1er turno,Críptico juego {Evento,Grupo 3

Después del tácito anuncio,o quizás críptica invitación,sin motivo aparente,las personas que han sido elegidas para formar parte del juego que decidirá el futuro de Idhún y de sus vidas,se van agrupando por el camino,caras conocidas,caras por conocer cuyo objetivo es el mismo. Detener al misterioso Kerzer que amenaza la paz de este mundo que ya ha tenido bastantes problemas. Chicos y chicas que se han negado a unirse al invasor y han decidido luchar por su patria como buenos idhunitas que son. Se detienen a descansar en un bosquecillo helado al resguardo de las inclemencias de Nanhai,¿como han llegado al borde del mapa?,intentando planear su estrategia casi a ciegas,pues la primera pista de la que disponen oculta mas que muestra. ¿Que habra querido decir? ¿Donde sería posible que se encontrase esa supuesta fortaleza?

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OFF: Grupo 3,rolead como que os vais encontrando y asi,podeis discutir acerca de la pista o del paradero de la fortaleza,la pista llegara en 15 dias,antes si esto avanza rápido.

Nunca antes había estado en una bosque helado, la verdad era algo increíble arboles vivos conviviendo con un frío extremo, agua y hielo armonizados a la perfección, pero no estaba allí para admirar las proezas de Wina. Me habían dicho que un grupo de gente iba a intentar averiguar el paradero de la fortaleza del Séptimo y yo como buen sangrecaliente decidí unirme a ellos, no se como me entere de que se iban a reunir en aquel claro, y allí estaba, esperando al grupo de valientes que pretendían salvar a Idhun como la triada hizo aquella vez e intentar unirme a ellos para poder ayudar y si eso pasar a la historia como uno de los integrantes de aquel grupo.

Era extraño como ahora todo giraba...

Eché la mirada al cielo blanco, contemplando la nieve caer suavemente a mi alrededor. Los copos se arremolinaban en silencio cuando los estremecía un soplo de viento. Mis ropas de abrigo, oscuras para captar el máximo calor posible en aquellas ásperas montañas de hielo, estaban medio deshechas y desgarradas. El frío encontraba a menudo un hueco para colarse entre ellas.

Hacía apenas unos pocos días que había decidido retornar al mundo, salir de mi oscuro escondite en el corazón de los bosques idhunitas, y regresar... y me había encontrado con la amenaza de un poder oscuro, con la llegada de una guerra y de una nueva era... y mi corazón me impulsaba a pelear por el cambio. Porque todo siguiera igual, tal vez, por poder volver a viajar en un mundo libre... aunque quizás el cambio en sí fuese inevitable.

Cerré los ojos y le robé un beso a la nieve que caía. El mundo iba a cambiar. Ya estaba cambiando.

Cuando volví a abrir los ojos fue sólo porque oí ruido cerca de mí. Se había corrido pronto la voz del nacimiento de una Resistencia, guerreros, magos e incluso aldeanos que lucharían hasta la muerte por mantener Idhún libre del nuevo enemigo. Y allí estaba yo... en uno de los confines del mundo, esperando encontrar, junto a algunos más, la manera de resolver una guerra.

Había alguien junto a mí. No sabía si hacía como yo, observando la nieve con aire serio, o si estaba perdido en sus propios pensamientos. Sea como fuere, no sería yo quien empezara una conversación. Había pasado tan poco desde mi regreso que las palabras aún me sabían extrañas...

Primer viaje... no había aún nada que perder, pero en cambio todo podía salir mal.
No era un buen momento para que Idhún decidiese meterse en problemas... No era un buen momento para nada, en realidad. No había remedio. En fin.
La nieve crujió bajo mis pasos cuando me acerqué a los viajeros. Había dos parados en el frío, puede que contemplando las cordilleras que nos rodeaban. Uno más se acercaba, como yo. Nos habíamos reunido como otros tantos por todo Idhún, según lo que se decía.
Había que luchar.
-¿Alguien tiene idea de por dónde empezar a actuar? -dije cuando me acerqué lo suficiente-. Tal vez deberíamos buscar a alguno de los "sicarios" de ese ser siniestro... si es que podemos encontrar a alguno.

Empezaron a llegar mas personas, sorprendentemente eran todos varus, me alegre mucho ya que nunca había conocido a ningún varu y me invadió una curiosidad enorme de aprender cosas sobre ellos. La varu que hablo primero, buen "hablar" se comunico con telepatía, sugirió encontrar a algún secuaz de el séptimo -Yo creo que antes de actuar deberíamos presentarnos- le dedique una sonrisa -Mi nombre es Vannel, soy semi-feerico y mago ¿Y vosotros sois?- deje la pregunta al aire para que respondieran y se presentaran.

Observé con curiosidad las palabras de cada uno, sus gestos al hablar. Era sorprendente la miríada de reacciones casi imperceptibles que tenían lugar en una conversación. Eso lo había olvidado en el bosque.

-He tenido más o menos treinta nombres -sonreí, cruzándome de brazos al sentir una ráfaga de aire helado-. Supongo que podéis llamarme Dondiego. Me llamaba así la última vez que estuve en el norte... Soy semivaru. Solía viajar mucho antes de entrar en el bosque.

Hacía mucho que no trataba con ningún varu, pero siempre parecía haber uno en todos los viajes que habían sido importantes para mí... este debería serlo, reí en mi interior.

Observé como los demás se presentaba y supe que había llegado mi turno.
-Yo soy Blume, soy varu y una vez un unicornio me dio la magia, pero no lo he perfeccionado- pienso que de momento mantendré oculta mi identidad de shek, primero tendré que averiguar si mis nuevos compañeros de viaje son de fiar.
Miro al cielo y dejo que la brisa helada juegue con mi pelo antes de preguntar.-¿También habéis recibido la carta con la pista?
Miro a los demás esperando ver su reacción, cuando me doy cuenta de un recién llegado que todavía no se ha presentado.


*off* Estaré fuera hasta el lunes, si es necesario, saltad mi turno*off*

-No creo que vayamos a averiguar nada sólo con eso -respondo, frunciendo el ceño-. Pienso que deberíamos dar con algún enemigo y sonsacarle la información... a cualquier precio.

Los miré a los tres a los ojos. ¿Había alguien que estuviera pensando "qué cruel"? Al fuego se lo combatía con más fuego aún, eso lo tenía claro. Si teníamos que retorcer algunos huesos y llenarnos los oídos de gritos y las manos de sangre... valdría la pena. Ellos eran peores. Ellos se reirían mientras lo hacían.

-Soy Romanzha sin Camino -me presento, levantando una mano en gesto cordial-. Y juro sobre la sangre de mis enemigos que Idhún no estará bajo el poder de un tirano mientras yo siga viva.

-Pues encantado de conoceros.- les dedique la mas cordial de mis sonrisas, mire a Romanza, la verdad es que sus métodos eran bastante curules pero yo estaba con ella, la verdad no veía otra forma de encontrar información -La verdad es que lo que propones es un poco cruel, pero estoy contigo, la verdad no veo otra forma de obtener información- mire a los demas para evaluar el efecto de mis palabras.
Pose mi mirada en Blume y mis sentido de feerico se activaron reconociéndola cono shek, pero no le di importancia ya que al ser medio feerico mis poderes de detección de razas superiores estaban un poco diluidos y no podía guiarme por ellos, mas de una vez me había pasado que acusara a alguien de unicornio solo por ver en sus ojos un refejo de luz, deje mis sospecha a parte -Yo propongo que busquemos un lugar donde la vegetación no este tan helada, es que no puedo estar lejos de los bosque mucho tiempo, y aunque estemos en un bosque aquí no hay suficiente vida para mi- les sonreí y mire a los que iban a ser mis compañeros en aquella aventura de la qual éramos la nueva resistencia de Idhun.

-Si podemos encontrar agua de paso, tanto mejor -añado-. Yo no me encuentro demasiado mal en tierra seca, pero al fin y al cabo vosotras sois varu de sangre pura...

Miro a Blume y Romanzha, mientras me arrebujo en mis anchas ropas deshilachadas. Cuatro viajeros en mitad de la nieve no iban a salvar un mundo. Tal vez hacía mal encaminándome en aquella desesperanzadora cruzada. Pero al fin y al cabo... siempre habría tiempo para retirarse, pero no siempre lo habría para luchar. Cuando la tiranía estuviese consumada, ¿volvería yo al corazón del bosque con la mente tranquila, sabiendo que no había hecho nada por evitarlo?

-En marcha entonces -me encojo de hombros y doy los primeros pasos a través de los árboles. No puedo evitar sonreír cuando el viento helado me golpea el rostro al girarme. Mi capa ondula. Estoy de nuevo en el camino...

Mientras caminamos, me doy cuenta de que el silencio a nuestro alrededor es absoluto. Estamos de verdad en medio de la nada...
-Tú dirás cuándo hay vegetación suficiente... -lancé una mirada inquisitiva a Vannel. Haciendo honor a la verdad, apenas había algunos matorrales por allí que no estuvieran completamente congelados, y aún aquelllos pocos estaban cubiertos de una fina capa de escarcha. Vigilé mis pasos- Nadie tiene idea de dónde dar con alguna pista, ¿verdad? O de a dónde dirigirnos... -sacudo la cabeza, suspirando- El enemigo tiene bastante ventaja, la verdad...

Mire a Dondiego y sonreí -Por el agua no debéis preocuparos, estudie en la torre de Kazlunn y soy un mago de agua, puedo crear y manipular el agua a mi antojo- digo mirando a los Varus que iban a ser mis compañeros.

Pasado un tiempo caminando la nieve desapareció para dar paso a una llanura con arboles sorprendentemente secos y moribundos, me apene por ellos y decidí hacerles un fabor -Esperadme aquí un momento les dije a mis compañeros, me sitúe en un claro donde la vegetación parecía menos muerta, casque los dedos y mi báculo se materializo en mi mano, comencé a captar la energia del ambiente y entone un canto feerico tan antiguo como el tiempo, a mitad del cántico hice un movimiento brusco y clave uno de los extremos de mi báculo en la tierra y me arrodille agarrándolo con las dos manos, proseguí con el cántico esta vez casi en voz de grito y la bola de cristal del báculo brillo con un tono verde hierva, la energia de el cántico combinada con mi magia hicieron que la hierba brotase de nuevo los arboles crecieran y los arbustos florecieran, cuando acabe el cántico aquel yermo claro se había transformado en una exuberante selva, y sonreí aliviado notando la energia del bosque renovando mis energías, les dije a los demas que se acercaran -Aquí podemos estar seguros, si algún malvado se acerca los arboles me lo dirán-

-El frío será mortal para estas plantas... -digo acariciando un helecho, aunque sin esconder mi asombro por aquel hechizo. Me encantaba la magia- ¿Sabes que volverán a congelarse?

Inspiro hondo. No lo digo en voz alta, pero siento que un gran peso se descarga de mis hombros al encontrarme en medio de la naturaleza. Es como estar de vuelta en el bosque, sin tener que preocuparme del mundo, habiendo perdido el miedo para siempre.

-¿Sabéis? Creo que no lo conseguiremos -no sé por qué lo digo, pero las palabras me brotan de los labios. Parece cierto-. No tenemos nada, ni un cabo suelto del que empezar a tirar. Sólo podemos seguir caminando sin rumbo, esperando a que empiece lo peor, y nos acaben encontrando.

-El bueno de Vannel se sacará una carta mágica de la manga... -intento una media sonrisa. Aún no tengo los labios cuarteados, y llevo bastante andando. Estoy empezando a acostumbrarme a aguantar sin agua, pero tengo que reconocerlo... no podré seguir así siempre.
-Hay que salir a campo abierto... -pienso en voz alta, y sacudo la cabeza, traduciendo mis palabras- Me refiero a que Nanhai parece más un escondite que un campo de batalla. Si queremos fundar un lugar seguro al que huir y esperar al final de la guerra, este lugar sería perfecto -hago un amplio gesto, abarcándolo todo a mi alrededor-. Pero no para combatir. Tenemos que avanzar, buscar un lugar poblado, tal vez haya revueltas en alguna parte, o grupos que hayan empezado a organizar una resistencia... solos no podremos hacer mucho -miro a Dondiego-. Pero, juntos... sería muy diferente.

Mire a Dondiego y sonreí -Si un mago humano o de qualquier otra raza hubiera intentado este hechizo las plantas no habrían tardado en congelarse y morir, pero la sangre feerica corre por mis venas y su magia sobre las cosas vivas también ha jugado un papel importante a la hora de devolver la vida a este claro, a si que ahora los arboles beben de la energia de la tierra y no de mi magia por lo que tendrá que hacer mucho frío para que este claro muera de nuevo- les explicaba a mis compañeros, Blume pidió agua y me acribe a ella y extendí mi mano derecha, con una sola palabra empece a crar agua, al principio solo fueron unas gotas pero en unos momentos había creado varios litros con los que había humedecido la piel de la Varu, cuando creí que estaba suficientemente hidratada volví al centro del claro.

Mire fijamente a Dondiego y luego a Romanzha -Estoy contigo Romanzha, es posible que en otos puntos de Idhun se estén levantando revueltas o nuevas resistencias, y creo que deveriamos salir a buscarlas, por que no creo que de todo Idhun solo seamos nosotros los únicos que he mis decidido actuar-

-Y... ¿a dónde vamos? ¿A donde deberíamos ir? -me encojo de hombros, mirando a los otros. Ni yo mismo tengo demasiadas ideas. ¿Alguna ciudad? De momento, debíamos empezar a marchar hacia el sur.

El sur... sería un largo camino, más largo aún si no nos decidíamos, si no sabíamos por dónde empezar.

-Si vosotros fuerais un maldito tirano intentando conquistar un mundo, ¿dónde apostaríais a vuestros soldados? ¿Dónde os esconderíais?

¿Entre el gentío? ¿En mitad de la nada? ¿En medio del mar? Seguramente habría muchas opciones más, pero que alguna de ellas resultara cierta, era algo muy diferente...


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PD: Gran retraso. Mil perdones u.u' Nunca vi el post de Vannel...

-Drackwen es demasiado obvio, entonces -entorno los ojos, sacudiendo la cabeza-. Pero si muchos han pensado lo mismo, quizás se hayan reunido allí...
Cerré un momento los ojos. Era difícil ordenar los pensamientos. Lo principal, ¿era buscar al enemigo, o reunirse con un grupo mayor?
-Esto es solo el principio. Muchos estarán confusos y sin saber por dónde empezar, como nosotros. Ya hemos dado un par de ideas. Propongo votar nuestro destino. ¿El sur, sin más? ¿Drackwen? ¿O alguna ciudad, y cuál?

Empece a reflexionar -seguramente que la nueva encarnación de El Séptimo ha optado por un lugar mas al sur ya que en el norte era demasiado frío para un humano, por otra parte las ciudades de los reinos humanos son demasiado grandes y con demasiada gente para ocultar un ejercito, si nos vamos al este encontramos Debhad, lugar donde es imposible que se escondan ya que el bosque de Awa ocupa toda esa región y su proteccion feerica lo protege, Clestia esta demasiado centrada en el continente y seria fácil de rodear, por lo que solo nos queda Awinor, Darkwen, y Gantadd, y como todos sabemos en Awinor hace demasiado calor como para esconder a las criaturas del séptimo, creo que de eriamos empezar a buscar por Darkwen ya que las criaturas del séptimo adoran la belleza y dicen que Alis-Litban es el bosque mas bello que existe, y es el punto que mas cerca nos pilla-

-Drackwen es una opción -digo, encogiéndome de hombros con una sonrisa-. Pero yo voto por sencillamente seguir andando hacia el sur hasta que encontremos algo.

Aquello no era precisamente un plan; mejor dicho, no era un plan en absoluto.

-Coincido contigo, Vannel. En serio. Pero no creo que vayamos a encontrar nada, ni en Drackwen ni en ninguna parte donde busquemos. No me preguntes por qué... Lo siento así.

No era fácil de explicar, pero el sentimiento en sí era muy sencillo. No podía ser tan fácil. Cuatro viajeros sin pistas no iban a encontrar nada, por pura casualidad. Aquellas cosas no pasaban. Yo quería creer en la magia más allá de la magia, a veces incluso en el destino, pero sería sincero con mis compañeros.