En busca de algo

off:Esto empieza a las afueras de Awa pero solo un parrafito luego estoy en Dingra. Lo siento si no vale pero no había ganas de abrir un tema solo para un poquito.

Salí de mi pueblo hace tres días, mi madre no se encontraba bien. Después de mi incursion a la torre de Derbhad, tenía unas ganas locas de saber como estaba mi familia. En cuánto llegue me recibio mi llorosa hermana, a mama le quedaba poco de vida o al menos eso pensaban ellos. Al enterarme fui a su árbol a verla, estaba inconsciente, así pues le conté todo lo que me había pasado aquellos días para desahogarme y me fui de allí. No quería estar presente cuando su corazón dejara de latir y todavía tenía la pequeña esperanza de encontrar una cura.

Ahora estaba en uno de los reinos humanos, Dingra a la sombra de un pequeño árbol (al menos pequeño para mi que había pasado toda mi vida en Awa), descansando un poquito y comiendo algunas provisiones que tenía. no sabía porque estaba allí, solo que quería moverme y por alguna extraña razón mis pasos me habían llevado hasta allí. Tal vez porque me gustaban los humanos, aunque muchas veces destruyeran los arboles para conseguir su madera, esa raza tenía algo que me entusiasmaba. Y divertía un poco cuándo los liabas con tu encanto, aunque yo no era de esas chicas crueles y muchas veces ni se daban cuenta. Cuando terminé observe que el primero de los soles empezaba a declinar y simplemente me subí con agilidad al árbol para contemplar el triple atardecer.

¿Y ahora adónde voy...? Esa pregunta llevaba en mi cabeza ya bastante rato. Ya no me apetecía tanto estar en Awa, además, me estaba quedando sin comida y pronto anochecería. Intenté que Peter avanzara pero él también estaba cansado, no habíamos parado en todo el día. Miré mi bolsita con las pocas monedas que tenía y decidí ir a una posada, esperaba relajarme un poco-¿Preparado Peter? Solo hasta alguna ciudad de los humanos, queda poco, ¿vale?-le dije acariciándolo. Peter me dio un buen lamentón en la mano así que supe que él también quería descansar.

Tras un rato caminando llegamos a Dingra y comencé a buscar una posada pero, como era de esperar, no llevaba dinero suficiente, intenté que me dejaran haciéndome la débil y dejando escapar algunas lágrimas, pero no sirvió de nada. Me dirigía hacia otro lugar para ver si alguien me dejaba pasar la noche cuando vi un pequeño árbol y en él una feérica, tal vez viviera aquí y me dejara pasar la noche en su casa. Me acerqué al árbol indecisa hasta que me atreví a hablarle-Ho-hola… me llamo Martah, este es Peter… nos pasábamos por aquí y te hemos visto, ¿eres de aquí? Es que nos hemos perdido-mentí- y bueno, como ya va anocheciendo, no tenemos dónde dormir y he pensado que tal vez, al ser del bosque y yo también, seríamos como familiares o algo y me dejarías… quedarme a dormir en tu casa-me quedé callada, ¿había dicho yo todo ese rollo?-.

Ya era casi de noche, cuándo me fije en un figura al pie del árbol. Una mestiza de feérica y yan. La miré curiosa, me estaba pidiendo permiso para subir al árbol ¡¡¡a mi ¡¡¡ Al parecer no se había fijado en la bolsa de viaje en las raíces del árbol y había tomado al árbol como mi casa. Intentando disimular una sonrisa le dije: Puedes subir, este árbol que yo sepa no es de nadie, yo también estoy de paso. La observé mejor, tenía unos grandes ojos verdes y era bajita. Definitivamente era mas parecida a un yan que a un feérico aunque tenía algunos rasgos que la diferenciaban como mestiza. Tambien era mas joven que yo. Mas joven que yo, pensé sorprendida, a santo de que andaba viajando por ahí. Le sonreí. Y tu, ¿como te llamas? yo soy Zia

No era su casa, vaya... antes de subirme al árbol hice un pequeño gesto con la mano y Peter se volvió más pequeño, así él también podría subir. Comencé a trepar aquel árbol hasta quedarme un poco más arriba de la chica.-[Soy Martah, bueno, la verdad es que no tengo suficiente dinero y no puedo quedarme en una posada, Awa ya me pilla lejos, además, me da miedo viajar sola cuando anochece-dije-¿Eres de por aquí?-le pregunte mientras acariciaba a Peter. La chica tenía unos ojos bastante oscuros y su sonrisa me recordaba a mamá, hacia tiempo que la echaba de menos, creo que nunca me acostumbraré. Dejé a Peter en una rama cercana y procuré que no cayera, este se tumbó y creo que más o menos se durmió al segundo, estaba demasiado cansado.

Y que lo digas... La verdad es que con todo el lío del séptimo y tal no conviene estar andando de noche por ahí. Vi a su mascota caer rendida en una rama cercana, la verdad es que a mí ya me estaba entrando sueño también. Contesté su pregunta. No, yo soy del sur de Awa, la zona cercana a Los ojos de Neliam. Y tu? ¿Por cierto has cenado ya? Si quieres tengo algo de cenar por aquí. Esta ultima pregunta no la pude evitar, con lo que me había dicho de que no había podido pagar una posada y demás... Me había pasado este ultimo mes de un lado para otro y ahora estaba bastante sensible con cualquier persona en esa situación. Me acordé de que yo misma no había cenado y cogí mi bolsa y saqué de allí unos rollitos de pasas muy ricos. La miré ladeando la cabeza, en realidad tenía mi edad más o menos y el pelo azul, un color bonito y exótico. Luego me fijé en las lunas siempre misteriosas en las alturas.

Cogí con ansias lo que me ofrecía y le di un poco a Peter, este, se lo comió de un bocado y se relamió. Parecía bueno, así que le di un bocadito, para probar, como me gustó, continué hasta acabármelo.
Gracias... creo que ya no me hará falta comer en unas horas-dije-. Yo de Kash-Tar, nací allí, después me trasladé a Awa por la... la muerte de mis padres...-me quedé pensativa.
Las imágenes me volvieron a la cabeza, me entró un pequeño escalofrío y le sonreí, eso ya era agua pasada. Se me escapó un bostezo, tenía el estómago lleno y no había parado en todo el día, tal vez, necesitaba descansar ya.
Mañana te recompensaré la cena, hasta mañana...-dije cerrando los ojos y sumiéndome en un profundo sueño.

Vi como la chica cogía lo que le ofrecía y comían ella y su mascota Peter con gran satisfacción. Luego me dió las gracias y calló rapidamente dormida, eso me recordó que yo tambien tenía sueño. Le dirigí un ultimo pensamiento a mi madre y tambien caí dormida.

A la mañana siguiente cuando me desperté, comprobé que martah y su zorro todavía no se habían despertado y con un ligero salto me bajé del árbol. Cogí mi cuaderno de dibujo y me senté a dibujar el paisaje , a la espera de que martah se levantara. Solo esperé a que no se asustara al no verme por allí.

Tuve un extraño sueño, vi la cara del séptimo e Idhún todo lleno de sheks, desperté.
Mis ropas estaban todas pegadas debido al sudor, no es que hiciera calor allí si no que las pesadillas a veces provocan esto y no tengo ni idea de porque. Peter parecía haber despertado ya, no estaba por allí, entonces me di cuenta de que estaba encima de un árbol y recordé a la feérica de ayer, estaba justo... desvié la mirada hacia donde estaba pero ya se había marchado. Otra que me deja tirada, pensé. Fui a bajar y observé con atención, Zia estaba dibujando. Me fijé más en el papel pero solo era un boceto así que no adiviné que tramaba-¿Qué es?-pregunté.

No fui consciente de que martah estaba detrás de mi hasta que me pregunto que estaba dibujando. La miré y le dije: Pues, el paisaje. Mire mi dibujo y me di cuenta de que todavia era un bosquejo, suspiré y me levanté del suelo. Me dí cuenta de que martah todavía estaba allí por lo que le pregunté intentando parecer desinteresada en la respuesta:¿Hacia donde vamos ahora? La verdad es que yo no tenía le menor idea lo único que había pensado era en alejarme de Awa y de mi madre moribunda, ella entendía que yo huyera de todo lo que tenía que ver con la muerte, pero aun así.... Me alejé de esos pensamientos ahora misma tendría que tener otras cosas en la cabeza.

Medité la pregunta "¿Hacia donde vamos ahora?" Pues ni idea, sinceramente. Miré a Peter esperando una respuesta una señal o algo pero él se quedó quieto esperando, tal vez lo que yo.
Podríamos quedarnos por aquí... aunque, si quieres seguir sola, no te lo prohíbo, ni mucho menos yo...-paré de hablar al ver que un hombre anciano se nos acercaba(?)
¿Qué hacéis por estas tierras pequeñas?
Hemos decidido salir un poco, ya sabes, conocer mundo...
Vaya, tan jóvenes y ya viajando... acompañadme.-dijo el hombre.
Indecisa avancé tras él, nos condujo por varias calles hasta una especie de casa, nos pidió que esperáramos, entró y a los cinco minutos sacó dos pequeñas barras de pan y nos las dio.
¿Para nosotras? Gracias...-dije.
Que los seis os acompañen en vuestro viaje.-mientras decía esto hizo una pequeña reverencia y se adentró en la casa.
Continué caminando aún sin creerme lo que me acababa de ocurrir. Ahí me di cuenta de que mucha gente nos miraba, en especial los niños pequeños, no entendía por qué hasta que uno de mis mechones azules se me puso en cara por el viento, Ah..., pensé al darme cuenta del por qué.

Cuándo me hizo la pregunta vi a Martah un poco dudosa como si tampoco supiera hacia donde deberíamos ir, pero no la culpaba pues a mi me pasa lo mismo. Entonces dijo que si nos quedábamos por allí y yo le iba a contestar que si, cuando apareció un señor. Nos preguntó que hacíamos por allí y cuándo Martah le dijo que estábamos viajando nos condujo hacia la ciudad y nos dió unas barras de pan. Fue bastante generoso la mayoría de la gente ni se lo hubiera pensado. Fuimos caminando y me di cuenta de que la gente nos miraba. Me extrañé hasta que me di cuenta de que una chica con el pelo verde y otra con el pelo azul debería ser una visión extraña para aquellas personas completamente normales. Fui andando inconscientemente hasta llegar a una plaza con árboles dónde me senté en un banco y le dije a Martah: Que generoso ese hombre verdad y están hasta calentitas, yo creo que es panadero. Le sonreí y me fijé en la gran plaza, parecía que hoy era día de mercado me animé y me levanté rápidamente. Nunca había visto un mercado humano y me puse a observarlo todo con curiosidad.-Martah, me voy ha acercar a mirar si quieres venir.

Mercado mercadito allá vamos...
Corrí en dirección hacia los puestos respondiendo a Zia. Me puse a ver de todo, en especial me llamó la atención un collar, una lágrima de unicornio. Me quedé mirando el objeto mucho rato, nunca había visto una, era casi translúcida y bastante suave a la vista, alargué la mano para tocarla pero el vendedor no me dejó, me dijo que solo la podría tocar si la compraba y yo pensé, ¿Qué tú no la tocas?, intenté volver a cogerla como si no le hubiera escuchado y volvió a salir con el tema pero añadió que solo magos podrían tocarla, tal vez creyó que no lo era, la verdad, no es que tuviera mucha pinta... Hice que apareciera una pequeña bolita de agua en mi mano demostrándole mi poder, él se quedó algo extrañado y me dejó coger el colgante. En efecto era muy suave, tuvo un leve resplandor cuando lo toqué, la magia, pensé. Me lo acerqué al ojo para ver si servía de lupa o se podía ver a través de él. Si que se podía y una alta figura se alzaba a lo lejos.
¡ZIA! ¡Ven, mira esto!-grité quitándomelo del ojo.

Noté como Martah me seguía y me sonreí a mi misma. Estaba contenta por poder pasar un día normal en un mercado y tenía mucha curiosidad. Había oído hablar de ellos pero en el bosque lo máximo que podías encontrar eran algunas agrupaciones de cuatro o cinco casas-árbol juntas y eso en el mejor de los casos y solo con hadas. La mayoría vivía a su aire y por esas razones nunca podrías encontrar un mercado en Awa. Además es muy engorroso ir de un lado para otro cargado de cosas con el único fin de ganar dinero, la vida es mucho mas que eso. Pero estaba muy emocionada y pronto me perdí entre la gente admirándolo todo. Encontré diversos puestos de ropa, especias y comida. Me reí al ver como un pobre vendedor intentaba hablar con una anciana señora humana, que intentaba llevarse una alfombra por mucho menos del precio que tenía puesto. Avisté un herbolario y me puse a admirar los espécimenes que había en el puesto, algunos no los conocía y servían para relajar a las personas o para curar pero muchos otros ya los conocía. La dependienta sabiendo que yo era feérica me preguntó:
La mayoría seguramente las conocerás muchacha, pero hay algunos con los que se pueden hacer poderosas pociones. Solo si eres maga claro. Y me guiñó el ojo. Yo no tenía manera de averiguar como lo sabía, pero hicimos un cambio algunas de mis plantas medicinales por unas hierbas con las que se pueden hacer poderosos antídotos. Las había visto por el bosque, pero nunca me había fijado en ellas, me preguntó por que. Le estaba dando las gracias a la mujer cuándo escuché el grito de Martah en la multitud y me acerqué corriendo a ella. Sostenía una lágrima de unicornio en la mano y parecía muy sorprendida por lo que estaba viendo.
-¿Que pasa?

Zia llegó rápidamente hasta mi.
¿No es precioso? Me encanta...-me giré hacia el vendedor-¿Cuánto cuesta?-pregunté.
Trece monedas-dijo el hombre.
La verdad es que no llevaba nada de dinero. Entonces vi lo que Zia llevaba en las manos, hojas y cosas de las plantas, no me sonaba ninguna. Volví a dejar el colgante en su sitio, el vendedor pareció algo decepcionado al ver que no me lo llevaría. Le hice una señal a Zia para seguir viendo el mercado, era grande, nunca había visto uno así. Cada puesto era más variado que el anterior, algunos con armas, otros con accesorios, hierbas medicinales, ropas, etc.

Cuándo Martah fue a preguntar el precio de la lágrima, el mercader la miró con mala cara y le dió un precio, para mi entender, abusivo. Martah dejó la lágrima desilusionada y cuándo se fue me empecé a concentrar, en reunir mi encanto feérico alrededor mía. El mercader me había molestado y yo tenía ganas de una lágrima de unicornio. Cuándo consideré que ya era bastante le dirigí la mirada al señor, que ya me observaba embobado y le dirigí mi sonrisa mas dulce. Le hable, modulando mi voz para que sonara mas suave de lo normal. -Hola señor, podría enseñarme sus dos mejores lágrimas de unicornio.
Parecía hechizado, que era justo como se encontraba. Aumenté mi poder pero controle para que solo se dirigiera en la dirección del mercader, no quería atraer a todos los hombres que paseaban alrededor mía.
-Por supuesto hermosa joven, aquí las tienes.
Y me las entregó en la mano sin ningún tipo de pregunta. Le volví a sonreír mientras las admiraba.
-A un hombre como usted, amable y generoso, seguro que no le importará regalarme las dos lágrimas ¿verdad?
Pareció confundido un momento pero me concentre más y me dijo rápidamente que sí. Me despedí de él y me alejé corriendo intentando mantener el encanto el máximo tiempo posible mientras me alejaba. Alcancé rápidamente a Martah y le tiré del brazo mientras me la llevaba por un callejón. Cuándo consideré que estábamos lo bastante lejos del mercado paré de correr y me eché a reír. Acaba de cometer una locura y todo por una chica a la que apenas conocía, definitivamente yo no estaba bien de la cabeza. Cuando paré de reír, le di una de las dos lágrimas de unicornio que tenía en la mano a Martah.
-No preguntes. Le dije, aunque me moría de ganas de que me preguntara de donde había sacado la lágrima.
Entonces escuché unos gritos que venían en nuestra dirección y supe que venían a por mí. al parecer mi plan no era tan genial como había supuesto. miré a Martah, aquella chica me caía genial pero no quería causarle problemas así que le dije:
-Martah, ha sido un autentico placer estar contigo, pero me parece que el hombre de la tienda viene a por mí. Así que me voy para no causarte problemas. Adios.- Dicho esto me subí a un cubo de basura y me encarame a los tejados desde donde fuí corriendo de uno a otro hasta llegar a las afueras de la ciudad donde me bajé y me fuí por el camino hasta un pequeño bosquecillo donde podría esperar hasta que se calmaran las cosas después me iría.

DEJO POST

off:Lo siento martah pero tres semanas sin aparecer es demasiado para mí.