En busca de unos recuerdos... [RC]

No sabía bien cuánto tiempo había estado vagando entre bosques y cordilleras, ocultándome de cualquier persona que pudiera encontrarme y que pareciese mínimamente peligrosa. Llevaba, como me habían recomendado unos magos de una Torre de Hechicería -aún no me sabía los nombres ni las localizaciones-, una túnica que reflejaba mi supuesto rango como principiante en la magia telúrica. Obviamente, al ser yo una híbrida de unicornio y humana poca magia podía hacer, pero gracias a esa túnica y a la capa de banalidad que llevaba en un pequeño morral junto con bayas y agua, estaba segura de que podría llegar... bien, a cualquier lugar.

Lo único que no me esperaba sinceramente era llegar a una aldea llena de humanos. Lejos aún de las cabañas y casas, observé el movimiento que allí había. ¿Por qué parecían estar tan felices? Estaba extrañada, no sabía qué hacer así que sencillamente me quedé mirándolos.
Paseé por la aldea oculta bajo mi capa de banalidad negra y con capucha, perfecta para una unicornio que no sabía ni cómo se haría llamar si alguien preguntaba. En fin, pensé, sería bueno que me quedara en algún lugar caliente y cómodo para pasar la noche...
Fue acabar de pensar en buscar un lugar donde pasar la noche y vi a un joven salir de una posada, o al menos así lo parecía... Le observé de lejos, escondiendo la cara con la capucha. Me acerqué a él a medida que me confiaba. ¿Se...? ¿Se había dormido encima de la nieve? Brr. Me daba frío solo imaginarlo, pero allí estaba él, tan sonriente y cómodo encima de la nieve.

No sabía porqué, pero aquél chico... Había llamado mucho mi atención. Era el tipo de conexión que sentía cuando veía un mago. ¿Sería un mago...? Por Irial, tenía que intentar transformarme en unicornio más a menudo, estaba perdiendo demasiadas facultades...
-¿Mestizo? -pregunté con voz bajita mirando al chico desde arriba y dándole golpecitos con el dedo índice en la mejilla-. ¿Estás vivo o te has quedado congelado? ¿Mestizo?

Di un respingo y retrocedí un paso al ver al joven, mucho más alto y fornido que yo, que había aparecido de la nada. ¿Quién...? ¿Cómo...?
El chico, que había estado plácidamente tumbado sobre la nieve, se había despertado y los dos habían hablado entre ellos para después presentarse. ¿Y yo? Yo estaba a punto de salir corriendo solo de oír lo que decían. ¿Guerra? ¿Desertor?
¿Por qué me habré hibridado con una humana?, pensé al darme cuenta de los problemas en los que me había metido, yo estaba bien como unicornio... Feliz y contenta...

Los miré a ambos preocupada y temerosa porque, bueno, yo no sabía absolutamente nada de lo que hablaban.
-Y-Yo soy... Sote o Sota, esto... Como queráis llamarme vosotros -me presenté tartamudeando, preparando mentalmente qué quería decir-. ¿De...? ¿De qué guerra habláis? ¿Y de qué tierras?

Con un sencillo movimiento me libré de la capa de maga de primer grado y dejé que me mirasen a los ojos. Sonreí al Archimago, que por el simple hecho de serlo ya me caía bien, y di un paso en su dirección alejándome del que tenía toda la pinta de ser un nigromante.
-Yo... No he visto a muchos de los míos últimamente. Antes al menos me encontraba con uno o dos, pero, ¿alguno sabe por qué no hay tantos unicornios por ahí como antes? -pregunté sonriendo tímidamente.