Recuerdos del Pasado (Privado)
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Recuerdos del Pasado (Privado)
(Fdr: Para los que quieran leer, les explico como va este Rol. Es Privado porque solo yo voy a escribir. A partir de este rol, y durante algunas semanas (mientras termino los examenes), rolearé aquí contando poco a poco algunas partes de las historias de mi jovenzuelo. Espero les guste, así podrán conocerle mejor)
El otoño, aunque un tanto áspero y poco agradable en las noches, sentaba al bosque de una manera especial. Los árboles estaban teñidos de colores anaranjadas, por el suelo había miles de hojas, y apenas se veían flores, aunque alguna que otra se dejaba entrever por entre los árboles, que parecían viejos y arrugados. Definitivamente, el bosque parecía bañado en miel. Me encantaba Awa en la estación del Otoño, pues pocas veces se veía en aquel esplendor al Bosque y su comunidad.
Esta noche no hacía frío, más bien una cortina de humedad se filtraba por las copas de los árboles, haciendo de la noche placentera y agradable. Caminaba por entre las hierbas, descalzo, sintiendo como el musgo y la hierba contactaba con las plantas de mis pies, y entre gotas y gotas de agua. Los ríos estaban cubiertos de hojas, pero pude encontrar uno que aún estaba completamente intacto.
Me senté cerca de él, tenía ganas de pensar.
No hacía mucho que había dejado la Torre de Derbhad. El archimago había accedido amablemente, sin muestras de rencor ni pesadez en sus palabras, a que me fuera si así lo quería. A la par, todos mis compañeros habían dicho que sería lo mejor, y les estuve muy agradecidos. Necesitaba descansar, pero había varias cosas que no me dejaban la cabeza tranquila. Todo fue desde que volvimos del Oráculo, me hizo recordar ...
"Era una mañana de Verano. Los tres soles se pegaban en el cuerpo, y los Celestes, acostumbrados a salir por la tarde, cuando el Sol no era tan fuerte, a cuidar de sus Haais. Pero, ese día, en cambio, algunos habían salido antes, la situación lo requería.
Un celeste se encaminaba corriendo hacia los límites de la ciudad, ajena a cualquier cosa y a toda prisa. Al parecer, buscaba a alguien que parecía correr unos pocos metros más delante. Su inconfundible túnica le hacía ágil, pero aún así no conseguía llegar a la mujer que corría delante de él. Pocos minutos más tarde, lo consiguieron.
- ¡¡Elderin!! ¡¡Para, por favor!! - dijo Dragon, el pequeño, por no decir el único, hijo de los Droican- ¡¡No tienes por qué salir corriendo sin decirnos nada!! Comprendemos tu situación - terminó diciendo, con lágrimas en los ojos, y viendo a su preciada amiga pararse.
Elderin se dió la vuelta con los ojos húmedos. Como dos zafiros, penetraron los ojos del joven Celeste, que seguía entre sollozos, ya derrumbado en el suelo, y con la cara entre las piernas. Poco a poco, la Celeste se acercó entre pasos torpes al chico. Se puso a su altura, y abrazó a su amigo, en un abrazo sincero y lleno de emoción.
- Sabes que no es por ti Dragon ... son mis padres - dijo la Celeste, secándose parte de las lágrimas que caían de sus ojos - Constantemente pelean, y no quieren escucharme. La decisión de irme fue mía, y sólo mía - terminó diciendo, agachándose y mirándo fijamente a Dragon.
- ¡No puedes ir sola, necesitas que alguien te acompañe! - volvió a decir, entre quejidos y aún con la cabeza gacha. Poco a poco fue subiéndola, a la par que decía - Además ... sabes que hay un vínculo.
Las palabras del celeste hicieron a Elderin abrir los ojos. Era cierto que hacía varios meses que había notado un vínculo muy cercano a ella, pero debido a su poca experiencia, no sabía muy bien de quien con quien se trataba. Miró hacia el horizonte. El carro de mercaderes que se dirigían al Oráculo partiria en pocos minutos, pero no le importaba.
- ¿Quieres decir que ...?
- ¡Por Yohavir, Elderin! ¡¡SI!! Y aunque supe que no lo sabías, creo que ahora es el mejor momento - estalló el joven, mientras levantaba la cabeza - Sabes que te quiero ...
Los ojos de la joven se dilataron enormemente. Como si de un jarro de agua fría se tratase, a Elderin le costó bastante hacerse a la situación. Cinco años, nada más y nada menos que cinco años habían pasado juntos. Entre risas y lloros, Dragon había sido su única fuente de amistad en mucho tiempo. Las discusiones en casa de sus padres no hacían más que empeorar una y otra vez, y Elderin siempre había buscado refugio en los brazos del joven Celeste. Realmente ... ella le quería.
- Yo ... yo ... - dijo entre cortes. Las pausas le hacían ponerse nerviosa, y más tener a la persona con la que tenía un vínculo delante suya. - Yo ... no sé que decir - y volvió a derrumbarse, mientras lloraba silenciosamente.
Varios minutos de silencio, mientras Dragon miraba a la chica con ojos preocupados. Pocas lágrimas más fueron derramadas, sin embargo, el sentimiento era mutuo, pues el vínculo era fuerte. Aún así, solamente varias cosas se le pasaban por la cabeza al chico.
Una era fundirse en un abrazo interminable con Elderin. La quería, y daría su alma por ella si fuera necesario, y si con eso conseguía quedarse a su lado toda la vida. Y la otra ... la otra era más atrevida, pero pocos minutos quedaban para que todo terminase, así que ...
- Perdóname ... - y acto seguido acarició el pelo de Elderin con delicadeza, sujetó su rostro entre sus manos, y atrayéndola hacia sí, le arrancó un beso de sus labios, suponiendo que sería el primero y último de su vida. Se notaba a leguas que solo había amor en aquel beso, y sin embargo, las cosas eran tan complicadas ...
Elderin, por otro lado, no reaccionó, se dejó llevar. Cuando terminaron, abrazó a Dragon fuertemente, y le susurró al oído:
- Sabes que no puedo quedarme ... y aunque me duela, espero volver a verte, mi amor ... - poco a poco fue retirándose del chico, y cuando varios centímetros le separaban, se levantó. Observó como el joven la miraba mientras subía. Cuando estuvo en lo alto, volvió su cabeza hacia el suelo.
No quería ver como Elderin se marchaba. Poco a poco, una silueta fue dibujándose en el horizonte, y dejándo constacia de que Elderin, la Celeste de Haai-Sil, abandonaba el pueblo, para entrar en el Oráculo y formar parte de las Sacerdotisas. Lo que no sabía, es que pocas veces sabría de su amado ..."
Sin saber muy bien por qué, me había quedado profundamente tranquilo. No podía evitar recordar aquellos días, y mas sabiendo que había visto a Elderin, y no había tenido la valentía de haberle abrazado cuando pude ... El Oráculo de Gantadd había sido lo más parecido a la felicidad que me ha estado faltando durante todo este tiempo. Varias lágrimas caían de mi rostro suavemente, hasta el suelo poblado de hojas. Me acerqué al lago que había encontrado sin hojas, y miré hacia su profundidad. Me ví reflejado, y, como un fantasma, el rostro de Elderin apareció ante mi, sonriéndome, y dándome las fuerzas que necesitaba para seguir ...
Para seguir, recordando ...
(Fdr: Como podéis ver, mi pequeñín tiene un amor !! *O* Jeje, espero les haya gustado esta parte. Es como un Fan Fic, pero ... quería tenerlo en rol para incorporarlo a mi ficha posteriormente. Mejor contar su historia así y no de otra manera!)
El otoño, aunque un tanto áspero y poco agradable en las noches, sentaba al bosque de una manera especial. Los árboles estaban teñidos de colores anaranjadas, por el suelo había miles de hojas, y apenas se veían flores, aunque alguna que otra se dejaba entrever por entre los árboles, que parecían viejos y arrugados. Definitivamente, el bosque parecía bañado en miel. Me encantaba Awa en la estación del Otoño, pues pocas veces se veía en aquel esplendor al Bosque y su comunidad.
Esta noche no hacía frío, más bien una cortina de humedad se filtraba por las copas de los árboles, haciendo de la noche placentera y agradable. Caminaba por entre las hierbas, descalzo, sintiendo como el musgo y la hierba contactaba con las plantas de mis pies, y entre gotas y gotas de agua. Los ríos estaban cubiertos de hojas, pero pude encontrar uno que aún estaba completamente intacto.
Me senté cerca de él, tenía ganas de pensar.
No hacía mucho que había dejado la Torre de Derbhad. El archimago había accedido amablemente, sin muestras de rencor ni pesadez en sus palabras, a que me fuera si así lo quería. A la par, todos mis compañeros habían dicho que sería lo mejor, y les estuve muy agradecidos. Necesitaba descansar, pero había varias cosas que no me dejaban la cabeza tranquila. Todo fue desde que volvimos del Oráculo, me hizo recordar ...
"Era una mañana de Verano. Los tres soles se pegaban en el cuerpo, y los Celestes, acostumbrados a salir por la tarde, cuando el Sol no era tan fuerte, a cuidar de sus Haais. Pero, ese día, en cambio, algunos habían salido antes, la situación lo requería.
Un celeste se encaminaba corriendo hacia los límites de la ciudad, ajena a cualquier cosa y a toda prisa. Al parecer, buscaba a alguien que parecía correr unos pocos metros más delante. Su inconfundible túnica le hacía ágil, pero aún así no conseguía llegar a la mujer que corría delante de él. Pocos minutos más tarde, lo consiguieron.
- ¡¡Elderin!! ¡¡Para, por favor!! - dijo Dragon, el pequeño, por no decir el único, hijo de los Droican- ¡¡No tienes por qué salir corriendo sin decirnos nada!! Comprendemos tu situación - terminó diciendo, con lágrimas en los ojos, y viendo a su preciada amiga pararse.
Elderin se dió la vuelta con los ojos húmedos. Como dos zafiros, penetraron los ojos del joven Celeste, que seguía entre sollozos, ya derrumbado en el suelo, y con la cara entre las piernas. Poco a poco, la Celeste se acercó entre pasos torpes al chico. Se puso a su altura, y abrazó a su amigo, en un abrazo sincero y lleno de emoción.
- Sabes que no es por ti Dragon ... son mis padres - dijo la Celeste, secándose parte de las lágrimas que caían de sus ojos - Constantemente pelean, y no quieren escucharme. La decisión de irme fue mía, y sólo mía - terminó diciendo, agachándose y mirándo fijamente a Dragon.
- ¡No puedes ir sola, necesitas que alguien te acompañe! - volvió a decir, entre quejidos y aún con la cabeza gacha. Poco a poco fue subiéndola, a la par que decía - Además ... sabes que hay un vínculo.
Las palabras del celeste hicieron a Elderin abrir los ojos. Era cierto que hacía varios meses que había notado un vínculo muy cercano a ella, pero debido a su poca experiencia, no sabía muy bien de quien con quien se trataba. Miró hacia el horizonte. El carro de mercaderes que se dirigían al Oráculo partiria en pocos minutos, pero no le importaba.
- ¿Quieres decir que ...?
- ¡Por Yohavir, Elderin! ¡¡SI!! Y aunque supe que no lo sabías, creo que ahora es el mejor momento - estalló el joven, mientras levantaba la cabeza - Sabes que te quiero ...
Los ojos de la joven se dilataron enormemente. Como si de un jarro de agua fría se tratase, a Elderin le costó bastante hacerse a la situación. Cinco años, nada más y nada menos que cinco años habían pasado juntos. Entre risas y lloros, Dragon había sido su única fuente de amistad en mucho tiempo. Las discusiones en casa de sus padres no hacían más que empeorar una y otra vez, y Elderin siempre había buscado refugio en los brazos del joven Celeste. Realmente ... ella le quería.
- Yo ... yo ... - dijo entre cortes. Las pausas le hacían ponerse nerviosa, y más tener a la persona con la que tenía un vínculo delante suya. - Yo ... no sé que decir - y volvió a derrumbarse, mientras lloraba silenciosamente.
Varios minutos de silencio, mientras Dragon miraba a la chica con ojos preocupados. Pocas lágrimas más fueron derramadas, sin embargo, el sentimiento era mutuo, pues el vínculo era fuerte. Aún así, solamente varias cosas se le pasaban por la cabeza al chico.
Una era fundirse en un abrazo interminable con Elderin. La quería, y daría su alma por ella si fuera necesario, y si con eso conseguía quedarse a su lado toda la vida. Y la otra ... la otra era más atrevida, pero pocos minutos quedaban para que todo terminase, así que ...
- Perdóname ... - y acto seguido acarició el pelo de Elderin con delicadeza, sujetó su rostro entre sus manos, y atrayéndola hacia sí, le arrancó un beso de sus labios, suponiendo que sería el primero y último de su vida. Se notaba a leguas que solo había amor en aquel beso, y sin embargo, las cosas eran tan complicadas ...
Elderin, por otro lado, no reaccionó, se dejó llevar. Cuando terminaron, abrazó a Dragon fuertemente, y le susurró al oído:
- Sabes que no puedo quedarme ... y aunque me duela, espero volver a verte, mi amor ... - poco a poco fue retirándose del chico, y cuando varios centímetros le separaban, se levantó. Observó como el joven la miraba mientras subía. Cuando estuvo en lo alto, volvió su cabeza hacia el suelo.
No quería ver como Elderin se marchaba. Poco a poco, una silueta fue dibujándose en el horizonte, y dejándo constacia de que Elderin, la Celeste de Haai-Sil, abandonaba el pueblo, para entrar en el Oráculo y formar parte de las Sacerdotisas. Lo que no sabía, es que pocas veces sabría de su amado ..."
Sin saber muy bien por qué, me había quedado profundamente tranquilo. No podía evitar recordar aquellos días, y mas sabiendo que había visto a Elderin, y no había tenido la valentía de haberle abrazado cuando pude ... El Oráculo de Gantadd había sido lo más parecido a la felicidad que me ha estado faltando durante todo este tiempo. Varias lágrimas caían de mi rostro suavemente, hasta el suelo poblado de hojas. Me acerqué al lago que había encontrado sin hojas, y miré hacia su profundidad. Me ví reflejado, y, como un fantasma, el rostro de Elderin apareció ante mi, sonriéndome, y dándome las fuerzas que necesitaba para seguir ...
Para seguir, recordando ...
(Fdr: Como podéis ver, mi pequeñín tiene un amor !! *O* Jeje, espero les haya gustado esta parte. Es como un Fan Fic, pero ... quería tenerlo en rol para incorporarlo a mi ficha posteriormente. Mejor contar su historia así y no de otra manera!)
Dragon Droican- Oráculo de Yohavir
- Mensajes : 437
Puntos : 639
Fecha de inscripción : 01/05/2010
Edad : 30
Localización : San Fernando
Datos
Su personaje es: Dragon Droican, Mago 1er Grado (Magia Telúrica)
Trabaja de: Juglar - Plaza de Vanis
Pertenece a: La OPNI, nº 13. Miembro de la UVI.
Re: Recuerdos del Pasado (Privado)
Llevaba varias semanas deambulando por el bosque, sin nada mejor que hacer que pasas el tiempo, despejarme y descansar de todo lo vivido durante tanto tiempo. Parecía mentira, pero tantos días llenos de emoción, aventuras y acción me habían dejado totalmente agotado y destrozado, y solo se me apetecía descansar y ... bueno, y algo más. Daba gracias a los feéricos, pues amablemente habían accedido a hospedarme en una de sus casas árbol, y en ella habitaba como si fuera mía.
La habitación donde dormía estaba iluminada durante todo el día, y podían verse las Tres Lunas al anochecer, mientras dormía, o al menos las noches que dormía, pues la mayor parte de ellas llegaba demasiado tarde, como esta que me tocaba hoy.
- Dulen, hoy llegaré tarde - avisé al feérico que me había acogido, que no sería mucho más alto que una palma, pero cuyo corazón era más grande que el de muchísimas más personas. El feérico sonrió como si me conociera demasiado, y asintió mientras me veía salir por la cortina de enredaderas que formaban su puerta de entrada. Sabía perfectamente que una vez que hubiera salido, se pondría a recoger las hojas que caían en la casa, y luego iría a buscar frutos a lo más profundo del bosque, todo para que me sintiera como en mi casa. Agradecía aquellos gestos, y más en situaciones como la que vivía ahora.
Caminé largo y tendido, observando a la población feérica ir y venir de un lado a otro. Los más pequeños revoloteaban de un lado a otro, jugando con sus amigos más fieles y disfrutando de la mañana; mientras que los más grandes se dedicaban a las tareas domésticas, o reestructuraban su casa-árbol, o salían a buscar alimentos. Las mujeres feéricas iban y venían con una facilidad a lavar sus ligeros ropajes, que con dos pasadas de agua ya estaban más que limpias.
Sonreír en estos ambientes es una tarea muy fácil, así que siempre iba con una sonrisa en la cara que demostraba que poco a poco mi humor iba en aumento y mi agotamiento disminuía. Sin embargo, desde aquella noche en la que recordé tantas cosas, me dedicaba a descansar tranquilamente en algún claro, para poder recordar, recordar tranquilamente ... Olvidar aquellos momentos pasados podían llegar a ser muy duros, y no buscaba eso, yo quería recordar para no olvidar, no olvidar significaba amar a los tuyos.
Al llegar a un claro, me tumbé entre las hojas. Esta vez no había ni pequeños lagos ni manantiales cerca, pero no me importaba, el estar en contacto con la naturaleza era más que suficiente. Me quedé dormido a los pocos minutos - que irónico, hacía poco que me había levantado - y un sueño muy profundo me invadió, ya era hora de volver al pasado ...
"Un joven celeste caminaba, sin rumbo fijo, por entre los árboles. Celestia disponía de varias zonas de bosque, pero no tantas como las que se podían ver en el territorio de los feéricos. Aún así, al joven Droican no le importaba, no le importaba en absoluto. Dragon iba buscando frutos que comer, no todo era carne que se podía comprar en el mercado, él mismo decía que a veces la naturaleza nos aporta todo lo que necesitamos.
Hacía 3 semanas que Elderin se había ido, y con ella parte de su corazón. Parte de su corazón que permanecía ahora con la joven celeste en el Oráculo de Gantadd, donde seguramente los días para ella son igual de duros que para el joven que caminaba por el bosque. Había sido tan duro, pero a la vez se había alegrado tanto, que Dragon ya no sabía que le pasaba ni que pensar, sin embargo ...
Sin embargo llevaba también varios días pensando en que hacer con su vida, y todo apuntaba a un único camino, un camino que su abuelo, antes de morir, le había recordado.
- Dragon, no tengas miedo - le había dejado escrito en una carta - Sé valiente y viaja todo lo que puedas, no te quedes encerrado en esta ciudad, que aunque será tu mayor admiración, no impedirá que te quedes. Hazlo por mi, hijo mío, haz lo que tu viejo abuelo no pudo hacer nunca ... Viaja...
Recordar esa carta siempre le producía melancolía. No había conocido a su abuelo en persona, pero sabía que las runas de su cabeza eran parte de él, parte de su esencia que había dejado al marcharse, y al nacer él.
"- Uno se van, y otros vienen -" pensaba en ese momento, como si de un autómata se tratase. Y como si la inspiración hubiera llegado de pronto, Dragon empezó a correr hacia su casa, donde seguramente le estaban esperando sus padres para empezar a comer. Esa comida no la olvidaría nunca, una decisión muy importante y que cambiaría su futuro iba a comenzar, y no duraría mucho en decilo.
- Por Yohavir ... - susurró su madre, Layla, mientras varias lágrimas caían de su rostro. La valentía, el coraje y el arrojo que había sentido en el corazón de su hijo le habían hecho llorar. Sabía perfectamente que era lo siguiente que iba a decir, así que miró a su marido, Truler, el cual también sabía perfectamente que pasaba.
- Ve en paz, hijo mío, no tenemos más remedio que dejarte ir, es tu decisión - dijo su padre, mientras le miraba a los ojos - Sabíamos que este día llegaría, ya nos lo dijo tu abuelo ...
- Abuelo ya lo sabía ... increíble, no hay día que me sorprenda más. ¿Tengo vuestra bendición? - dijo, mientras se acercaba a su madre y la cogía de las manos.
- La tienes hijo mio, puedes ir con mi bendición ... y con la de tu padre. Por favor, ten muchísimo cuidado. - dijo su madre entre sollozos, mientras se levantaba y plantaba un beso en las mejillas de su hijo.
- Ten cuidado, no cometas locuras y vive tal y como te hemos enseñado. Y no se te olvide venir a vernos - terminó diciéndole su padre, mientras abrazaba fuertemente a Dragon, abrazo que duró varios minutos.
- Gracias padres, no les fallaré. Vendré a verlos cada vez que pueda, ya saben cual es mi destino, el Oráculo me espera - y dicho esto, caminó hasta su cuarto, tenía que prepararse para el viaje..."
Me desperté sobresaltado. La primera luna ya había aparecido, y con ella le seguirían sus hermanas. Recordaba aquellos días como los mejores de mi vida, pero también como los más difíciles de sobrellevar a lo largo de todo el camino que ya llevaba recorrido. También recuerdo que después de ir a mi cuarto, salí a los pocos minutos, y mientras me perdía en el horizonte, mis padres me despedían con la mano, entre lágrimas de felicidad y de tristeza.
Me prometí enormemente ver de nuevo a mis padres, mientras me ponía de camino a casa de Dulen. Varios años habían pasado, y aún no había tenido la oportunidad de volver a verlos.
" Igual que con Elderin ... "
(Fdr: Mi pequeñín quiere buscar como sea a Elderin pero ... las cosas se le tuercen e.e Ya verán, ya D: Gracias por leer !! ^^)
La habitación donde dormía estaba iluminada durante todo el día, y podían verse las Tres Lunas al anochecer, mientras dormía, o al menos las noches que dormía, pues la mayor parte de ellas llegaba demasiado tarde, como esta que me tocaba hoy.
- Dulen, hoy llegaré tarde - avisé al feérico que me había acogido, que no sería mucho más alto que una palma, pero cuyo corazón era más grande que el de muchísimas más personas. El feérico sonrió como si me conociera demasiado, y asintió mientras me veía salir por la cortina de enredaderas que formaban su puerta de entrada. Sabía perfectamente que una vez que hubiera salido, se pondría a recoger las hojas que caían en la casa, y luego iría a buscar frutos a lo más profundo del bosque, todo para que me sintiera como en mi casa. Agradecía aquellos gestos, y más en situaciones como la que vivía ahora.
Caminé largo y tendido, observando a la población feérica ir y venir de un lado a otro. Los más pequeños revoloteaban de un lado a otro, jugando con sus amigos más fieles y disfrutando de la mañana; mientras que los más grandes se dedicaban a las tareas domésticas, o reestructuraban su casa-árbol, o salían a buscar alimentos. Las mujeres feéricas iban y venían con una facilidad a lavar sus ligeros ropajes, que con dos pasadas de agua ya estaban más que limpias.
Sonreír en estos ambientes es una tarea muy fácil, así que siempre iba con una sonrisa en la cara que demostraba que poco a poco mi humor iba en aumento y mi agotamiento disminuía. Sin embargo, desde aquella noche en la que recordé tantas cosas, me dedicaba a descansar tranquilamente en algún claro, para poder recordar, recordar tranquilamente ... Olvidar aquellos momentos pasados podían llegar a ser muy duros, y no buscaba eso, yo quería recordar para no olvidar, no olvidar significaba amar a los tuyos.
Al llegar a un claro, me tumbé entre las hojas. Esta vez no había ni pequeños lagos ni manantiales cerca, pero no me importaba, el estar en contacto con la naturaleza era más que suficiente. Me quedé dormido a los pocos minutos - que irónico, hacía poco que me había levantado - y un sueño muy profundo me invadió, ya era hora de volver al pasado ...
"Un joven celeste caminaba, sin rumbo fijo, por entre los árboles. Celestia disponía de varias zonas de bosque, pero no tantas como las que se podían ver en el territorio de los feéricos. Aún así, al joven Droican no le importaba, no le importaba en absoluto. Dragon iba buscando frutos que comer, no todo era carne que se podía comprar en el mercado, él mismo decía que a veces la naturaleza nos aporta todo lo que necesitamos.
Hacía 3 semanas que Elderin se había ido, y con ella parte de su corazón. Parte de su corazón que permanecía ahora con la joven celeste en el Oráculo de Gantadd, donde seguramente los días para ella son igual de duros que para el joven que caminaba por el bosque. Había sido tan duro, pero a la vez se había alegrado tanto, que Dragon ya no sabía que le pasaba ni que pensar, sin embargo ...
Sin embargo llevaba también varios días pensando en que hacer con su vida, y todo apuntaba a un único camino, un camino que su abuelo, antes de morir, le había recordado.
- Dragon, no tengas miedo - le había dejado escrito en una carta - Sé valiente y viaja todo lo que puedas, no te quedes encerrado en esta ciudad, que aunque será tu mayor admiración, no impedirá que te quedes. Hazlo por mi, hijo mío, haz lo que tu viejo abuelo no pudo hacer nunca ... Viaja...
Recordar esa carta siempre le producía melancolía. No había conocido a su abuelo en persona, pero sabía que las runas de su cabeza eran parte de él, parte de su esencia que había dejado al marcharse, y al nacer él.
"- Uno se van, y otros vienen -" pensaba en ese momento, como si de un autómata se tratase. Y como si la inspiración hubiera llegado de pronto, Dragon empezó a correr hacia su casa, donde seguramente le estaban esperando sus padres para empezar a comer. Esa comida no la olvidaría nunca, una decisión muy importante y que cambiaría su futuro iba a comenzar, y no duraría mucho en decilo.
***
- ¡¡Papá!! ¡¡Mamá!! - dijo entrando furtivamente en la casa, acalorado y con gotas de sudor en su rostro - ¡¡Ya lo he decidido!!- Por Yohavir ... - susurró su madre, Layla, mientras varias lágrimas caían de su rostro. La valentía, el coraje y el arrojo que había sentido en el corazón de su hijo le habían hecho llorar. Sabía perfectamente que era lo siguiente que iba a decir, así que miró a su marido, Truler, el cual también sabía perfectamente que pasaba.
- Ve en paz, hijo mío, no tenemos más remedio que dejarte ir, es tu decisión - dijo su padre, mientras le miraba a los ojos - Sabíamos que este día llegaría, ya nos lo dijo tu abuelo ...
- Abuelo ya lo sabía ... increíble, no hay día que me sorprenda más. ¿Tengo vuestra bendición? - dijo, mientras se acercaba a su madre y la cogía de las manos.
- La tienes hijo mio, puedes ir con mi bendición ... y con la de tu padre. Por favor, ten muchísimo cuidado. - dijo su madre entre sollozos, mientras se levantaba y plantaba un beso en las mejillas de su hijo.
- Ten cuidado, no cometas locuras y vive tal y como te hemos enseñado. Y no se te olvide venir a vernos - terminó diciéndole su padre, mientras abrazaba fuertemente a Dragon, abrazo que duró varios minutos.
- Gracias padres, no les fallaré. Vendré a verlos cada vez que pueda, ya saben cual es mi destino, el Oráculo me espera - y dicho esto, caminó hasta su cuarto, tenía que prepararse para el viaje..."
Me desperté sobresaltado. La primera luna ya había aparecido, y con ella le seguirían sus hermanas. Recordaba aquellos días como los mejores de mi vida, pero también como los más difíciles de sobrellevar a lo largo de todo el camino que ya llevaba recorrido. También recuerdo que después de ir a mi cuarto, salí a los pocos minutos, y mientras me perdía en el horizonte, mis padres me despedían con la mano, entre lágrimas de felicidad y de tristeza.
Me prometí enormemente ver de nuevo a mis padres, mientras me ponía de camino a casa de Dulen. Varios años habían pasado, y aún no había tenido la oportunidad de volver a verlos.
" Igual que con Elderin ... "
(Fdr: Mi pequeñín quiere buscar como sea a Elderin pero ... las cosas se le tuercen e.e Ya verán, ya D: Gracias por leer !! ^^)
Dragon Droican- Oráculo de Yohavir
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Re: Recuerdos del Pasado (Privado)
[DEJO ROL DEFINITIVAMENTE]
(Off: Se acabó, ya contaré mas )
(Off: Se acabó, ya contaré mas )
Dragon Droican- Oráculo de Yohavir
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