Tercer Grupo - Puerto Esmeralda

Todo Idhún levanta la mirada hacia la luz extraña que marca el final de una era y el comienzo de otra. Las historias más extrañas ya comienzan a circular en boca de todos. Los Seis han regresado, una vez más, a nuestro mundo. Dicen que los Oyentes no pueden distinguir sus palabras, pero que sus voces se alzan llamando a sus hijos, a sus héroes, para que liberen Idhún de este tiempo de oscuridad...
Pero la oscuridad sigue presente, y ya no se esconde. La presencia amenazante del Séptimo puede sentirse en cada soplo de aire gélido, en cada sombra apartada, en cada vela que se apaga titilante sin que el viento la roce...
Es el tiempo de las historias, de las leyendas y de los héroes... pero también de los grandes enemigos. Los caminos de cientos de idhunitas se unen y separan hoy. Muchos se pondrán en marcha hoy para cambiar el mundo, para presenciar el inicio de un nuevo comienzo.

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Llegáis a Puerto Esmeralda por separado.
El orden de roleo es:
Eliwood
Elenya
Romanzha
Sundea
Jack
EllyJ

Los grandes cambios en la naturaleza del campo de batalla y todas las adversidades que se opusieron en la batalla entre Kvothe y yo fueron tales que nos vimos obligados de abandonarla y refugiarnos en nuestros respectivos territorios. La conjunción astral que había tenido lugar en medio del combate, nos hizo ver, a Kvothe y a mi, que algo mucho más importante reclamaba nuestra entera atención.

Volando, llegué velozmente hasta la ciudad. Además, tuve suerte, ya me encontraba en el mío. Gracias a que la batalla había dejado de lugar a la guerra que se hubiera avalanzado encima de Puerto Esmeralda, todo se podía ver... ¿¡En caos!? Los hechos que habían secundado la batalla y obligado a que ésta se postergara dejaban un panorama más que bizarro. Objetos cotidianos del día a día se revelaban hacia las personas: aunque en la zona de vueloel viento no era especialmente fuerte, cerca del suelo se podía ver como los objetos alzaban el vuelo y se alejaban de sus correspondientes sitios. Ahora solo se podía ver sombreros, utensilios y papeles, pero en el suelo se veía objetos varios como tochos, vigas, árboles... También podías ver desniveles donde antes habían unas avenidas perfectamente planas, fuegos que quemaban las casas, pero no alumbraban... La noche aún complicaba más las cosas, si a eso se le podía decir noche. Un perenne crepusculo asolaba la ciudad. Por suerte, lo peor ya había pasado, parecía que los elementos se habían tranquilizado.

Decidí bajar en una de las pocas plazas que habían quedado intactas después del descontrol. Antes de tocar el suelo ya había recuperado mi forma humana y empecé a buscar con los ojos cualquier oficial que estubiera por la zona. En seguida encontré a un pobre soldado llevando a cabo la maniobra de evacuación que habíamos diseñado para casos similares.

- Soldado, ¿donde se encuentran tus capitanes? - le pregunté.
- Señor, por favor, váyase en dirección a... - se giró y dejó de emitir sonidos, no me había reconocido y al verme creyó que la había fastidiado.
- Tranquilo, lo estás haciendo perfectamente, tú sólo me tienes que decir donde puedo encontrarlos e informarles de todo lo ocurrido - le dije con voz comprensiva. Bajo la mirada, pensativo y con el dedo me señaló a la antigua Cambra de los Lores - Muchas gracias y muy buen trabajo, espero verte pronto y darte tu merecido.

Con eso, cambié mi dirección y me dirigí hacia la Cambra de los Lores. Debía ser informado de cómo se encontraban el resto de los territorios rebeldes y poder determinar un protocolo de acción. Se avecinaban problemas nuevos, problemas que, aunque no sabía bien, bien, qué eran, harían temblar todo el mundo conocido.

Estos últimos mese había sido completamente extraños, apenas había visto a las pocas personas que conocía más o menos bien o por lo menos en las que confiaba en Idhún, pero había ganado muchísimo, había recorrido prácticamente todo desde que salí siendo una maga consagrada de Awinor, había conocido las demás torres de magia y algunos de los más emblemáticos lugares del continente donde me encontraba. Los oráculos me habían llamado especialmente la atención, pero apenas pude verlos ya que pasaba algo extraño con los oyentes por lo visto.

Cuando vivía en la tierra al tener padres idhunitas no había conocido ninguna religión que no fueran la de los seis pero al estar en la tierra no la habían practicado abiertamente así que yo no la conocía ni practicaba especialmente.

Finalmente como no, la cabra siempre tira para el monte y allí estaba yo en los reinos de Nandelt, a pesar de que no era aconsejable por mi propia seguridad quería ver Shia, el lugar donde tendría que haber crecido pero en cambio nunca había llegado a conocer o por lo menos nunca que llegase hasta mis recuerdos. Pero obviamente no era bien recibida por el nuevo rey, sin embargo había llegado a Puerto Esmeralda, en el reino de Nanetten. Al principio daba la impresión de haber vuelto a una ciudad terrestre, toda llena de vida, ajetreo y gente, pero no pasó mucho tiempo hasta que se confirmo que no era así, seguía en Idhún, solo en Idhún se podían armar semejantes jaleos.

Una conjunción astral, todo el mundo parecía haber olvidado lo que ocurría y no podían apartar las miradas de los tres soles y las tres lunas que formaban un hexágono en el cielo. Un conjunción solo se producía por dos cosas, una buena y una mala, por la buena cada ciento y pico de años, entonces era un gran acontecimiento muy esperado, pero no era en este momento. Por las malas... por las malas solo podían significar problemas, la última vez, tenía entendido, había supuesto la casi extinción de unicornios y dragones además de una increíble invasión de los shek y una guerra entre siete dioses que casi acaba con toda vida en Idhún.

De un momento a otro lo que parecía una mañana noche normal se transformó en toda una pesadilla, los objetos salían disparados por todas partes y la gente no dejaba de correr, me vi obligada a seguir la corriente de personas hasta que conseguí llegar a un callejón poco transitado y poder seguir mi propio camino, era un extraño presentimiento pero sabía que mi lugar no estaba con toda esa gente, además era una maga consagrada, quizás pudiera hacer algo.

Llegué hasta una plaza que parecía menos dañada por el escándalo en la cual había soldados desalojando, apenas presté atención a nadie, allí parecía estar todo bien dentro de lo posible, pero no entendía por que me daba la impresión de que era allí donde tendría que estar, como si una fuerza mayor lo quisiera. Fue entonces cuando se oyeron gritos y a los soldados indicando a la gente que se alejara, un incendió iniciado en alguna de las casas circundantes. Me acerqué a prisa, pasando bastante de las indicaciones de los soldados -chica!, eh chica! vuelve aquí, es peligroso! - escuché varias voces a mi alrededor - soy maga! - grité de vuelta como si esa fuera la excusa para todo. Era una suerte que fuera fuego, mi elemento, a lo que había dedicado prácticamente todo mi tiempo durante los últimos meses. Formulé los primero hechizos más básicos para tratar de controlar las llamas mientras pensaba algunos mas elaborados, pero entonces vi a un hombre, era el mismo que estaba hablando antes con un soldado, concentré los hechizos en la zona más cercana ahí, las llamas aún no estaban demasiado extendidas por lo que estaba cerca de él y a al mismo tiempo quizás no superase demasiado mis posibilidades en el campo de la magia poder apagarlo - debería hacer caso a los soldados y alejarse de aquí, es peligroso - le dije mientras volvía a centrarme en las llamas y los hechizos, estaba consiguiendo disminuirlo, al igual que cansarme.

Una presencia oscura se aparece en el lugar. Solo la detecta Jack. Estas persona lleva indirectamente el okami.

-Hola portadores de mis armas! -dice la oscura pero sorprendente melodiosa voz. -He venido a avisaros de una cosa muy importante. Los Seis han regresado y quieren destruir al Séptimo. Los reyes, que nos habíamos separado de él y creado imperios prósperos, hemos sido obligados a colaborar con el Oscuro de nuevo. Se avecina una guerra y no me apetece nada que la decidan los dioses. Os animáis a uniros a mi? No os pido una respuesta inmediata, ni siquiera que vengáis conmigo. Solamente os pregunto si estarías dispuestos a seguirme.

La presencia sigue allí, esperando la respuesta.

Off: El mensaje está en plural porque es un retransmisión a todos los que lleven el okami.

Controlar el incendio que había comenzado cada vez se hacía más difícil, tener las casas pegadas unas a otras en torno a la plaza solo había servido para que el fuego se propagase antes por ellas, si trataba de controlar un extremo se extendía por el otro, cuando iba a limitar el otro se extendía el que tenía controlado, era solo una maga consagrada y estaba yo sola, aquello era demasiado para mi, por lo que mientras iba llegando gente probé todos los hechizos que recordaba haber aprendido, modificándolos en partes y mezclándolos para obtener el mismo resultado. Nada.

Lo dejé estar cuando notaba que estaba agotándome considerablemente y me fijé en las personas que se iban congregando a mi alrededor. Primero llegó una chica, varu cosa realmente sorprendente pero que realmente tenía razón, ese fuego no era controlable para mi magia, aunque discrepaba en generalizar ese hecho, quizás un sabio o mejor un archimago, o con ayuda, pero parecía que había escasez de magos en puerto esmeralda en aquellos momentos - el agua podría apagarlo, pero necesitaríamos un mago de Kazlunn - tenía conocimientos muy básicos respecto a lo que era el conocimiento de magia relacionado con el agua, tan básicos que eran casi nulos. - si los dioses han hecho eso, salir de aquí sería lo más prudente, y aunque no lo hayan hecho también, le plaza es un circulo y aunque este abierto por las calles no nos convendría estar aquí si se cierra -miré a mi alrededor el fuego solo se había extendido aún por un sector de la plaza, algunos soldados trataban de apagarlo inútilmente pero por lo general solo se estaba extendiendo.

Llegó otro chico, este humano, rubio y bastante despreocupado de acercarse a las llamas sin temor, pero parecía dispuesto a ayudar - seguramente, aunque los soldados habían desalojado a la mayor parte de las personas de esta zona cuando yo llegué - en ese aspecto el cuerpo militar de la ciudad había hecho un gran trabajo, aunque seguían escuchándose gritos y jaleo por todos los rincones de la ciudad, aquello era un desastre, prácticamente una ratonera y estábamos todos atrapados por igual.

El hombre al que le había dicho que se fuera se acercó también a nosotros, no había mucho que ninguno de nosotros pudiera hacer más que observar la capacidad destructiva del fuego. El ambiente empezaba a estar bastante cargado con aire espero y caliente, además de la cantidad de humo y ceniza que desprendían las casas no quedaba mucho para que aquello fuera verdaderamente irrespirable. Levanté la vista al cielo y allí seguía, la conjunción astral, que parecía la causa de todo aquello, aún dominaba el cielo, matizándolo de un azul rojizo que enfrentaba la noche de las tres lunas y el día de los tres soles, un hermoso espectáculo visto desde el más horrible de los escenarios. Quizás la varu tuviera razón, pero si aquello era obra de los dioses, los seis y el séptimo, se avecinaban tiempos bastante complicados para todos.

Volví a la tierra cuando el hombre que se había acercado gritó, lo miré por un momento, se había llevado las manos a la cabeza, parecía realmente sobrepasado por los sucesos que nos rodeaban y entonces se hizo el silencio. Todo el caos a nuestro alrededor seguía allí pero ya no gritaba, el hombre también parecía notarlo, miré la plaza, sorprendida, podía ver a soldados moviendo la boca pero no salía sonido alguno de ellas, pude ver como gritaban a una mujer atrapada en un balcón con un bebé en brazos y una niña de no mas de cinco años agarrada a sus faldas, el fuego se acercaba a ellos. Mi primera reacción fue tirar de habilidad mágica, pero fue como si empujar un pesado muro de hormigón, lancé el hechizo sobre el fuego pero este ni lo notó - dioses... esto es...- no encontré palabras pero fue agradable oir por lo menos mi voz, me quedé resignada viendo como los soldados trataban de sacar a la mujer y los niños de allí, viendo como el fuego quemaba hasta los cimientos Puerto Esmeralda y que, como estos eran de madera, estos se derrumbaban sin más, con la facilidad que se derriba soplando un castillo de cartas, como si esas casas no fueran el hogar de tantas personas, el lugar en el mundo de la gente a la que los soldados aguantaban a una prudente distancia, resignada a ver como todo lo que era su vida se consumía en fuego. Si aquello era obra de dioses, no podían ser dioses buenos.

Un punto y seguido empezó. La vaguedad de los sentimientos, el repentino ataque sin sentido, la unión entre la varu y yo se materializó. Aún no sabía cual era mi cometido ni el porqué de esa unión tan extraña pero tenía la seguridad de que los dioses habían relatado esa historia. Ahora sabía que uno de ellos había depositado en mi un gran poder, Aldun, dios al que siempre le adoré por parte de mi madre. Intuía que una gran y larga epopeya nos esperaba, debíamos de hacer frente muchos peligros ya que el Séptimo acechaba en cualquier lugar, ávido de resolver nuestro fin de inmediato. Dos sentimientos volaban por mi cabeza, el orgullo de toda una raza que había a mi lado por conseguir el favor del dios Aldun, pero también el temor del fallo oscurecía cada recoveco de mi ser, terror ante no poder estar a la altura de lo encomendado, fuese lo que fuese. Muchas cosas fueron reveladas, pero aún seguían muchas más por resolver, demasiadas. ¿Siervos del Séptimo a nuestro acecho? Deben de ser los reyes de los diferentes reinos, ¿pero ellos solos iban a ensuciarse las manos para matarnos? Aquí había algo que me olía mal, ante una misión de tal envergadura no pensaba dejar que nada empañara mi vista. Sabía que podía confiar en la varu pero, ¿y los demás?

Una vez el poder de Aldun me fue descubierto, pude ver que la joven varu estaba en el suelo. Había perdido la consciencia durante todo lo que había sucedido. Me dirigí hacia ella sin dudar para ver si la podía ayudar: le tendí mi mano y con una sonrisa de oreja a oreja le pregunté: "¿Estás bien?".

Cuando todo se había silenciado, la conjunción dejó de ser algo brillante y poderoso en el cielo, las nubes empezaron a oscurecer el ambiente y se levanto un fuerte viento que agitaba las lenguas de fuego que se iban propagando de casa en casa por todo Puerto Esmeralda llenando el clima de calor, impotencia y desesperación.

Ahogué un grito cuando de buenas a primeras sentí la cálida cercanía del fuego y al volver a fijar la vista en el reducido grupo, el primero hombre al que yo le había dicho que se marchara estaba envuelto por el fuego pero... no parecía estar convirtiéndose en ninguna salchicha frita, quise tirar del fuego, controlarlo y apartarlo de él pero aquello no era fuego normal, algo muchísimo más poderoso lo controlaba y regía en su movimiento, manteniendo lo entrono al hombre.
Apenas unos momentos después las nubes que habían oscurecido el cielo estallaban en silencio, rociándolo todo con su lluvia, el agua y el fuego parecían competir por hacerse con el dominio de la desgracia de Puerto Esmeralda pero dada la circunstancia, al agua era mucho mejor aliada que las llamas del fuego.

Pero lo más increíble surgió después cuando la chica varu alzó los brazos y tomó control de la tormenta, fortaleciéndola, al mismo tiempo que el hombre apagaba el fuego con una simple gesto de la mano. Finalmente todo terminó y solo quedábamos nosotros cuatro en la plaza, nos acercamos a la chica quien no parecía del todo bien - que ha sido todo eso? - pregunté curiosa al mismo tiempo que verdaderamente impresionada.

Antes de que nadie pudiera responder a ninguna pregunta se escuchó una voz y todos dirigimos a ella las cabezas. Al principio no me di mucha cuenta de quien era, ¿elegido de los dioses? - pero que estas...? -me callé ya que sin necesidad de formular la pregunta al completo ya había llegado yo solita a la conclusión - ah... ya- aquellos hechos inexplicables no podían haber sido más que obra de dioses, por muy extraño que quedase dicho. Cuando me fijé mejor en el hombre, me quedé mirandolo con los ojos muy abiertos, ya decía que me sonaba de algo, no lo había conocido mucho pero siendo de las pocas personas que si había conocido desde mi llegada era difícil confundirlo, o eso imaginaba, podría ser... -¿Kvothe?

Off: pido moderación. Además de hacer un claro metarol diciendo que logras escapar, existe dos hechos bastante más transcendentes; mi pj tiene medios sobrantes para seguir tu rastro (no los pienso nombrar), y más allá de eso, el también ha sido rey de puerto esmeralda (más tiempo que tú) y conoce esos túneles al igual que tú (en el caso de que existan de verdad).
Otro hecho importante es que no has entendido lo que realizo con las nubes; a menos que comiences a correr como un loco hacia las calles del fondo, no alcanzarás una nube de ceniza lo suficientemente densa para "ocultarte". Las nubes están de fondo como una niebla, acercándose lentamente sin permitir ver lo que hay más allá; en ningún momento narro que esas nubes me ocultan, y aún menos que me obstruya la visión... puesto que yo soy quien controla la ceniza, es así.

Otro pequeño detalle es que dastan también está en el tema, observándoos desde las sombras...

En definitiva, solicito que borres tu post en awa por metarol, y que edites tu post actual.

La nube se estrecha, dificultandonos la misión, como quieres que interprete eso? Si nos rodea, quiere decir que los de dentro no pueden ver lo de fuera ni los de fuera lo de dentro, eso es lo que utilizo.

Si no te gustan túneles, ponle de nombre alcantarillado por el cual se puede llegar a cualquier sitio. La cuestión no es el nombre que el pongas, tu estas con la nube esa, cuando vayas a hacer cualquier cosa, nosotros ya no estaremos allí. Puedes buscarnos, pero ya llevaremos mucho camino hecho (ya estaremos fuera de Puerto Esmeralda porque tampoco es tan grande la ciudad).

Tienes razón que puede ser que me haya pasado diciendo que conseguimos escapar así por las buenas tan fácilmente, así que si quieres modifico esta parte y todos contentos

Off:Como se ha dicho, Eli...se pide moderación, no tu opinión respecto al tema.

P.D.:Las ciudades medievales no tenían alcantarillado

Moderación

Bien, mi opinión, objetiva, es la siguiente. Es cierto que Eliwood no debe decir que ha logrado escapar, pues puede que Kvothe tenga alguna forma de conseguir atraparle, pero tengamos en cuenta que, tal y como se ha dicho, la nube de cenizas dificulta la visión... Yo en esto opino como Eliwood, diste a entender esto, al igual que sería cualquier otra nube de estas... Respecto a los túneles/alcantarillado, debo decir que no hay ningún problema con respecto a esto... Primero porque esto es Idhún y no es igual que la Edad Media de la Tierra, y además, aunque lo fuese, en esa época, sí que había túneles subterráneos...

En definitiva: Por mí se puede seguir tal y como está, además, así se le da más vida a la Trama.. Pero si no os gusta la idea, antes de borrar el post de Eliwood habría que eliminar el último de Kvothe, pues, como ya dijo Eliwood, tenía que haber esperado. Aunque tenga que esperar 20 días...

Este es mi veredicto.

No sabía mucho de Kvothe aparte de que era una aliado y algo más de Aira, por lo que recordaba había estado con el Séptimo en los tiempos que lo conocí, pero no lo había vuelto a ver desde entonces, no sabía mucho que había sido de nadie realmente pero tampoco es que en sus momento hubiera hablado mucho con él, me sorprendió que me recordara.

Pero en un momento pareció como si con sus palabras provocase el extraño fenómeno que sucedió a continuación. Toda la ceniza y humo que quedaba de las casas circundantes empezó a aglomerarse formando una nube cada vez más espesa a través de la cual costaba ver y hasta respirar. Solté un grito cuando de buenas a primeras alguien tiró de mi luego escuché la voz del hombre que había visto en primer lugar, giré la cabeza tratando de volver a ver a Kvothe entre la densa nube, pero resultó completamente imposible. bajamos por una trampilla a una red de túneles que me resultaba completamente desconocida y hasta me sorprendió que estuvieran allí, pero me sentí agradecida cuando respirar dejó de ser un problema. El hombre nos hizo correr entre los túneles, aunque viéndose obligado a frenar su ritmo ya que por lo menos yo apenas era capaz de seguirlo. Para cuando llegamos al puerto estaba completamente agotada, tanto que no puse pega cuando subimos al barco, algo dentro de mi loca cabecita me decía que era allí donde tenía que estar.

off: no me ha quedado muy claro si seguimos así, si esta mal decidme y borro >.<

Cuando estéis preparados para avanzar, acudid al lugar del encuentro...

http://www.rolmemoriasdeidhun.com/t3356-trama-los-caminos-se-cruzan