra amiga, la mejor manera no es atacarme a mí cuando la tengo de rehén, al caerme le podría haber clavado el cuchillo sin quererlo, y vosotras no querríais eso, ¿Verdad?.-cuando acabó de decir eso,la mano la quito de la boca de Nya y fue a cojer su morral.Yo pense:
Maldito viejo bandido
Después siguio hablando el bandido:
Además, si no me equivoco, esta chica es medio feérica, no creo que un hechizo de fuego en un bosque sea lo mejor, hay ramas y hojas secas que podrían salir ardiendo..-
Pillando el mensaje,quite el hechizo y estaba a punto de lanzarle una llamarada pero me retube por que nos pidio el bandido que le dieramos nuestro,nuestro dinero?Ese tio estaba de guasa,no le pensaba dar el dinero pero la mirada de Nya lo decia todo...;cogí las tres monedas que tenia y se las di.
Total,no me importa darte esta porqueria ¬¬.-pensé con el rostro indiferente.
Antes de que se llebara el billano a Nya me dio un impulso de ir a por ella y eso,no me pude retener asi que fuy corriendo hacia ella pero ya era demasiao tarde.Nya nos susurro algo que hoy perfectamente y abri muchos los ojos.
No pude avanzar mas por que unas enredaderas me habian atrapado,me di cuenta que a Aisha le habia pasao lo mismo y pense:
Nya...
Quemé las enredaderas pero demasiado tarde,se me fue nublando la vista y me cai en el suelo dormida.
Cuando me desperté,vi como Aisha tambien se despertaba y despues de varios segundos dijimos a la vez:
-Nya
La mire con los ojos muy abiertos y le dije a Aisha:Vamos,tenemos que ir a buscarla.
Por el fuego del Alderun,matare a ese bandido.-pensé.
Despues llegamos a unos arbustos,nos pusimos detras de ellos y vimos que..que Nya estaba ablando con el bandiodo?¿,no me lo podía creer.
Entonces vi al bandido sacar un..un abanico...Me heche a reir,y pense:
A lo mejor es maricon...no,no creo....Le di una señal a Aisha y salimos corriendo hacia el tio.Del abanico salió fuego y yo me quede contemplandolo...
Enora,no te distraigas,esto es serio!¡.-pense mientras mobia la cabeza de un lao para otro.
El fuego del abanico lo absorvió la espada ya que el fuego no llegaba a mi rostro y no me lo podia tragar.
Una pena....-pense con un suspiro.
Aisha iba a atacar al bandido cuando Nya se puso en medio de nosotras y el y dijo con decisión:
-No!¡
Me quedé de piedra asi que le dije a Nya:
-Por Alderun,Nya,dejanos pasar para acabar con ese bandido.
Despues de decir eso,la espada empezó a hechar chispas salvajemente y me dije con la mirada perdida en la espada.No me lo podia creer,si no me equivocaba...
Nuevo poder!¡.-pensé para mi,mientas estaba mirando todabia la espada.
Maldito viejo bandido
Después siguio hablando el bandido:
Además, si no me equivoco, esta chica es medio feérica, no creo que un hechizo de fuego en un bosque sea lo mejor, hay ramas y hojas secas que podrían salir ardiendo..-
Pillando el mensaje,quite el hechizo y estaba a punto de lanzarle una llamarada pero me retube por que nos pidio el bandido que le dieramos nuestro,nuestro dinero?Ese tio estaba de guasa,no le pensaba dar el dinero pero la mirada de Nya lo decia todo...;cogí las tres monedas que tenia y se las di.
Total,no me importa darte esta porqueria ¬¬.-pensé con el rostro indiferente.
Antes de que se llebara el billano a Nya me dio un impulso de ir a por ella y eso,no me pude retener asi que fuy corriendo hacia ella pero ya era demasiao tarde.Nya nos susurro algo que hoy perfectamente y abri muchos los ojos.
No pude avanzar mas por que unas enredaderas me habian atrapado,me di cuenta que a Aisha le habia pasao lo mismo y pense:
Nya...
Quemé las enredaderas pero demasiado tarde,se me fue nublando la vista y me cai en el suelo dormida.
Cuando me desperté,vi como Aisha tambien se despertaba y despues de varios segundos dijimos a la vez:
-Nya
La mire con los ojos muy abiertos y le dije a Aisha:Vamos,tenemos que ir a buscarla.
Por el fuego del Alderun,matare a ese bandido.-pensé.
Despues llegamos a unos arbustos,nos pusimos detras de ellos y vimos que..que Nya estaba ablando con el bandiodo?¿,no me lo podía creer.
Entonces vi al bandido sacar un..un abanico...Me heche a reir,y pense:
A lo mejor es maricon...no,no creo....Le di una señal a Aisha y salimos corriendo hacia el tio.Del abanico salió fuego y yo me quede contemplandolo...
Enora,no te distraigas,esto es serio!¡.-pense mientras mobia la cabeza de un lao para otro.
El fuego del abanico lo absorvió la espada ya que el fuego no llegaba a mi rostro y no me lo podia tragar.
Una pena....-pense con un suspiro.
Aisha iba a atacar al bandido cuando Nya se puso en medio de nosotras y el y dijo con decisión:
-No!¡
Me quedé de piedra asi que le dije a Nya:
-Por Alderun,Nya,dejanos pasar para acabar con ese bandido.
Despues de decir eso,la espada empezó a hechar chispas salvajemente y me dije con la mirada perdida en la espada.No me lo podia creer,si no me equivocaba...
Nuevo poder!¡.-pensé para mi,mientas estaba mirando todabia la espada.
Enoramay- Nigromante
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Puntos : 384
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Edad : 25
Datos
Su personaje es: Enoramay/Dragona hibrida de humana y archimaga especializada en el fuego
Trabaja de: Alquimista
Pertenece a: CDI
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