Despertar en Kazlunn

Me levanté del suelo rápidamente y busqué a Sasha con la mirada. Seguí el rastro de las ramas que me iba lanzando hasta que lo perdí de vista.

-¡Shash! ¡Luego me llamas tramposa a mí y eres tú!

Me quité un par de ramas del pelo y seguí buscándolo. Decidí hablarle con la mente ya que estaba segura que me oiría igual: Sé que estás por aquí, y cuando te encuentre... Seguí andando por los alrededores de los árboles buscándolo.

Me quedé horrorizada cuando ví a Sasha tirado en el suelo. Me acerqué inmediatamente y comencé a zarandearlo.
-¿Sasha? ¡Sasha! ¿Qué... qué te pasa?, ¿te has caído? Venga, no me jodas...

Puse la cabeza en el pecho apoyando el oído para comprobar si respiraba, asustada. Mis ojos empezaban a humedecerse poco a poco.

Una risa imparable salía de mis labios. Le dije miles de veces que parara, pero sólo lo hizo cuando él quiso.
Puse cara de niña pequeña enfadada cuando paró para castigarle, pero se me pasó cuando me abrazó. Y le respondí.

-Cel, estoy bien, era una broma.

Idiota... pensé, sabiendo que me estaba escuchando.
Cuando Sasha me llevó a la hoguera y se jactó de haberme ganado, no desaproveché la oportunidad de echarle en cara lo que había hecho.

-Sabes que voy a vengarme. Tú solo espera el momento, tramposo.- dije dándole un empujón haciendolo caer y cayendo encima haciéndole una presa con las piernas y agarrando sus brazos con los míos- No soy como la mayoría de chicas de Idhún. No es tan fácil ganarme si no quiero.

Mostré unos dientes tremendamente blancos al sonreír exageradamente.

Me puse seria al momento y comencé a colocar un par de mantas para aislar el frío del suelo cerca del fuego y me tumbé bocabajo con los brazos cruzados a modo de almohada, tapándose mi rostro con el pelo.
En realidad no estaba dormida sino meditando. Los trastornos de personalidad de aquel chico eran como latigazos. Su actitud podía cambiar en un solo instante y eso me desconcertaba. Además de ello, pensé en mi hermana, en Macc, la primera persona que conoció en Idhún y en el chico de los ojos rojos que me había salvado en la fiesta de una muerte segura y en Naren, ese chico tan amable que había conocido al principio de todo, en mi difícil infancia separada de mis padres y de todo lo que quería... Las ideas se entremezclaban en mi cabeza y de pronto me sentí débil y desprotegida. Empecé a temblar inconscientemente.
Escuché unos pasos que a pesar de ser silenciosos con el silencio sepulcral en el que nos encontrábamos y dejé de temblar cuando me concentré en el ruido. Era un chico, simplemente, que se presentaba ante nosotros. Me senté y me aparté el pelo de la cara y miré a su alrededor por si venía acompañado. Ya no me fiaba de nadie. Aún un poco desconfiada me presenté a pesar de que Sasha lo había hecho ya. Le lancé una mirada antes de dirigirme al desconocido.

-Sí... mi nombre es Celiel, de Kazlunn. ¿Qué haces por estas tierras tú solo? ¿eres un viajero? - mi gesto estaba completamente inexpresivo como el de una muñeca de porcelana. Entonces dirigí mi mirada al objeto que traía consigo- ¿Eres de la Tierra?

Me levanté tranquilamente y después de coger mis armas y mi mochila me dirigí silenciosamente bosque adentro.

-Corvo, veo mi compañero responderá a sus preguntas por mí. Os dejo para que podáis hablar con calma, ¿de acuerdo? - les dije en tono serio antes de irme despidiéndome con una media sonrisa en los labios.

Tras un rato caminando, recogiendo plantas medicinales y semillas y curioseando, divisé una pequeña luz que paseaba alegremente de un sitio a otro. Con curiosidad fui en su busca, como una sombra y con la mano en la daga dispuesta a sacarla en cualquier momento. Cuando me encontraba lo suficientemente cerca me di cuenta que sólo era un gato de fuego. Me puse de cuclillas a unos escasos metros de él y comencé a hablarle en su idioma.

-Ven, pequeño. No voy a hacerte daño - le dije con toda la dulzura que pude.

El animal, que estaba asustado comenzó a tranquilizarse y aproximarse poco a poco aún cauteloso.
Le tendí la mano para que la oliera y se calmara del todo y cuando vio que no tenía ningún arma en la mano comenzó a olerme. Por un segundo me pregunté si me quemaría pero sus llamas se ocultaron por completo cuando lo acaricié. Ven conmigo si quieres, no es seguro que un cachorro como tú pase la noche solo en el bosque. Es peligroso incluso para mí..., le había susurrado. Dicho esto lo solté y le dejé decidir solo mientras desandaba el camino para encontrarme con mis compañeros.
Una vez allí me aclaré la garganta y dije aún de pie dirigiéndome a Corvo.

-Siento mi mala educación al desaparecer a mitad de la conversación. Hm... ¿Podrías responder a mis preguntas, ahora que se respondieron las mías? - le sonreí lo más amablemente posible mientras me sentaba de nuevo con Sasha. Después de hablar miré a Sasha y le sonreí enseñándole al gato que se encontraba tumbado panzarriba en mis brazos para que lo acariciase.

Cuando terminé de hablar, el shek se acercó a mi invento (aun no había decido como llamarle) y me dijo que parecía una moto, pero mucho más avanzada. Yo ya sabia que en la Tierra tenían vehículos voladores, pero pensaba que eran mucho más grandes. De golpe lo entendí. Se refería a la estructura! La estructura era parecida a la de las motos. Como no había caído antes? Anteriormente había visto planos de motos y la estructura de soporte era casi idéntica.

Después de eso, me dijo que Lurr o que Dastan eran los dueños de Kazlunn, pero que ahora, cualquiera de los dos (o puede que algún otro) no estaba allí. De golpe, estalló en carcajadas. Había tratado con muchos tipos de gente, tanto en mis viajes, como en la corte y esa risa después de hablar no podía significar otra cosa. O que lo anterior era mentira, o que eso último era la única verdad. Se calmó y luego me preguntó:

-Supongo que ahora te toca responder... Bien, ¿por qué deseas saber quien es el dueño de Kazlunn?

Hacia falta responder a su pregunta cuando se que algo que me ha dicho no es verdad? Es más. Hacía falta responder cuando en cualquier momento le apetecía y me leía los pensamientos? No, no iba a dignificar eso con una respuesta.

En eso momento, entró en el claro Celiel, que al parecer se había marchado. Se sentó junto al shek y se dirigió a mi:

-Siento mi mala educación al desaparecer a mitad de la conversación. Hm... ¿Podrías responder a mis preguntas, ahora que se respondieron las mías?

Que quería decir con eso? La había entendido bien? Por un momento me quedé pensativo. Intentando entender las palabras de Celiel. Al cabo de un rato le contesté lo primero que se ocurrió, esperando que fuera un buena elección:

-Viajo solo, en la búsqueda de una cura. La peste, propagada por las ratas, ha invadido Raheld. La magia solo retrasa su efectos y nuestros científicos solo pueden prevenir su contagio a la gente sana, gastando grandes cantidades de remedios y elixires a diario. Nuestra tecnología, siendo aún la más avanzada del planeta, no puede hacer nada. Por eso estoy aquí, en Kazlunn, cuando ya me he pateado todo el continente. Es el único lugar donde aún no he buscado. Empecé por Nanhai y luego continué por todo el continente. Estoy al borde de la desesperación...

Luego les dirigí una mirada cansada y pensé que por lo menos aun no les había contado que era el Lord protector de la reina.

Off: para averiguar más cosas sobre mi, poderoso shek lee mentes, leete mi historia XD.

Off: Cambio el color de mis diálogos que Corvo los tiene iguales.
Me apenó profundamente la historia de Corvo porque en la Tierra cuando yo aún vivía allí, la peste se había ya propagado por muchos lugares, entre ellos Florencia en la que solamente un quinto de su población sobrevivió. Quizá Sasha tenía razón y debía buscar en la Tierra, por si ya han encontrado cura a la enfermedad.
Shasha comenzó a recoger sus cosas y comprobar sus armas.

-Tal vez no te apetezca viajar ahora, pero si pensamos igual entonces deberíamos partir en seguida, ya sea a Kazlunn o a la Tierra.

Un momento, ¿él también se iba de Idhún, a la Tierra? No supe qué hacer, ya que no sabía si contaban conmigo para acompañarlos en este viaje o no. Pero de todas formas, tanto si me iba como no, tendría que recoger mis cosas de todos modos. No podía quedarme por mucho tiempo más aquí después de los bandidos y el dragón, porque no tardarían en volver otros visitantes.
Empecé a meter mis cosas en mi mochila y ponerme las armas en la liga que cogí en casa de mis padres para guardar las armas pequeñas. Después subí al árbol y cogí unas cuantas manzanas para desayunar (las cuales les lancé a los chicos) y guardar otras pocas.

-¿Sería una molestia si os acompaño? - les dije mientras miraba la manzana mordisqueada apoyada de pie en el tronco de un árbol.

Corvo nos ofreció ir con él, pero sólo cabía uno en su moto y Sasha decidió ir volando para dejarme ir con él.

-Estaré bien, ve tranquilo -le prometí mentalmente y luego añadí -espero que tú también.

Me puse mi mochila en la espalda (con el gato dentro) y me aseguré de llevarlo todo. Una vez hecho esto, me subí en la moto justo detrás de Corvo y me agarré a su cintura para no caerme. Si esto era como una moto de la Tierra cogería bastante velocidad enseguida.

-Cuando quieras - dije para concluir, mirando en dirección a mi casa a modo de despedida. Quería guardar esa imagen en mi mente por mucho tiempo. Y por último una mirada al cielo justo antes de marcharnos.

-¿En serio crees que me vas a ganar?

Le habló telepaticamente, divertido, entonces siseó y de sus alas salió un liquido transparente que se extendió por todo su cuerpo y salió volando. En apenas dos segundos alcanzó a Corvo y a Celiel y los adelantó no sin antes hacerles un gesto con la cabeza como burla.
Sasha calculaba que en pocas horas llegarian a Kazlunn, tal vez al amanecer.

Ademas asi sabria quien gobernaba en ese momento Kazlunn, y si era el dragon podria atacarlo y pillarlo por sorpresa. Le tenia muchas ganas a esa criatura que le habia arrebatado a su prometida.

Off:sorry por el post corto pero es que yo creo que tendriamos que crear un tema nuevo... Despues del post de Celiel. Yo no puedo crear porque estoy desde el ipod :yaoming:

Los cambios de marcha y la salida disparada de la moto al despegar del todo junto con su rapidez, hicieron que más de una vez cerrara los ojos del susto y me agarrase fuertemente a Corvo. El pelo se me alisó incluso de la presión del viento en mi cara y apreté la frente fuertemente a su espalda, aterrada. Había volado varias veces, pero nunca como aquella. Siempre había sido un vuelo suave en algún Haai o incluso flotando yo misma. Me fui mentalizando de que no podía estar así todo el tiempo y tendría que acostumbrarme, pero aún así seguía fuertemente agarrada aún cuando vi que Sasha no estaba demasiado lejos de nosotros.

-Sharei es el caballero que buscas- le dije con un hilo de voz cuando recordé el momento de la fiesta en el que me lo nombraron.

Ellos se estaban tomando este vuelo como un juego. Mientras lleguemos antes, -pensé- me da igual.